Europa envejece

ÁMBITO EUROPEO

Europa envejece

En los últimos 50 años la esperanza de vida de la población europea ha aumentado diez años. Es la primera vez que tantos europeos disfrutan de una vida tan larga. Esta realidad tiene implicaciones sociales y presupuestarias que es preciso planificar, pero también ofrece la oportunidad de crear nuevos puestos de trabajo. La Comisión Europea ha publicado el Libro Verde sobre el Envejecimiento, que abre el debate político para abordar los desafíos que plantea esta tendencia demográfica.

ELVIRA ARROYO

El cambio demográfico que está experimentando la Unión Europea (UE) se ha convertido en una cuestión política prioritaria. La mayor esperanza de vida y la reducción de las tasas de natalidad han dado lugar a una pirámide de población cada vez más envejecida y a un crecimiento negativo que previsiblemente irá en aumento. Si se mantiene la actual evolución, en 2070 Europa representará menos del 4% de la población mundial, frente al 10% actual.

Aunque esta transformación no afecta del mismo modo a todos los países ni a todas las regiones, los Estados miembros intentan afrontar la repercusión del envejecimiento mejorando los sistemas educativos, fomentando una vida laboral más prolongada e impulsando reformas en los sistemas de protección social y de pensiones. Aun así, la velocidad y la trascendencia de este cambio exigen buscar nuevos enfoques para garantizar una respuesta apropiada en una época de retos importantes, como la transición ecológica y digital, las nuevas formas de trabajo y la amenaza de las pandemias.

Aprender a envejecer. Uno de los primeros pasos de la Comisión Europea ha sido publicar el Libro Verde sobre el Envejecimiento, que ha sido objeto de una consulta pública durante la cual ciudadanos y organizaciones de la UE han realizado sus aportaciones. A partir de aquí, la Comisión presentará diferentes propuestas.

Con un enfoque basado en el ciclo vital, el Libro Verde destaca el impacto del envejecimiento en todas las generaciones y etapas de la vida. Para empezar, recuerda que las bases de un envejecimiento saludable y activo deben establecerse desde una edad temprana, adquiriendo un estilo de vida que incluya una alimentación sana, actividad física y relaciones sociales. Esto ayuda a reducir el riesgo de sufrir obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades no transmisibles que van en aumento. Una población sana tiene además un efecto positivo en el mercado laboral, los sistemas de protección social y el crecimiento económico.

A la vez, los hábitos saludables deben ir acompañados de un aprendizaje permanente, que no solo nos permitirá estar preparados para nuevos empleos y seguir activos más tiempo, sino que además puede retrasar la aparición de demencias y evitar el deterioro cognitivo asociado a la edad.

Envejecer bien es en gran medida una responsabilidad personal, pero, para lograrlo, las autoridades políticas deben promover acciones de prevención y proporcionar los medios necesarios para el bienestar personal.

Mayores atenciones. En cualquier caso y a pesar de tener una mayor esperanza de vida saludable, las personas mayores tienen más probabilidades de sufrir enfermedades y de volverse dependientes. Este riesgo crece claramente con la edad porque, mientras que solo el 10,6% de los europeos entre 65 y 74 años son dependientes, este porcentaje se eleva al 35% a partir de los 85 años. Esta situación se puede posponer con los cuidados sanitarios, un estilo de vida adecuado y la creación de entornos accesibles, pero el envejecimiento conducirá a una mayor demanda de asistencia sanitaria y cuidados de larga duración.

Se espera que el número de personas de la UE que puedan necesitar cuidados de larga duración aumente desde los 19,5 millones de 2016 hasta 23,6 millones en 2030 y 30,5 millones en 2050. Como cada vez es más difícil contar con la ayuda de los familiares en estas circunstancias, se calcula que en la próxima década se crearán ocho millones de puestos de trabajo en el sector de la asistencia sanitaria y social. Esto exigirá más especialistas y dar formación a muchos otros trabajadores para que puedan reciclarse.

También será imprescindible proporcionar asistencia sanitaria a las zonas rurales y periféricas. Todavía hay países europeos que tienen dificultades para dar cobertura en determinadas zonas, conocidas como “desiertos médicos”.

Fuerza laboral. Otro gran desafío para la UE es dejar de perder población en edad laboral, como viene ocurriendo desde hace una década. La sostenibilidad del sistema requiere la entrada de más personas en el mercado laboral, la posibilidad de alargar la vida laboral y mejorar la productividad.

El Libro Verde sobre el Envejecimiento propone aumentar la fuerza laboral facilitando el acceso al empleo de las mujeres (su tasa de empleo en la UE es un 11,7% inferior a la de los hombres y tienden a trabajar a tiempo parcial), de la migración legal y de las personas con discapacidad.

Al mismo tiempo, es indispensable acabar con la discriminación laboral a partir de cierta edad: solo el 59,1% de los europeos de entre 55 y 64 años estaban empleados en 2019, frente al 73,1% de aquellos con edades comprendidas entre los 20 y 64 años. No deja de ser contradictorio, porque una de las fórmulas para contrarrestar el envejecimiento poblacional y mantener el sistema de pensiones es alargar la vida profesional.

Según la previsión demográfica más reciente de Eurostat, la tasa de dependencia de vejez de la UE-26 solo se mantendría en 2040 al mismo nivel que en 2020 si la vida laboral se amplía hasta los 70 años. En este sentido, la Comisión Europea considera que las jubilaciones anticipadas deberían limitarse a casos objetivamente justificados y que se debe establecer de forma general el derecho a trabajar más allá de la edad de jubilación.

El Libro Verde pone sobre la mesa todos estos asuntos, que empiezan a ser apremiantes. Más allá de las cuestiones económicas y de unos servicios de calidad, sugiere reflexionar sobre cómo interactúan distintas generaciones. Por ejemplo, se empieza a considerar como una opción interesante las cooperativas de viviendas en las que convivan varias generaciones, lo cual puede ofrecer, entre otras ventajas, compañía a los residentes mayores y transferencia de conocimientos a los residentes jóvenes.

Por otro lado, las personas mayores que gozan de buena salud pueden contribuir a generar valor social y económico en nuestras sociedades. Desperdiciar sus capacidades cognitivas no solo va en perjuicio de su salud mental y física, sino que también supone la pérdida de una oportunidad para la comunidad.

El impacto del cambio demográfico
  • La población europea en edad de trabajar se está reduciendo.
  • Los sistemas de atención sanitaria tendrán que adaptarse y habrá un mayor gasto público relacionado con la edad.
  • Los desafíos demográficos variarán de unas zonas a otras. Las regiones que tengan rápidos aumentos de población deberán contar con las infraestructuras y servicios necesarios.
  • La participación de Europa en la población mundial y el PIB será progresivamente.

Europa opina

Notarios de Europa. Comentarios del Consejo de Notariados de la Unión Europea (CNUE) sobre el Libro Verde sobre el Envejecimiento (en inglés).

AGE Platform Europe. Libro Verde de la UE sobre el envejecimiento: una oportunidad clave para dar pasos concretos hacia un futuro más inclusivo para todas las edades. Artículo que analiza las debilidades y fortalezas de este proyecto. Firmado por Julia Wadoux, coordinadora de políticas de salud, nuevas tecnologías y accesibilidad de la red europea para mayores AGE.

Alzheimer Europa. 2021: Libro Verde de la UE sobre el envejecimiento. Artículo que recoge la respuesta de esta organización a la consulta sobre el Libro Verde. Identifica los aspectos imprescindibles para que se aborden las necesidades de las personas con demencia.

Un esfuerzo equilibrado

Las soluciones al envejecimiento deben lograr una buena protección social sin imponer una carga excesiva a la población en edad laboral, que representa la principal fuente de financiación para los sistemas sociales. Una solución alternativa sería trasladar parte de la carga fiscal del trabajo a la contaminación, como propone el Pacto Verde Europeo.

En cualquier caso, la sostenibilidad de las finanzas públicas debe supervisarse, sobre todo en los países con una elevada deuda pública. Actualmente, el gasto público relacionado con la edad supera el 25% del PIB de la UE. La previsión es que estos costes aumentarán un 1,1% de aquí a 2070, aunque en once Estados miembros se esperan subidas del 3% o más.

XII Congreso Notarial: El envejecimiento de la sociedad

El 19 y 20 de mayo de 2022 tendrá lugar el XII Congreso Notarial Español, cuyo lema es “El envejecimiento de la sociedad: principal desafío del siglo”.

Son muchos los foros dedicados a estudiarlo desde diferentes perspectivas (médica, sociológica, económica, asistencial), pero en todas ellas se echa de menos el enfoque jurídico, imprescindible para integrarlas adecuadamente y permitir su implementación práctica, con pleno respeto a la dignidad y libertad de las personas. Esa necesidad no ha hecho más que agigantarse tras la dura experiencia vivida desde el inicio de la pandemia provocada por el COVID 19. La realidad ha puesto de manifiesto con tremenda crudeza que hay que incardinar la reflexión sanitaria, económica y sociológica en un marco jurídico adecuado, capaz de armonizarlas en beneficio de las personas, especialmente de la de más edad, que son las que han sufrido el impacto de la crisis con mayor violencia.

