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Después de las restricciones al uso de las bolsas de plástico, llega el fin de numerosos productos desechables de dicho material. Cubiertos (tenedores, cuchillos, cucharas y palillos), platos, pajitas, bastoncillos de los oídos, palos para globos, envases oxodegradables y vasos de poliestireno expandido tienen los días contados en una Europa que quiere terminar con el uso indiscriminado e irresponsable de ciertos utensilios. Así, el Parlamento Europeo publicó el pasado 12 de junio la nueva normativa que prohibirá la venta de hasta diez productos de plástico de un solo uso a partir de 2021. Una medida muy necesaria debido al impacto ambiental que suponen estos objetos cotidianos y que se han convertido en una gran amenaza para el planeta.

“Dichas medidas van desde la reducción del consumo de aquellos productos plásticos de un solo uso para los que aún no se dispone de alternativas adecuadas y más sostenibles (como por ejemplo, los vasos), hasta la prohibición de la introducción en el mercado de aquellos productos de un solo uso para los que sí se disponen alternativas sostenibles y asequibles (como pueden ser los cubiertos, los platos, los bastoncillos de algodón, etc.)”, explica Luis González, counsel de la práctica de Derecho Administrativo, Urbanismo y Medioambiental del Despacho Garrigues.

La Unión Europea propone además el objetivo de recoger el 90 por ciento de las botellas de plástico para 2029, y el etiquetado obligatorio del impacto ambiental de los residuos que contienen plásticos como las colillas, toallitas húmedas o vasos. De esta manera, los fabricantes de toallitas, compresas y globos tendrán que detallar en las etiquetas de sus productos de forma clara cómo se eliminan los desechos de su producto, los efectos nefastos que tienen para el medio ambiente e identificar la presencia de materias plásticas. Pendientes quedan otros productos alimentarios que se podrán comercializar siempre que la tapa no se pueda separar del envase. Todo apunta a que los distintos países irán reduciendo su consumo, pero la forma aún se tiene que concretar.

La llegada de la nueva normativa supone un balón de oxígeno para el planeta, aunque solo el 0,28 por ciento de los plásticos que invaden los mares proceden de la Unión Europea, siendo los países asiáticos, con más del 60 por ciento, responsables de esta gran contaminación.

Ante la presión de organizaciones y consumidores, muchos fabricantes se han puesto también manos a la obra. Grupos de inversores independientes han respaldado iniciativas como la de As you Sow que piden a las grandes multinacionales como Nestlé, Pepsico, P&G y Unilever que empiecen a usar menos plástico en sus envases. De la misma forma, muchas empresas se han comprometido a diseñar envases reciclables y reutilizables. En el Reino Unido grandes firmas se han unido al Plastic Pact para reducir la contaminación plástica y otras trabajan en proyectos de innovación para convertir el reciclado químico del PET en procesos sostenibles, en material deportivo o incluso en asfalto para construir carreteras.

Por Marián Lezaun

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