AL ENCUENTRO

Alhama de Murcia

Entre termas y peleles

JESÚS ORTÍZ
Castillo (s. XI) y murallas. Finca de naranjos en primer plano.
Puede estar seguro el lector de que la tranquilidad que hoy se respira en este recoleto rincón de la región murciana ya atrajo a todo el que recaló en Alhama de Murcia. Bueno: la tranquilidad, el fértil territorio del Valle del Guadalentín en que se encuentra, sus recursos defensivos en altura y un manantial de aguas salutíferas, que ya es atractivo en sí mismo. Restos arqueológicos, por tanto, para todos los gustos. No los encontrará el viajero, eso sí, de los peleles que protagonizan Los Mayos, paradigma de humor y de ironía. Para eso, y valga esto de invitación formal, hay que ir a Alhama el primer fin de semana de mayo.

En el municipio de Alhama de Murcia hablan alto y claro los espacios naturales. Para empezar, el Parque Regional de la Sierra de Espuña y la Sierra de Carrascoy, que tienen gran parte de su territorio en terrenos alhameños. Cita obligada también la Sierra de la Muela, que sirve de abrigo a la población; los Saladares del Guadalentín, humedales que son Lugar de Importancia Comunitaria y Zona de Especial Protección para las Aves, estupendo observatorio de estas, por lo tanto; y los singulares Barrancos de Gebas, para los que difícilmente se puede buscar un calificativo que no sea «paisaje extraterrestre».

El senderismo, los deportes al aire libre o el simple encuentro con distintos ámbitos naturales pueden ser un fin en sí mismos a la hora de proyectar una visita a estas tierras diseñadas por las corrientes fluviales. Para darse una idea, desde el propio centro de la población se pueden hacer varias rutas, como la del Cerro del Castillo, que parte de la Plaza Vieja, o la circular por la Sierra de La Muela, cuyo punto de inicio más habitual es el aparcamiento del cementerio municipal. En estos dos ejemplos, las vistas, una vez ganada cierta altura, son magníficas, aunque puede decirse que el sendero de La Muela se lleva la palma con dos miradores: el de su mismo nombre y el del Embalse de Algeciras.

 


DESDE EL PROPIO CENTRO DE LA POBLACIÓN SE PUEDEN HACER VARIAS RUTAS COMO LA DEL CERRO DEL CASTILLO O UNA CIRCULAR POR LA SIERRA DE LA MUELA


 

Claro que, si de lugares con panorámicas privilegiadas hablamos, todo alhameño que se precie dirá al viajero que no se puede ir sin haber estado en el Mirador de los Barrancos de Gebas. La carretera de montaña que llega hasta allí, y que se adentra ya en la Sierra de Espuña, se rodea de naranjos y limoneros en los primeros kilómetros para ir serpenteando distraídamente por pinares y cultivos en terraza. Entre el verde de los pinos, un poco más allá, emergen los primeros barrancos, como arrugas que se hubieran ido apoderando de una piel eterna. Al mirador se accede por un camino de tierra que sale de la pedanía de Gebas. A partir de ahí, con la vista perdida sobre siglos de erosión, solo queda el sonido del viento, de algún ave y del leve estremecimiento que impone el estar frente a un paisaje hermoso y extraño, que se vuelca en el azul lejano del Embalse de Algeciras.

Alhama, explican los etimólogos, viene del árabe al-hamma, cuyo significado es «el agua caliente». Aunque sea esta la denominación que ha llegado hasta nuestros días, es el legado romano, sin embargo, el que ha marcado la impronta de la población como lugar en el que aprovechar un manantial salutífero para aliviar diversos males o, simplemente, para relajarse con un buen baño. O sea, y que sepamos a ciencia cierta –porque en los alrededores hay restos de otras culturas anteriores–, nos hablan más de dos mil años de historia desde la profundidad de las instalaciones balnearias que nos legaron los tiempos de la Pax Romana. El pueblo musulmán, como ha hecho en otros muchos lugares de la Península Ibérica, se limitó a utilizar las instalaciones con algún mínimo acomodo adecuado a sus costumbres y cultura.

Lo que hoy es el Museo Arqueológico Los Baños permite al visitante moverse con comodidad por las distintas estancias que componían el complejo romano –también el musulmán, al fin y al cabo y dado que utilizaron los mismos espacios– observando sus diferentes utilidades. Es digna de mención la adaptación de los restos arqueológicos a espacio museístico, que incluso ha podido desarrollar zonas destinadas a exposiciones temporales. Una adaptación, por cierto, que partía de un punto complicado, porque en 1848 se construyó sobre el complejo romano el Gran Balneario Hotel, que gozó de prestigio, pero que se convirtió en hospital durante la Guerra Civil y fue demolido en 1972.

