«Turismo somos todos», por Santiago Aguilar

EL ESCAPARATE

SANTIAGO AGUILAR

presidente de la Asociación Española de Profesionales de Turismo

@saguilarmdea

 

Turismo somos todos

EL AÑ0 2020 nos ha sorprendido con una crisis cuyo origen y alcance me atrevería a decir que nadie era capaz de prever hace no más de un año. Somos víctimas de una pandemia que está provocando millones de infectados y cientos de miles de muertos en todo el mundo, y las cifras no paran de crecer. La mayoría de los países está tomando medidas de contención ante el avance del virus que, salvo en contadas excepciones, se están mostrando como poco eficientes o incluso muchas veces totalmente inútiles. El desconocimiento que tenemos sobre el virus que ha originado el Covid-19 es tan grande que muchas de esas medidas resultan divergentes de unos territorios a otros, en muchas ocasiones si dar tiempo a comprobar su eficacia antes de modificarlas o incluso abolirlas. Y esto a los ciudadanos nos resulta desconcertante, cuando no preocupante. Una de las medidas que sí se está tomando a nivel global en busca de frenar la expansión del virus es la restricción en la movilidad. En unos casos se trata confinamientos domiciliarios, en otros de cierres perimetrales, en algunos de restricciones en origen y destino, pero en cualquier caso todos parecen coincidir, lo que a mi juicio es bastante lógico, en que limitando los desplazamientos de la población es más que probable que dificultemos la expansión del virus. Todos somos conscientes de los efectos negativos que dicha prevención tiene sobre las relaciones sociales y económicas de ámbito mundial, y muy especialmente sobre el turismo, actividad para la que por definición es condición sine qua non el desplazamiento fuera del domicilio habitual, según recoge la propia Organización Mundial del Turismo, que lo define como “un fenómeno social, cultural y económico que supone el desplazamiento de personas a países o lugares fuera de su entorno habitual por motivos personales, profesionales o de negocios. Esas personas se denominan viajeros (que pueden ser o bien turistas o excursionistas; residentes o no residentes) y el turismo abarca sus actividades, algunas de las cuales suponen un gasto turístico”. Seguridad y renta. Además de la máxima facilidad para los desplazamientos, el turismo necesita también de la coexistencia de dos requisitos también fundamentales para que se produzca, como son la seguridad y la disponibilidad de renta. Por seguridad entiendo no sólo la seguridad física, saber que nada amenaza tu salud o tu integridad física de manera señalada, lo que en el caso de la pandemia que nos atenaza resulta evidente. Seguridad también es la falta de incertidumbre por el futuro, la confianza en las condiciones y en las medidas que se estén aplicando en el destino, o incluso en tu propio país, el hecho de saber no sólo a dónde vas, sino que a la vuelta vas a encontrar las cosas como las dejaste. Y mucho me temo que la actual deriva de medidas descoordinadas y en muchas ocasiones contradictorias que están llevando nuestras autoridades a todos los niveles no contribuye precisamente a esa necesaria seguridad.
«El turismo español es líder en innovación, formación, eficiencia, investigación y desarrollo. Exportamos know-how a todo el mundo»

Y en cuanto a la renta disponible, con un elevado porcentaje de población sometido a ERTE, cuando con la amenaza de un ERE o incluso ya en el desempleo, con infinidad de autónomos abocados al cese de actividad, o como poco a su drástica disminución, con cientos o miles de negocios abocados al cierre temporal o definitivo, no parece que nos encontramos en la mejor coyuntura posible para animarnos a disponer de nuestros ahorros para viajar. A nadie puede sorprender, pues, que la llegada de turistas extranjeros a España se haya desplomado este año, con descensos inimaginables hasta ahora. Hemos sufrido el que ha sido el peor primer semestre de la historia reciente, con descensos que en junio llegan a cifrarse en un 97% menos de llegadas. El verano ha sido catastrófico, con descensos en torno al 75% en julio y agosto y de nuevo de cerca del 90% en septiembre, con la llegada de la temida segunda oleada del coronavirus y el consiguiente endurecimiento de las medidas restrictivas. Es verdad que hemos experimentado un cierto alivio gracias al desarrollo de la demanda interna, pero ni de lejos ha sido suficiente para compensar las enormes pérdidas que deja la ausencia de turismo internacional. Se ha debatido mucho últimamente sobre la excesiva dependencia del turismo en España, así como sobre la eficiencia de nuestro sector y su aportación a nuestra economía global. En el mes de mayo nos topamos con unas a mi juicio desafortunadísimas declaraciones del Ministro de Consumo, Alberto Garzón, calificando el turismo como un sector estacional, precario y de escaso valor añadido. Todo el sector fue un clamor exigiendo una rectificación, pero no se obtuvo ni siquiera una matización sobre esas declaraciones. Más recientemente, el propio Vicepresidente Segundo del gobierno, Pablo Iglesias, en la presentación del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española, ha argumentado que la fortaleza del turismo en España nos hace débiles ante crisis como la actual, calificando de excesiva la dependencia que nuestra economía tiene del mismo. Es cierto que otros sectores de la economía tienen mucho margen para crecer, y que sería deseable una mejor distribución de la aportación al PIB de actividades como la industria o la agricultura. Pero el crecimiento de estos sectores no se consigue de ninguna manera poniendo trabas al turismo, nuestra principal fuente de ingresos de divisas y la actividad que ha puesto a España en el mapa y ha contribuido de manera indiscutible a la salida de nuestro país del ostracismo al que estábamos sometidos hasta la década de los 60 del siglo XX. Y hacer declaraciones restando importancia a la innegable aportación de este sector al desarrollo socioeconómico de nuestro país es ponerle trabas. El turismo español es líder en innovación, formación, eficiencia, investigación y desarrollo. Exportamos knowhow a todo el mundo, y nuestras empresas están presentes en los cinco continentes. Nuestros profesionales son reconocidos por su alto nivel de formación y muchos estudiantes de otras nacionalidades vienen a formarse con nosotros. Y, sin embargo, dentro de nuestras fronteras el turismo parece ser considerado una actividad de segundo orden. Esto, por desgracia, no es nuevo. La reivindicación del reconocimiento de la formación y la profesión turística ha sido el principal caballo de batalla desde la fundación en 1967 de la Asociación Española de Profesionales del Turismo, creada por un grupo de recién titulados, que apostó de manera clara por la calidad tanto del servicio como de los estudios, en aras a transformar el sector turístico español en el líder que es hoy, a pesar del escaso reconocimiento que se nos sigue dando dentro de nuestras fronteras. Como ejemplo, no es hasta los años 90 del siglo XX que los estudios de turismo llegan a la universidad. El turismo representa para España una importantísima fuente de ingresos que supone cerca del 15% del PIB nacional, y que sumando la aportación indirecta llega cerca del 30%. El turismo es una actividad totalmente transversal, que involucra a todos los estratos de la sociedad y de la economía. Es un motor fundamental para que la sociedad avance, para que las diferentes industrias que de una manera u otra están involucradas en el sector no se detengan, y para que el enorme potencial que tiene el turismo en generar empleo continúe. Y aún hay más, el turismo proporciona cultura y beneficios sociales a la comunidad; igualmente se consigue, en la mayoría de los casos, una mayor y mejor gestión del respeto medioambiental, y facilita a los pueblos el acceso a una distribución más equitativa de los ingresos, uniformando la distribución de los ingresos en la sociedad.
««Las instituciones, medios de comunicación, empresas y sociedad en general deben reconocer
el gran valor que el turismo supone para un país como España»