El Notariado está en una posición idónea para asumir la responsabilidad de impulsar un congreso como este, que tendrá, además, la ambición añadida de aprender de la reciente experiencia.

«El envejecimiento: ¿problema demográfico o fiscal?», por José Ramón Patterson

ÁMBITO EUROPEO

 
JOSÉ RAMÓN PATTERSON

periodista

 

El envejecimiento: ¿problema demográfico o fiscal?

@joseramonpatter

José Ramón Patterson

A la Comisión Europea le preocupa el envejecimiento de la población en la UE, que cada año es más acusado. Nacen menos niños mientras aumenta la esperanza de vida, que en el último medio siglo ha ganado otros diez años. El problema es grave, dicen los agoreros, porque una sociedad donde muere más gente de la que nace y se incrementa el número de ancianos está abocada a sufrir contratiempos socioeconómicos de envergadura. Si no se adoptan medidas -pronostican-, la población activa disminuirá paulatinamente al tiempo que los Estados se verán obligados a desviar más recursos a pensiones públicas y a la atención a los mayores.

Ciertamente, urge una solución para evitar, o al menos mitigar, las consecuencias del “suicidio demográfico”. Pero creo que, en esto como en todo, más apremiante que aplicar medidas aparentemente obvias para revertir la situación es determinar la naturaleza del asunto; esto es, hacer un diagnóstico objetivo de la situación y analizar sin prejuicios ni orejeras ideológicas por qué se ha producido. Si no, es bastante probable que sobre la base de impresiones falsas se planteen remedios tan evidentes como engañosos. Pienso, en concreto, en el fomento de la natalidad, para muchos la panacea contra este mal.

Un error común es considerar el aumento de la esperanza de vida como un fracaso cuando, parafraseando a la politóloga Margarita León, es “la historia de un éxito”. En efecto, vivimos cada vez más, pero lo hacemos de manera más saludable y activa que nuestros antepasados. Según la Comisión, en el próximo medio siglo los mayores de 65 años serán el 30% de la población y se duplicará el número de octogenarios. Ahora bien, es evidente que la condición física de quienes llegan a la edad de jubilación y de los ancianos no es la misma que la de sus padres y que la de sus hijos será aún mejor y, por lo tanto, requerirán menos atenciones.

Otra equivocación habitual es considerar aciago el descenso de la natalidad sin reparar en sus causas, como son la dificultad de los jóvenes para independizarse (inestabilidad laboral, alquileres prohibitivos) y, sobre todo, la emancipación de las mujeres, que según han ido ganando derechos y logrando ser autosuficientes tienen otros objetivos vitales además de procrear. Tener hijos es una opción, no una obligación, y son muchas las mujeres que eligen no tenerlos, ya sea porque no sienten la necesidad o, aunque lo deseen, porque la maternidad, lamentablemente, limitaría su promoción laboral.

Con este panorama en mente, la Comisión Europea presentó a principios de año un libro verde sobre el envejecimiento con la pretensión de abrir un debate al que hiciesen aportaciones los Estados miembros, incluidas las administraciones regionales y locales, organizaciones interesadas y ciudadanos particulares. Es un procedimiento al que, en aras de la “participación”, recurre el Ejecutivo comunitario cuando no sabe qué hay que hacer, como ocurrió en 2018 con la consulta sobre el cambio de hora (el 84% de los participantes se mostró partidario de acabar con el cambio dos veces al año, y en ello seguimos).

Más allá de saber que me queda por delante menos tiempo del que he dejado atrás, a mí, sinceramente, me preocupa poco cumplir años. Al menos, de momento. He llegado a la jubilación en plenitud de facultades y mi salud habría sido la envidia de mis progenitores cuando tenían veinte años menos que yo ahora. Lo que me intranquiliza, y supongo que también a la Comisión, es que a medio plazo el Estado no tenga recursos suficientes para garantizarme una pensión que me permita vivir con cierta decencia. Y evitarlo exige revertir la alarmante disminución de la población en edad laboral para no sobrecargar con cotizaciones más elevadas a las generaciones más jóvenes.

Es obvio que no hay una única solución y que las que se apliquen no tendrán un efecto inmediato. Lo primero es reducir la precariedad para que los jóvenes se independicen antes y favorecer, al mismo tiempo, la entrada de más personas en el mercado laboral. La escasez de trabajadores se puede resolver, si bien sólo en parte, promoviendo políticas de igualdad para que las mujeres concilien mejor el trabajo y la vida privada, mejorando el acceso de las personas con discapacidad (sólo del 34% de las que viven en España son activas), retrasando la edad de jubilación o acortando los ciclos educativos para adelantar la incorporación al mercado. Pero, como digo, son soluciones parciales porque el declive demográfico es de tal magnitud que no se remediará en, al menos, dos o tres generaciones.

Así que, a falta de otras recetas que yo no soy capaz siquiera a vislumbrar, la Unión Europea está abocada a medio plazo a recurrir a la inmigración para compensar la escasez de mano de obra nativa. En España, de hecho, el incremento de la población activa en los últimos años se ha debido esencialmente a ciudadanos extranjeros, que también han contribuido a aumentar la tasa de actividad femenina. El reto es integrarlos bien y de forma ordenada en el mercado laboral. Y aunque no son la solución a largo plazo para el problema de las pensiones, nos dan un margen de maniobra suficiente para estudiar fórmulas que garanticen la estabilidad del sistema. Cuanto antes lo entendamos, mucho mejor.

El ‘chip’ nuestro de cada día

ALDEA GLOBAL

El 'chip' nuestro
de cada día

Sin que nos diéramos cuenta, los circuitos integrados o chips se han ido haciendo presentes en nuestra vida. Quizás algunos pensásemos que solo en ordenadores y teléfonos móviles; craso error si es así: desde una humilde cafetera o un simple neumático, hasta cualquiera de los automóviles del mercado, por no hablar de aviones, instalaciones industriales, edificios…, esa especie de puntitos de silicio nos han invadido cual plaga. O nos han ayudado a mejorar nuestras vidas, que es otra forma de verlo. Pero, de repente, y como consecuencia de la pandemia, el mercado acusa falta de chips sin que nadie hubiese imaginado que algo así podía pasar. Sin capacidad productora y sin existencias, ya hace meses que se habla de la crisis de los semiconductores.

MELCHOR DEL VALLE

@mechiva

Melchor del Valle

Pandemia, aislamiento, sector automovilístico y concentración de la producción son las cuatro «levaduras» que han hecho crecer la «masa» de la crisis. Si a esto añadimos las tensiones geopolíticas entre EE. UU. y China, básicamente, obtenemos la tormenta perfecta. Situémonos un poco: en cifras globales: el fabricante taiwanés Taiwan Semiconductor Manufacturing Company, TSMC, ocupa el primer lugar del mundo por ingresos, un 58,8 % (ranking de la consultora Gartner) y suministra el 80 % de unidades para automóviles (según un informe bain&co). Entrados en el terreno de los suministradores, Intel, Samsung y SK Hynix, los tres más activos, se apuntan el 35 % de las ventas mundiales (Gartner). Nótese que hablamos, por separado, de fabricantes y suministradores, aunque hay algunos que desarrollan ambas funciones. Es decir: un chip diseñado por AMD, marca AMD, por tanto, lo puede fabricar TSMC o la francesa United Monolithic Semiconductors, UMS (7,8 % del mercado). Cifras contundentes como «foto fija» de la concentración.

Aislamiento e imprevisión. Cuando, al poco de empezar 2020, casi todos los gobiernos del mundo, los más sensatos, al menos, aceptaron que el aislamiento era el único sistema para contener las infecciones, los fabricantes de coches entendieron que se avecinaba una caída de las ventas, como así fue, y frenaron la demanda de chips. Por otro lado, los fabricantes de equipos telemáticos –todo lo que significa teletrabajar, teleestudiar o teledivertirse durante los aislamientos– empezaron a pedir circuitos integrados como si no hubiese un mañana para atender los enormes incrementos de una demanda que, en muchos casos, se convirtió en producto de primera necesidad. Añadan, si quieren, los desarrollos de 5G y la atención que requieren los chips más avanzados y especializados.

Pero se empiezan a administrar vacunas, parece que las cosas mejoran y los fabricantes de automóviles ven que su mercado se mueve. «Bien: que manden chips ya, entonces», dijeron. Pero la respuesta fue «no»: los fabricantes están colapsados; se retrasan los suministros a los Apple, los PlayStation, los Nvidia, los HP… que tienen que aplazar o dosificar sus nuevos lanzamientos porque los circuitos no llegan. Y los fabricantes de automóviles, salvo Hyundai, que hizo un cierto acopio de circuitos, se ven en la obligación de paralizar total o parcialmente sus fábricas. Una idea de la situación la da la cifra del incremento de la demanda de chips en 2020: un 10,4 % más que en 2019 (Gartner). Hablamos de cerca de 400 mil millones de euros de facturación. Y tengamos en cuenta también que, a partir de 2014 y hasta 2019, la venta de chips para automóviles creció una media del 6,1 % anual.

