ESFERA CULTURAL

UN AÑO PARA CELEBRAR LA LUZ DE SOROLLA

Paseo a la orilla del mar. Pintado durante el verano de 1909 en la playa de Valencia.

JULIÁN DÍEZ

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Colores cálidos, mar azul, luz omnipresente… La imagen del Mediterráneo como territorio de felicidad primigenia, de lugar donde los anhelos de la humanidad encuentran un acomodo sencillo y natural, progresó a lo largo de siglos, pero se consolidó iconográficamente en la modernidad con la obra del valenciano Joaquín Sorolla.

El centenario del fallecimiento del pintor del luminismo coincide con una cierta reivindicación de su obra como cristalización del renovado amor por el Mediterráneo como símbolo, ahora en peligro.

El reconocimiento a Sorolla en España es un fenómeno sostenido. Su museo, por ejemplo, es uno de los más visitados de los que dependen del Estado, y en términos absolutos, de los monográficos consagrados a la obra de un solo artista, el tercero, después de la Casa Museo de Dalí en Figueras y el Museo Picasso de Barcelona.

Sin aristas

Una de las tareas pendientes es la de conseguir un reconocimiento similar a escala internacional, como de hecho lo tuvo en vida. Quizá lo que ha pesado en contra de Sorolla haya sido precisamente que fue un personaje sin demasiadas aristas, que triunfó social y artísticamente. A diferencia de los grandes maestros cuya figura se ha visto engrandecida por la lucha contra dificultades personales y profesionales, Sorolla fue un caballero bastante apacible que llevó una vida confortable, reconocido por su talento: en 1908, una exposición suya en Londres fue saludada como la del «más grande de los pintores vivos». Aunque se sobrepuso a una infancia compleja (perdió a sus padres siendo muy niño) y falleció muy joven (apenas con sesenta años), tras afrontar las dificultades comunes a cualquier artista en sus comienzos, tuvo una carrera profesional brillante.

Estuvo felizmente casado, se dedicó a la jardinería, retrató a grandes figuras de la época (Galdós, Machado, Ramón y Cajal, Alfonso XIII, el presidente estadounidense Taft…), se construyó a su gusto una gran casa en Madrid (que hoy alberga el museo estatal consagrado a su figura) y falleció en su amplia residencia veraniega en la sierra de Guadarrama. En 1901, con apenas 38 años, una estatua suya presidía el salón principal del Círculo de Bellas Artes de Valencia, y en la misma época ya dio nombre a una calle en la ciudad.

El luminismo

Por el camino, conoció también el éxito en exposiciones internacionales en varios de los principales centros del arte mundial de la época, como París, Viena, Buenos Aires, Chicago o Nueva York. De hecho, en esta última ciudad se encuentra, en la Hispanic Society, una de sus obras más impresionantes: el conjunto de catorce lienzos Visión de España, que le ocupó prácticamente siete años y le dejó completamente agotado; la hemiplejia que terminó por costarle la vida se produjo a los pocos meses, y le impidió viajar para ver esa obra magna expuesta en la sala para la que había sido concebida. Sin embargo, en un resumen de cuál es la situación de Sorolla en el panorama artístico mundial, esa sala permanece hoy gran parte del año cerrada y casi nunca se destaca entre los atractivos culturales de la ciudad de los rascacielos.


EL PALACIO REAL DE MADRID ACOGERÁ LA PRINCIPAL MUESTRA CONMEMORATIVA: «SOROLLA A TRAVÉS DE LA LUZ»


El luminismo, el movimiento de vanguardia que Sorolla quiso impulsar tras beber directamente de las fuentes del impresionismo, ha quedado hoy en un olvido que el centenario pretende superar. El Ministerio de Cultura ha concedido a este aniversario la consideración de Acontecimiento de Excepcional Interés Público y ha anunciado la creación de una comisión para organizar los actos, en la que estarán presentes tanto miembros de la Administración como descendientes del pintor (entre los que destacan por su actividad su bisnieta, Blanca Pons Sorolla), y representantes de la estructura de la Casa-Museo de Madrid.

El plato fuerte probablemente sea la exposición multidisciplinar Sorolla a través de la luz, una muestra inmersiva que acogerá el Palacio Real de Madrid. A ella acudirán obras de Sorolla que no están habitualmente al alcance del gran público, por encontrarse en manos privadas o en museos internacionales. También distintas recreaciones digitales y contenidos multimedia serán protagonistas en el Salón de Génova del Palacio, incidiendo como es habitual en la importancia de la luz en la obra de Sorolla.

Entre otros recintos donde Sorolla tendrá protagonismo puede citarse al Museo Goya de Zaragoza, que ha programado una exposición para el próximo mes de febrero. La evidente influencia sobre el valenciano de las primeras obras del aragonés a su llegada a Madrid, sus retratos de fiestas y juegos populares al aire libre, será uno de los temas tocados. Además, como no podría ser de otra forma, el Museo de Bellas Artes de Valencia tendrá su propia muestra con material no visto en España desde hace décadas, ya que la exposición Sorolla. Orígenes acogerá 32 obras del Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba correspondientes a los primeros años en activo del pintor.

Aunque todavía se espera la confirmación oficial de otras actividades, sería injusto no mencionar que 2022 ha sido un año también con una intensa actividad para mostrar su obra. En el Museo Sorolla de Madrid se presentó hasta noviembre la exposición Sorolla en negro, que pretendía incidir justamente en la parte hoy quizá menos recordada de su obra (una etapa no breve de cuadros tenebristas, o los que dedicó a temáticas sociales como el célebre ¡Aún dicen que el pescado es caro!, de 1894, de la colección del Prado).

Mientras, el Museo Esteban Vicente de Segovia contrapuso obras de este importante artista local con otras de Sorolla, que le precedió algunas décadas y le influyó decisivamente en el gusto compartido de ambos por los jardines y la naturaleza. Ha sido la exposición más visitada en la historia del museo segoviano. Además, también hasta noviembre fue posible visitar La edad dichosa. La infancia en la pintura de Sorolla, en la Fundación Bancaja de Valencia, con 86 cuadros dedicados a ese tema, muy querido por el pintor.

Protagonista en Milán

La escasez de presencia internacional de la obra de Sorolla tuvo en 2022 un feliz contrapunto en la primera exposición a gran escala de su obra en Italia, que tuvo lugar en el Palazzo Reale de Milán. Con sesenta obras cedidas en su mayoría por el Estado español, Pittore di Luce atrajo a más de 70.000 visitantes para cerrar un círculo que seguramente faltaba en el reconocimiento de Sorolla, puesto que el pintor visitó durante largas temporadas Italia para conocer de primera mano la obra de los maestros transalpinos, y estuvo presente incluso en la primera Bienal de Venecia, pese a lo cual nunca ha sido del todo bien conocido en ese país. La misma muestra había pasado un par de años por la National Gallery de Londres con resultados igualmente sobresalientes.

Otras fuentes:

Los datos de visitas del Museo Sorolla confirmaron en 2021, al atraer a casi 200.000 visitantes, la popularidad de la obra del pintor 

Poco después de la gran exposición que albergó, la National Gallery de Londres adquirió su primer Sorolla, reforzando su presencia en los grandes museos europeos