ÁMBITO EUROPEO

30 ANIVERSARIO

DEL MERCADO ÚNICO EUROPEO

Nunca antes en la historia de la humanidad tantos países habían acordado unir sus destinos. Al menos de forma pacífica y en igualdad de condiciones. En 2023 el mercado único está de aniversario al cumplir 30 años. Un espacio compartido que hoy aglutina a cerca de 450 millones de ciudadanos donde vivir, trabajar, viajar y comerciar libremente en los límites geográficos que comparten los 27 Estados miembros que integran la Unión Europea. Un marco compartido de actuación que ha demostrado su efectividad para afrontar la reciente pandemia sanitaria o posibilitando una respuesta conjunta a la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania. Un logro, en definitiva, fruto de la cooperación convertido en ejemplo en el que se fijan otros bloques como la Comunidad Andina o Mercosur.
El mercado único ha contribuido a convertir a la UE en la tercera potencia económica mundial.
FERNANDO GEIJO

“Que veinte años no es nada”. El célebre tango ‘Volver’ de Carlos Gardel ejemplifica perfectamente, entre otros aspectos, la fugacidad del paso del tiempo. Sin embargo, en el caso del mercado único europeo, que cumple este año tres décadas desde su implantación en 1993, este lapso de tiempo ha supuesto una auténtica revolución en la mentalidad de los ciudadanos y en la forma de vivir y hacer negocios en una gran parte del denominado Viejo Continente.

 


EL MERCADO ÚNICO POSIBILITA QUE BIENES, SERVICIOS, CAPITALES Y PERSONAS PUEDAN MOVERSE LIBREMENTE POR EL TERRITORIO COMUNITARIO


 

La eliminación de obstáculos y barreras marca, sin duda, un antes y un después en la medida en que posibilita que bienes, servicios, capitales y personas puedan moverse libremente por el territorio comunitario. Un espacio común integrado en la actualidad por 27 Estados miembros de la Unión Europea (UE) que aglutina a alrededor de 450 millones de ciudadanos con un destacado poder adquisitivo, gracias a un PIB global superior a los 14 billones de euros, al que hay que añadir el acceso parcial del que disfrutan los países que integran el denominado Espacio Económico Europeo: Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza.

La unión hace la fuerza.

Gracias a la libertad de movimientos derivada de la puesta en marcha del mercado único, la Unión Europea se ha convertido, con el paso de los años, en uno de los mayores bloques comerciales del mundo, junto a los Estados Unidos y a la potencia ascendente que encarna China en el nuevo orden mundial.

 


EL ESPACIO COMÚN EUROPEO ESTÁ INTEGRADO POR 27 ESTADOS QUE AGLUTINAN A ALREDEDOR DE 450 MILLONES DE CIUDADANOS CON UN DESTACADO PODER ADQUISITIVO


 

Un reflejo de lo anterior es el imparable aumento del intercambio comercial intracomunitario experimentado en los últimos años hasta superar en 2021 los 3,4 billones de euros, alrededor de un 60% del comercio total conjunto de la UE, frente a una exportación de bienes y servicios entre los diferentes países que lo integran que apenas representaba 671.000 millones de euros en el año de su puesta en marcha.

Los derechos recogidos en el Acta Única Europea de 1986, primero, y en el Tratado de la Unión Europea de 1992, después, representaban la culminación de los históricos anhelos para dotar al conjunto de Estados miembros de un mercado interior que pretendía ser un auténtico espacio libre de barreras, capaz de impulsar el crecimiento económico gracias a la libertad de circulación de capitales, bienes, personas y servicios.

A pesar de que en algunas áreas no existe aún un auténtico mercado único, debido a la existencia de lagunas legislativas u obstáculos administrativos, lo cierto es que el edificio común de libertades intracomunitario funciona y está integrado por lo que tradicionalmente se conoce como las ‘cuatro libertades fundamentales’, conformadas por la libertad de movimiento de mercancías, trabajadores, capitales y, la que fue más complicada de obtener, servicios, debido a la complejidad que conlleva la armonización normativa de cara a su aplicación efectiva en distintos países y, por ende, idiosincrasias.

Asimismo, la consecución de estos pilares se apoya en una serie de políticas comunes previas, como son las relativas a los transportes, la competencia, la agricultura y la pesca y el comercio.

Un entramado normativo que posibilita que no existan aranceles, aduanas o cargas tributarias que graven a las empresas que comercian en la UE. Y todo ello bajo idénticas reglas de juego en forma de normas medioambientales y de seguridad.