Más fábricas de chips. Parece una conclusión lógica: si hay demanda de circuitos integrados, constrúyanse fábricas. Pero no es tan fácil. Los chips, que pueden ser muy sencillitos o ultra avanzados –la gama es enorme–, son en todos los casos componentes que requieren alta especialización de equipos técnicos y humanos. Y tiempo. Poner a punto una instalación supone unos tres o cuatro años de trabajo. De dinero, ni hablamos: calcúlenle a cada fábrica, y no muy grande, unos 10 mil millones de euros para «abrir la puerta»; solo una máquina de litografía (una especie de impresora de chips) significa invertir unos 85 millones de euros. Y añadan que poner un circuito en el mercado, desde que se empieza el proceso y estando la fábrica a pleno rendimiento, requiere unos tres meses.

Citábamos al principio las tensiones geopolíticas. El panorama es complejo, pero podemos dejar aquí un esbozo en forma de objetivos. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, acaba de poner sobre la mesa (julio de 2021) un plan de 52 mil millones de dólares (unos 45 mil millones de euros) para reforzar la fabricación nacional de chips. Thierry Breton, el exministro francés de economía y actual Comisionado del Mercado Interno de la UE, ha planteado la posibilidad de que la UE financie con 800 millones de euros, que provendrían de varios programas de inversión, entre ellos el fondo de recuperación Covid-19, la capacidad para producir chips de «nivel medio», como paso previo a un objetivo más ambicioso de aumentar la participación europea en el mercado global y producir circuitos más avanzados. Y China ha acelerado su plan estratégico Made in China 2025 (iniciado en 2015), poniendo su industria de semiconductores en el centro del plan, que fijó el objetivo de producir 267 mil millones de euros anuales en chips y satisfacer el 80 % de la demanda interna para 2030. Tienen algunas dificultades, porque una de las grandes apuestas estatales chinas, Tsinghua Unigroup, está abocada a ser fraccionada y vendida por problemas de liquidez (julio de 2021), pero siguen convencidos de que los progresos en la tecnología de los chips pueden «conducir a avances en otras áreas de la tecnología, entregando la ventaja a quien tenga los mejores chips».

¿Hasta cuándo? Que haya tantos sectores productivos pendientes de unos elementos casi microscópicos (su tamaño se mide en nanómetros o millonésimas de milímetro) es tremendamente desconcertante hasta para los más avezados analistas. Recuperar lo que podríamos llamar el «ritmo prepandemia» de producción, y conste que estamos hablando solo de suministro de chips, puede que se alargue hasta bien entrado 2022. Pero la siguiente cuestión es si ese «acelerón» por entregar circuitos «de los de antes» a las automovilísticas y las tecnológicas, fundamentalmente, no supondrá un parón en el avance hacia productos con mayores potencialidades, quizás incluso más baratos y ecológicos.

Porque hemos de seguir hablando de chips cerebrales y de los avances que pueden significar en medicina, a mayores de posibles extravagancias como las de Elon Musk o Mark Zuckerberg en este campo (hablan de chips implantados en el cerebro para traducir pensamientos en comandos para los ordenadores). O los chips neuromórficos, al servicio de la inteligencia artificial. Atentos a esto, porque el crecimiento de la informática neuromórfica apunta crecimientos enormes en dos o tres años. Y es probable, esta parece ser la tendencia, que el futuro esté en dejar que sea la inteligencia artificial la que cree los algoritmos necesarios para diseñar nuevos y superavanzados circuitos al servicio de la propia inteligencia artificial y, por ende, de la humanidad. Y no: no es ciencia ficción. Es algo que ya está entre nosotros y que no debería descontrolarse a causa de los intereses del consumo puro y duro.

Pero ¿qué demonios es un chip?

Solemos hablar de semiconductores, circuitos integrados, chips… Incluso de transistores. El semiconductor, normalmente silicio o germanio, es la materia prima, a la que, para empezar a hablar, se “dopa” (rebaja su pureza) en diferentes grados para poderla utilizar. Un transistor se construye a partir de una pieza monolítica de silicio dopado y actúa como un amplificador de corriente o como un interruptor de encendido / apagado, dependiendo de cómo se acciona su puerta o terminal base en el diseño. Un circuito integrado también está hecho de silicio, pero utiliza litografía para modelar un circuito completo en el chip resultante, que contiene hasta miles de millones de transistores individuales.

Es decir: chip es lo mismo que circuito integrado. Lo patentó en 1958 el ingeniero alemán Werner Jacobi para Siemens. Para darse una idea de lo que supone, el procesador Six-Core, Core i7 (Sandy Bridge-E) de Intel –lo tienen hoy muchos de nuestros mejores ordenadores, pero no es, ni de lejos, el más moderno de la industria– contiene 2.270 millones de transistores en una pieza de silicio de tamaño 434 mm². Calculen 30 millones de modernos transistores en la cabeza de un alfiler.

Para «imprimir» o «grabar» los chips se utilizan obleas de silicio de 300 mm o 12 pulgadas, con un grosor de 775 micrómetros y 99,9999999 % de pureza. En el proceso de fabricación, cada una de ellas da lugar a tres tipos de chips: los funcionales, los defectuosos y los no aprovechables. Los defectuosos (que no se imprimen exactamente como se han diseñado) son utilizables para productos menos exigentes. La rentabilidad en la fabricación estriba en la proporción entre unos y otros de los obtenidos en cada oblea.

Concentración de la producción de chips en unos pocos fabricantes, tensiones geopolíticas y pandemia: tormenta perfecta.

Por si las dudas

De la arena al silicio. “La fabricación de un chip”. Historia ilustrada. Intel Corporation (2009).

 

Nueralink (chips cerebrales)Empresa de Elon Musk.

 

 

¿Adivinarías cuánto se tarda en fabricar un chip de computadora? Revista Panorama. Santiago del Estero, Argentina (julio de 2021).

«Serrat, los chips y ‘esas pequeñas cosas…'», por Carlos Sánchez

ALDEA GLOBAL

 
CARLOS SÁNCHEZ,

director adjunto de «El Confidencial»

 

Serrat, los chips y ‘esas pequeñas cosas…’

@mientrastanto

Serrat habló en una canción irrepetible de ‘aquellas pequeñas cosas…, que nos dejooó [escurriendo las vocales]…, un tiempo de rosas…”, y es probable que algo tan banal y hasta prosaico como un chip, o un circuito integrado, como se prefiera, nos haga recordar la importancia de los pequeños engranajes; de esas pequeñas cosas -como en la canción del cantautor catalán- que hacen la vida posible. O más bien, permiten cubrir nuestras necesidades en un mundo altamente tecnificado cada vez más difícil de entender. Pero de cuya complejidad depende, precisamente, no solo el buen funcionamiento de la arquitectura económica, sino hasta el orden social.

Un simple teléfono móvil esconde plástico, cuarzo, galio, calcopirita, wolframita (para evitar que el teléfono se caliente) y, por supuesto, coltán, un mineral estratégico que no es más que la integración de la columbita y la tantalita, pero que se ha convertido en esencial, y por el que compiten los fabricantes de teléfonos gracias a sus propiedades (los grandes yacimientos se encuentran en la República del Congo). También compiten los países para tener acceso a las llamadas tierras raras, que son, junto a los datos y el tratamiento de la información, la materia prima del siglo XXI. Y que son esenciales no solo para fabricar móviles, sino también ordenadores, coches híbridos, equipos médicos, en particular pruebas de radiodiagnóstico, o armamento. Un simple coche de “cero emisiones”, ahora tan de moda, requiere alrededor de un kilo de neodimio (con gran capacidad de imantación) para su motor, pero también unos diez kilogramos de otras tierras raras para sus baterías recargables. Y si no lo hubiera, la lucha contra el cambio climático sería más difícil.

Esto significa, ni más ni menos, que cualquier fallo o retraso en la cadena de suministros de un bien esencial pone en riesgo nuestra manera de vivir. Y eso es así porque el planeta se ha hecho cada vez más pequeño. Lógicamente, no es que la tierra haya reducido de tamaño, ya está bastante castigada por el cambio climático, sino porque la integración económica ha alcanzado niveles inimaginables hace apenas dos décadas, cuando China, considerada hoy la fábrica del mundo, como se ha visto durante la pandemia, ingresó en la Organización Mundial de Comercio (OMC).

A eso se le ha llamado el capitalismo del siglo XXI, que basa su progreso en la integración de las cadenas de suministro para favorecer un avance de la productividad. Un simple coche, un utilitario de menos de 15.000 euros, se ensambla con componentes de automoción fabricados en más de una docena de países, lo que refleja el elevado nivel de interdependencia económica que ha alcanzado el planeta. Unos datos lo acreditan. Según la OMC, la participación de los servicios en el comercio mundial ha pasado de apenas un 9% en 1970 a un 20%, y a ello hay que sumar el comercio de mercancías, cuyo valor es todavía mayor. En 2019, antes de la pandemia, alcanzó los 18,9 billones de dólares (alrededor de dieciséis veces el PIB de España), lo que da idea de la integración económica del planeta.

