[vc_row fullwidth=»has-fullwidth-column»][vc_column][vc_column_text]

Los seguros de rentas vitalicias se han convertido en el producto de moda entre los jubilados españoles desde 2015, año en el que se aprobaron interesantes ventajas fiscales. Solo en los tres primeros meses del año, 28.728 personas han optado por contratar un seguro de este tipo, según Unespa.

¿Qué es una renta vitalicia? La renta vitalicia es un seguro de ahorro. Consiste en transformar el patrimonio (inmobiliario o financiero) en una fuente de ingresos regular a partir de un momento determinado. Su principal atractivo es que permite disfrutar del patrimonio mientras se vive, y evita posibles pérdidas de valor de ciertos bienes en el futuro. Existen diferentes fórmulas, según las necesidades del tomador (la persona que las contrata), y permiten también elegir la cantidad de dinero que recibirán los herederos en caso de fallecimiento del titular o titulares (se permiten hasta dos).

¿Cómo funcionan estos seguros? La compañía aseguradora invierte el dinero que aporta el inversor –en forma de prima única– en activos del mercado financiero para obtener rentabilidad. Luego, la propia compañía pagará al inversor una pequeña parte en intereses y otra correspondiente a la desinversión de la prima aportada. El asegurador calcula la aportación que se va a realizar teniendo en cuenta la esperanza de supervivencia de los titulares y, en el momento que estos decidan, se empieza a pagar. En el caso de que el titular viva más de lo previsto, el asegurador asume el compromiso de aportar las rentas futuras. Para los más críticos con estos productos, este es uno de los grandes riesgos del modelo, ya que se basa en una estructura piramidal que puede acarrear ciertos problemas en caso de que un gran número de clientes decidiera rescatar el dinero al mismo tiempo, por ejemplo, ante un escenario de subida de tipos de interés que harían el producto menos atractivo.

¿A quién van dirigidas? Están pensadas para personas cercanas a la jubilación o que ya están cobrando una pensión pública. Su fiscalidad es realmente interesante a partir de los 70 años, cuando el tipo aplicable es del 8%.

¿Cuáles son sus puntos débiles? Si se quiere recuperar el capital de forma anticipada, antes incluso de empezar a cobrar si se trata de una renta diferida, puede darse una pérdida patrimonial si la cartera en la que está invertido el capital no ha ido bien. Las rentas vitalicias son un producto en el que la seguridad prima frente a la rentabilidad. El objetivo comercial es alargar el capital hasta el fallecimiento por lo que los intermediarios no pueden arriesgar en exceso. Otro de sus puntos débiles es que al ser un seguro no están cubiertas por el Fondo de Garantía de Depósitos. En este caso es el Consorcio de Compensación de Seguros quien liquidaría la entidad y tratarían de reintegrar el dinero a los tenedores que podrían quedarse sin nada.

Por Marián Lezaun

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_empty_space][agni_button value=»Leer artículo completo» icon=»pe-7s-news-paper» url=»https://www.notariado.org/liferay/c/document_library/get_file?folderId=12092&name=DLFE-1034895.pdf» target=»_blank» style=»alt» choice=»accent» size=»sm»][/vc_column][/vc_row]