CON SELLO PERSONAL

ANTÓN COSTAS,

PRESIDENTE DEL CONSEJO ECONÓMICO Y SOCIAL

«El mayor logro del CES es la institucionalización del diálogo social permanente»

CARLOS CAPA

Antón Costas Comesaña (San Pedro de Matamá, Vigo, 1949) es presidente del Consejo Económico y Social de España (CES). Doctor en Economía, es catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona y presidió el Círculo de Economía de Barcelona entre 2013 y 2016. Su obra académica se ha centrado en los procesos de formación de las políticas públicas y de reforma económica. Para Costas, el mayor logro del CES es la institucionalización del diálogo social permanente, como instrumento facilitador de acuerdos sociales frente a los grandes retos y de mejora de la calidad del proceso legislativo.

–Lleva usted casi dos años presidiendo el Consejo Económico y Social. ¿Cómo valora este periodo?

–Lo definiría como un periodo apasionante. Estos dos años han coincidido con dos circunstancias extraordinarias. Por un lado, con una concatenación de calamidades (pandemia, guerra, inflación) que ha llevado a los gobiernos (español y europeo) a cambiar la forma de enfrentarse a las recesiones, aplicando medidas rápidas, eficaces y, en algunos casos, muy innovadoras.

Por otro, los nuevos fondos europeos asignados a España, tanto los orientados a hacer frente al desempleo (SURE), como especialmente los orientados a la transformación de la economía (NGUE), han conllevado la necesidad de elaborar y llevar a cabo un ambicioso programa de reformas económicas, sociales y administrativas.

Estas reformas han significado para el CES una actividad frenética mediante la elaboración y emisión de dictámenes sobre la mayoría de esos proyectos de reformas y nuevas políticas. Una actividad adicional a la de la elaboración de informes y las memorias anuales.

 


«LOS BANQUEROS CENTRALES TIENEN QUE APRENDER DE LOS CIRUJANOS A HACER CIRUGÍA SIN DOLOR»


 

–El CES tiene ya más de 30 años de vida como órgano consultivo del gobierno en materia socioeconómica y laboral. ¿Cuál ha sido su mayor logro?

–El mayor logro es la institucionalización del diálogo social permanente como instrumento facilitador, por un lado, de acuerdos sociales frente a los grandes retos y, por otro, de mejora de la calidad del proceso legislativo mediante la emisión de dictámenes sobre toda la actividad prelegislativa del gobierno en
materia económica, laboral y social.

El CES es un organismo autónomo que forma parte de la alta administración consultiva del Estado. Su creación estaba ya prevista en la Constitución, pero el debate político sobre la conveniencia de su creación tuvo lugar con cierto retraso, a principios de los años 90.

El motivo que impulsó su creación en 1991 fue el clima de conflicto laboral y social posterior a la primera huelga general de la democracia, en diciembre de 1988. Esas circunstancias pusieron en valor la necesidad de favorecer el diálogo social y el consenso mediante una institución en la que estuvieran representados los grandes agentes sociales que se mueven alrededor de la actividad económica. Creo que en estos más de treinta años el CES ha desarrollado con eficacia su labor.

–En tiempos crispados como los que están asentados en la vida pública actual, ¿cómo se vive el día a día en un órgano que reúne intereses dispares como los de la patronal, los sindicatos, las organizaciones del tercer sector, etc.?

–A lo largo de estas tres décadas se ha creado en el CES una cultura interna de búsqueda de consenso que facilita el día a día de la actividad de una institución cuya composición del Pleno es realmente compleja.

Esta cultura de consenso es como, por decirlo así, un ejercicio de yoga para practicar el diálogo social: escuchar, exponer y acordar, tanto aquello en lo que hay acuerdo como en aquellas cuestiones en las que se acuerda que no hay consenso.

Este diálogo social institucionalizado que se practica en el CES anticipa en muchos casos lo que ocurre después en el diálogo social, tanto bipartito entre sindicatos y patronales como tripartito con los gobiernos.

 


«LOS NUEVOS FONDOS EUROPEOS ASIGNADOS A ESPAÑA HAN CONLLEVADO LA NECESIDAD DE LLEVAR A CABO UN AMBICIOSO PROGRAMA DE REFORMAS»


 

–¿Se valora lo suficiente la contribución de los agentes sociales al desarrollo del Estado Social y Democrático de Derecho que establece la Constitución o han visto devaluado su papel con los años?

–La contribución de los agentes sociales al desarrollo del Estado Social y Democrático de Derecho que establece el artículo 1 de la Constitución Española ha sido, por lo que he dicho más arriba, muy relevante. Pero quizá su conocimiento y reconocimiento por parte de los ciudadanos no sea el debido y merecido.

Esa contribución se inició con la firma de los llamados «Acuerdos de la Moncloa», a principios del año 1977, en plena transición del franquismo a la democracia. En esos acuerdos, que precedieron a la elaboración de la Constitución, el papel de los agentes sociales fue determinante.

Viniendo al presente, imaginemos cuáles hubiesen sido las consecuencias de la concatenación de calamidades que estamos sufriendo desde 2020 sin la contribución de los catorce grandes acuerdos que han firmado los agentes sociales en estos años, y que incluyen los ERTE, la reforma laboral pactapactada o el reciente Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC).

