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Ser joven, según el criterio más generalizado, es tener entre 18 y 35 años. En los centros de decisión internacionales, tanto económicos como políticos, no hay personas de esas edades salvo rarísimas excepciones. Sin embargo, todo lo que se dispone en esos núcleos de poder afecta en un doble sentido a este colectivo: en su hoy…y en su mañana, cuando ya no estén quienes lo establecieron. Es de justicia escucharlos porque suponen más de un tercio de la población mundial.

La voz de los jóvenes. El Foro Económico Mundial, FEM, tuvo la idea de interesarse por la opinión de ese grupo de ciudadanos del mundo mediante un estudio anual. El trabajo de campo y análisis los hace Global Shapers: una organización creada a expensas del FEM para dar voz a este conjunto de personas. La macro encuesta de 2017 se llevó a cabo en 186 países y en 14 idiomas. Se obtuvieron 24.766 respuestas fiables, de las que el grupo mayoritario fueron los comprendidos entre 27 y 30 años (27%). El 21% está por debajo de los 22 años y el 17% restante por encima de los 30.

El análisis de Global Shapers se divide en cinco capítulos: economía y perspectiva global; gobierno y participación ciudadana; tecnología e innovación; valores y sociedad, y negocios y trabajo. Las preguntas de todos los apartados responden a un mismo criterio: cómo ven los jóvenes el mundo y qué quieren hacer para mejorarlo. Hay en cada una de las secciones resultados muy interesantes y hasta sorprendentes, como que el 55,4% de los jóvenes cree que la crisis de refugiados se resuelve incluyendo a estos en la fuerza de trabajo nacional; es más: un 72,6% dice que, por lo que a ellos respecta, serían bienvenidos a su país, porcentaje que se eleva a un 80% en EE. UU

“Los jóvenes -explica el informe- sienten que son percibidos como perezosos, impacientes, llenos de derechos u poco preocupados por el trabajo. Nuestros datos, sin embargo, ofrecen una muy diferente imagen de quién es esta joven generación”. Solo la mitad de los participantes anotaron que aceptarían un trabajo mirando el sueldo, mientras que las dos quintas partes de ellos valorarían antes su naturaleza y el impacto que tendría en la sociedad; también la carrera profesional que les ofreciese.

Juventud española. Para el 82,5% de los jóvenes españoles participantes el mayor problema es la corrupción, seguido de la falta de oportunidades económicas y de empleo (74,4%), de la desigualdad (39,4%) y del envejecimiento de la población. Creen que el acceso a internet (44,1%) es el factor que más contribuye al empoderamiento de la juventud, que lo que les haría sentirse más libres es la igualdad de oportunidades para todos (60,1%) y el 86,7% están dispuestos a irse a otro país a trabajar, preferiblemente EE.UU. y Reino Unido.

Por Melchor del Valle

 

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