ESFERA CULTURAL

SAIOA HERNÁNDEZ,

Soprano

“Para mí la ópera es el fin”

Se cumple el augurio de la inefable Montserrat Caballé, quien vio en esta madrileña “la diva de nuestro siglo”. Aunque el reconocimiento lo encontrase antes fuera de su tierra. Especialmente en el templo lírico de La Scala de Milán, convirtiéndose en la primera soprano española en abrir temporada. Medalla de Oro de las Bellas Artes en 2021, un año más tarde debutaba en los dos grandes coliseos de España: el Real con Nabucco y el Liceu barcelonés con Trovatore, dos señeros títulos verdianos, que han servido para revalidar su talla frente a un compositor tan difícil de afrontar.

JUAN ANTONIO LLORENTE

Estos días debuta en Hamburgo la Amelia de Simón Boccanegra. Décimo Verdi, dice su página.

La verdad es que no los llevo en cuenta, pero así debe de ser si figura en mi página.

¿Cuál fue el primero?

El primero fue la Traviata.

¿En alguna ocasión le ha parecido que los papeles de Verdi se hubieran escrito para usted?

A veces sí que lo pienso. El problema con este compositor es que siempre es difícil, y exige estar al cien por cien a cualquier tipo de voces. Sobre todo, como la mía, de un cuerpo y un centro importantes. Que no es de un canto fácil. No soy la típica soprano que se despierta y tiene ya la voz alta y colocadita. Soy de esas personas que por las mañanas va poquito a poco… En cuanto a la voz se refiere; porque desde que me levanto soy un torbellino (risas). Eso hace que, mientras con determinados roles de otros compositores pueda sentirme más tranquila, los que me gustan de Verdi sean cada vez un reto: siempre difíciles. Y yo cuando canto, canto con todo: con toda el alma, con todo el cuerpo, con toda la voz.


“NO SOY LA TÍPICA SOPRANO QUE SE DESPIERTA Y TIENE YA LA VOZ ALTA Y COLOCADITA”


La Scala es casi su casa. Con Attila, tras abrirle sus puertas inaugurando temporada, seguiría otra apertura como Tosca, luego Gioconda… ¿Lo había soñado?

No concretamente esto, pero visualizo las cosas y me las creo. En el sentido en que intento estar en el sitio justo en el momento adecuado y aceptar las oportunidades que se me dan. Sin miedo, aunque lo tenga; aunque sienta que no estoy preparada al cien por cien. Los papeles que me ha tocado cantar porque corresponden a mi voz son así: mujeres fuertes, heroínas. Roles complicados, que no canta mucha gente. De modo que debes coger el “toro por los cuernos”. Muchos amigos y colegas, ante unas audiciones me dicen: “No hago esto porque no estoy preparado aun; creo que me falta mejorar”. Mi idea es otra: “No esperes más. Lánzate, Mídete con las circunstancias”, porque sólo así vas a descubrir que eres capaz de mucho más de lo que crees. Luego, hay que aprender a suplir de algún modo los defectos o las carencias, y darle al público otra cosa, que es lo que demanda. Por ejemplo, algunas sopranos con buen registro agudo llegando al grave lo pasan un poco por alto, pero con sus increíbles notas altas, al público se lo venden del mismo modo. Eso está bien. Debes saber en qué momento estás para aprovecharlo e ir con todas. Y tener coraje, porque el valor es muy importante en esta profesión. Muchas veces te llegan oportunidades y no sabes si estás preparado; si vas a poder… Igual no estás en el mejor momento vocal. O de salud, aunque vocalmente te encuentres genial. Hay que aprender a jugar con todo esto: sortear las emociones, tener serenidad y mover las piezas a tu favor para que, ofreciendo lo mejor de ti, todo funcione.


“LOS PAPELES QUE ME HA TOCADO CANTAR PORQUE CORRESPONDEN A MI VOZ SON ASÍ: MUJERES FUERTES, HEROÍNAS…”


¿Se escucha? ¿Se pone el listón alto?

Claro que sí… ¡El listón alto siempre! No admito la condescendencia. Hay que ser exigentes sin pasarse. Concediéndole un margen a las circunstancias para entender las razones. Reconocer lo que no es bueno es positivo. Debes ser consciente de si has hecho algo mal, para esforzarte en no repetirlo y arreglarlo.

En la Tosca de la Scala, aparte de las representaciones adjudicadas en programa, tuvo que sustituir a Anna Netrebko, la diva de moda, en un par de representaciones. ¿Hubo quejas del público que esperaba verla a ella?

