EN CURSO LEGAL
Miquel Roca Junyent
Jurista, padre de la Constitución y
Premio Puig Salellas 2024
“Ninguno de los problemas que hoy tiene planteados España tiene su origen o su causa en la Constitución”
SANDRA PURROY
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Miquel Roca Junyent es licenciado en Derecho por la Universitat de Barcelona. Abogado ejerciente desde 1962, su figura es indisociable de la Constitución española de 1978, de la que fue uno de los siete ponentes a los que se encomendó su redacción.
Su apuesta por un Derecho y una sociedad cimentados en el consenso y el diálogo, con unos valores profesionales y sociales basados en el respeto institucional, y su compromiso constante con el Estado de Derecho y el progreso social, le han hecho merecedor del Premio Puig Salellas 2024, el máximo galardón que otorgan anualmente los notarios de Cataluña.
Acaba de recibir el premio Puig Salellas. ¿Cómo valora el ser merecedor de este premio?
Recibir un premio que lleva el nombre de Puig Salellas representa para mí una ilusión, pero a la vez un enorme honor, porque fue una persona y un referente clave en la gran tradición jurídica de Cataluña. Fue un notario extraordinario y dentro de sus méritos y de su trayectoria está el haber conservado, vivificado e impulsado el derecho Civil de Cataluña, en el que tuvo un papel fundamental. Por ello tiene sentido que el Colegio Notarial de Cataluña otorgue un premio con su nombre y para aquel que lo recibe es una enorme satisfacción.
«EL DERECHO ES UNA REGULACIÓN CONVIVENCIAL QUE SE INTEGRA Y SE PRACTICA DESDE EL ACUERDO»
Usted tuvo relación con el notario Josep Mª Puig Salellas…
Sí, compartimos vivencias y proyectos. Él me ayudó mucho a partir del momento en el que a mí me correspondió participar en la elaboración de la Constitución, en lo que hacía referencia a la competencia sobre la legislación civil de las comunidades autónomas que tienen un Derecho Civil propio. Además, él fue presidente del Consejo Social de ESADE y yo de la Universitat Pompeu Fabra, y mantuvimos una relación muy frecuente e intensa en el tema de la ley de universidades, sobre la necesidad de que la Academia se acercase al mundo profesional.
¿Qué importancia le atribuye al consenso, al pacto?
Los juristas somos gente de pacto. Sabemos que el Derecho es una regulación convivencial que se integra y se practica desde el acuerdo. Y tiene un motor que es el consenso, que los juristas hemos aprendido en el ejercicio de la profesión. Hemos de ser capaces de situar la discrepancia en lo que sea estrictamente imprescindible. La discrepancia innecesaria nos aleja del buen sentido del Derecho.
46 años después de la aprobación de la Constitución española, ¿podemos considerarnos una democracia madura?
Seguro. Además, esta es la primera Constitución en la historia de España que ha sido sometida al referéndum del pueblo. Esto es insólito y le da un gran valor. Algunos plantean la necesidad de reforma de las bases convivenciales que definimos en 1978, pero en todo caso hoy sabemos que ninguno de los problemas que hoy tiene planteados España tiene su origen o su causa en la Constitución. Aunque podemos encontrar discrepancias en temas como la política de vivienda, las pensiones, el paro, el desarrollo económico o la política fiscal, todo ello encuentra su cauce de expresión y de materialización de la discrepancia en la Carta Magna.
«EL NOTARIADO TIENE UNA GRAN FUNCIÓN DE ACTUALIZACIÓN DE LA NORMA. POR LA VÍA DE LA PRAXIS, INCORPORA A LA INTERPRETACIÓN DEL DERECHO LO QUE DESDE SUS DESPACHOS VIVEN CADA DÍA»
En cuanto al Derecho civil, ¿qué papel atribuye a los notarios en su construcción y conservación?
