ÁMBITO EUROPEO

ASÍ ESPERA VOLVER A EUROPA EL REINO UNIDO

Londres desea volver al corazón de la política del Viejo Continente al menos en las áreas de seguridad, defensa y migración ilegal… y la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, la inquietante evolución de la guerra de Ucrania y la receptividad de Bruselas han acelerado los acercamientos.
GONZALO TOCA

Los puntos de inflexión del deshielo no dejan de sucederse. El primer ministro británico, Keir Starmer, asistirá a un encuentro inédito desde el Brexit con los líderes de los 27 estados comunitarios en febrero. Y su intención es cristalina: quiere que le sirva para avanzar hacia “el reseteo” de las relaciones después de que David Lammy se convirtiera, en octubre, en el primer jefe de la diplomacia británica en acudir a una reunión de ministros de Exteriores europeos.

Primeros pasos

Los movimientos no se limitan ni mucho menos a un ramillete de fotos bonitas. En otoño, Reino Unido firmó acuerdos sobre seguridad con Rumanía y Alemania. Además, Londres ha nombrado oficialmente a un negociador para reconducir unas relaciones con el Viejo Continente muy dañadas desde el mandato de Boris Johnson en Downing Street. Finalmente, Keir Starmer ya se ha reunido en París con Emmanuel Macron y en Bruselas con la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.


LOS OBJETIVOS DE DOWNING STREET SON AMBICIOSOS. BUSCA, SEGÚN EL ‘FINANCIAL TIMES’, UN PACTO CON BRUSELAS QUE PIVOTE EN TORNO A LA SEGURIDAD E INTELIGENCIA ARTIFICIAL


Antes de Navidades, Francia dejó de oponerse a que las empresas extracomunitarias accedieran a los subsidios redoblados con los que la UE va a impulsar su industria de defensa y el nuevo ejecutivo británico aceptó que los aviones antisubmarinos alemanes operen desde una base escocesa para proteger el Atlántico Norte de la creciente amenaza de Rusia. David Odalric de Caixal i Mata, director del Área de Seguridad y Defensa de INISEG, recuerda además que “Alemania y Reino Unido también colaborarán en la creación de nuevos drones, tanto terrestres como aéreos, así como misiles de largo alcance”.

Los objetivos de Downing Street son ambiciosos. Busca, según el Financial Times, un pacto con Bruselas que pivote en torno a la seguridad y que abarque tanto defensa como cuestiones energéticas y migratorias. Tampoco están satisfechos con los acuerdos comerciales que se firmaron con el Brexit y creen que pueden conseguir un tratamiento más favorable para los bienes y servicios británicos ahora que las relaciones con Europa ya no son tan frías.

Sin embargo, como en cualquier negociación, los protagonistas no solo han dejado entrever las oportunidades, sino también las líneas rojas. Por ejemplo, una cosa es que Francia haya aceptado que empresas extracomunitarias (¿británicas?) accedan a subsidios de defensa de la UE y otra muy distinta que París esté dispuesta a que superen un porcentaje minoritario. Keir Starmer, por su parte, también ha insistido en que resetear las relaciones “no es lo mismo que revertir el Brexit o volver a entrar en el mercado único o en la unión aduanera”.

El libre tránsito de personas está descartado, pero los europeos podrían contar con facilidades para estudiar en tierras británicas. Y esto no es una cuestión menor, porque uno de los motores del divorcio británico de la Unión Europea fue la oleada masiva de inmigrantes de la que la población acabó responsabilizando a Bruselas.


EL LIBRE TRÁNSITO DE PERSONAS ESTÁ DESCARTADO, PERO LOS EUROPEOS PODRÍAN CONTAR CON FACILIDADES PARA ESTUDIAR EN TIERRAS BRITÁNICAS


Oleada migratoria

Es verdad que ahora todo es distinto. La migración comunitaria está en números negativos desde hace dos años y la migración ilegal extracomunitaria, que llega en pequeños botes, ha despegado. Según datos oficiales, estas llegadas por mar pasaron de menos de 2.000 en 2020 a más de 8.000 en 2021, 45.000 en 2022 y casi 30.000 en 2023. Los resultados iniciales de 2024 apuntan a cifras parecidas a las del año anterior, lo que no sería precisamente una buena noticia.

