AL ENCUENTRO
ZARAUTZ
TRADICIÓN VASCA
Panorámica desde Santa Bárbara.
JESÚS ORTÍZ
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Según nos cuentan en el Museo de Arte e Historia de Zarautz, el territorio que hoy ocupa la población ya estaba poblado hace unos setenta milenios, en pleno Paleolítico. Las sucesivas crecidas y retiradas marinas dieron lugar a un paisaje de dunas y marismas en el que se fueron asentando tribus celtas, probablemente várdulos, no sin antes haberse hecho dueña del lugar un tipo de jara, txara o zara en euskera, que probablemente ha dado nombre a la localidad.
BIEN ENTRADO EL SIGLO XIX, LA REALEZA Y LA ARISTOCRACIA, Y NO SOLO LAS ESPAÑOLAS, CONVIRTIERON A ZARAUTZ EN LUGAR DE REFERENCIA PARA VERANEAR
Las ballenas
Fueron, entre los siglos XIII y XVI, la principal fuente de ingresos de los zarauztarras, recurso muy común en los pueblos costeros cántabros. En esos tiempos se construyeron torres defensivas, necesarias en un núcleo sin murallas, como la Torre Luzea (s. XV), que aún se muestra espléndida y muy bien conservada en el centro de la villa. Pero la captura de los cetáceos fue decayendo poco a poco y dando paso a otras maneras de ganarse la vida (astilleros, textiles…), hasta que, bien entrado el siglo XIX, la realeza y la aristocracia, y no solo las españolas, convirtieron a Zarautz en lugar de referencia para veranear.
Curiosamente, ya en esos tiempos de visitantes ilustres, en 1878, se pescó la penúltima ballena en la zona con las artes tradicionales de chalupa y arpón. Y decimos «en la zona», y no en Zarautz, porque la proximidad geográfica de esta localidad con la de Guetaria, a tan solo tres kilómetros, llevó a que el avistamiento se hiciese a la vez desde ambos lugares, con lo que las respectivas tripulaciones de pescadores llegaron simultáneamente al sitio donde se encontraba el mamífero marino. Arponazos de unos y de otros, tiras, aflojas y conflicto final, juicio incluido, sobre quiénes eran los propietarios de la pieza cazada. Tardaron tanto en dilucidarlo, que la captura se pudrió, llevaron sus restos a San Sebastián y ahí se quedó su esqueleto, hoy expuesto en el Acuarium.
La nao Victoria
Esa que trajo de vuelta al guetariense Juan Sebastián el Cano tras completar la primera, e involuntaria, vuelta al mundo, pudo haber sido construida en Zarautz, según algunos manuscritos, aunque la historia oficial dice que fue en el astillero de Ondárroa (Vizcaya). Una convicción, esta última, que se basa en un acta notarial fechada en Sevilla en 1518, en la que el hijo del propietario de la embarcación y vecino de la localizad vizcaína dejaba constancia de que la nave les había sido requisada «para yr a descubrir a las Yndias del Mar Oçéano». Que pueda adjudicarse, en cualquier caso, la construcción de un buque con una capacidad de carga de más de cien toneladas al astillero zarauztarra, ya es buena muestra de la importancia que llegó a tener.
SE HIZO DUEÑA DEL LUGAR UN TIPO DE JARA, TXARA O ZARA EN EUSKERA, QUE PROBABLEMENTE HA DADO NOMBRE A LA LOCALIDAD
La relación de la villa con los grandes barcos queda patente hoy por hoy en los restos del Cargadero de Mollarri (s. XX), que están considerados patrimonio histórico industrial. Aunque hay un centro de interpretación donde se entiende bien la enorme importancia que tuvo el complejo, ya es toda una experiencia llegar hasta el lugar, acercarse a los acantilados e impregnarse del paisaje que lo rodea. Se trataba, por intentar resumirlo, de un sistema de vagonetas colgantes que, mediante un trazado de 11 kilómetros de cables, llevaba el mineral de hierro desde las minas de Asteasu hasta los buques cargueros franceses e ingleses, principalmente, que allí atracaban. El sendero hasta el cargadero, un paseo de lujo por la naturaleza… ¡y un buen ejercicio!, porque los más de cuatrocientos escalones de subida excavados en la ladera del Talaimendi dan para «quemar» varios toldotxos (pinchos de merluza típicos de Zarautz) bien regados con txakolí.