Podríamos enumerar aquí las muchas bondades del turismo, y la lista sería interminable, pero uno de los aspectos de los que menos se percata la sociedad, y que me gustaría destacar, es su ya mencionada transversalidad. El turismo, repito, está presente en todos los estratos de la sociedad y a todos los niveles. En definitiva, turismo somos todos. Turismo es el profesional que está detrás de la recepción de un establecimiento de alojamiento turístico o del mostrador de una agencia de viajes; turismo es el guía que muestra el patrimonio de su ciudad a los visitantes y consigue que además de disfrutar de su tiempo obtengan formación de la más alta calidad; turismo es la azafata que nos recibe y nos atiende en nuestro medio de transporte, procurando hacer nuestro desplazamiento lo más placentero posible; turismo es el director de hotel que dedica jornadas interminables a, con su equipo, tener su establecimiento en perfecto estado de mantenimiento y limpieza; turismo es el centro educativo y sus profesionales que se dedican a dar a los profesionales una formación específica para el sector; turismo también es el camarero que sirve el plato de la gastronomía local al turista, el propietario de ese restaurante, la tienda de recuerdos… Pero turismo es también el dueño de un pequeño comercio generalista o de una boutique internacional que ofrece sus productos al turista; turismo es también el taxista que da servicio al visitante; turismo es el agricultor, el ganadero o el pescador que ofrece sus productos a los establecimientos turísticos, y los transportistas que los llevan del punto de producción al de consumo; turismo son los cines y teatros que sirven de atractivo para que los turistas elijan un destino u otro, el fabricante de coches que vende la flota a las compañías de alquiler de vehículos… Y así podríamos enumerar una interminable lista de sectores de la sociedad que, de una manera u otra, están vinculados al turismo y que generan ingresos económicos y riqueza. Las instituciones, medios de comunicación, empresas y sociedad en general deben reconocer el gran valor que el turismo supone para un país como España por lo que es necesario que, en la situación actual, el Gobierno marque una hoja de ruta centrada en medidas concretas de protección y recuperación a la industria turística española. Nosotros desde AEPT seguiremos alzando nuestra voz, como venimos haciendo durante nuestros más de 50 años de historia. Y para conseguir que esta voz suene más alta y llegue a oídos de todos, estamos en proceso de crear el Colegio Oficial de Profesionales del Turismo de la Comunidad de Madrid, como paso previo a la futura creación del Consejo General de Colegios de Profesionales del Turismo, en la confianza de que se convierta en la herramienta definitiva para la consolidación de la calidad y la fiabilidad de la actividad turística en España. Un Colegio, y futuro Consejo, que nos permitirán un mejor acceso a las universidades y la confección de planes de estudios, a las administraciones y la elaboración de estrategias de promoción y gestión de destinos, o la elaboración de un código deontológico que tutele las buenas prácticas dentro del sector turístico. Desde el convencimiento de que el buen funcionamiento del turismo en España sólo puede ser bueno para el país, estoy seguro de que será útil para todos.

España digital 2025: una transformación clave

EL ESCAPARATE

España digital 2025: una transformación clave

La transformación digital del país es una de las principales apuestas del Gobierno de España para relanzar el crecimiento económico, aumentar la productividad y reducir la brecha digital. En los próximos cinco años se pondrá en marcha la agenda España Digital 2025, que incluirá medidas para garantizar la conectividad del 100% de la población, acelerar la digitalización de las pymes y liderar el despliegue de la tecnología 5G, entre otros objetivos. En total, se movilizarán unos 140.000 millones de euros de inversión pública y privada.

ELVIRA ARROYO

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Durante las dos últimas décadas, los sucesivos Gobiernos de España han ido adoptando programas para el avance digital, siempre alineados con las agendas europeas. Como resultado de estas acciones, España está en una posición muy favorable para abordar la siguiente fase de su transformación digital porque cuenta con una de las mejores redes de infraestructuras digitales. Nuestro país está también relativamente bien situado en la digitalización de la Administración Pública.

Sin embargo, el progreso ha sido más limitado en la digitalización de la industria y las pymes, en la I+D+i y en la capacitación de la población. Además, hay zonas que carecen de una conectividad digital de calidad, tanto en el ámbito rural como en algunos ámbitos industriales, lo que genera desigualdades importantes.

La situación derivada del COVID-19 ha acelerado el proceso de digitalización, poniendo de relieve nuestras fortalezas y las carencias en ese aspecto. En los períodos con restricciones de la movilidad, se ha reafirmado la capacidad de las redes de telecomunicaciones para cubrir una situación extrema de conectividad, con incrementos respecto a 2019 de hasta el 50% en voz fija, del 30% en voz móvil y de un 50% en tráfico de datos móviles. A la vez, se ha consolidado el uso de los servicios audiovisuales como fuente de ocio y entretenimiento; se ha incrementado significativamente el teletrabajo, y se ha impulsado la digitalización de la educación, con un cambio radical de métodos y contenidos. Por contra, la falta de conectividad y de equipos adecuados ha impedido a miles de alumnos y empresas avanzar en su día a día, por mencionar solo algunas carencias.

Desafío inmediato. Las actuales circunstancias han hecho retomar la necesidad de abordar con urgencia los retos digitales pendientes, con el fin de asegurar la accesibilidad de toda la sociedad a las oportunidades que proporciona la nueva economía digital.

Ese será el principal objetivo de España Digital 2025, una agenda que recoge cerca de 50 medidas agrupadas en diez ejes estratégicos para impulsar la transformación digital del país en los próximos cinco años.

La puesta en marcha de este ambicioso plan requerirá una inversión total de unos 140.000 millones de euros. Entre 2020 y 2022 están previstas reformas estructurales a las que se destinarán 70.000 millones de euros, 20.000 de los cuales procederán de fondos públicos (15.000 millones corresponden a los instrumentos comunitarios de financiación del Plan de Recuperación Next Generation EU) y 50.000 serán aportados por el sector privado.

Fruto de este esfuerzo, en 2025 toda la población dispondrá de una conectividad digital adecuada, lo que cerraría la brecha existente entre las poblaciones rurales y urbanas. También se espera que España siga liderando el despliegue del 5G en Europa y que en el año 2025 el 100% del espectro radioeléctrico esté preparado para esta tecnología.

Otra prioridad será mejorar las competencias digitales de los trabajadores porque la revolución digital tendrá un enorme impacto en el mercado laboral, con el surgimiento de nuevas profesiones y la desaparición de otras muchas. La sociedad deberá estar preparada para no quedarse fuera de esta transición. Se pondrá especial énfasis en las necesidades del mercado laboral y en cerrar la brecha digital en la educación. La meta es que dentro de cinco años, el 80% de los españoles tengan competencias digitales básicas y que la mitad de ellos sean mujeres.

Al mismo tiempo, se seguirá avanzando en la digitalización de las Administraciones Públicas en ámbitos clave como el empleo, la justicia y las políticas sociales. Se prevé que en 2025 el 50% de los servicios públicos estén disponibles a través de app móvil, simplificando así la relación de la ciudadanía y las empresas con los organismos públicos.

Cambio empresarial. La digitalización de la economía requiere la transformación de las empresas, especialmente las pymes, con inversión en nuevas tecnologías y la formación de su personal, para lograr aumentar su productividad y rentabilidad. Este es un desafío prioritario tanto para España como para Europa porque, según el DESI 2020 (Índice de Economía y Sociedad Digital publicado por la Comisión Europea el pasado mes de junio), en 2019 sólo un 17% de las pymes europeas utilizaron servicios en la nube, un 12% analizaron los macrodatos y un 17,5% vendieron productos o servicios online.

España, comparada con la media de la UE, presenta un nivel aceptable en equipamiento digital de las empresas, pero necesita potenciar el comercio electrónico, sobre todo en las micropymes de menos de 10 empleados, que representan el 93% del tejido empresarial. La meta de España Digital 2025 es que al menos el 25% del volumen de negocio de las pymes provenga en 2025 del comercio electrónico.

