ALDEA GLOBAL

EPIDEMIAS: ENTRE VIRUS Y BACTERIAS

Gripe, SIDA, Covid-19, VRS, polio, cólera, ébola, viruela del mono, infecciones por estreptococo A… Nuestra mejor arma, la prevención.

Son dos palabras, virus y bacterias, que, como mínimo, nos hacen torcer el gesto. Hace algunos años, el mundo científico se mostró optimista al considerar que antibióticos y vacunas serían el fin de las enfermedades de origen infeccioso que nos han tenido en vilo a lo largo de la historia. Y sí, pero no. La población mundial está más segura, cierto; aunque dejar de ver la realidad de lo que nos rodea, sin llegar a la hipocondría, no es buen plan para nadie.
MELCHOR DEL VALLE

La curiosidad científica por saber cómo ha llegado nuestro planeta a ser como es y, sobre todo, cómo surgió la vida en un mundo textualmente en ebullición ha llevado a los científicos a diversas hipótesis, entre las que bacterias y virus se llevan el protagonismo por acumular el mayor número de menciones con la etiqueta de «ancestro». Sea como sea, lo que parece indiscutible es que el hombre viene conviviendo desde siempre con microorganismos unicelulares y con moléculas de ADN o ARN. Es decir: compartimos existencia con agentes creadores de vida, pero también capaces de matarnos.

De antibióticos y vacunas. Los datos para el optimismo de los científicos, que antes citábamos, son relativamente recientes. Es difícil imaginarnos hoy sin antibióticos, aunque no llevan mucho tiempo entre nosotros tal y como los conocemos. Su empleo generalizado apenas tiene setenta años de historia, pero dio un giro total al panorama de las enfermedades infecciosas causadas por bacterias. Y no hablamos solo de remediar padecimientos mortales, como la tuberculosis, la sífilis, la neumonía o la septicemia, sino de prevención en áreas quirúrgicas, puesto que permiten llevar a cabo intervenciones complejas y de larga duración con un riesgo bastante bajo de infecciones.

Un poco más antiguas son las técnicas de vacunación. El pionero fue Edward Jenner, en1796, desarrollando una vacuna contra la viruela. El sistema de infectar a personas sanas con virus atenuados, para que desarrollen defensas capaces de enfrentarse con eficacia a un agente concreto, es lo único que viene funcionando frente a esas secuencias de ARN o ADN que llamamos virus. Es verdad que han empezado a desarrollarse medicamentos antivirales, pero no es menos cierto que aún queda mucho por hacer en este terreno y que estos preparados no eliminan a los virus, sino que evitan su reproducción en la persona infectada. También es cierto que la pandemia de la covid-19 trajo un avance repleto de ventajas en las técnicas de vacunación: la inmunización con ARN mensajero –en vez de los virus atenuados–, que enseñan a las células a producir una proteína, o una parte de ella, capaz de desencadenar la respuesta inmunitaria.

Y llegó 2023. Nos hemos acostumbrado de tal manera a escuchar cosas como que «volvemos a la situación previa a la pandemia», que no somos muy conscientes de que el SARS-CoV-2 sigue circulando a sus anchas entre nosotros. De hecho, la calificación de «pandemia» no ha desaparecido de las alertas de la OMS (decimocuarta reunión del Comité de Emergencias del Reglamento Sanitario Internacional, 30 de enero de 2023). El organismo internacional de salud sigue hablando de un número de muertes por covid-19 muy alto, en comparación con otras infecciones respiratorias, y de constantes variantes del virus con efectos impredecibles. Se nos olvida, también, que el VIH, causante del SIDA, aún sigue ahí. Según Anthony Fauci, uno de los mayores expertos mundiales en enfermedades infecciosas (se hizo popular por ser uno de los principales miembros del Grupo de Trabajo sobre el Coronavirus de la Casa Blanca y por sus desavenencias con Trump), «más de 84 millones de personas han sido infectadas con el VIH, de las cuales 40 millones han muerto. Solo en 2021, 650.000 personas murieron por afecciones relacionadas con el SIDA y 1,5 millones se infectaron recientemente. Hoy en día, más de 38 millones de personas viven con el VIH» (datos de diciembre de 2022).

 


LOS EXPERTOS SANITARIOS PIDEN PRECAUCIÓN TRAS LOS RETRASOS EN LAS CAMPAÑAS DE VACUNACIÓN PROVOCADOS POR LA EPIDEMIA DE COVID-19


 

Si hablamos de enfermedades respiratorias, la temporada otoño-invierno ha llegado con brotes significativos de gripe y virus respiratorio sincitial (VRS). Los investigadores están de acuerdo en que los dos años de precauciones con la covid-19, tales como uso de mascarillas y aislamiento, han favorecido la propagación de ambas infecciones al haberse debilitado nuestras defensas. Frente a la gripe tenemos vacunas. Frente a VRS no; y se ceba en ancianos, inmunodeprimidos y niños de corta edad, provocando bronquitis fatales para los pacientes. A esto hay que añadir otro problema llamado estreptococo A. Esta bacteria se suele aliar con los virus respiratorios y agravar sus repercusiones. Las cifras oficiales indican que más de 18 millones de personas padecen actualmente una enfermedad grave causada por el estreptococo A, responsable de algo más de medio millón de muertes anuales.