Y detrás de ella, lógicamente, se encuentran aquellos minerales que resultan imprescindibles para la fabricación de componentes electrónicos avanzados, como la citada tantalita que, aunque parezca mentira, es clave para algo tan vulgar como llamar por teléfono o encender el ordenador.

No hace falta pasar por Salamanca para llegar a una conclusión obvia. La integración de los procesos productivos -hoy el acceso a simples contenedores de buques- se ha convertido en algo estratégico y ha hecho a los países más vulnerables. La noticia buena es que gracias a esa integración, que no es lo mismo que el libre comercio, aunque ambos se necesitan, el crecimiento económico del planeta no es solo mayor, salvo episodios como la pandemia, sino que también mejora la eficiencia gracias al comercio mundial, que incentiva la especialización productiva de las naciones. Un factor que ya Adam Smith destacó como un motor de crecimiento.

La noticia mala, por el contrario, es que esa integración genera en ocasiones cuellos de botella que ponen en apuros a las economías, como está sucediendo ahora. Básicamente, por una razón coyuntural que hay que asociar necesariamente a la pandemia. Tras el desplome del PIB mundial en 2020, las economías han resurgido con fuerza, y eso ha provocado indudables desajustes entre oferta y demanda. Aunque no solo eso.

Hay razones estructurales que también lo explican. La pandemia ha resucitado de alguna forma un cierto nacionalismo, no sólo en términos políticos, sino también estrictamente económicos. Las empresas más dependientes de los suministros exteriores no se fían y han optado por acumular stocks para protegerse. Malos tiempos para el ‘just in time’, aquel modelo de producción puesto en circulación por Toyota en los años 80 y que se basaba en el fin de los costosos almacenamientos. La propia Unión Europea ha puesto en marcha un proyecto de autonomía estratégica que no sólo se ocupa de asuntos relacionados con la defensa o la ciberseguridad, sino también con el suministro y fabricación de bienes y servicios de primera necesidad o esenciales en el sistema productivo.

Y es que detrás del comercio mundial, nunca hay que olvidarlo, también existe mucha diplomacia económica. Esto es así porque el progreso tecnológico es desigual, lo que hace a los países menos avanzados muy dependientes del exterior. La fabricación de un simple chip es cada vez más compleja. La OMC ha recordado en algunos de sus estudios que a principios de los 70 un chip de Intel solo podía incorporar 2.300 transistores, que son la clave de la conmutación. Actualmente, un chip de cuatro núcleos de la misma compañía contiene aproximadamente mil millones de transistores, y los chips de gama alta pueden, incluso, duplicar esa cifra. Es evidente que no todos los países están en condiciones de fabricar esa tecnología.

No es que esté en peligro la globalización, sino que emerge una nueva política de alianzas por bloques comerciales, y eso también genera tensiones. La diferencia es que antes se dependía del petróleo (todavía hoy es la reina de las materias primas) y hoy de minúsculos circuitos integrados construidos a partir de minerales impronunciables, pero que son ‘esas pequeñas cosas’ de las que hablaba Serrat.

Impulso a los emprendedores

ENTRE MAGNITUDES

Impulso a los emprendedores

Los más jóvenes están siendo los claros damnificados de esta nueva crisis, emergida cuando apenas se habían apagado los rescoldos de la anterior. Una generación que tiene que lidiar con una tasa de paro para los menores de 25 años del 39,9%, la más alta de la Unión Europea y casi el doble de su tasa media. Ante su precaria situación, el Gobierno se ha puesto manos a la obra y aprobó, a finales de junio, un paquete de medidas de apoyo para los autónomos y jóvenes emprendedores por un importe total de 98,5 millones de euros. La financiación se puede solicitar a lo largo de 2021.

FERNANDO GEIJO

@fergeijo

Fernando Geijo

La incapacidad de España para cerrar, o al menos tratar de estrechar, la distancia que nos separa de nuestros socios europeos en términos de desempleo es una pertinaz característica de nuestra economía. Muchos jóvenes se ven, en ocasiones, forzados a optar por la vía de Barajas como la única solución para salir adelante en la vida. Esta situación desemboca en una permanente hemorragia, en términos de pérdida de talento, que ninguna sociedad del denominado primer mundo puede permitirse a largo plazo.

Ante ello, el Gobierno ha dado un paso al frente al tomar cartas en este asunto, consciente de la situación de emergencia por la que atraviesa el segmento de la población llamado a liderar el futuro de nuestro país.

En este sentido, a finales del pasado mes de junio, el Consejo de Ministros aprobó el lanzamiento de tres líneas de crédito dotadas por un importe total de 98,5 millones de euros. Un auténtico salvavidas pensado para apoyar la financiación tanto de las pymes creadas por autónomos como de los incipientes proyectos empresariales de jóvenes emprendedores. Estas líneas de apoyo son, de nuevo, gestionadas por la Empresa Nacional de Innovación (ENISA), organismo dependiente del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

Todos para uno. Los tres grupos de programas de crédito aprobados por el ejecutivo se reparten entre la Línea Empresas de Base Tecnológica 2021, que dispone de un presupuesto de 20,5 millones de euros; la Línea Jóvenes Emprendedores 2021, con idéntica dotación financiera; y la Línea Pyme 2021, que más que dobla la media económica de sus homólogas al alcanzar un techo de gasto de hasta 57,5 millones de euros.

Los importes a conceder, siempre que las empresas aspirantes tengan su sede en territorio nacional, entre otras condiciones a cumplir, oscilan entre los 25.000 euros, mínimo común para las tres líneas de financiación, con un tope máximo que varía entre los 75.000 euros en el programa destinado a Jóvenes Emprendedores hasta los 1,5 millones de euros en el caso del relativo a las pymes, pasando por los 300.000 euros para las microempresas enfocadas en la tecnología.

Asimismo, el vencimiento máximo de los préstamos se sitúa en los siete años, en las líneas de apoyo a jóvenes emprendedores para el desarrollo de startups y pymes, quedando el plazo en los nueve años en el supuesto de la destinada a impulsar el crecimiento de compañías mediante la expansión o mejora de su negocio, al tiempo que se fija la carencia máxima de los mismos en cinco años, para las dos primeras, y en los siete años para la última línea.

En palabras de la titular del departamento de Industria, Reyes Maroto, el apoyo a las pequeñas y medianas empresas, así como a quienes emprenden en España “es un objetivo prioritario” con interés en conseguir “la recuperación y la transformación de nuestro modelo económico” en esta aún titubeante etapa post-Covid que apenas comenzamos a explorar.

¿No hay futuro? Este auténtico maná en forma de ayuda financiera mediante la concesión de créditos participativos abre un panorama de oportunidades para cientos de microempresas y pymes que servirá para impulsar su actividad con el objetivo de dotarse de la necesaria fortaleza financiera de cara a acometer proyectos de internacionalización o a incluir procesos innovadores, entre otros aspectos disruptivos. Sin duda, este es el auténtico leitmotiv que impregna de forma transversal la presentación de cualquier proyecto que aspire a la obtención efectiva de fondos.

En cualquier caso, herramientas similares ya se pusieron en marcha en el pasado para este mismo colectivo emprendedor con un indudable éxito. De hecho, su andadura data de hace más de dos décadas, en el caso de la línea de apoyo más longeva, en las que ENISA ha repartido unos 1.100 millones de euros mediante la concesión de más de 7.000 préstamos invertidos en alrededor de 6.300 empresas.

En concreto, en el pasado ejercicio las operaciones aprobadas en el marco de estas líneas de financiación por este organismo dependiente de Industria ascendieron a un total de 506, lo que supuso un aumento del 11% con respecto a 2019, y la inversión de 83 millones de euros.

Divino tesoro. Las opciones de financiación se pueden solicitar a lo largo de 2021, comprendiendo tanto partidas ejecutadas desde el 1 de julio de 2020 como aquellas que se ejecuten hasta dos años después de la fecha de formalización de la financiación.

Una vez registrada la empresa y formalizada la solicitud, mediante la efectiva cumplimentación de los formularios ad hoc relativos al plan de negocio de cada proyecto aspirante y tras la aportación de la documentación obligatoria y complementaria solicitada, a través del ‘portal del cliente’ en la página web de ENISA (www.enisa.es), se inicia el proceso de admisión y análisis de cada proyecto, cuya decisión final será comunicada al interesado en cuestión.

El apoyo al tejido empresarial siempre es un factor beneficioso a la hora de crear oportunidades laborales, máxime para los jóvenes, además de constituir la senda adecuada de cara a tratar de cambiar nuestro vulnerable modelo productivo hacia una economía más basada en la innovación y la tecnología. Y para muestras, los botones de empresas tan conocidas como Pastoret, Holaluz, Privalia, Scalpers, Glovo o Cooltra, por citar sólo algunos ejemplos, a las que ENISA ya prestó su apoyo en el pasado.

