La España vaciada pide paso

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La España vaciada
pide paso

El pasado 25 de mayo se presentó en el Congreso de los Diputados el Modelo de Desarrollo de la España Vaciada, un documento elaborado por la plataforma La España Vaciada, surgida para coordinar a diferentes estructuras y organizaciones procedentes de 12 comunidades autónomas y 30 provincias y que reivindica un modelo territorial diferente, de cara a lograr la sostenibilidad social, ambiental, patrimonial, cultural y económica, frenando la despoblación y facilitando la acogida de nuevas y nuevos pobladores para mejorar la calidad de vida de las personas que vivan o vayan a vivir en ellos, reequilibrando el país a nivel territorial y demográfico, con una financiación pública adecuada y estable.

CARLOS CAPA

El Modelo de Desarrollo presentado en el Congreso de los Diputados ha sido elaborado siguiendo la “metodología de abajo a arriba”, por más de 180 participantes que viven todos los días la realidad de estos lugares, pertenecientes a 82 plataformas ciudadanas y entidades que durante ocho meses han debatido, trabajado y consensuado ideas, propuestas y acciones desde los diferentes territorios.

La propuesta se articula en 8 secciones y 38 temáticas aportando 101 propuestas desde las que se abordan cuestiones como un Pacto de Estado que incluya destinar un 1% del PIB, unos 11.000 millones de euros anuales, a las políticas de “reequilibrio”, que debería ser apoyado por todas las fuerzas políticas para que su desarrollo sea posible con independencia de los avatares electorales. Además, piden cambiar el artículo 138 de la Constitución para que la despoblación se incluya como criterio de solidaridad entre territorios.

 

Como medidas concretas se reclama el plan 100/30/30 (100 MB simétricos de acceso a internet, 30 km a una autovía y 30 minutos de desplazamiento a servicios básicos); medidas para asentar población desde el ámbito del bienestar; mantenimiento y creación de servicios en el medio rural; propuestas sobre infraestructuras para vertebrar la España Vaciada con el resto del país; fomento de la economía circular; digitalización prioritaria para acabar de verdad con la brecha digital; mantenimiento y puesta en valor de nuestro patrimonio natural y cultural; plan urgente de vivienda en el medio rural y desconcentración de las distintas administraciones.

Los representantes de La España Vaciada apuestan por “una propuesta abierta, receptiva para recibir nuevas propuestas y sugerencias, que cambia la orientación de la política territorial con muchas acciones” de las que se pueden destacar, además del Pacto de Estado citado, la aplicación de una fiscalidad diferenciada en el medio rural para dinamizar su economía y la creación de empleo, y el diseño e implementación de mecanismos de garantía rural para que todas las políticas, leyes y acciones de las administraciones evalúen su impacto en el medio rural y corrijan posibles disfunciones.

Del mismo modo, plantean la necesidad de una cohesión social y de un territorio vertebrado mediante infraestructuras de transportes y de telecomunicaciones, con la implantación controlada de energías renovables para el desarrollo de los territorios y que contribuya a los objetivos de neutralidad climática. En este sentido se ha hecho hincapié en la necesidad de priorizar la ejecución de infraestructuras pendientes en las provincias despobladas y recuperar el ferrocarril convencional para vertebrar el país.

Los autores del Modelo de Desarrollo, que tienen como cabeza visible al diputado de Teruel Existe, Tomás Guitarte, destacan la importancia del medio rural “como un espacio de oportunidades” y consideran que es necesario el empoderamiento de estos territorios al tiempo que se traslada su realidad en positivo a través de los medios de comunicación.

Así, insisten en la dinamización de los sectores productivos, en la modernización de la agricultura y la ganadería. “Una de las claves para lograr una vertebración que asiente población en el medio rural es la explotación racional y sostenible de los recursos primarios. El desarrollo de una agricultura y ganadería respetuosas con el medio ambiente, y que sean generadoras de valor; el cuidado y limpieza de los bosques; la utilización responsable de los recursos hídricos; y la gestión eficiente de los residuos, lograrán un efecto dinamizador, atrayendo a la población y preservando los recursos del medio rural como garante del equilibrio medioambiental de todo el territorio” dice el documento presentado.

Esta apuesta por recuperar los espacios despoblados de España requiere inexcusablemente de una buena dotación de servicios básicos educativos, sanitarios, sociales, de ocio, comerciales y de seguridad, suficientes, haciendo realidad el mandato constitucional de no discriminación e igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos.

