Montilla. Campiña e historia

AL ENCUENTRO

Montilla

Campiña e historia

Quizás el nombre de Montilla suene más al lector por la merecida fama de sus vinos, con ese abanderado dulce y contundente que la uva Pedro Ximénez otorga a los paladares tras el buen hacer de los bodegueros. Esta población cordobesa, situada en el corazón de Andalucía, es campiña, sí; y es ejemplo de que, entre olivos y viñedos, la naturaleza autóctona y su conservación pueden tener protagonismo, pero forma parte, además, de un hito en la historia de España y otro en la de nuestra literatura histórica e inclusiva, como hoy la definiríamos. Porque Montilla es el Gran Capitán y también el Inca Garcilaso de la Vega.

JESÚS ORTÍZ

Fotos cedidas por el Ayuntamiento de Montilla y la Fundación Social Universal (proyecto alzacola).

@JesOrtizAl

Jesús Ortíz

Apetece acercarse a Montilla despacito, como caminando entre las ordenadas hileras de vid y dejándose empapar, a poco que levantemos la vista hacia el altozano, del conjunto mayoritariamente blanco de casas entre las que destaca discretamente la torre de la Parroquia de Santiago (s. XVIII) y el pósito de grano (s. XVIII) construido sobre los restos del castillo (s. XIV). La propia imagen suena a sosiego subrayado por la llamada de algún pájaro, huele a campo vivo y feraz e induce a pensar en aquellos tiempos en que antepasados nuestros de distintos orígenes se disputaban las tierras más productivas.

El castillo de Montilla ocupaba, como es lógico, la parte más alta del montículo y se debió construir sobre restos de fortificaciones anteriores que fueron levantado y destruyendo, alternativamente, la lista completa de pueblos que se asentaron en la zona, empezando por los íberos. Cuando a mediados del siglo XIII la comarca pasa a manos cristianas, se organiza de nuevo el espacio defensivo y se va ampliando, torres de vigilancia incluidas, hasta llegar a ser residencia del Señorío de Aguilar. Pero, en 1508, Fernando el Católico quiso dar un escarmiento a la inconformista nobleza castellana, ya fallecida Isabel, y pagó los «platos rotos» el primer Marqués de Priego, Pedro Fernández de Córdoba, mandando arrasar el castillo, que era su residencia.

Un detalle, para quienes gusten de intrigas palaciegas, es que dicho castillo era propiedad de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán. Era la casa en la que había nacido y le correspondía el señorío que la fortaleza representaba. Si miramos fechas, la campaña de Nápoles, brillantemente llevada a cabo por el militar, fue en 1506: dos años antes de la destrucción de su castillo. Las famosas «Cuentas del Gran Capitán», cuando se sintió indignado porque el rey le pidiese detalle de sus gastos, fueron como consecuencia de dicha campaña. Fuese o no auténtico lo de «por picos, palas y azadones…», que hay opiniones de sesudos historiadores para todos los gustos, no cabe duda de que Fernández de Córdoba tenía su carácter y debió afear al rey algún comentario, digamos, poco amable, respecto a la generosidad con que el capitán dotaba a sus soldados. Y, claro: meterse directamente con quien acababa de «regalarte» un reino, no debe ser muy popular; pero tirar por elevación disimula más y sirve de pataleta.

Retrato del Inca Garcilaso de la Vega en su recreado despacho en la Casa del Inca

El Inca Garcilaso de la Vega nació unos años más tarde de este acontecimiento en Cuzco, hoy «capital histórica» de Perú, pero en 1539 centro de la Gobernación de Nueva Castilla. Hijo del capitán español Sebastián Garcilaso de la Vega y de la noble inca Chimpu Ocllo, su primer nombre fue Gómez Suárez de Figueroa y se renombró 24 años más tarde, probablemente viviendo ya en Montilla, como hoy le conocemos. Mestizo como era, y de lo que se sentía orgulloso y hacía alarde, recibió educación esmerada por parte de padre y madre, cada cual según los cánones de sus respectivas culturas, lo que le dotó de autoridad en sus obras históricas sobre la civilización incaica. Decidió viajar a España con 20 años y, apoyado por un tío que vivía en la población cordobesa, fijó su residencia entre los montillanos. Y allí se dedicó a leer, estudiar y escribir con un «fino espíritu, impregnado de cultura renacentista y dueño de una prosa tan limpia como el aire de las alturas andinas», como lo describe Vargas Llosa.

Hoy se conserva la casa en la que vivió unas tres décadas y en la que llevó a cabo la traducción de Diálogos de Amor, de León Hebreo, su primer trabajo publicado, y donde escribió obras como Comentarios Reales, La Florida o Historia General del Perú. El edificio data del siglo XVI y, convertido en Casa-Museo, conserva enseres y mobiliario de la época, incluyendo algunos procedentes de la casa natal del historiador en Cuzco. Es, sin duda, un «pelotazo» de historia de Montilla, pero también un canto a la igualdad del mestizaje que siempre pregonó el que, en su epitafio, pidió que fuera descrito como «varón insigne, digno de perpetua memoria. Ilustre en sangre. Perito en letras. Valiente en armas».

De museos, ya que de ello hablamos, Montilla tiene dos espacios que no debería perderse el viajero: el de Historia Local y el de Garnelo. El primero es un compendio de hallazgos arqueológicos que permiten visualizar la evolución de la tierra montillana desde la prehistoria. Expone multitud de objetos romanos, pero sin duda lo más impactante es la colección de piezas conocidas como «el tesoro de Montilla», que se encontraron en una tumba, con toda seguridad de una persona muy importante, datada en torno al 4.500 a. C. Puede ser una pequeña decepción saber que es una copia, porque el original está en el Museo Arqueológico de Barcelona, pero, aún así, no podía faltar en el recorrido por la historia montillana.

José Garnelo y Alda nació en Valencia, ciertamente, pero fue montillano desde que tenía apenas dos años. Quien contempla su obra y lee su biografía se sorprende que de no sea más conocido en España; si acaso, alguien le llega a citar como maestro del adolescente Pablo Ruiz Picasso (14 años) porque el propio y universal malagueño se ocupó de manifestarlo en alguna ocasión. En el museo que hoy lleva su nombre hay dos plantas de la antigua Casa de Aguas, llamada así porque ahí estuvieron los depósitos del líquido elemento en una casa solariega del siglo XIX, dedicadas a Garnelo. Es la mayor colección de obras del autor, cuyos trabajos están también expuestos en museos e instituciones de Europa y América. ¿Una recomendación? Lean sobre José Garnelo y visiten luego su museo.

Y de vinos y bodegas también hemos de hablar, que no es de recibo visitar Montilla y no acercar la nariz y los labios a algunas de sus excelencias. La denominación de origen de los caldos de la zona es Montilla-Moriles, dos poblaciones separadas por poco más de 20 kilómetros, pero que engloba a otros seis municipios limítrofes más al completo, junto con otros tantos cuyas tierras están parcialmente incluidas en la D.O.P. Eso sí: la bodega más antigua del conjunto es montilla. Se trata de Alvear, fundada en 1729, que es además la más veterana de Andalucía.

Impresiona la precisión con la que se elabora el vino que lleva el nombre de la uva Pedro Ximénez. Recogen el fruto cuando está en estado óptimo de maduración, extienden con mimo los racimos al sol para que se pasifiquen, lo que suele tardar entre siete y diez días, los prensan dos veces –sacan unos 30 litros de mosto por cada tonelada de racimos recién cortados– y a partir de ahí producen los vinos de dos tipos: el de añada y el de crianza mediante el sistema tradicional de criaderas y soleras. Y créanme: nuestra explicación de este sistema nunca sería tan contundente como verlo con sus propios ojos en una de las bodegas de Montilla; sobre todo, si el final es una cata de buen Pedro Ximénez.

Así que empiecen su visita a esta parte de Andalucía por el barrio de la Escuchuela, recorran sus callejas blancas, empinadas y estrechas para ir a los espacios culturales, caten algunos platos locales, como las alcachofas al Montilla o el Crispín; vayan a alguna bodega de tinajas a ver si llegan a tiempo de catar el vino nuevo que sacan directamente de dichos recipientes de barro con una venencia; salgan luego a hacer la ruta de las bodegas y lagares, a llegarse a la finca de Juan Colín donde la antigua almazara de aceite, que también lo hay magnífico en esta zona, es ahora museo o a disfrutar de la Sierra de Montilla y encontrase con ese monumento a la naturaleza que es la Piedra Luenga. Quedan invitados, pues, a una inmersión total en tradición, naturaleza, enoturismo e historia.

Soleo de las uvas Pedro Ximénez

Para saber más

Museo Garnelo. Ayuntamiento de Montilla

Crónicas del Gran Capitán. Antonio Rodríguez Villa. De la Real Academia de la Historia (1908).

Historia de Montilla. Blog de Víctor Barranco García

Patio colonial de la Casa del Inca Garcilaso de la Vega

INFORMACIÓN

Oficina de Turismo

C/ Iglesia, s/n

Tel.: 957 652 354

672 780 521

[email protected]

www.montillaturismo.es

 

ALOJAMIENTO

Hotel Don Ramiro ***

C/ Río de la Hoz, 4

Tel.: 957 656 779

[email protected]

www.complejorbdonramiro.es

 

RESTAURANTES Y TAPEO

La Cepa Montillana

Avenida de Andalucía, 23

Tel.: 957 738 234

[email protected]

https://lacepamontillana.metro.bar

 

El rincón del Conde

Don Gonzalo, 7

Tel.: +957 664 469

www.rincondelconde.es

 

Taberna Los Lagares

Avda. de Las Camachas,1

Tel.: 957 650 055

[email protected]

 

Taberna La Chiva

San Francisco Solano, 42

Tel.: 957 651 758

Montilla tiene dos espacios que no debería perderse el viajero: el Museo de Historia Local y el de Garnelo: el pintor maestro de Picasso.

