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Perder calidad de vida y recursos es una preocupación creciente entre los jubilados españoles. Por eso, buscar dinero extra para completar la pensión es el gran quebradero de cabeza de muchas personas. Para ellos existen numerosas fórmulas en el mercado: rentas vitalicias, hipotecas inversas y la nuda propiedad, una solución antigua que gana nuevos adeptos. Se trata de una fórmula que permite al propietario de una vivienda venderla y disfrutarla hasta su fallecimiento. El año pasado se cerraron en España 1.500 operaciones comerciales de nuda propiedad. Conocer cómo funciona es la mejor manera para sacarle el máximo provecho.
¿Qué es la nuda propiedad? La idea es sencilla: el propietario de una vivienda la pone a la venta y se queda a vivir en ella, en usufructo. El comprador entrega el importe fijado, pero no puede hacer uso de la vivienda hasta que el propietario original haya fallecido. Para los más críticos se trata de malvender una casa en un momento clave de la vida, porque el precio suele ser hasta un 40% más barato que la oferta habitual (depende de la edad del vendedor). Sin embargo, en muchos casos se trata de una alternativa para aquellos que han ahorrado en la compra de su vivienda, pero no tienen suficiente dinero líquido para hacer frente a los gastos de la tercera edad: más del 80% de las personas mayores de 65 años disponen de un piso en propiedad, pero muchos de ellos tienen problemas para llegar a fin de mes. La nuda propiedad, además, puede aplicarse a la segunda vivienda.
¿Cuál es el perfil del vendedor y comprador? El perfil del vendedor es el de una persona de más de 75 años que no dispone del dinero suficiente para hacer frente a su jubilación”, explica Eduardo Molet, experto inmobiliario. El inversor, por su parte es una persona de unos cincuenta años que tiene dinero para diversificar. “Hay algún fondo, pero son sobre todo personas que tienen entre 100.000 y 200.000 euros ahorrados en el banco, poca experiencia en Bolsa y que pagan al contado”, aclara Molet.
¿Qué ventajas tiene? Cuando llega el momento de desinvertir, cada persona debe analizar su situación y sus necesidades. Con la venta de la nuda propiedad, el dueño de la vivienda que conserva el usufructo se deshace de parte de los gastos de la vivienda y recibe el dinero. Con la hipoteca inversa, por ejemplo, el dueño no pierde la vivienda, aunque sus herederos deberán hacerse cargo de la hipoteca en caso de que fallezca.
¿Qué riesgos tiene? El riesgo de la inversión va en función de la revalorización que tenga el inmueble con el paso de los años o la longevidad del inquilino. El inversor tiene que ser consciente de que no se puede calcular un tiempo exacto y que la rentabilidad depende de la zona, las características y el precio del inmueble que, en cualquier caso, siempre que esté en buena zona va a seguir subiendo.
¿Cómo puede ayudar el notario? Como en cualquier compraventa de vivienda, el notario asesorará imparcialmente, controlará la legalidad del proceso y autorizará la escritura pública, además de comprobar diversas cuestiones, por ejemplo, si el inmueble tuviera alguna carga, consultar con el Catastro, el Registro de la Propiedad, etc.
Por Marián Lezaun
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