«Aceleración del cambio», por David Cano Martínez

ÁMBITO EUROPEO

DAVID CANO MARTÍNEZ

director general de AFI. Escuela de Finanzas
managing Director of AFI.Finance School

@david_cano_m

Aceleración del cambio

MUCHO se está escribiendo y debatiendo en los últimos días sobre los cambios que traerá el coronavirus. Pero bastantes de las transformaciones que se identifican no deben, en mi opinión, considerarse como tales o, mejor dicho, no son nuevas. Creo que la pandemia no hace más que acelerar las alteraciones que se venían produciendo desde años atrás en múltiples frentes. Déjenme que les señale un concepto: Megatendencia. Es posible que ya lo hayan escuchado, dado que se está poniendo de moda (precisamente como consecuencia del Covid-19). Pero insisto en que es un término que los economistas (y los mercados financieros) estamos usando desde hace al menos un lustro. Se empezó a hablar de ello cuando finalizó la anterior crisis económica global (2008-2012), momento en el que nos centramos en identificar cuáles podrían ser los motores del crecimiento.

Se puede definir Megatedencia como aquel cambio social, económico, demográfico o político que tiene un alcance de largo plazo (al menos 10 años) y un impacto que no se limita a unos pocos países ni a unos pocos sectores. Su influencia es global, transversal y de largo plazo. No existe consenso a la hora de identificarlas. En AFI hemos detectado cuatro. La primera tiene que ver con la “innovación”. Esta es la más clara, sobre la que existen menos dudas y sobre la que volveré al final. La segunda la denominamos “transformación demográfica” y está relacionada con aspectos como la longevidad, la mejora de la calidad de vida, los cambios en la manera en la que nos relacionamos, consumimos o nos desplazamos o en los lugares donde vivimos. La tercera la vinculamos al “desarrollo de las economías emergentes”, pero de forma más concreta Asia (Latinoamérica va a salir mal parada de esta crisis). E, incluso, se podría ser más rigurosos y limitar la Megatendencia a China, país que va a ganar protagonismo en el liderazgo mundial como consecuencia del Covid-19. La cuarta y última la denominamos “planeta sostenible” y hace referencia a aspectos como el necesario cuidado del medio ambiente. Una de las principales lecciones de esta crisis es “hay que hacer más caso a los científicos”. Nos venían advirtiendo desde hace tiempo del riesgo de zoonosis, es decir, de enfermedades que se transmiten desde un animal a un ser humano. El coronavirus como ejemplo, que nos ha llevado a tener que confinarnos, aunque sólo de forma temporal, y que ha provocado una crisis económica, aunque sea coyuntural.

Un aumento del nivel del mar, una desertificación o inundaciones frecuentes pueden hacer impracticables para la habitabilidad ciertas zonas que ahora lo son. El cambio climático puede provocar impactos permanentes y crisis económicas duraderas. El coronavirus ha incrementado la concienciación sobre la sostenibilidad del planeta, al tiempo que hemos visto cómo en apenas unas semanas la naturaleza ha recuperado terreno. Pero dentro de esta cuarta Megatendencia incluimos otros aspectos que consideramos consustanciales de un planeta sostenible: la no discriminación por razón de sexo, religión, raza, ideología, etc., así como las empresas de impacto, esto es, aquellas que consiguen aportar algo positivo sobre la economía, el ciudadano, la sociedad o el medio ambiente. El coronavirus ha intensificado la presión para reformulación del capitalismo, en el sentido de que el mantra “el único objetivo de la empresa es maximizar el beneficio” está dejando paso a otras frases del estilo “la empresa debe contribuir a una sociedad más justa, más respetuosa con el medio ambiente, que garantice un mundo más sostenible y más solidario”. Sé que no existe consenso sobre esto último, pero al menos me reconocerá, estimado lector, que se están dando pasos en esa dirección.

En el ámbito en el que existe unanimidad es en la aceptación de la cada vez más necesaria dotación de capital tecnológico, en sus múltiples frentes (vuelvo a la primera y más importante Megatendencia). Está claro que cada vez es necesaria una mayor infraestructura. La necesidad imperiosa de teletrabajar durante los momentos más duros del estado de alarma lo ha puesto de manifiesto. Pero no sólo. Otros ámbitos vinculados a la tecnología como la digitalización, las comunicaciones, las compras online, se van generalizando. Como consecuencia, se desarrolla la industria de la ciberseguridad y del cloud computing. Todo esto son temáticas que, a modo de ladrillos, constituyen la Megatendencia innovación. Pero es obvio que, con el tiempo, muchas de ellas tendrán un desarrollo tan intenso que se convertirán en Megatendencias. Y surgirán otras que hace unos años no existían, como el blockchain o el big data. Sendas, aunque, en especial esta segunda, que se han visto impulsadas por el coronavirus. Pero si tuviéramos que señalar las dos que más crecimiento han experimentado estos meses, son e-learnig y e-sports. Y todo apunta a que se van a generalizar. Por un lado, porque cada vez más la formación será no presencial. Y por el otro, por el protagonismo que han ganado, sobre todo entre los más jóvenes no sólo jugar a los videojuegos, sino, y he aquí a novedad, ver cómo juegan otros. Más lento puede ir el desarrollo de e-health, pero está claro que también se intensificará.

Pero, ¿acaso no es el coche eléctrico otro ejemplo de innovación tecnológica? Y, además, transversal, ya que contribuye a un planeta más sostenible y supone una nueva forma de movilidad tan adecuada para conseguir ciudades sostenibles (Smart cities), más aún si incorporan conducción autónoma. Y, nunca mejor dicho, ¿qué tal dar un paso más y pensar en NewSpace? Es decir, las empresas aeroespaciales con vocación comercial que trabajan para gobiernos y agencias públicas espaciales.

Ahora que estamos pensando en cómo reconstruir la economía y dinamizar el PIB, parece claro que la innovación tecnológica, en sus múltiples componentes, debe ser una de las palancas. Por desgracia, en Europa llevamos un importante retraso respecto a EEUU… y a China, la otra gran potencia tecnológica mundial.

 


«En el ámbito en el que existe unanimidad es la aceptación de la cada vez más necesaria dotación de capital tecnológico. En Europa llevamos un importante retraso»


 

A faster pace of change

Much has been written and argued recently as to the changes that coronavirus will bring. Plenty of the transformations being identified, however, should not in my opinion be seen as any such thing, or rather, they are not new. I believe that the pandemic is simply speeding up the changes that had already been happening for years on numerous fronts. Allow me to highlight one concept: Megatrend. You may have heard the expression, as it is now coming into vogue (specifically as a consequence of Covid-19). But I would stress that this is a term that we economists (and financial markets) have been using for at least five years. It was first mentioned when the previous global economic crisis (2008-2012) came to an end, at which point we focused on identifying the potential drivers of growth.

A Megatrend could be defined as a social, economic, demographic or political change with a long-term reach (at least 10 years) and an impact that is not confined to just a few countries or a few sectors. It has a global, horizontal and longterm influence. There is no consensus in terms of identifying such phenomena. At AFI we have detected four. The first of them has to do with «innovation». This is the most obvious, arouses the fewest doubts, and I will return to it in my conclusion. The second is what we call «demographic transformation», and has to do with aspects such as longevity, improved quality of life, changes in how we relate to one another, our forms of consumption, how we travel and the places we live. We associate the third such trend with «development of emerging economies», but more specifically Asia (Latin America will be hard hit by this crisis). One could even more strictly confine the Megatrend to China, as a country that will play a more leading role on the world stage as a consequence of Covid-19. The fourth and last factor is what we call «sustainable planet», referring to aspects such as the need to care for the environment. One of the main lessons of this crisis is «we must pay greater heed to scientists». They have been warning us for some time of the risk of zoonosis, in other words diseases transmitted from animals to humans. Coronavirus, for example, has forced us into lockdown, albeit only temporarily, and triggered an economic crisis, albeit cyclical. Rising sea levels, desertification and frequent flooding could make it impractical to live in some regions which are now habitable. Climate change could trigger permanent impacts and lasting economic crises. Coronaviruses increased our awareness of planetary sustainability, while we have also seen the way in which the natural world has re-claimed ground in just a few weeks. We would also, though, include within this fourth Megatrend other aspects that we see as fundamental counterparts of a sustainable planet: freedom from discrimination on the basis of gender, religion, race, beliefs, etc., as well as impact enterprises, in other words businesses that manage to do something positive for the economy, citizens, society or the environment. Coronavirus has intensified the pressure to rethink capitalism in the sense that the mantra «the only goal of a business is to maximize profit» is giving way to other expressions such as «businesses must contribute to a fairer, greener society, guaranteeing a more sustainable and cohesive world». While I am aware that there is no consensus as to this last point, I feel that readers will nonetheless acknowledge that this is the direction in which we are now moving.

One area where there is unanimity is an acceptance of the increasing need to provide technological capital on various fronts (returning to the first and most important Megatrend).

Greater infrastructure is obviously needed. As demonstrated by the overriding need to work from home during the toughest times of the state of emergency. But not just that. Other technologyrelated spheres such as digital transformation, communication and online shopping are becoming increasingly widespread. Hence the developments seen in the cybersecurity industry and cloud computing. All these issues are the individual bricks that make up the innovation Megatrend. It is clear, though, that over time many of them will develop so intensely as to become Megatrends themselves. And we will see the emergence of others that just a few years ago didn’t even exist, such as blockchain and big data. Avenues which, especially in the latter case, have nonetheless been furthered by coronavirus. If we had to highlight the two sectors that have seen the biggest growth over the past few months, though, those would be e-learning and e-sports. And all the signs are that they will continue to expand. First of all, because education will increasingly not be conducted faceto- face. And also because of the preponderance we are now seeing, above all among the younger population, not only of playing video games, but the novel aspect of watching others play them. The development of ehealth may be slower, but will also clearly intensify.

Meanwhile, are electric cars not another example of technological innovation? And a horizontal factor at that, contributing to a more sustainable planet and providing a new form of mobility ideally suited to bring about sustainable smart cities, above all if they are self-driving. Which is the perfect point to go a step further and consider NewSpace. In other words, aerospace companies with a commercial leaning, working for governments and public space agencies. Now that we are thinking about how to rebuild our economies and kickstart GDP, it would seem clear that the numerous components of technological innovation must be one of the levers we use. In Europe we unfortunately lag some way behind the USA… and China, the world’s other major technological powerhouse.

 


Where there is unanimity is in an acceptance of the increasing need to provide technological capital. In Europe we lag some way behind


 

Vida en ciudades inteligentes

ALDEA GLOBAL

Vida en ciudades inteligentes

Se trata de obtener y analizar datos para consumir más racionalmente, contaminar menos y ahorrar dinero: en esto consiste el Smart.