El veraneo aristocrático
fue la consecuencia de los consejos médicos que, siguiendo los preceptos del mismísimo Hipócrates, llevaron a la Reina Isabel II a bañarse en agua de mar en los meses en los que meterse en el Cantábrico es, digámoslo así, más agradable. Su residencia en Zarautz (1865 y 1866) era el señorial Palacio de Narros (s. XVI). La real decisión tiró de la aristocracia cortesana y pronto se construyeron grandes mansiones, algunas desaparecidas, en las que llegaban a alojarse hasta medio centenar de personas, entre propietarios e invitados, más todo un ejército de empleados que atendían sus necesidades diarias. Esto puede dar una idea del crecimiento, en época estival, que tuvo el sector servicios en el prehistórico erial de las txaras.
Al nombre de la reina Isabel II, han de unirse otros como Alfonso XIII y su segunda esposa la reina María Cristina; el ilustrado Juan María de Eguirre, Marques de Narros; o Balduino de Bélgica y su esposa la española Fabiola de Mora o la duquesa de Alba. En la primera quincena del siglo XX el auge era tal, que el propio Alfonso XIII inauguraba en 1916 el Real Club de Golf de Zarautz: el más antiguo de la Península Ibérica. Mar, cinematógrafo, golf, casino, buen pescado, buenas carnes… Hasta Marlene Dietrich y Jackie Kennedy se vieron seducidas por tal conjunto de encantos.
SEGÚN ALGUNOS MANUSCRITOS, LA NAO VICTORIA, ESA QUE TRAJO DE VUELTA A JUAN SEBASTIÁN EL CANO, PUDO HABER SIDO CONSTRUIDA EN ZARAUTZ
El surf
Es otro de los atractivos que se suma hoy a la oferta turística zarauztarra. «En la playa, la más larga de Gipuzkoa –explican desde el ayuntamiento–, se forman olas de fama mundial. La playa de Zarautz es, por tanto, un atractivo para surfistas de todo el mundo, y prueba de ello es que durante todo el año vemos en nuestras calles surfistas que llegan desde diferentes rincones del planeta». Tras el verano, tiene lugar un campeonato que antes estaba inscrito en el circuito internacional pero que, tras la pandemia, es de organización local, lo que no le resta ni un ápice de interés para los miles de practicantes y aficionados llegados hasta de las antípodas y que se dan cita en los 2,5 kilómetros de arenal.
Otras actividades más tranquilas, sin salir del núcleo de la población, son el paseo hasta la ladera del Talaimendi, que antes citamos, y la subida hasta el Torreón de Vista Alegre, en Santa Bárbara. El primero comienza bordeando la zona de dunas que abre paso al biotopo de Iñurritza por un camino de madera cubierto para que las pelotas de golf de limítrofe campo no impacten en los transeúntes o bañistas. El entorno es un paraíso para especies de flora que no sobreviven en otros lugares. Luego, tras cruzar por un pequeño puente el arroyo San Pelaio, a por los famosos cuatrocientos y pico escalones. La otra ruta, la de Santa Bárbara, se inicia en pleno casco urbano por una antigua calzada empedrada que forma parte del Camino de Santiago entre Zarautz y Guetaria por la costa. A las magníficas vistas de la villa, el camino une el paseo entre cepas de hondarribi zuri: la uva que da lugar al txacolí.
El casco histórico
Tiene el clásico encanto de los pueblos de pescadores que desarrollaron un especial señorío. Es toda una experiencia pasear por calles recoletas entre palacios, como el de Narros; casonas, como la Casa Portu (s. XVI) y la Casa Makatza (s. XV); y monumentos religiosos, como Santa María la Real (s. XVI) o los conventos de Santa Clara (s. XVII) y de los Padres Franciscanos (s. XVII), sin dejar en el olvido la singularidad de la ecléctica ermita de Santa Marina, tímidamente asomada a la calle entre edificios de viviendas, que fue construida en 1932, aunque se sospecha que había ahí otra del mismo nombre del siglo XVII.
