«Acercando la innovación del laboratorio al paciente», por Jesús Aguilar

EN PLENO DEBATE

JESÚS AGUILAR,
presidente en funciones del Consejo General de Farmacéuticos
 
 

Acercando la innovación del laboratorio al paciente 

@Farmaceuticos

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UNA DE LAS CERTEZAS que nos deja la pandemia que estamos comenzando a superar, es que sin investigación no hay futuro. Esta afirmación es importante en todos los ámbitos del conocimiento; y adquiere una mayor relevancia cuando estamos hablando de salud. A partir de ahí podemos añadir la economía, la industria, o las comunicaciones. Pero sin salud es muy difícil progresar. Y es que el mundo que hoy conocemos no sería igual si, fruto de la investigación, no hubiéramos ganado importantes batallas contra la enfermedad.

Es suficiente volver la vista atrás, hasta diciembre de 2019, para convencer de esta realidad hasta al más escéptico. Y es que los hechos vividos durante los últimos 20 meses nos han demostrado que invertir en investigación y salud no es una opción; es una obligación. Los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud, de finales de junio de 2021, sitúan en cerca de 180 millones las personas contagiadas y en 3,8 millones los fallecidos por la Covid-19. Cifras que nos estremecen a todos y que deben impulsar a los responsables políticos de todo el planeta a situar la investigación como un asunto prioritario en sus agendas.

Ha sido la capacidad de innovación del sector farmacéutico la que ha permitido que comencemos a hablar del principio del fin de la pandemia. Transcurrido menos un año desde que se diagnosticaron los primeros casos, ya disponíamos de vacunas con elevados índices de eficacia con los que combatir la pandemia. Cuando se cumplen quince meses del comienzo de la pandemia en nuestro país, cerca del 50% de los españoles ya están inmunizados.

Basta pensar en el número de contagios y muertes que se están evitando cada día gracias a esas vacunas para que tanto nosotros, como las próximas generaciones, tengamos la absoluta seguridad de que sin investigación en salud no podemos hablar de progreso.

La investigación en la lucha contra la enfermedad es un motor de progreso. La realidad es que esa es una asignatura pendiente en nuestro país, con dos efectos directos. Por un lado, perdemos la ocasión de hacer del conocimiento un motor que impulse nuestra economía. Por otro, la falta de oportunidades hace que parte de nuestro talento acabe fuera de nuestras fronteras. Me refiero a esos jóvenes investigadores que se ven obligados a trasladarse a otros países en los que la ciencia sí es una verdadera prioridad, y en los que dedicarse a la investigación es compatible con tener acceso a recursos suficientes tanto para desarrollar proyectos profesionales como vitales.

Porque de lo que no cabe duda es del talento de los investigadores españoles, y muy especialmente de los farmacéuticos. Ahí está Mariano Esteban, liderando el equipo del Centro Superior de Investigaciones Científicas que está desarrollando una vacuna contra la Covid-19. O Juan Andrés, director técnico de Moderna, uno de los primeros laboratorios que descubrió y puso en el mercado una vacuna basada en la innovadora tecnología del ARN mensajero; o Luis Jodar, director mundial de vacunas de Pfizer.

Tres nombres de una larga lista de farmacéuticos españoles volcados en la investigación y que, día a día, hacen posible construir un mundo mejor. En España son más de 1.600 los farmacéuticos colegiados cuya actividad principal es la industria, la investigación o la docencia. Su vocación, esfuerzo y conocimiento se convierte en innovaciones terapéuticas que nos ayudan a tratar enfermedades; a salvar vidas.

A partir de ahí, el reto es que esos medicamentos que desarrollan los laboratorios y fabrica la industria, cumplan su función. Y para ello es imprescindible la participación de otros farmacéuticos.

Es el caso de los 700 farmacéuticos que trabajan en la distribución, haciendo posible, entre otras funciones, su suministro y evitando situaciones de desabastecimiento. También, el de los cerca de 2.100 farmacéuticos que trabajan en los servicios de Farmacia Hospitalaria, garantizando el uso seguro y eficiente de los medicamentos, y trabajando en los equipos multidisciplinares de asistencia especializada.

Y por supuesto, el de los 54.555 farmacéuticos que desarrollan su labor en alguna de las 22.137 farmacias comunitarias repartidas por toda España, que con una ratio de 2.144 personas por farmacia, es la red más numerosa de toda Europa. A través de ella se hace real y efectiva la equidad y la igualdad de todos los ciudadanos a la hora de acceder a un tratamiento, con independencia de su lugar de residencia, ya sea en plena Gran Vía o en un remoto pueblo de los Pirineos.

En resumen, la farmacia es una profesión esencial para avanzar en la investigación; del mismo modo que los farmacéuticos son los profesionales sanitarios imprescindibles para que esas innovaciones lleguen a todos los ciudadanos. Por eso, consideramos que es imprescindible aprovechar el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia España Puede para crear un marco que favorezca que cada vez más farmacéuticos se dediquen a la investigación en España, y para que, a través de la red de farmacias, el resultado de su trabajo se transforme en salud y bienestar para todos.

Bienvenido Mister Biden

EN PLENO DEBATE

Bienvenido míster Biden

La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca en enero de 2021 ha supuesto un cambio sustancial en las relaciones internacionales de Estados Unidos y, en particular, con la Unión Europea (UE), a la que el presidente anterior, Donald Trump, se empeñó en dar la espalda. Una actitud, la de Trump, que tuvo importantes repercusiones en la política geoestratégica y económica del gigante americano. Uno de los principales efectos de esta forma de hacer política derivó en una «guerra comercial» que Trump inició con China y continuó con la UE mediante la imposición de aranceles a productos europeos.

MARTA RUIZ-CASTILLO

@MartaRuizCas

La UE ha recibido con esperanza el cambio de gobierno en la Casa Blanca. “Tenemos una oportunidad para reavivar la relación transatlántica, que ha sufrido mucho en los últimos cuatro años. En este tiempo el mundo se ha hecho más complejo, más inestable y menos predecible. Más que nunca, hace falta que los europeos tomemos las riendas para defender nuestros intereses y promover nuestros valores. Junto a Estados Unidos, debemos erigirnos como un pilar del orden internacional basado en reglas, trabajando por la paz, la seguridad, la prosperidad, la libertad, los derechos humanos y la igualdad de género”, dijo el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en el pleno del Parlamento Europeo celebrado en enero tras la toma de posesión de Biden. 

¿El fin de las tensiones? Por parte de EE.UU., el propio Biden ha dejado clara su intención de retomar las relaciones y contar con la UE como su «principal aliado». Así lo indicó el 25 de marzo durante la cumbre virtual organizada por el Consejo Europeo en la que participó junto con los jefes de Estado o de gobierno de los 27. «A Estados Unidos le interesa una Unión Europea fuerte», dijo. También pidió trabajar de forma conjunta para «combatir la Covid-19, frenar la crisis climática y garantizar que las democracias, en lugar de las autocracias, establezcan las reglas del camino».

El encargado de escenificar este cambio en las relaciones fue el secretario de Estado, Antony Blinken, con su visita a Bruselas días después de la cumbre de Biden con los líderes europeos. «Estados Unidos está volviendo a comprometerse con nuestros aliados y revitalizándolos para afrontar los retos de nuestro tiempo”, dijo a su llegada a la Comisión Europea. “Por eso he venido a Bruselas”, puntualizó.

Antes de esta cumbre, el 5 de marzo, Biden mantuvo una conversación telefónica con la presidenta de la Comisión Europea en la que subrayó su apoyo a la UE y su compromiso de reparar y revitalizar la asociación entre Estados Unidos y los 27.

En el ámbito de las relaciones comerciales, los dos dirigentes acordaron suspender durante cuatro meses los aranceles establecidos por la Organización Mundial del Comercio (OMC) en el sector aeronáutico. Ambos se comprometieron a trabajar conjuntamente para resolver «estas disputas de larga duración en la OMC». Cuatro meses en los que EEUU y la UE esperan avanzar para acabar con la denominada «guerra arancelaria».

Esta suspensión temporal supone un importante impulso para los exportadores de la UE, ya que, como explica la Comisión, «Estados Unidos había recibido la autorización para aumentar los aranceles sobre 7.500 millones de dólares de exportaciones de la Unión». Al mismo tiempo, este acuerdo significa que la UE «suspende los aranceles sobre 4.000 millones de dólares, aproximadamente, de exportaciones estadounidenses».

En opinión de Valdis Dombrovskis, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea y comisario de Comercio, la suspensión «contribuirá a restablecer la confianza y la seguridad, lo que nos dará margen para llegar a una solución negociada global y duradera. Una relación comercial positiva entre la Unión y Estados Unidos es importante, no solo para ambas partes, sino también para el comercio mundial en general».

Gran noticia para España. España es uno de los que más ha celebrado el acuerdo entre EEUU y la UE ya que es uno de los principales países exportadores y su industria agroalimentaria se ha visto penalizada de forma desproporcionada. Para la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, se trata de «un gran paso para llegar cuanto antes a una solución definitiva en el seno de la OMC y lograr levantar definitivamente unos aranceles que están lastrando a la industria aeronáutica y agroalimentaria española, y poder retomar las exportaciones al mercado estadounidense, clave para nuestras empresas». También el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, se felicitó por el acuerdo nada más hacerse público. «Es una gran noticia para el conjunto del sector agroalimentario que se ha visto injustamente afectado por estos aranceles que nada tienen que ver con el sector. Sobre todo en un contexto como el actual, en el que la recuperación del mercado estadounidense será fundamental para algunos productos agroalimentarios como el vino o el aceite de oliva». A su juicio, la decisión supone «la vuelta de Estados Unidos al multilateralismo, que favorece intercambios equilibrados, que se traduce en más empleo y más riqueza, sobre todo en el medio rural, donde se asientan la mayor parte de las empresas agroalimentarias».