 


FRENTE A LA GRIPE TENEMOS VACUNAS. FRENTE A VRS NO; Y SE CEBA EN ANCIANOS, INMUNODEPRIMIDOS Y NIÑOS DE CORTA EDAD


 

Otros peligros. Desde África se expandió a más de un centenar de países la ‘viruela del mono’, epidemia detectada en Europa en mayo de 2022. Desde entonces hay más de 82.000 casos confirmados de esta infección en el mundo. En ese mismo continente, más concretamente en Uganda, ya se está trabajando para intentar contener un brote de Ébola provocado por la denominada «variante Sudán». A principios de 2023, se contabilizaban más de un centenar y medio de casos, con un índice de mortalidad del 37 %. Uno de los grandes problemas de esta variante es que no se ha desarrollado aún una vacuna para ella. Si miramos hacia Haití, en el último trimestre de 2022 se han registrado más de 10.000 diagnósticos de cólera, que han sido fatales para los infectados en un centenar de casos. La contaminación de agua y alimentos, a causa de unas precarias condiciones higiénicas, está en el origen del problema. La epidemia de cólera es reincidente en el país caribeño, donde tras el terremoto de 2010 fallecieron miles de personas por su causa, pero no es ajena a otros países de Asia y África.

No abandonemos el capítulo de la contaminación de las aguas sin hablar de la poliomielitis o polio, como también se conoce abreviadamente a esta infección que afecta principalmente a los niños. Tras la II Guerra Mundial, los programas internacionales de vacunación frente al poliovirus lograron reducir la expansión de la enfermedad a su mínima expresión, salvo en zonas de Pakistán y Afganistán, donde hay poca cobertura vacunal. Las guerras y los conflictos internos de varios países del llamado Tercer Mundo están detrás de diversos brotes, como los que se registran en Yemen. Pero también hay ya alertas en los países más desarrollados, como Estados Unidos e Israel. El número de casos no es significativo, pero los expertos sanitarios piden precaución tras los retrasos en las campañas de vacunación provocados por la epidemia de covid-19 y, sobre todo, tras haber comprobado en los análisis de aguas residuales de Nueva York, Jerusalén y Londres (estudio durante 2022) que hay presencia de poliovirus.

 


ES DIFÍCIL IMAGINARNOS HOY SIN ANTIBIÓTICOS, AUNQUE NO LLEVAN MUCHO TIEMPO ENTRE NOSOTROS


 

Lo que se puede hacer. Anthony Fauci, al que antes citamos, renunció a finales de 2022 a su puesto en el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de EE. UU., donde ha sido médico-científico durante 54 años y director durante 38 años; ello, a pesar de que se comprometió con Biden a mantenerse como director hasta las elecciones de 2024. Poco antes de su adiós, dijo que «hoy en día, no hay razón para creer que la amenaza de infecciones emergentes disminuirá, ya que sus causas subyacentes están presentes y lo más probable es que aumenten. La aparición de nuevas infecciones y la reaparición de las antiguas son, en gran medida, el resultado de las interacciones humanas y la invasión de la naturaleza. A medida que las sociedades humanas se expanden en un mundo progresivamente interconectado y la interfaz humano-animal se ve perturbada, se crean oportunidades, a menudo ayudadas por los cambios climáticos, para que surjan agentes infecciosos inestables, salten especies y, en algunos casos, se adapten a la propagación entre los humanos».

La mejor arma: la prevención

Los epidemiólogos no dejan de recordar que nuestra mejor arma para enfrentarnos a estos diminutos, pero letales, enemigos es la prevención. Y esto, en un triple sentido: actualizar los programas de vigilancia sanitaria, cosa que la OMS y los centros de prevención y control de enfermedades deben tener grabado a fuego; extremar las campañas de vacunación intentando que lleguen a todos los lados, lo que es imprescindible para las poblaciones menos desarrolladas, pero también para el resto del planeta debido a los flujos migratorios; y planificar una adecuada reserva de antibióticos y antivirales que permitan hacer frente a un brote de enfermedades infecciosas desde que es detectado.

Salud en la Unión Europea

Varios países de la UE han reportado un aumento de casos de infección por estreptococo A entre niños menores de 10 años. Concretamente, Francia, Irlanda, Países Bajos y Suecia. Siendo esta la causa más común de faringitis en niños de edad escolar, se calculan unos 616 millones de casos anuales en el mundo, sus efectos son leves y, en consecuencia, no revisten preocupación, salvo cuando están asociados a otras infecciones respiratorias de origen vírico. En cualquier caso, y aunque se han registrado fallecimientos infantiles (dos de ellos en España), los especialistas consideran que se trata de excepciones y que no se requieren precauciones adicionales.

En cuanto a las políticas sanitarias de la UE, y hasta la llegada de la covid-19, el gasto sanitario seguía centrándose mayoritariamente en la asistencia curativa y sólo el 3% del gasto sanitario total se destinaba a la prevención. En 2020, la mayoría de los países miembros aumentaron sustancialmente su gasto en prevención, al menos temporalmente, para financiar las pruebas, el rastreo, la vigilancia y las campañas de información pública relacionadas con la pandemia, pero también proyectando la experiencia en una planificación general de prevención.

Por si las dudas

Emerging Pandemic Diseases: How We Got to COVID-19. David M. Morens y Anthony S. Fauci. Cell Press (2020). 

Noticias sobre brotes de enfermedades.
OMS Emergencias. Actualización permanente.

Health at a Glance: Europe 2022. STATE OF HEALTH IN THE EU CYCLE. OECD/European Union (2022)