AL ENCUENTRO

PETILLA DE ARAGÓN PAISAJE DE NOBEL

Fotos cedidas por el ayuntamiento de Petilla de Aragón. La «hora bruja» en Petilla.

Panorámica con los Pirineos al fondo.

Justo cuando la cordillera pirenaica, en su tercio central, empieza a dar muestras de toda su dimensión, aparece Petilla de Aragón: una pequeña localidad que tiene en su haber la medalla de haber sido cuna de un Nobel en Medicina, Santiago Ramón y Cajal, y la singularidad de ser uno de los pocos territorios españoles que no está en la comunidad autónoma a la que administrativamente pertenece. Un tratado de historia medieval y moderna, en suma, en medio de una naturaleza impresionante y atenazado por el riesgo de despoblación.
JESÚS ORTÍZ

@JesOrtizAl

Jesús Ortíz

No espere encontrar el viajero una clásica población medieval, mantenida en el tiempo por el aislamiento montañoso, con edificios monumentales y blasonados. Se tendrá que conformar, en ese sentido, con la iglesia de San Millán, que se debate entre los estilos gótico y neoclásico (ss. XIII a XVIII), como exterioriza el singular contrafuerte de la portada, y los restos de un castillo roquero o de colina, es decir: de esos en los que las rocas donde se asientan forman parte de la estructura defensiva; aclaración seguramente innecesaria porque para la otra acepción de «roquero» -relativo al rock and roll- tendría que haber sido construido más de diez siglos después. Pero si quiere degustar la historia contada «a fuego lento», la actividad cultural y deportiva que un pueblo que se niega a estar «vaciado» y dejarse llevar por la exuberancia de las rutas de montaña, en pleno Prepirineo, ha llegado al sitio exacto.

 


EL PRÉSTAMO SE HIZO EFECTIVO PONIENDO SOBRE LA MESA PEDRO II, COMO AVAL, VARIAS POBLACIONES CON SUS CASTILLOS, ENTRE ELLOS, PETILLA DE ARAGÓN

 

Los petillanos son navarros en tierras aragonesas y la razón es la curiosa historia de un aval. La pequeña localidad y su castillo formaban parte del reino de Aragón. En 1209, el monarca aragonés Pedro II necesitó dinero, para alguna de tantas guerras seguramente, y pidió a su vecino navarro Sancho VII el Fuerte 20 000 maravedíes. Calculando los costes de vida de la época con los de ahora, estaríamos hablando de unos 350 000 euros. El préstamo se hizo efectivo poniendo sobre la mesa Pedro II, como aval, varias poblaciones con sus castillos, entre ellos, Petilla de Aragón (sí: parece que el trabajo de las personas y el esfuerzo de haber levantado sus casas, y hasta castillos, no eran un patrimonio apreciable en aquellos tiempos). Pero el aragonés murió pocos años más tarde, en 1213, cuando su hijo, el futuro Jaime I el Conquistador, tenía solo cinco años.

El caso es que vencieron los plazos del préstamo y los bienes con los que se avalaron pasaron a la corona de Navarra, hasta que, en 1232, un Jaime I liado con el control de las Baleares cedió los derechos de los citados avales a Sancho VII, con expresa renuncia a reclamaciones posteriores, como puede leerse en el Archivo General de Navarra. Así que el castillo de Petilla se unió al sistema defensivo de Navarra; pero imagínese el lector la «papeleta» de sus ciudadanos, totalmente aislados de sus paisanos y a unos treinta kilómetros de Sangüesa, sorteando montañas por el valle del río Onsella, que es la población navarra más cercana y de la que pasó a depender administrativamente.

 


EL CASTILLO DE PETILLA SE UNIÓ AL SISTEMA DEFENSIVO DE NAVARRA; PERO IMAGÍNESE EL LECTOR LA «PAPELETA» DE SUS MORADORES, TOTALMENTE AISLADOS DE SUS PAISANOS

 

Los intentos de recuperación por parte de Aragón siempre estuvieron presentes; el primero en 1312, por las bravas, cuando las tropas aragonesas sitiaron Petilla, que se resistió con ayuda enviada desde Sangüesa. Otra muestra de las precauciones frente al vecino fue durante la «Guerra de los Pedros» -entre castellanos y aragoneses-, cuando en 1362 los navarros dotaron al castillo petillano de una guarnición tres veces superior a la que se asignaba a otras fortalezas fronterizas. Y, bueno, hubo tentativas de negociación para ser devuelta la propiedad, cuando Martín el Humano (Aragón) recogió las quejas de sus súbditos en la zona, que tenían problemas para moverse por su territorio porque debían cruzar fronteras, e intentó negociar con Carlos III el Noble (Navarra), pero no hubo, por lo que se ve, acuerdo.