Será necesario también transitar hacia una economía del dato, garantizando la seguridad y aprovechando las oportunidades que ofrece la Inteligencia Artificial. El objetivo es que el 25% de empresas españolas utilicen inteligencia artificial (IA) y big data dentro de cinco años. En nuestro caso, el hecho de contar con el español como uno de los idiomas más hablados del mundo es una buena oportunidad para el desarrollo de una IA con aplicaciones en todos los mercados hispanohablantes. Por otro lado, se calcula que el hecho de optimizar los datos ahorraría 90.000 millones de euros a la industria manufacturera mundial.

Radar COVID. Esta app gratuita se puede descargar en el teléfono móvil desde la App Store de Apple (usuarios de iPhone) o desde Google Play (usuarios de móvil con sistema Android). Además, tanto Apple como Google han integrado en sus sistemas operativos la posibilidad de recibir notificaciones de exposición al COVID-19 sin tener que descargar la app.

Informe España Digital 2025. Gobierno de España. Principales medidas y retos de este programa.

Estrategia Europea de Datos. Comisión Europea. Programa para convertir a la UE en líder de una sociedad impulsada por los datos. La creación de un mercado único de datos permitirá que estos fluyan libremente por la UE y entre sectores, en beneficio de las empresas, los investigadores y las administraciones públicas.

Sociedad Digital en España 2019. Fundación Telefónica. Informe que recoge los indicadores y las principales tendencias que conforman el grado de evolución de la transformación digital de nuestro país.

Todo lo anterior deberá ir acompañado de medidas que apoyen a los emprendedores, ayuden a consolidar las start-ups y atraigan a un número creciente de trabajadores extranjeros. En un contexto en el que el teletrabajo se impone cada vez más, España es un destino que ofrece calidad de vida a los ciudadanos de otros países, que podrán instalarse aquí y trabajar en remoto, sin importar dónde estén localizadas sus empresas. Al igual que el turismo extranjero es vital para nuestra economía, la llegada de profesionales extranjeros que elijan España como lugar de residencia sería otro espaldarazo decisivo.

Modelo productivo. Además, la agenda digital española prevé acelerar la digitalización del modelo productivo mediante el desarrollo de proyectos tractores de transformación digital en sectores estratégicos como el agroalimentario, la movilidad, la salud, el turismo, el comercio y la energía.

En el sector agroalimentario se impulsará la digitalización del sector primario, se reforzará la seguridad alimentaria y se adoptarán modelos más productivos. El análisis de datos relativos a las cosechas, las simientes y el uso de los fertilizantes pueden hacer que la agricultura sea más eficiente. Solo con estas prácticas, la Comisión Europea estima que los agricultores podrían ganar 225 euros más por hectárea.

En el campo de la salud se incrementará la calidad de la sanidad agilizando los sistemas de información y fomentando la interoperabilidad de los datos de forma segura.

La movilidad evolucionará hacia un modelo más sostenible, atendiendo a las nuevas necesidades de la sociedad y favoreciendo la colaboración multisectorial.

Otro sector en el que hay depositadas grandes expectativas es el audiovisual. Si ya en los últimos años se había convertido en una actividad estratégica y en un bien de consumo generalizado en el ocio, la pandemia ocasionada por el COVID-19 ha reafirmado su protagonismo, al proporcionar a los ciudadanos numerosas alternativas de entretenimiento para aliviar el confinamiento.

España cree que ahora es un buen momento para afianzar su liderazgo como plataforma audiovisual europea, lo que generaría negocio y puestos de trabajo. Nuestro país ha empezado a dar pasos en esta dirección con proyectos como la Ciudad de la Tele situada en Tres Cantos (Madrid), donde Netflix ha instalado su central de producción europea. De hecho, esta plataforma de entretenimiento ha llegado a manifestar su deseo de que España sea el hub audiovisual de Europa. La meta marcada en la agenda digital del Gobierno es incrementar un 30% la producción audiovisual para el año 2025.

Cómo beneficia una sociedad digitalizada a los ciudadanos
  • Mejores diagnósticos y tratamientos médicos. Acceso a distancia y seguro a los expedientes sanitarios personales para una investigación, diagnosis y tratamiento más rápidos y focalizados.
  • Identidad digital de confianza. Más privacidad personal, menos fraude e interacciones más rápidas con organismos públicos y empresas.
  • Agricultura más respetuosa con el medio ambiente. Alimentos de mejor calidad usando menos plaguicidas, fertilizantes, combustible y agua, gracias a la inteligencia artificial, los datos y el 5G.
  • Menor impacto climático y ahorro económico. Reducción de la factura energética gracias a los sistemas inteligentes de calefacción y aire acondicionado, y a las redes eléctricas inteligentes.
  • Equipos electrónicos de mayor duración. Dispositivos electrónicos más duraderos y que pueden actualizarse y reciclarse con facilidad.

Fuente: Configurar el Futuro Digital de Europa. Comisión Europea.

Diez metas digitales para España en el año 2025

Meta

Línea de base 2020

2025

1 Cobertura de población con más de 100 Mbps

89%

100%

2 Espectro preparado para 5G

30%

100%

3 Personas con competencias digitales básicas*

57%

80%

4 Aumento de especialistas en ciberseguridad, IA (inteligencia artificial) y Datos

-

20.000

5 Servicios públicos disponibles en app móvil

<10%

50%

6 Contribución comercio electrónico al volumen de negocio de las pymes

<10%

25%

7 Reducción de las emisiones CO2 por digitalización

<10%

10%

8 Aumento de la producción audiovisual en España

-

20%

9 Empresas que usan IA y big data

<15%

25%

10 Carta nacional sobre derechos digitales

No

*La mitad de los porcentajes de población formada en competencias digitales básicas deberán ser mujeres.

Fuente: España Digital 2025. Gobierno de España.

Los décimos de la UE-28 en competitividad digital

El Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI) 2020, que mide la evolución digital de los 28 Estados de la Unión Europea, sitúa a España en la décima posición. Los mejor posicionados son Finlandia, Suecia, Dinamarca y los Países Bajos.
El DESI mide cinco indicadores del rendimiento digital de Europa: conectividad, capital humano, uso de internet, integración de la tecnología digital y servicios públicos digitales. España es la segunda de la UE-28 en servicios públicos digitales y la quinta en conectividad. Únicamente está por debajo de la media europea en capital humano.

Transición ecológica. España espera que la digitalización reduzca un 10% las emisiones de CO2 en 2025. También Europa trabaja para que las tecnologías digitales ayuden a alcanzar la neutralidad climática en 2050, que es el objetivo establecido en el Pacto Verde Europeo.

Para lograrlo, hay que reducir la huella de carbono del sector de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), que representan entre el 5% y el 9% del consumo de electricidad y son responsables de más del 2% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. La Comisión Europea advierte que, si no se controla, la huella de las TIC podría llegar a alcanzar el 14% de las emisiones mundiales de aquí a 2040.

La buena noticia es que el uso adecuado de las tecnologías puede reducir hasta siete veces las emisiones del sector de las TIC y hasta un 15% las emisiones mundiales. La inteligencia artificial, la supercomputación y los datos agrupados permitirán mejorar los análisis y la toma de decisiones sobre la crisis climática y el medio ambiente.

La estrategia europea y española contempla además medidas que favorezcan la economía circular que implica compartir, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para extender su ciclo de vida. Por ejemplo, alargar un año la vida útil de todos los teléfonos inteligentes de la UE reduciría las emisiones de CO2 en 2,1 millones de toneladas al año de aquí a 2030, lo que equivale a retirar un millón de automóviles de las carreteras.

