ESFERA CULTURAL

JESÚS MARCHAMALO,

Premio Nacional de Periodismo Cultural 2023

Su amplia trayectoria profesional y su aportación al enriquecimiento de la cultura española han sido su gran aval para recibir la distinción del Ministerio de Cultura y Deporte. Galardonado a lo largo de su carrera con el Premio Miguel Delibes, ÍCARO y Radio Montecarlo -entre otros-, hace ya más de 40 años de su primer contrato en Radio 3, con el que pudo independizarse y alquilar una vieja portería como vivienda, algo que vislumbra difícil para las nuevas generaciones de periodistas.
ALEJANDRO MOYA BLAY,

“La idea de que la cultura debe ser gratuita puede acabar con la misma cultura”

Autor de más de una veintena de libros dedicados al ensayo literario y biográfico, se confiesa un escritor “sin imaginación” y como periodista dice sentirse más cómodo detrás del micrófono que delante de las cámaras. A nuestra cita en la Biblioteca Nacional de España acude directo del homenaje a Manuel Longares; bajo el brazo varios libros, entre ellos un ejemplar de Los muebles del mundo, de Ricardo Menéndez Salmón, que presenta en pocos días en un coloquio con el autor.

¿Cómo recibe este premio?
Es un premio precioso. Recibir la llamada del Ministerio fue una maravillosa sorpresa. Me puse nervioso, me emocioné y me acordé de toda la gente con la que he trabajado; también de mis hijos y de mi madre, que murió hace unos años, y a la que le habría encantado. Es un premio fantástico que avala toda una trayectoria y que agradezco muchísimo.

¿Le ha acompañado desde niño esa pasión por la literatura?
Siempre me recuerdo entre libros, desde muy joven. Recuerdo las lecturas de infancia y la colección Clásicos de Bruguera. Recuerdo cuando estaba enfermo y me regalaban un libro. Recuerdo cómo la literatura siempre ha sido ese lugar al que escapaba a diario. Para mí leer siempre ha sido una fortuna y siempre voy a la calle con un libro porque nunca sabes en qué momento lo vas a necesitar.

Ha dedicado su trabajo plenamente al ámbito cultural…
No es algo, creo, que en ningún momento de mi vida decidiera, pero era un lugar donde más tarde o más temprano tenía que acabar. La cultura resume la mayor parte de mis intereses. Es ese legado generacional que vamos a dejar como humanidad a nuestros descendientes, aquello que nos va a sobrevivir. No he necesitado ningún esfuerzo para dedicarme al periodismo cultural y, específicamente, a ese periodismo que tiene que ver con la literatura. Es un lugar donde me encuentro muy a gusto.

 


“ME PREOCUPA QUE LOS JÓVENES PERIODISTAS NO PUEDAN VIVIR DIGNAMENTE DE SU TRABAJO”


 

¿Está más cerca su obra de la pedagogía o de la narrativa biográfica?
Hay fronteras a veces un poco escurridizas. Hay algo en mi asunto con los libros que tiene que ver con el testimonio, ser testigo de escritores, literatos, artistas… Siempre me ha dado mucho respeto la ficción: soy un escritor sin imaginación, necesito tener algo de lo que hablar. No sé si lo que hago es divulgativo o pedagógico, pero aunque no desprecio esa parte didáctica que pueda tener, no es algo que me plantee hacer.

Uno de sus mayores proyectos es la documentación de bibliotecas de grandes escritores…
Las bibliotecas esconden buena parte de eso que tiene que ver con nuestro mundo literario y me parecía un reto trazar retratos de autores mediante su relación con los libros. He visitado la biblioteca de Javier Marías, Pérez Reverte, Vargas Llosa… Hoy llevo más de 60 bibliotecas y he publicado dos libros en la certeza de que nuestra biblioteca habla mucho de nosotros mismos.

¿Y su biblioteca?
Es una calamidad -y también un reflejo fidedigno de mí mismo-. Tengo una biblioteca no solo fatalmente desordenada, sino -por momentos- muy ajena. Hacer reseñas y hablar de libros te lleva a recibir una infinidad de ejemplares que no has pedido, de modo que hay una parte de impostura involuntaria en mi biblioteca.

¿Esconde algún tesoro?
Nunca he entendido los libros como un tesoro, pero si me pides que elija uno que salvaría de un incendio sería una edición firmada por Antonio Machado de Nuevas canciones (Mundo Latino, 1924), encuadernación plena piel color burdeos, con nervios y tejuelos -me encanta el lenguaje de los encuadernadores-. Es muy emocionante sacarlo de vez en cuando y tener las manos sobre aquel ejemplar que Machado firmó en la portadilla.

