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ESTHER ESTEBAN,

periodista

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Tik-Tok en el punto de mira

Si nos quedamos con el nombre original de la aplicación, la llamaríamos Douyin y si nos preguntamos por su significado, es «sacudir la música» en chino. Este concepto podría decirse que le viene como anillo al, dedo si la popular red social TikTok, como se la conoce en todo el mundo, se ciñera solo al fin para que fue creada: compartir pequeños clips musicales, editar y subir videoselfies de 1 minuto, y aplicarles varios efectos especiales y filtros… pero la realidad es otra muy distinta.

Esta red tiene 800 millones de usuarios en todo el mundo, en su mayoría adolescentes y preadolescentes y, según dicen, es absolutamente adictiva, por lo que ha pasado de ser algo inocuo y solo de divertimento a convertirse en transmisora de intereses ocultos.

Y ahí está el eterno “quid“ de la cuestión de las redes sociales que son tan útiles en algunos temas, pero tienen una cara oscura, mucho más peligrosa y esta no es una excepción para la regla. ¿Está absolutamente demostrado que pueden servir para manipular y también ser un campo de actuación inmenso para todo tipo de delincuencia y ahí es donde se deben encender todas las alarmas? ¿Estamos seguros y lo están nuestros hijos, sobre todos los más jóvenes cuando usan TikTok o están recibiendo información que justifica el odio, el, racismo la xenofobia y se utiliza como un espacio de expresión política, activismo e ideologización radical? Todos los expertos señalan que hay que estar alerta y, de hecho, el mayor peligro está en que suele ser un entorno libre de supervisión paterna y eso posibilita el acceso a material sensible incluso ilegal sin que los usuarios tengan conciencia de ello.

Un amigo psicólogo me contaba hace días el impacto que las redes sociales tienen en nuestras emociones, un tema polémico que está en constante estudio. Se sabe que las redes forjan una suerte de adicción incitando a su uso mediante recompensas subliminales. Se conoce como el “hit de dopamina“ el efecto que producen sus notificaciones en el cerebro que es semejante al que inducen las drogas en las mentes de un adicto y TikTok no es ajena ello, a pesar de su nacimiento de “buenrollismo”. Sabemos que los algoritmos que rigen las redes sociales provocan una mayor cantidad de interacciones posibles a partir de un análisis profundo de los datos introducidos por el propio usuario, con lo cual cada vez que interactuamos estamos diciéndole que nos muestre más contenido semejante.

El efecto a la larga, según me comentaba el experto, es el de una cámara de eco en la que solo consumimos opiniones semejantes a la nuestra y nos reforzamos en la idea de que quienes no están en nuestra sintonía son poco menos que idiotas, seres despreciables. De ahí que las redes se hayan convertido en un lugar repleto de opiniones radicales y de mucho extremismo en materia política, de religión y de otros temas polémicos.

La seguridad en esta red es un tema vital y , aunque TikTok se ha unido al código de conducta de la Comisión Europea para luchar contra la incitación ilegal al odio en internet las sospechas son muchas. Por mucho que en la compañía insisten en señalar que TikTok prohíbe cualquier forma de discurso de odio así como como las cuentas que están vinculadas a la supremacía blanca, el nacionalismo extremo, el antisemitismo, el machismo o cualquier ideología violenta, lo cierto es que en un mundo tan polarizado eso es casi misión imposible.


                                    Esta red tiene 800 millones de usuarios en todo el mundo, en su mayoría adolescentes y preadolescentes y, según dicen, es absolutamente adictiva

Desgraciadamente la realidad, al final, es en blanco y negro y hay muchas paradojas que nos deben hacer reflexionar. Por ejemplo hace días con motivo de la vuelta al cole, TikToK fue utilizada con mucho éxito por un profesor de Murcia para explicar a sus alumnos las medidas de prevención del. COVID -lo cual pone en valor las ventajas de utilizarla para mandar mensajes en positivo a los jóvenes- pero mientras esto ocurría y prácticamente a la vez circulaba un vídeo en el que se mostraba a un marine del ejército americano suicidándose de un disparo en la cabeza, una escena de una violencia brutal no apta para menores.

Nuestros hijos no están a salvo y nuestra responsabilidad es estar alerta porque aunque muchos de nuestra generación nos consideramos casi analfabetos tecnológicos, debemos ser padres responsables y cualquier esfuerzo merece la pena. Si de muestra vale un botón los fabricantes de un conocido medicamento antihistamínico advirtieron a los padres sobre un nuevo desafío de TikTok, después de que una adolescente americana muriese debido a una sobredosis. El desafío viral consistía en pedir a los chicos/as que tomasen la suficiente cantidad del medicamento como para que llegasen a alucinar y después que publicaran el vídeo con el resultado en la plataforma. La chica de 15 años de Oklahoma murió por sobredosis tras participar en esta peligrosa moda. Lo llamativo es que la víctima fue descrita como una adolescente feliz que no sabía que experimentaba con una droga porque creía que ese medicamento no lo era. Casos como este ponen de relieve que una información falsa puede convertirse en un arma letal en personas especialmente vulnerables.

Sea como fuere, lo que significa la irrupción de TikTok depende del cristal donde se mire. Hemos asistido últimamente a una enorme polémica en Estados Unidos donde el gobierno de Trump ha pretendido, sin conseguirlo, su prohibición al menos temporal afirmando que es una amenaza para la seguridad. Su principal argumento es que recogen datos sobre los usuarios y al ser una empresa china, debe colaborar obligatoriamente con los servicios de inteligencia de este país. Por su parte sus defensores han dicho sin más que el objetivo del presidente americano es restringir la libertad de expresión, pero verdad en torno a esta polémica es que se pretendía que la empresa china vendiera su aplicación en una americana para operar en ese país. Al final detrás de todo este ruido mediático solo había negocios, pero lo que se esconde detrás de TikTok es la seguridad de nuestros hijos y en eso no podemos bajar la guardia.