La despoblación en datos. España ha experimentado un importante crecimiento demográfico este siglo. Entre 2001 y 2019, el país ha pasado de 41,1 a 47 millones de habitantes. Casi 6 millones más de personas, lo que supone un crecimiento cercano al 15%.

Sin embargo, cuatro Comunidades Autónomas han perdido población en el siglo XXI (Extremadura, Galicia, Castilla y León y Asturias) pero ya son 9 las que pierden en la última década (2010-2019). Además de las 4 anteriores, también pierden Aragón, Cantabria, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y La Rioja. En España hay 3.926 municipios (el 42,2%) con una densidad inferior a los 12,5 hab/km2, el umbral que la UE considera como de riesgo demográfico y es el cuarto país tras Estonia, Finlandia y Letonia con más municipios en riesgo de despoblación.

Entre el año 2000 y 2018 el 63,1% de los municipios y 13 provincias han perdido habitantes, según señala el trigésimo séptimo número de ‘Esenciales’ de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) a partir de datos del INE.

Sólo teniendo en cuenta el periodo entre 2017 y 2018, hasta 26 provincias perdieron población, siendo las más desangradas, en porcentaje, Zamora, Ávila, León y Cáceres, mientras que las provincias que más han ganado población entre 2017 y 2018 son Islas Baleares, Madrid y Santa Cruz de Tenerife.

Una oportunidad para la emigración

Por otra parte, esté fenómeno ha provocado que las zonas rurales hayan sido un polo de atracción para la inmigración extranjera que han visto en la despoblación de muchos pueblos la oportunidad de conseguir una estabilidad personal y profesional. De hecho, muchos de los oficios relacionados con la actividad agraria y ganadera son desempeñados por nacionales de otros países. Así, hoy en día una significativa cantidad de localidades ya tienen más población de origen extranjero que nacional. A título de ejemplo, en Torre del Burgo (Guadalajara) más del 90% de sus habitantes son extranjeros. 

La España Vaciada pide un Pacto de Estado que incluya destinar un 1% del PIB, unos 11.000 millones de euros anuales, a las políticas de reequilibrio

Para saber más

Modelo de Desarrollo de la España Vaciada. Documento de propuestas elaborado por la plataforma La España Vaciada.

Revista Esenciales de la Fundación BBVA. Número 37 dedicado a la despoblación.

Presentación del Modelo de Desarrollo en el Congreso de los Diputados. Grabación de la presentación del Modelo de Desarrollo el 25 de mayo.

Notarios rurales

Los notarios, cerca de 3.000, están repartidos por todo el país, incluso en pueblos de 500 habitantes. En el buscador www.notariado.org puede localizar al más cercano a su residencia o lugar de trabajo. Pero no sólo es reseñable su proximidad, también la calidad de su servicio, dado que todos los notarios superan la misma oposición, así como el desarrollo tecnológico de sus notarias, dotadas por igual con los medios más avanzados.

«Una España que llenar», por Juan José Morodo

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JUAN JOSÉ MORODO,

subdirector de Cinco Días

 

Una España que llenar

@JuanjoMorodo

La infraestructura tradicional de acceso al dinero en efectivo en España es «amplia» y tiene una cobertura «generalizada», pero necesita impulsar soluciones alternativas para garantizar ese acceso ante la reducción de oficinas y cajeros automáticos, derivada del «incremento de la digitalización y la búsqueda de una mayor eficiencia por parte de las entidades de crédito» y que va paralela al proceso de fusiones en el sector.

El anterior párrafo es el corto resumen de un reciente informe del Banco de España en el que parece estar pensando en lo que se ha dado en llamar la ‘España vaciada’, un problema que se expresa con la despoblación y se ceba especialmente en los mayores y en zonas rurales. Hoy existen 1,3 millones de ciudadanos en una situación que se puede considerar vulnerable en el campo financiero tras los numerosos cierres de sucursales.

En eso, en la exclusión financiera, ha centrado una de sus batallas Teruel Existe, la agrupación de electores con representación en las Cortes. Porque la sangría de servicios financieros convencionales en la España rural es imparable. Cada vez más alcaldes, instituciones y colectivos ciudadanos muestran su preocupación ante un mapa que deja a amplios sectores de la población con menos servicios y recursos.

El supervisor bancario propone varias alternativas al servicio urbano tradicional. Entre ellas, las sucursales móviles, la movilización de agentes financieros, el uso para servicios bancarios de las múltiples y extendidas oficinas de Correos y la retirada de efectivo en establecimientos comerciales como posibles respuestas al implacable recorte de oficinas de banca.