Quizá el paso del SARS-CoV-2 por nuestras vidas nos haga replantearnos si vivir en grandes urbes, en aglomeraciones, por tanto, es lo más conveniente. Pero, hasta este mismo momento, la tendencia en todo el mundo es instalarse en ciudades cada vez más grandes, habitualmente más inhóspitas, poco sostenibles con toda seguridad, agobiantes hasta el hartazgo… Quizá la solución sea hacerlas ‘inteligentes’.

MELCHOR DEL VALLE

[email protected]
@Mechiva

CONVIENE EMPEZAR con un poco de contexto: en la actualidad, más de 180.000 personas al día se mudan a una ciudad. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) calcula que, en 2050, la población mundial ascenderá a 9.000 millones de habitantes, de los cuales el 70% vivirá en las urbes. Teniendo en cuenta que estos grandes núcleos de población, con datos actuales, consumen ya más del 75% de la producción de energía mundial y generan el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero, aunque solo ocupan el 2% de la superficie terrestre, es fácil entender que cada vez hay más voces pidiendo soluciones.

Algo de ‘inteligencia’. O de smart, mejor, para no olvidar que estamos hablando de las Smarts Cities, de las Ciudades Inteligentes; aunque quizá les suene más el término Ciudades Digitales que acuñamos en España entre 2003 y 2004. Lo de smart, por desentrañar el acrónimo, viene de Self Monitoring Analysis and Reporting Technology; o sea: análisis de autosupervisión y tecnología de los informes. Por resumir: datos, datos y datos. Aquí vamos ligando cosas. Hay que hacer algo y podemos disponer de datos. Qué hacer y para qué los datos, son las cuestiones siguientes.

Los tres problemas más importantes de todas las urbes de todos los países del mundo son el uso masivo de energía eléctrica, tanto para equipamientos públicos como privados, la enorme generación de residuos de nuestro modo de vida y las necesidades de movilidad. La tecnología nos permite obtener datos de toda esa actividad y se trata de ordenarlos y analizarlos para consumir más racionalmente, contaminar menos y ahorrar dinero: en esto consiste el smart.

Inteligencia a examen. Hay muchos índices, tanto locales como internacionales, que tratan de medir la calidad o el grado alcanzado por las distintas ciudades en materia de implantación o evolución smart. Podemos fijarnos en el que han desarrollado la Universidad de Tecnología y Diseño de Singapur y el IMD World Competitiveness Center’s Smart City Observatory. Fundamentalmente, porque se centra en lo que los habitantes perciben sobre lo que se hace en sus ciudades para ser smart. El trabajo se basa en 102 urbes y en cada una han entrevistado a 120 personas. La labor, de casi dos años, ha dado lugar al Smart City Index 2019 (SCI 2019).

Partiendo de que “en todos los aspectos de la vida, sigue siendo extremadamente difícil mejorar lo que no se puede medir”, los autores evalúan dos pilares: el de infraestructuras, que se refiere a las existentes en las ciudades, y el de tecnología, que describe los servicios tecnológicos disponibles para los habitantes. Y, de cada pilar, se estima la percepción ciudadana en cinco áreas clave: salud y seguridad, movilidad, actividades, oportunidades y gobernanza.

Los primeros de la clase. Las diez primeras ciudades que más y mejor aplican el concepto de ciudad inteligente, según el SCI 2019, son Singapur, Zúrich, Oslo, Ginebra, Copenhague, Auckland, Taipéi, Helsinki, Bilbao y Dusseldorf. El cóctel se elabora con siete partes de Europa, dos del Asia insular y una de Oceanía (Nueva Zelanda). Suiza es el único país con dos ciudades en este podio y, sí: hay una representante española.


El cóctel de las 10 mejores se elabora con siete partes de Europa, dos del Asia insular y una de Oceanía (Nueva Zelanda)


Una parte importante del estudio consistió en preguntar a los entrevistados sobre quince aspectos que se consideran prioritarios, de los cuales debían seleccionar cinco sin tener en cuenta el orden de importancia que les conceden. Los citados quince aspectos son: vivienda asequible, seguridad, contaminación del aire, transporte público, congestión vial, espacios verdes, servicios básicos, reciclaje, educación escolar, desempleo, movilidad social, compromiso ciudadano, empleo satisfactorio, eficiencia energética y corrupción. De los datos obtenidos, el estudio, más allá de clasificaciones, aporta una ficha detallada de cada una de las 102 ciudades analizadas.

Los más y los menos. Si revisamos las tres ciudades del podio mundial en “inteligencia”, las ya citadas Singapur, Zúrich y Oslo, y las tres últimas de las 102 analizadas, Nairobi, Rabat y Lagos (puestos 100, 101 y 102, respectivamente), podemos observar los patrones que determinan la mayor o menor aceptación por parte de los habitantes. En las de cabeza, lo más señalado como área de prioridad es la vivienda asequible: el 74,2% de los entrevistados en Singapur, el 69,2% de los que están en Zúrich y el 58,3% de los de Oslo. ¿Ven ahí algo relacionado con la ley de la oferta y la demanda?

En las de cola, las prioridades son la corrupción, que todos mencionan en los primeros lugares, y el desempleo, aunque en Rabat también preocupa bastante la educación escolar y en Lagos la congestión vial. Parece obvio que no hay progreso hacia una ciudad más sostenible si no se erradica la corrupción y no se crean las condiciones para obtener un trabajo estable.


En un par de años, según calcula el sector, estaremos hablando de más de 40.000 millones de dispositivos conectados


Las ciudades españolas. En la selección han entrado cuatro ciudades españolas: la ya citada Bilbao, en el noveno puesto; Madrid, en el 21; Barcelona, en el 48, y Zaragoza, pegada a la capital catalana, en el 49. Bueno: no todos los países pueden presumir de que tienen a cinco de sus urbes entre las primeras cincuenta smart cities del mundo.

Para los españoles, y citados los porcentajes en el orden de la clasificación SCI 2019, las prioridades son el empleo satisfactorio (73%; 61,2%; 62,6% y 68,6%) y la asequibilidad de la vivienda (63,9%; 63,6%; 76,4% y 64,5%), dando también importancia a la seguridad, al desempleo y, en el caso de Madrid y Barcelona, a la contaminación del aire.

Añadimos un detalle más sobre los ciudadanos españoles consultados. Además de lo comentado, había tres preguntas sobre la aceptación o rechazo al uso de datos personales, por parte de las administraciones, incluyendo el reconocimiento facial.

En porcentaje promedio, más de un 60% de los entrevistados españoles aceptan el uso de estas tecnologías para que su ciudad sea cada vez más smart. Evidentemente, como proponen las preguntas, para mejorar el tráfico, reducir la delincuencia y demandar mayor transparencia de las administraciones.

A dónde vamos. Las ciudades inteligentes dependen en gran medida también de los hogares digitales y de los usuarios digitales. Hablamos del ‘internet de las cosas’ (IoT), cuyas previsiones de crecimiento son astronómicas: en un par de años, según calcula el sector, estaremos hablando de más de 40.000 millones de dispositivos conectados, que aportarán datos al conjunto de la urbe. De ahí la importancia del progreso de las redes 5G.

Pero si antes de la pandemia las inversiones en digitalización eran escasas, todo hace pensar que su necesariamente progresiva implantación, no solo en España, padezca ahora retrasos ante otras prioridades que demandan recursos. También faltan profesionales especializados. Si a esto añadimos los distintos ritmos con que en un mismo país o zona se gestionan esos datos en la actualidad, sin un patrón único, se puede comprender la dificultad de crear una plataforma de análisis común.

Un último escollo: convertir una ciudad en digital no es algo que se pueda hacer de un día para otro. Hablamos de proyectos a largo plazo que necesitan más de cuatro años, o, si se prefiere, de lo que dura una legislatura, para realizarse.

La digitalización más allá de las ‘Smart Cities’

SEGÚN la vicepresidenta ejecutiva de la CE, Margrethe Vestager: “esta crisis del coronavirus ha demostrado hasta qué punto resulta crucial para los ciudadanos y las empresas estar conectados y poder interactuar entre sí en línea” (Índice de la Economía y la Sociedad Digitales, DESI; junio de 2020). Se puede descargar aquí.

Disposición a ceder datos

COMPARATIVA de las cuatro ciudades españolas presentes en el Smart City Index 2019 con la primera y la última de las 102 analizadas en relación con la disposición a ceder datos (personales, reconocimiento facial, etcétera) para ayudar a que las urbes sean más digitales y sostenibles.

Para saber más

Smart City Index 2019. Universidad de Tecnología y Diseño de Singapur y IMD World Competitiveness Center’s Smart City Observatory (2019).

Las ciudades del futuro: inteligentes, digitales y sostenibles. Unicef. Emilio Ontiveros, Diego Vizcaíno y Verónica López Sabater. Fundación Telefónica y Editorial Ariel (2016).

Smart Cities Study 2019. Comunidad de Práctica de Ciudades Digitales de CGLU y Ayuntamiento de Bilbao (2019).

«Regreso a Pompeya y Epidauro», por Carmelo Encinas

ALDEA GLOBAL

CARMELO ENCINAS,

periodista

@CarmeloEnc
[email protected]

Regreso a Pompeya y Epidauro

TODAS las casonas lo tenían. Era un pequeño estanque rectangular de fondo plano situado a cielo abierto en el vestíbulo de la vivienda. Se denominaba impluvium y en él desembocaba el agua de lluvia que recogían los tejados. Esa apertura central en el techo del edificio proporcionaba además luz solar a las habitaciones. El impluvium solía estar conectado a una cisterna que almacenaba el agua para el uso de sus moradores, regulando también la temperatura cuando apretaba el calor, función a la que generosamente contribuían las corrientes de aire establecidas por la disposición inteligente de las estancias.

Este modelo de sostenibilidad y eficiencia en el uso de los recursos naturales regía en las “domus” romanas hace más de veinte siglos, heredado en gran medida de los griegos y etruscos. La dramática erupción del Vesubio en el 79 d. C. sepultó en pocas horas varias localidades situadas en las faldas del volcán frente a la bahía de Nápoles, la mayor de ellas Pompeya, donde se calcula que vivían unos 15.000 habitantes. El coste en vidas humanas debió ser brutal por la virulencia de la erupción, pero el aluvión de cenizas, piedra pómez y residuos volcánicos anegó completamente aquella ciudad manteniéndola bajo su manto durante casi dos milenios como en una lata de conserva.

Gracias a aquella tragedia y los posteriores trabajos arqueológicos que aún continúan, iniciados por Carlos III en 1748, hoy podemos viajar en el tiempo y apreciar el grado de bienestar alcanzado por las ciudades romanas, cuyo diseño respondía a unas pautas urbanísticas de un pragmatismo y una racionalidad exquisitas. Partiendo de un núcleo central, donde solían situarse los templos, edificios públicos y espacios de reunión o esparcimiento, la ciudad crecía como un damero en torno a dos calles principales, el “cardo”, de norte a sur, y el “decumano”, de este a oeste. El resto de las vías, paralelas a uno y a otro lado, eran generalmente más estrechas.

