EN EL ESCAPARATE

NECESITAMOS MÁS NIÑOS

El número de nacimientos en España sigue cayendo a pesar de que algunas previsiones apuntaban a un cambio de tendencia en 2023. Europa, y España en particular, se enfrentan a un cambio demográfico que exige crear las condiciones adecuadas que permitan a las parejas tener hijos. El establecimiento de políticas que ayuden a construir familias sólidas es una herramienta básica para crear lo que los demógrafos de Naciones Unidas denominan “resiliencia demográfica”.
ELVIRA ARROYO

Esto supone, además de proporcionar ayudas económicas, observar si las personas de todos los niveles de ingresos, edades y condiciones sociales tienen el número de hijos que desean para que sus derechos reproductivos no se vean afectados. Al mismo tiempo, es preciso impulsar políticas económicas y laborales más equitativas; y potenciar sociedades inclusivas, que abran los mercados laborales a todos los colectivos sociales con el fin de que más personas contribuyan activamente a la economía.

En todo caso, la conclusión del UNFPA, el Fondo de Población de las Naciones Unidas, es clara: “A pesar del temor a que la población sea en breve demasiado baja como para sostener las economías, los servicios y las sociedades, los especialistas afirman que el descenso de la natalidad no nos aboca a una catástrofe, sino que es la seña de identidad de una transición demográfica”. En realidad, se prevé que solo 61 países o regiones, de un total de 237, reduzcan su población en un 1% o más entre 2022 y 2050. Cabe recordar que estas cifras suceden con frecuencia a máximos históricos alcanzados tras decenios de mejoras en la salud, el desarrollo y la supervivencia.

Situación en España.

La tasa de fertilidad en España es de 1,19 hijos por mujer, la segunda más baja de la Unión Europea (UE) después de Malta (1,13). Sin embargo, las españolas desearían tener más hijos y empezar a ser madres más jóvenes. Según la Encuesta Merck: Fertilidad en España. Deseos y Realidad (2022), realizada a mujeres de entre 20 y 45 años, las mujeres con intención de ser madres desearían tener un promedio de 2,1 hijos; y, entre las que ya son madres, un 62% querría tener más hijos. La estabilidad económica (95%), la flexibilidad laboral (64%) y el apoyo del cónyuge o pareja en el cuidado de los niños (44%) son las razones que más determinan esta decisión.

Para las españolas, la edad ideal para ser madres por primera vez son los 28 años, pero la media real es de 32,61 años, la más alta de la UE. Esta cifra ha ido creciendo de forma sostenida en los últimos años, pasando de 31,04 años en 2009 a 32,61 en 2021, debido principalmente a motivos económicos.

 


ESTAMOS ANTE UNA TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA QUE SE RELACIONA TAMBIÉN CON LA MAYOR ESPERANZA DE VIDA Y QUE REQUIERE SER ABORDADA DE FORMA INTEGRAL


 

Aunque en menor medida, en la UE también ha subido la edad de las madres primerizas. En 2013 era de 28,8 años y en 2021 alcanzaba 29,4 años. Las madres primerizas de mayor edad (31 años o más) se encuentran en España, Italia, Luxemburgo, Irlanda y Grecia; mientras que las más jóvenes están en Bulgaria, con 26,5 años. Otro dato significativo es que en los últimos 20 años se han duplicado los nacimientos en madres de más de 40 años, siendo de nuevo España el país con la mayor proporción de éstas (más del 10% de los nacimientos, frente al 5,68% de media europea).

El descenso de la natalidad y la subida de las defunciones hace prever un saldo vegetativo negativo en España durante los 14 próximos años. Aun así, las proyecciones del INE estiman que nuestro país ganaría 4,2 millones de habitantes en este mismo periodo y más de 5 millones hasta 2072 si se mantuvieran las tendencias demográficas actuales. El incremento de población se debería exclusivamente a la migración internacional. En este contexto, la población nacida en España disminuiría paulatinamente y pasaría de significar el 84,5% del total actual al 63,5% en 2072.