III Jornadas Técnicas sobre el Alzacola Rojizo en la Península Ibérica: Conservación y desarrollo del territorio

Montilla, del 12 al 14 de noviembre de 2021

La Fundación Social Universal, con sede en Montilla, y la Asociación de Estudio y Conservación de la Fauna, Harmusch, organizan estas jornadas sobre el alzacola rojizo o colitajara, ave considerada «especie vulnerable», pero por cuya evolución en los últimos años puede alcanzar la clasificación de «en peligro de extinción».

Explican los organizadores que «El alzacola rojizo es un ave estival en la península ibérica, donde se reproduce para pasar el invierno en África subsahariana y presenta en nuestra comarca [la campiña de Montilla] una de las poblaciones mejor conservadas de su área de distribución. Dada su dieta insectívora es un aliado de nuestros cultivos, donde controla las poblaciones de insectos y evita que se conviertan en plaga».

Se trata de unas jornadas repletas de actividades que, aún con un destacado carácter técnico, ofrecen actividades de interés para públicos de todo tipo, como un curso de iniciación a la fotografía de naturaleza o un taller, también de iniciación, al anillamiento científico de aves. No faltan a la cita exposiciones fotográficas relacionadas con el alzacola. Los temas de charlas y mesas de debate giran, claro, en torno esta pequeña ave y su situación en España, pero también sobre asuntos de calado como estrategias de promoción y desarrollo de la biodiversidad o las posibilidades del ecoturismo como dinamizador socioeconómico.

Un fin de semana completo en el que se puede ver Montilla a «vista de pájaro».

INFORMACIÓN

Fundación Social Universal
Burgueños, 7
Telf.: 957654987
[email protected]
https://www.fundacionsocialuniversal.org

III Jornadas técnicas sobre el Alzacola Rojizo en la Península Ibérica

AL ENCUENTRO

III Jornadas Técnicas sobre el Alzacola Rojizo en la Península Ibérica: Conservación y desarrollo del territorio

Montilla, del 12 al 14 de noviembre de 2021

La Fundación Social Universal, con sede en Montilla, y la Asociación de Estudio y Conservación de la Fauna, Harmusch, organizan estas jornadas sobre el alzacola rojizo o colitajara, ave considerada «especie vulnerable», pero por cuya evolución en los últimos años puede alcanzar la clasificación de «en peligro de extinción».

Explican los organizadores que «El alzacola rojizo es un ave estival en la península ibérica, donde se reproduce para pasar el invierno en África subsahariana y presenta en nuestra comarca [la campiña de Montilla] una de las poblaciones mejor conservadas de su área de distribución. Dada su dieta insectívora es un aliado de nuestros cultivos, donde controla las poblaciones de insectos y evita que se conviertan en plaga».

Se trata de unas jornadas repletas de actividades que, aún con un destacado carácter técnico, ofrecen actividades de interés para públicos de todo tipo, como un curso de iniciación a la fotografía de naturaleza o un taller, también de iniciación, al anillamiento científico de aves. No faltan a la cita exposiciones fotográficas relacionadas con el alzacola. Los temas de charlas y mesas de debate giran, claro, en torno esta pequeña ave y su situación en España, pero también sobre asuntos de calado como estrategias de promoción y desarrollo de la biodiversidad o las posibilidades del ecoturismo como dinamizador socioeconómico.

Un fin de semana completo en el que se puede ver Montilla a «vista de pájaro».

INFORMACIÓN

Fundación Social Universal
Burgueños, 7
Telf.: 957654987
[email protected]
https://www.fundacionsocialuniversal.org

Urueña. Con los ojos puestos en los libros

AL ENCUENTRO

Urueña

Con los ojos puestos en los libros

Para quien no haya oído hablar de Urueña, que en su página web se vea, al primer golpe de vista, que tiene 189 habitantes, 5 museos y 12 librerías —y tres bares, añadimos, si se incluye el centro social—, puede ser una sorpresa. Ahí es nada: cuatro veces más librerías que bares. Es un caso único en España. Se entiende cuando tenemos en cuenta que es, desde 2007, la primera Villa del Libro española. Y, desde hace más tiempo, un pueblo que puede «leerse» como un libro más, abierto por las páginas de la historia, del sosiego, del patrimonio arquitectónico y de las costumbres populares.

JESÚS ORTÍZ

@JesOrtizAl

Jesús Ortíz

Si empezamos por dos detalles geográficos, zona elevada en mitad de la llanura y manantial de aguas limpias justo en el centro, ya se puede imaginar el lector que la historia de Urueña está marcada por una posición estratégica aprovechada por vacceos, romanos y demás visitantes, a partir de ahí, en el orden cronológico en que la historia les fue poniendo. Añádase, para mejor entender su fisonomía, que se convirtió en una villa castellana fronteriza cuando Alfonso VII dividió su reino entre sus hijos Fernando II, a quien correspondió León, y Sancho III el Deseado, para quien fue Castilla (año 1157).

Puerta del Azogue

Las murallas que hoy vemos, en magnífico estado de conservación y restauración en muchos de sus tramos, fueron mandadas construir, precisamente, por Sancho III nada más hacerse cargo del reino castellano y siguiendo la estela de su tía, la infanta-reina Sancha Raimúndez, que había mandado fortificar la villa años antes en su condición de Señora de Urueña. Si alguien piensa que es porque Sancho III no se fiaba mucho de su hermano, es posible que acierte. El de Castilla solo vivió un año después de la división de los reinos y nada más ascender al trono su heredero, Alfonso VIII, siendo aún un niño, su tío Fernando II dijo que su padre le había perjudicado y que movía las fronteras, quedándose, entre otras villas, con Urueña. Esto se revirtió una vez el joven Alfonso alcanzó la mayoría de edad y se dedicó a recuperar todo lo que habían arrebatado a Castilla los reinos vecinos (los navarros, los almohades…).

Solo por poner la situación en contexto histórico, Alfonso VIII es el que consigue que el papa Inocencio III predique una cruzada contra el andalusí Muhámmad an-Násir (Miramamolín, para los cristianos), lo que le llevó a vencer en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) al apuntarse al ataque desde templarios a malteses y demás órdenes militares de toda la cristiandad del sur de Europa. Por si acaso, y por recordarlo también —que no se quede la cosa en puro belicismo—, hablamos de un rey medieval que no solo manejaba armas y argumentos diplomáticos, sino que también fue el fundador del primer estudio general español, el Studium generale de Palencia, que muchos consideran el germen de la universidad española. Es decir: esto de un lado y, de otro, el inmenso grado de protección que la tía Sancha Raimúndez ejerció sobre los monasterios de la cristiandad hispana, custodios y copistas de manuscritos, nos permiten suponer que lo de los libros le va a Urueña en el ADN.

Librería Páramo

Las librerías son, en general, la punta del iceberg de un conjunto de profesiones entre las que se encuentran autores, claro, editores, ilustradores, impresores, encuadernadores… y, como supremos oficiantes del ritual que conecta al autor con el lector, los libreros. Decía Delibes, y escrito está en uno de los muros que enmarcan el centro e-LEA, que “El librero es copartícipe de la creación, interviene en el alumbramiento de un libro, no diré con igual importancia que el autor, pero sí de forma decisiva”, para añadir algún renglón más adelante que el lector “pone sus ojos en el libro, no pocas veces, gracias al consejo, persuasión y asesoramiento del librero”.

Las librerías, en fin, son hoy seña de identidad de Urueña. Todo empezó en 1992, cuando un joven empleado de una librería madrileña se dejó seducir por la aventura de ser él mismo: así nos lo cuenta el propio Jesús Martínez. Algún amigo, ya residente en Urueña, le condujo hasta allí y así nació la librería Alcaraván. Idas, venidas, subidas, bajadas, alegrías, crisis… Y años más tarde la Diputación de Valladolid apostó por el pequeño enclave medieval, en 2007, para convertirlo en la primera Villa del Libro de España. A partir de ahí, un poco antes en ciertos casos, se sumaron a la aventura encuadernadores, ilustradores y varios libreros más, algunos tan especializados que sus locales son templos para los amantes de los cuentos o de la literatura enológica, por ejemplo.

Palomares desde la muralla

El e-LEA, o el Espacio para la Lectura, la Escritura y sus Aplicaciones, es, digámoslo así, la parte institucional de la Villa del Libro. A vista de pájaro –o de dron, ahora que somos más modernos y tecnológicos–, se puede interpretar como el necesario contraste oficial al aspecto más romántico del que Alcaraván es santo y seña. Depende de la Diputación de Valladolid y su objetivo es desarrollar acciones culturales que resulten atractivas al visitante en los momentos «valle» –los que no son fines de semana, puentes o vacaciones, vaya–. Sus actividades giran, claro, en torno a la literatura, con exposiciones, aspectos pedagógicos y líneas de investigación. Y, como dicen en su página informativa, «el visitante no debe perderse la exposición permanente Visión de los Días. Poesía experimental. Francisco Pino».