Para los consumidores, son bienvenidas las regulaciones que ayuden a reparar y a conservar más tiempo sus dispositivos. Una reciente encuesta del Eurobarómetro confirma que el 64% de los usuarios desean conservar sus dispositivos digitales entre 5 y 10 años.

Contra la pandemia. Aunque los expertos aseguran que estamos solo en los comienzos de la revolución digital, son muchos los cambios que las tecnologías digitales han hecho en nuestro estilo de vida. También estamos comprobando su utilidad en la lucha contra el COVID-19.

Una de las novedades surgidas durante la pandemia ha sido las aplicaciones móviles de seguimiento y advertencia de contactos contagiados. En nuestro país la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial del Gobierno de España ha diseñado Radar COVID, una app que avisa del posible contacto que se ha podido tener en los últimos 14 días con una persona infectada.

Radar COVID garantiza que ningún usuario puede ser identificado o localizado porque no hay datos registrados y todo el proceso se desarrolla en su teléfono sin salir hacia ningún servidor. La aplicación utiliza la conexión Bluetooth del terminal, a través de la cual los móviles emiten y observan identificadores anónimos de otros teléfonos que cambian periódicamente. Cuando dos terminales han estado próximos durante al menos 15 minutos y a menos de dos metros de distancia, ambos guardan el identificador anónimo emitido por el otro.

Si algún usuario fuera diagnosticado positivo de COVID-19 tras realizarse un test PCR, decidiría si dar su consentimiento para que, a través del sistema de salud, se pueda enviar una notificación anónima. De esta forma, los móviles que hayan estado en contacto con el paciente recibirán un aviso sobre el riesgo de posible contagio y les facilitarán instrucciones sobre cómo proceder.

Tanto el uso de esta herramienta como la comunicación de un posible contagio serán siempre voluntarios. En España, está aún en una fase incipiente y es pronto para valorar su eficacia, pero su éxito dependerá de que la descargue un gran volumen de población y de que el mayor número de personas con PCR positivos colaboren informando del resultado de su prueba.

Paralelamente, para aprovechar al máximo el potencial de este tipo de aplicaciones, la Comisión Europea está desarrollando un servicio de interoperabilidad, que vinculará las aplicaciones nacionales en toda la UE. Esto permitirá que aplicaciones como Radar COVID sigan funcionando en los países de la UE con total seguridad. Con los casos en aumento nuevamente, esta pasarela europea complementará otras medidas como el aumento de las pruebas y el rastreo manual de contactos.

Garantías. Sin duda, nos encontramos ante un escenario lleno de oportunidades pero también de incertidumbres. No sabemos cómo afectará la digitalización a las relaciones laborales o a nuestra privacidad, ni si nuestro marco ético y jurídico es suficiente o necesitará ajustes.

Casi con seguridad, habrá que redefinir algunos derechos y obligaciones. España Digital 2025 intentará anticiparse a esta realidad con la elaboración de una Carta de Derechos Digitales, que formule con un lenguaje actual los derechos de ciudadanía y empresas en el mundo digital, y que garantice los recursos necesarios para que todas las personas puedan integrarse plenamente.

En todo caso, la digitalización no solo es un proceso imparable sino completamente necesario para aumentar la productividad y ayudar a la recuperación económica. Según un documento de trabajo publicado por la Comisión Europea en febrero de 2020, la implantación de tecnologías digitales podría incrementar el PIB un 1,1% hasta el año 2030 en los estados de la UE-28.

Referente internacional

España aspira a ser uno de los países más ciberseguros del mundo, para lo cual deberá incrementar su resiliencia ante los incidentes cibernéticos e incrementar la formación de talento. De aquí a 2025 se propone contar con 20.000 especialistas en ciberseguridad, inteligencia artificial (IA) y datos gracias a la actividad de entidades como el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE).

Además, sobre la base del ecosistema empresarial creado en el entorno del INCIBE, se potenciará la participación de España en diferentes iniciativas internacionales, como la candidatura para albergar el futuro Centro Europeo de Ciberseguridad. En la misma línea, el Centro de Tecnología de la Información y las Comunicaciones de la Organización de las Naciones Unidas, ubicado en Quart de Poblet (Valencia), trabaja para ser reconocido como un referente mundial en ciberseguridad, entre otros aspectos.

El estado de la transformación digital en España

Fortalezas

Debilidades

Infraestructuras de calidad

●    Despliegue de fibra óptica

●    Cobertura de banda ultrarrápida

●    Disponibilidad 5G

●    Centro de supercomputación de Barcelona

●    Infraestructuras de transporte

Capital humano

●    Competencias digitales básicas

●    Especialistas TIC

●    Internet en escuelas

●    Poca capacidad para atraer talento

●    Falta de uso por escaso interés o conocimiento

Servicios públicos digitales

●    Datos abiertos

●    Servicios sanitarios digitales

●    Administración electrónica

Pymes

●    Solo el 31% de las micropymes tienen web. El 25% no tienen internet

Grandes empresas digitalizadas

I+D

●    Bajos niveles inversión

●    Pocos investigadores en TIC

●    Moderada innovación

Ciudades inteligentes

●    De 165 ciudades en el ranking mundial, EEUU tiene 14 y España 12


Ciencia

●    Alto número de titulados STEM*

●    Potencia en producción científica


Ciberseguridad

●    Servidores seguros

●    5º país de la UE y 7º del mundo


*STEM (por sus siglas en inglés, Science, Technology, Engineering and Mathematics. En castellano, Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).
Fuente: España Digital 2025. Gobierno de España.

«Digitalización: el riesgo de quedarse atrás», por David Cano Martínez

EL ESCAPARATE

David Cano Martínez.
 
DAVID CANO MARTÍNEZ

socio de Analistas Financieros Internacionales

@david_cano_m

 

Digitalización: el riesgo de quedarse atrás

La situación económica de cualquier país es el resultado de muchas variables y circunstancias. Algunas son “no buscadas”, como la posición geográfica o los recursos naturales; otras son fortuitas. Pero la fortaleza o debilidad de una economía también dependen, y de forma muy relevante, de las decisiones tomadas por parte de las autoridades. Por acción o por omisión.

En el siglo XIX los responsables chinos rechazaron la innovación tecnológica del momento: el ferrocarril. El grave error provocó un retraso en el desarrollo económico de las siguientes décadas. Conscientes de aquello, los mandatarios de los últimos 40 años han priorizado el liderazgo del país en la “Cuarta Revolución Industrial”, la vinculada al big data, al internet de las cosas (IoT), a la inteligencia artificial (IA), al blockchain, al 5G, a la computación cuántica, a la ciberseguridad o a la nanotecnología. China es ya, en varios de estos frentes, el líder mundial, habiendo superado a EEUU[1]. Y, desde luego, a Europa, que ha decidido defender a sus ciudadanos de uno de los efectos negativos de esta ola disruptiva: la pérdida de privacidad[2]. Mientras aquí pensamos en los daños colaterales, nos vamos quedando atrás en esta nueva “guerra fría”, ahora tecnológica, entre EEUU y China[3]. Y la brecha económica se amplía.

Y en este entorno surge el coronavirus que, en muchos campos (entre ellos el que nos ocupa), no supone tanto un punto de inflexión como una aceleración de las tendencias previas. Pero sirve (o debe servir) para algunos como un “despertador” a la nueva realidad. Riiiiiiinnnnng. La inteligencia artificial es útil para evitar (o minimizar) los contagios y, con ello, reducir los confinamientos y, en consecuencia, sortear el impacto negativo sobre la economía. Piensan que regulando (y, en este caso, evitando el desarrollo de la IA) están protegiendo al ciudadano ¡y resulta que es todo lo contrario: le están infligiendo un daño sanitario y económico! Riiiiiiinnnnng. La digitalización puede ser una de las palancas más eficaces de crecimiento económico en los próximos años. Puede ser uno de los caminos más rápidos para salir de la crisis económica. Puede ser la mejor alternativa para esa reformulación de la economía española tan en boca de todos ahora que “nuestro modelo” es vulnerable. Despertemos. Parece que esta vez sí lo vamos a hacer. Y con el apoyo de la Unión Europea (una nueva lección de las ventajas de estar dentro de un grupo más grande[4]).