En el Encuentro Empresarial España-EEUU organizado por ICEX de forma virtual entre el 22 y el 26 de marzo, en colaboración con la Cámara de Comercio de España y la CEOE, también se incidió en la importancia de este nuevo horizonte. «España y Estados Unidos comparten una sólida relación comercial e inversora. Hay más de 650 empresas españolas operando en Estados Unidos que generan más de 110.000 empleos», dijo la secretaria de Estado de Comercio, Xiana Méndez, quien expresó su confianza en que los «productos españoles afectados comiencen a recuperarse».

España necesita recuperarse de las pérdidas de alrededor de 900 millones de euros ocasionadas por los aranceles. Los sectores más perjudicados han sido el vino, las aceitunas, el aceite de oliva y los lácteos, aunque también se han reducido de forma notable las exportaciones de embutidos, zumos, licores, moluscos y frutas.

El origen de la guerra arancelaria

La imposición de aranceles por parte de la Administración Trump a productos de la UE y la respuesta en el mismo sentido por parte de la UE a productos de EEUU tiene su origen en la disputa que estalló en 2004 en el marco de la llamada «guerra aeronáutica», con el fabricante europeo Airbus y el estadounidense Boeing como protagonistas.

EEEUU denunció ayudas estatales de Alemania, Francia, Reino Unido y España, miembros del consorcio de Airbus, y de la Comunidad Europea, que afectaban al comercio del sector aeronáutico, y que supuestamente eran incompatibles con las obligaciones marcadas por el Acuerdo sobre Subvenciones y Medidas Compensatorias (SMC) y el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT de 1994). EEUU alegó que esas ayudas provocaban efectos adversos para sus intereses comerciales.

El Grupo Especial creado para evaluar la situación no tomó una decisión hasta 2010 cuando admitió una de las alegaciones de EEUU respecto al incumplimiento de las reglas de la OMC en materia de subvenciones y pidió a la UE que retirara las ayudas prohibidas. También concluyó que las actuaciones de los países europeos «no habían causado daño a la rama de producción nacional de Estados Unidos». Durante años, EEUU y la UE se entrecruzaron apelaciones ante un nuevo Grupo Especial creado en 2012.

En 2018, el Órgano de Apelación determinó que la UE no había cumplido plenamente las anteriores resoluciones de la OMC en relación con las subvenciones concedidas a Airbus. Al año siguiente, dicho órgano declaró que EEUU tampoco había tomado las medidas adecuadas para cumplir las normas de la OMC en relación con las subvenciones concedidas a Boeing. Meses después, la OMC permitió a EEUU aplicar medidas sobre las exportaciones europeas por un valor de hasta 7.500 millones de dólares como compensación, y Washington impuso aranceles del 25% a las exportaciones de la UE. La OMC autorizó en 2020 a la UE a adoptar medidas similares por 4.000 millones de dólares a las exportaciones estadounidenses.

EEUU y la UE acordaron suspender durante cuatro meses los aranceles establecidos por la Organización Mundial del Comercio

OTROS ENFOQUES

El Diario Rural: El reportaje destaca la reacción de España ante el anuncio hecho por EEUU y la UE de suspender los aranceles y los efectos que tendrá en el campo español. 

El País: Analiza la decisión de EEUU y la UE de dejar sin efecto durante cuatro meses los aranceles impuestos por el conflicto Airbus-Boeing y, en consecuencia, una carga de 10.300 millones sobre las exportaciones de ambos bloques.

El Español: La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca supone un cambio de rumbo en muchas de las políticas de EEUU, tanto dentro como fuera del país.

Retos comunes

Además de restablecer las relaciones comerciales con la UE, Joe Biden ha expresado su deseo de que EEUU vuelva a ocupar un lugar destacado en el mundo. Washington y la UE coinciden en la necesidad de trabajar juntos para hacer frente a la Covid-19 garantizando la financiación del desarrollo y distribución de vacunas, tests y tratamientos. Además, están dispuestos a liderar acciones para combatir la crisis climática mediante la cooperación para desarrollar tecnologías ecológicas y diseñar un marco regulador mundial de las finanzas sostenibles.

Los dos bloques comparten un interés fundamental en defender la democracia y los derechos humanos, y la UE quiere seguir colaborando con EEUU para intensificar la cooperación en los foros internacionales. La llegada de Biden, según la UE, se presenta como una ocasión para alcanzar un enfoque común ante los principales retos mundiales.

«Europa-Estados Unidos: ¿vuelve el noviazgo?», por Inocencio F. Arias

INOCENCIO F. ARIAS,
diplomático
 
 

Europa-Estados Unidos: ¿vuelve el noviazgo? 

EL REENCUENTRO AMISTOSO ha llegado con el cambio climático. Biden ya había abierto plaza con aplausos europeos cuando anunció que volvía a la Organización Mundial de la Salud y al Convenio de protección del medio ambiente. Ya avanzado abril dio otro paso: convocó una cumbre surrealista, por ser virtual, con otros cuarenta presidentes sobre los peligros medioambientales que acechan a nuestro planeta. Iniciativa que hubiera aborrecido Trump aunque Antonio Guterres, Secretario General de la ONU ha hablado del tema en términos apocalípticos: “estamos al borde del abismo; corremos hacia la catástrofe”.

En la cumbre, Estados Unidos ha prometido bajar a la mitad del nivel existente en 2005 sus emisiones de gases nocivos. Europa ha ido aún más lejos, mientras que Rusia y China han adquirido un compromiso más vago, más modesto. Todos los países deberán retratarse más detalladamente en una reunión mundial de la ONU en Escocia, en noviembre. Cínicamente, uno, ya entrado en años, podría concluir que un buen porcentaje de esas promesas no será cumplido. El propio Biden debe conocer que los encontronazos en su Congreso para aprobar su revolución energética no serán una batalla de flores, pero el gesto ha sido apreciado. El líder del mundo occidental no se inhibe en algo que preocupa a sus aliados; a unos muy seriamente, a otros más verbalmente. Tiene gestos valientes: ha denunciado en un acto conmemorativo el “genocidio armenio”, aunque le cree algún problema con Turquía.

Biden, como muestra una poblada encuesta de Gallup, ha heredado una imagen de los Estados Unidos muy deteriorada incluso entre sus aliados. Poco antes de tomar posesión, el índice de desaprobación en Alemania era del 89% (¡Más descontentos que en Irán!), el de España del 79%, en Italia del 78, en Francia del 74 y en Portugal del 68.

Biden comienza a volver las aguas a su cauce. El tema es si volverán del todo. En la élite política americana hay un leve despego hacia Europa –la idea de que somos unos gorrones en gasto de defensa dependiendo del papá Washington se extiende– y una preocupación por los quebraderos de cabeza que pueden venir de otro océano, del Pacífico.

La recuperación del noviazgo, aunque los arrumacos acaben siendo menos intensos que en el periodo de la guerra fría –ya el idolatrado Obama lo había dado a entender– aflora asimismo en la polémica con Irán. Trump, irritado con los esporádicos equívocos de los ayatollas en el tema nuclear y muy jaleado por Israel; Arabia Saudita y otros países árabes temerosos de Irán, se retiró del acuerdo de las grandes potencias con Teherán encaminado a que los ayatollas no persistan en acceder a la bomba nuclear. Biden quiere sentarse de nuevo a negociar después de que los dirigentes iraníes manifestaran lo que nos perturba: que reanudaban su enriquecimiento nuclear. El tema es tan serio que esta primavera Israel ha vuelto a atacar el complejo más importante de Irán hackeando e inutilizando parcialmente sus mecanismos. El objetivo judío es continuar atrasando la capacidad letal del gobierno iraní.

Es difícil que los iraníes renuncien del todo a construir la bomba. Israel, enemigo al que querrían echar al mar, la posee; otro tanto ocurre con Pakistán, la India, etc. Los iraníes, como los turcos, tienen vocación de potencia-gallito en la zona y son conscientes de que Corea del Norte, con el arma, ha conseguido ser respetada. Con todo, Occidente, la ONU y hasta Rusia creen que el mundo es bastante peligroso como para dejar crecer el club de los atómicos. Por eso siguen con el palo, las sanciones, y la zanahoria con Irán. Lo menos malo es que con concesiones y amenazas tarde bastante tiempo en dotarse de la bomba.

Hay otros terrenos en los que se busca una aproximación, no siempre completa, entre los dos lados del Atlántico. El trato de Rusia presenta obvias dificultades. La guerra fría está emergiendo de nuevo. Moscú se zampó Crimea; plantea graves dificultades a la integridad y estabilidad de Ucrania; interviene en campañas electorales europeas interesadamente y, con ánimo de desprestigiar la democracia –recordemos que intentó machacar la candidatura de Hillary Clinton, correligionaria de Biden–, se inmiscuyó nocivamente con sus eficaces hackers en la situación de Cataluña y pisotea los derechos de un disidente Navalny después de intentar asesinarlo. Un catálogo de acciones, tosco y antidemocrático. Ahora bien, en Europa la indignación existe, pero no todos quieren rascarse el bolsillo. Rusia tiene el gas que alimenta a varios países, Alemania, Hungría, Bulgaria… Varios de nuestros gobiernos, entonces, contemporizan, aunque dependamos militarmente de los yanquis.