 


ES PRECISO IMPULSAR POLÍTICAS ECONÓMICAS Y LABORALES MÁS EQUITATIVAS Y POTENCIAR SOCIEDADES INCLUSIVAS


 

Del mismo modo, Europa gana habitantes desde hace décadas gracias a la inmigración. Los últimos datos de Eurostat confirman que la población de la UE volvió a aumentar en 2022 (de 446,7 millones el 1 de enero de 2022 a 448,4 millones el 1 de enero de 2023), tras una interrupción del crecimiento demográfico en 2020 y 2021 debido a la pandemia. Este incremento se atribuye sobre todo a los movimientos migratorios posteriores a la Covid-19 y a la afluencia masiva de personas desplazadas desde Ucrania como consecuencia de la invasión rusa en febrero de 2022.

De los 27 Estados miembros, seis (Irlanda, Francia, Chipre, Luxemburgo, Malta y Suecia) tuvieron un aumento natural y una migración neta positiva. En 14 Estados, entre ellos España, la migración neta positiva fue el motor del desarrollo demográfico, ya que el cambio natural de la población fue negativo; y otros siete países perdieron población en 2022.

Al igual que en España, se espera que en Europa el número de muertes siga al alza debido al envejecimiento de la población y, si las tasas de fertilidad se mantienen en un nivel relativamente bajo, el cambio natural negativo (más muertes que nacimientos) continuará. Si esto se confirma, la disminución o el aumento de la población de la UE en el futuro dependerá fundamentalmente de la migración neta.

Alarmas.

La realidad es que dos terceras partes de la población mundial residen en países donde la fecundidad no llega los 2,1 nacimientos por mujer (lo que se considera el “nivel de reemplazo”) y que cada vez hay más países con una natalidad a la baja. Esto ha dado lugar a que se hable de que, si nada cambia, países enteros podrían colapsar. Algunas personas afirman que la baja tasa de natalidad de algunos países representa un peligro para la seguridad nacional. Otras anticipan que pronto será imposible gestionar sociedades envejecidas, que constituyen una carga en el ámbito de los cuidados.

Nunca en la historia de la humanidad ha habido una divergencia tan notable en las tasas de crecimiento demográfico entre las diferentes regiones del mundo. Además, las medias de edad en los distintos países son más dispares que en ninguna otra época. Mientras que los europeos tienen una edad media de 42,5 años, en África Subsahariana es de 18,7 años.

El informe Estado de la población mundial 2023, publicado por UNFPA, pone de manifiesto estos hechos, pero propone abordarlos con un enfoque alejado de los mensajes alarmistas. “Dado que la población del planeta se ha duplicado con creces en tan solo 50 años y la tasa de fecundidad mundial continúa por encima de los 2,1 nacimientos por mujer, tal vez resulte sorprendente que la idea de una “crisis de despoblación” suscite cada vez más preocupación”, señala. En realidad, estamos ante una transición demográfica que se relaciona también con la mayor esperanza de vida (la población mundial vive ahora casi 28 años más que en 1950) y que requiere ser abordada de forma integral, más allá de estrategias centradas únicamente en subir o bajar cifras.

Capacidad de decisión.

El punto de vista del Estado de la población mundial 2023 es que, más que preocuparse por las tasas de fecundidad, los esfuerzos deben centrarse en facilitar a las mujeres la posibilidad de conciliar sus objetivos de fecundidad con la seguridad económica. Para ello, hay que reforzar las prácticas de cooperación en la crianza y flexibilizar los papeles asignados a cada género.

Esto implica reconocer que los padres y las madres necesitan apoyo para criar a sus hijos y que esta tarea es aún más compleja cuando están solos. A la vez, la igualdad de género es fundamental tanto en el hogar como en el trabajo, por lo que las políticas deberían promover los derechos que reduzcan la brecha entre la fecundidad prevista y la fecundidad real. En este sentido, la División de Población de Naciones Unidas destaca que “la mayoría de los gobiernos con bajas tasas de fecundidad, incluidos aquellos que no cuentan con políticas oficiales para influir en los niveles de fecundidad, han adoptado medidas para incentivar la maternidad, como el derecho a licencia parental remunerada o no remunerada con seguridad laboral, servicios de guardería subvencionados, jornadas laborales flexibles o a tiempo parcial para progenitores, desgravaciones fiscales por hijos a cargo, y prestaciones económicas por hijo a cargo o prestaciones familiares”. Estas políticas sociales y asistenciales se deberían implantar al margen de los problemas de fecundidad.