Requisitos

Las tres líneas de financiación cuentan con unos elementos comunes a la hora de solicitar las respectivas ayudas, que se centran en:

  • Ajustarse a la definición comunitaria de pyme (menos de 250 empleados y de 50 millones de facturación).
  • Tener personalidad jurídica propia.
  • Haber constituido el negocio en los últimos 24 meses previos a la solicitud.
  • Contar con domicilio fiscal en España.
  • Demostrar la viabilidad técnica y económica del proyecto.
  • Depositar las cuentas en el Registro Mercantil.
  • No pertenecer al sector financiero ni al inmobiliario.

En cuanto a las especificidades de cada línea de crédito, en el caso de la destinada a Jóvenes Emprendedores se solicita, asimismo, que el modelo de negocio en cuestión sea novedoso y disponga de evidentes ventajas competitivas. Por su parte, las otras dos líneas aprobadas deben demostrar que su estructura financiera es equilibrada y contar con un equipo gestor profesional, mientras que para las ayudas superiores a los 300.000 euros se solicita, además, tener auditados los estados contables del último ejercicio.

Ojo al dato

Líneas de Financiación de la Empresa Nacional de Innovación (ENISA), adscrita al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, a través de la Dirección General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa.

Guía de solicitud de préstamos de ENISA.

Vida más allá de Enisa

Con independencia del sector público, existen otros cauces de financiación para pymes y emprendedores que evitan pasar por la convencional ventanilla bancaria a la hora de solicitar un préstamo. Entidades como Gedeco disponen de una amplia oferta de servicios que van desde el factoring hasta el renting de activos, pasando por el confirming y otras opciones, como el descuento de pagarés, aunque siempre adaptadas a las necesidades específicas de las pequeñas y medianas empresas en el medio y largo plazo.

Asimismo, hay otras formas de obtener dinero para un incipiente negocio encuadradas en los conceptos de crowdlending o crowdfounding, además de las opciones que supone las alternativas del business angels o el venture capital, entre otras.

«El compromiso europeo es rentable», por Emilio Ontiveros

ENTRE MAGNITUDES


EMILIO ONTIVEROS
Catedrático emérito de la UAM. Fundador y presidente de AFI

 

 El compromiso europeo es rentable

@ontiverosemilio

La recuperación de la economía mundial es un hecho: al final de la primera mitad de este año el PIB global había recuperado el valor de fin de 2019. La mayoría de las instituciones internacionales y analistas privados anticipan para el conjunto de este año ritmos de crecimiento de una intensidad sin precedentes en los últimos 80 años.

Tras esa visión panorámica se amparan realidades distintas según las economías nacionales que, en líneas generales, reflejan el impacto diferencial de la pandemia y las también desiguales respuestas de política económica para neutralizar sus consecuencias más depresivas. Mientras que el 90% de las economías avanzadas recuperarán el nivel de PIB por habitante el próximo año, solo una tercera parte de las consideradas emergentes (China excluida) lo conseguirán.

Europa, a diferencia de lo ocurrido en la crisis financiera desencadenada en 2008, se ha incorporado a la senda de la recuperación y lo ha hecho fortaleciendo su cohesión y, en cierta medida, su arquitectura institucional. Este es uno de los rasgos más esperanzadores que todavía podemos asumir en mayor medida desde una economía como la española. El contraste con la gestión de la crisis anterior es difícil pasarlo por alto. A tenor de la severidad con que desde el primer momento se manifestaron las consecuencias económicas de los confinamientos, las autoridades comunitarias, en estrecha sintonía con los gobiernos nacionales, entendieron que lejos de añadir restricciones sobre la capacidad de maniobra de las finanzas públicas nacionales, deberían relajar las que impone el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Adicionalmente, la Comisión Europea reformuló su marco de presupuestación plurianual y, lo más relevante, asumió la conveniencia de endeudamiento directo en los mercados de bonos, por 750.000 millones de euros, para transferir esos recursos a los Estados miembros a través del instrumento Next Generation EU. El precedente es destacable, como lo es el impacto que esa apelación de un emisor de la máxima calidad crediticia a los mercados de bonos ya está teniendo sobre la propia proyección internacional de la moneda común. Todo ello sobre la base de actuaciones, también adecuadas, del Banco Central Europeo desde el primer momento.

Con todo, el rasgo más relevante en mi opinión es la contribución a la transformación de las economías mediante la asignación de dos prioridades en la inversión de esos recursos: transición energética y digitalización. Ambas son expresivas de esa necesidad de recuperar el tiempo perdido y, haciendo de la necesidad virtud, acelerar la modernización de las economías receptoras de los recursos. Son, efectivamente, dos destinos que, dada su intensidad tecnológica, además de estrictamente necesarios para acercar la UE a los estándares ya vigentes en EEUU y China, facilitarán igualmente el aumento de la productividad de las empresas y, con ello, el crecimiento potencial de las economías. Ahí radica la gran oportunidad. No es de extrañar que las empresas privadas traten de aprovechar las posibilidades de participación en muchos de los proyectos que los Estados miembros ya están enunciando.

Esa colaboración público-privada es uno de los ámbitos en los que hay que confiar para que, a la recuperación de la economía española, la más pronunciada de la UE, le acompañe una verdadera transformación. Claro que es importante que nuestro país sea el segundo principal receptor de recursos de ese fondo. Pero, en mi opinión, es mucho más la posibilidad de que esos fondos europeos sean realmente la palanca que movilice inversión privada española y extranjera, multiplicando esos 140.000 millones y los efectos favorables asociados. Para ello es necesario que nuestra economía proyecte suficiente confianza a los inversores privados a medio y largo plazo. Eso significa fortalecer la concepción de nuestra economía como una de bajo riesgo y alto grado de compromiso europeo. Ambos son atributos estrechamente asociados y de probada utilidad en nuestra historia reciente. Más allá de los muy significativos ingresos de fondos europeos recibidos en estos 35 años, y del ascenso en la renta per cápita, la economía española sigue obteniendo una prima de confianza derivada de la presunción de que en nuestro país es amplio el respaldo político y de los ciudadanos a la asunción de las normas y disciplinas de la UE, incluidas las de la unión monetaria.

A diferencia de otros parlamentos de economías importantes, en el nuestro no existe por el momento partido político que programáticamente defienda el abandono de esas instituciones y su disciplina. La evidencia también avala la prioridad que los distintos gobiernos españoles han concedido al respeto a esas reglas, derivado del convencimiento de su conveniencia para la mejora del bienestar. Ahora, la vía más importante de exhibición de ese compromiso, de rentabilización del mismo en términos de fortalecimiento de los efectos multiplicadores de los fondos del Next Generation EU, sería dejar fuera de la crispación partidista al uso el horizonte plurianual de concreción de esos proyectos de inversión. Se debería señalizar de forma inequívoca a la inversión empresarial española y extranjera que, gobierne quien gobierne en los próximos años, se mantendrá el empeño en maximizar el potencial transformador de esa iniciativa europea. Un compromiso que puede ser tan rentable como el que ha amparado el apoyo al perfeccionamiento de la dinámica de integración en estas últimas décadas.

¿Por qué cada día hay más alérgicos?

CONSUMO

¿Por qué cada día hay más alérgicos?

Hasta un 30% de los europeos tiene alguna alergia diagnosticada, según un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid. Una predisposición genética que, unida a aspectos ambientales y ciertos hábitos cotidianos, es el origen de esta enfermedad a la que hay que prestar la atención necesaria.

MARIÁN LEZAUN

Si no se toman medidas, las alergias condicionan la calidad de vida de los afectados y, en algunas ocasiones, pueden tener consecuencias graves. En los últimos años, el número de afectados ha crecido notablemente, especialmente entre los niños. Un 2% de los más pequeños muestran reacciones alérgicas, sobre todo a determinados alimentos. El origen de este aumento está en los factores climáticos, en la contaminación, en el uso de aditivos y conservantes, en el mayor consumo de medicamentos y en una mayor higiene.

¿Alergia o intolerancia?“Hace tres años, mientras manipulaba un producto industrial para hacer unas fotos comencé a sentir cierto malestar en la piel. Lo que parecía algo sin importancia dio paso a una urticaria permanente que duró meses sin que ningún especialista resolviese el problema. Después de investigar la composición de dicho producto y de descartar otras patologías, el problema resultó ser una alergia al níquel, un metal muy presente en nuestra vida cotidiana: cremalleras, bisutería, estropajos, hebillas, monedas, etcétera. Un contacto continuado a ese material me impidió hacer una vida normal durante semanas. Por suerte, al tratarse de una dermatitis de contacto, se podía controlar fácilmente, pero no siempre es así”, explica María, responsable de marketing en una empresa que fabrica piezas de repuesto para coches. La casualidad hace que muchas personas se den cuenta de que han desarrollado una alergia o que hay algo en el ambiente que no les sienta bien. Berta es cocinera y tiene alergia al látex, a las frigorías y a la avena. Es decir, tiene que revisar los guantes y materiales que utiliza en el trabajo, los geles y cremas que usa en su higiene diaria, pero también debe evitar las bebidas con hielo, los baños en agua demasiado fría o salir a la calle poco abrigada. Son situaciones que trastocan nuestros hábitos pero que, si se conocen a tiempo, permiten llevar una vida normal.

