ALDEA GLOBAL
MARIA NEIRA,
directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS
“Las poblaciones más pobres son a menudo ignoradas y a veces enfrentan discriminación al intentar acceder a los servicios de agua y saneamiento"
Muertes por falta de agua, saneamiento e higiene
Cada año, al menos 1,4 millones de muertes son causadas por servicios inadecuados de agua, saneamiento e higiene (WASH, por sus siglas en inglés).
La diarrea representa la mayor parte de esta carga, con más de un millón de fallecimientos. Aunque las muertes por diarrea han disminuido en las últimas décadas, sigue siendo una de las diez principales causas a nivel mundial, y una de las cinco principales en países de bajos ingresos. Además, los brotes de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera, siguen siendo un importante desafío para la salud pública.
En los últimos años, el cólera se ha propagado a una velocidad alarmante: 30 países informaron casos y brotes en 2022, principalmente en África y a menudo en países con bajos niveles de acceso a servicios básicos de agua y saneamiento.
El segundo contribuyente más grande a la carga atribuible a WASH fueron las infecciones respiratorias agudas debidas a una higiene de manos inadecuada, lo que resulta en 356.000 muertes al año. Las infecciones respiratorias incluida la neumonía, son la cuarta causa de muerte a nivel mundial. Tres de cada diez personas en todo el mundo no tienen instalaciones básicas de lavado de manos en sus hogares, y la práctica regular de la higiene de manos sigue siendo un desafío en muchos países.
Sin sorpresa, estos fallecimientos ocurren entre las poblaciones más pobres y desfavorecidas. El acceso a los servicios de WASH suele ser menor entre las poblaciones rurales y los grupos socioeconómicos más bajos. Incluso en los países de altos ingresos, donde generalmente se tiene acceso a servicios de agua potable y saneamiento gestionados de manera segura, ciertas comunidades marginadas no reciben suficiente atención.
Esas comunidades pueden enfrentar mayores riesgos para la salud y, en algunos casos, pueden ser la fuente de importantes brotes de enfermedades.
Si bien muchos países han logrado avances rápidos en la mejora del acceso a WASH, el crecimiento demográfico, la urbanización y los conflictos armados obstaculizan el progreso.
Lo más alarmante es que el cambio climático afecta directamente a la provisión de servicios de agua y saneamiento.
El cambio climático puede afectar los servicios de WASH de muchas maneras, incluido el daño a la infraestructura de suministro de agua y alcantarillado; la degradación de las cuencas que afecta la calidad del agua; el vertido de desechos fecales al medio ambiente; la reducción de la disponibilidad de agua, y la contaminación de las fuentes.
Muchas enfermedades infecciosas, especialmente aquellas relacionadas con WASH, son sensibles al clima.
Por ejemplo, el aumento de la propagación de enfermedades transmitidas por vectores en los últimos años se ha relacionado con el cambio climático, así como con la urbanización rápida, la alteración del uso de la tierra y las prácticas inseguras de gestión del agua y la agricultura. La malaria y el dengue, transmitidos por los mosquitos Anopheles y Aedes respectivamente, son enfermedades transmitidas por vectores que con el cambio climático adquieren aún más importancia a nivel mundial.
La incidencia del dengue ha aumentado exponencialmente en las últimas décadas, y se estima que la mitad de la población mundial está en riesgo. A pesar de una disminución en los casos y muertes por malaria, la propagación de mosquitos invasores del género Anopheles a varios países africanos, incluidos entornos urbanos donde las tasas de malaria suelen ser bajas, plantea desafíos significativos para los esfuerzos de control de la malaria en la región.
Muchos de estos vectores prosperan en áreas urbanas donde el suministro de agua y el saneamiento son inadecuados, así como la mala gestión de aguas residuales y de desechos sólidos, proporcionan condiciones favorables para la reproducción.
Las medidas de control ambiental, incluido el acceso mejorado a suministros de agua potable para reducir la necesidad de sistemas de almacenamiento de agua, prácticas adecuadas de gestión del agua y gestión de desechos sólidos para reducir la presencia de recipientes favorables para la reproducción, desempeñan un papel importante en limitar la propagación de estas enfermedades.
Por lo tanto, todos los servicios de WASH deben ser gestionados de manera segura y sostenible, y también deben ser resilientes al cambio climático para marcar una diferencia duradera en el bienestar de las poblaciones.
Conviene no olvidar que el acceso al agua y el saneamiento son reconocidos por las Naciones Unidas como derechos humanos fundamentales para la salud, dignidad y prosperidad de todos. Sin embargo, miles de millones de personas aún viven sin agua y saneamiento gestionados de manera segura.
Las poblaciones más pobres son a menudo ignoradas y a veces enfrentan discriminación al intentar acceder a los servicios de agua y saneamiento que necesitan.
Los gobiernos deben adoptar un enfoque basado en los derechos humanos para mejorar el agua y el saneamiento, para que nadie quede rezagado.
Es triste reconocerlo, pero aún hoy hay que luchar para que el derecho al acceso a los mismos sea considerado un derecho humano básico para todos.