Hay más espacios culturales que no conviene dejar en el tintero. La fundación Joaquín Díaz y su Centro Etnográfico, por ejemplo, donde el viajero se encuentra, entre grabados de trajes e instrumentos musicales de varias épocas, hasta una colección de gramófonos y una magnífica muestra de pliegos de cordel, que son esos impresos sueltos que distribuían los ciegos cantores por los pueblos y cuya labor cultural es digna de elogio. O el Espacio DiLab, donde la creación y el diseño son pilares de sus muchas actividades. O el museo de la música, que alberga medio millar de instrumentos de la colección de Luis Delgado. O el Museo de Campanas, donde se exponen piezas fundidas entre los siglos XV al XX.

Entrada por la Calle Real

Las calles, prácticamente peatonales, son una inmersión en el más puro ambiente castellano y medieval. En muchísimas ocasiones, también, un remanso de paz. Y, como no podía ser de otra manera, un libro abierto: las placas que identifican los viales añaden, a la lógica denominación, la explicación de por qué llevan ese nombre. Por ejemplo, la calle Catahuevos, en cuya esquina con el Corro de San Andrés está la librería Alcarabán, dice que catahuevos es el «Lugar donde los recoveros –intermediarios del producto aviar, aclaramos– solían catar los huevos que estaban frescos poniéndoselos en el hueco del ojo y mirando a la luz del sol». Dejamos al lector que «apueste» con su imaginación por qué hay calles que se llaman Abrazamoza, Bolinche, del Oro… Y que se anime a comprobar in situ si sus suposiciones son correctas.

Perderse por las calles carrasqueñas –en efecto: el gentilicio de Urueña es carrasqueño– es también encontrarse con palacetes o casonas, como la de La Mayorazga (s. XVIII), sede de la Fundación Joaquín Díaz. O con la iglesia de Santa María del Azogue, construida entre los siglos XVI y XVIII sobre lo que fue un templo medieval. Y se «apellida» del Azogue, porque está en la calle del mismo nombre y junto a la puerta en la muralla que así también se llama. Es decir, el lugar del pueblo donde tenía lugar el comercio y los intercambios. Muy cerca –bueno: no hay nada lejos en una población como Urueña– está el Ayuntamiento. No es un edificio especialmente singular, pero sí lo es la Oficina de Turismo allí instalada. Es de esos lugares donde hacen sentirse bien al visitante por el cariño, los conocimientos y la paciencia con que se explican las cosas.

Chozo en una era

Los Chozos es una de las cosas que podrían pasar desapercibidas si antes de la visita a la localidad carrasqueña no se entra a investigar un poco en la citada oficina. Son esas construcciones que se hacían en las eras y que tenían dos partes: una en forma de cúpula –sorprendente– y otra con estructura de prisma cuadrangular, ambas de adobe. La primera para las personas y la segunda para los animales. Eran el sitio donde refugiarse cuando el trillado de la parva era interrumpido por una tormenta o donde encontrar el necesario frescor en las horas centrales del día para descansar un poco o dar cuenta del correspondiente refrigerio. En la actualidad, se han reconstruido varios chozos y se gradece que sea posible entender el trabajo en las eras, que en tierras castellanas se ha mantenido hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX.

Dejamos para el final una, créannos, auténtica joyita: la ermita de la Anunciada (s. XII). La mandó construir la infanta-reina que citábamos al principio, Sancha Raimúndez, para sustituir la iglesia del Monasterio que allí se encontraba. Hoy, vistas magníficas desde y hacia Urueña. Está a unos dos kilómetros del recinto amurallado, en un breve valle, lo que implica subidita de regreso. Quizás por eso, el día de la patrona (el 25 de marzo), cuando se hace la procesión de rigor, a alguien se le ocurrió la coplilla que se convirtió en chascarrillo popular: «Virgen de la Anunciada / buena es tu fiesta, / pero cuesta trabajo / subir la cuesta». Para los amantes de la historia de la arquitectura es todo un referente: su estilo arquitectónico es románico «con orientación lombarda», dicen los especialistas, y es el único monumento de este estilo que se encuentra completo en la comunidad castellano-leonesa.

El Día de las Librerías se celebra el 13 de noviembre. La Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros, que lo promueve, organiza actividades de distintos tipos, pero, sobre todo, campañas para que no dejemos de entender al libro y al librero como algo esencial en nuestras vidas. En analógico, sí, pero también en digital. Lo especial que tiene lo primero es ese carácter multisensorial que nos conecta con los libros y que tan bien saben conducir los buenos libreros. Por eso, el día 13 de noviembre de 2021, y siempre, nos vemos en Urueña.

Arco de la Villa

Para no perderse

Fundación Centro Etnográfico Joaquín Díaz.
C/ Real, 4
Tel.: 983 717 472
[email protected]

Urueña, pueblo oficial.
Los pueblos más bonitos de España.

Centro E-LEA Miguel Delibes
Calle de la Costanilla, 12
Tel.: 983 717 502
Día de las Librerías.
Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros.
Ermita de la Anunciada (s. XII)
INFORMACIÓN

 

Oficina de Turismo

Plaza Mayor, 1

Tel.: 983 717 445 / 676 199 223

[email protected]

[email protected]

www.xn-uruea-rta.es/

 

ALOJAMIENTO

Solo alojamientos rurales

Más información en

https://acortar.link/ifK6GY

 

RESTAURANTES Y TAPEO

Los Lagares

Catahuevos,21.

Tel.: 983 717 554 / 629 479 634

[email protected]

www.loslagares.com

 

Mesón Villa de Urueña

Corro de San Andrés, 6.

Tel.: 983 717 063 / 606 018 345

[email protected]

www.mesovilladeurueña.es

Museo del cuento

De isla a isla. Menorca y La Palma como hitos del turismo sostenible

AL ENCUENTRO

De isla a isla

MENORCA Y LA PALMA

Como hitos del turismo sostenible

Seguro que ha escuchado o leído alguna vez la expresión “turismo sostenible”. Y, a grandes rasgos, seguro que también sabe o se imagina a qué se refiere. Para poner imágenes y sensaciones, nos acercamos a dos lugares de nuestra geografía que son, en estos tiempos de cauta desescalada pandémica, paradigma de ese tipo de turismo por sus bosques, sus playas, su cultura y su gastronomía: la mediterránea Menorca y la atlántica La Palma.

JESÚS ORTÍZ

@JesOrtizAl

Jesús Ortíz

Fotos cedidas por Fundació Foment del Turisme de Menorca y Visit La Palma

SI SE TRATA DE DEJARSE llevar por atractivos culturales y naturales en zonas donde el visitante no sienta la presión de las aglomeraciones –nada convenientes en tiempos de pandemia y por más que esta esté remitiendo– y donde, a la vez, no haya que echar de menos el rayo de sol y el chapuzón en la playa, vamos de isla a isla y, como en el Juego de la Oca, tiramos porque es sostenible. Del Mediterráneo al Atlántico, más de dos mil kilómetros en línea recta mediante, la balear Menorca y La Palma canaria.

Son Reservas de la Biosfera las dos islas y esto ya dice mucho a su favor. Menorca lo es desde 1993, «por el alto grado de compatibilidad conseguido entre el desarrollo de las actividades económicas, el consumo de recursos y la conservación de su patrimonio y de su paisaje». Para La Palma el camino fue más largo, pero no menos reconfortante. La Unesco, que es quien reconoce la condición Reserva de la Biosfera a los 701 lugares del mundo donde se encuentran estos paraísos, firmó la primera declaración para la isla canaria en 1983, pero solo para algo más de quinientas hectáreas en el entorno del Bosque de los Tilos. El 1998 se amplió el espacio a una sexta parte de la isla y en 2002, definitivamente, toda La Palma se incluyó en el programa MAB (Man and the Biosphere Programme).

En ambos casos, hay algo más que tierra firme en sus espacios reservados. Se protegen también casi dieciséis mil quinientas hectáreas del Océano Atlántico que rodea a la isla canaria y cerca de cuatrocientas cincuenta mil del Mediterráneo de la balear. Asumiendo que los números en bruto son difíciles de imaginar, pensemos en unos veintitrés mil y seiscientos veinticinco mil campos de futbol, respectivamente. Estadios, eso sí, por los que no corren deportistas sino multitud de especies marinas entre las que es habitual ver delfines, cachalotes o calderones.

La Palma es tierra de fuertes contrastes, como no podía ser menos en una isla volcánica que se encuentra en la zona subtropical del hemisferio norte. Basta subir hasta los poco más de dos mil cuatrocientos metros del Roque de los Muchachos y echar un vistazo alrededor para ser consciente de que entre la verde y un tanto salvaje espesura que se intuye en el Bosque de los Tilos y las cumbres peladas de la Caldera de Taburiente o los senderos de la Ruta de los Volcanes, apenas coloreados con algún tajinaste rosa o azul, la diferencia es notable.

Carretera vieja de Garafia (La Palma)

Los senderos, bien definidos y señalizados, son los grandes aliados del turismo ecológico de la «Isla Bonita»; los de la Caldera de Taburiente, para comprobar que en ese gran círculo, con unos ocho kilómetros de diámetro, cada día es distinto: tanto si se accede a las cumbres, como si se deja el caminante llevar por el discurrir de los barrancos; los del Bosque de los Tilos, para hacer un viaje en el tiempo y poder palpar, ver, escuchar, oler y sentir lo mismo que, de haber existido la especie humana, habría experimentado hace más de sesenta millones de años, a principios de la Era Cenozoica; o los del Roque de los Muchachos, para dejar que los ojos se bañen de distancia de día y de estrellas de noche.