Pero, ¿qué es exactamente una alergia? ¿Es lo mismo que una intolerancia? Según los expertos, hay que diferenciar bien las dos situaciones. La alergia se produce cuando el sistema inmunitario de una persona reacciona a algo que normalmente es inofensivo para el resto. Así, si la persona entra en contacto con una sustancia (alérgeno) que el sistema inmunitario considera una amenaza, este responde liberando una sustancia química llamada histamina, que es la que provoca las reacciones alérgicas. Entre ellas, urticaria, vómitos, diarreas y en los casos más graves, una anafilaxia (reacción grave e incluso mortal que afecta al sistema respiratorio y circulatorio). Las alergias pueden ser crónicas, estacionales, alimentarias o provocadas por picaduras de insectos y se pueden eliminar o atenuar. Para su diagnóstico se utilizan análisis de sangre, punciones cutáneas y desafíos alimentarios (pruebas monitorizadas del supuesto alérgeno).

Por su parte, la intolerancia alimentaria es, de entrada, menos grave que la alergia y también menos numerosa. “Se trata de una reacción adversa del organismo ante la ingesta de determinados alimentos, aditivos y conservantes que provocan en el sistema inmunológico la formación de anticuerpos frente a proteínas de determinadas sustancias alimentarias”, según explican en la plataforma de especialistas médicos, Top Doctors. Y aunque cualquier alimento es susceptible de provocar una intolerancia, los más comunes son los huevos, el pescado, la leche, los frutos secos, el marisco, la soja, el gluten y algunas harinas y levaduras.

Niños alérgicos. Lo que llama la atención de los expertos es, no obstante, el aumento de personas alérgicas, según recoge la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap). De hecho, el crecimiento ha sido notable en los niños. Y es que, según los expertos, estas alergias pueden desarrollarse tanto por la alimentación de la madre durante el embarazo como por la dieta que se le da a los bebés y niños durante los primeros años de vida, pero hay muchos otros factores a tener en cuenta. La causa es multifactorial y el aumento de las alergias va paralelo a nuestro estilo de vida. “El control de las enfermedades infecciosas, con el uso masivo de antibióticos y de vacunas desde el inicio de la vida; la disminución de estímulos bacterianos sobre un sistema inmunológico en desarrollo; la contaminación; la multiplicación de exposiciones a alimentos muy elaborados, con muchos ingredientes; e incluso el aumento de la potencia alergénica de algunos alérgenos, pueden ser algunos de los factores relacionados con este incremento en la frecuencia de alergias”, explica Gabriel Gastaminza, especialista en alergología de la Clínica Universidad de Navarra de Pamplona. Gastaminza asegura, además, que cualquier persona, en cualquier momento de su vida, puede desarrollar una reacción alérgica. “Es verdad que determinadas alergias son más frecuentes en determinados grupos de edad, pero hoy en día se diagnostican pacientes alérgicos al polen incluso en personas de 60 o 70 años”.

¿Tienen cura? Sin embargo, para los afectados, la clave está en cómo eliminar las alergias o minimizar sus consecuencias. Además de la medicación para controlar los efectos, las alergias también se pueden erradicar. Para ello es fundamental conocer cómo funciona el organismo en estas situaciones. En general, cuando se desarrolla alergia se producen anticuerpos IgE (inmunoglobulina) contra sustancias ambientales que respiramos, ingerimos o tenemos contacto directo en la piel. Esta producción de anticuerpos IgE pueden disminuir con el tiempo si no estamos en contacto con esta sustancia, aunque el organismo tiene memoria y ante una posible exposición a esta sustancia, producen anticuerpos IgE de nuevo. “Hay dos circunstancias que frenan la respuesta alérgica. Una ocurre en la primera infancia, cuando se desarrolla alergia a las proteínas de la leche de vaca o al huevo. Como el sistema inmunológico del niño se está desarrollando, si retiramos estos alimentos durante unos años mientras presenta alergia a los mismos, podemos conseguir eliminar la producción de IgE frente al alimento, y el organismo como respuesta también elimina las células con memoria para estos alimentos”, explica Ángel Ferrer, alergólogo del Hospital Vithas de Alicante. “Y la segunda circunstancia consiste en la administración de inmunoterapia (vacunas de alergia) frente al alérgeno, ya sea polen, ácaros, hongos, epitelios de animales, veneno de himenópteros (abeja, avispa), látex o determinados alimentos. Con la inmunoterapia conseguimos bloquear la respuesta específica IgE frente a ese alérgeno, y el paciente alérgico puede tolerar la exposición o ingesta de esta sustancia alergénica. Dentro de este grupo también estaría un mecanismo llamado desensibilización, que consiste en una exposición continuada baja y mantenida diariamente del alérgeno (sustancia que produce alergia), manteniendo la tolerancia al alérgeno mientras se administre todos los días”, comenta este profesional.

Las alergias más comunes

La rinitis alérgica es hoy la patología prevalente entre la población adulta, según Ángel Ferrer Torres, alergólogo del Hospital Vithas Alicante Medimar Internacional. Mientras, en el caso de los niños, la dermatitis atópica es la más frecuente.

“La mayor incidencia de alergia alimenticia en la población es debida a la reducción de la diversidad de la flora microbiana del intestino, por reducción de la exposición ambiental a bacterias y hongos en la infancia, así como la poca diversidad alimenticia en la primera infancia, no favoreciendo el desarrollo adecuado del sistema inmune”, explica este experto. Además, nos encontramos con una segunda ola alérgica que está desarrollando alergia a determinados alimentos (melocotón, kiwi, marisco, frutos secos, etc.) en adultos en los países desarrollados. Otras manifestaciones clínicas de esta enfermedad son el asma en niños y adultos, y con menor frecuencia la dermatitis de contacto por materiales habituales o profesionales, las reacciones alérgicas con las picaduras de himenópteros e insectos y algunos casos de urticaria. Sin embargo, el tipo de reacciones alérgicas que está aumentando más en frecuencia y gravedad son sobre todo las alergias a alimentos. “También está aumentando la frecuencia de alergias a medicamentos, que probablemente está relacionada con el aumento del arsenal terapéutico del que disponemos; con el uso de fármacos biológicos que alteran el sistema inmunológico, y con el envejecimiento de la población, ya que cuanto mayor es la edad, más exposición hay a diversos tipos de fármacos”, explica Gabriel Gastaminza, alergólogo de la Clínica Universidad de Navarra.

Para saber más

Seicap: La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap) dispone en su página web de información específica sobre alergias infantiles y cómo actuar.

Thermofisher: Este laboratorio especializado en productos de análisis, ofrece en su web una amplia información sobre alergias, las pruebas para detectarlas y su tratamiento.

Teknon: En la web de la clínica se explican las diferencias entre alergias y otras patologías, así como las pruebas para detectarlas.

Topdoctors: La plataforma de especialistas médicos dispone de un diccionario para aclarar dudas sobre cualquier enfermedad, incluidas alergias e intolerancias.

«Aprendiendo a convivir con las alergias», por Ana María Martínez-Cañavate

CONSUMO


ANA MARÍA MARTÍNEZ-CAÑAVATE

presidenta SEICAAP. Pediatra Alergólogo Jefe de Sección de Pediatría del H.U. Virgen de las Nieves


Aprendiendo a convivir con las alergias

https://www.seicap.es/es

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La alergia se conoce desde hace más de 5.000 años. El primer episodio conocido fue la muerte del faraón Menes tras la picadura de una avispa. Hipócrates describió la urticaria asociada a ortigas y mosquitos. También se tacharon de envenenamientos síntomas que eran manifestaciones de alergia alimentaria.

Se ha observado un aumento progresivo en niños, hasta en un 2% de los nacidos en España, por lo que se ha convertido en un fenómeno de gran repercusión. Por estos motivos, aunque la alergia no cuenta con una elevada mortalidad, es importante conocer e identificar bien a las personas que puedan padecerla en sus diferentes manifestaciones clínicas.

Antes de seguir conviene definir varias terminologías que en ocasiones se entremezclan:

Atopia: fenómeno inmunológico frente a determinados agentes ambientales o alimentarios que pueden manifestarse como dermatitis atópica, asma bronquial, conjuntivitis o rinitis.

Alergia alimentaria: reacción adversa del sistema inmunológico que ocurre poco después de haber ingerido un determinado alimento, con signos y síntomas digestivos, cutáneos o respiratorios (en las mediadas por Inmunoglobulina E (IgE)) o a nivel digestivo: celiaquía y proctocolitis (en las no mediadas por IgE). Y se identifican por pruebas alergológicas o inmunológicas.