Tengo la convicción de que esta capacidad de acordar de los agentes sociales es una contribución fundamental al fortalecimiento del Estado Social y Democrático de Derecho.

 


«UNA INFLACIÓN QUE VIENE POR EL LADO DE LA OFERTA NO SE PUEDE CURAR CON ELEVACIONES EXCESIVAS DE TIPOS DE INTERÉS QUE PUEDAN PROVOCAR UNA RECESIÓN»


 

–Usted es economista de formación. ¿Qué perspectivas hay para la economía global en un mundo tan cambiante y con tantos intereses contrapuestos?

–Aunque pueda parecer contradictorio, los momentos malos pueden acabar trayendo lo bueno. Sucedió así hace aproximadamente un siglo cuando después de dos guerras mundiales y una gran crisis, a la salida de la Segunda Guerra Mundial, cuando se podía pensar que todo iría a peor, se fue capaz de construir un nuevo contrato social que repartió las tareas (gobernanza de la economía, educación, protección, desempleo, sanidad y pensiones públicas) entre el mercado, el Estado y la sociedad dando lugar a lo que se ha llamado el Estado de Bienestar.

Ese contrato social trajo los llamados «Treinta Gloriosos», los años 50, 60 y 70 en los que todo mejoró. Se logró construir un orden económico internacional efectivo; un capitalismo democrático e inclusivo trajo las grandes clases medias y una
sociedad más justa.

Por qué no pensar que después de varias décadas en las que esos logros se debilitaron no podamos ahora ser capaces de crear un nuevo contrato social para el siglo XXI, aprovechando precisamente que lo malo de estos momentos puede acabar trayendo lo bueno.

–Usted ha advertido que combatir la inflación sólo con subida de tipos es como practicar cirugía sin anestésicos. ¿En qué se basa para sostener este planteamiento?

–Los bancos centrales utilizan un libro de recetas de política que pertenece a una época pasada. En ese libro se dicen dos cosas. Que una inflación sólo se puede curar con una recesión, para lo cual los banqueros centrales están dispuestos a elevar
los tipos de interés hasta llegar a provocar una recesión. Además, en ese libro también se dice que curar una inflación sólo se puede hacer provocando dolor social.

Cuando hablan de dolor no lo dicen, pero se refieren al dolor de una parte de la sociedad, normalmente la más débil. Como profesionales, los banqueros centrales tienen que aprender de los cirujanos a hacer cirugía sin dolor. Creo que una inflación que viene por el lado de la oferta no se puede curar con elevaciones excesivas de tipos de interés que puedan provocar una nueva recesión. Hay que utilizar otros instrumentos como la política de competencia y los acuerdos sociales, como el que se acaba de firmar en España entre los grandes sindicatos y las grandes patronales (AENC).

En la medida en que la inflación está remitiendo de forma rápida, espero que los banqueros centrales no se empeñen en querer lograr a cualquier coste el objetivo del 2% de inflación que está su libro de recetas.

–¿Qué rol debe jugar el sistema financiero y bancario en el nuevo contrato social que usted defiende?

–Un buen contrato social ha de responder a una pregunta fundamental: ¿quién se ha de encargar de que en una sociedad liberal con economía de mercado la vida pueda transcurrir de forma armoniosa y eficiente?

En este contrato social el sistema financiero y bancario tiene la doble tarea de financiar de forma eficiente y responsable las actividades de las empresas y las familias, a la vez que la de retribuir de forma justa el ahorro de las familias. Y debe hacer esta doble tarea de forma responsable, de acuerdo con el viejo principio del buen capitalismo: hacerlo a «riesgo y ventura».

–¿La seguridad jurídica –de la que el Notariado es protagonista– goza de buena salud en España?

–España clasifica bien en el epígrafe de seguridad jurídica preventiva en los rankings internacionales más prestigiosos que miden y comparan la calidad democrática y de gobierno. Pienso que este es el indicador objetivo que debemos tener en cuenta y no dejarnos influir por percepciones erróneas que puedan generar casos puntuales.

 


«LOS NOTARIOS DESARROLLAN BIEN ESTA TAREA FUNDAMENTAL DE DAR CONFIANZA A LOS CONTRATOS MERCANTILES Y A LA EFICIENCIA DE LA ECONOMÍA»


 

–¿Cómo pueden contribuir los notarios con su experiencia en la vigilancia y regulación de las relaciones comerciales y las inversiones a la solidez de la economía?

–Una de las funciones primordiales de los notarios es dotar de confianza y certeza, mediante seguridad jurídica, a las partes involucradas en las transacciones mercantiles que intermedian, previniendo fraudes.

La confianza es un activo esencial para el buen funcionamiento de la economía; entre otros beneficios, disminuye los llamados “costes de transacción” de todas las transacciones y contratos. Pienso que los notarios desarrollan bien esta tarea fundamental de dar confianza a los contratos mercantiles y a la eficiencia de la economía.

Huella digital

Aunque el presidente del CES no tiene cuenta propia en Twitter, sí la tiene el organismo, desde la que se informa de sus actividades (@CESEspana).

Antón Costas tiene una entrada en Wikipedia donde se puede consultar su biografía y obra publicada.

En la página web del CES se puede consultar la agenda de su presidente.