De que los bancos ya están la búsqueda de soluciones da idea, por ejemplo, que las oficinas móviles de uno de los mayores bancos del país, CaixaBank, recién fusionado con Bankia, prestan servicio a cerca de 270.000 personas en los más de 430 municipios que visitan, la mayoría de ellos con riesgo de exclusión financiera. Estas sucursales móviles, que prestan sus servicios de lunes a viernes en once provincias, permiten a los usuarios, sean o no clientes de la entidad, realizar las operaciones más habituales, como retirar e ingresar efectivo y pagar recibos e impuestos. Son oficinas sobre ruedas que recorren una media de 52.500 kilómetros al mes.

Del mismo modo, a multitud de pueblos y aldeas de España acuden cada semana panaderos, pescaderos, carniceros y suministradores de comestibles y otros productos como una suerte de supermercados móviles que ofrecen su mercancía a los ciudadanos que aún los habitan.

Porque la exclusión financiera es solo una de las partes del problema de la España vaciada. Primero fueron los colegios cerrados por falta de alumnos; después, el fin de la presencia física del médico, la farmacia y los servicios sanitarios en general; anteriormente, el cierre de estaciones y apeaderos ferroviarios y, en fin, la eliminación de esa especie de servicio universal instalado en casi cualquier punto de España.

El servicio universal ha sido una tradicional exigencia a Telefónica, recogida en la Ley General de Telecomunicaciones, para garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a una serie de prestaciones “con independencia de su localización geográfica, con una calidad determinada y a un precio asequible”.


El desmantelamiento del servicio ferroviario es otra de las causas
(y al tiempo consecuencia) de esa España sin habitantes


Ello suponía llevar la red de telecomunicaciones a cualquier punto de la geografía, incluidos los no rentables y se veía gráficamente en los teléfonos públicos instalados en los pequeños bares/tienda de muchas aldeas y pueblos. Pero quién se acuerda hoy de las cabinas telefónicas, punto clave de ese servicio universal. La misma Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) manifiesta la necesidad de suprimirlo como servicio universal “al haberse constatado el progresivo abandono de su uso”. Y es que, ¿quién piensa hoy en una cabina telefónica cuando va a efectuar una llamada?

España está dotada de una de las mejores y más amplias redes de fibra de Europa y cuenta con un parque de terminales de telefonía móvil que supera al de la propia población. Las posibilidades que esto ofrece son formidables, y sería un error no aprovecharlas. Las soluciones que diseñan tanto la banca como las compañías privadas de servicios sanitarios o de telecomunicaciones van en esa línea.

El desmantelamiento del servicio ferroviario, iniciado a comienzos de los años ochenta, es otra de las causas (y al tiempo consecuencia) de esa España sin habitantes. Una red ferroviaria en forma de estrella con el centro en Madrid, y no de malla en todo el territorio, es la razón principal de esa carencia. Muchísimos de los trayectos regionales que enlazaban los pueblos también han sido cerrados. Desde Felipe González, todos los Gobiernos han apostado por la alta velocidad y abandonado el tráfico de mercancías y trayectos medios. Los políticos lo justifican por racionalidad y ahorro. Pero el cierre de esas líneas no ha hecho más que contribuir a un desaforado aumento del tráfico por carretera, tanto de viajeros como de mercancías, y ha dejado dependientes solo del coche, la furgoneta o el camión a las áreas rurales y pequeñas poblaciones. Un ferrocarril moderno, diseñado en términos territoriales con una idea global de país y no exclusivamente urbana, habría contribuido a frenar el despoblamiento de la España vacía.

Hace pocos meses se presentaron en el Congreso más de un centenar de medidas diseñadas por múltiples colectivos para intentar detener la despoblación. El proyecto reivindica nuevas infraestructuras, servicios sanitarios avanzados, conexiones telemáticas rápidas, beneficios fiscales, descentralización o energías renovables, entre muchas otras propuestas. Hay decenas de plataformas, con Teruel Existe como altavoz y el concepto político de “fijar población” como bandera. Estas denuncian que la escasez de prestaciones, por un volumen de población insuficiente, impide el arraigo y alimenta el éxodo demográfico en un círculo vicioso.