Hipersensibilidad no alérgica a alimentos (Intolerancia alimentaria): reacción adversa, preferentemente del tubo digestivo, frente a componentes de la dieta que no son digeridos, metabolizados parcial o totalmente y que se generan por dos vías diferentes, bien por intolerancias alimentarias metabólicas como la intolerancia a lactosa, o a la fructosa; o por intolerancias alimentarias inespecíficas por una mala asimilación del alimento.

Alérgenos alimentarios: componentes de la dieta, preferentemente proteínas, que en determinadas personas pueden producir una reacción alérgica (proteínas del huevo y de la leche, etc.).

Sensibilización alérgica: episodios en los que aparecen determinados test diagnósticos positivos frente a alérgenos alimentarios y no tienen repercusión clínica alguna.

En la alergia alimentaria en edad infantil los alimentos más frecuentemente implicados, si bien empiezan siendo el huevo y la leche, según va creciendo el niño van apareciendo manifestaciones alérgicas a frutos secos, pescado o marisco y frutas.

Las manifestaciones clínicas pueden variar desde cuadros leves, como urticaria, síndrome de alergia oral (SAO), vómitos o diarreas, hasta anafilaxia.

La anafilaxia es definida por la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI) como una reacción alérgica grave, de instauración rápida y potencialmente mortal.

Comienza con la aparición de síntomas que afectan simultáneamente a varios órganos: a nivel de piel (exantema, urticaria o angioedema), aparato respiratorio (mucosidad nasal, broncoespasmo, edema laríngeo), síntomas abdominales (dolor abdominal, diarrea o vómitos), y manifestaciones cardiovasculares (taquicardia, hipotensión). Las manifestaciones se inician de manera brusca, a los pocos minutos de la ingestión del alimento, y pueden poner en peligro la vida del paciente.

Cuando iniciamos el estudio del paciente debemos realizar una completa historia clínica, analizando las dudas que les surgen a los familiares y a los niños.

¿Qué es lo que tiene el niño/a?, ¿es grave?, ¿por qué tiene esos síntomas?, ¿qué le va a pasar? y, por tanto, ¿qué podemos hacer? Preguntas que en lenguaje médico se pueden traducir por ¿cuál es el diagnóstico?, ¿cuál es la gravedad?, ¿cuál es la etiología desencadenante?, ¿cuál es el pronóstico? y ¿qué tratamiento es el recomendado?

Esto nos conduce a realizar un diagnóstico correcto que permita un tratamiento idóneo acompañado de instrucción adecuada al paciente en el uso de medicación urgente si fuera necesario, y eliminación en la dieta de los agentes causantes.

Pruebas diagnósticas.

In vitro: determinación de IgE específica y diagnóstico molecular, con los agentes sospechosos para conseguir un diagnóstico de precisión. E incluso realizar Test ISAC® (Inmuno Solid-Phase Allergen Chip), prueba diagnóstica más avanzada.

In vivo: test cutáneos (prick test) en los que se determina la IgE a nivel cutáneo, y pruebas de exposición oral controladas, que consisten en dar el alimento sospechoso, para comprobar la presencia, o no, de síntomas.

El pilar fundamental del tratamiento de la alergia alimentaria es la exclusión de la dieta del alimento identificado como causante de la reacción alérgica.

A veces no es suficiente, ya que los pacientes siguen sufriendo reacciones debido, en gran parte, a un mal etiquetado de los alimentos y a reacciones debidas al desconocimiento.

Ante la posibilidad de una ingesta accidental se indica la toma de antihistamínicos y corticoides orales. En caso de reacciones graves se instruye al paciente o familiares en el uso adecuado de los autoinyectables de adrenalina.

Actualmente con la leche, huevo, cacahuete y melocotón, se realiza el tratamiento de desensibilización/inmunoterapia oral (ITO), que consiste en la administración de cantidades crecientes del alérgeno con el fin de modular la respuesta inmunitaria y conseguir una buena tolerancia frente a ese alimento, con un índice de éxito del 70-80%.

Cabe destacar en prevención primaria que no están recomendadas las dietas en las embarazadas, ni el aporte de probióticos ni prebióticos para prevenir la alergia alimentaria en los niños. Y sí, la introducción temprana, en los lactantes, a partir del cuarto mes, de alimentos potencialmente alergénicos para prevenir la aparición de alergias.

La alergia alimentaria es un tema muy presente en la sociedad, y afecta a la calidad de vida de pacientes y familiares, con gran repercusión socioeconómica.

Es necesario que los pacientes sean estudiados por equipos multidisciplinarios para conseguir un correcto diagnóstico, tratamiento y adecuada educación sanitaria.

Con la salud no se comercia

PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR

Con la salud no se comercia

Cuidar de nuestra salud nos lleva, en ocasiones, a confiar en mensajes publicitarios sin demasiado fondo científico e incluso engañosos. Para evitar cualquier problema o vacío legal, la Comisión de Sanidad y Consumo del Senado ha aprobado por unanimidad una moción o propuesta que insta al Gobierno a proteger mejor al consumidor ante este posible abuso.

MARIÁN LEZAUN

Alimentos con fórmulas mágicas para combatir nuestras dolencias, compuestos que prometen mejorar el funcionamiento de nuestro cuerpo e incluso medicamentos contra el cáncer o la demencia se venden en internet sin ningún reparo, pero también en algunos establecimientos físicos como farmacias y parafarmacias. El problema surge cuando esos productos no cuentan con un desarrollo científico detrás, no son necesarios (como es el caso de muchos suplementos alimenticios) y no consiguen aquellos resultados que prometen. El caso Minerval, un producto anticancerígeno que se empezó a comercializar antes de tiempo y sin estar autorizado por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), ha sacado a la luz un tema de salud pública y ha obligado al Gobierno a tomar medidas. También, el reciente asunto de la ozonoterapia aplicada a los pacientes con coronavirus pone de manifiesto el uso en hospitales públicos de terapias sin las necesarias evidencias científicas.

Vacíos legales. Para paliar los vacíos legales, desde la Agencia Española del Medicamento confirman a Escritura Pública que “actualmente se está desarrollando el nuevo proyecto de Real decreto que regulará la publicidad de medicamentos y productos sanitarios. Incluirá requisitos adicionales para garantizar una correcta publicidad y promoción tanto de medicamentos como de productos sanitarios”. Pero los expertos reconocen que saber si estamos ante un fraude es más sencillo de lo que parece. Se trata de estar alerta y contrastar la información. “Debemos huir de aquellos productos que se publicitan como la solución única para nuestros problemas de salud, que sirven para todo tipo de patologías o cuando hacen referencia a que en poco tiempo solucionan el problema. Todos estos son ejemplos de elementos que nos deben de poner en alerta y sospechar que estamos ante una publicidad engañosa”, explica Daniel Fernández, experto de la dirección de Servicios Técnicos del Consejo General de Farmacéuticos.

De todos modos, para tranquilizar al consumidor, los expertos consultados por la revista reconocen que hoy en día no se retiran muchos productos del mercado por incumplir las normas necesarias. “El mercado nacional y europeo es muy garantista en cuanto a la seguridad de los ciudadanos y enseguida se ponen en marcha los mecanismos necesarios para retirar el producto en cuanto hay algún problema de seguridad”, añade Fernández. En la misma línea, fuentes de la Agencia Española del Medicamento (AEMPS) aseguran que la normativa existente en materia de publicidad protege al consumidor contra la publicidad ilícita, que considera como tal, entre otra, aquella que se considere engañosa, desleal o agresiva. “La normativa contempla asimismo mecanismos de control (por ejemplo, la acción de cesación o suspensión), que pueden ejercer quienes tienen esa capacidad legalmente reconocida”. No obstante, esto no excluye una responsabilidad y libertad individual, y una distinta percepción del riesgo en cada persona, esferas a las que la Administración no puede llegar. “Desde mi punto de vista se debería desarrollar un criterio uniforme por parte de las autoridades, con el que se identifiquen los mecanismos que diferencien la publicidad de un producto sanitario o la publicidad sobre servicios médicos o tratamientos médicos, que pueda considerarse engañosa”, añade Ricardo de Lorenzo, director del Máster de Derecho Sanitario de la Universidad San Pablo-CEU. “Especialmente cuando los productos sanitarios objeto de esos servicios médicos o tratamientos requieran de un seguimiento adicional por parte de profesionales sanitarios y, por lo tanto, sean mucho más sensibles de cara a ser promocionados indirectamente a través de la publicidad de un tratamiento médico”, insiste.

Escuchar siempre. Por eso, desde la Agencia Española del Medicamento explican que el principal mensaje es adquirir los medicamentos en los canales legalmente habilitados para ello, que en España son, principalmente, las oficinas de farmacia y los servicios de farmacia hospitalaria. “Comprar medicamentos fuera de estos canales implica un riesgo para la salud de los consumidores. Esta recomendación opera igualmente al comprar medicamentos en internet: solo deben adquirirse medicamentos sin receta en aquellas páginas que muestren el logotipo único de la UE y que aparezcan en el listado correspondiente”. Para ello, se recomienda consultar el listado en la página web de la organización (aemps.es).