                                                               «Existe un claro consenso en que el impacto económico del confinamiento se ha amortiguado por el desarrollo tecnológico»

Porque el pasado 21 de julio los dirigentes de la UE alcanzaron un acuerdo sobre el Next Generation UE, un conjunto de medidas extraordinarias que, con un monto de 750.000 millones de EUR (390.000 en subvenciones y 360.000 en préstamos), tiene como objetivo la “reconstrucción después de la pandemia de COVID-19”[5] y que ayudará en las transiciones ecológica y digital. “Ecológica y digital”. He aquí los dos ejes que deben vertebrar cualquier plan de crecimiento. Respecto al primero, en esto sí, Europa ha tomado la delantera en una necesaria concienciación sobre la sostenibilidad del planeta tierra. Otra de las lecciones del COVID19 es que hay que hacer más caso a los científicos. Venían advirtiendo de los riesgos de una zoonosis como la que, parece, se ha producido y que ha provocado un confinamiento y una crisis económica que serán coyunturales. Pero, ¿qué pasaría si por el cambio climático una región queda inundada por el mar de forma definitiva? ¿O si se transforma en un desierto? ¿O si pierde la fertilidad de sus tierras y bosques? El daño no sería temporal, sino estructural. Sirva el drama que estamos viviendo como advertencia de lo que puede pasar y la motivación para priorizar que la reactivación económica tenga una orientación sostenible.

Y el otro eje del plan de recuperación, que es el que aquí nos ocupa, debe ser la digitalización. Pero, ¿qué entendemos por digitalización? Este concepto ha evolucionado, de tal forma que creemos necesario detallarlo. Porque digitalización ya no es “usar internet”. Esa podría ser la acepción de hace una década. Ahora se entiende por digitalización una nueva manera de hacer las cosas, es decir, una disrupción. Ya no consiste en una evolución (una innovación) más o menos lineal, sino en un cambio (un salto exponencial) que implica una transformación radical del modelo productivo o de negocio. Pongo un ejemplo: Uber o Cabify son una innovación. Un coche conducido de forma autónoma que te recoja y te lleve al aeropuerto es una disrupción.

Los dos programas dentro del Next Generation EU que están vinculados al desarrollo tecnológico son Horizonte Europa y Fondo InvestEU. Con un presupuesto conjunto de 10.600 millones de euros están inscritos en Mercado único, innovación y economía digital (cuyo monto total es de 132.800 millones de euros).

Horizonte Europa es el futuro Programa Marco de Investigación e Innovación de la UE para 2021-2027 (es la prolongación del programa Horizonte 2020). En consecuencia, es la iniciativa principal de la UE para el fomento de la investigación y la innovación desde la fase conceptual hasta la introducción en el mercado y sirve de complemento a la financiación nacional y regional.

InvestEU, propuesto por la Comisión Europea en junio de 2018, busca agrupar la financiación del presupuesto de la UE en forma de préstamos y garantías bajo una misma estructura. En la actualidad, existen 14 instrumentos diferentes que contribuyen a apoyar la inversión de la UE, de los cuales, el Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas (FEIE) es el principal. La CE propone aprovechar el éxito del modelo del FEIE y las economías de escala mediante la fusión de todos los instrumentos. Al atraer las inversiones públicas y privadas, la CE espera que el fondo InvestEU movilice más de 650 000 millones de euros en inversiones adicionales en toda la UE entre 2021 y 2027.

En sendos programas se remarca la idoneidad de la colaboración entre la iniciativa pública y privada. La crisis de la COVID-19 también ha servido para avivar el debate en torno al papel que deben jugar el Estado y las empresas privadas. Los dos planteamientos más extremos cuentan con defensores y detractores en el espectro de la ideología política. Y a los dos esta crisis les ha aportado argumentos para defender su posición, pero también para ser criticados. ¿Acaso no significa esto que debemos quedarnos con lo constructivo, es decir, que los dos modelos son posibles y que lo importante es que convivan? Pocas dudas para defender el papel de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y de los trabajadores de la sanidad pública (por ejemplo). El caos al que habríamos asistido en caso de que años atrás se hubieran impuesto las posiciones más liberales habría sido dramático. Al mismo tiempo, existe un claro consenso en que el impacto económico del confinamiento se ha amortiguado por el desarrollo tecnológico. Y el impulso de éste ha estado vinculado, con mucha diferencia, a la empresa privada. Por la extensión de este artículo no puedo profundizar más en este aspecto, pero creo que el lector se hace una idea de lo que quiero transmitir: el tejido empresarial con capital propiedad de agentes diferentes al Estado es imprescindible, más en aquellos sectores más dinámicos; el sector público también es imprescindible, claro. La colaboración es el mejor camino. En todos los frentes, también en la financiación. Y ojalá se dinamicen alternativas de inversión y financiación como son los mercados de capitales, los fondos de capital riesgo o figuras como los business angels, por ejemplo.


                                    «Mientras aquí pensamos en los daños colaterales, nos vamos quedando atrás en esta nueva “guerra fría”, ahora tecnológica»

Una última reflexión sobre la digitalización y, por extensión, sobre todos los avances tecnológicos que suponen una disrupción: ¿qué impacto tiene sobre la desigualdad? Los dos vértices son: “desigualdad de uso” y “desigualdad de renta”. En el primer caso, existen ejemplos muy claros. Por ejemplo, la digitalización del sistema financiero. Imaginemos la desaparición total de oficinas físicas bancarias y del dinero en efectivo (en línea con lo comentado antes, serían ejemplos de disrupción, no tanto de innovación). Sendos escenarios derivan en la obligatoriedad del uso de dispositivos electrónicos para, por ejemplo, consultar el saldo de la cuenta corriente, realizar un pago e, incluso, solicitar una hipoteca[6]. ¿Tienen el 100% de los ciudadanos acceso a estos dispositivos? ¿Saben utilizarlos? Si la respuesta es no, bien sea por una cuestión de renta o de localización de su residencia, por ejemplo, se produce una desigualdad. ¿Qué sucedería si se implantara la formación 100% a distancia en los colegios e institutos?

La otra desigualdad, la de “renta”, tiene que ver con las diferencias en la retribución del factor trabajo. Es obvio que a medida que se digitaliza la economía se requieren otros atributos en la mano de obra. Los más clásicos (y más abundantes) ya no se necesitan y su retribución cae. A cambio, se incrementa el precio de las capacidades que ahora se requieren. Atención, porque no sólo nos referimos a los tecnológicos, que también, sino a los más humanos, a los más propios de las relaciones personales. Cuanta más inteligencia artificial, más inteligencia emocional[7].

Consideramos que, al igual que sucede con la sostenibilidad, en el debate sobre el avance tecnológico se debe incorporar el ingrediente desigualdad. Pero con un enfoque diferente. No creo que se deba limitar el desarrollo por sus implicaciones negativas, sino articular mecanismos de compensación. La digitalización está provocando un aumento de la desigualdad, pero renunciar a ella generaría una mayor, en especial frente a los países que han apostado por ella y la están implantando. No sólo EEUU sino, como hemos señalado, China, que no quiere repetir el error de hace 150 años que supuso un lastre durante tres generaciones.

[1] Para un análisis en profundidad del liderazgo de China en ámbitos como, por ejemplo, 5G, ver Sendagorta, F. “Estrategias de poder”. Deusto.

