EL PARO DE LARGA DURACIÓN:
¿UN PROBLEMA ESTRUCTURAL?
MARTA RUIZ-CASTILLO
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Los desempleados que llevan más de un año sin trabajar representan el 38,5% del total de parados (999.700 personas), aunque eran un 43% hace 5 años y un 46% en 2010, según la Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre de 2024. Con todo, son cifras altas y «constituye uno de los grandes disparadores de pobreza y exclusión social en España», apunta la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
Desigualdades estructurales. El perfil del desempleado de larga duración evidencia la existencia de desigualdades estructurales que afectan en mayor medida a mujeres y a mayores de 50 años, tanto hombres como mujeres.
El colectivo más castigado es el de las mujeres, que representan el 55,8% de los parados de larga duración frente al 44,2% de hombres. La interrupción de las trayectorias laborales para ocuparse de los hijos o de familiares dependientes es una de las causas, al afrontar muchas dificultades para reincorporarse después al mercado laboral, de acuerdo con el análisis del Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco publicado en febrero. También influye que haya más mujeres trabajando en sectores afectados por las crisis económicas como el comercio o la hostelería.
LA LUCHA CONTRA EL DESEMPLEO DE LARGA DURACIÓN ES UN PROBLEMA EN MUCHOS ESTADOS MIEMBROS DE LA UE, ENTRE LOS QUE DESTACA ESPAÑA
Además, el mercado laboral español penaliza, en general, a las personas mayores de 50 años, según el análisis de Fundación Adecco. Constituyen el 30,82% del total de parados y suponen el 45% entre los de larga duración. «Se trata de una generación especialmente vulnerable, teniendo en cuenta que suelen perder su empleo tras muchos años en la misma empresa o se incorporan al mercado laboral tras largos periodos de inactividad», indica la Fundación. “Existe una percepción anacrónica que asocia al mayor de 50 años con profesional obsoleto, olvidando sus atributos habitualmente presentes como la experiencia, la madurez, el pensamiento crítico o las habilidades interpersonales. Estas creencias estereotipadas son un completo contrasentido, en un contexto de envejecimiento sin precedentes», explica Francisco Mesonero, director general de la entidad, quien subraya cómo esta situación de desempleo prolongado «puede impactar severamente en su salud emocional y en su identidad, generando una sensación de vacío y pérdida de propósito”.
Causas y efectos. Entre los factores que explican este fenómeno, la Fundación Adecco apunta a las crisis económicas que España ha sufrido en los últimos años y que han evidenciado la «dependencia de sectores cíclicos como el turismo o la construcción que, cuando caen, provocan grandes oleadas de despidos, con dificultad para recolocar a sus profesionales en otras áreas de actividad». También influyen los avances de las nuevas tecnologías y la creciente automatización del mercado, que deja fuera a personas sin estas habilidades. Generalmente son mayores de 50 años y mujeres, pero también los más jóvenes debido a los elevados índices de abandono escolar que tiene España, «que no prepara a los profesionales para el mercado laboral real, perpetuando el desempleo y haciendo que pueda convertirse en estructural», denuncia el análisis. Hay un tercer factor destacado por la Fundación que tiene que ver con la discriminación y las barreras que afectan a las personas con discapacidad. «Prejuicios, desconocimiento, ausencia de accesibilidad, dificultando en gran medida su incorporación al empleo en el corto plazo».
Por su parte, el Observatorio Estatal de Desempleo de Larga Duración (OEDLD) revela en su último informe de febrero los efectos negativos en los parados de larga duración y cómo afecta a las relaciones de pareja, paternofiliales y sociales, al tiempo que disminuye la percepción del apoyo social y aumentan los sentimientos de soledad y de exclusión entre los afectados. El 37,3% percibe menos armonía en sus relaciones de pareja, y presentan dificultades para proporcionar a sus hijos menores acceso a chequeos médicos regulares (15,4%), alimentación nutritiva (15,4%) y ropa adecuada (23,1%). El 41,4% de los que llevan dos años o más desempleados ha percibido un deterioro ligero o sustancial en sus relaciones sociales.
Formación continua. Para combatir el paro de larga duración «es esencial fortalecer las políticas activas de empleo, poniendo el foco en la formación y la recualificación en sectores emergentes», propone Mesonero. «Esto es especialmente importante para las personas más vulnerables y con mayor riesgo de cronificación en el desempleo». También considera necesario que este colectivo asuma «un papel activo en su inclusión laboral, evitando quedar a merced de un mercado cada vez más competitivo y cambiante». «Es crucial que apuesten por el aprendizaje permanente, manteniendo una actitud proactiva para actualizar sus competencias y alinearse con los sectores que generan más empleo», concluye. El Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) ofrece cursos gratuitos de formación para desempleados que suponen oportunidades de aprendizaje, además de aumentar la autoestima de quienes participan.
PARA COMBATIR EL PARO DE LARGA DURACIÓN ES ESENCIAL FORTALECER LAS POLÍTICAS ACTIVAS DE EMPLEO, PONIENDO EL FOCO EN LA FORMACIÓN Y LA RECUALIFICACIÓN
El estudio del OEDLD subraya, por su parte, la necesidad de un «enfoque sistémico desde los programas de empleo, donde se aborde la problemática que representa el desempleo desde una perspectiva laboral, social y familiar». Pone a disposición de profesionales y entidades una guía de indicadores para la evaluación de programas de empleo, «facilitando la medición del impacto del desempleo en el entorno y, de esta manera, mejorar la intervención que se realiza con esta población».
La lucha contra el desempleo de larga duración es un problema en muchos Estados miembros entre los que destaca España. La tasa, como porcentaje de la fuerza laboral, fue del 2,1% en la UE en 2023. Marca, así, un mínimo histórico desde el comienzo de la serie temporal en 2009, según datos de Eurostat. Dinamarca y los Países Bajos se sitúan con el 0,5%, por delante de República Checa, Malta y Polonia (todos con el 0,8%). En el otro lado, Grecia tiene la tasa más alta, alcanzando el 6,2%, seguido de España (4,3%) e Italia (4,2%).
Medidas de la UE
Un informe de 2024, financiado por la Unión Europea (UE), titulado Hacia el desempleo cero, de larga duración, en la UE: garantías de empleo y otros enfoques innovadores, destaca medidas para encontrar o crear puestos de trabajo que se ajusten a los perfiles de las personas, al tiempo que aborden las necesidades de sus comunidades locales. «Gracias a estas iniciativas, los desempleados de larga duración pueden empezar a desarrollar su independencia financiera, su crecimiento profesional y su confianza en sí mismos. Esto mejora sus perspectivas de empleo en un mercado laboral más amplio y favorece su inclusión social y económica», señala el informe.
Para integrar mejor a los desempleados de larga duración en el mercado laboral, los países de la UE disponen desde 2016 de recomendaciones que incluyen medidas concretas y cuentan con el Fondo Social Europeo Plus (FSE+), principal instrumento destinado a invertir en las personas y respaldar la aplicación del Pilar Europeo de Derechos Sociales. Con un presupuesto total de 142.700 millones de euros para el período 2021-2027, el FSE+ continúa contribuyendo significativamente a las políticas laborales, sociales, educativas y de formación de la UE.