El poderoso caballero “Don dinero” entra asimismo en juego con China. Tanto el Departamento de defensa de Estados Unidos como la OTAN han manifestado que China es el gran adversario estratégico de occidente en este siglo. Es obvio, se piensa, aunque al mismo tiempo se rumia que China es el mayor mercado del mundo; que sus cuantiosas inversiones son apetecibles; sus préstamos también. Resultado: se la critica pero se está deseando no conocer que va a sojuzgar a los hongkoneses, que tiene a un millón de la población islámica uigur en campos de concentración y que considera el llamado mar de China como propio.

Muchos gobiernos europeos ven los dos problemas, el chino y el ruso, y suspiran por no verlos.

Bienvenido sea Biden que en 95 días, según la beatífica versión de nuestra ministra de Exteriores, no ha tenido tiempo de hablar por teléfono con Pedro Sánchez (¿en 95 días y siendo un país aliado y no enano?, hombre…). Esperemos que nos quite definitivamente las tarifas sobre aceites, vinos, etc. y seamos conscientes de quién es nuestro aliado, el tío Sam, y quiénes nos crean problemas.

Carrera mundial para acabar con la Covid-19

EN PLENO DEBATE

Carrera mundial para acabar
con la Covid-19

Poner fin a la pandemia iniciada en 2020 por el coronavirus SARSCoV-2, que ha causado millones de contagios y fallecidos en todo el mundo, se ha convertido en un objetivo común en los cinco continentes. Frenar el avance de la COVID-19, según los expertos y científicos, pasa inevitablemente por vacunar a la población mundial. Esta carrera por lograr una vacuna ha producido una situación hasta ahora desconocida: la reducción en el periodo de elaboración de vacunas y de su aprobación por las autoridades sanitarias.

MARTA RUIZ-CASTILLO

@MartaRuizCas

La empresa estadounidense Pfizer y su socio alemán BioNTec fueron los primeros en anunciar una vacuna contra la COVID-19 en diciembre de 2020 y ya está en el mercado, con una eficacia, según dicen, del 95%. Desde febrero han salido otras que se están distribuyendo. Es el caso de la estadounidense Moderna, con una efectividad, asegura, de algo más del 94%. Al igual que la de Pfizer, su principio activo es ARNm, lo que permite codificar la proteína de spícula del SARS CoV-2.

La británica AstraZeneca, al cierre de esta información, atravesaba momentos difíciles, ante el fiasco por los constantes incumplimientos de las entregas comprometidas y la alerta social por algunos episodios trombóticos y su posible o no relación con la vacuna. La vacuna rusa Sputnik 5, pese a las reticencias expresadas en un primer momento, es una de las más eficaces (el 91,6%), afirma el Gobierno de Vladimir Putin. Basada en «adenovirales humanos» y no en el principio activo ARNm, ya ha sido registrada en más de 30 países.

La OMS dispone de un sistema de control y seguimiento de todas las vacunas que están en el mercado y las que están en proceso de aprobación, entre las que se incluyen las chinas Zhifei Longcom e IMBCAMS, sin fecha conocida de salida; la también china Sinopharm/BIBP, a punto de salir en marzo, y otra china, Sinovac, que está en el mercado desde febrero. Están también la vacuna Janssen de Johnson & Johnson, que se espera para primeros de mayo o junio; la franco-británica Sanofi-GSK, que dispone de uno de los principales laboratorios en España; la belga Janssen Pharmaceutica NV; la alemana CureVac, que se ha asociado a Bayer para elaborar la vacuna, y Novavax, de Estados Unidos, que tiene como socio al grupo gallego Zendal, por citar sólo las más adelanta-das. ¿Cuál es mejor? No está claro. Los expertos y las autoridades sanitarias de los países mandan mensajes de tranquilidad a los ciudadanos y aseguran que todas las vacunas que se están administrando cumplen con los requisitos necesarios de calidad, seguridad y eficacia.

Ningún país sin vacunar
«No estaremos a salvo si hay países que vacunan a sus ciudadanos y hay otros países que no lo hacen». Así de contundente se expresó en enero en Davos el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, poniendo de manifiesto su preocupación por una vacunación desigual entre países ricos y pobres. En su declaración manifestó también la necesidad de «colaborar» entre todos para que las vacunas lleguen a todos los rincones del planeta, porque – y en esto coincide con los virólogos – sólo una inmunidad de rebaño es capaz de frenar al SARS CoV-2.

El proceso de vacunaciones por países

A finales de febrero, los cinco países con un mayor número de dosis de vacunas contra el coronavirus administradas por cada 100 habitantes, según la plataforma estatista.com eran, Israel, seguido de Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido, Estados Unidos, Bahréin y Serbia.  A la cola estaban países como Indonesia, India, Bangladesh, Rusia, China y Brasil. España se encontraba en el medio junto a Alemania, Italia, Francia o Canadá. En todo caso, se trata de un ranking que varía a diario en función de la llegada de nuevas dosis y de la capacidad material y humana de cada país para administrarlas.

En España, la primera etapa de vacunaciones se inició entre diciembre y febrero con la llegada de las primeras dosis destinadas a residentes y personal en centros de mayores y de atención a grandes dependientes, personal sanitario y sociosanitario de primera línea, oro personal sanitario y sociosanitario, y grandes dependientes no institucionalizados. La etapa 2 está en proceso desde febrero y, según el Gobierno durará hasta junio.

El 10 de febrero, UNICEF y la OMS, en una declaración conjunta, informaron de que «de los 128 millones de dosis de vacunas administradas hasta la fecha, más de tres cuartas partes se han aplicado en tan solo 10 países, que representan el 60% del PIB mundial». Y añadieron: «casi 130 países, con 2.500 millones de habitantes, todavía no han administrado ni una sola dosis». Aparte de que esta forma de actuar supone costes en vidas, «da-rá al virus nuevas oportunidades para mutar y evadir las vacunas y socavará la recuperación económica mundial». Por eso, ambos organismos instaron a todos los gobernantes a mirar «más allá de sus fronteras» y a llevar a cabo una estrategia de vacunación generalizada que pueda «efectivamente acabar con la pandemia y frenar las variantes» que se están produciendo en algunos países. «La COVID-19 ha demostrado que nuestros destinos están inextricablemente unidos. Ya sea una victoria o una derrota, será de todos», concluyeron.

En este sentido destaca el Mecanismo COVAX, una colaboración mundial destinada a agilizar el desarrollo, la producción y el acceso equitativo a las pruebas, los tratamientos y las vacunas contra la COVID-19, en el que la UE participa desde septiembre. Reúne a gobiernos, científicos, empresas, sociedad civil, filántropos y organizaciones sanitarias mundiales. El 19 de enero de 2021, la Comisión Europa anunció la creación de un mecanismo para el reparto de vacunas compartidas por los Estados miembros y los países socios «a través de un enfoque de Equipo Europa, prestando especial atención a los Balcanes Occidentales, a nuestros vecinos orientales y meridionales y a África».

Fases de las vacunas.
La OMS propone que, mientras los recursos sigan siendo escasos, los programas de vacunación deben dar prioridad a ciertos grupos demográficos en detrimento de otros, antes de ampliar progresivamente la distribución de dosis para abarcar a toda la población. Se trata de «reducir la incidencia de los tipos graves de la enfermedad, las defunciones y proteger los sistemas de salud». Considera fundamental que se vacune primero a los llamados «grupos demográficos prioritarios», determinados por los datos científicos y que tienen en cuenta también las diferencias entre los diversos entornos geográficos y socia-les. Según acordó el Grupo de Expertos de la OMS en Asesoramiento Estratégico sobre Inmunización, esos grupos prioritarios son: trabajadores sanitarios y de asistencia social que están en primera línea; mayores de 65 años y menores de 65 con otras patologías a los que el coronavirus pueda causarles un mayor riesgo de perder la vida.

En una primera fase, los países que participan en el Mecanismo COVAX ya han empezado a recibir de manera simultánea vacunas suficientes para inmunizar a los grupos demográficos prioritarios de su población, «hasta lograr una cobertura de aproximadamente el 20% de la población en todos los países». En la mayoría de los países, el primer grupo al que se le da prioridad es a los trabajadores de primera línea en el ámbito sanitario y de la asistencia social, lo que representa en torno al 3% o menos de la población. Según vayan saliendo más vacunas y aumente el número de dosis, la OMS espera llegar a ese 20% de población vacunada por país en los próximos meses. En la fase 2, la OMS indica que, en el caso de que siga habiendo limitaciones considerables de existencias de vacunas, las nuevas dosis se distribuirán en función del riesgo y las graves repercusiones que la COVID-19 genere en el conjunto de un país, en países con sistemas de salud vulnerables, y en países cuyas poblaciones sean vulnerables.

OTROS ENFOQUES

Entrevista a la primera enfermera vacunada e inmunizada de España después de recibir las dos dosis, quien aprovecha para animar a la población a vacunarse.