Además de la gran oleada migratoria, que difícilmente puede contener Londres sin más ayuda de los países vecinos, todo parece indicar que a Downing Street le inquietan los peligrosos avances en la guerra de Ucrania y la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, dos asuntos que han acelerado las negociaciones con la Unión Europea.

En Ucrania, advierte David Odalric de Caixal i Mata, “nos encontramos en medio de una escalada bélica marcada por las amenazas del Kremlin, la incorporación de tropas norcoreanas al teatro de operaciones en apoyo de Rusia y el lanzamiento por parte de Ucrania de misiles de largo alcance con procedencia británica (Storm Shadow) y estadounidense (ATACMS)”.

Las naciones occidentales, matiza el experto, “se habían mostrado reacias a permitir el uso de estas armas hasta ahora, por temor a que pudiera llevar a los miembros de la OTAN a un conflicto directo con Rusia… y sus temores se han visto confirmados, ya que la administración de Putin ha amenazado con escalar el conflicto con armas nucleares”.


TODO PARECE INDICAR QUE A DOWNING STREET LE INQUIETAN LOS PELIGROSOS AVANCES EN LA GUERRA DE UCRANIA Y LA VICTORIA DE DONALD TRUMP EN ESTADOS UNIDOS


La victoria de Donald Trump en las elecciones de noviembre también ha impulsado el ritmo de las negociaciones entre Londres y Bruselas. Reino Unido aumentó tras el Brexit su dependencia hacia Estados Unidos y ahora podría necesitar reequilibrar la balanza para no estar en manos de un inquilino de la Casa Blanca notoriamente imprevisible. En paralelo, Trump ha amenazado con imponer aranceles generalizados del 10 al 20% a las importaciones, algo que puede impactar sobre todo a la UE y, en menor medida, al Reino Unido.

Finalmente, como advierte la analista de Chatham House, Olivia O’Sullivan, “en materia de defensa y seguridad, el compromiso de Trump a largo plazo con la defensa colectiva a través de la OTAN está en duda, y su desdén por los países europeos que gastan porcentajes mínimos de su PIB en defensa es muy claro”. La Alianza Atlántica es el medio principal por el que los miembros del bloque comunitario y Reino Unido coordinan el despliegue internacional y conjunto de sus tropas y recursos militares.

Por todo ello, es evidente que Londres y Bruselas se necesitan, pero también lo es que eso no garantiza el éxito de las negociaciones. Mucho dependerá de la flexibilidad y estabilidad política de países europeos como Francia o Alemania; del margen de maniobra que dejen los británicos a su gobierno para renegociar algunos aspectos del Brexit; de la propia solidez del ejecutivo de Starmer en medio del fuerte desplome de su popularidad, y de que la inquietud que representan el reto de Trump y la violencia de Putin sea lo suficientemente acuciante como para que los negociadores pongan sobre la mesa una oferta que el otro no pueda permitirse el lujo de rechazar.

Europa opina
“Reino Unido siempre ha tenido una participación indispensable en la resolución de los grandes problemas europeos”, dijo el canciller alemán Olaf Scholz. Mientras tanto, Michel Barnier, primer ministro francés, ha afirmado que “la amistad franco-británica” será “valiosa para afrontar los desafíos que tenemos por delante”. Finalmente, Sandro Gozi, presidente de la delegación comunitaria en la Asamblea Parlamentaria UE-Reino Unido, cree que la victoria de Trump es “una gran oportunidad” para acercarse a la Unión Europea.
Starmer no quiere elegir entre Europa y Estados Unidos
“La idea de que debemos elegir entre nuestros aliados, que de alguna manera estamos con Estados Unidos o Europa, es simplemente errónea», dijo el primer ministro británico Keir Starmer. “La rechazo rotundamente”, aclaró, porque “el interés nacional exige que trabajemos con los dos”.
Gran Bretaña cree que puede conseguir un tratamiento más favorable para los bienes y servicios británicos ahora que las relaciones no son tan frías.
La preocupante situación del ejército británico
Según David Odalric de Caixal i Mata, director del Área de Seguridad y Defensa de INISEG, las fuerzas armadas británicas podrían pasar de 82.000 a 70.000 soldados entre 2021 y 2026. En un contexto de desplome de las vocaciones militares y grandes desafíos geopolíticos, Londres necesita, según el experto, el apoyo de la UE y, muy especialmente, de Francia, Alemania e Italia para que su ejército no pierda capacidad operativa.