ALDEA GLOBAL

75 AÑOS DE LA OTAN

Tan mayor, y vuelta a empezar. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) cumple los tres cuartos de siglo con la mirada puesta, de nuevo, en el mismo riesgo que dio lugar a su creación: el eterno enemigo del Este. Los temores tras el conflicto ruso-ucraniano han llevado a países del área Báltica a ingresar en la alianza, ante el peligro de una expansión de las hostilidades. La financiación de la organización, sin embargo, sigue siendo motivo de desacuerdos entre sus miembros y la participación económica de EE. UU. vuelve a estar en entredicho ante un posible triunfo de Donald Trump en las urnas, que ya ha advertido de que los problemas de defensa de Europa no son cosa suya, porque “America first” y no hay dinero para todo.
Con las incorporaciones de Finlandia (2023) y Suecia (2024) se duplicaron las fronteras OTAN-Rusia, al pasar de los poco más de 1.200 Km a los 2.555 Km.
MELCHOR DEL VALLE

Con motivo de otro cumpleaños redondo de la OTAN, el 50 aniversario, reinaba un cierto optimismo: la Guerra Fría era cosa de un siglo que ya se terminaba y Rusia se parecía más a un socio que a un contrincante; sobre todo porque un par de años antes había acordado que no pondría objeciones a que antiguos miembros del Pacto de Varsovia, la desaparecida alianza militar del entorno soviético que creó la extinta Unión Soviética como contrapartida a la OTAN, se unieran al Tratado del Atlántico Norte. La elección de Vladimir Putin en Rusia, tras la renuncia de Boris Yeltsin, y, sobre todo, sus maniobras para volver a la presidencia una vez cumplidos los dos mandatos a los que le limitaba entonces la constitución, permitieron ver que sus críticas a la expansión de la OTAN cerca de las fronteras rusas eran algo más que un postureo de cara a la galería interna.

 


EN 1949, DOCE PAÍSES DE EUROPA Y AMÉRICA DEL NORTE FIRMARON EL TRATADO DEL ATLÁNTICO NORTE, CON EL PROPÓSITO DE «DISUADIR EL EXPANSIONISMO SOVIÉTICO»


 

La alianza

Para poner en contexto los nuevos temores hacia el ‘Oso del Este’, cabe recordar cómo se fraguó la NATO (North Atlantic Treaty Organization). Terminada la II Guerra Mundial (más de 36 millones de europeos muertos y un continente devastado), EE. UU. decide convertirse en adalid de las democracias occidentales, además de ayudar económicamente con programas como el llamado Plan Marshall. La injerencia encubierta de la Unión Soviética en los desarrollos democráticos, por medio de los partidos comunistas locales, era palpable. Y los puntos de inflexión fueron el derrocamiento del gobierno democráticamente elegido en la antigua Checoeslovaquia, por parte del Partido Comunista (febrero de 1948) checoeslovaco, y el bloqueo de Berlín Oriental cuando la Alemania Occidental se consolidó democráticamente.

Así, el 4 de abril de 1949, diez países de Europa y dos de América del Norte firman el Tratado del Atlántico Norte en Washington: Bélgica, Dinamarca, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Portugal, Reino Unido, Estados Unidos y Canadá. Su objetivo, como explica la propia web de la OTAN, fue (y es) “servir a tres propósitos: disuadir el expansionismo soviético, prohibir el resurgimiento del militarismo nacionalista en Europa mediante una fuerte presencia norteamericana en el continente, y alentar la integración política europea”. Si cambiamos lo del expansionismo soviético por ruso, mirando de frente la intervención en Georgia (2008), la anexión de Crimea (2014) y la invasión de Ucrania (2022), es lógico que el final de este primer cuarto del siglo XXI reavive los temores.

Las sucesivas incorporaciones

La primera ampliación tuvo lugar en 1952, con la entrada de Grecia y Turquía. Tres años más tarde se une la República Federal Alemana (Alemania Occidental). Solo una semana más tarde de esta unión, se firma el Pacto de Varsovia; Guerra Fría en estado puro, por tanto. Tendrían que pasar veintisiete años, hasta 1982, para que se incorporase el décimo sexto país: España. Tan solo un año más tarde se produce la caída del Muro de Berlín, que marca el inicio de la desintegración de la Unión Soviética, y en 1990 se incluye en la alianza el resto de Alemania, una vez producida la reunificación de las dos partes en que quedó dividido el país tras los acuerdos de Yalta de 1945.

A partir de esa última década del siglo XX, y muy suavizadas las hostilidades con Rusia, la OTAN dispara por vez primera desde su creación, en febrero de 1994, en el transcurso de la guerra en la antigua Yugoslavia: derriba cuatro cazabombarderos serbobosnios que realizaban una misión de bombardeo. A punto de entrar en el siglo XXI, en 1999, y una vez firmados los acuerdos de asociación entre la OTAN y Rusia, tres países satélites de esta última, Chequia, Hungría y Polonia, se unen a la alianza en la cuarta ronda de ampliación. Cuando en 2001 se produce el atentado del 11-s, EE.UU. invoca, por primera y única vez hasta ahora en la historia, el Artículo 5, que establece que “si un aliado de la OTAN sufre un ataque armado, todos los demás aliados lo considerarán un ataque contra todos ellos y tomarán las medidas que consideren necesarias para ayudar al aliado atacado”. Los efectivos de la OTAN se ponen en marcha demostrando que lo pactado funciona. En 2004, Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia completan el grupo de los veintiséis Estados miembros en ese momento.