La analista Elena Sanz habla con la viróloga española Margarita del Val, para quien sólo un reparto equitativo de las vacunas «nos dará paz y salud».

Interesante comparativa de las vacunas contra la COVID-19 e información sobre cómo se están llevando a cabo las campañas de vacunación en Reino Unido y el resto del mundo.

La vacuna española

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) trabaja en tres vacunas, de las cuales, una está más adelantada. El proyecto, dirigido por los virólogos Mariano Esteban y Juan García Arriaza, que ha sido destacado en la revista Journal of Virology, se deno-mina MVA-CoV-2-S y ha sido probado con eficacia en animales, por lo que está listo para seguir avanzando hacia las pruebas clínicas.

“Hemos observado que el candidato vacunal MVA-CoV-2-S genera una respuesta inmu-nitaria robusta con producción de anticuerpos neutralizantes y activación de linfocitos T en ratones”, explica Mariano Esteban, que dirige el laboratorio de poxvirus y vacunas del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), en declaraciones publicadas en la pági-na web del CSIC. “Hemos descrito que la vacuna confiere una protección del 100% con-tra el SARS-CoV-2 en un modelo de ratón humanizado susceptible a la infección por SARS-CoV-2, lo cual es muy importante”, subraya Juan García Arriaza.

El CSIC colabora con la empresa biotecnológica española Biofabri, perteneciente al gru-po Zendal, para producir la vacuna en condiciones de uso en seres humanos.

«Vacunas pandémicas», por Amos José García Rojas


AMOS JOSÉ GARCÍA ROJAS,
presidente de la Asociación Española de Vacunología
 

Vacunas pandémicas 

AEV_Vacunas

aev_vacunas

Con inusitada frecuencia los profesionales sanitarios nos vemos en medio de debates del tipo: ”vacunas sí, o vacunas no”. Y este planteamiento es absolutamente ridículo. Lo que en el fondo se está discutiendo es: “Evidencia y conocimiento si, o no”. Y la respuesta es clara. Los que están planteando dudas sobre la conveniencia de las vacunas, en realidad están poniendo en cuestión la propia racionalidad. Por eso, estas dudas florecen en trincheras ajenas a la ciencia y más próximas a las creencias. Y aunque parezca increíble, este mismo debate ha surgido en relación a uno de los problemas de salud pública más serios de los últimos tiempos. Un problema que ha causado demasiado dolor y sufrimiento. No deja de ser curioso que al principio de la pandemia todos dijéramos “ojalá lleguen pronto las vacunas”. Y una vez que han llegado, algunos digan “es que han llegado demasiado pronto”. Construyamos el discurso: el que estos productos se hayan producido en menos tiempo del que se necesita habitualmente para disponer de una vacuna no se puede plantear como un demérito. Todo lo contrario, es un mérito del talento científico, de la cooperación internacional y también, lógicamente, de la potente inversión económica. Y parece que nos olvidamos de que cuando apareció el Sars y el Mers ya se comenzó a trabajar en una vacuna frente a estos problemas, que no terminó de desarrollarse por una disminución del peso de estas enfermedades. Pero la base estaba ahí y permitió que las vacunas frente a la Covid prácticamente no necesitaran de la fase preclínica. Además, lamentablemente no nos acordamos de que la evaluación de las distintas fases clínicas de estas vacunas fue continua, superponiéndose las mismas, y respetándose en todo momento el proceso que se sigue para cualquier vacuna. Y llegaron al escenario, y si están aquí es porque los órganos reguladores del medicamento, que están constituidos por personal de muy alta y relevante solvencia científica, tras una evaluación minuciosa han dictaminado que estos productos reúnen todos los requisitos de seguridad y eficacia adecuados

Los que están planteando dudas sobre la conveniencia de las vacunas,
en realidad están poniendo en cuestión la propia racionalidad.


Pero todavía en algunos foros se siguen cuestionando estos productos. Y yo me pregunto: ¿es que cuestionan la solvencia de esos científicos de primer nivel? ¿Se puede llegar a pensar que, si hubiera la más mínima duda sobre la seguridad de estas vacunas, alguien podría ser tan miserable como para darles la autorización? Y hago una pregunta muy simple: ¿si no nos vacunamos, qué? ¿Seguir así, seguir con el dolor, sufrimiento y drama que ha producido este tremendo problema de salud pública? Y, ¿somos conscientes de que esta pandemia ha provocado más de 2.000.000 largos de muertos? ¿Y qué hacemos?, ¿Anteponer los posibles efectos secundarios, usualmente leves y escasos que pueden producir las vacunas? Ante la pandemia, hasta ahora solo hemos podido actuar de forma pasiva, conviviendo con el virus. Planteando medidas restrictivas y aconsejando el uso de medidas de protección, lavado de manos, mascarillas, distancia física, ventilación, escapar de los espacios cerrados poco ventilados, de las muchedumbres, etc. La llegada de las vacunas nos permite tomar una actitud activa. Ya vamos a por él. La combinación de ambas políticas nos va a permitir crear el terreno adecuado para decirle adiós al problema. Si, ya vemos la luz al final del túnel, pero ese túnel tiene todavía muchos kilómetros de recorrido. Y durante ese kilometraje tenemos que seguir trabajando bien, vacunando y vigilando que se cumplan las recomendaciones sanitarias. Si no lo hacemos bien, corremos el riesgo de que esa luz del final sea la de un tren que nos viene de frente y nos haga descarrilar.

«Bodas de pandemia y mascarilla», por Esther Esteban

 
ESTHER ESTEBAN,
periodista

[email protected]
@estherestebanh

Bodas de pandemia y mascarilla

EL AÑO 2020 iba a ser para mi familia uno de esos repletos de bodas o eso parecía antes de que llegase la pandemia. Teníamos programadas desde mucho tiempo antes al menos dos: una en Extremadura, de la hija de una amiga mía de la universidad y otra en Houston, en Estados Unidos, de la mejor amiga de mi hija. Eran dos celebraciones especialmente importantes y un tema de conversación recurrente en mi casa porque implicaban no solo una organización muy planificada, incluido “cruzar el charco”, sino una ilusión enorme para todos. Ambas eran a final de año, en otoño, y apuntaban ser multitudinarias. Cuando en marzo compareció el presidente del Gobierno Pedro Sánchez a decirnos que debíamos quedarnos en casa para luchar contra el coronavirus y empezamos a familiarizarnos con palabras como estado de alarma, confinamiento, cierres perimetrales etc., estas celebraciones fueron de las primeras cosas que me vinieron a la cabeza. Por aquel entonces, claro, pensamos que sería algo breve de pocos meses, jamás imaginamos la que se nos venía encima.

Segun pasaban las semanas y se acercaba la primavera, miles de parejas casaderas se preguntaban qué iban a hacer. Las cancelaciones se acumulaban una tras otra, y las restricciones cada vez hacían más difícil mantener la esperanza. Con cifras de fallecidos que superaban los tres ceros cada día, meter a doscientas o trescientas personas juntas, en un establecimiento, era poco realista y, además, daba pánico. Poco tiempo después, en junio, llegaron las explicaciones de cómo podían ser este tipo de eventos en la nueva normalidad. Mascarillas obligatorias, aforos reducidos, cócteles sentados y terminantemente prohibido el baile. Con estas medidas, ya en firme, tocaba tomar una decisión definitiva. Aplazar o seguir adelante.

La tendencia en ese momento fue posponer, pensando que el año siguiente sería mejor y las bodas podrían ser como las de antaño. Sin embargo, los meses siguieron pasando y cuanta más información se tenía sobre el virus y la vacuna, se veía más claro que 2021 tampoco sería un año al uso y los novios empezaron a adaptarse a esta nueva realidad que incluía menos invitados, una celebración diferente y una luna de miel en territorio nacional. Según el informe Global sobre el impacto de la covid‐19 en las bodas, que recoge las respuestas de cerca de 10.000 parejas de 15 países con bodas programa‐das de septiembre 2020 a enero 2021, cada vez son menos las parejas que optan por aplazar la fecha de la boda y más las que deciden celebrarla adaptándola a las medidas recomendadas.

Así ha ocurrido con las dos que yo tenía programadas. La primera, la de la hija de Nani, mi amiga de la universidad, se terminó celebrando con todo lo que eso conllevaba. Los novios se habían mantenido firmes en la decisión de su fecha, querían casarse contra viento y marea, pero ¡cómo no iban a querer, con la ilusión y preparación que llevaban a cuestas! Lejos de la alegría que suele vivirse en las semanas previas de la celebración, las bodas covid tienen un tinte más amargo y un sabor agridulce. Preocupación por los cierres perimetrales, confirmaciones y bajas a última hora, nada de preboda, abrazos a distancia y brindis, en muchas ocasiones a través de una pantalla de ordenador. El miedo al contagio, sobre todo a una edad que ya supone un riesgo real, me hizo formar parte de esos invitados que, vestidos con nuestras mejores galas, vimos la ceremonia a distancia.

¡Bendito internet que tanto nos está ayudando en estos tiempos revueltos!