De esta forma se organizaba también el movimiento de personas, animales y carruajes. Un atento paseo por las ruinas de Pompeya permite advertir hasta qué punto sus pobladores gozaban de una calidad de vida urbana que ya quisieran hoy la mayoría de nuestras ciudades. El peatón, tan acosado actualmente, tenía su espacio protegido y garantizado en unas amplias aceras de altos bordillos para que ni carros ni caballos las invadieran. En los cruces no disponían, como ahora, de semáforos, pero sí de unas piedras de paso a la misma altura que los bordillos y a la distancia adecuada para que el viandante pudiera pasar de unas a otras sin dificultad y los carruajes rodar entre ellas. Esos obstáculos obligaban, además, a los vehículos de tracción animal a frenar su carrera evitando así los atropellos, la misma función que hoy cumplen los llamados “bultos” en las carreteras de zonas residenciales. En Pompeya, como en cualquier otra ciudad romana, no todas las casas eran grandes domus ni disponían de un impluvium que les garantizara el suministro de agua, pero los llamados insulae, que vivían en bloques de alquiler, tenían fuentes que proliferaban por toda la ciudad. Una red homogénea garantizaba la disponibilidad de agua a sus habitantes de forma y manera que ninguno de ellos tuviera que andar más de 40 metros para cargar sus cántaros. Las fuentes eran además la excusa perfecta para introducir elementos ornamentales al paisaje urbano.

El mercado, las tiendas y los espacios de ocio como el teatro, las termas, la taberna e incluso la casa de lenocinio, todo estaba a mano en aquella Pompeya que en solo dos días se tragó el Vesubio. Un concepto de ciudad donde el tiempo pasaba despacio y donde se daba preferencia al bienestar de sus moradores por encima de otros intereses.

Los efectos salutíferos del ocio y la calidad de vida ya fueron observados y puestos en práctica hasta la sublimación quinientos años antes en la Grecia de Pericles. Epidauro, una pequeña ciudad al noroeste del Peloponeso, donde se hallaba el santuario de Asclepio, se convirtió en lugar de peregrinación de quienes invocaban a los dioses sanatorios para curar sus males. Entendieron sus moradores que para ayudar a las divinidades a sanar enfermos era bueno que éstos dispusieran de toda suerte de instalaciones lúdicas que les permitiera disfrutar de una convalecencia placentera. Es por ello que, además de los templos y hospitales, hubiera instalaciones deportivas, salones para banquetes, baños, jardines y un teatro cuyas condiciones acústicas ningún auditorio ni coliseo operístico ha logrado todavía superar.
En Epidauro había concursos de poesía hace dos mil quinientos años. Su entorno natural, una llanura rodeada de viñedos y montañas, contribuía a transmitir a los sentidos el efecto deseado. Un pequeño paraíso bien comunicado con Atenas desde donde se podía llegar en barco en solo seis horas.

 


«El avance en las ciudades del futuro nunca será óptimo si no logran en ellas adaptar el tiempo y el espacio a la dimensión del ser humano»


Ni el urbanista más ingenuo caería en la utopía de regresar al pasado para reeditar modelos de ciudad como los de Pompeya o Epidauro habitadas entonces por unos miles de personas y no millones como las actuales megalópolis. No obstante, una mirada retrospectiva a quienes en el pasado lograron tan alto nivel de excelencia ayudaría, sin duda, a encontrar fórmulas capaces de conjugar las demandas de una sociedad cada vez más sofisticada y exigente con la sostenibilidad medioambiental y el uso racional de los recursos naturales. Las nuevas tecnologías impulsarán las ciudades inteligentes con infraestructuras que agilizarán la movilidad de la gente y la dotarán de nuevos servicios hasta ahora inimaginables. Pero el avance en las ciudades del futuro nunca será óptimo si no logran en ellas adaptar el tiempo y el espacio a la dimensión del ser humano. Vivir sin prisas, tenerlo todo a mano y disfrutar de las cosas sencillas, proporcionó a los clásicos una calidad de vida que no debiéramos despreciar. Pompeya y Epidauro nos dejaron algo más que unas ruinas

Plan de contingencia para las pymes

ENTRE MAGNITUDES

Plan de contingencia para las pymes

El coronavirus está suponiendo un auténtico tsunami en materia sanitaria y empresarial. A sus devastadoras consecuencias en términos de decesos y afectados se empieza ahora a vislumbrar un obscuro panorama económico que augura un auténtico otoño caliente. Al riesgo del rebrote, se une la incertidumbre en que se ha sumido la continuidad de cientos de miles de puestos de trabajo. La batería de ayudas europeas anunciada puede ser un bálsamo y un complemento a las decretadas en España, pero la gravedad de la situación evidencia la necesidad de tomar medidas adicionales. Como en toda crisis, los eslabones más débiles de la cadena son siempre los más propensos a romperse. En el caso del mundo corporativo, este colectivo lo encarnan las pymes, que constituyen la amplia mayoría del tejido empresarial en nuestro país, así como los 3,2 millones de autónomos.

 

FERNANDO GEIJO

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La escasez de recursos complica la supervivencia de compañías pequeñas, medianas, microempresas, startups y autónomos.

POSIBILIDAD DE QUE algo pueda o no suceder. De esta manera simple, escueta y certera es como el diccionario de la Real Academia Española define el término contingencia. Sin embargo, la pandemia sanitaria que aún nos asola ha puesto también patas arriba nuestra economía. Un tejido industrial integrado por millones de trabajadores que prestan su labor en la galaxia de pequeñas y medianas empresas que aglutinan la parte del león del entramado empresarial en nuestro país. Una constelación de pymes que ya ha constatado la evidencia en sus propias carnes, léase en balances y cuentas de resultados, de los estragos causados por el Covid-19.

A la paralización en seco de la economía derivada del estricto confinamiento generalizado, se suma ahora una incipiente y titubeante deshibernación comercial. El tenue resultado del retorno a un consumo apenas comedido aventura un tímido repunte económico y aleja la rápida y deseada recuperación económica para instalarnos en una suerte de recuperación en “v asimétrica”, como lo ha definido el propio Gobierno. O lo que es lo mismo, un retorno a la normalidad que será desigual por sectores de actividad, que dejará inevitables cicatrices en la economía y que, inexorablemente, tardará años hasta recuperar los niveles del PIB previos a la pandemia.

En este panorama nada halagüeño, la escasez de recursos complica la supervivencia de compañías pequeñas, medianas, microempresas, startups y autónomos. De hecho, de no ser por el paraguas desplegado por las autoridades en el marco del diálogo social en relación con los Ertes, estaría en juego la supervivencia permanente de 300.000 puestos de trabajo, según estimaciones de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme), de los que casi la mitad corresponderían a pymes y autónomos.

Baja cilindrada, gran potencia. Las pymes suponen más del 99% del tejido empresarial, el 65% del producto interior bruto y nada menos que tres cuartas partes del empleo total en España. Con esas credenciales, estas empresas modestas en tamaño, pero no en empuje e innovación, constituyen un entramado de pequeños gigantes de no más de 250 empleados y 50 millones de euros de facturación que están soportando un auténtico calvario en términos de caída de ingresos.

Un complejo entramado que incluye diferentes tipos de compañías que van desde las consideradas como medianas, con entre 50 y hasta 249 empleados y que suponen un total de 25.050 unidades, según datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo de enero de 2020, hasta 1.133.528 microempresas con entre uno y nueve trabajadores, pasando por las 154.861 pequeñas, con entre 10 y 49 asalariados. Y todo ello sin olvidar las consideradas como unipersonales, que ascienden a 1.569.992. En resumen, el conjunto de las pymes aglutina nada menos que el 99,83% del total y genera 10.456.276 empleados, el 65,4% del empleo en España.

¡Tenemos un plan! La inseguridad con relación a la duración de la crisis, unida a la efectividad de las medidas tomadas para tratar de paliarla, está generando un mayor grado de incertidumbre que debe ser atenuado, ahora más que nunca, con la puesta en marcha de un adecuado plan de contingencia.

Lo que se pretende conseguir es compensar la inevitable falta de control en una situación como la actual, minimizar el impacto en la cuenta de resultados en el medio y largo plazo y, de esta manera, mitigar los aspectos negativos que toda crisis lleva aparejada.

La clave de un buen plan, ajeno a los aspectos emocionales, debe servir para llevar la toma de decisiones a escenarios previstos y controlados, sin olvidar su permanente actualización a fin de corregir posibles desviaciones y actuar sobre las mismas.
Para ser realmente efectiva, esta herramienta empresarial debe establecer una panoplia de medidas que incluya las correspondientes al nivel técnico, organizativo y, sobre todo, humano. Sin perder nunca el foco en la evidente continuidad del negocio. Auténtico sanctasanctórum irrenunciable que debe ser la estrella polar en la que fijar el astrolabio para no perder el norte durante la navegación en aguas procelosas y aquilatar así la toma de decisiones capaz de esquivar cualquier tipo de riesgo en el medio y largo plazo.

 


Las pymes suponen más del 99 por ciento del tejido empresarial y tres cuartas partes del empleo total en España


 

La receta de un buen plan

INGREDIENTES básicos para que las pymes afronten una situación de crisis como la actual:

  • Dos cucharadas soperas para recabar información mediante el acopio de datos reales de la empresa y el sector.
  • Cuarto y mitad de previsión de diferentes escenarios, desde los más probables a los más extremos.
  • Dejar a fuego lento una actitud indolente hasta que se evapore y pasar a la acción. Esperar a que escampe no es una opción.
  • Cortar en juliana un plan propio a nuestra medida, sin copiar el de terceros a pesar de que funcione.
  • Realzar el elemento humano, ya que es un ingrediente crucial. El bienestar y la seguridad sanitaria de los empleados deben ser siempre lo primero.
  • Abundante actualización a diario de los pasos dados y generosa adopción de medidas correctoras en caso necesario.
  • Por último, pero no menos importante, una pizca para aprovechar las posibles oportunidades que toda crisis supone para salir reforzados y ser más competitivos.
Un buen plan debe servir para llevar la toma
de decisiones a escenarios previstos y controlados,
sin olvidar su permanente actualización.

Ponerse a ‘plan’

Un plan de contingencia que se precie debe permitir:

  • Elaborar una radiografía para conocer la situación real de la compañía.
  • Analizar la evolución de nuestra demanda de productos y servicios.
  • Determinar los puestos de trabajo presenciales y en remoto. 
  • Establecer medidas de conciliación familiar, flexibilización de la jornada de trabajo, creación de una bolsa de trabajo por horas, adaptación del período vacacional, suplencias y bajas, entre otras.
  • Fijar protocolos de seguridad sanitaria en el entorno laboral.

Fuente: Confederación empresarial multisectorial Cecot.

Ojo al dato

Plan de contingencia empresarial Covid-19.
Confederación empresarial multisectorial Cecot.

Plan de contingencia y continuidad de negocio.
Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe). Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.

Guía para la actuación en el ámbito laboral con relación al nuevo coronavirus. Ministerio de Trabajo y Economía Social.