[2] Ver Llaneza, P. “Datanomics”. Deusto. Y una reseña de Cano, D. en https://elalcazardelasideas.blogspot.com/2019/07/big-good-data.html

[3] Ver Moreno, L. y Pedreño, A. “Europa frente a EEUU y China. Prevenir el declive en la era de la inteligencia artificial”. Y una reseña de Cano, D. en http://www.afi-inversiones.es/b70.html

[4] Por caer fuera del ámbito de este artículo no voy a entrar en los beneficios para la economía española de su pertenencia al euro, pero estoy seguro de que para el lector son obvios, a tenor de evolución reciente de variables clave como la prima por riesgo de la deuda pública.

[5] Literal, lo que es la confirmación del drama económico que hemos sufrido, con una caída del PIB de entre el 5% y el 20%.

[6] Que un ahorrador de Francia pueda prestar dinero a una empresa en Alemania, sin ningún intermediario financiero, gracias al blockchain y a la capacidad de conocimiento mutuo de las partes (credit scoring) derivada del big data y de la inteligencia artificial es otro ejemplo de disrupción. Es obvio el impacto en el modelo de negocio de un banco tradicional; e incluso de una Fintech.

[7] http://www.empresaglobal.es/EGAFI/contenido/1946069/1601149/cuanta-mas-ia-mas-ie.html?bol=1816694-202003011155

Cómo cerrar la brecha digital en la educación

EL ESCAPARATE

Cómo cerrar la brecha digital en la educación

La pandemia del COVID-19 nos ha obligado a encontrar nuevas formas de trabajar, vivir y aprender. Solo en el ámbito educativo, el cierre de las clases ha afectado a cerca de 10 millones de estudiantes españoles, para quienes la educación a distancia se ha convertido en la única forma de continuar con su aprendizaje. Esta situación ha puesto de manifiesto la desventaja que para muchos alumnos supone no tener en su hogar acceso a internet o el equipamiento adecuado para hacer sus deberes. En septiembre está prevista la vuelta a las clases presenciales, pero es necesario dar soluciones a la brecha digital ante un posible repunte de la epidemia.

ELVIRA ARROYO
[email protected]

La utilización de las nuevas tecnologías entre los menores de 10 a 15 años está muy extendida en España. El 66% tienen teléfono móvil, el 89,7% utilizan el ordenador y el 92,9% usan internet, según los últimos datos publicados por el INE (Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación -TIC- en los Hogares, de octubre de 2019). Sin embargo, muchos de ellos solo pueden conectarse a internet desde su centro de estudios, algo que, con el cierre de las aulas como consecuencia del coronavirus, les ha dejado en una posición de inferioridad en su avance escolar.

La educación virtual desde casa se ha convertido en la mejor alternativa para no interrumpir las clases, pero las familias con menos poder adquisitivo no siempre pueden proporcionar a sus hijos las herramientas necesarias para un buen aprendizaje online.

El informe Brecha digital y pobreza infantil, elaborado por el Alto Comisionado para la Lucha contra la Pobreza Infantil en marzo de 2020, destaca que en España hasta el 20% (unos 500.000) de los menores que viven en hogares con rentas bajas no tienen ordenador, frente al 0,9% de los pertenecen a hogares con mayores ingresos.

La brecha digital se abre además en dos aspectos. Por un lado, está la división entre quienes tienen acceso a internet y quienes no. En nuestro país, unos 300.000 menores viven en hogares que no pueden pagar internet. En segundo lugar, dentro de quienes disponen de internet, hay una diferencia notable entre aquellos que tienen conexión fija en el hogar y quienes acceden a través del móvil. Con frecuencia, los móviles son dispositivos poco adecuados para el estudio y su uso puede estar condicionado por los límites de descarga de datos, a diferencia de las tarifas planas de banda ancha fija.

Otro factor clave es el tipo de dispositivo electrónico utilizado, ya que un ordenador o una tableta son indispensables para realizar las tareas educativas desde casa. Una vez más, la economía familiar vuelve a marcar la diferencia porque el 23% de los hogares con niños y adolescentes del tramo más bajo de ingresos no tienen ordenador en casa -lo que afectaría a unos 500.000 menores- frente al 1,2% de las familias con ingresos más altos que carecen de ordenador. En total, hay 792.048 hogares con hijos sin dispositivos electrónicos.

Capacidad adquisitiva. La principal causa de este desequilibrio digital es la falta de recursos. La conexión a internet es un esfuerzo económico que las familias con más precariedad no pueden permitirse, más aún en las actuales circunstancias en las que muchas se han quedado sin empleo.

A la vez, hay que considerar si la oferta disponible en el mercado español es asequible para la mayoría y si ofrece un rango de precios similar a otros países de nuestro entorno. El informe del Alto Comisionado para la lucha contra la pobreza infantil utiliza como referente el Índice de la Economía y Sociedad Digital (DESI), que la Comisión Europea calcula anualmente teniendo en cuenta varios aspectos, entre los que se incluyen los precios de la banda ancha. La conclusión es que, salvo un paquete, los precios en España están por encima de la media europea, lo que nos posiciona como un país relativamente caro. No obstante, la Comisión matiza que algunas de estas ofertas pueden contener un componente móvil, por lo que los precios no son del todo comparables con los de la Unión Europea.


 

Las familias con menos poder adquisitivo no siempre pueden proporcionar a sus hijos las herramientas necesarias para un buen aprendizaje online.


Coalición mundial para un aprendizaje inclusivo

LA necesidad de subsanar las deficiencias que afectan al aprendizaje de millones de estudian-tes ha llevado a la Unesco a crear la Coalición Mundial para la Educación Covid-19, que agrupa a más de 90 asociados de los sectores público y privado. El objetivo es buscar soluciones equitativas y lograr que la revolución digital sea inclusiva durante este período de interrupción repentina y sin precedentes en la educación.

Entre los miembros de esta coalición figuran la Unión Internacional de Telecomunicaciones y grupos clave que apoyan a los docentes, como la Inter-nacional de la Educación, la Fundación Varkey, la Organización Internacional del Trabajo y el Equipo Internacional de Trabajo sobre Docentes para Educación 2030.

Para saber más

• Indicadores sobre uso de TIC por menores en España.

ONTSI (Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la SI). Abril de 2020. Dossier que recoge el de uso de las TIC por menores de 10 a 15 años en España y en cada comunidad autónoma. Analiza la tenencia de móvil, el uso del ordenador, el uso de internet y el lugar de acceso a la Red.

• Niños en un mundo digital. Estado mundial de la infancia 2017.

Unicef. Informe que analiza cómo afecta el mundo digital a las oportunidades de aprendizaje de la infancia.

• Aprendiendo en casa.

Ministerio de Educación y Formación Profesional, Gobierno de España. Portal web que facilita el acceso a diferentes recursos que aseguren al profesorado, familias y alumnado la continuidad de la actividad educativa durante el periodo de suspensión de las clases presenciales.

•Seguimiento mundial de los cierres de escuelas causadas por el Covid-19.

Mapa interactivo UNESCO

•Marco para la apertura de las escuelas (en inglés). Abril de 2020. Informe elaborado por la Unesco, Unicef y el Banco Mundial con recomendaciones que ayuden a los gobiernos de todo el mundo a preparar sus sistemas educativos para la reapertura de las escuelas.

Mapa mundial de la conectividad en 2019

ZONAS Hogares con acceso a internet Hogares con ordenador
España 91´4% 80´90%
Europa 86´50% 78%
América 71´80% 65´70%
Comunidad de estados independientes 74´20% 66´30%
Estados Árabes 57´20% 51´90%
Asia y Pacífico 50´90% 43´50%
África 17´80% 10´70%
El móvil no es suficiente para estudiar desde casa. Los alumnos necesitan un ordenador o una tableta para escribir y hacer sus tareas.