Los notarios tienen un papel importantísimo, porque el Derecho se actualiza a través de dos grandes vías: una es la jurisdiccional y la otra los notarios y la escritura pública. La jurisprudencia sirve para esta función interpretativa de la norma; actualizarla es una forma de adaptar el Derecho al cambio. Y los notarios y la escritura pública recogen la historia viva y la evolución de un país. El Notariado tiene una gran función de actualización de la norma; por la vía de la praxis el notario es capaz de incorporar a la interpretación del Derecho lo que desde sus despachos viven cada día. La aportación que los notarios realizan a la vida jurídica ha sido históricamente, y lo es ahora, de una gran trascendencia. El modelo español de la fe pública es un modelo muy propio, singular e histórico y ha prestado un servicio extraordinario, sin duda alguna, a la construcción jurídica en España.
¿Cuáles cree que son actualmente los retos jurídicos mas importantes que tenemos en nuestro país?
De entrada, hay un reto muy importante: necesitamos modernizar la Justicia y esta requiere de más recursos. Se están haciendo esfuerzos necesarios, pero todavía son insuficientes. Vivimos en una sociedad garantista, que acude a la Justicia constantemente y esto requiere multiplicar la infraestructura jurisdiccional en España. Un segundo punto son los retos que plantea la digitalización y la Inteligencia Artificial, que tienen un impacto que más adelante será positivo, pero ahora solo es preocupante. Habrá que dotar a la Justicia y a todos los operadores del mundo jurídico de mecanismos que puedan resolver este impacto. El tercer punto es que en el orden jurídico europeo hemos constitucionalizado la libertad de información, y ahora hay que luchar para que la veracidad de la información sea el dogma. Ser tolerante con la desinformación, con las fake news, con la mentira, tiene un coste muy caro. No es coyuntural, puede ser de larga duración si no nos enfrentamos a ello con todo el coraje. Nos ha costado mucho ganar la libertad de información y no la podemos perder porque el rumor, el bulo, la mentira, sustituyan la veracidad. Las amenazas son muy fuertes, porque detrás de la desinformación lo que hay es una lucha por el poder; y poder solo debe haber uno: el de la soberanía popular. Y la soberanía popular para ejercer su poder tiene que estar bien informada. La veracidad de la información es fundamental; aquí hay una amenaza en estos momentos, y el Derecho tendrá que estar muy presente en ese combate porque nos jugamos mucho.
¿Cómo valora el actual sistema de seguridad jurídica que tenemos en España?
Los notarios hacen una aportación muy importante en el campo de la seguridad jurídica en España. El concepto se formula de manera muy similar con el transcurso del tiempo, pero ha ido ganando terreno en exigencia y en este momento hay muchas cosas que afectan a la seguridad jurídica, como un exceso de burocracia, que puede perjudicarla, o la capacidad de legislar a impulsos, que también la afecta. Si tuviese en este momento que volver a reformular algún concepto constitucional, añadiría que la Justicia es para nosotros la expresión de un concepto muy importante, que es el de la seguridad jurídica. Y la falta de seguridad jurídica a quien más perjudica es siempre al más débil. Durante mucho tiempo se hablaba de la seguridad como un concepto pequeño burgués, pero no es así. Es un concepto de progreso, y las clases más populares son las que pagan un coste mayor si hay inseguridad. Hoy debemos luchar una barbaridad por la seguridad jurídica porque muy a menudo chirría. Por ejemplo, la presunción de inocencia en nuestro entorno ha muerto y se ha sustituido por la presunción de sospecha, y esto es una gran debilidad, porque hacer justicia sobre unas bases tan mediatizadas se hace muy complicado y nos perjudica a todos. Tenemos que volver a repensar el Derecho con bases filosóficas y de alto contenido ético.
«EL MODELO ESPAÑOL DE LA FE PÚBLICA ES UN MODELO MUY PROPIO, SINGULAR E HISTÓRICO Y HA PRESTADO UN SERVICIO EXTRAORDINARIO, SIN DUDA ALGUNA, A LA CONSTRUCCIÓN JURÍDICA EN ESPAÑA»
¿Y qué papel atribuye, más allá del mundo jurídico, a la participación de la sociedad civil?