No. No las hubo. En cuanto a Anna, debo decir que fue una compañera fantástica, de verdad. Me sentí muy bien con ella, y me alegro mucho de que así fuese. Porque la admiro mucho y porque he crecido artísticamente escuchándola como la soprano de nuestros días. Al llevarme casi diez años, más o menos los que hacía que yo había empezado, era mi referente. Quería conocerla, porque me daba la impresión de que íbamos a ser parecidas personalmente. Y la verdad es que así fue. Me parece una mujer tal cual es, que en lo relativo al repertorio está disfrutando de lo que hace; del momento en el que se encuentra. Porque se lo ha currado intensamente durante mucho tiempo, para mantener el ritmo de vida que ha llevado, y hace muy bien haciendo ahora lo que quiere, como quiere y cuando quiere, porque, de verdad, es de admirar. Es muy difícil hacerlo tan bien y ser tan coherente como ella.

Viajes, ensayos, actuaciones, aprendizaje… ¿Da la vida para tanto?

Me da para lo que me toca. Para lo que tengo, sí. Entre viajes, me centro en lo que debo estudiar, pero no me llega el tiempo para aprender algunas cosas extra que me gustan. Con cinco o seis debuts al año, ya es suficiente.

¿A qué dedica ese tiempo que le queda libre, que cantaba María Dolores Pradera?

Pues a estar con mi pareja, a pasear a mi perrita y a disfrutar de la familia.

Sin haber debutado en los dos grandes teatros de España hasta 2022, sorprende que las instancias oficiales se adelantasen un año con la Medalla de Oro a las Bellas Artes. ¿Se sintió satisfecha?

Mucho, si, por supuesto. En primer lugar, porque fue una sorpresa. Me comentaba alguien estos días que, además, de un grupo no de la misma quinta, pero por ahí más o menos, era la más joven de las premiadas. Y la verdad es que es un gusto. Piensas que tal vez estas medallas se dan a quien, con determinada edad, se anota una carrera mucho más larga a sus espaldas. Si te pones a pensarlo, es verdad que he conseguido muchas cosas en poco tiempo, en una carrera relativamente corta. Digo relativamente, porque la carrera empieza cuando empieza. Lo importante es lo que haces y lo que vas consiguiendo en ese tiempo. Así que me sentí muy satisfecha, muy honrada. Me produjo una gran alegría por mí y por todos los que han contribuido a ello, estando cerca y dándome fuerza, empezando por mi familia y mi pareja.


“EL VALOR ES MUY IMPORTANTE EN ESTA PROFESIÓN. MUCHAS VECES TE LLEGAN OPORTUNIDADES Y NO SABES SI ESTÁS PREPARADO”


Su marido es el tenor Francesco Pio Galasso, que también acaba de debutar en el Liceu. ¿Canta habitualmente con él?

Cantamos mucho antes del debut. Butterfly, por citar un título, la hicimos juntos. Me gustaría que la circunstancia se diera en más ocasiones, pero no depende de nosotros. No es cantar con él por el simple hecho de cantar. Es que nos complementamos muy bien. Al compartir más o menos repertorio, todo resulta más fácil. Últimamente hemos hecho varios recitales, y están en camino otras ideas con los dos, que no puedo adelantar.

En febrero despedía con excelentes críticas La Dolores en el Teatro de la Zarzuela, y regresa a Madrid en julio para cantar en el Real Turandot, un papel que a veces aboca a Wagner. ¿Se lo ha planteado como nuevo reto?

Hace cinco años, cuando canté Nabucco en Dresden, varias personas del teatro me preguntaron si había pensado en cantar Wagner. El problema es el idioma. No hablo alemán, y aunque tengo buena memoria, me resultaría muy difícil transmitir en una lengua que no domino. Con el italiano ahora mismo me siento yo misma. Paso tanto tiempo allí, donde tengo tantos amigos y tantas personas que me siguen, que me resulta familiar. Pero me gustaría hacer algún rol wagneriano. Elsa, por ejemplo, pero tendría que saberlo con muuuucho tiempo de antelación para prepararlo.

Algunas colegas suyas, cuya meta es el teatro musical, piensan en la ópera como un medio.

No es mi caso: para mí la ópera es el fin.

DÓNDE ENCONTRARLA

La sucesión de compromisos en los cinco continentes harían difícil el seguimiento de la diva de no ser por la información suministrada por la página web www.operabase.com, que ella misma alimenta y mantiene en los escasos momentos de tranquilidad que su actividad le permiten.