Pero la población no se va a fijar al territorio por decreto. La pandemia del Covid debe servir para repensar la solución. El despegue del comercio electrónico, de las teleconsultas médicas y la prestación de múltiples servicios de manera online, incluido el teletrabajo, anima a reflexionar en términos muy diferentes sobre la sangría de servicios en la España vaciada. Otra cosa son las capacidades de los ciudadanos para aprovechar las enormes posibilidades que ofrece la tecnología frente a una España vaciada. Entre otras cosas, porque cabe preguntarse muy seriamente si alguna vez España ha estado llena.

Volver al campo. Una opción en progreso

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VOLVER AL CAMPO

Una opción en progreso

La España rural lleva transfiriendo población, de forma constante y progresiva, del campo a la ciudad desde la década de los 50 del siglo XX, en un proceso atenuado durante los últimos años. Como en casi todas las cosas que hoy estructuran nuestra vida, internet ha tenido algo que ver en contener la sangría poblacional de la que hoy en un término, si no preciso al menos exitoso, se denomina “la España vaciada”. En estos momentos el 84% de la población se concentra en el 16% del territorio.

CARLOS CAPA

Parafraseando la descripción que hace Estrabón de la antigua Hispania y cambiando los árboles por los que las ardillas podrían atravesar, saltando sobre árboles, la península sin tocar el suelo, hoy podríamos cruzar de Aragón a Extremadura en coche sin ver un núcleo de población en centenares de kilómetros, o en el mejor de los casos con pueblos con una población testimonial. 

Las tasas demográficas de algunas zonas de España están a los niveles de regiones mucho más inhóspitas que la Laponia finlandesa. Hablamos de cifras de entre uno y dos habitantes por kilómetro cuadrado. Por representarlo gráficamente: si trasladamos la tasa de población de Soria al Estado más pequeño del mundo, la Ciudad del Vaticano, allí solo viviría el santo padre (ahora, al menos, le acompañan otros 875 censados). 

¿Cambio de paradigma? Aunque quizás, y puede que no sea espejismo sino tendencia, podemos estar asistiendo a un cambio de paradigma. Indudablemente uno de los efectos de la pandemia es habernos hecho más conscientes de las muchas veces insostenible e insalubre vida en las grandes urbes. Descubrimos que las horas empleadas en los desplazamientos laborales podían ser sustituidos por el teletrabajo; que los pájaros no solo trinaban los domingos al amanecer y que la contaminación desaparecía. Y que vivir en un piso de 70 metros cuadrados no era la mejor, o al menos, la única opción. Qué a unas decenas de kilómetros el mismo dinero alcanzaba más lejos.

Desde luego no son solo los efectos de la pandemia los que están detrás del resurgir de la vuelta al campo. Obviamente quienes salieron de un pueblo de Andalucía, Galicia o Extremadura buscando una vida mejor en la gran ciudad probablemente hicieron lo correcto en una España donde, no lo olvidemos, la luz eléctrica no llegó hasta el maravilloso pueblo de Sotres (Asturias) hasta 1981 y Polopos (Granada) fue la última localidad que abandonó la centralita de teléfonos en ¡1988!, amén de que el control social era, como poco, mucho más ligero y eludible en una ciudad que en una aldea. 

Hoy las cosas son distintas. Sin revindicar la poesía pastoril -salvo en su interés filológico- del insigne Garcilaso de la Vega, es cierto que casi todo lo que un urbanita puede necesitar lo tiene más cerca y seguramente más barato en un pueblo que en una gran ciudad. Y para el ruralita, salvo ocasionales apetencias probablemente vinculadas al ocio o el esparcimiento, poco le aporta de más la gran urbe.

El tiempo nos dirá si estamos ante la flor de un día o en el nacimiento de una frondosa realidad.

Trabajando por la repoblación. En los últimos años han surgido decenas de iniciativas para ofrecer ayuda, soporte o información a quienes quieren revertir la tendencia de décadas anteriores y volver al campo. 

Entre ellas destaca el ya popular colectivo autodenominado G100, un grupo con componentes de toda España que participa en Terris (Territorios e Innovación Social). Desarrollan lo que denominan un proceso de cocreación de una Nueva Ruralidad, basado en la gestión de la inteligencia colectiva, con el que pretenden alumbrar las líneas estratégicas de cómo ha de evolucionar la relación del ser humano con el medio rural y construir una nueva identidad rural para el siglo XXI.

El G100 lo conforma un grupo de 100 personas de toda España que busca mejorar la vida en el campo en el siglo XXI. Son ingenieros, historiadores, periodistas, farmacéuticos, economistas, profesores y un largo etcétera que no estudian cómo transformar el mundo rural desde sus despachos, sino sobre el terreno.

