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CLAVES DE LA OBRA

Grabador: Hans II Collaert
Atribuido: a Jan van der Straet.
Inventor: Philips Galle.
Fecha de creación: Hacia 1591
Técnica: Buril, papel verjurado
Ubicación: no expuesto en la actualidad
Medidas: 266 x 336 mm.

El grabado a buril en el taller de Stradanus
El periodo de formación de un artista coincide con los años más tempranos de su juventud, cuando comienza a desarrollar sus habilidades bajo la supervisión de un maestro o una academia. Durante la Edad Moderna, el primer paso en la formación de cualquier artista era la práctica del dibujo como fundamento de las artes.
GLORIA SOLACHE,
Área de Conservación de dibujos y estampas

Ejercicios de mano que empezaban con la copia de modelos dibujados o de estampas, facilitados por el maestro. El grabador debía dominar totalmente el dibujo antes de enfrentarse a la lámina de cobre con el buril. Grabar a buril requería una gran destreza técnica que solo se adquiría con la práctica durante varios años, a diferencia de otras técnicas de grabado como el aguafuerte de aprendizaje menos costoso.

El buril es una herramienta cortante de filo poligonal inserta en un mango semiesférico que se acopla al hueco de la mano del grabador. Con la herramienta en la mano, el burilista va incidiendo con fuerza sobre la lámina de cobre abriendo línea a línea cada detalle de la composición, desde los contornos a las tonalidades que consigue grabando más o menos cerca las líneas. Un trabajo preciso que, dependiendo de su complejidad y del tamaño de la lámina, podía durar meses o incluso años. Después, una vez concluido, la lámina se entintaba, dejando esta solo por el interior de los surcos, y se colocaba junto a una hoja de papel en una prensa o tórculo que, mediante un sistema de cilindros, ejercía la presión necesaria para trasladar la tinta de los surcos al papel. El resultado final es la estampa, la hoja de papel impresa con la composición previamente grabada.

 


LA DESTREZA TÉCNICA SOLO SE ADQUIRÍA CON LA PRÁCTICA DURANTE VARIOS AÑOS


 

Nuevas adquisiciones

Cuando se trabaja en un departamento de conservación de dibujos y estampas como el del Museo del Prado, no es extraño ser testigo de la llegada de conjuntos numerosos de estas obras. La entrada de nuevas piezas a una colección pública es siempre motivo de celebración, cuanto más si son obras que destacan por su calidad y por estar relacionadas directamente con el trabajo de los artistas. En este sentido, en 2022 el Museo del Prado adquirió más de dos centenares de estampas de temática artística procedentes de la colección del profesor de Historia del Grabado de la Universidad de Barcelona, Vicenç Furió.

Entre las estampas de este lote he querido seleccionar en esta ocasión una imagen singular que representa el reparto de funciones en el taller del grabador Stradanus en Italia, en la segunda mitad del siglo XVI. Los quince personajes que aparecen en la escena trabajan simultáneamente en dos habitaciones, que tiene cada una un tórculo. Llama la atención cómo la edad de los personajes representados está directamente relacionada con la complejidad de las tareas que realizan. Los aprendices de menor edad, casi niños, están dibujando o muestran al maestro sus diseños, mientras que este, un anciano con gafas a la derecha de la composición, está grabando. Los demás se reparten el resto de tareas, los jóvenes se encargan de elaborar las tintas y de la estampación, y los adultos de entintar, preparar las láminas antes de imprimir y, por último, de examinar el resultado final de la estampa, que es lo que está haciendo el personaje a la izquierda del primer plano.