Información actualizada sobre el coronavirus. Documentos técnicos para profesionales.
Ministerio de Consumo, Ministerio de Sanidad y Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.

Dirección General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa. Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Cifras Pyme. Datos de enero de 2020.

Pyme precavida vale por dos. La fiabilidad de un plan de contingencia se basa en la realización previa de un exhaustivo y riguroso análisis de riesgos. Para ello, indagar en una serie de cuestiones, como los objetivos a alcanzar, la afectación en el negocio, actual y futura, o en cómo está impactando esta situación a clientes y proveedores, debe constituir el punto de partida para trazar una oportuna hoja de ruta.

El siguiente paso sería establecer las premisas que ayuden a amortiguar los efectos nocivos de la situación, al sincronizar la cadencia en la toma de decisiones para acompasarla con la rapidez en que toda crisis se propaga e incluso muta. Cuatro puntos se antojan básicos en este sentido: realizar una radiografía que nos aporte una imagen real de la situación de nuestra empresa, interpretar con la cabeza fría esa información de manera adecuada, establecer un plan de acción y evaluarlo de forma periódica para proceder a su adecuada actualización.

Mejor si estaba previsto. La prueba del nueve para comprobar que el plan de contingencia camina por el sendero adecuado se lleva a cabo cuando este es capaz de aportar información sobre aspectos como la rentabilidad de las líneas de negocio, la tesorería, la proyección de cierre de año, la cartera de clientes, el estudio de mercado y la asignación de objetivos y tareas por empleado. Además, debe comportarse de manera coherente bajo diferentes escenarios de estrés, de más a menos pesimista, y de simulaciones, siempre realistas, enmarcadas durante y después de la crisis.

No en vano, con el plan de contingencia las pymes consiguen compensar la pérdida de control que toda crisis lleva aparejada. Para ello es fundamental mantener las emociones fuera de la ecuación de la toma de decisiones. En caso contrario, es sumamente complicado comprobar la idoneidad de estas y, sobre todo, actuar de forma rápida en las desviaciones que se produzcan.

Por consiguiente, la obtención de información veraz, su impávido análisis y el permanente reajuste para conformar una estrategia a la medida de nuestras necesidades serían la trinidad sobre la que fundamentar un efectivo plan de contingencia para aprovechar también las oportunidades que toda crisis conlleva. No en vano, el propio Einstein reconoció en su día que “la crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos.

«Las pymes, pilar básico en la reconstrucción de España», por Gerardo Cuerva

ENTRE MAGNITUDES

GERARDO CUERVA,

presidente de Cepyme

@CepymeNews

Las pymes, pilar básico en la reconstrucción de España

 

LA crisis económica derivada de la pandemia del Covid-19 está golpeando duramente a España y a su tejido empresa-rial, constituido en su 99,8% por pequeñas y medianas empresas.

Las previsiones de todos los grandes organismos, Comisión Europea, OCDE y las propias de CEOE y Cepyme, están advirtiendo de que esta crisis va a ser especialmente dura en España, por la dependencia de sectores estratégicos especialmente afectados, como el turismo y las actividades vinculadas directamente a él, como el comercio y la hostelería.

Las pymes somos una parte fundamental del proceso de generación de nuevas iniciativas empresariales, así como de la consolidación de las ya existentes.

Al igual que en la mayor parte de las economías avanzadas, el peso de estas empresas sobre el conjunto de la estructura empresarial es muy elevado. En concreto, de los 3,4 millones de empresas españolas, el 99,8% son pymes.

Su protagonismo en el conjunto de la economía es innegable. Generan más del 60% del total del valor añadido y casi el 72% del total del empleo.
Por ello, no exagero si afirmo que reconstruir la economía española pasa por salvar a las pymes y por preservar el empleo.

Para abordar la salida de esta crisis y luchar contra el desempleo es imprescindible proteger a las pymes y evitar una intensa destrucción de nuestro tejido empresarial.

Es por ello urgente, con carácter general, articular un marco estable que fomente la actividad productiva y que genere certidumbre, favorable a la creación de empresas y a su consolidación.

Pero, además, las pymes necesitan instrumentos de agilidad y flexibilidad en la contratación. Medidas como la reducción y aplazamientos de las cotizaciones e impuestos, eliminación de trabas, agilización y mantenimiento de los ERTE; medidas que favorezcan la liquidez y financiación para las empresas, etc., se hacen imprescindibles.

Ahora bien, si en algo se caracteriza nuestra estructura empresarial en comparación con la del resto de países desarrollados es por el reducido tamaño de nuestras empresas.

Más de la mitad de las mismas se corresponden con la figura del empresario autónomo sin asalariados. Y del resto, algo más de tres cuartas partes son microempresas con menos de cinco empleados. Representan en nuestro país casi un 2% más que la media europea.

No se trata de que todas las empresas sean grandes, sino de que cuenten con un marco administrativo, normativo, laboral, fiscal, etc., que les permita crecer hasta alcanzar el tamaño más eficiente en su mercado.

La reconstrucción económica debe contemplar también un mayor apoyo para que nuestras empresas puedan crecer y hacerse más competitivas y eficientes.

Por nuestra parte, Cepyme lleva años desarrollando un programa, Cepyme500, en el que identificamos a las empresas con mayor potencial de crecimiento y para acompañarlas y asesorar-las en su proceso de crecimiento e internacionalización.

El crecimiento económico pasa también por el impulso y el fomento de factores clave como la innovación, la transformación digital, la internacionalización, la formación… Y tenemos que desarrollar planes de apoyo para que todos estos factores lleguen a las pymes, para contar con pequeñas y medianas empresas con capacidad de innovación, adaptadas a las nuevas exigencias de un mundo digitalizado y con capacidad de abrirse a nuevos mercados y de competir de manera eficiente fuera de nuestras fronteras.

Desde nuestra confederación estamos desarrollando también el proyecto CrecePyme, con el que queremos facilitar la colaboración, el apadrinamiento y el apoyo de las grandes empresas a las pymes en estos procesos de transformación.

Como decía al principio, no podremos reconstruir la economía española si no se genera certidumbre y confianza tanto interna como externa en nuestro país.
Sin confianza externa no atraeremos inversión; no habrá estrategia de marca, ni de diplomacia económica y empresarial que pueda tener éxito.

Sin confianza interna se retraerá la iniciativa y la inversión empresarial.

 


«Por ello, no exagero si afirmo que reconstruir la economía española pasa por salvar a las pymes y por preservar el empleo»


 

Además, es imprescindible para garantizar la inversión que España necesita, ya sea desde fuera o desde dentro de nuestras fronteras, que las reglas del juego estén claras y sean estables.

Esta confianza y seguridad jurídica se genera también desde el diálogo y la negociación. El diálogo social, del que Cepyme como interlocutor social reconocido por la Constitución Española es partícipe, es la mejor infraestructura y el mayor activo de nuestro país desde la transición democrática. Sus frutos en la mejora y modernización del modelo económico y de relaciones laborales son reconocidos dentro y fuera de nuestras fronteras.

Cuando nos enfrentamos a la que probablemente es la mayor crisis económica y social de nuestro país desde la posguerra, tenemos que reforzar y consolidar el diálogo social como la mejor herramienta para aunar voluntades y buscar, entre todos, los consensos y acuerdos necesarios para llevar a cabo este proceso de reconstrucción. Un diálogo que sería deseable que alcanzase también a todos los estamentos representativos de nuestra nación.

En el marco de este proceso es preciso, y en ello estamos comprometidas las organizaciones empresariales, fortalecer el papel del empresario como creador de riqueza y bienestar, huyendo de desconfianzas y menosprecios.

Porque lo que todos debemos tener claro es que sin las empresas, sin las pymes, nuestra economía y nuestra sociedad no saldrán de esta situación.

Apoyar a la empresa es hoy más que nunca apoyar al empleo, al progreso social y a la reconstrucción de nuestro país.

Hacia un consumo más responsable y cercano

CONSUMO

Hacia un consumo más responsable y cercano

El coronavirus ha cambiado nuestras vidas en muchos aspectos. Después de varios meses de crisis humana, social y económica, toca hacer balance de las consecuencias que ha dejado esta pandemia. Ya nada será igual, no solo para las miles de personas que han perdido a sus seres queridos, sus trabajos o la salud, sino para todos los que vivimos con la incertidumbre de un posible contagio o un rebrote que nos vuelva a confinar sin previo aviso. Si hace apenas unos meses salir de compras, tomar el aperitivo o visitar a la familia eran actos cotidianos, parece que ahora todo necesita una mayor planificación y la toma de precauciones sanitarias.

 

MARIÁN LEZAUN

[email protected]
@mlezaun

Los protocolos de seguridad y las nuevas normas que rigen en tiendas y supermercados suponen, en muchos casos, un freno para los consumidores.

UNO DE LOS grandes afectados por el virus ha sido el consumo, que ha vivido su propia revolución. Una vez superada la histeria inicial que nos llevó a llenar las despensas de productos no perecederos, de material deportivo, de herramientas de bricolaje o de diferentes entretenimientos (productos electrónicos, juguetes, etc.) durante los primeros días del confinamiento, llegó la calma. Tanta, que ha provocado las mayores caí-das en los niveles de consumo desde que existen datos, hasta un 49%, según un estudio de BBVA Research. Mayores incluso que las que nos dejó la crisis económica y financiera hace diez años.

No hay más que dar un paseo por las calles comerciales de las ciudades para ver que los protocolos de seguridad y las nuevas normas que rigen en tiendas y supermercados suponen, en muchos casos, un freno para los consumidores. Límites en el número de prendas que se pueden llevar al probador y límites en el número de veces que se puede entrar, límites de aforo, distancias mínimas y geles por todos los rincones pueden disuadir a más de un cliente que, además, se ha vuelto más previsor. Un informe de la firma Cap Gemini, señala que “el consumidor español se muestra más exigente con respecto a la media global en los aspectos de seguridad en tienda, reparto a domicilio y de concienciación social de las marcas”. Los expertos destacan otras tendencias, además de esa contención que ha llevado a reducir el consumo semanal hasta un 60%, según BBVA.