Están divididos en 12 grupos, enfocados en encontrar soluciones para ámbitos como educación y formación, vivienda, trabajo y emprendimiento o transporte.

A este colectivo se unen otras iniciativas como Yo Transformo, Galicia Country Homes, La Exclusiva, Volver al pueblo, Aldeas abandonadas, Pueblos Madrina, Fundación CEPAIM, Pueblos en Arte o Abraza la Tierra, que también buscan generar oportunidades o visibilizar lo que el mundo rural ofrece. 

A título de ejemplo se puede destacar el Proyecto Arraigo, una iniciativa que nace en Soria y se amplía a Burgos y Madrid. Los trabajadores del proyecto hacen de intermediarios buscando a interesados en vivir en pueblos rurales y los conectan con estos lugares. A través de la ayuda del pueblo también se buscan alojamientos para alquilarlos por un mínimo de un año. De esta forma han conseguido instalar a 52 familias. Por el momento operan en un total de 85 pueblos repartidos por Madrid, Burgos y Soria.

El notario: siempre cerca

Los notarios españoles, cerca de 3.000, están repartidos por todo el país, incluso en pueblos muy pequeños. La llamada demarcación territorial (los lugares donde tiene que haber notarios) la decide el Ministerio de Justicia en coordinación con el Notariado, por criterios tanto sociales como económicos. De esta forma, y desde siempre, los ciudadanos y las empresas saben que disponen de un notario cerca de su domicilio o de su sede. Si no hay uno en su pueblo lo encontrará en el pueblo de al lado. Como funcionarios públicos que son, aunque ejerzan en régimen profesional, todos los notarios tienen que ofrecer los mismos servicios con la misma calidad. Esto también es una gran ventaja para las personas que viven en pequeñas localidades, ya que vayan a la notaría que vayan comprobarán que está dotada de las más avanzadas tecnologías (algo que sufragan los propios notarios) y conectada, mediante una red informática propia y segura, con el resto de las notarías del país, las administraciones públicas y otros muchos organismos públicos y privados.

Por tanto: estén donde estén y acudan al notario que acudan, los ciudadanos y los empresarios `pueden estar seguros de que podrán acceder al servicio notarial que necesiten, de la misma calidad, y con las mismas garantías y rapidez que en una gran ciudad.

En los últimos años han surgido decenas de iniciativas para ofrecer ayuda, soporte o información a quienes quieren volver al campo

Para saber más

Elige tu notario: base de datos del Consejo General del Notariado que permite localizar a cualquier notario en España 

Página Web de Proyecto Arraigo: un puente entre el mundo rural y las personas que viven en entornos urbanos y quieren realizar un cambio de vida.

Lo rural ha muerto, viva lo rural: un libro de Víctor Manuel Guiu en el que, a través de imágenes cotidianas, se nos muestran puntos de vista donde la hibridación urbano-rural ha transformado lo que creíamos «rural”.

Las nuevas ‘autopistas’

Uno de los principales obstáculos que en épocas pasadas impidieron una mayor relación entre el campo y la ciudad fueron las comunicaciones. Mal o inexistente transporte público y deficientes, siendo generosos, carreteras, no ayudaban mucho. Hoy, afortunadamente, en gran medida por el impulso de la Unión Europea, las redes de transporte han mejorado enormemente. Pero lo que verdaderamente cambia la realidad son las que hoy son las verdaderas autopistas: las que circulan por la red cibernética.

Ciertamente hay mucho por mejorar: un 13% de las zonas rurales aún no tiene acceso a internet por fibra o ADSL con un mínimo de 25MB. Ello pese a que el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital aseguró que para enero de 2020 el 90% de los municipios contaría con internet de banda ancha. Aun así, casi dos millones de residencias tienen una conexión de 2MB de velocidad. Para los no muy tecnológicos déjenme que les ponga un símil automovilista: no es coche, como mucho, un patinete.

Aun así, más del 80% de los núcleos de población tienen acceso a internet y un porcentaje aún mayor tienen cobertura telefónica móvil, al menos en 3G o 4G. El programa europeo Wifi4EU, da bonificaciones de 15.000 euros para cubrir los costos de instalación de equipos Wi-Fi de alta velocidad, en las zonas con peor conectividad, lo que impulsa a las áreas despobladas de España a apostar por la repoblación y a la reactivación de los núcleos rurales.

Por su parte, Telefónica ha informado que para 2025 tendrá el 100% del territorio español cubierto con fibra óptica.