Ámbito global

La brecha digital es además un fenómeno mundial. Si miramos fuera de nuestras fronteras, comprobamos que estamos ante un desafío mundial sin precedentes para el sistema educativo porque el cierre de colegios y universidades por la pandemia ha llegado a afectar a 1.500 millones de estudiantes y a 63 millones de docentes de 191 países.

 


En España hay 792.048 hogares con hijos sin acceso a dispositivos electrónicos.


 

Más de la mitad de esos alumnos -unos 826 millones según la UNESCO- no tienen ordenador en casa y el 43% no tienen internet. Estas carencias son mucho más elevadas en los países con bajos ingresos. Casi 9 de cada 10 jóvenes que no usan internet viven en África, Asia o el Pacífico. Concretamente, en el África Subsahariana el 89% de los alumnos no tienen ordenador doméstico y el 82% carecen de acceso a internet.

La UNESCO advierte que estas desigualdades constituyen una verdadera amenaza para la continuidad del aprendizaje, más aún en el contexto actual. “Cuando las escuelas cierran, el rendimiento educativo sufre. La interrupción de la escolarización también conduce a otras pérdidas más difíciles de medir, incluidos los inconvenientes para las familias y la disminución de la productividad económica a medida que los padres luchan por equilibrar las obligaciones laborales con el cuidado infantil”, ha señalado esta agencia.

Un reto recurrente. La suspensión de las clases por el coronavirus ha reavivado el debate sobre el perjuicio que la brecha digital implica para millones de alumnos, pero la comunidad internacional lleva años recordando la urgencia de abordar este tema.

El informe Estado mundial de la infancia 2017, publicado por UNICEF, explica las oportunidades perdidas que conlleva la brecha digital para los niños de todo el planeta. A corto plazo, los menores que no están conectados pierden recursos educativos, acceso a información global y oportunidades de aprendizaje en línea. También se ven privados de la posibilidad de relacionarse con otras personas o de viajar sabiendo que pueden contactar con sus familias si lo necesitan.

Para los niños que viven con discapacidades, la conectividad puede significar la diferencia entre la exclusión social y la igualdad de oportunidades.

Cuando son adultos, el manejo de las tecnologías digitales aumenta las probabilidades de encontrar empleo. Según la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), la experiencia en TIC tiene un gran impacto sobre la participación en el mercado laboral y los salarios en países como Australia y Estados Unidos. Otros estudios de poblaciones adultas en países como la India y Túnez llegan a conclusiones similares.

Unicef recuerda además que, aunque los países más agraviados son los menos desarrollados, la desigualdad digital está presente en todos. Por ejemplo, en Estados Unidos se calcula que cinco millones de menores de entre 6 y 17 años no tienen internet en su hogar debido a que viven en zonas sin conexión o a que sus padres no pueden pagar la banda ancha.

 


El cierre de colegios y universidades por la pandemia ha llegado a afectar a 1.500 millones de estudiantes y a 63 millones de docentes en todo el mundo.


 

Esto ha dado lugar a la denominada “brecha de la tarea”, porque los profesores piden cada vez más deberes que requieren pruebas o aprendizaje online. Para com-pensar esta carencia, es habitual que los niños acudan a las bibliotecas locales o a los establecimientos de comida rápida para acceder a puntos de acceso gratuitos. En otras zonas, los autobuses escolares equipados con wifi estacionan por la noche en los barrios marginales para que los estudiantes puedan conectarse y hacer sus debe-res. Aun así, los estudiantes de secundaria que no tienen banda ancha se quejan de que sus notas son más bajas porque a menudo no pueden completar sus trabajos.

Otras barreras. Junto a los problemas de accesibilidad, los estudiantes de determinadas culturas se decepcionan cuando navegan por internet y apenas encuentran con-tenido relacionado con su entorno o identidad. Este podría ser un factor que les desmotive para conectarse y para descubrir la utilidad que las tecnologías digitales pueden tener para ellos.

A esto se suma el inconveniente que puede suponer el hecho de no encontrar contenidos en el idioma propio. Si bien es cierto que la diversidad lingüística de internet no para de aumentar; casi el 60% del contenido publica-do está en inglés. Por suerte, existen sofisticados traductores que ponen a disposición de los usuarios los contenidos en su idioma. Solo Google Translate traduce información a más de 100 idiomas, lo que supone un gran avance para los usuarios y en particular para los estudiantes.

Por otro lado, la falta de información que conlleva la exclusión digital aumenta la vulnerabilidad de la sociedad en situaciones como la que estamos viviendo. En las zonas más desfavorecidas, la propagación de una enfermedad puede estar muy relacionada con el conocimiento que sus habitantes tengan sobre cómo protegerse o actuar.

En el lado opuesto está el exceso de información que nos abruma en los países desarrollados, que incluye bulos que debemos aprender a identificar y a no difundir en las redes sociales. En la actual crisis sanitaria no solo proliferan teorías que identifican a supuestos responsables, sino que se ofrecen remedios milagrosos que pue-den provocar graves daños en la salud.

El principal desafío es difundir contenidos que ayuden a tener niños y adultos bien formados e informados en todo el planeta. Una información rigurosa ayudará a los menores a tomar decisiones que mejoren su salud, su calidad de vida, sus finanzas y cualquier otro aspecto de sus vidas.

Nuevo rol de los docentes. También los docentes han sufrido en los últimos meses las consecuencias de la brecha digital, incluso en los países dotados con medios tecnológicos de calidad y con una buena conectividad. El cierre repentino de las aulas les ha obligado a adaptarse a un escenario de enseñanza virtual que no habían podido planificar con antelación. Les faltaban medios materiales y formación para impartir con eficacia sus clases.

Aunque en España existen iniciativas privadas como Educa Internet y Conecta Educación, que ayudan a los educadores en su proceso de digitalización, es necesario reforzar su capacitación en competencias digitales y dotarles de las herramientas educativas adecuadas.

El regreso a las clases presenciales en septiembre no impedirá que se impongan las fórmulas online para generar contenidos, impartir las materias y motivar a los alumnos. Entre otras razones, porque tampoco se sabe con certeza cómo se desarrollará el nuevo curso. Es probable que la asistencia a clase se alterne con clases virtuales, pero el ritmo lo marcará la evolución de la pandemia.

Clases y exámenes virtuales

El coronavirus ha impuesto también métodos de evaluación online que han sustituido a los exámenes tradicio-nales. Los centros educativos han tenido que adaptar sus métodos de evaluación a los canales telemáticos, garantizando además un proceso seguro y sin posibles engaños, como copiar o suplantar la identidad del alumno que debe examinarse.

Las pruebas virtuales se han impuesto también en los centros tradicionales de educación a distancia como la UNED, que ha realizado por esta vía cerca de 300.000 exámenes.

Porcentaje de hogares españoles con menores sin acceso a internet según sus ingresos.

Ingresos netos mensuales % sin internet
Menos de 900 € 9.20%
De 900 € a 1.600 € 4.1%
De 1.600 € a 2.500 € 1.1%
De 2.500€ a 3.000 € 1%
3.000 € o más 0.4%

Fuente: Brecha digital y pobreza infantil. Alto Comisionado para la Lucha contra la Pobreza Infantil. Marzo de 2020.

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Cerrar brechas. Una de las lecciones aprendidas en esta crisis sanitaria es que la digitalización de la educación es apremiante, con independencia de que puedan darse emergencias similares a la vivida desde el mes de marzo. Por este motivo, el Gobierno de España ha lanzado el programa Educa en Digital, que empezará a implantarse durante el primer trimestre del curso 2020-2021. El objetivo es cerrar las brechas de capacitación y acceso a la tecnología.