El 40% de los hogares españoles han reducido su nivel de gasto durante la pandemia


¿Qué compramos? Así, durante el confinamiento los hogares han gastado un 26% más en productos de gran consumo, pero han reducido mucho el gasto en ocio y restauración y en prendas de vestir. Desde entonces, las visitas al supermercado se han distanciado, aunque la cesta de la compra ha aumentado de media un 37%, según datos ofrecidos por la consultora Kantar. Además, por comodidad, necesidad o por miedo al contagio, el consumidor se ha familiarizado en mayor medida con el comercio electrónico, que ha sido el gran beneficiado de la pandemia, así como las grandes marcas y los productos de calidad. “Lo cierto es que no sabemos con certeza qué ocurrirá en los próximos meses, pero hay indicadores que nos llevan a pensar que las decisiones de compra serán algo más sosegadas y que las marcas pesarán algo más en ese sentido. Aún así el panorama aún es muy inestable y chocan corrientes opuestas”, explica David González Natal, socio y director senior de la consultora Llorente y Cuenca que ha analizado cómo se está comportando el con-sumo en estos tiempos de cambio. González añade que incluso el componente de sostenibilidad que se ha valorado tanto en los últimos años, podría remitir a favor de otros elementos como es, simple-mente, el cuidado de uno mismo. No se trata de algo casual, sino que el tiempo que hemos pasado en casa nos ha llevado a una mayor preocupación por nosotros, por nuestros hábitos de alimentación, de higiene personal y ahora las ventas se centran en ese tipo de productos. Ahí entran los productos sostenibles, respetuosos con el medio ambiente, pero también que tengan beneficios directos en el consumidor, sobre su salud, sus preferencias y gustos y sobre su economía. “Evidentemente el lujo ha sufrido mucho. También la cosmética porque el concepto de bienestar ha evolucionado hacia un concepto mucho más holístico de wellbeing (bienestar) en el que la apariencia física no es lo prioritario”, explica González, que señala también las pérdidas que han sufrido y sufrirán sectores como el turismo o la hostelería a la cabeza, que han visto su actividad reducida o incluso desaparecida.

Los pagos contactless se convirtieron en el método preferido para el 66% de los españoles.

¿Cómo compramos? Los expertos coinciden en que ahora compramos mejor. Es decir, la compra por impulso ha perdido espacio y, desde la ropa a la alimentación, todo está más planificado. De hecho, grandes cadenas de distribución de moda han registrado beneficios negativos por primera vez en su historia, porque esas compras a pie de calle ya no son lo que eran. Sin embargo, el comercio será más cercano y los clientes van a primar la proximidad. Eso señala un estudio de Aecocc (la asociación de fabricantes y distribuidores) que asegura que el 63% de los consumidores van a dar mayor importancia a este valor. También han cambiado los métodos de pago. Según un estudio de Mastercard, durante el confinamiento, los pagos contactless se convirtieron en el método preferido para el 66% de los españoles. El estudio reconoce que el pago sin contacto se quedará para siempre, ya que el 75% de los encuestados tiene intención de continuar utilizando este método cuando pase la pandemia y que el dinero en efectivo se utilizará mucho menos. No obstante, el Gobierno prepara una normativa para restringir su uso y no solo por razones de seguridad sanitaria.

El canal online se queda

MIENTRAS el comercio tradicional ha sido uno de los grandes perjudicados durante el estado de alarma debido al cierre precipitado de la mayoría de establecimientos, los negocios online han disparado su actividad y han crecido por encima del 50%, según datos de UNO, la patronal de las empresas de logística en España. “Pese a que el consumidor es el mismo que hace tres meses, ahora sabe que tiene más opciones y que puede comprar casi cualquier cosa en internet”, dice Franc Carreras, profesor de marketing digital de la escuela de negocios Esade. A partir de ahora, el negocio tradicional y el online van a estar mucho más relacionados. De hecho, los pequeños comercios buscan nuevas estrategias para poder seguir vendiendo y satisfacer esta demanda que ya es multicanal. Esto no quiere decir que el negocio tradicional vaya a desaparecer “porque tiene unos valores de inmediatez, confianza y de acompañamiento muy importantes”, apunta Carreras. Desde UNO aseguran que, aunque el crecimiento de estos meses permitirá asentar la venta online, en el caso de la alimentación, por ejemplo, no será un crecimiento estructural porque muchos consumidores españoles prefieren ver el género en el establecimiento”. La consultora Cap Gemini espera que la penetración de este canal representará el 37% de las ventas totales, frente al 25% anterior a la crisis.

Más ahorro ante la incertidumbre

EN tiempos de incertidumbre muchas de nuestras decisiones de compra quedan aplazadas y el ahorro se convierte en una máxima. Durante estos meses, muchas familias españolas han tenido que tirar de sus ahorros para poder hacer frente a los ERTES (Expedientes de Regulación de Empleo Temporal), el desempleo o las excedencias laborales. Así, no es de extrañar que el 40%de los hogares españoles redujera su nivel de consumo durante los meses más duros de la pandemia, como muestra la encuesta europea elaborada por el banco ING. Las familias recortaron drásticamente el gasto y han provocado la mayor caída del consumo que ha vivido España desde que existen datos registrados. Según la encuesta de ING, el 67% de las familias en España considera que necesita más ahorro del que tiene actualmente para alcanzar una situación financiera cómoda. Eso significa que durante estas semanas de incertidumbre económica, el ahorro de los hogares seguirá aumentando hasta marcar un nuevo récord histórico.

Para saber más

El sentimiento del consumidor.
La consultora Cap Gemini ha estudiado cuáles han sido los hábitos del consumidor minorista durante la pandemia y cómo se va a comportar en los próximos meses.

ESCRITURA PÚBLICA.

El consumo online ha vivido su propia revolución. Cada vez más consumidores se decantan por esta opción que ha llevado a la transformación de los negocios de barrio y los comercios más modestos. Lo contamos en el número anterior de la revista.

Consumidores y marcas.

La consultora Llorente y Cuenca ha elaborado un estudio sobre las tendencias de consumo y el comportamiento de las grandes marcas tras la crisis. El informe recoge cómo será el comportamiento de los consumidores en los próximos meses.

¿Necesita un seguro de salud?

PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR

¿Necesita un seguro de salud?

El 25% de los españoles cuenta con un seguro privado de salud, según datos de la patronal del sector Unespa.

El sector asegurador ha vivido meses de intensa actividad debido a los problemas ocasionados por el Covid-19. Una actividad que ha sido frenética en el caso del ramo de la salud. En un momento en el que la sanidad pública estaba colapsada y en el que la atención médica permanecía centrada en la pandemia, contar con un seguro sanitario privado ha sido una gran baza para muchos ciudadanos.

MARIÁN LEZAUN

[email protected]
@mlezaun

AHORA LAS aseguradoras esperan nuevas contrataciones debido a este inesperado impulso y al reconocimiento social del sector, que puso a disposición de la sanidad pública todas sus instalaciones y muchos medios. Sin embargo, antes de elegir, el consumidor debe leer muy bien la letra pequeña y definir muy bien qué es lo que necesita.

El 25% de los españoles cuenta con un seguro privado de salud o lo que es lo mismo, hay más de doce millones de personas que disponen de coberturas privadas en caso de padecer alguna enfermedad, según datos de la patronal del sector, Unespa. El negocio de la salud privada, formado actualmente por una veintena de compañías, ingresó el año pasado más de 7.700 millones de euros. Unos números más que rentables si tenemos en cuenta que en España los seguros de salud son voluntarios y que la sanidad pública goza de gran prestigio.

Perfil del asegurado. Hoy, el perfil del asegurado medio es el de una persona que prima la rapidez del servicio, la disponibilidad del cuadro médico y, en menor medida, el precio. No obstante, se trata de un producto bastante asequible si lo comparamos con otros países donde el coste de un seguro médico es mucho mayor: en España encontramos productos destinados a personas de 40 años en los que la prima mensual apenas supera los 40 euros, según recogen varios comparadores de precios disponibles en internet. Por eso, se trata de un sector con buenas perspectivas de crecimiento, aunque desde la patronal se muestran cautelosos a la hora de dar cifras. En concreto, hasta un 27% de los encuestados que carecen de seguro de salud, indican que podrían contratar uno en el corto plazo, según un estudio llevado a cabo por la firma de consultoría Bain & Company. Y aunque durante el estado de alarma ha sido complicado registrar nuevas altas, “los asegurados han estado muy pendientes de mantener sus derechos en vigor”, apuntan desde la patronal. Ahora que la situación vuelve poco a poco a la normalidad, las compañías esperan que el negocio siga muy activo y aumente el número de clientes personales. Según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), un 68% de los asegurados paga la póliza de su bolsillo, mientras que al 13% se lo costea íntegramente su empresa y otro 9% lo paga en parte. Además, existe un 8% de asegurados a través de las mutualidades de funcionarios que existen en nuestro país: Muface, Isfas y Mugefu.

A la hora de elegir un producto, los expertos recomiendan fijarse en el uso que se le va a dar y no tanto en el precio. Elegir bien las coberturas y la forma de pago de los servicios es el primer paso para no llevarse sorpresas.

¿Cualquier persona puede contratar un seguro sanitario privado? En España para poder contratar un seguro de salud solo hay que ser mayor de edad y tener la residencia en el país. Sin embargo, puede que algunas aseguradoras pongan inconvenientes al consumidor según su historial clínico. Hay casos en los que el gasto sanitario del paciente es tan enorme que la póliza resulta demasiado cara y poco aconsejable para el tomador. Pero salvo excepciones, la mayoría de los clientes no tienen problemas a la hora de resolver el cuestionario de salud previo que las aseguradoras realizan a sus posibles usuarios. Las preguntas de dicho trámite no se limitan a conocer tu estado actual o enfermedades que hayas tenido anteriormente, sino que también se refieren a la frecuencia con la que se acude al médico o las pruebas o intervenciones quirúrgicas previstas para el futuro.

 


Para poder contratar un seguro de salud solo hay que ser mayor de edad y tener la residencia en el país


 

¿Cuál es el perfil del asegurado? El retrato del usuario de la sanidad privada corresponde a una persona de entre 35 y 50 años, en su mayoría mujeres, que vive en grandes ciudades y que prefiere contar con varias opciones a la hora de acudir al médico y sobre todo saltarse las listas de espera del sistema público. Pero las cosas están cambiando y ese perfil de consumidor es cada vez más variado y también crece el negocio en las zonas rurales y entre personas mucho más jóvenes que comienzan a plantearse una contratación.

¿Qué clases de seguros existen? Lo primero que hay que saber es que no todos los seguros son iguales y que cada consumidor debe elegir el que mejor se ajuste a sus necesidades. El asegurado debe tener en cuenta sus condiciones físicas, la edad, la asiduidad con la que acude al médico y también su presupuesto. Así, si se opta por un seguro de salud sin copago, el cliente paga una única cuantía (más alta), pero con la que podrá usar todos los servicios médicos que necesite. La ventaja principal de este tipo de póliza es que el cliente tendrá siempre la seguridad de pagar la misma prima, sin tener que hacerse cargo de pagos adicionales. En el caso de los seguros con copago, el cliente paga una prima menor, pero a cambio se hará cargo de un porcentaje de lo que cuesten los servicios del cuadro médico. Antes de contratar un seguro de salud con copa-go, es necesario asegurarse del precio de los distintos servicios médicos que entran en el seguro, para luego no llevarse una sorpresa desagradable. El precio de los copagos es diferente en cada aseguradora, que suelen incluir límites anuales.