El castillo, de finales del siglo XI, es el que citó el geógrafo Al-Idrisi hacia 1150 cuando describió la ruta que llevaba desde Murcia hasta Almería, indicando que esta pasaba por Hisn al-Hamma (Castillo del Agua Caliente). Su cometido era dominar la vía de comunicación entre Levante y Andalucía y cuentan las crónicas que fue una plaza difícil de conquistar durante la dominación islámica e, incluso, tras la ocupación cristiana, ya mediado el sigo XIII. Su paso de manos aragonesas a castellanas, con alguna trifulca bélica de por medio, y la poca atención por parte de sus últimos propietarios, los sucesores del marquesado de Los Vélez, trajeron consigo el deterioro en que se encontraban sus restos cuando se inició su recuperación a finales del siglo XX.

 


TODO ALHAMEÑO QUE SE PRECIE DIRÁ AL VIAJERO QUE NO SE PUEDE IR SIN HABER ESTADO EN EL MIRADOR DE LOS BARRANCOS DE GEBAS


 

Previo al levantamiento del hisn, los pobladores islámicos construyeron la aldea fortificada de Las Paleras, objeto de actuación arqueológica desde 2006, que se sitúa a un lado de la zona ocupada por el castillo y en el propio cerro. Su edificación se llevó a cabo entre los siglos VIII y IX, unos doscientos años, por tanto, antes que la alcazaba, y se abandonó tras un violento incendio mediado el siglo X. Su singularidad estriba en que se trata de un lugar que no estuvo previamente ocupado, o al menos no se han encontrado evidencias de otros asentamientos, y tampoco se ocupó después. Algún cronista de la época identificó la aldea como la «fuente de Satán», quizás por su proximidad con la sima del Vapor, de 85 metros de profundidad, en cuyo interior hay más de 40 grados y cuya humeante presencia se observa cuando la temperatura exterior es baja.

Alhama de Murcia, por lo demás, es un sitio tranquilo, decíamos al principio, cuya vida transcurre en torno al Museo de los Baños, la vecina iglesia de San Lázaro, del siglo XVIII, pero construida sobre una antigua edificación cristiana, la Plaza Vieja y su centro cultural, establecido en un caserón del siglo XVIII, y la Avenida de la Constitución, donde reina el ayuntamiento y se deja ver el Jardín de los Mártires.

 


CON LA VISTA PERDIDA SOBRE SIGLOS DE EROSIÓN, ANTE LOS BARRANCOS SOLO QUEDA EL SONIDO DEL VIENTO, DE ALGÚN AVE Y DE UN LEVE ESTREMECIMIENTO


 

Para quien tenga interés por profundizar un poco más en la historia y la cultura del municipio, siempre sin perder de vista la exuberancia natural que rodea cualquier rincón, las distintas pedanías pueden ser puntos de referencia. En la Sierra de Espuña hay dos: El Berro y Gebas. La primera, con restos de asentamientos musulmanes de los siglos XII a XIV y con su peculiar Auto de los Reyes Magos –se celebra en enero, lógicamente–, que es un pequeño sainete en que participan todos los vecinos. La segunda, con diversas estructuras hidráulicas, algunas de ellas medievales, y un yacimiento de origen romano en el que se está empezando a actuar.

En la Sierra de Carrascoy está El Cañaico, con su yacimiento íbero de La Pita (s. IV a. de C.) y restos de elementos defensivos de los siglos XIII y XIV. En zona algo más llana, cerca de los Saladares, Las Cañadas, donde el yacimiento de Venta Aledo hace pensar en un importante asentamiento romano. Y casi en la orilla del Guadalentín, La Costera, que es la pedanía más extensa de Alhama y cuenta también con restos arqueológicos romanos y medievales.

Si los paseos por senderos y rutas, empapado el caminante de naturaleza y cultura, mandan un descanso para reponer fuerzas, está en un lugar que ha hecho de la industria chacinera su forma de vida y donde el arroz con conejo y las migas marcan la diferencia. Estas últimas tienen, incluso, su broma local… o eso parece. Preguntados varios alhameños por algún restaurante o mesón donde se hagan unas buenas migas, la respuesta es coincidente: «solo hacemos migas cuando llueve». Afortunadamente, en fin, se pueden acabar degustando sin necesidad de abrir el paraguas.