Menorca puede dar sensación, en un primer golpe de vista, de que es poco variada. Quizás sea porque la actividad agrícola de siglos ha conferido a su superficie un aspecto como de inmensa colcha de retales y abuela, que cubriese y protegiese un preciado tesoro. Pero a nada que el viajero se mueva entre la Tramuntana, la mitad norte, y el Migjorn, la sur, observará que los colores y las formas de esa colcha denotan distintas personalidades y enmarcan diferentes paisajes: tierra de colinas suaves del lado que mira a la Estrella Polar y surcada de barrancos en la zona opuesta; costas suaves donde entre calas y pequeños cabos un enamorado del mar pie a tierra podría pasarse la vida, en la Tramuntana, y acantilados impensables, al sur: rectos muchos de ellos, como si alguien los hubiera plantado ahí para respaldo de playas largas y serenas.

De entre las joyas de la isla, si de naturaleza a raudales hablamos, posiblemente la más característica es el Parque Natural de S’Albufera des Grau. La protagonista del espacio es una laguna de unas setenta hectáreas y en su entorno hay como un muestrario de todo lo que supone Menorca, como humedales, bosques, dunas o islotes, ya en la zona marítima, llenos de vida. Y si durante la visita surge la oportunidad de ver a algún águila pescadora yendo al «mercado», ya ha merecido la pena; y más al amanecer. Porque para atardecer, el de Pont d’en Gil, al otro lado de la isla y cerca de Ciudadela; esculpido, más que labrado, en un brazo de roca que se adentra en el mar. E importante para un ecoturista: a todos los lugares se puede llegar por el Camí de Cavals, un sendero que rodea la isla y que es pura historia.

Faro Cavallería (Menorca)

La historia también forma parte del sentido sostenible que tienen estos dos destinos. Y si nos centramos en esta, imposible no mencionar ese inmenso museo al aire libre menorquín que son los restos de la cultura talayótica. Talayots, navetas, dólmenes e hipogeos, repartidos en una treintena de bien conservados yacimientos, siguen siendo motivo de estudio para datarlos correctamente y definir en qué momentos de las edades de Bronce y de Hierro se construyeron. Un detalle más: «Menorca Talayótica» es, en el momento de escribir estas líneas, candidata a Patrimonio Mundial de la Humanidad. En Mahón, el viajero puede percibir su carácter estratégico para asuntos militares e imaginarse la fundación de la ciudad por parte de un hermano de Aníbal, Magón, los saqueos de Barbarroja o los setenta años de ocupación británica. Ciudadela, más administrativa y aristocrática, como corresponde a la antigua capital isleña, merece el paseo por su casco histórico, sin perder de vista al obelisco que conmemora el asalto de la flota otomana el 9 de julio de 1558.

Los primitivos palmeros eran los benahoritas, cuyo origen pudiera estar en algún antepasado bereber que hubiese salido del continente africano en busca de mejores sitios (¡y vaya si los encontró!). Un punto para empezar a entender a estas gentes, muy belicosas en el decir de los conquistadores continentales, es visitar el Museo Arqueológico Benahoarita, en Los Llanos de Aridane, pero sin dejar de encontrarse con los parques arqueológicos de Belmaco, el Tendal y la Zarza, donde es posible darse una mejor idea de las condiciones de vida de estos pobladores. Todo un tratado de astrología, por ejemplo, los petroglifos de Zarza; y un libro gordo de historia antigua imaginar a la familia de los reyes Juguiro y Garehagua instalada en el caboco (cueva) de Belmaco, donde tampoco faltan los petroglifos. En Santa Cruz de La Palma, la capital de la isla, la brisa suena a América: su puerto era el último europeo en la escala de los primeros viajeros al continente americano y de donde salía hacia allí la caña de azúcar que se producía en la isla. Su Juzgado de Indias (1558, Felipe II), es más, fue el primero de toda España en el que debían registrarse los barcos que comerciaban con las colonias del otro lado del «charco».

Las experiencias marinas, claro, son casi obligatorias cuando el destino vacacional es una isla. Si hemos de empezar por una singularidad, los siete faros de Menorca lo son. El Camí de Cavals antes citado nos puede llevar a casi todos ellos a caballo, claro, en bicicleta o, si el viajero está más entrenado, caminando. Lo bueno que tiene es que no se pierde de vista el mar en todo el recorrido y que permite disfrutar de un crepúsculo en el faro de Cavalleria o comprobar la furia de los elementos –a poco que se dé el día, por supuesto– en el de Favarix. Y podrá comprobar, quien no lo haya experimentado, que detenerse a mirar el mar pegado a un faro es siempre el principio de una historia, porque todos tienen un «algo» que excita la imaginación.

En la isla atlántica es muy común salir a descubrir cetáceos: delfines, cachalotes, calderones, rocuales… se muestran sin demasiados temores y hasta se convierten en animados y juguetones compañeros de singladura. Es más que recomendable, para el turista garante de la sostenibilidad, que la compañía en la que contrate su excursión de avistamiento tenga la certificación «bandera azul», que concede el Gobierno de Canarias. Y eso aportará otra perspectiva cultural: el buen hacer de los pilotos acercándose a los grupos en un ángulo de treinta grados, nunca de frente, en perpendicular o por detrás, navegando a la misma velocidad que el miembro más lento del grupo y dejándoles su espacio vital, indicando a los habitantes marinos que queremos compartir, no invadir.

La gastronomía, el concepto, incluye dos aspectos que enlazan directamente con la idea de sostenibilidad ligada a los lugares que visitamos: el mercado de proximidad y el cultural desde el punto de vista de las costumbres y los hábitos antropológicos. Pero también porque se pueden descubrir sabores y texturas que, a la postre, resultan inolvidables. Podemos hablar, así, del mojo palmero, que es el mojo picón o rojo hecho con pimienta picona palmera. Imprescindible con una carne o unas simples y magníficas papas arrugás. Y, bueno: el gofio, que es el resultado de cocinar harina de distintos cereales. En La Palma hay noticia de que ya los benahoritas lo consumían, procedente de semillas de amagante, en vez de cereales, y de raíces de helechos; hoy, incluso hay un Museo del Gofio en el municipio de Garafia. Pida el viajero un queso de cabra artesanal, para saber lo que es «pelotazo» de sabor, y saboréelo en otro momento asado y con mojo verde. Para los amantes de los vinos, las catas pueden ir desde los blancos, de la singular uva malvasía, hasta los tintos, de negramol y albillo, envejecidos en teas de pino canario.

Los Balcones, en Santa Cruz de La Palma (Foto S. Santos)

En Menorca, si de cocina marinera hablamos, imprescindible mencionar la caldereta de langosta. De este crustáceo se pueden localizar dos tipos en la isla: los de roca, de pequeño tamaño, y los de fondo, mayores, pero menos sabrosos. Su pesca está regulada y sometida a inspecciones para proteger la especie. Eso significa que no hay demasiada abundancia de langosta menorquina en los mercados y que el viajero debe recordar un principio si quiere degustar la especialidad gastronómica: si tiene un precio sospechosamente bajo (y al margen de que el guiso esté bueno o no), no será langosta local. Donde será casi imposible toparse con suplantaciones de productos alimentarios es en el terreno de los quesos de vaca, donde la denominación «de Mahón» reina indiscutiblemente. Otro tanto puede decirse de la sobreasada menorquina, más magra que la de otros lugares, y que puede ser fresca o curada, y el cuixot, con su toque anisado. Entre otras muchas posibilidades, dos cosas más: la oliaigua, una sopa muy simple que se hacían los payeses en tiempos de escasez, y el arroz de la tierra, que (debe ser para descolocar al forastero) no se hace con arroz, sino con trigo machacado en el mortero.

Y sí: playas estupendas, tanto bañadas por el Mediterráneo como por el Atlántico, para el dolce far niente, de vez en cuando, tumbados a la sombra y disfrutando de alguna bebida refrescante o para actividades organizadas, que las hay respetuosas con el entorno y la naturaleza, para el solaz de los más pequeños de la familia. Si la apuesta del viajero es por el turismo sostenible, ya sabe: de isla en isla.

Taula del poblado talayótico de Trepucó (Menorca)
INFORMACIÓN

LA PALMA
Visit La Palma
Tel.: 922 423 100
(Cabildo)
[email protected]
www.visitlapalma.es

MENORCA
Fundació Foment del Turisme de Menorca
Tel.: 971 368 678
[email protected]
www.menorca.es

Para no perderse

Menorca Reserva de la Biosfera
Agència Menorca Reserva de Biosfera, Departament de Medi Ambient i Reserva de Biosfera.
Consell Insular de Menorca.

La Palma Reserva Mundial de la Biosfera. Fundación Canaria Reserva Mundial de la Biosfera La Palma.

GASTRONOMÍA LOCAL
LA PALMA
Asador del Campesino
Travesía Casco Urbano
de Barlovento, 34
Barlovento
Tel.: 922 186 906
Twitter: @elcampesinobarlovento
 
Chipi-Chipi
Juan Mayor, 42
Santa Cruz de La Palma
Tel.- 922 411 024
www.chipichipi.es
 
 
MENORCA
Es Cranc
Escoles, 31
Fornells
Tel.: 971 37 64 42
www.escranc.com
 
Ca N´Aguedet
Lepant, 30
Es Mercadal
Tel.: 971 375 391
 
La Josefina
Moll de Llevant, 292
Mahón
Tel.: 971 353 368
Cascada de los Tilos (La Palma) (Foto S. Santos)

Nava, entre sidra y agua

AL ENCUENTRO

NAVA

ENTRE SIDRA Y AGUA

Cuentan las crónicas de los tiempos de Augusto que cuando los romanos llegaron a las tierras bañadas por el Cantábrico, los pobladores de lo que hoy llamamos Asturias fermentaban el mosto de manzana para hacer sicĕra. Veinte siglos largos después, la ‘bebida embriagadora’, que eso significa la palabra latina, tiene su capital en Nava, que se ha convertido en templo de la sidra. Y también del agua. No solo por sus ríos y manantiales, sino porque los propios romanos también encontraron aguas puras y medicinales en la pedanía naveta de Fuensanta; aguas que, en 2021, celebran los 175 años desde que se oficializó su condición de ‘utilidad pública’.