 


Antes de elegir, el consumidor debe leer muy bien la letra pequeña y definir qué es lo que necesita


 

¿Qué coberturas ofrecen? Por lo general, los seguros de salud incluyen coberturas como la asistencia médica y quirúrgica; el internamiento en clínicas y hospitales; las urgencias; las pruebas diagnósticas; las intervenciones; la medicina preventiva; la asistencia durante embarazo y el parto; la planificación familiar; la fisioterapia y la rehabilitación, entre otras muchas. Además, estos servicios básicos pueden complementarse con determinadas prestaciones de carácter económico. Por ejemplo, se pueden contratar coberturas para accidentes personales o tratamientos especiales, como la conservación de las células madre del cordón umbilical. El resto de las coberturas suelen estar sujetas a franquicias: es el caso de las prótesis, de algunos tratamientos odontológicos o de las vacunas.

¿Existe un límite de edad para contratar un seguro de salud? No existen restricciones por edad a la hora de con-tratar un seguro sanitario. Sin embargo, en el caso de los productos estándar sí que podemos encontrar algún límite que se sitúa entre los 64 y los 69 años. Lo que sí existe son pólizas de salud diseñadas específicamente para personas de edades más avanzadas, con servicios adicionales que no necesitan las personas más jóvenes. Las compañías de seguros consideran que las personas más mayores van a hacer un mayor uso de los servicios y por eso las pólizas son más caras. Ocurre lo mismo en el caso de las mujeres más jóvenes, debido a las posibles consultas ginecológicas, embarazos o tratamientos de fertilidad.

¿Tienen ventajas fiscales? Los seguros de salud son un gasto deducible en el caso de los autónomos. Las pymes y empresas sujetas al impuesto de Sociedades podrán deducirse el 100% del gasto abonado en concepto de seguros médicos de sus empleados. En el caso de los trabajadores con seguro a cargo de la empresa, la prima recibida no tiene carácter de retribución en especie y está exenta de tributación.

Los seguros ante la pandemia

LAS aseguradoras del ramo de salud han llevado a cabo diferentes acciones para mantener el nivel de los servicios sanitarios asistenciales de sus asegurados durante el estado de alarma, según fuentes oficiales de Unespa, la patronal del sector asegurador. Así, en líneas generales, se han introducido algunos cambios y adaptaciones durante este tiempo en relación a cuestiones como la posibilidad de realizar consultas y videoconsultas online y se ha potenciado la consulta telefónica. Además, la mayoría de las empresas ha abierto un servicio de información 24 horas para preguntas relacionadas con el Covid-19. Los llamados chatbots (respuestas automáticas) médicos han sido otra alternativa para la obtención de información relativa a esta pandemia y para el contacto con los diferentes especialistas del cuadro médico. Otra de las novedades ha sido el seguimiento de los pacientes que han contraído el Covid-19 una vez que éstos han recibido el alta médica. Esta monitorización se ha llevado a cabo a través de contacto telefónico o mediante videollamadas. A su vez, se han reforzado los programas de atención y seguimiento domiciliario de los pacientes crónicos, de manera que se han incorporado protocolos específicos en caso de que dichos pacientes hubieran contraído el virus.

Los seguros de salud son un gasto deducible en el caso de los autónomos.

Las quejas de los asegurados

RECONOCEN en Unespa, la patronal del seguro, que “el ramo de salud recibe muy pocas quejas o reclamaciones en relación con el nivel de actos médicos que se llevan a cabo al año; cifra que llega alcanzar alrededor de los 100 millones de actos”. “Ese reducido número de quejas recibidas son relativas a los incrementos de las primas, debidos principalmente a la incorporación de los nuevos avances médicos y los medios de diagnóstico más evolucionados en la prestación de los diferentes servicios sanitarios”, señalan. Durante la pandemia lo que ha existido es una mayor preocupación de los usuarios sobre sus derechos, pero en líneas generales las dudas se han resuelto a tiempo. Según un estudio realizado por la consultora Deloitte, los asegurados han manifestado inquietud por saber cómo quedaban cubiertos ante la infección y su tratamiento, que en la mayoría de los casos se han atendido sin problemas.

Por si las dudas

Estamos seguros.

La asociación empresarial del seguro, Unespa, está detrás de esta plataforma que promueve las ven-tajas de contar con productos de previsión y que destina una sección al seguro de salud, donde explica todo lo que debes saber antes de contratar un seguro médico privado.

Acierto. El comparador de seguros online cuenta con una guía en la que se incluye toda la información necesaria antes de contratar un seguro médico privado. Permite personalizar las necesidades y obtener precios en muy poco tiempo.

«Asegurar el futuro, cuestión de salud», por José Ramón Lozano

PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR

JOSÉ RAMÓN LOZANO PETIT,

secretario general de la Federación UNAE

@_UNAE_

Asegurar el futuro, cuestión de salud

LA pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2 ha hecho estragos en una generación, la de los mayores, que ha sufrido otras crisis de nuestra historia como la posguerra y que ha sido protagonista de la transición. Aunque el problema ha sido especialmente grave en las residencias de ancianos, también ha afectado a muchas personas que tenían suscritos seguros de salud con compañías privadas.

Los mayores de sesenta y cinco años representan a un colectivo cada vez más numeroso, muy heterogéneo, pero con necesidades específicas. Se calcula que en 2060 en Europa la proporción de mayores se encontrará en torno a una de cada tres personas, y España se sitúa a la cabeza de este envejecimiento demográfico a nivel mundial. Esta tendencia sin duda va a suponer un gran cambio social y un enorme desafío asistencial.

Aunque en la actualidad ya no puede considerarse ancianas a las personas que alcanzan los sesenta y cinco años, pues la mayoría llegan a esta edad en mejores condiciones físicas y de salud que las de generaciones anteriores, con los años aumentan significativamente las dolencias y las enfermedades crónicas o que generan dependencia, lo que incrementa el gasto sanitario. Y estas particularidades tienen su reflejo en los seguros médicos. Así, el coste de una póliza de asistencia sanitaria aumenta exponencialmente con la edad, y a partir de sesenta o sesenta y cinco años suele duplicar el importe de la prima para una persona menor de treinta.
Además, como todos los seguros, estos se renuevan anual-mente de forma tácita, es decir, si ninguna de las partes manifiesta con determinada antelación su voluntad de rescindirlo. Sin embargo, muchos usuarios desconocen esta circunstancia por lo que creen, erróneamente, que estas pólizas son indefinidas, mientras se continúen pagando las primas. Por eso, la realidad es que muchas personas se sorprenden cuando su aseguradora les comunica que les rescinden el seguro sanitario cuando más lo necesitan. Efectivamente, muchas compañías extinguen la póliza cuando el usuario cumple una determinada edad, generalmente entre los sesenta y los setenta y cinco años. En otros casos, las compañías aumentan el precio de las primas a los mayores de sesenta años, situándolo generalmente por encima de los cien euros mensuales, en los supuestos más favorables, llegando a superar los doscientos euros, un coste inasumible para la mayoría de pensionistas.

No obstante, ante un aumento de precios que no haya sido notificado con anticipación, el asegurado pue-de cancelar la póliza sin el preaviso exigido legalmente, pero esto no resuelve el problema de los mayores que dejan de tener cobertura sanitaria privada, porque muy pocas asegurado-ras aceptan nuevos clientes de esas edades, incluso si han tenido suscrita una póliza de salud con otra compañía durante muchos años. Este problema es grave especialmente cuando las listas de espera en la sanidad pública han aumentado mucho y donde se limita el número de pruebas o las visitas a especialistas, y especialmente ahora, debido a la saturación provocada por la crisis del Covid-19, que ha llegado a colapsar los servicios de urgencias públicos.

Estas subidas de precios y rescisiones unilaterales de pólizas, que reflejan el aumento del riesgo en función de la edad del asegurado, son uno de los principales motivos de reclamación ante la Dirección General de Seguros, aunque desde 2015 las compañías deben informar a los asegurados de los precios para cada tramo de edad antes de contratar la póliza, y publicarlos además actualizados en su página web.

No obstante, algunas compañías aseguradoras intentan adaptarse a las circunstancias demográficas, ya que el CSIC prevé que para el año 2050 más de trece millones de personas tengan más de sesenta y cinco años, y que los octogenarios superen los cuatro millones. Este envejecimiento poblacional ha sido muy rápido, como consecuencia de una mayor longevidad, pues en menos de treinta años se ha duplicado el número de mayores de sesenta y cinco años, proceso acentuado por la baja tasa de natalidad que se viene registrando desde mediados de los años setenta.

 


«Muchas compañías extinguen la póliza cuando el usuario cumple una determinada edad, generalmente entre los sesenta y los setenta y cinco años»


 

Por eso las compañías ensayan nuevas alternativas, como ofrecer precios más bajos en pólizas familiares, que incluyan al menos al asegurado y su cónyuge; pólizas supervisadas por especialistas en geriatría, que actúen como filtro para acceder a los especialistas y pruebas, u otras que excluyen la hospitalización a partir de los sesenta y cinco años, pero la fórmula más habitual es la póliza de cuadro médico con copago, que permite reducir la prima por-que disminuye las visitas a las consultas médicas.

Finalmente, han aparecido recientemente algunos seguros de dependencia, aunque aún son muy incipientes y tendrán que evolucionar. En la práctica se concretan en una indemnización o renta, la prestación de servicios asistenciales, o incluso una combinación de ambas modalidades, con un tratamiento fiscal favorable.

En definitiva, dado que las diferencias de precios entre las compañías suelen ser considerables porque, como se ha indicado, las coberturas son muy diferentes, antes de contratar un seguro de salud es imprescindible comparar atentamente las condiciones generales y particulares de cada póliza, la denominada comúnmente “letra pequeña”, especialmente a las prestaciones que incluyen y que excluyen cada una, solicitando incluso asesoramiento especializado. Estas exclusiones de coberturas también dan lugar a numerosas reclamaciones, ya que en muchos casos no están especificadas en las pólizas, por lo que resultan abusivas.

Una nueva era para los museos

ESFERA CULTURAL

Una nueva era para los museos

El 1 de junio los museos españoles comenzaron su transición hacia esa normalidad distinta que nos guarda.

Como el resto de los espacios culturales dirigidos al gran público, las pinacotecas reabrieron con nuevos enfoques con los que combinar seguridad y atractivos.

 

JULIÁN DÍEZ

[email protected]

EL 1 DE JUNIO los museos españoles comenzaron su transición hacia esa normalidad distinta que nos aguarda. La incertidumbre que aún domina el medio plazo no ha impedido que muchas salas hayan llenado la capacidad permitida en estas últimas semanas, siempre bajo cuidadosas medidas de seguridad, y que incluso se abra la puerta a la esperanza de nuevos proyectos.

Más espacios. Es el caso del Museo del Prado, que en su calidad de pinacoteca nacional es una entidad siempre de enorme simbolismo para la cultura española. El pasa-do día 17 de junio, pocos días después de su exitosa vuelta a la actividad, confirmaba la ampliación de su espacio expositivo con un proyecto pospuesto desde 2016, y que debería arrancar con los Presupuestos Nacionales del Estado del año próximo.