 


LOS ESFUERZOS DEBEN CENTRARSE EN FACILITAR A LAS MUJERES LA POSIBILIDAD DE CONCILIAR SUS OBJETIVOS DE FECUNDIDAD CON LA SEGURIDAD ECONÓMICA


 

En España, desde hace años existe la posibilidad de pedir una excedencia de tres años como máximo para el cuidado de cada descendiente, manteniendo la antigüedad y con derecho a que se reserve el puesto de trabajo durante el primer año. Asimismo, los progenitores pueden solicitar la reducción de hasta el 50% de la jornada para el cuidado de menores de 12 años, con una rebaja proporcional del salario.

Además, desde 2021 se reconoce a los padres 16 semanas de permiso de paternidad retribuido, el mismo que tienen las madres. A esto se han ido sumando ayudas económicas relacionadas con la natalidad, aunque todavía hay avanzar en asuntos como la educación gratuita universal de 0 a 3 años, por citar un ejemplo.

El resto de los países europeos también ofrecen a las familias ayudas a la natalidad y el cuidado de los hijos, en ocasiones muy superiores a las de España. Finlandia, Dinamarca y Noruega figuran entre los más generosos, aunque otros como Alemania han mejorado de forma clara su programa de ayudas. En el país germano, la tasa de fecundidad ha pasado de 1,39 hijos por mujer en 2011 a 1,58 en 2021.

Soluciones para la infertilidad

En una sociedad que necesita aumentar la natalidad no se pueden pasar por alto los problemas de las personas que desean tener descendencia, pero se encuentran con dificultades para procrear. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada seis adultos padece esterilidad en algún momento de su vida, es decir, no logran un embarazo tras 12 meses o más de relaciones sexuales regulares sin protección.

Las técnicas de reproducción asistida (entre ellas la inseminación artificial y la fecundación in vitro) serían la solución en muchos de estos casos, pero no están al alcance de todo el mundo. En la mayoría de los países, son los propios afectados quienes pagan estos tratamientos, que suelen ser muy costosos.

En España en el año 2020 nacieron 30.479 bebés como resultado de tratamientos de reproducción asistida. A pesar de que esta cifra es un 16% más baja que en 2019 por el impacto de la pandemia, este tipo de nacimientos representan casi el 9% del total español, según el Registro Nacional de Actividad de la SEF (Sociedad Española de Fertilidad).

Nuestro país tiene una medicina reproductiva de calidad, pero un gran número de personas se quedan fuera de la cobertura ofrecida por la sanidad pública y tampoco se pueden permitir la sanidad privada.

Evolución de los nacimientos en España

Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE).
Crecimiento vegetativo proyectado de la población de España (2022-2051)
Fuente: 2017-2021, Estadística de Movimiento Natural de la Población (datos provisionales para 2021). Para los años 2027 a 2051 se ofrecen datos medios anuales del quinquenio.
Nunca en la historia de la humanidad ha habido una divergencia tan notable en las tasas de crecimiento demográfico entre las diferentes regiones del mundo.
Ayudas estatales a la natalidad en España*
  • Ayuda por maternidad y/o paternidad. Nacimiento y cuidado del menor. Pueden solicitarla personas que trabajan como autónomas y por cuenta ajena. Supone el 100% de la base reguladora. Los progenitores mayores de 21 años deben tener periodo mínimo de cotización en la fecha del parto.
  • Ayuda por parto o adopción múltiple (2 o más hijos). Consiste en un único pago por las siguientes cuantías en 2023:

 
SMI 2023: 1.080 euros/mes

  • Ayuda por ser familia numerosa, monoparental o de madres/padres con una discapacidad igual o superior al 65%. En 2023, la cuantía que se recibe es de máximo 1.000 € en un pago único.
  • Deducción para madres trabajadoras con hijos menores de 3 años. Rebaja de la cuota diferencial de los impuestos que un ahorro de hasta 1.200 € anuales. Se puede pedir de forma anticipada o aplicar la deducción en la Declaración de la Renta.
  • Bonificación en las cuotas de la Seguridad Social por contratar a un cuidador. Bonificación del 45% para las familias numerosas o monoparentales.
  • Complemento de Ayuda para la Infancia (CAPI). En vigor desde 2022. Hasta 115 euros mensuales por menor para los perceptores del ingreso mínimo vital.

*A estas ayudas se suman otras que ofrecen determinadas administraciones autonómicas y locales.

Para saber más