Y ya que hemos hablado de pinxos y de txacolí, no dude el viajero que una buena forma de comprobar la excelencia gastronómica de este rincón del País Vasco es recorrer bares y tabernas catando esos pequeños bocados de alta cocina que caracterizan aquí el siempre atractivo «picoteo». Y si del joven vino blanco se trata, varias bodegas alrededor ofrecen visitas y catas. Nadie se puede ir de Zarautz, en suma, sin haber visitado una bodega de txacolí, sin haberse dado unas alegrías gastronómicas o sin comprobar que los pescadores siguen suministrando excelente producto a los restaurantes.
EUSKAL JAIAK (FIESTAS VASCAS)
DEL 1 AL 9 DE SEPTIEMBRE DE 2023
Cuentan que el origen de las Euskal Jaiak fue un esfuerzo por prolongar el veraneo un poco más allá de finales de agosto, cuando el periodo vacacional clásico suele echar el cierre. Sea como sea y a qué o a quien haya que dar las gracias, las fiestas son hoy todo un estallido de folclore popular, como lo define la web Turismo de Zarautz.
Nos podemos fijar, como algo muy característico, en los certámenes de danza popular, de trikitilaris y de jóvenes bertsolaris. Para quien no conozca Euskadi, o no sea de este rincón de la Península Ibérica, podemos definir la trikitixa como un tipo de acordeón, llegado a tierras vascas en el siglo XIX, cuyos instrumentistas tocan normalmente acompañados de un pandereteroa (panderetero). De hecho, el trikiti es como se suele definir al tipo de música que genera el dúo y que ya es un clásico en las romerías.
VECINOS Y VISITANTES, TODOS ATAVIADOS CON TRAJES TÍPICOS, BAILANDO POR LAS CALLES AL RITMO QUE MARCAN LOS TXISTULARIS Y LOS TRIKITILARIS.
Para explicar lo que es un bertsolari, acudimos al Etxepare Euskal Institutua: «El bertsolarismo es el arte de inventar bertsos y es, a su vez, el movimiento social creado en torno al mismo. Un bertso no es un verso, el bertso es toda la estrofa». Y añade que, desde que iniciamos el siglo XXI, se considera el bertso un género retórico: «El objetivo no es improvisar textos de gran calidad literaria sino emocionar al público. Las y los bertsolaris, por tanto, son gestores de emociones».
La gran emoción para propios y extraños es, sin duda, el remate a toda una semana de actividades, diversión, fiestas y música por doquier: el 9 de septiembre, el Día Grande… Una jornada en que lo difícil, casi imposible, es ver a alguien que no esté ataviado con alguno de los trajes típicos de la zona y que no se arranque a bailar por las calles al ritmo que marcan los txistularis (intérpretes de la flauta llamada chistu y el tamboril), los trikitilaris y otros ejecutantes de instrumentos populares. Es toda una profunda inmersión en la cultura popular vasca.
Para no perderse
Museo de Arte e Historia de Zarautz
Evolución cronotipológica de las inhumaciones medievales en el Cantábrico Oriental: el caso de Santa María la Real de Zarautz (Gipuzkoa).
Alex Ibáñez Etxeberria y Alfredo Moraza Barea. Departamento de Arqueología Histórica Sociedad de Ciencias Aranzadi (2005).
Fotos antiguas de Zarautz: un paseo por el pasado.
Referencia: [email protected]
INFORMACIÓN
Oficina de Turismo de Zarautz
Kale Nagusia, 30
Tel.: 943 830 990
[email protected]
www.turismozarautz.eus
ALOJAMIENTO
Hotel Karlos Arguiñano ****
Mendilauta, 13
Tel.: 943 130 000
https://www.hotelka.com/es/hotel
RESTAURANTES Y TAPEO
Gure Txokoa
Gipuzkoa Kalea, 22
Tel.: 943 835 959
[email protected]
www.restauranteguretxokoa.es
Kandela Jatetxea
Torre Luzea, 2
Tel.: 943 834 959
[email protected]
http://restaurantekandela.com
Kirkilla
Santa Marina kalea, 12
Tel.: 943 131 982
[email protected]
www.kirkilla.com
Txiki Polit
Musika plaza
Tel.: 943 83 53 57
[email protected]
www.txikipolit.eus
Salegi Taberna
Plaza Barren, 3
Tel.: 943 133 272
Taberna Naparrak
Plaza Barren, 1
Tel.: 943 133 170