Mirando hacia el futuro.

A pesar de la veteranía de esta iniciativa ideada para dotar de la necesaria cohesión y homogeneidad interna a los heterogéneos mercados de los países que conforman y que han ido integrando a lo largo de los años la Unión Europa hasta alcanzar la cifra de 27, el mercado único sigue muy vivo y es objeto de permanente mejora y modernización.

En esta línea de constante actualización, el Parlamento Europeo aprobó en 2022 la Ley de Mercados y Servicios Digitales a fin de crear un entorno más transparente y confiable en relación con los requisitos comunes exigidos en toda la UE a las plataformas que integran este sector de actividad.

 


EL FUTURO DEL MERCADO ÚNICO EUROPEO NO ESTÁ EXENTO DE AMENAZAS DEBIDO A LAS DINÁMICAS INTERNAS DERIVADAS DE LA PREFERENCIA POR LOS INTERESES NACIONALES


 

Asimismo, se han establecido recientemente otras iniciativas bajo este paraguas común para, en este caso, atajar las dificultades que afrontan los usuarios cuando deben reparar sus productos electrónicos y/o disminuir los residuos derivados de su eliminación una vez obsoletos.

Las normas comunes en las que se basa el gran bazar que supone el mercado único pasan por construir una panoplia de requisitos que afectan al desenvolvimiento de la sociedad, el consumo y el medioambiente, entre otras cuestiones. Pero en los que prime la exigencia como la piedra angular en la que pivota la confiabilidad del sistema y, por tanto, su transparencia a la hora de fijar exigentes estándares que puedan llegar a convertirse en referencia de criterio a escala mundial, con la consiguiente ventaja competitiva añadida para las empresas europeas.

Sin embargo, la consecución del mercado único no ha sido precisamente un camino de rosas. Su futuro no está exento de amenazas debido a las dinámicas internas derivadas de la preferencia por los intereses nacionales, expresados por los gobiernos de los distintos países que tratan de sacar ventaja imponiendo sus visiones particulares al marco general de actuación. Asimismo, no hay que olvidar que para cuidar su adecuado funcionamiento es necesario impulsar constantemente la confianza en el mismo, motivando la convicción en las ventajas que derivan de su existencia en términos de progreso social y creación de puestos de trabajo.

En conclusión, el mercado único ha sido y continúa siendo un claro detonante que ha ayudado a convertir a la UE en una potencia económica con voz propia en el tablero internacional, lo que, a la postre, le otorga un mayor peso para negociar ventajosos acuerdos comerciales con el resto del mundo y a ejercer una supremacía efectiva en términos de puesta en marcha de estándares de calidad para los diferentes productos y servicios.

Cuatro pilares

El mercado único europeo está basado en un marco jurídico que descansa en cuatro libertades fundamentales:

  • La unión aduanera, gracias a la que es posible la libre circulación de mercancías.
  • Libertad de circulación de trabajadores.
  • Libertad de prestación de servicios.
  • Libertad de circulación de capitales.

Obras son amores

  • Seguridad normativa y ventaja competitiva. La legislación de la UE garantiza que los productos vendidos dentro del mercado único son seguros y respetuosos con el medio ambiente, la protección de los datos personales, la normativa laboral vigente y los derechos humanos, entre otros aspectos.
  • Coordinación y enfoque preventivo. Crisis como la de la pandemia de COVID-19 o los problemas de suministro de energía requirieron de la adopción de una perspectiva común y, por tanto, coordinada. Así, el buen funcionamiento del mercado único permitió, al mantener abiertas las fronteras internas de la UE, la libre circulación de vacunas, así como la adquisición conjunta y diversificada de fuentes de energía y el desarrollo de energías renovables y limpias.
  • Disponibilidad y apoyo a la transformación. Iniciativas como el ‘Pacto Verde Europeo, sobre la base del Objetivo 55 y la Década Digital’ constituyen la punta de lanza de la UE para dotarse de un marco regulador en materia de transición ecológica y digital, gracias a la capacidad que el mercado único facilita para asegurar el suministro de insumos y materias primas esenciales para el desarrollo de tecnologías avanzadas.
EUROPA OPINA

Síntesis de la legislación del Mercado Único europeo. Unión Europea.

Documento sobre el estado del Mercado Único. Comisión Europea.

Instrumento de Emergencia del Mercado Único. Comisión Europea.