 


LA INTERVENCIÓN EN GEORGIA (2008), LA ANEXIÓN DE CRIMEA (2014) Y LA INVASIÓN DE UCRANIA (2022) REAVIVAN LOS TEMORES


 

El ‘oso’ se despierta

La Cumbre de Bucarest de 2008, con Putin relegado a ser primer ministro tras dos mandatos consecutivos como presidente, los citados veintiséis acuerdan aceptar las solicitudes para que Georgia y Ucrania se conviertan en miembros de la OTAN. Unos meses más tarde, tropas rusas invaden Georgia y poco tiempo después Rusia proclama que las regiones separatistas de Abjasia y Osetia del Sur son Estados independientes. Solo cinco países, además de Rusia, reconocen esta escisión y viene siendo motivo de inquietud en el seno de la OTAN. En 2009, la alianza suma otros dos miembros: Albania y Croacia, y ya son veintiocho. El número veintinueve es Montenegro (2017) y el treinta Macedonia del Norte (2020). En 2023 y 2024, respectivamente, se unen Finlandia y Suecia para completar los treinta y dos miembros en el momento de celebrar el septuagésimo quinto aniversario.

Las dos últimas incorporaciones han traído una consecuencia que no ha gustado nada al Kremlin: los kilómetros de frontera que separan Rusia de los países de la OTAN se duplicaron con creces, al pasar de los poco más de 1.200 a los 2.555. Añádase la que comparte con Ucrania, si hubiera hostilidades: demasiado frente para defender, llegado el caso. A esto hay que añadir que entre el estado de Alaska (EE.UU.) y el distrito autónomo de Chukotka (Rusia), hay solo cuatro kilómetros, si pasamos de uno a otro continente por las siempre congeladas Islas Diómedes (la Mayor en Rusia y la Menor en EE.UU.). Pero esto no parece preocupar a los seguidores de Donald Trump, que mientras fue presidente ya se estuvo planteando su aportación a la OTAN y que, como posible candidato republicano a los comicios de noviembre de 2024, viene diciendo que su país está harto de poner dinero para defender a los europeos.

Las cuentas de la OTAN

El informe de la Alianza Atlántica (marzo de 2024) previo a su cumpleaños, indica que en 2023 se destinaron más 900.000 millones de euros al mantenimiento de la organización, sobre todo a gastos militares. Pero a pesar de que un compromiso suscrito entre los miembros (2014) establece que todos dedicarían el menos un 2% de su PIB a defensa, muy pocos lo han cumplido hasta ahora, salvo EE.UU., que ha superado siempre el 3%, así que se puede entender esa sensación de ser “el que paga la fiesta” por parte de algunos estadounidenses. 2023, sin embargo, ha traído cambios en este sentido y los miembros europeos de la OTAN parece que asumen la creciente necesidad de prepararse para la guerra (si vis pacem, claro). Polonia, que es ahora el país que mayor porcentaje de su PIB destina a defensa, supera en este sentido a los americanos al alcanzar un 3,9%. EE.UU. está en segundo lugar, con un 3,49%, y en tercero se sitúa Grecia, con un 3,01%. En cifras netas, el país americano destinó a defensa cerca de 900.000 millones de euros, Polonia 29.000 millones y Grecia 6.600 millones, solo por mirar las cifras desde otro punto de vista.

 


SOLO ONCE DE LOS MIEMBROS DE LA ALIANZA CUMPLEN CON EL COMPROMISO DE DESTINAR ESE 2% DE SUS RESPECTIVOS PIB A DEFENSA


 

Obviamente, no todo el presupuesto que cada país asigna a defensa va a parar a la OTAN, como es lógico. Así, la situación es que, con los datos de 2023 sobre la mesa, solo once de los miembros de la alianza cumplen con el compromiso de destinar ese 2% de sus respectivos PIB a defensa. Polonia, que quiere elevar el pacto hasta un 3%, dice que va a intentar llegar al 4% y Alemania también está en la línea de aumentar su gasto en este sentido. En los presupuestos generales de 2024 del país germano, el único ministerio que ha visto incrementada su partida es Defensa. Pero está claro que el esfuerzo de la mayoría de los miembros puede no ser suficiente para obtener la seguridad que se ansía y tendrán que estar pendientes, si Trump llega de nuevo a la Casa Blanca, de su advertencia, hecha en febrero de 2024, de que “alentaría” a Rusia “a hacer lo que quisiera” con los países de la OTAN que son “morosos”. Esto, tachado de “vergonzoso” por Biden, ha hecho recordar a secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, “que los Estados Unidos nunca han librado una guerra solos; siempre luchan con aliados”.

Evolución del gasto en defensa

PORCENTAJE de lo que los actuales miembros de la OTAN vienen destinando a defensa sobre sus respectivos PIB (no incluye Islandia por ser país desmilitarizado). Comparativa entre los años 2015-2022 (fecha de la invasión rusa en Ucrania) y 2023.

En 2023 se destinaron más 900.000 millones de euros al mantenimiento de la Alianza Atlántica, sobre todo a gastos militares.

Preocupación en la OTAN (mayo de 2024)

Los aliados de la OTAN están profundamente preocupados por las recientes actividades malignas en territorio aliado, incluidas las que han dado lugar a la investigación y acusación de múltiples personas en relación con la actividad estatal hostil que afecta a Chequia, Estonia, Alemania, Letonia, Lituania, Polonia y el Reino Unido.

Para saber más

NATO on the map.
North Atlantic Treaty Organization. Página interactiva.

NATO Annual Tracking Research 2023.
NATO Public Diplomacy Division. Marzo de 2024.

Defence Expenditure of NATO Countries (2014-2023).
North Atlantic Treaty Organization. Biblioteca pdf. Marzo de 2024