Mi hija Itziar joven y una de las buenas amigas de Laura la novia, sí que acudió de forma presencial, en representación de la familia. Dice que ha sido una de las bodas más bonitas a las que ha ido en la vida. Íntima, emotiva, especial y sobre todo diferente. Tal vez por eso de que ahora valoramos mucho más las pequeñas cosas, los momentos cercanos y sencillos que tanto nos han faltado durante el confinamiento. La novia estaba guapísima, pletórica y no deja de afirmar, una y otra vez, que no cambiaría ese día, ni esa celebración, por nada del mundo. Dice que fue el mejor día de su vida, con la gente importante cerca, personal o virtualmente. Allí eran 45 personas, en su mayo‐ría veinteañeros y familia íntima, a través del streaming llegamos a estar conectados 200. ¡Quién iba a imaginar esto hace tan solo un año cuando tuvo lugar la pedida de mano!

La otra boda que teníamos, la que se iba a celebrar en Houston, también ha sido muy distinta a lo esperado. En este caso, llegado el mes de junio, los novios decidieron cancelarla. Los números de contagiados y fallecidos en Estados Unidos eran dramáticos, la mascarilla no era obligatoria y Trump insistía irresponsablemente en negar la evidencia del problema que tenía delante de sus propios ojos. Se trataba de una celebración muy internacional: la novia tiene familia mexicana y el novio es coreano. En ese momento lo que sí parecía evidente es que viajar internacionalmente no era una opción. Pospusieron iglesia y banquete a octubre del próximo año, sin embargo, cuando llegó septiembre, cambiaron de opinión.

La incertidumbre sobre si 2021 les permitiría una boda al uso, les llevó a querer celebrarla cuanto antes, solo con sus padres y hermanos. La ceremonia tuvo lugar en México, dentro de una hacienda particular y el número de invitados se redujo a cuatro. Una semana después hicieron una cena con sus amigos íntimos en Houston, y la fiesta, si el maldito bicho lo permite, será el 16 de octubre del año que viene. Desde luego no era lo que ellos habían imaginado, pero con esa positividad que solo da la juventud, Scarlett, la novia en cuestión, dice que ha cumplido el sueño de cualquiera: tener tres celebraciones con el amor de su vida. Así que yo solo puedo decir: ¡Que vivan los novios!

El dilema de casarse en plena pandemia

El dilema de casarse en plena pandemia

EN PLENO DEBATE

De entre los muchos sectores afectados por la pandemia, el de las bodas es uno de los más perjudicados. Los confinamientos han obligado a muchas parejas a suspender sus enlaces, planeados desde hacía meses. La denominada “nueva normalidad”, que nos permite salir de casa y mantener reuniones con limitaciones, presenta para muchas parejas todo un dilema: seguir adelante con sus planes de boda o esperar tiempos mejores.

MARTA RUIZ-CASTILLO
[email protected]

EN ESTOS MESES, la sociedad se ha ido adaptado a la nueva situación, y en el caso de los organizadores de bodas, esa adaptación se ha convertido en todo un reto. Las celebraciones con más de 200 invitados, los besos y abrazos, los bailes, los aperitivos de pie, la barra libre, las orquestas, la luna de miel y viajar a lugares lejanos y exóticos, en definitiva, todo lo que hasta 2019 se veía con naturalidad, en 2020 ha dejado de ser “normal”.

De la noche a la mañana, la distancia física se ha impuesto en nuestras vidas, como también las mascarillas y los geles hidroalcohólicos; y viajar sólo se puede por motivos de emergencia sanitaria. En el caso de España, aunque cada comunidad autónoma tiene sus propias normas, en general las bodas han quedado bastante deslucidas ya que el número de invita‐dos está limitado a un máximo de 100 personas en espacios abiertos y 50 en espacios cerrados, con un máximo de seis comensales por mesa, y se han prohibido el picoteo de pie, los bailes y la barra libre.

Bodas ante notario

CON LOS CONFINAMIENTOS y el cierre de los registros civiles, una alternativa para casarse han sido los notarios. Una vez acordados día y hora con el notario elegido -normalmente sin listas de espera- y aprobado el expediente en el Registro Civil, podremos organizar con él detalles como el número de personas que nos pueden acompañar, los textos a leer y los documentos que hay que firmar.

Sin duda, es una ventaja para quienes no quieren esperar porque se trata de un servicio público que se celebra de lunes a viernes y tiene, en consecuencia, mayor disponibilidad de fechas. Además, en España hay casi 3.000 notarios repartidos por todo el territorio, incluso en pueblos pequeños.

Impacto del Covid-19. ¿Cómo han afectado todas estas restricciones a las parejas? ¿Cuántas bodas se han aplazado a 2021 o incluso a 2022? La respuesta a estas y otras preguntas se recogen en un informe global realizado por TheKnot, Weddinquire, bodas.com y Hitched en 15 países, incluido España, con entrevistas a casi 10.000 parejas que tenían previsto casarse entre septiembre de 2020 y enero de 2021, y las compara con los datos obtenidos en los estudios periódicos realizados a algo más de 14.000 parejas desde marzo de este año, cuando empezó la pandemia.

Las principales conclusiones del informe Bodas durante la COVID‐19 son tres. Por un lado, “cada vez más parejas se animan a cumplir con la fecha de su boda en vez de posponerla”, sobre todo en Europa Occidental y EE.UU.; en segundo lugar, las parejas se están adaptando a la nueva “normalidad” incorporando medidas de seguridad sanitarias para garantizar la salud de los invitados, y en tercer lugar, “las tasas de cancelación siguen siendo bajas, con una media global del 9%”.

Entre las parejas que prefieren no casarse en 2020, la principal razón que alegan es su preocupación por la duración de la COVID‐19 y, ante la incertidumbre y ausencia de informaciones fiables, la mayoría se plantea casarse en 2021 y solo un 3% dice que esperará a 2022.

Además, el estudio indica que hay parejas que mantienen la fecha de boda pero optan por casarse legalmente acompañadas por un reducido número de familiares y allegados, aplazando la gran celebración para cuando se pueda. Es el caso del 27% de las parejas en España. En Estados Unidos, los novios que se decantan por lo que llaman “minimonia” asciende al 83%.


El número de invitados está limitado a un máximo de 100 personas
en espacios abiertos y 50 en espacios cerrado


La opinión del sector. La Asociación de Profesionales de Bodas de España (APBE) engloba a todo el sector nupcial de España. La pandemia y la crisis originada fue el detonante que llevó a un grupo de profesionales encabezados por Isaac Amselem a crear esta asociación en mayo, con el objetivo prioritario de encontrar soluciones rápidas y eficaces para resolver la situación actual generada por el COVID19 lo más pronto posible.

Agobiados por las numerosas restricciones impuestas por las instituciones públicas que afectan al ámbito nupcial, los miembros de la entidad quieren que las instituciones públicas y los diferentes organismos gubernamentales les escuchen y les tengan en cuenta “como voz experta a la hora de evaluar y tomar decisiones que afecten directamente a las diferentes empresas y profesionales de nuestro sector”. Sólo así, añade Amselem en su carta de presentación, publicada en la web de APBE, “podremos dar una respuesta efectiva en la búsqueda de soluciones a este problema actual que nos atañe a todos. Sólo yendo de la mano, podremos conseguir que el Gobierno nos facilite un plan claro y unos protocolos de actuación específicos para nuestro sector, sobre los que poder ponernos a trabajar cuanto antes”.

Para APBE, el sector nupcial “no puede permanecer parado durante un año” y por eso, pide que se tomen decisiones “que aseguren la supervivencia de todos, y entre esas decisiones, consideramos imprescindible la adopción de medidas económicas que palien la situación de extrema vulnerabilidad que afrontan nuestras empresas y profesionales actualmente”.


Es evidente que no sabemos cuándo podremos reanudar la vida que llevábamos
hasta marzo de 2020. La esperanza está en las vacunas


¿Volver a la normalidad? Es evidente que no sabemos cuándo podremos reanudar la vida que llevábamos hasta marzo de 2020, retomar las bodas multitudinarias con bailes y barra libre hasta el amanecer, y realizar viajes de novios inolvidables. La esperanza está en las vacunas, eso sí que parece claro. Como dato curioso, The New York Times ha realizado una encuesta a 700 epidemiólogos sobre sus hábitos de vida post‐covid. La mitad dice que no cambiará su forma de actuar al menos hasta que el 70% de la población esté vacunada. El 30% dice que hará algunos cambios en su rutina una vez que ellos mismos se hayan vacunado. Todos se muestran cautos a la hora de establecer cuándo volveremos a vivir como antes de la pandemia y creen que pasará por lo menos un año o más hasta retomar muchas de las actividades de forma segura.

OTROS ENFOQUES

El País: ¿Casarse en pandemia?, así se realizan las bodas en estos tiempos.

Vogue: Bodas post-coronavirus: así serán las celebraciones en España después de la pandemia.

Bodas.net: Bodas y coronavirus: ¿Podemos casarnos? ¿A cuánta gente podemos invitar?

¿Se están celebrando bodas en el Registro Civil?

ANTE EL ESTADO de alarma decretado por el Gobierno el 13 de marzo, se suspendieron la mayoría de las actividades de los registros civiles, entre ellas, la celebración de matrimonios con la excepción de los supuestos incluidos en el artículo 52 del Código Civil referido “al que se halle en peligro de muerte”. A partir de mayo llegó la desescalada y los registros civiles fueron retomando su actividad según la fase en la que se encontraba cada territorio, y se reanudó la celebración de matrimonios. En todos los casos se establecieron, desde el primero momento de la “vuelta a la nueva normalidad”, limitaciones en cuanto al número de invitados a las bodas civiles en los edificios, la aplicación de estrictas medidas de seguridad sanitarias, así como mantener la distancia de seguridad entre las personas asistentes. 