JESÚS ORTÍZ

@JesOrtizAl

Jesús Ortíz

No deja de ser cierto que la sidra es bebida tradicional en muchas partes del mundo, sobre todo de la Europa atlántica, pero no lo es menos que cuando añadimos la palabra “natural” la mirada se vuelve hacia el norte de España y, sobre todo, Asturias. Expresiones como chigre, culín (o ‘culete’) y espicha se identifican con el Principado y con esa bebida rubia, refrescante y divertida, por el ritual que la envuelve. De oriente a occidente, del interior a la costa, en cualquier localidad asturiana hay lagares, industriales o artesanales, desde donde se distribuye el mosto fermentado de manzana. La mayor concentración de ellos se encuentra en la denominada ‘Comarca de la Sidra’, formada por seis municipios limítrofes y cuya capital es la tierra de los navetos.

Nava, junto con Bimenes, es el concejo más interior de la media docena que componen la mancomunidad. Es, por tanto, una zona de montaña o, más exactamente, al pie de montañas como ese símbolo local que es Peñamayor. Nada mejor, por cierto, que llegarse hasta Les Praeres, al pie de su cumbre, para darse un buen baño de paisaje, aunque sin saber muy bien si uno debe sentirse azor flotando por encima de los verdes eternos o ciervo henchido de espacio para correr, pastar o berrear; esto último para los machos y llegado el momento, claro. No se pierda, por cierto, ese ‘momento’ cuando el verano va cediendo sitio a los tonos otoñales: es todo un espectáculo.

El municipio es, en fin, más de disfrutar las rutas rurales que las urbanas, aunque el centro de la localidad, en torno a la Plaza de Manuel Uría, tiene ese aire recoleto que anima a dejarse envolver por la personalidad de los colores de las fachadas, mientras el paseante disfruta de unos ‘culetes’ de sidra en una de las terrazas con que se prolongan los chigres circundantes. Es el sitio para comprobar cómo “sus vecinos se han distinguido a través del tiempo por la defensa y valoración de la sidra”, según explicó el jurado de los premios Princesa de Asturias, cuando concedió el título de Pueblo Ejemplar 1996 a su mancomunidad vecinal.

Capilla de Santa Lucía (siglo XVIII), En Ceceda

El Museo de la Sidra está pegado a esa plaza y su fin es dar a conocer la bebida, su origen, elaboración y características, además de la cultura y tradiciones que la rodean. Al margen de escenas que recrean el camino seguido por la manzana desde la pomarada hasta, una vez fermentado su mosto, el paladar de quienes lo degustan y de la exposición de utensilios tradicionalmente utilizados antaño para las distintas tareas, hay un pequeño llagar mecánico que suele hacer las delicias de los niños… ¡y de algún mayor! El visitante toma una manzana, la sitúa en la entrada del artefacto y ve cómo su pieza de fruta pasa por el tren de lavado, se trocea, se maya (se prensa), se recoge el mosto y se pasa este directamente a la cuba de fermentación. Toda una experiencia que termina, como no podía ser de otra manera, aprendiendo a escanciar y tomando una ‘sidrina’ (dulce, o sin alcohol, para quien lo desee).

Difícil saber con exactitud en qué época o civilización nace la sidra. El hecho de que los romanos la conocieran e identificaran, cuando observaron su utilización entre los habitantes del arco atlántico, hace pensar en que su consumo viene de lejos. Y es más que probable que el cultivo de la manzana, las pomaradas, haya sido la alternativa en las zonas geográficas donde es complicado criar vides. Pero, llegados a los tiempos actuales en que los métodos de agricultura vitivinícola permitirían plantar viníferas casi en cualquier sitio, dígale usted a un asturiano que le cambiamos la sidra por el vino. En el mejor de los casos, le contestaría que si no pueden ser ambas cosas… Y si, con permiso de la pandemia, puede el lector acercarse a Nava en la segunda semana de julio, podrá ser partícipe del Festival de la Sidra, que en 2021 irá por la 64 edición, y degustar la de distintos elaboradores mientras presencia el concurso de escanciadores y comprobar el amor de los astures por una de sus señas de identidad.

Las Foces (hoces) del Río Pendón es una de las rutas de senderismo más populares en Nava. Parte de la entrada del Balneario de Fuensanta y es una ruta circular de poco menos de nueve kilómetros, que transcurre entre panorámicas para dejar colgadas en las retinas cual obras de arte, aguas cristalinas, puentes tapizados de musgo, cascadas, caminos labrados en la piedra y majadas pastoriles. Es un imprescindible, pero hay más: la ruta del Picu La Mua, la de Santo Tomás de Priandi, la de la Coroña de Castru, la de la Ribera del Río Peña o el Sendero del Remediu.

Cabe hacer especial mención, por su concepción, de la Ruta de los Escolinos (escolares). Se concibió en 2007 como un ejercicio de educación medioambiental por parte de los alumnos del IES Peñamayor de Nava y que sus promotores definen como “un recorrido por la arquitectura tradicional asturiana, en un entorno lleno de belleza, ante la animada mirada del monte Peñamayor”. Es una ruta circular, de nueve kilómetros y muy fácil, que parte del polideportivo de Nava. Conveniente llevar para hacerla el documento elaborado por los escolinos, que está en bable —advertencia para no asturianos—, o localizar a alguno de los alumnos que la haya hecho en los últimos años para que ayude como guía.

Palacio de la Ferrería (siglo XIV)

El Palacio de la Ferrería tiene la cualidad de aunar senderismo, historia, leyendas, naturaleza y paisaje en torno a un monumento cuya primera piedra es probable que date de principios del siglo X, aunque lo que ahora se ve corresponde al siglo XIV y se organiza en torno a la torre gótica. Perteneció a los Álvarez de las Asturias o a sus ancestros, que eran de las Asturias, pero no todos Álvarez (Díez, Fernández, Rodríguez, según fueran hijos de un Diego, Fernando o Rodrigo). Se llega a la casa fortificada por un precioso sendero paralelo al Río Prá, que parte, como el de las Foces, del Balneario de Fuensanta.

No es fácil saber a qué la dedicaban sus primeros propietarios, aunque, por su carácter rural, es posible que fuese lugar donde administrar las posesiones de la familia circundantes o de descanso, bien alejado de la corte. Sí parece contrastado el origen del nombre: herrería, porque allí se fabricaban armas blancas. El sitio es precioso, pero lo que más ha marcado su existencia es la historia o leyenda, nadie lo puede asegurar, de que por allí correteó de niña Jimena Díaz, la hija de Diego Fernández de las Asturias, Conde de Oviedo, y esposa de Rodrigo Díaz de Vivar “El Cid”. Como Jimena nació a mediados del siglo XI, la única posibilidad de que sus andanzas por La Ferrería sean ciertas es que, en efecto, la casa tuviera una construcción anterior a la que hoy se conserva. Pero es lo mismo: el encanto de identificarla con la noble dama no se lo quita nadie.

Ceceda, por no dejar nada atrás digno de ser visto, es una pedanía naveta que se hace visible, al otro lado de la carretera nacional, por un conjunto de casas, hórreos y otros pequeños edificios apiñados en lo alto de una colina, cuyo origen bien pudo ser un castro celta, lo que da idea de su situación y las vistas en su entorno. Predomina el estilo colonial en sus casas, propio de los indianos. Sus callejas se ven, más que cuidadas, mimadas por sus vecinos. Todo un pelotazo de armonía al que contribuyen muestras de la arquitectura local y la preciosa capilla de Santa Lucía (siglo XVII).

INFORMACIÓN

Turismo de Nava
Plaza José Vicente Ordóñez «El Turrao»
Tel.: 985 714 477
[email protected]
http://www.ayto-nava.es

Museo de la Sidra
Plaza Príncipe de Asturias, s/n
Tel.: 985 717 422
www.museodelasidra.com
(Se pueden concertar visitas combinadas con recorridos por lagares de Nava).

La campeona de escanciadores 1999, 2004 y 2005, Susana Ovín, sirviendo un ‘culete’ en La Barraca.

Para no perderse

El léxico de la sidra y el vino en la diplomática medieval asturiana en latín (siglos VIII-XIII). Perfecto Rodríguez Fernández. Boletín del Real Instituto de Estudios Asturianos n.º 109-110 (Oviedo, 1983).

Red de senderos del Concejo de Nava. Edita: Ayuntamiento de Nava.

Ruta de los escolinos. Con el apoyo de IES Peñamayor, Nava.

