ESFERA CULTURAL

LLEGAR AL ÚLTIMO RINCÓN DEL PLANETA

JULIÁN DÍEZ,
Cuando en los años sesenta la exploración espacial consiguió retratar por vez primera la Tierra como un todo pensamos que el planeta había quedado desvelado. Los años, sin embargo, han aclarado que esa revelación es parcial. Medios como National Geographic han continuado su trabajo, y un número creciente de aficionados a la geografía insólita pueblan internet con canales de Youtube y webs, a los que en los últimos tiempos se han unido diferentes atlas de carácter heterodoxo.

Quizá el fenómeno puede remontarse al progresivo interés por los lugares abandonados. Aunque la exploración de las catacumbas de París, por ejemplo, es una actividad con notable tradición, fue en Japón a partir de los años sesenta cuando se dio un nombre a las exploraciones de territorios que quedaron afectados por la guerra mundial, en particular zonas de exclusión nuclear: haikyo. Ya en 2004 en Estados Unidos se creó un programa de televisión sobre acceso a lugares especialmente complicados, Urban Explorers, que ha tenido distintas encarnaciones hasta hoy.

Atlas Obscura.

Un paso decisivo a la popularización de estos temas lo dio el crecimiento de la revista online Atlas Obscura, que decidió ampliar su ámbito a sitios en líneas generales poco conocidos y que hubieran pasado totalmente inadvertidos al público y las guías de viajes. Estructurado en notas breves y con un fondo de material enorme gracias a su red de colaboradores por todo el mundo, Atlas Obscura ya organiza incluso viajes.

Un primer libro recopilatorio con algunas de sus historias llegó a ser el más vendido en la categoría de ensayos del New York Times en 2016 y se publicó en español un año después (Espasa). En él se da cuenta de lugares tan variopintos como el Museo Estadounidense del Cartel de Cincinatti; la estatua del filósofo Jeremy Bentham que tiene a sus pies la cabeza momificada (a la vista) del propio Bentham; o el meteorito de Hoba, el más grande que se conoce, con un peso de 60 toneladas y que se encuentra en Namibia.

A su estela, el más envidiable viajero y creador de libros de este tipo es sin duda el británico Alastair Bonnett, que lleva publicados (en España por Blackie Books) tres libros verdaderamente excepcionales: Fuera del mapa, Lugares sin mapa y el pasado año El mapa de las islas. Aunque pudiera parecer que dedicar un volumen completo a ir a islas extrañas parece algo limitado, en él Bonnett da cuenta de varias curiosidades notables. Por ejemplo, en los últimos cincuenta años sólo han emergido tres islas nuevas en el mundo por erupciones volcánicas o terremotos. Bonnett visitó una de ellas, Hunga-tonga, emergida en 2018 y que desapareció de nuevo en otro movimiento sísmico poco después de su estancia, en 2022. También comenta proyectos ya en marcha como Dogger Bank, una isla artificial en el Mar del Norte que servirá entre otras cosas para albergar a los trabajadores responsables del mantenimiento de las 10.000 turbinas eólicas que se colocarán en sus inmediaciones.

 


EN 2012 UN BARCO DESCUBRIÓ QUE UNA ISLA QUE APARECÍA INCLUSO EN GOOGLE MAPS NO SÓLO NO EXISTÍA, SINO QUE NO HABÍA EXISTIDO JAMÁS


 

Las islas son el objeto de varios libros más de interés, caso del Atlas de islas remotas de Judith Schalansky (Nórdica Libros), si bien la autora ya reconoce en la propia portada que recoge «cincuenta islas en las que nunca estuve y a las que nunca iré». También apareció un Atlas de las islas imaginarias (Libros del Zorro Rojo), de Huw Lewis-Jones, que, por supuesto menciona a la mítica octava isla canaria, San Borondón.