¿Debo vacunarme de la gripe?

EN PLENO DEBATE

¿Debo vacunarme de la gripe?

Cada año, en los meses de otoño e invierno, las enfermedades respiratorias hacen acto de presencia, con especial incidencia en el caso de la gripe estacional, «una infección vírica aguda cuyos virus, del tipo A y B, circulan por todo el mundo», como recuerda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este año, la gripe coincide en el tiempo con el virus SARS Cov-2 que causa la enfermedad Covid-19, un coronavirus zoonótico con sintomatología similar a la gripe estacional pero que nada tiene que ver con ésta, y que se ha extendido por todo el mundo.

MARTA RUIZ-CASTILLO CALLEJA

[email protected]

La gripe causa cada año en todo el planeta de 3 a 5 millones de casos graves y entre 290.000 y 650.000 muertes. La vacunación es la forma más eficaz para prevenir esta enfermedad, que se propaga fácilmente con la llegada del frío.

#YoMeVacuno.
En este marco de incertidumbre, de crisis sanitaria, causada por el coronavirus, y en plena segunda ola de contagios, los expertos han dado la voz de alarma ante los terribles efectos que puede tener para la población la coincidencia de ambos virus, el de la gripe y el SARS Cov-2.

«La vacunación es la medida más eficaz para prevenir la gripe y sus complicaciones», aseguran las autoridades sanitarias. En la temporada 2019-2020 la vacunación evitó en España el 26% de las hospitalizaciones, el 40% de los ingresos en UCI y el 37% de las defunciones atribuibles a la gripe en las personas mayores de 65 años, según datos del Ministerio de Sanidad que, a través de la campaña de #YoMeVacuno y la adquisición de un mayor número de dosis, espera llegar este año a un mayor porcentaje de población que en los anteriores.

La vacuna de la gripe «no es la mejor del mundo, pero aun así tiene un porcentaje de efectividad, de tal modo que todos los vacunados tienen un riesgo menor de contraer la gripe y de las posibles consecuencias de tener gripe, que pueden llegar incluso al fallecimiento, en algunos casos», explica a Escritura Pública Adolfo García-Sastre, director del Instituto de Salud Global y Patógenos Emergentes en la Escuela de Medicina Icahn Mount Sinai en Nueva York, donde es profesor en los Departamentos de Microbiología y Medicina.

En el mundo, la vacuna contra la gripe evita cada año entre 2 y 3 millones de fallecimientos, informa la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS).

¿Por qué es importante?
«Es particularmente importante disminuir en lo posible los casos de gripe ya que, por un lado, se confunden en sintomatología con los de Covid-19, lo cual hace aún mas difícil el distinguir rápidamente a pacientes con Covid-19; y por otro, el estrés hospitalario se acrecienta al sumar los casos de hospitalizaciones por Covid-19 a los casos de hospitalizaciones por gripe», explica García-Sastre, experto en virología, cuyas investigaciones reconocidas por la comunidad internacional se han centrado en la Biología Molecular del virus de la gripe y de otros virus de RNA.

En 2019-2020, la gripe provocó en España 28.000 hospitalizaciones, 1.800 admisiones en UCI y 3.900 defunciones atribuibles al virus estacional, según el Ministerio de Sanidad. El 85% de los casos graves hospitalizados y el 97% de las muertes ocurrieron en personas con algún factor de riesgo de complicaciones. Por eso, las autoridades sanitarias aconsejan vacunarse a las personas con alto riesgo de sufrir complicaciones y a las personas que están en contacto con ellas, ya que pueden transmitirles la gripe. «Este año, más que nunca, es importante la vacunación de la gripe», coinciden expertos, autoridades sanitarias y entidades internacionales como la OMS y la UE, con llamamientos para que los gobiernos intensifiquen las campañas de vacunación de la gripe. Hay un temor real a que esta segunda ola de la pandemia, que ya está afectando particularmente a Europa con un aumento diario de contagios de Covid-19 y de ingresos hospitalarios, se complique aún más cuando se produzca el pico de casos de gripe, entre diciembre y febrero. Hay que evitar, insisten, sobrecargar los hospitales y centros de salud. «Si tienes 65 años o más, estás embarazada, tienes alguna dolencia crónica, eres personal sanitario o de otro colectivo esencial, vacúnate frente a la gripe», recomienda la campaña de Sanidad.

La vacuna es segura, no causa la gripe, las reacciones adversas suelen ser leves y duran menos de 48 horas; el efecto secundario más frecuente es escozor o dolor en la zona del pinchazo y, lo que es más importante, «no hay un mayor riesgo de padecer Covid-19 por haberse vacunado contra la gripe», informa la AEMPS.

Gripe y Covid-19
En el hemisferio sur, durante los meses de invierno, se ha descrito una actividad baja del virus de la gripe. «Ha habido menos contagios por gripe porque las mismas medidas que se toman para evitar los contagios por Covid-19 contribuyen también a reducirlos en el caso de la gripe», explica García-Sastre, refiriéndose a los confinamientos, el cierre de escuelas, el uso de mascarillas en la calle, una mayor higiene de las manos y la distancia física, medidas todas ellas impuestas durante la pandemia en todo el mundo, y que no se habían llevado a cabo en años anteriores.

A pesar de la menor incidencia de la gripe estacional este año en los países del hemisferio sur, las autoridades sanitarias admiten no saber cuál puede ser el comportamiento de ambos virus a la vez en el hemisferio norte. Para el virólogo García-Sastre «lo mala que sea la situación de este invierno no solo depende de la temporada, sino de que se haga el suficiente diagnóstico, traceo, aislamientos y distanciamiento social, incluido uso de mascarillas, para que los casos de contagio no aumenten». El problema, añade, es que «una vez que los casos de contagio son muy grandes, es muy difícil contenerlos solo con esas medidas, y entonces es cuando se necesita, por desgracia, aplicar medidas adicionales, como pueden ser toques de queda, cierre de establecimientos de ocio, etc.». Eso es algo que ya está ocurriendo en muchos países de Europa, incluida España, a causa de la segunda ola de la pandemia.

Diferenciar gripe de Covid-19

Es muy importante para los médicos, pero también para la población en general, saber distinguir los síntomas de estas dos enfermedades que se contagian fundamentalmente por vía aérea, a través de gotitas respiratorias producidas por una persona infectada al hablar, toser o estornudar. Ambas son afecciones respiratorias contagiosas y, aunque están provocadas por virus diferentes, tienen «presentaciones clínicas muy parecidas», por lo que es importante diferenciarlas.

Covid-19: los síntomas más frecuentes son fiebre, tos seca y dificultad respiratoria. Otros síntomas incluyen disminución del olfato y del gusto, diarrea, y de forma ocasional, escalofríos, dolor de garganta, dolores musculares, dolor de cabeza, debilidad general, vómitos. El periodo de incubación oscila entre 1 y 14 días y los síntomas se presentan de forma progresiva. Su duración aproximada es variable.

Gripe: los síntomas más frecuentes son fiebre, dolor de garganta, tos seca, cefalea, dolor muscular; en menor medida puede presentarse mucosidad nasal, aunque esto es más propio del resfriado común, cuyos síntomas incluyen también tos productiva y dolor de garganta. El periodo de incubación de la gripe está entre 1 y 3 días, y el inicio de los síntomas es repentino. La gripe dura aproximada-mente entre 1 y 2 semanas.

La esperada vacuna contra la Covid-19

Desde que estalló la pandemia en el primer trimestre de 2020, y ante el elevado número de contagios y fallecidos, la comunidad científica trabaja ininterrumpidamente para lograr, cuanto antes, una vacuna contra este nuevo coronavirus.

En esta carrera por lograr una vacuna, la farmacéutica Pfizer y Biontech, anunció en noviembre que su candidata a vacuna contra el SARS-Cov-2 “ha demostrado evidencia de eficacia contra la COVId-2 en participantes sin evidencia prevista de infección por SARS-CoV-2, según el primer análisis de eficacia provisional realizado el 8 de noviembre de 2020 por un Comité de Seguimiento de Datos externo e independiente del estudio clínico en Fase 3”. 

La noticia supone un soplo de esperanza, recibida con cautela por la comunidad científica, pese a que Pfizer y Biontech aseguran que la vacuna tiene una eficacia del 80%.

A la espera de que se confirme la viabilidad de esta u otras vacunas, todo apunta a que, cuando salgan al mercado, ocurra como con los virus de la gripe y, aún así, tengamos que convivir con el SARS-Cov2.

Para saber más

-Ministerio de Sanidad: vacunas y programas de vacunación.

Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC): diferencias entre la gripe y la Covid-19.

Organización Mundial de la Salud (OMS): recomendación de vacunarse.

Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios: última información acerca del Covid-19.

«La gripe en el año del Covid-19», por Amós José García Rojas

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AMÓS JOSÉ GARCÍA ROJAS

presidente de la Asociación Española de Vacunología

@AEV_Vacunas

Instagram aev_vacunas

La gripe en el año del Covid-19

 

AUNQUE parezca increíble, en pleno siglo XXI, un nuevo microorganismo se expande de forma sorpresiva por todo el mundo dando lugar a una pandemia, y refrescándonos una idea que nunca, nunca deberíamos olvidar, “Frente a las enfermedades transmisibles no se puede bajar la guardia”. Sin embargo, la bajamos, y mucho. Los países avanzados, desde el altar de su desarrollo, pensaron que tenían una armadura sólida frente a este problema, obviando que en un mundo globalizado y siendo ésta, una enfermedad que se transmite como se transmite, sería muy complicado frenarla. Y así, poco a poco tuvimos enfermos, comenzamos a sentir la gravedad del problema, y fuimos conscientes de que no disponíamos del único instrumento que nos permitiría modular el mismo: Una vacuna.

