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DE LOS 42,7 MILLONES de habitantes que tiene España, 4,7 millones son extranjeros. Esta cifra está muy por debajo de los 5,8 millones de inmigrantes que llegamos a tener en el año 2011, muchos de los cuales decidieron abandonar nuestro país como consecuencia de la crisis económica. La buena noticia es que, en 2017, tras cinco años de descenso continuado, el número de extranjeros ha vuelto a crecer, con un aumento de 146.611 personas. Sin embargo, hacen falta muchos más para mantener nuestra fuerza de trabajo. En opinión de Naciones Unidas, en los próximos 30 años España debería contar con unos 12 millones de inmigrantes. Esta necesidad también existe en el resto de la Unión Europea (UE) y en otros países desarrollados. El Banco Mundial calcula que los países en desarrollo proporcionarán cerca de 1.000 millones de trabajadores antes de 2025, muchos de los cuales cubrirán las carencias profesionales de los países con más ingresos. Ya lo están haciendo en gran medida, porque los extranjeros representan el 70% del aumento de la fuerza laboral en Europa y el 47% en Estados Unidos en los últimos diez años, según la OCDE. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha afirmado que Europa necesita millones de inmigrantes y que es preciso definir políticas que den entrada a la inmigración legal.

Impulso económico. A pesar de estos reclamos, la llegada de inmigrantes ha despertado siempre desconfianza en ciertos sectores sociales, sobre todo por el temor a que quiten trabajo a la población local. Sin embargo, las investigaciones más recientes sostienen que su efecto es positivo para el PIB de los países receptores y que la población inmigrante tiene un impacto muy moderado en las oportunidades laborales de los nativos.

Recursos demográficos. La presencia de inmigrantes aporta también un gran valor demográfico a países como España, donde los índices de natalidad son muy bajos y la población está cada vez más envejecida. De hecho, la población española ha seguido creciendo desde el año 2000 gracias a la llegada de ciudadanos extranjeros. La mayoría de ellos están en edad de trabajar y son más jóvenes que los españoles: mientras la edad media de los españoles es de 43,9 años, la de los extranjeros es de 36,0 años.

Atraer talento. Para fomentar la llegada de buenos profesionales, la UE ha diseñado varias líneas de actuación, que contemplan apoyar con becas y otras ayudas no solo a los investigadores residentes sino también a los de otras nacionalidades. Entre 2014 y 2020 se destinarán casi 80.000 millones de euros a financiar todo tipo de proyectos de investigación, principalmente mediante el programa Horizonte 2020. El objetivo es elevar el nivel de excelencia de la ciencia europea y asegurar un flujo constante de investigadores de calidad para garantizar la competitividad a largo plazo de Europa.

Por Elvira Arroyo

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