Patio particular en la Avda. de Cartagena.
Panorámica desde el Mirador de los Barrancos de Gebas.
La Plaza Vieja es el antiguo centro social, político y económico de Alhama desde el siglo XIV. En ella se encuentran el Centro Cultural (en casa del s. XVIII) y el inicio de la Ruta del Cerro del Castillo.
Acceso al Museo Arqueológico con San Lázaro al fondo.
Calle Larga con la casa blasonada de la Tercia (a la derecha).
Iglesia de San Lázaro (s. XVIII).
Sala central de los baños romanos (s. I, Museo Arqueológico).

PARA NO PERDERSE

Red de senderos de Alhama de Murcia. Ayuntamiento de Alhama de Murcia. Concejalías de Turismo y Medio Ambiente.
Alhama de Murcia: patrimonio cultural y natural. Ayuntamiento de Alhama de Murcia.
Los Mayos con los cinco sentidos. Ayuntamiento de Alhama de Murcia. Concejalía de Turismo.

INFORMACIÓN

Oficina de Turismo
Plaza Constitución, 10
Tel.: 968 633 512
[email protected]
https://ayuntamiento.alhamademurcia.es/
https://www.fiestadelosmayos.es/


ALOJAMIENTO

Hotel La Mariposa * (rural)
Carretera RM-515 (Gebas)
Tel.: 968 668 032
[email protected]
www.hotellamariposa.com

Hotel Julián *** (urbano)
Av. Ginés Campos 35/37
Tel.: 968 636 133
[email protected]

RESTAURANTES Y TAPEO

El Mirador de Gebas
Camino del Mirador de los Barrancos de Gebas
Tel.: 968 633 644
[email protected]
https://elmiradordegebas.com/

El Chaleco
Avenida de Cartagena 9
Tel.: 968 630 104
https://elchalecorestaurante.com

Casa El Lobo
Av. Cartagena, 54
Tel.: 968 639 596
https://www.restaurantecasaellobo.com

FIESTA DE LOS MAYOS

Del 1 al 5 de mayo de 2024

Ambiente en los Mayos. - FOTOS DE LA OFICINA DE TURISMO DE ALHAMA DE MURCIA -

La Fiesta de los Mayos no es una tradición de esas documentadas desde los albores de los tiempos, porque su referencia más antigua es de principios del siglo XX, pero está tan fuertemente arraigada que es la fiesta por excelencia de la localidad y desde 2018 de Interés Turístico Nacional.

Muy sintéticamente, como cuentan en la web de la fiesta, «consiste en la colocación, en la puerta de las casas, de peleles o monigotes vestidos con viejas ropas de la casa y la cara pintada con rasgos humanos. Los temas básicos que se tratan suelen ser tres: la recreación de antiguos oficios ya desaparecidos y que eran típicos de Alhama; la representación de escenas de la vida cotidiana, tratadas por lo general en clave de humor y, por último y las más celebradas, las escenas satíricas que con agudeza crítica ponen de manifiesto problemas o temas puntuales de actualidad».

No se trata, por tanto, de que en «la plantá» de los peleles –que tiene lugar durante la madrugada del sábado y hasta el mediodía– se ponga un solo muñeco, sino que cada «mayo» debe componer una escena. Y cada uno de los personajes lleva un cartel que es como su parte del diálogo que este establece con los demás o que lo identifica con quien representa, sobre todo en las composiciones más irónicas. Los vecinos que deseen participar en el concurso con sus Mayos pueden optar a tres categorías: el más ingenioso en su crítica, el más original o el más representativo de las costumbres y cultura locales.

El ambiente de fiesta se completa con los Corremayos, que son los vecinos y visitantes ataviados con una saya de rombos multicolor, similar a la vestimenta que usa el personaje del arlequín en la comedia italiana. Varias puntas de esos rombos están rematadas por cascabeles, con lo que el movimiento de cada Corremayos va acompañado del indefectible tintineo. Su desenfadado desfile por las calles de Alhama, acompañados de charangas, llega a congregar a varios miles de participantes. Por diversión, claro. Y porque siempre está al final la paella, gigantesca, que el ayuntamiento ofrece a los que se han vestido de rombos y cascabeles.

Actuación arqueológica.
Corremayos.
Fútbol femenino.