Esta crisis, además, nos situó en la agenda un aspecto clave, cómo introducir en sanidad aquellas innovaciones que ofrecen valor terapéutico añadido, que son capaces de tener un impacto positivo en la salud de la ciudadanía y que al mismo tiempo garantizan la sostenibilidad de los sistemas de salud. En esta idea, las políticas de salud pública se presentan como una de las intervenciones más coste-efectivas que existen. Y en este contexto parece conveniente subrayar la necesidad de reforzar las políticas sanitarias que más han sufrido el rigor de los recortes: las políticas globales de salud pública. Una de las herramientas preventivas de más alto valor, y que forma parte del ADN de esas políticas, son las vacunas.

Y sin embargo, para nuestra sorpresa en más de una ocasión, los sanitarios nos vemos en medio de debates carentes de solidez científica, del tipo: “vacunas si, vacunas no”. Y no dejamos de repetir que ese planteamiento es absolutamente ridículo. Los que plantean dudas sobre la conveniencia de las vacunas, en realidad están poniendo en cuestión al propio conocimiento científico. Por eso, estas dudas florecen en trincheras ajenas a la ciencia y más próximas a las creencias.

Y desgraciadamente, una de las vacunas más cuestionadas es la vacuna frente a la gripe.

La campaña de vacunación frente a esta enfermedad para la presente temporada 2020/2021 ha venido condicionada por la pandemia de la Covid-19, que une a una situación de perplejidad, confusión y temor de sectores amplios de la ciudadanía, los mitos existentes desde hace mucho tiempo, sobre esta vacuna.

Y si siempre es importante vacunarse contra la gripe, este año es importantísimo. Analicemos por qué: uno de los colectivos vulnerables a sufrir complicaciones por padecer una gripe, son los mayores de 60/65 años. En este grupo las coberturas vacunales que se consiguen habitualmente en nuestro país, oscilan entre un 53 a un 57%, Con estas coberturas, todos los años tenemos, complicaciones, hospitalizaciones, UCI’s y fallecimientos por gripe o sus complicaciones, en personas pertenecientes a ese grupo poblacional, usualmente no vacunadas. Si a este escenario le sumamos las complicaciones, hospitalizaciones, UCI’s y fallecimientos derivados del Sars Cov 2, el panorama es inquietante. Además, sometería a un riguroso stress al sistema sanitario y crearía situaciones de colapso en el sistema. Pero es que, además, tenemos que sumar los problemas de diagnóstico diferencial que se pueden producir, y que se podrían modular con una buena cobertura de vacunación frente a la gripe. Pero es que hay más, si un vulnerable no vacunado de gripe, cae enfermo de ese proceso, puede a su vez coinfectarse con el Sars Cov 2, con lo que su cuadro cínico se puede complicar.

Por todo esto, y más, es tan importantísimo, que no importante, vacunarse este año. Así, todas las comunidades autónomas han comprado un número de dosis muy superior al de otros años, e incluso el Ministerio ha hecho una compra que ha distribuido equitativamente por todas ellas. Es necesario conseguir unas coberturas de un 75% en personas mayores de 60/65 años y sanitarios y de un 60% en embarazadas y personas entre los 6 meses de vida y los 60/65 años, que tengan una patología de base.

De esta forma contribuiríamos a eliminar el escenario de “tormenta perfecta” que planteó la revista Nature. Vacunémonos.

El diálogo público-privado, clave para la recuperación económica

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El diálogo público-privado, clave para la recuperación económica

La crisis sanitaria causada por el Covid-19 ha derivado en una crisis económica generalizada que, en el caso de España, está teniendo efectos particularmente graves con un incremento del desempleo, el cierre de empresas y negocios familiares, la caída en picado del PIB y un aumento del déficit público, entre otros indicadores económicos.

MARTA RUIZ-CASTILLO CALLEJA

[email protected]

LA DESESCALADA apenas ha permitido a la economía recuperar el aliento y, tras los meses de verano, el país se enfrenta a nuevas incertidumbres ante una segunda ola de la pandemia que ya ha obligado a adoptar medidas restrictivas de movilidad y confinamientos parciales. La previsión de organismos nacionales e internacionales no apuntan a una rápida recuperación, por lo que resulta urgente la adopción de medidas dirigidas a la recuperación económica y social del país. En este sentido, se han puesto en marcha varias líneas de actuación, tanto dentro de España como en la Unión Europea que, en ambos casos, requieren del diálogo y el consenso entre el sector público y el privado.

Para ayudar a paliar la crisis, el Consejo Europeo alcanzó el 21 de julio, tras cinco días de intensas negociaciones en Bruselas, un acuerdo calificado de «histórico» sobre una dotación presupuestaria de más de 1,82 billones de euros. En él se incluye, según el documento, un marco financiero plurianual (más de 1,07 billones de euros), y un instrumento, denominado Next Generation, con 750.000 millones de euros de deuda común para contribuir a la reparación de los daños económicos y sociales provocados por el coronavirus, de los cuales los Estados miembros recibirán 390.000 millones de euros en forma de subvenciones y 360.000 millones de euros en préstamos. «Es un buen acuerdo y, sobre todo, es el acuerdo que Europa necesitaba en estos momentos», dijo el presidente del Consejo, Charles Michel, durante la presentación de las conclusiones.

España recibirá cerca de 140.000 millones de euros durante los próximos seis años. De esta cantidad, 72.700 millones serán ayudas directas y el resto -algo más de 67.000 millones- en préstamos.

Consenso necesario. El reto al que se enfrenta el país es gigantesco y requiere de un esfuerzo general que trasciende el debate político para sacar adelante las reformas necesarias y avanzar en la recuperación económica y social. Desde todos los ámbitos llegan las apelaciones al consenso. «En la recuperación y creación de empleo es necesario que todos los sectores se alíen», subrayó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cuando presentó en el Congreso de los Diputados los resultados de la Comisión Europea. El Partido Popular va más allá al proponer la creación de una Agencia Nacional para la Recuperación Económica, según informó su presidente, Pablo Casado, tras reunirse con Sánchez en La Moncloa el 2 de septiembre.

Al día siguiente, la vicepresidenta de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, en su intervención en el Pleno Extraordinario de la Cámara de Comercio de España, fue clara al afirmar que «el diagnóstico de la situación es compartido, como también las recetas para hacerle frente. Es más lo que une a la sociedad española que lo que la separa. Es el momento de la unidad, de arrimar el hombro».

La CEOE, mediante su presidente, Antonio Garamendi, ha reiterado públicamente que «sin la confianza de las empresas no es posible la recuperación económica»; una opinión que comparten representantes de las grandes empresas y de la banca, tal y como expresaron en el citado pleno de la Cámara de Comercio de España los presidentes de Telefónica, José María Álvarez-Pallete; de Indra, Fernando Abril-Martorell; de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán; del BBVA, Carlos Torres Vila; la presidenta de HP para España, Portugal, Francia e Italia, Helena Herrero, y la del Banco Santander, Ana Botín. Esta última vino a resumir la opinión de los presentes al afirmar que la reconstrucción «debe basarse en cuatro aspectos: que los proyectos tengan un efecto multiplicador; que estén apoyados sobre el liderazgo empresarial; la capilaridad de las ayudas y la gobernanza, para que haya responsabilidad”. El presidente de la Cámara, José Luis Bonet, destacó la disposición de las empresas a colaborar con los poderes públicos en la salida de la crisis y el papel fundamental que debe desempeñar la Cámara de España y la red de cámaras para que las ayudas europeas lleguen al conjunto del tejido productivo. “Hemos de hacer frente a la situación con decisión, coraje, determinación y visión de futuro, sin dejar a nadie atrás, velando por las personas, por supuesto, pero también por las empresas, que son la pieza clave para la recuperación, la creación de empleo y el crecimiento de la economía”.

En los últimos meses hemos visto cómo se ha reactivado el diálogo entre Gobierno, patronal y sindicatos en torno a la Mesa de Diálogo Social con acuerdos significativos, todos ellos relacionados con la búsqueda de soluciones a la crisis económica provocada por el coronavirus. «El consenso político es imprescindible. Pero no sólo. Este momento requiere de una visión global, de un Contrato o Pacto Social. Es imprescindible el concurso de las organizaciones sindicales y patronales que han demostrado sobradamente durante esta crisis su templanza, sentido común y altura de miras frente a la superficialidad de otros», escribía en su blog el pasado 1 de agosto el secretario general de la UGT, Pepe Álvarez.

Ejemplos de que el diálogo no sólo es necesario sino también posible son los acuerdos alcanzados en torno a cuestiones como una primera ampliación de los ERTES tras el fin del estado de alarma; el Acuerdo para la Reactivación Económica y el Empleo firmado el 1 de julio en el Palacio de la Moncloa con una decena de líneas de actuación, y la ley que regula el teletrabajo.