Entre otras novedades, los centros pondrán a disposición de los alumnos más vulnerables, mediante préstamo, dispositivos que faciliten la educación digital tanto de forma presencial en el centro como desde el hogar. Esta actuación puede alcanzar los 500.000 equipos.

El programa establece la puesta en marcha de plataformas de asistencia al profesorado, alumnado y autoridades educativas mediante la aplicación de la inteligencia artificial. Este desarrollo permitirá establecer itinerarios personalizados para los alumnos, un seguimiento más efectivo de sus progresos y un análisis individualizado de su evolución por parte del profesorado.

Al mismo tiempo, es preciso seguir trabajando otras acciones para que el derecho a la educación no sea vulnerado. Como casi todos los hogares disponen de móvil, televisión y radio, hay que potenciar las iniciativas pues-tas en marcha a través de estos canales porque llegarán prácticamente a toda la población. Audrey Azoulay, directora general de la Unesco destaca que “si bien deben multiplicarse los esfuerzos para proporcionar conectividad a todos, ahora sabemos que la continuidad de la enseñanza y el aprendizaje no puede limitarse a los medios en línea. Para reducir las desigualdades existentes, debemos respaldar otras opciones, como el uso de programas de emisoras de radio y televisión comunitarias, y la creatividad en todas las formas de aprendizaje”.

Soporte imprescindible. El Covid-19 ha reafirmado el papel esencial que las TIC tienen en nuestras vidas para trabajar y estudiar sin salir de casa o para mantener el contacto con la familia y amigos. No solo se ha incrementado aún más el uso de internet, sino que hemos incorporado a nuestra rutina diaria videollamadas, webinars, reuniones y clases online.

Las herramientas digitales son además fundamentales en la lucha contra el coronavirus, ya que permiten acelerar la búsqueda de terapias, monitorizar la propagación del virus y reaccionar en consecuencia.

En definitiva, ahora más que nunca es indispensable estar conectados. Ante este desafío, la Comisión Europea ha anunciado que seguirá colaborando para que los Estados miembros de la UE refuercen la cobertura de las redes de alta capacidad, lancen servicios 5G, mejoren las competencias digitales de los ciudadanos y continúe la digitalización de las empresas y el sector público.

«Brecha digital, brecha social», por Alejandro Tiana Ferrer

EL ESCAPARATE

ALEJANDRO TIANA FERRER,

secretario de Estado de Educación

@atianaf

Brecha digital, brecha social

COMO ES BIEN sabido, la declaración del estado de alarma en España implicó la suspensión de la actividad lectiva presencial en los centros educativos. Y debo hacer énfasis en este último aspecto: se suspendió la actividad presencial, no la educativa. En efecto, de manera inmediata los centros y sus docentes comenzaron a suplir las actividades habituales por otras desarrolladas a distancia o en línea. En muy pocos días, con objeto de dar una respuesta urgente a una situación inesperada, comenzaron a ofrecer a su alumnado otro tipo de actividades utilizando recursos digitales muy diversos, a veces acompañados de otros medios, como los programas televisivos ofrecidos por Radiotelevisión Española en colaboración con el Ministerio de Educación y Formación Profesional. Fue necesario enfrentarse a una situación imprevista que nos puso a todos a prueba y ante la cual tanto docentes como estudiantes y familias supieron reaccionar con rapidez y decisión.

Es verdad que nuestro sistema educativo lleva varios años impulsando la digitalización de la enseñanza, incorporando dispositivos y plataformas, formando al profesorado, produciendo recursos digitales y mejorando notablemente la conectividad de los centros educativos. Pero debemos reconocer que ello no implica la utilización sistemática y generalizada de dichos recursos en las actividades cotidianas de enseñanza de todas las etapas. Las diversas Administraciones educativas han elaborado sus propios planes, desarrollado plataformas para la enseñanza, puesto en marcha iniciativas interesantes; pero estos recursos no habían tenido hasta ahora que ser utilizados como soporte fundamental de las actividades de aprendizaje. Ha sido en estas circunstancias anómalas cuando hemos tenido que probar sus posibilidades y su potencia, y extraer lecciones para el futuro.

Uno de los problemas ya detectados con anterioridad consiste en la existencia de la denominada brecha digital en la sociedad española. De una manera simple, suele identificarse con el hecho de tener o no acceso a conexión y dispositivos tecnológicos. Desde varios organismos se ha intentado cuantificar y caracterizar dicha brecha. Según los datos de la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares (2019) del INE, 792.048 hogares con hijos no poseen dispositivos electrónicos y 284.243 hogares con hijos no disponen de conexión a internet. Y según los datos de PISA 2018, un 9% del alumnado de 15 años de edad no tiene ningún dispositivo en su hogar y un 2% no tiene acceso a internet. Aunque no son cifras muy elevadas, resultan preocupantes, sobre todo por el tipo de alumnado al que afectan, que es el de menores niveles de renta. Y es un fenómeno que tiene un reflejo inmediato en el ámbito de la educación y la formación.

Pero esta primera aproximación a la brecha digital que podríamos denominar propiamente brecha de acceso, no es la única identificable. En realidad, los especialistas distinguen tres dimensiones distintas en su interior. Es el caso de Mariano Fernández Enguita, quien a la brecha de acceso ya mencionada, añade la brecha de uso, relativa al tiempo de uso efectivo y a la calidad del mismo, y la brecha escolar, que hace referencia a las habilidades del profesorado y a la disponibilidad de recursos y plataformas de apoyo a la enseñanza. Aunque los indica-dores españoles en ambas dimensiones no son especialmente bajos, tienen un indudable campo de desarrollo por delante.

Esta concepción multidimensional de la brecha digital ha sido adoptada por estudios recientes como los publicados el pasado mes de abril por Cotec, con el título Covid-19 y educación: problemas, respuestas y escenarios, o por Save the Children, en Covid-19: Cerrar la brecha. Impacto educativo y propuestas de equidad para la desescalada. Merece la pena citar este último, pues desciende al análisis de las diferencias existentes bajo esa denominación genérica de brecha digital. Recogiendo datos de PISA 2018 trabajados por Lucas Gortázar concluye que las diferencias existentes en el número de ordenadores en el hogar está íntimamente asociado a la situación socioeconómica. Mientras que un 14% de estudiantes del cuartil más bajo no dispone de ordenador y el 44% tiene solamente uno, el 92% del cuartil más elevado dispone al menos de dos ordenadores en el hogar. Los datos resultan concluyentes y confirman datos similares del INE.

Y es que, en última instancia, la brecha digital es también y sobre todo brecha social. Por ese motivo, desde el Ministerio de Educación y Formación Profesional, en cooperación con Red.es, hemos puesto en mar-cha un ambicioso programa de cooperación territorial para permitir que las comunidades autónomas distribuyan, en régimen de préstamo, dispositivos y conexión a los estudiantes que carecen de ello y no tienen medios para cubrirlos por sí mismos. Esperamos llegar a más de 600.000 estudiantes de ese grupo social. Esperamos hacer frente así a una de las causas principales de la mencionada brecha digital (que es en buena medida social).


«Desde el Ministerio de Educación y Formación Profesional, en cooperación con Red.es, hemos puesto en marcha un ambicioso programa de cooperación territorial»


Ahora bien, aunque contribuyamos a cerrar o estrechar esa brecha, somos plenamente conscientes de que hay otras dos dimensiones que debemos atender: la de uso y la educativa. Y a ambas habrá que prestar una especial atención en estos próximos meses. Aunque todos hacemos votos para que la pandemia nos dé un respiro, no podemos excluir que en el próximo curso debamos atender contingencias imprevistas. Y para enfrentar esa incertidumbre debemos desarrollar al máximo los recursos digitales a disposición de nuestros centros, docentes y estudiantes. Es una tarea tan ineludible como atractiva y, sin duda, fructífera con vistas al futuro.