RESTAURANTES, CHIGRES Y BARES

Casa Mino-Villa de Nava
Carretera Oviedo-Santander
Tel.: 985 718 070
[email protected]
www.hotelvilladenava.com

La Barraca
La Barraca, 16
Tel.: 985 716 936
[email protected]

Sidrería Plaza
Plaza de Manuel Uría, 11
Tel.: 984 84 25 71
[email protected]
https://sidreriaplaza.com/

La Naveta
Plaza Dominganes, 7
Te.: 684 613 142
[email protected]
www.lanaveta.com

Los 175 años de Fuensanta
Fachada del Balneario de Fuensanta (mediados s. XIX)

Fue el 31 de mayo de 1846 cuando el manantial de Fuensanta obtuvo el reconocimiento de agua minero medicinal de Utilidad Pública por Real Orden, “por sus propiedades terapéuticas y su composición única y equilibrada”. Esta declaración fue paralela a la construcción del balneario, al que empezaron a ir aquellos que buscaban paliar sus males estomacales, renales, dermatológicos y un largo etcétera en el que se incluía el alivio de la anemia. Como curiosidad, aún se conserva la bañera de mármol macizo que se hizo para la reina Isabel II.

Pero esto no es más que un hito de la historia que comienza, hasta donde sabemos, con la llegada de los romanos a Hispania; y que se perpetúa en el tiempo, como demuestran documentos como la Carta Puebla del Concejo de Nava de Alfonso X el Sabio (siglo XIII) o las referencias de un peregrino del Camino de Santiago, en el siglo XVIII, que habla en su diario de “la presencia de una fuente termal medicinal, a orillas del rio Prada, que tiene nombre de Fuente Santa por haberse observado que a ningún enfermo agrava y sí alivia».

Hoy, y aunque no tiene actividad balnearia, Fuensanta es una prestigiosa marca de agua mineral bien conocida y apreciada en España, pero también demandada en países como Estados Unidos, México, República Dominicana, Panamá, Puerto Rico, China, Emiratos Árabes o Marruecos. Sin duda, Nava, la capital de la sidra, se potencia también con el agua.

Entrevista a Virginijus Sinkevicius, comisario europeo de Medio Ambiente, Océanos y Pesca

ÁMBITO EUROPEO

Virginijus Sinkevičius,

comisario de la UE de Medio Ambiente, Océanos y Pesca

«Dar prioridad al medio ambiente hará que las pandemias sean menos probables»

Virginijus Sinkevicius (Vilnius, 1990) es el comisario de la UE más joven de la historia. Antiguo ministro de Economía e Innovación de Lituania, se convirtió en el responsable de Medio Ambiente de la UE. Su prioridad para la Europa post-Covid es que la biodiversidad y la «economía azul» sean parte integral del ‘Pacto Verde Europeo’ y la recuperación en su conjunto, según explica a Escritura Pública en una entrevista.

JORGE VALERO

@europressos

Prestamos mucha atención al clima y a reducir las emisiones, pero la protección de la biodiversidad parece ser una prioridad secundaria. ¿Por qué es eso?

El clima y las emisiones han entrado en el centro del debate político, después de muchos años de promoción y convencimiento. La biodiversidad sigue siendo una frontera nueva para muchos políticos. Sin embargo, la crisis mundial de la biodiversidad y la crisis climática son, en muchos sentidos, las dos caras de la misma moneda. Si dañamos un ecosistema, en realidad liberamos carbono en lugar de almacenarlo en la biomasa y los suelos. Lo contrario es igualmente cierto: cuando restauramos la naturaleza, bloqueamos el carbono y ayudamos a estabilizar nuestro clima. De hecho, más del 30 por ciento de nuestros objetivos de mitigación climática podrían cumplirse con soluciones basadas en la naturaleza, como restaurar bosques, suelos y humedales, y creando espacios verdes en las ciudades.

La buena noticia es que la concienciación está aumentando, y la crisis del Covid-19 la ha acelerado. Ha mostrado cómo todos dependemos de la naturaleza y cuán devastadores pueden ser los impactos de la pérdida de biodiversidad.

La biodiversidad además está aumentando su importancia en la agenda política. La Cumbre de Biodiversidad de la ONU en septiembre atestigua la creciente concienciación entre los líderes mundiales de que es necesario actuar ahora. Por primera vez en la historia, se comprometieron conjuntamente a revertir la degradación del entorno, poniendo la naturaleza en primer término de los planes de recuperación, y trabajando para lograr un acuerdo ambicioso para la naturaleza y las personas.

La UE predicará con el ejemplo, ya que ser pioneros es esencial si queremos llegar a un ‘Marco Global de Biodiversidad’ posterior a 2020 ambicioso, significativo y de alto impacto en Kunming (China) el próximo año.

Algunas tendencias que vimos durante la pandemia, como las entregas a domicilio o la comida para llevar, pueden tener un impacto negativo en el medio ambiente. ¿Está preocupado por esto?

Estoy de acuerdo, se trata de tendencias preocupantes y un informe reciente de la Agencia Europea del Medio Ambiente las describió en detalle. La pandemia del Covid-19 ha provocado cambios significativos en la producción y consumo de plásticos y en los residuos plásticos. Además de un aumento repentino en la demanda mundial de equipos de protección personal, se impusieron medidas de bloqueo en la mayor parte de Europa, junto con estrictos requisitos de higiene. Muchos restaurantes pasaron a ofrecer servicios de comida para llevar y entrega con envases de plástico de un solo uso, y varios grandes minoristas de café dejaron de permitir que los clientes trajeran envases recargables.

A corto plazo, esto puede representar un desafío adicional para los esfuerzos de la UE para frenar la contaminación plástica y avanzar hacia un sistema más sostenible y circular. La Comisión está prestando un gran apoyo al sector de la gestión de residuos y, en particular, al sector del reciclaje, garantizando que tengan acceso a la financiación necesaria.

¿Considera que los esfuerzos realizados por el sector privado son suficientes para proteger el medio ambiente y los océanos?

Las empresas son cada vez más conscientes de los riesgos asociados al cambio climático y la degradación ambiental, a medida que crece la concienciación de que la mitad del PIB mundial depende de la naturaleza y de los servicios que brinda. Durante el último año hemos visto un cambio importante en la agenda medioambiental, con el creciente interés de la comunidad empresarial.

En la última Cumbre de Biodiversidad de la ONU en septiembre, más de 600 empresas, que representan 4,1 billones de dólares de ingresos anuales, pidieron un plan colectivo por la naturaleza, instando a los gobiernos a adoptar políticas para revertir la pérdida del medio ambiente en esta década. Si queremos que las empresas amplíen sus acciones, necesitamos las políticas adecuadas y eso es lo que estamos haciendo con el Pacto Verde Europeo.

¿Cuál es su mayor prioridad legislativa para este mandato, considerando que gran parte de la atención se centrará en salir de la recesión?

Mi prioridad es asegurar que nuestro medio ambiente y “la economía azul” formen parte integral del Pacto Verde Europeo, que es el plan de Europa para hacer que la economía de la UE sea sostenible y hacer que esta transición sea justa e inclusiva para todos.

En cuanto a la biodiversidad, esto significa revertir la pérdida del entorno europeo para 2030 y liderar los esfuerzos mundiales para reducir los daños a nuestro medio ambiente. Esto también significa cumplir con la ambición de cero contaminación, teniendo en cuenta la calidad del aire y el agua, los productos químicos peligrosos, las emisiones y los pesticidas. Igualmente queremos desvincular el crecimiento del uso de recursos, avanzando en el plan de acción de la economía circular, especialmente en sectores intensivos en recursos y de alto impacto, como la construcción, el textil y la electrónica.

Los océanos son un desafío particular. Dependemos de ellos para la alimentación, el transporte, el aire que respiramos. Al mismo tiempo, también encaran una presión increíble, desde el agotamiento de las poblaciones de peces hasta el aumento de la contaminación. Para abordar estos problemas, estoy liderando los esfuerzos para conseguir océanos libres de plásticos y contaminación, mientras que al mismo tiempo quiero garantizar una pesca sostenible y una economía azul próspera para los mares y océanos de Europa.

Todo esto jugará un papel importante en el proceso de recuperación. Como sugiere la evidencia científica más reciente, dar prioridad a las políticas respetuosas con el medio ambiente también hará que crisis como la actual pandemia del Covid-19 sean menos probables, y nos hará más resistentes para enfrentar situaciones similares en el futuro.

¿Está haciendo la UE lo suficiente en materia de alimentación sostenible?

Va a ser extremadamente relevante, ya que avanzar hacia un sistema alimentario de la UE más saludable y sostenible es una piedra angular del Pacto Verde Europeo. Por eso, la Comisión presentó las estrategias de Biodiversidad y ‘De la granja a la mesa’, cuyo objetivo es restablecer el equilibrio entre la naturaleza y los sistemas alimentarios, proteger la salud y el bienestar de nuestra población y, al mismo tiempo, aumentar la competitividad y la resiliencia de la UE.

Para llegar hasta ahí, debemos involucrar a todos los elementos en la cadena alimentaria (agricultores, procesadores de alimentos, minoristas y consumidores), y hacerles comprender que la naturaleza y la agricultura van de la mano, y dependen en gran medida unos de otros. Sin suelos sanos y polinizadores, no hay agricultura.

La UE apoyará a los agricultores en esta transición a través de una amplia gama de instrumentos, con beneficios para ellos y sus comunidades, y también se esforzará por orientar a la industria alimentaria hacia prácticas que hagan que la elección saludable y sostenible sea fácil para los consumidores.

¿Teme que la grave crisis económica y sanitaria en España obstaculice sus esfuerzos por proteger el medio ambiente y la biodiversidad?