La sociedad civil tiene un papel importantísimo: el de aportar al legislador y a la Administración la realidad próxima. La política es muy difícil, y a menudo se acomoda a una cierta distancia de la realidad social. La sociedad civil está inmersa en la realidad; la conoce, la vive. Y debe acercar esa realidad al mundo político. Hoy, participar políticamente no es simplemente un monopolio del mundo político; también hay operadores sociales, cívicos, que tienen la expresión de una voz que el mundo político debería tener muy presente.
«LA FALTA DE SEGURIDAD JURÍDICA A QUIEN MÁS PERJUDICA ES SIEMPRE AL MÁS DÉBIL»
¿Cómo ve el encaje del mundo académico con el mundo profesional?
Trabajamos en crear este puente. Cuando yo estudié, en Derecho los exámenes se basaban en la memorización. Ahora aprieto un botón y tengo acceso a toda la información, artículos, doctrina, sentencias. Pero hay que aprender a estructurar las cabezas de una manera jurídica.
¿En qué principios se basa esta estructuración?
Hay que estructurar los grandes principios, porque es en ellos donde luego aplicamos lo que la práctica diaria nos dice. El Estado de Derecho son grandes principios y si estos se ignoran o no se estructuran, a veces fallamos en nuestra función. La legislación debe ser clara, porque la norma debe ser comprendida por la gente a la que se destina. Todo debe encajar para no generar problemas. El ciudadano debe estar mucho más cerca del Derecho y las cosas se cumplen cuando las entiendes. Aquello que no se entiende genera un grado de incumplimiento brutal.
¿En general cree que se legisla demasiado?
No diré que hay demasiadas leyes, pero sí que es un refugio ante la incapacidad de resolver problemas. El Derecho no descansa únicamente en la ley, es mucho más; a veces se basa en la simple respuesta de un funcionario en una ventanilla. Cuando se habla de simplificación administrativa, hay fundamento para hacerlo. La complejidad de la norma y la dificultad para cumplir con ella genera incumplimiento. Deberíamos poder proponer que los que tienen alguna responsabilidad para construir el futuro se sienten a debatir sobre ello. Debemos repensar muchas cosas. Queremos dar la sensación de que con muchos requisitos se cumple mejor la norma, pero no es verdad.
¿Ve voluntad de repensar esta cuestión?
No la veo demasiado. Los que pueden plantearlo saben que este proceso es lento y sus consecuencias también; tardarán 10 o 15 años en verse. Hay que empezar por pequeños acuerdos. He participado en comisiones del Ministerio para opinar sobre determinadas leyes y recientemente asistí a una audiencia previa en un juzgado en que se fijó para dentro de un año la siguiente sesión. No es culpa del juez, pero esta es la imagen que trasladamos al ciudadano que quiere confiar en la ley, en la norma y en la Justicia, y ve que de lo suyo se hablará dentro de un año.
«TENEMOS QUE VOLVER A REPENSAR EL DERECHO CON BASES FILOSÓFICAS Y DE ALTO CONTENIDO ÉTICO»
¿Si la justicia no es ágil, no es justicia?
El juez dirá que no tiene más medios, con razón, pero hagamos lo que sea necesario. Si la Justicia y el Derecho se devalúan, todo el edificio se tambalea. No hay ningún país que, sin libertad, sin Derecho y sin Justicia haya progresado. Siempre se acaban pagando muy caro estas ausencias. Trabajemos para construir Estados de Derecho.
Si quisiera dejar un legado, como padre de la Constitución, ¿cuál sería?
No tengo la pretensión de dejar ningún legado. Pero sí puedo hacer una cierta recomendación: si quiero ser respetado, debo aprender a respetar. Si se desarrolla esta idea, le aseguro que con eso se puede construir cualquier cosa. Nadie tiene derecho a exigir respeto si no aprende a respetar. Esto tiene que ver mucho con la Justicia. Empecemos por aquí.