Esa geografía soñada es objeto igualmente de varios títulos. El atlas fantasma de Edward Brooke-Hitching (Blume) se centra en sitios que aparecen en algunos mapas, fruto de información deficiente o del capricho de sus creadores. No se trata solo de lugares legendarios: la isla Sandy, al nordeste de Australia, que llegó a aparecer en Google Maps, fue visitada en 2012 por un buque oceanográfico francés para descubrir que, simplemente, ni existe ni es posible que haya existido nunca dada la profundidad de las aguas en el lugar.

Atlas inimaginables.

Atlas de los lugares malditos de Olivier Le Carrer (Geoplaneta) da cuenta tanto de lugares con antiguas leyendas en su contra, como el castillo de Montsegur francés, como de otros de triste fama actual, como el bosque de los suicidas de Aokigahara, en Japón. También tienen un aura siniestra buena parte de los lugares recogidos en el Atlas de las ciudades perdidas por Aude de Tocqueville (Geoplaneta), caso de Prora, un gigantesco centro de vacaciones creado por el III Reich y jamás utilizado, o Centralia, un pueblo estadounidense en el que en 1962 se prendió una hoguera en unas fiestas y debió ser abandonado oficialmente en 2002 cuando se cumplieron cuarenta años sin que el fuego se pudiera apagar, ya que alcanzó una mina de carbón que se cree que seguirá ardiendo cientos de años.

 


LAS FRONTERAS ENTRE BÉLGICA Y HOLANDA SON TAN INTRINCADAS QUE LLEGAN A PASAR POR DOMICILIOS PARTICULARES


 

También la geografía estrictamente política cuenta con algunos títulos destacados. Es el caso del Atlas de fronteras insólitas de Zoran Nikolic (Geoplaneta), que da una explicación somera pero suficiente de las intrincadísimas delimitaciones entre Bélgica y Holanda (que en ocasiones llegan a pasar por mitad de domicilios particulares) o de casos como el del enclave ruso de Dubki. Se trata de un pueblo de diez habitantes en medio de territorio estonio, que ve el resto del suelo ruso al otro lado de un lago. Está prohibido detenerse en la carretera que pasa por el lugar, de propiedad estonia.

En una línea similar, Atlas de países que no existen, de Nick Middleton (Geoplaneta), reseña fronteras polémicas, discutidas o directamente imaginarias, pero que en algunos casos podrían tener consecuencias que lleguen al primer plano de las noticias. Es el ejemplo de Transnistria, la provincia secesionista moldava que mantiene un régimen estalinista y sólo obedece órdenes rusas, y que es un potencial foco de problemas en la actual situación geopolítica.

Revista online Atlas Obscura.
Curiosidades españolas

Varios lugares de nuestro país suelen aparecer entre los rincones destacados en estos libros y no suelen ser conocidos por buena parte del público. Aquí escogemos tres de ellos:

  • La frontera más pequeña del mundo. Con 84 metros de longitud, está en el istmo que une a la costa africana con el Peñón de Vélez de la Gomera, plaza de soberanía española desde 1564 que hoy sólo alberga un faro y una reducida guarnición militar.
  • El único territorio que cambia de soberanía cada seis meses. La Isla de los Faisanes, en el río Bidasoa, es territorio español entre febrero y julio, y francés entre agosto y enero. Aunque hoy no tiene trascendencia de ningún tipo, en 1659 Felipe IV de España y Luis XIV de Francia firmaron en el lugar el Tratado de los Pirineos.
  • El país desaparecido entre España y Portugal. Desde la Edad Media y hasta 1864, el Coto Mixto fue un microestado de 37 kilómetros cuadrados y un millar de habitantes situado en lo que hoy son tres pueblos de la provincia de Ourense y unas hectáreas en territorio luso. Usado como refugio de bandidos y contrabandistas, y sin mayor trascendencia política, fue borrado de un plumazo en un acuerdo entre los dos países vecinos.

Tres libros del británico Alastair Bonnett publicados en España por Blackie Books.
OTRAS FUENTES

Interesante recopilación de lugares abandonados en España que es factible visitar en la mayoría de los casos sin mayores riesgos 

Canal de Youtube dedicado a curiosidades geográficas