España fue uno de los Estados miembros más ambiciosos en el Consejo de Medio Ambiente, apoyando firmemente la ambición de la estrategia de Biodiversidad de la UE y todos sus objetivos. Por eso, creo que nuestros homólogos españoles entienden muy bien que proteger y restaurar la naturaleza puede estimular la recuperación y crear empleo, ayudándonos a construir una sociedad más sana y resiliente. Ahora es el momento de invertir en la naturaleza en lugar de desinvertir.

España tiene excelentes condiciones para hacerlo. Es una referencia destacada dentro de la UE en términos de capital natural y posee una biodiversidad muy rica.

Sin embargo, al igual que en cualquier lugar de Europa, sus hábitats y especies están bajo una presión continua, con solo el 8,9% de los hábitats y solo el 18,9% de las especies en buenas condiciones. Esto se debe principalmente a las presiones de la agricultura, el desarrollo, la construcción, el transporte y la silvicultura. Por tanto, queda mucho por hacer y espero que España pueda garantizar la protección de su biodiversidad, de acuerdo con la legislación medioambiental europea.

Entiendo que el Plan de Recuperación Post-Covid, lanzado recientemente por el Gobierno español, tiene como meta lograr ambiciosos objetivos ambientales, climáticos y energéticos en un plazo de tres a cuatro años, financiado con hasta 140.000 millones de euros de subvenciones y préstamos de la UE, por lo que creo que se trata de un desarrollo muy positivo.

In English

Virginijus Sinkevičius,

commisioner for Environment, Oceans and Fisheries
“Prioritizing the environment will make pandemics less likely”

Virginijus Sinkevicius (Vilnius, 1990) is the youngest ever EU commissioner. A former minister of Economy and Innovation in Lithuania, he became the EU’s environment chief. His priority for the. post-Covid Europe is that the environment and ‘blue economy’ become an integral part of the European Green Deal and the recovery as a whole, he tells ‘Escritura Pública’ in an interview.

-We pay a lot of attention to climate and curbing emissions, but the protection of biodiversity seems to be a secondary priority. Why is that?
Climate and emissions have entered the mainstream in politics, after many years of advocacy and convincing. Biodiversity is still a new frontier for many policymakers. But the global biodiversity crisis and climate crisis are in many ways the two sides of the same coin. If you damage an ecosystem, it actually releases carbon instead of storing it in biomass and soils. But the opposite is true as well when we restore nature, we lock away carbon and help stabilize our climate. In fact, over 30 percent of our climate mitigation targets could be met by nature-based solutions, such as restoring forests, soils and wetlands, and creating green spaces in cities.

The good news is that this understanding is increasing, and the Covid crisis accelerated it. It showed how we all depend on nature, and how devastating the impacts of biodiversity loss can be.

Biodiversity is also rising on the political agenda. The UN Biodiversity Summit in September testifies to the growing awareness among world leaders that action is needed now. For the first time ever, world leaders made a joint commitment to reverse nature loss, put nature first in recovery plans, and work towards an ambitious deal for nature and people.

The EU will lead by example as front runners are essential if we want to arrive at an ambitious, meaningful and high-impact post-2020 Global Biodiversity Framework in Kunming next year.

Some trends we saw during the pandemic (home deliveries, take-aways) can have a negative impact on the environment. Are you worried about that?
I agree, these are worrying trends, and a recent EEA report describes them in detail. The Covid-19 pandemic has caused significant changes in the production and consumption of plastics, and in plastic waste. In addition to a sudden surge in global demand for personal protective equipment, lockdown measures were imposed across most of Europe, coupled with stringent hygiene requirements. Many restaurants moved to offering take away and delivery services using single-use plastic containers, and several large coffee retailers stopped allowing customers to bring refillable containers. 

In the shorter term, this may bring an additional challenge to EU’s efforts to curb plastic pollution and move towards a more sustainable and circular plastics system. The Commission is providing a lot of support to the waste management sector and in particular the recycling sector, ensuring that they have access to the necessary funding.

Do you consider that the efforts made by the private sector are sufficient to protect the environment and oceans?
Businesses are increasingly becoming aware of the risks associated with climate change and environmental degradation as understanding is growing that half of global GDP depends on nature and the services it provides. Over the last year we have seen a major change on the nature agenda, with the growing interest of the business community.

At the last UN Biodiversity Summit in September, more than 600 companies, representing 4.1 trillion US dollars of annual revenue called for collective action for nature, urging governments to adopt policies to reverse nature loss in this decade. So if we want business to scale up action, we need the right policies in place and that’s what we’re doing with the European Green Deal.

What is your biggest legislative priority for this mandate, considering that most of the focus will be given to getting out of the recession?
My priority is to ensure that our environment and blue economy form an integral part of the European Green Deal, which is Europe’s plan to make the EU’s economy sustainable and make this transition just and inclusive for all.

On biodiversity, this means reversing the loss of nature in Europe by 2030 and leading global efforts to curtail biodiversity loss. This also means delivering on the zero-pollution ambition, looking at air and water quality, hazardous chemicals, emissions and pesticides. We also want to decouple growth from resource use, advancing on the circular economy action plan, especially in resource-intensive and high-impact sectors such as construction, textiles and electronics.

Oceans are a particular challenge. We rely on them for food, for transport, for the air we breathe. At the same time, they also face incredible pressures, from depleting fish stocks to increasing pollution. To address this, I am leading efforts towards plastic-free and pollution-free oceans, while at the same time ensuring sustainable fishing and a thriving blue economy for Europe’s seas and oceans.

All this will play a major role in the recovery process. As the latest scientific evidence suggests, prioritizing environmentally friendly policies will also make crises like the current Covid-19 pandemic less likely and will make us more resilient in dealing with similar situations in the future.

Is the EU doing enough on sustainable food?
It is going to be extremely relevant, as moving towards a healthier and sustainable EU food system is a cornerstone of the European Green Deal. This is why the Commission came forward with the Biodiversity and Farm to Fork strategies, which aim to restore the balance between nature and food systems, to protect our people’s health and wellbeing, and at the same time increase the EU’s competitiveness and resilience.
In order to get there, we need to get everybody in the food chain on board –farmers, food processors, retailers and consumers– and make them understand that nature and agriculture go hand in hand and depend heavily on one another. Without healthy soils and pollinators, there is no agriculture. 

The EU will support farmers in this transition through a wide range of instruments with benefits for them and their communities, as well as strive to steer the food industry towards practices that make the healthy, sustainable choice the easy one for consumers.

Do you fear that the severe economic and health crisis in Spain will hamper its efforts to protect the environment and biodiversity?
Spain was among the most ambitious Member State in the Environment Council, strongly supporting the ambition of the EU Biodiversity Strategy and all of its targets. So I think our Spanish counterparts understand very well that protecting and restoring nature can stimulate recovery and create jobs, helping us to build a healthier and more resilient society. That now is the time to invest in nature rather than divest.

Spain has excellent conditions to do that. It is an outstanding reference within the EU in terms of natural capital and holds a very rich biodiversity.

However, just like anywhere in Europe, its habitats and species are under continued pressure, with only 8,9% of the habitats and only 18,9 % of species in good condition. This is mostly due to pressures from agriculture, development, construction, transport and forestry. So a lot remains to be done and I’m hope that Spain will be able to ensure the protection of its biodiversity in line with European environmental legislation.

I understand that the recently launched Post-Covid Recovery Plan by the Spanish government aims to achieve ambitious environmental, climate and energy objectives within three to four years, financed by up to 140 billion euros of EU grants and loans, so I think this is very positive development.

La magia de los bosques. Cultura otoñal

AL ENCUENTRO

La magia de los bosques

Cultura otoñal

Es fácil que todos nos pongamos de acuerdo en que es imprescindible cuidar la naturaleza; aunque el ‘todos’ es un decir, porque casi a diario tenemos que lamentar el vandalismo de quien tira plásticos al mar, quema una superficie arbolada o mata gratuitamente animales salvajes. Pero no es menos cierto que ese ‘todos’ crece al mismo ritmo que las personas observan la belleza de los mares, el encanto estimulante de la vida salvaje o el halo mágico de los bosques centenarios. Nada más culto, pues, que plantarse en mitad de esa naturaleza para conocerla, dejarse llevar por sus encantos y hacérselo ver a quienes piensan que la vida solo existe en las ciudades. El otoño, en fin, es un momento ideal para una inmersión en sensaciones cromáticas, sonoras y olfativas de algunas masas boscosas españolas.

JESÚS ORTIZ

Fotos cedidas por los respectivos departamentos de turismo o de información.

[email protected]
@JesOrtizAl
Facebook: Jesús Ortiz

Tendremos que confesar, para empezar con buen pie, que seguir pensando en actividades culturales por los pueblos de España, como hemos hecho cada dos meses en los últimos 20 años, es harto difícil durante la situación socio sanitaria que vivimos. Nuestro empeño de contarlo con antelación, como sugerencia para interesados en dichas actividades y, de paso, en el turismo cultural que hacen posible todos y cada uno de los rincones donde tienen lugar, choca con la cruda realidad: no sabemos si las medidas sanitarias permitirán la celebración de los actos y, además, siempre está el riesgo de que una aglomeración provoque más problemas que satisfacciones.

Pero hay obras de arte que siempre están ahí, cambiantes, efímeras, multisensoriales, que se muestran sin complejos y suficientemente alejadas de las grandes concentraciones humanas como para que podamos sumergirnos en ellas sin restricciones inasumibles, que son ricas en enseñanzas como enormes bibliotecas con el saber acumulado de siglos. Sí: nos referimos a los bosques y su magia otoñal. Y decir «magia» no es hablar de seres fantásticos como hadas, nomos, unicornios o ninfas lacustres y fluviales… O sí, quién sabe.