El Prado asumirá las antiguas instalaciones del Museo del Ejército, el conocido como Salón de Reinos, para albergar doscientas pinturas más que actualmente se encuentran archivadas. La rehabilitación cuenta con planos de Norman Foster y Carlos Rubio, que en los 5.700 metros cuadrados útiles previstos también albergarán un área con una exposición sobre la historia del Museo.


Los aforos se redujeron de entrada en torno a un tercio del habitual y se tomaron una serie de estrictas medidas de seguridad


En la presentación del proyecto, el presidente del Patronato del Museo del Prado, Javier Solana, insistió en la relevancia de afrontar justo ahora un reto de estas características, con un coste que se estima que estará en torno a los 40 millones de euros: “es importante reforzar nuestro principal referente cultural en el mundo en un momento de necesaria revitalización de la imagen de España”. Sin olvidar que es una apuesta que busca apoyar la candidatura del conjunto museístico del Paseo del Prado y aledaños como Patrimonio de la Humanidad ante la Unesco.

La reapertura del Prado en sí se produjo el 6 de junio con una atractiva exposición de los cuadros más valorados de la pinacoteca, bajo el título Reencuentro. En total son 249 obras maestras concentradas en una porción del edificio, con acceso numéricamente limitado: las entradas se agotaron rápidamente al reducirse el aforo a 2.000-3.000 personas en lugar de las 12.000-15.000 que acuden en un día de gran afluencia, con el consiguiente descenso de ingresos.

El atractivo adicional de esta cita, que permite limitar a un tercio el espacio expositivo hasta entrado septiembre, es poder ver juntas algunas pinturas que normal£mente se encuentran en distintos lugares del museo pero que mantienen una íntima relación, caso de Los Saturnos, de Rubens y Goya, o de Las Hilanderas y Las Meninas, de Velázquez.

Tras este accidentado final de su bicentenario, en el que por cierto El Prado también ha abierto su propia tienda en Amazon, se espera retomar el ritmo normal en octubre con una exposición, Invitadas, en la que reivindicará el papel de la mujer en el arte español de los últimos siglos, tanto en cuanto a tema como con la presencia de las más destacadas creadoras. La apertura de la muestra estaba prevista para el 31 de marzo, pero no peligra porque la mayor parte de lo que se expondrá corresponde a fondos del museo.

Además del Prado, otro destacado museo madrileño recibió en los últimos días del confinamiento noticias positivas sobre su futuro. El Museo Sorolla incorporará dos inmuebles cercanos para dotarse con todos los equipamientos que exige en la actualidad un recinto de su relevancia (cafetería, librería, tienda de regalos…). Además, el edificio principal, antiguo domicilio del maestro, abrirá su planta superior y zonas hasta ahora restringidas de los jardines, para permitir la exhibición de obras del valenciano que hasta ahora permanecían archivadas. Sin embargo, sus responsables insisten en que la inversión de 4,5 millones de euros no supondrá que el Sorolla pierda su encanto como “casa museo”, quizá la más destacada en el panorama español. 

Algunos recintos poco espaciosos obligan a seguir un recorrido determinado para no propiciar el contacto.

Más inmediata será la ampliación del Museo Nacional Reina Sofía, que ha seguido sus obras durante este periodo para sumar el curso que viene 21 salas. Acogerá obras de la colección permanente en un total de dos mil metros cuadrados adicionales para la exposición. Enmarcado igualmente en el objetivo de la candidatura ante la Unesco, este incremento en el espacio de la pinacoteca estará protagonizado por obras españolas y latinoamericanas de autores contemporáneos. Este museo, por cierto, es uno de los que han cuantificado las pérdidas en ingresos que supuso el periodo de confinamiento, en torno a medio millón de euros sólo en la venta de entradas, sin contar las derivadas de la reducción de afluencia a la cafetería, tiendas, etc.

El Thyssen madrileño ha sido especialmente visitado desde su reapertura. Ello se ha debido a los nuevos capítulos vividos en los pasados meses del culebrón para mantener la colección en España, que viene prolongándose desde hace veinte años. Carmen Cervera, viuda del barón Thyssen y propietaria de buena parte de los lienzos expuestos, retiró en junio para su venta el próximo otoño una de las principales obras del museo, Mata Mua, de Paul Gauguin. El Ministerio de Cultura ha accedido a la salida del cuadro debido a las especiales circunstancias en que se produjo la última prórroga del préstamo, pero ha aprovechado para señalar que los siete millones de euros anuales acordados como renta no se corresponden a la realidad económica que se prevé en la llamada “nueva normalidad”. La incertidumbre que siempre ha rodeado a esa pinacoteca se ha acentuado con esa muy cinematográfica salida de una obra maestra en un vehículo blindado, por lo que las visitas y el interés por una maravillosa colección de futuro incierto se ha redoblado.

A ello ha debido contribuir también sin duda la prórroga hasta el 30 de agosto de la exposición temporal Rembrandt y el retrato en Amsterdam, 1590-1670. Una extraordinaria muestra con una importante cantidad de obras prestadas por museos extranjeros que apenas pudo estar abierta tres semanas antes del estado de alar-ma. En cambio, ha quedado pospuesta de forma, por el momento, indefinida la exposición prevista del gran promotor del arte pop, Alex Katz, mientras se mantiene para octubre la anunciada del belga René Magritte. El Prado, por cierto, también ha prorrogado los préstamos más importantes que realizó poco antes del cierre de fronteras: los dos Rafael que prestó a la Scuderie del Quirinale romana para la magna muestra conmemorativa del quinto centenario del genio renacentista.

 


Los museos de Barcelona abrieron de forma coordinada el 10 de junio, con el fin de potenciar el uso de la entrada colectiva Articket BCN


 

Aperturas en toda España. Los museos de Barcelona abrieron de forma coordinada el 10 de junio, con el fin de potenciar el uso de la entrada colectiva Articket BCN que incluye los seis principales recintos de la ciudad. Además, hasta el 31 de julio era posible adquirir vía web dos de estos “pasa-portes artísticos” por el precio de uno. El Museu Picasso ha sido uno de los que ha sufrido de forma más directa los meses de cierre, ya que el 8 de mayo se conmemoraba el 50 aniversario de la donación de obras del pintor a la ciudad, que forma el núcleo del museo. La exposición conmemorativa, Picasso y las joyas del artista, en la que está previsto que recalen obras pintadas por el artista en su etapa barcelonesa pero repartidas por museos de todo el mundo, queda pospuesta al año próximo.

También se han coordinado los dos principales museos de Bilbao, el Guggenheim y el de Bellas Artes, para abrir de forma alterna desde el 1 de junio. No lejos de allí, en Santander, el Centro Botín fue el primer museo de gran nivel que reabrió sus puertas, el 12 de mayo, beneficiado por el reducido número de casos detectados en Cantabria.

En todos los casos, los aforos se redujeron de entrada en torno a un tercio del habitual y se tomaron una serie de estrictas medidas de seguridad: toma de temperatura, obligación de mascarillas, ascensores automatizados para no tener que pulsar botones, preferencia para las entradas electrónicas, retirada de folletos y audioguías, disponibilidad de productos desinfectantes para las manos, intensificación de las tareas de limpieza y vigilancia de las concentraciones de público. Algunos recintos poco espaciosos, caso del Museu Dalí de Figueras, obligan a seguir un recorrido determinado para no propiciar el contacto.

 


El Prado espera retomar el ritmo normal en octubre con una exposición, Invitadas, en la que reivindicará el papel de la mujer en el arte español


 

Tanto el Consejo Internacional de Museos como el Comité Internacional de Museos y Colecciones de Arte Moderno han hecho públicos amplios informes con procedimientos a tomar, basados en la experiencia de los grandes centros museísticos orientales que pasaron primero por la experiencia del Covid-19.

En el sector, de todas formas, campa la sensación de que, más allá de la superación del confinamiento en sí, el periodo que se abre es totalmente nuevo para los museos, y ha puesto punto y seguido (al menos por algún tiempo) a los modelos conocidos hasta ahora. Se anhela que terminen las limitaciones de aforo en un periodo razonable, pero es difícil pensar en un futuro inmediato en el que se repita la masificación de lugares como el Louvre o los Museos Vaticanos, y en general en un retorno de los viajes de placer con contenido turístico como algo que una parte sustancial de la población podía permitirse de manera regular.

Otras fuentes...

La turbulenta intrahistoria del Museo Thyssen está resumida a grandes rasgos en este reportaje de El País.

Un balance de la forma en que han afrontado los distintos museos españoles las pérdidas generadas por el confinamiento y el cierre durante casi tres meses.

Un balance de la forma en que han afrontado los distintos museos españoles las pérdidas generadas por el confinamiento y el cierre durante casi tres meses.

El impacto en los seguros

POCAS cosas más complejas que la organización de una gran exposición temporal. Es necesario coordinar fechas con otras entidades de todo el mundo, en algunos casos incluso apelando a influencias diplomáticas. Hay que trasladar bienes de valor incalculable en las máximas condiciones de seguridad concebibles. Y organizar espacios adecuados al contenido y las sensibilidades de los arrendadores. A todo eso se sumará ahora una dificultad adicional: si es frecuente que el mayor coste económico en cualquier iniciativa de este tipo sea asegurar las piezas, las previsiones es que se encarezca. Hasta el momento, los seguros incluían sobre todo coberturas de robo y daños, pero se sumará un nuevo factor: retraso en la devolución por causas justificadas. Todo ello hace sospechar que el ritmo de préstamos va a ralentizarse en los próximos años.

Nuevas experiencias audiovisuales

EN los últimos años, cines de toda España han acogido en pases limitados documentales en alta definición sobre la obra de grandes pintores mundiales, en los que es posible acercarse con una capacidad de detalle, inalcanzable en directo, a grandes obras de la historia del arte. En esa línea, el Museo Reina Sofía ha puesto en marcha una web, en la que es posible observar en altísima definición y acercarse a un nivel inédito hasta ahora, a algunas de las obras maestras de su colección permanente, caso del Guernica, de Picasso; La tertulia del café Pombo, de Gutiérrez Solana, o Un mundo, de Ángela Santos. Mientras, Pamplona acoge hasta septiembre otra iniciativa novedosa, Van Gogh Alive, en la que se reproducen sobre paredes, techos y suelo, a gran tamaño, hasta 3.000 imágenes del pintor holandés.

Audioguías en el móvil

DESDE MadPixel, una empresa española que es referente mundial en la digitalización de arte y la creacion de guías multimedia, son contundentes: “el coronavirus ha dado el empujón definitivo al uso de guías en el móvil para visitar un museo”. Los conocidos “zapatófonos” deberían ser desinfectados después de cada uso, y han sido desechados de entrada por la práctica totalidad de las pinacotecas españolas.

El proceso de implantación de las guías en cada móvil del usuario, más cómodas y con la posibilidad de soporte audiovisual, se ha acelerado para convertirse en el futuro estándar. Second Canvas, la app principal de MadPixel, está disponible ya para 70 museos de todo el mundo, mientras que la empresa ya ha digitalizado obras con la máxima resolución en un total de 400 entidades, que abrieron sus puertas fuera de horario para llevar a cabo un proceso de escaneo detallado.