Además, los expertos recomiendan consultar cualquier duda en la farmacia y evitar problemas a medio plazo. Según explica Fernández, “el farmacéutico es un profesional sanitario accesible y de confianza, que desempeña un papel primordial en la dispensación de este tipo de productos, siendo la farmacia comunitaria punto sanitario de referencia en la detección precoz de distintas patologías”. El farmacéutico tiene también un papel clave en la vigilancia de los posibles efectos adversos que estos productos pudieran causar, realizando la correcta notificación del incidente y proporcionando al paciente la información útil y necesaria para mejorar su estado de salud.

La publicidad de los productos sanitarios

La publicidad de los medicamentos y los productos sanitarios tiene sus propias normas. Así, son el Real Decreto de Productos Sanitarios y el Real Decreto Legislativo 1/2015 sobre Publicidad de Medicamentos y Productos Farmacéuticos los que rigen todo lo relativo al sector. También existen algunas excepciones. Por ejemplo, existen determinados productos sanitarios para diagnóstico in vitro (pruebas no invasivas usadas sobre muestras biológicas), que tienen su normativa específica y que, en ocasiones, dificulta el control publicitario. Además, todo el sector tiene un sistema de autorregulación propio liderado por FENIN (Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria), que ha publicado su propio Código Ético. Sin embargo, no siempre es fácil ajustarse a la ley. Según Ricardo Gil, director del Máster de Derecho Sanitario de la Universidad San Pablo-CEU, “el problema principal es la dificultad de encaje de determinados productos que podemos considerar medicamentos o productos cosméticos”. Desde la institución también abogan “por una unificación normativa en materia de publicidad y promoción de los productos sociosanitarios que facilitaría conocer los límites de la publicidad”.

Por si las dudas

AEMPS: Toda la legislación y órdenes que afectan a la publicidad de los medicamentos se encuentra en esta web. También se puede consultar toda la información disponible sobre la industria farmacéutica y sus operadores.

THOMSON REUTERS: El portal jurídico de la editorial explica los pormenores de la ley para saber si estamos ante un caso de fraude o si se están incumpliendo los requisitos de la publicidad.

Fenin: En la página de la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria se puede consultar el código ético por el que se rige el sector.

El caso Minerval

Minerval fue un medicamento para curar el cáncer que comenzó a venderse cuando se encontraba en fase de ensayo clínico. Miles de personas afectadas por la enfermedad comenzaron a hacer pedidos online de dicho remedio. Desconocimiento o desesperación llevó a miles de enfermos a comprar este producto que no cumplía su propósito y el asunto llegó a los tribunales. En el auto de la decisión ya se reconoce que el producto es «un medicamento designado como huérfano -es decir, destinado a un pequeño grupo de personas y poco rentable para la industria farmacéutica- por la Agencia Europea de Medicamentos», y subraya que su comercialización no estaba autorizada «limitándose su utilización a ensayos clínicos previamente autorizados y eventualmente al uso excepcional en situaciones especiales previa autorización de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), no constando ninguna solicitud ni autorización para el uso de tal producto». Para Ricardo de Lorenzo, director del Máster de Derecho Sanitario de la Universidad San Pablo-CEU, “el caso Minerval dista de una publicidad o promoción en productos sanitarios. Fue un caso de presunta estafa por vender un medicamento en fase de ensayo clínico sin estar autorizado por la AEMPS, como medicamento con todas las garantías para la cura del cáncer. En cualquier caso, demuestra hasta dónde puede llegar una información engañosa y los efectos que puede tener en los ciudadanos”.

«Escuchar y formar al consumidor», por Bartolomé Ribas

PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR

BARTOLOMÉ RIBAS,

Académico de Número
Real Academia Nacional de Farmacia

 

Escuchar y formar al consumidor

El consumidor debe ser respetado y formado fielmente con exactitud en la publicidad de las instituciones que ofrecen sus productos. Productos que deben ser evaluados y autorizados en el caso de los medicamentos por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios, y en su caso por la correspondiente Agencia Europea. Y, por otra parte, el consumidor debe también escuchar, entender y saber lo que va a utilizar con seguridad y eficacia para su salud y aplicaciones cotidianas. Y formarse en los temas importantes para su economía y para su vida. No hay que atosigarle con el velo de ampliar servicios y beneficios a su favor, lo que equivale a una publicidad engañosa como se observa en redes sociales.

Los numerosos medios de las tecnologías de la información y las comunicaciones, redes sociales y los llamados “mass media”, radio y otras tecnologías usuales cada día, así como los medios en papel, ofrecen la publicidad que se les da y abona para asegurar su subsistencia.

El consumidor necesita un conocimiento preciso y bien fundamentado en beneficio de todos, como es el prospecto o catálogo que acompaña los medicamentos.

El caso Minerval ocurrido en Palma de Mallorca y difundido por dos profesores de la Universidad de las Islas Baleares lo demuestra. Es un ejemplo claro de que, sin la voluntad de engañar, prácticamente erraron en transmitir los conocimientos científicos.

Los compuestos de un medicamento y el principio activo que contiene y ejerce su eficacia en el enfermo debe tener un fundamento científico experimental respecto a su administración, acumulación, reacciones moleculares, su metabolismo, compuestos secundarios y sus posibles efectos, y eliminación o excreción.

Se deben conocer los efectos de algunos de los posibles metabolitos fisiológicamente activos, ya que pueden, en algunos casos, tener el efecto terapéutico curativo en el paciente.

En el caso del medicamento Minerval, ya fuera por precipitación científica, o estimulados por inclinación económica, o por su prestigio académico universitario, los autores responsables no lo deberían haber presentado como milagroso en el siglo XXI. No existen medicamentos milagrosos. Se debe comprobar su seguridad, su eficacia y su eficiencia. Lanzar al mercado un medicamento requiere tres fases y ser aprobado por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (y en la Comunidad Europea por la Agencia Europea del Medicamento – EMEA).

Se necesitan muchas pruebas experimentales y evaluaciones justificadas en determinados casos por publicaciones científicas y mejor en revistas con elevado índice de impacto.

No se puede abusar de la confianza de los consumidores y de los enfermos deseosos y ansiosos de curación. Se necesita historia clínica, pruebas analíticas, diagnóstico, tratamiento y seguimiento.

No se puede anunciar por las buenas que se ha encontrado una solución, por ejemplo, al cáncer, cuando sabemos que no es posible sin un largo, muy largo recorrido y elaborado proceso, además de costoso. Se calcula en unos 15 mil millones de euros lanzar al mercado, y venta en farmacias, un medicamento, debido al proceso de investigación estrictamente guiada por el método científico en tres fases:

  • Fase I: en síntesis, estabilidad, encapsulación
  • Fase II: eficacia y evaluación en animales
  • Fase III: seguridad, eficacia, eficiencia en humanos y en hospitales bajo un control adecuado

Finalmente, su comercialización debe ser autorizada y aprobada por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios.

Al consumidor se le debe explicar en su beneficio y para su salud de una manera exacta y amplia, como lo hizo en su día el Instituto de España en dos Mesas Redondas, inauguradas por el entonces ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, en relación a la pandemia causada por el virus de alta patogenia SARS-coV-2, que al contagiar como intruso en el cuerpo humano produce la patología del COVID-19.

La mencionada pandemia nos afecta a todos directa o indirectamente e interesa al consumidor ser informado correcta y adecuadamente a través de las claras normativas oficiales a seguir, como el confinamiento, distancias, uso de mascarillas, número de personas en reuniones, lavado de manos, vacunaciones, y prevención, diagnóstico y tratamiento, como ha divulgado el Instituto de España, siendo moderador su secretario general académico Pedro García Barreno.

Se debe explicar al consumidor con fundamento como tener un cuerpo sano, fuerte y robusto con el fin de aniquilar los virus, bacterias y agentes tóxicos que entran en su organismo. Es esencial evitar drogas, bebidas alcohólicas, y excesos alimentarios de comidas copiosas. El consumidor debe saber y estar informado correctamente para poder elegir fortalecer su organismo ante una situación inequívoca grave como es la patología del COVID-19.

El consumidor debe poder elegir con fundamento y voluntariamente un estilo de vida con actividad física (andar) y gasto en dieta y suplementos alimentarios a tener en cuenta, en caso de pandemia, la que sufrimos de la COVID-19 y de las ya conocidas variaciones genómicas del Coronavirus SARS-coV-2, de Inglaterra, Sur África y Brasil, y muchas otras que se conocen hoy en día. Las vacunas son el tratamiento universal de elección para hacer frente al virus de elevado contagio como es el SARS-coV-2 y mutantes.

Los científicos esperan que las vacunas tengan éxito en la prevención de padecer la enfermedad COVID-19, y también han ofrecido diversos medicamentos. Y se prevé la salida al mercado de la vacuna española antes de fin de año. Probándose actualmente en voluntarios.

En satisfacción del consumidor, este tiene que escuchar, aprender y discernir lo que es importante para poder vivir con salud, alegría y bienestar de acuerdo con si vida y sus circunstancias.