Fraguas do Eume (Galicia)

La ardilla que, supuestamente, podía ir desde Cádiz a los Pirineos sin necesidad de tocar el suelo, probablemente es tan imaginaria como los seres que antes citábamos. O tuvo que vivir mucho antes de que los romanos llegasen a esta parte del mundo, porque las referencias que tenemos de principios del siglo I (Estrabón y Plinio el Viejo) dan datos poco claros, cuando no contradictorios. Pero parece que tan empeñados estamos en que el simpático roedor vuelva a cruzar Hispania de árbol en árbol, que los cuidados de unos y otros nos han convertido en el segundo país de Europa con mayor masa forestal, justo por detrás de Suecia.

Tejo de dos mil años en la Sierra de Cazorla (Andalucía)

En grandes cifras, hablamos de unos 7.500 millones de árboles, de una lista casi interminable de especies, repartidos en 27,6 millones de hectáreas (últimos datos de EUROSTAT). Es algo más de la mitad de nuestra superficie total (50,6 millones de hectáreas). Las sucesivas campañas de reforestación y las normativas protectoras de todas las Administraciones han logrado que, en los últimos años, esa masa forestal haya aumentado más de un 30 %. Es probable que este incremento no sea tan buena noticia, porque el paulatino abandono de los entornos da bosques más poblados y extensos, cierto, aunque menos saludables y con mayor riesgo de incendio. Pero no nos pongamos pesimistas: pensemos hoy en disfrutar algo de lo mucho y bueno que tenemos, que el otoño está a la vuelta de la esquina.

La Selva de Irati, en Navarra, es ‘medalla de plata’ entre los hayedos mejor conservados y más extensos de Europa, solo por detrás de la Selva Negra alemana. Sus 17.000 hectáreas están en los Pirineos, en la cabecera de los valles de Aezkoa y Salazar. Tiene tanto por descubrir quien no conozca Irati -ríos, embalses, bosques casi vírgenes, senderos tapizados de hojas, cuevas, monumentos megalíticos…-, que necesitará varias jornadas, incluso varios viajes, para empaparse de un terreno con un carácter fuerte, pero acogedor, como lo es su propio paisanaje.

Parque Nacinoal de Garajonay, Bosque del Cedro (Canarias)
Son obras de arte que siempre están ahí, cambiantes, efímeras, multisensoriales, que se muestran sin complejos

Eso sí: si el visitante se cruza con Basajaun, el señor del bosque, tranquilidad. Quienes han estado frente a él lo describen como un ser cubierto de pelo, muy alto y fuerte, pero también muy ágil; y dicen que lo más prudente es no huir y obedecer sus instrucciones, porque igual que ayuda a los pastores y sus rebaños durante las tempestades, será un buen guía y protector del caminante. Más cuidado debe tenerse con el espíritu de Juana de Albret, Juana III de Navarra, probablemente envenenada en París y que de vez en cuando se pasea por la selva con su corte de hadas poco amigables… ¡pueden hacer desaparecer a quienes se encuentren en su camino!

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Hayedos del Saja (Cantabria).

El Bosque de Muniellos, en Asturias, se considera una reserva natural integral y fue declarada en el 2000, por la UNESCO, Reserva de la Biosfera. Es el mayor robledal de España y está entre los mejor conservados de Europa, quizás porque es propiedad del Principado de Asturias y carece de cualquier tipo de actividad económica, al estar prohibida la explotación de sus recursos, que bastante madera salió de este rincón de la península cuando hubo que organizar la denominada «Armada Invencible». Es hábitat natural de corzos, rebecos, nutrias o gatos monteses, entre una variadísima cantidad de especies, de las que destacan algunas emblemáticas de la fauna de la montaña asturiana como el oso y el urogallo cantábricos. De hecho, un animal, la comadreja (muniella en bable), puede ser el origen del nombre.

Bosque de Muniellos. Fuentes del Narcea (Asturias)
Bosque de Muniellos. Fuentes del Narcea (Asturias)

No son difíciles de ver los cortines o peculiares cercados para proteger las colmenas de la voracidad de los osos. Pero lo que seguramente se encontrará el visitante son las «barbas del capuchino»: un liquen que cuelga de los troncos de los árboles y es muestra de la excelencia del medio ambiente, porque este organismo crece en ecosistemas limpios y sin contaminación. Los trasgos, que pueden salir al paso del senderista en cualquier momento, se divierten muchísimo con la atmósfera misteriosa que producen las «barbas» en los días de orbayu. Ojo con las bellísimas xanas, que hacen estragos entre los jóvenes casaderos (claro, que a quien le guste irse a vivir a un lago o fuente…), y atentos al Busgosu, que será de gran ayuda cuando haya dificultades, pero se mostrará inflexible y severo con quien no cuide el bosque.

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Paseo del Agua en Sierra Espuña (Murcia)

El Monumento Natural las Secuoyas se encuentra en Cabezón de la Sal, Cantabria. Los árboles son, digámoslo así, «emigrantes con papeles» procedentes de California (EE. UU.), que se plantaron en 1940 para obtener recursos madereros y cuya explotación nunca llegó a producirse. Hoy, estas cupresáceas, que pueden llegar a ser milenarias y crecer por encima de los 100 metros de altura, están perfectamente aclimatadas al ambiente cántabro del monte de Las Navas y forman una familia de casi 850 ejemplares. El espectáculo es su altura, unos 40 metros de media, su diámetro en torno a los dos metros (imprescindible la foto de tres personas como mínimo abrazando uno) y el microclima que crean.

Monumento Natural de las Secuoyas (Cantabria).
Monumento Natural de las Secuoyas (Cantabria)

Con toda seguridad, una vez este singular bosque se tiene como propio de la zona, alguna anjana, que como todo el mundo sabe es un hada buena protectora de la buena gente, los enamorados y de todo aquel que se extravíe en los bosques y caminos, habrá hecho su hogar de este singular espacio que es Monumento Natural desde 2003.

El norte de España, parece que anima a pensar en masas boscosas, aunque son muchas más de las tres que hemos tomado como ejemplo. Pásense y paséense por la Fragas do Eume o el Bosque de los Ancares en Galicia; la milenaria Tejera del Sueve, en el oriente asturiano; los tres bosques de los Collados del Asón, Llusías y los de los montes Busturejo y Helguera, en Cantabria; los distintos hayedos de los Parques Naturales de Gorbea y de Aralar, en el País Vasco; el hayedo de Quinto Real, en Navarra, en cuyo interior, en el Valle de Baztán, siguen inquietando la brujas de Zugarramurdi; los sabinares de Albarracín, en Aragón; el hayedo del Rajao y los de la sierra de Cebollera, en La Rioja; el hayedo de Fageda d´en Jordà o los encinares de la Garrotxa, ambos en el Parque Natural de los Volcanes de la Garrotxa, en Cataluña; la tejeda de Tosande, el castañar de El Tiemblo o el pinar de Covaleda, en Castilla y León.

Salto de Goluri en el Parque Natural del Gorbea - CC BY-3.0-ES 2012/EJ-GV/Irekia-Gobierno Vasco/Pedro Odriozola

Pero también tendrá, quien se interese por estos centros de cultura de la naturaleza, maravillosos sitios más al sur y en territorio insular, y no son más que ejemplos también los que citaremos. Como en Madrid el hayedo de Montejo o el abedular de Somosierra; el hayedo de la Tejera Negra o los bosques del Alto Tajo, en Castilla-La Mancha; el castañar de Hervás o el Parque Nacional de Monfragüe, en Extremadura; el Bosquet de Moixent, el sabinar casi milenario de Las Blancas o el Carrascal de la Font Roja, en la Comunidad Valenciana; en Murcia, la Sierra de Espuña y su gran variedad de especies vegetales; los Pinsapares de Grazalema y la Sierra de las Nieves, el Parque Natural de los Alcornocales y la Sierra del Aljibe, la Sierra del Segura o la Sierra Morena, en Andalucía; en Baleares, además de los pinares de las Pitiusas, que tienen siete milenios de existencia documentada, está la singularidad del bosque subacuático de posidonia; y en Canarias, en fin, está el bosque de Los Tilos en La Palma o el Bosque de Laurisilva en Garajonay.

¿Exhaustivo? Para nada, palabra. Seguro que cada lector puede aportar más ejemplos y experiencias de nuestro excelente patrimonio vegetal, porque esto son solo ejemplos que pretenden no dejar fuera ninguna de nuestras comunidades ni entrar en atosigantes listados de «los mejores». Así que ármense de buen calzado y cámara de fotos (bueno, sí: vale el móvil), déjense llevar a donde sople el viento y pongan en su buscador, cuando decidan parar, algo tan simple como «bosque próximo». Que lo disfruten.

Tejeda de Tosande (Castilla y León)
Hablamos de unos 7.500 millones de árboles, de una lista casi interminable de especies, repartidos en 27,6 millones de hectáreas

Para no perderse

La Unión Europea y los bosques – François Nègre. Parlamento Europeo (febrero, 2020).

• Mapa forestal de España – Banco de datos de la naturaleza. Ministerio para la transición ecológica y el reto demográfico (2006)

• Los bosques españoles (vídeo, 13 capítulos) – Guión: José Mª Palá y Fernando Rodríguez. Dirección y realización: José Mª Palá. Cinenciatk. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC (1992).