Entrevista a Pedro Lavirgen, tenor

ESFERA CULTURAL

Pedro Lavirgen, tenor

«Para cantar zarzuela se necesita la misma preparación que para la ópera»

A Dickens le habría gustado contar su historia. La del niño sin infancia que soñó con ser cantante y, tras mil vicisitudes, ofició en el Olimpo de la lírica entre los grandes tenores del siglo XX. Distinguido con numerosos reconocimientos, su nombre rotula hoy una avenida en Córdoba; en Bujalance, el Conservatorio y un busto en una plaza testimonian su gloria, mientras una placa señala la casa donde nació un 31 de julio este artista universal, que ahora cumple 90 años, conservando su acento andaluz, prueba de la fidelidad que ha orientado su vida.

JUAN ANTONIO LLORENTE

[email protected]

Pedro LaVirgen, tenor.

«Con quien más a gusto he cantado ha sido con Montserrat Caballé. Sin la menor duda»

¿Cuál recuerda como su noche más memorable?

– Unas veces escojo una y en otras ocasiones, otra. Señalo la del 15 de diciembre de 1962, con 32 añitos maravillosos, cuando uno está en plena potencia de sus posibilidades en todos los sentidos (risas), porque fue prácticamente mi debut en Madrid, donde ya había cantado, sustituyendo a Miguel Sierra en una producción excelente de La bruja, que pasó un tanto inadvertida a los críticos, al ser una reposición. Por eso cito aquel diciembre de 1962, cuando Tamayo presentó en el Teatro de la Zarzuela la misma Doña Francisquita con la que seis años antes se reabrió el teatro, con Alfredo Kraus como Fernando. Si entonces formaba yo parte del coro, esta vez me tocó defender el papel de mi querido Alfredo, después de rodarlo en los Festivales de Vera-no. Fue un día afortunado, de éxito clamoroso. Aplaudieron tanto, que el director, Odón Alonso, me preguntó con un gesto si me atrevía con el bis que pedía el público. Lo hice, y eso me catapultó. Julián Cortés Cavanillas, que después de haber sido corresponsal de ABC en Roma se había reincorporado en Madrid como el hombre más considera-do del periódico, me hizo un reportaje que tituló Del cero al infinito. Desde ese momento, todos se volcaron con críticas fantásticas y me contrataron para grabar Doña Francisquita. De ahí que considere esa noche la más importante de mi vida, a pesar de no tratarse de una ópera.

– Para ese apartado, ¿qué hito señalaría?

– Mi debut en el Liceo con Carmen en 1964 junto a Inés Rivadeneira, una de las mejores Carmen con las que he cantado, por la veracidad, el vigor y el carácter con la que interpretaba el papel. Sin olvidar, claro está, a la gran Teresa Berganza. Ni a la excelente mezzo rumana, Viorica Cortez, con la que hice docenas de producciones, por-que nos compenetrábamos muy bien.


«Mi director predilecto, y el que más afecto y mayor como artista me tomó fue el maestro Molinari Pradelli»


– Repetir aquel día Por el humo… ¿Le inoculó el veneno del divo?

– No diría tanto. El bis no se pide en todos los sitios, ni siquiera al mejor tenor. He cantado en teatros ante un público entendido, muy serio y muy formal, que no lo solicitaba. Surge a veces por un determinado tipo de audiencia como respuesta a algo muy espectacular que consigas en tu actuación. Recuerdo cuando en la ópera de Budapest, en los años del presidente János Kádár, me pidieron repetir la Pira de Trovatore después de terminar con un alarde de agudos la famosa cabaletta. Porque era un público muy apasionado, entusiasta y emocional. Similar al del San Carlos de Nápoles cuando canté el Calaf de Turandot y me esforcé, poniendo un granito más de lo que acostumbraba. Hay quien prefiere lanzar el caudal de voz de manera estentórea, mostrando la potencia vocal. Yo procuré cantarlo con la mayor energía, pero cuidando el fraseo. Hice un final muy espectacular con un agudo muy alto. En un si natural, que puedes mantener el tiempo que quieras, algo que popularizó Pavarotti, que se tiraba media hora con esa nota. El público aplaudió tres minutos seguidos, que en el escenario son una eternidad, y como el maestro me hizo una señal con la batuta, canté ese bis tan difícil. Me dijeron que era el primer tenor que lo hacía en Italia.

– Calaf, uno de sus papeles de referencia junto a Otello, el Pollione de Norma, Radamés de Aida o Don José de Carmen –que interpretó en 200 ocasiones–, lo había debutado en México junto a la mítica Birgit Nilsson…

–… en septiembre de 1965. Un novato, con ella, ese auténtico monstruo vocal, como Turandot, Montserrat Caballé como Liù y Nicola Rescigno dirigiendo. Pocos tenores han contado con ese reparto.

– Grandes voces no faltan en su haber si sumamos las de Jessye Norman, Grace Bumbry, Leontyne Price, Suther-land, Freni, Kabaivanska, Christa Ludwig… ¿Ha echado en falta algún nombre?

– El de Renata Tebaldi. Antes de que Montserrat fuera famosa. era mi ídolo. Ni siquiera la Callas. La Tebaldi para mí era lo más grande. La voz más bella. Me sentaron a su lado en una cena a la que estaban invitados ella y Core-lli, y estuvimos charlando. Al preguntarle si, siendo aun relativamente joven volvería a cantar, contestó: “Desde el momento en que dije adiós a los escenarios, colgué mi voz en un clavo.”

– No es menor la nómina de batutas, incluido el joven Zubin Mehta que le dirigió en la Scala.

– Hice buena amistad con Claudio Abbado, un hombre muy educado, muy cordial. Me trató muy bien cuando me dirigió las cinco funciones de Carmen en el Festival de Edimburgo. Pero mi director predilecto, y el que más afecto y mayor como artista me tomó fue el maestro Molinari Pradelli, que dirigió tanto a la Callas.

– Le ha faltado Muti…

– Con él no pude cantar, porque cuando iba a hacerlo con una Aida en el Festival de Viena, desgraciadamente, enfermé. El día de la función amanecí muy mal, y esa ópera no puedes cantarla si no estás bien, porque ciertos números requieren mucha energía, y puede surgir un accidente grave en diversos momentos de la función. Cancelé con todo el dolor de mi corazón, porque era un reparto maravilloso, con Martina Arroyo, Sherrill Milnes …. Hasta lloré un poco de rabia por no poder cantar.

– ¿Ha tenido pareja escénica referencial?

– Con quien más a gusto he cantado ha sido con Montserrat Caballé. Sin la menor duda.

– En el vaivén de la supremacía director de escena/director musical… ¿Qué dictadura ha soportado mejor?

– Aunque parezca extraño, la del director de orquesta. Alguno puede tener mal genio, pero yo he tenido mucha suerte con ellos. López Cobos y García Navarro fueron grandísimos amigos míos. Como el citado Molinari-Pradelli, un maestro severísimo, que conmigo fue siempre una persona encantadora, a quien llegué a convencer para que dirigiese en el Liceu. De los escénicos, a los que en general considero más dictadores, algunos que me han querido mucho, pero también otros han torcido el gesto cuando han visto mis limitaciones, por la secuela en mi pierna, que estuvieron a punto de amputar. Pero he procurado ponerle buena cara al mal tiempo porque, después de haber trabajado con auténticos genios como Tamayo, Zefirelli, o Visconti… ¡la nada!

– Al margen de los 40 papeles que ha cantado, ¿se ha quedado con ganas de algún título?

– Manon Lescaut, de Puccini. Lo llegué a aprender esperando que alguien me lo ofreciera, pero la propuesta nunca llegó. No sé por qué, porque me iba bien. También es verdad que, excepto en teatros de temporada, no está entre esa docena de óperas que más se programan.

– Para afrontar el personaje con verdad, ¿qué se exige?

– Sentirlo. Kraus me decía que él procuraba aislarse totalmente, y si tenía que fingir algo, lo hacía. Elena Cernei, una mezzo rumana bellísima y con mucho talento con la que canté Carmen en Barcelona, dijo un día lo mismo: que debes ser frío, fingiendo lo que quieres expresar sin llegar a emocionarte con el personaje. Pero yo no lo podía remediar. Me entregaba a fondo, convencido de que si podía emocionar a veces al público era por meter-me en el papel con toda mi alma.

– ¿Comprende a quien minusvalora al cantante de zarzuela frente al de ópera?

– Eso lo dice gente más bien poco informada, porque para cantar zarzuela se necesita la misma preparación que para la ópera. Tener que hablar, quizá afecte un poco al canto. Pero si lo haces técnicamente bien, en una tonalidad que no te suponga un esfuerzo que pudiera reflejarse al cantar, es lo mismo. No hay más diferencias. Hay romanzas tan difíciles como las de ópera. Las de Doña Francisquita o Luisa Fernanda son tremendamente comprometidas. Otra cosa es si puedes o no cantarlas, dependiendo de tus facultades.

 


«Después de haber trabajado con auténticos genios como Tamayo, Zefirelli, Visconti… ¡la nada!»


 

– ¿Por qué usted no ha dejado suficientes rastros grabados?

– También yo me lo he preguntado mil veces. Muchos especialistas echan en falta más discos de ópera míos, teniendo una docena de zarzuela, que empecé a grabar siendo aún corista.

– Es muy difícil para sus colegas bajarse del barco. ¿Le costó trabajo hacerlo con la voz en plenas facultades?

– No mucho. Por las restricciones que implica cuidarse. El cantante tiene que hacer vida de cantante, que implica dormir lo más que puedas, para estar descansado y conseguir una musculatura sana y buena; ejercitarte mucho para estar en forma –por lo que iba a un gimnasio, hacía pesas…–; cuidar mucho las comidas y controlar las bebidas: alcohol, muy poco; coñac y licores espirituosos, fuera… Así durante los veintitantos años que fueron el grueso de mi carrera, porque he sido muy riguroso. He conseguido que en cincuenta o sesenta años mi peso apenas oscilara, hasta tener el mismo cuerpo ahora que con cuarenta años. Cuando me retiré, empecé una vida normal, no de tenor, y una de mis metas era pasarlo bien en la vida en todos los aspectos: poder comer de esto y de lo otro. Cosas que pueden sentar mal al estómago, y con una mala digestión no se puede cantar… Por eso no me arrepiento de mi decisión. La vida ofrece muchas oportunidades, y yo disfruto de ellas. 

Dónde encontrarle

ANOTÁNDOSE récords dignos de Guinness, como 19 temporadas seguidas en el Liceu o 12 en la ópera de Viena, es fácil rastrear sus huellas en internet. Dos muestras podrían ser su bis en Nápoles o dos participaciones en el Teatro de la Zarzuela: en Norma, junto a Caballé, y en El Dúo de la Africana, uno de sus últimos papeles zarzuelísticos.