Plan de acción. Los objetivos de la recuperación que defiende Europa y que, en palabras del presidente de la Comisión, Charles Michel, se resumen en «convergencia, resiliencia y transformación» exigen para reparar el daño causado por el Covid-19 «reformar nuestras economías y remodelar nuestras sociedades».

En esa dirección va el Acuerdo para la Reactivación Económica y el Empleo, en el que empresas, sindicatos y Gobierno se comprometieron a «desarrollar mecanismos eficaces para la formación y recualificación de los trabajadores, en particular en el ámbito digital y tecnológico, y la modernización del marco laboral para minimizar el impacto sobre el empleo de crisis futuras, y la actualización de las políticas activas de empleo, de acuerdo con las indicaciones de la UE». Respecto a las reformas que España necesita, el documento incluye también la propuesta de un Pacto por la Industria «que permita al país su imprescindible reindustrialización, con el objeto de diversificar, equilibrar y modernizar la estructura productiva».

Medidas y propuestas -las de la UE y el citado Acuerdo- que también se recogen en las Conclusiones de la Comisión Parlamentaria para la Reconstrucción Social y Económica aprobadas en un Pleno extraordinario celebrado el 29 de julio. En ellas se ponen de manifiesto «algunas debilidades estructurales importantes de la economía española que es necesario corregir», como «la escasa dotación de capital privado y público, un reducido tamaño empresarial, muy concentrado en pymes sin trabajadores y micropymes que, juntas, representaban el 93,5% del total de empresas al término del año 2019»; un factor que hace «menos competitivo al tejido empresarial». Es necesario corregir, añade el texto, el «bajo crecimiento de la productividad», los «bajos salarios reales y recurso excesivo de las empresas a la contratación temporal», una «débil inversión pública tanto en términos de PIB como de porcentaje sobre el gasto público total», una «escasa inversión en ciencia e investigación tanto pública como privada», un «reducido peso de la industria en la economía», y una «tasa de desempleo muy elevada».

Para resolver estas debilidades, se propone «un plan de inversiones, tanto públicas como privadas, que reoriente la actividad productiva hacia criterios de sostenibilidad ecológica y transformación digital, al tiempo que refuerce aquellas actividades con mayor potencial tractor y efecto multiplicador para mejorar la productividad y el crecimiento potencial de nuestra economía». En este sentido, hay una apuesta clara por la participación de las administraciones públicas, empresariales y sindicales: «Se deberá trabajar con los sectores y con los agentes sociales, y en colaboración con las comunidades autónomas y las instituciones europeas en la preparación de planes para los sectores relevantes más afectados por la crisis, como el  turismo, los canales HORECA (distribución de alimentos de hoteles, restaurantes y cafeterías), el comercio, la industria, sectores estratégicos como la automoción, la máquina herramienta y el aeronáutico, y el agroalimentario y el pesquero, así como los sectores necesarios para garantizar la producción local sanitaria estratégica».

Además, a medio plazo, «es necesario poner en marcha un Plan de Inversiones y Reformas para reorientar nuestro modelo productivo hacia un crecimiento sostenible e inclusivo, movilizando inversión pública y privada para impulsar la modernización de nuestra economía», así como lograr un Pacto de Estado por la industria, apoyo a las pymes y a los autónomos.

Otros enfoques mismo tema

-Cinco Días: España se enfrenta a una economía destrozada. Las previsiones de los datos económicos, bajada del PIB, aumento del desempleo, del déficit y de la deuda pública no auguran nada bueno a corto y medio plazo.

-Libre Mercado: Una crisis larga: el 62% de los empresarios cree que la recuperación no llegará hasta 2022 o 2023. El diario recoge los resultados del informe de CEOE y la consultora KPMG La empresa española ante la Covid-19, un sondeo que pulsa la opinión de miles de empresarios y directivos.

-ElEconomista.es: El fracaso en la gestión de la pandemia anticipa un ‘otoño negro’ para la economía española. Varios expertos analizan la situación provocada por la pandemia a partir de las preocupantes previsiones a la baja de los indicadores económicos para la economía española.

-Real Instituto Elcano: Las cifras de la recuperación. Enrique Feás, técnico comercial y economista del Estado, analiza el Plan de Recuperación de la CE y recomienda un esfuerzo de sistematización y resumen para entender adecuadamente la importancia y novedad de este avance en el proceso de integración europea.

-Ethic: Tres razones para utilizar el Green Deal en la reconstrucción económica de Europa. Con la pandemia, los objetivos climáticos europeos han pasado a un primer plano en la estrategia de crecimiento económico, y un tercio del presupuesto del Plan de Recuperación irá destinado a la transición ecológica.

Propuestas de las grandes empresas

En la Cumbre Empresas Españolas: Liderando el Futuro, celebrada en junio, los participantes acordaron unas conclusiones a modo de propuestas para salir de la crisis que, según el documento publicado por la CEOE y presentado por Garamendi y el presidente de Inditex, Pablo Isla, se resumen en diez puntos. En ellos se indica, por ejemplo, que «la confianza a través de la seguridad jurídica es fundamental para generar credibilidad y atraer y retener inversiones», al tiempo que se apela al «consenso y diálogo social para llegar a acuerdos que nos ayuden a salir de la crisis». Además, defiende «un marco regulatorio más flexible y adaptado a los cambios de la economía española»; una «colaboración público-privada para mejorar la eficiencia y calidad en la prestación de servicios públicos», así como «conservar el tejido productivo a través de medidas que están funcionando, como los ERTES o las líneas de avales públicos». Otros aspectos clave son «la reindustrialización para generar un empleo de calidad y mejor remunerado; la innovación y digitalización del tejido productivo», sobre todo de las pymes y de la administración pública; «la «estabilidad presupuestaria», y la «igualdad de oportunidades y crecimiento inclusivo a través de la formación y la educación», dado que «la prioridad son las personas y el empleo y no dejar a nadie atrás en la recuperación y en las transformaciones energéticas y digitales, y una apuesta por revitalizar el contrato social».

Si hay un sector particularmente castigado por la crisis, es el formado por pymes y autónomos

La posición de pymes y autónomos

Si hay un sector particularmente castigado por la crisis es el formado por pymes y autónomos. La Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme), a través de su presidente, Gerardo Cuerva, destacaba a finales de julio el papel desempeñado por las pymes en los primeros meses de pandemia, «que han hecho posible que, a pesar de todo, la vida pudiera mantenerse con cierta normalidad». Después de recordar la importancia que tiene el tejido empresarial, constituido en su mayoría por estas empresas (99,8%), subrayaba que «nada podrá construirse sin las pequeñas y medianas empresas».

Por su parte, la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) defiende un plan de emergencia, y con vistas a un otoño e invierno «muy duros», «que prorrogue las ayudas existentes hasta el próximo 1 de abril de 2021, y que facilite la liquidez e impulse el consumo y la demanda con el fin de amortiguar la caída de la actividad y evitar el cierre de empresas y autónomos y por ende la destrucción de empleo», expone su presidente, Lorenzo Amor, a través de la página oficial de ATA. “Si la primera oleada de la pandemia se saldó con un millón de empleos menos, de los cuales 135.000 estaban bajo el paraguas de los autónomos, esta segunda oleada, sin duda, llevará a muchos autónomos al cierre y, a los que son empleadores, a tener que reducir plantilla». Por eso, ATA solicita, entre otras medidas, la prórroga de los ERTES hasta el 1 de abril de 2021; la prórroga del Cese de Actividad Ordinario “especial” hasta el 1 de abril de 2021; extender las líneas ICO de liquidez hasta el 1 de abril de 2021 y prolongar el periodo de carencia hasta 24 meses; reducción temporal de IVA al 50% del tipo en hostelería, turismo, cultura, peluquería y gimnasios, o deducción fiscal a los autónomos en el IRPF y empresas en impuestos de sociedades que hayan mantenido el nivel de empleo en 2020.

Hay que reorientar nuestro modelo productivo hacia un crecimiento sostenible e inclusivo

¿Para cuándo el dinero de la UE?

La CE ha pedido al Parlamento Europeo y al Consejo que alcancen lo antes posible un acuerdo sobre la propuesta legislativa para que el fondo esté operativo a partir del 1 de enero de 2021. La fecha límite de presentación de los Planes de Inversiones y Reformas elaborados por los Estados en función de sus intereses nacionales, pero sobre la base de los criterios acordados previamente entre los 27 en el marco del denominado Semestre Europeo, es el 30 de abril de 2021. No obstante, la Comisión anima a los Estados miembros a que presenten sus planes a partir del 15 de octubre de 2020 y les recomienda «entablar lo antes posible un amplio diálogo político que integre a todas las partes interesadas pertinentes en la preparación de sus planes de recuperación y resiliencia». «El Mecanismo de Recuperación y Resiliencia será el principal instrumento» para conseguir salir de la crisis, dijo Paolo Gentiloni, comisario de Economía, el 17 de septiembre durante la presentación de las próximas etapas del citado mecanismo, dotado con 672.500 millones de euros en su Estrategia Anual de Crecimiento Sostenible de 2021. El objetivo final es que «la financiación pueda empezar a fluir lo antes posible en apoyo de la recuperación».

Las reformas estructurales que España está obligada a realizar y presentar para recibir los fondos pasan por cambios en el modelo productivo, potenciar el crecimiento y la creación de empleo y, como condición indispensable, una «contribución efectiva a la transición ecológica y digital», según el apartado A19 de las Conclusiones de la Comisión Europea.