Hoy, esta entrevista, desde la Biblioteca Nacional…
La Biblioteca Nacional es una fortuna, un lugar lleno de recovecos y espacios maravillosos. A veces necesito sentirme escritor, y en esos momentos vengo al salón de lectura de la BNE. Desde hace más de 10 años dono mis papeles a esta casa y es un honor saber que mis manuscritos, notas y cuadernos están en la Biblioteca Nacional. Dejar testimonio de mi actividad como escritor en un sitio como este tiene algo de esa no buscada posteridad. No imagino un mejor sitio para depositarlos.

Es un gran amante del papel, como cuenta en Tocar los libros
Hace veinte años se nos explicaba que leer en papel era algo decimonónico; habíamos llegado al futuro y teníamos que aprender a leer en pantalla. Una parte significativa de lectores nos dimos cuenta de la importancia que tenía para nosotros la manera táctil de relacionarnos con los libros: tocar las páginas, doblar las esquinas… Ahí nació Tocar los libros, uno de mis libros más mágicos.

¿Cree que la lectura en papel tiene fecha de caducidad?
No solo no creo que la tenga, sino que es maravilloso que podamos elegir. A veces te plantean una disyuntiva en la que tienes que renunciar a una de las partes y eso no es razonable. Por supuesto que leer en una pantalla es leer, pero también ver una serie de televisión es un tipo de lectura. Me pregunto: ¿el teatro es leer? ¿El audiolibro es leer? Creo que los jóvenes leen muchísimo, pero de manera distinta a la idea que nosotros tenemos de la lectura.

¿Cómo vislumbra el futuro del periodismo?
Me preocupa que los jóvenes periodistas no puedan vivir dignamente de su trabajo. Siempre ha sido un empleo precario este nuestro, pero está llegando a unos niveles que hacen que peligre el propio periodismo. Yo no entiendo la gratuidad. No puedo entender que haya medios que no pagan a sus colaboradores. Debemos ser conscientes de que el buen periodismo tiene un coste y hay que estar dispuesto a pagarlo. La gratuidad conlleva falta de calidad y la idea de que la cultura debe ser gratuita puede acabar con la misma cultura.

 


“NO TENGO NINGÚN MIEDO A LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL. ¿EN QUÉ NOS PUEDE AYUDAR? A MÍ ABSOLUTAMENTE EN NADA”


 

Le tengo que preguntar sobre el impacto de las redes sociales en el modelo de periodismo tradicional.
A mí me encantan las redes sociales, hasta cierto punto. No es que para ser periodista necesites unas dotes especiales, pero sí tienes que tener un compromiso con la verdad; un compromiso que educas, prácticas y te impones a ti mismo, y que puede desaparecer cuando cualquiera puede contar cualquier cosa con un teléfono móvil. Por eso los usuarios debemos aprender a ser cautelosos con lo que consumimos y seleccionar aquellos medios que sean fiables en la transmisión de la información.

 


“VER UNA SERIE DE TELEVISIÓN TAMBIÉN ES UN TIPO DE LECTURA”


 

¿Y sobre la irrupción de la Inteligencia Artificial?
Miramos con mucho recelo a la inteligencia artificial. ¿Es peligrosa? Claro que lo es. Que una IA pueda escribir una novela o crear una película deja en una situación de precariedad a guionistas, escritores, actores… pero creo que la literatura acaba sobreviviendo -también el arte o la música-. Hay una parte en la creación que tiene que ver con el compromiso, con una manera concreta de ver el mundo, que no va a acabar con la tecnología. Yo no tengo ningún miedo a la inteligencia artificial -de momento- y espero que ella tampoco me tenga ningún miedo. ¿En qué nos puede ayudar? A mí absolutamente en nada.

Por último, sobre dos autores protagonistas en su literatura. Si tuviera que elegir: ¿Delibes o Cortázar?
¿Por qué no los dos? La grandeza de la cultura de la que empezábamos hablando es que no hay por qué elegir, ¿no?

¿Dónde encontrarle?

Con sendos perfiles activos en redes sociales, podemos leer y ver a Jesús Marchamalo en:

Para escucharle basta con sintonizar El ojo crítico o No es un día cualquiera en Radio Nacional de España.