Luego llegaron las guerras civiles navarras y las distintas fidelidades, a partir de 1441 -que es cuando muere Blanca I de Navarra-; el reino se debilita y queda a merced de los intereses de los aragoneses, hasta que a principios del siglo XIV Fernando II, ya viudo de Isabel de Castilla y casado con Germana de Foix, cuya familia tenía intereses en Navarra, inicia la anexión de este reino al de Aragón. Y como al Católico no le gustaba tener en sus territorios fortalezas de cuyos administradores no pudiese estar seguro o que representasen un riesgo de mayores dificultades ante el amotinamiento de una población, mandó derribar el castillo; entre otros muchos, por cierto. Y solo por añadir un apunte histórico más, que da fe de los sinsabores que tuvieron que pasar los petillanos, durante la Guerra de Sucesión (inicios del siglo XVIII) Navarra fue con los Borbones y Aragón con los Austrias, ergo nuevo aislamiento.

 


LA CASA NATAL DE RAMÓN Y CAJAL SE HA CONVERTIDO EN UN CENTRO DE DIVULGACIÓN DE SU VIDA, TRABAJOS Y OBRAS, INCLUIDAS FOTOGRAFÍAS Y DIBUJOS

 

Ramón y Cajal vino al mundo en Petilla unos 150 años más tarde de aquellos acontecimientos, en 1852. Por pura casualidad, se puede añadir, porque su padre fue un médico y cirujano aragonés destinado en la población un tiempo y él tan solo vivió allí un par de años, siendo el siguiente destino del padre el pueblo aragonés del que procedía. Quizás de ahí la eterna discusión entre aragoneses y navarros (otra más) sobre si el científico era de Navarra o de Aragón. Pero los datos no dejan lugar a dudas, aunque el Nobel de Medicina dijese alguna vez que se sentía aragonés y que de Petilla no recordaba nada, lo que es lógico si salió con 24 meses de «la aldehuela humilde» donde nació.

Lo que nadie le puede quitar a la población es el mérito de tener en su casi única calle la casa natal de Ramón y Cajal y de que esta se haya convertido en un museo en el que se puede tener una visión general de cómo era la vida por allí a mediados del siglo XIX, además de servir como centro de divulgación de su vida, trabajos y obras, incluidas fotografías y dibujos, cosas estas en la que era casi profesional.

La naturaleza prepirenáica, decíamos, es otro de los grandes alicientes para acercarse a Petilla de Aragón. La mayoría de las rutas de senderismo o de bicicleta de montaña olvidan los desacuerdos fronterizos de antaño y transitan entre Navarra y Aragón por un precioso paisaje que les es común. Por ejemplo, la ruta entre Petilla y Sos, de unos 15 kilómetros, y que tiene el detalle un tanto irónico, desde el punto de vista petillano, de finalizar en el lugar donde nació el rey que mandó derribar su castillo. Muchas de estas rutas, además, suman la posibilidad de encontrarse con algún lugar histórico, como el castillo de Roita o las románicas Torres de Sibirana, que son ambas construcciones bienes de interés cultural.

Y, en fin, dentro esa rareza administrativa que es Petilla de Aragón, y hablando de naturaleza, no podemos olvidarnos de Los Baztanes. Porque el municipio petillano no es una, sino dos islas separadas entre sí y de Navarra por tierras aragonesas. Se trata de una zona despoblada, con áreas de cultivo, y en la que es posible hacer, por ejemplo, una sencilla ruta senderista circular de algo más de doce kilómetros, que pasa por la casa-torre de Baztanes y la ermita de San Antonio. Desde la primavera hasta el otoño, las facilidades para entrar en contacto con los barrancos de la zona son casi infinitas.

Las setas son otra de las señas de identidad de un lugar donde los bosques de pinos, quejigos, hayas y robles, principalmente, protegen las esporas que año tras año florecen en robellones, setas de cardo, setas de boj, perrechicos, boletus, negrillas, trompetillas… Dice la web del ayuntamiento que, «en las jornadas micológicas de otoño se han llegado a clasificar más de cincuenta especies».
Llegados a la hora pensar en gastronomía, que nadie se vaya de Petilla, salvo que sea vegetariano, sin haber probado la carne ecológica que produce el único ganadero del pueblo y cuyas reses se nutren a placer en los pastos comunales. Es muy interesante, por cierto, conocer cómo los pactos suscritos entre ganaderos vecinos en toda Navarra se transformaron en leyes durante la Edad Media y como estas subsisten, con los lógicos cambios obviamente, logrando que más del 40 % de la superficie navarra esté constituida por los denominados pastos comunales.

170 años se cumplen, en 2022, del nacimiento de Santiago Ramón y Cajal. Tras salir de Petilla siendo un bebé, el científico solo regresó una vez a su lugar de origen, en 1923. El abandono del pueblo, por parte de las autoridades de entonces, ensombreció un tanto su visita; pero la hospitalidad y el cariño de los petillanos, alguno de los cuales le había conocido de recién nacido, debió de dejarle impresionado: «Al despedirme de los rudos pero honrados montañeses, mis paisanos, oprimióseme el corazón: había satisfecho un anhelo de mi alma, pero llevábame una gran tristeza». Y continúa, intuyendo que no regresaría: «Cierta voz secreta me decía que no volvería más por aquellos lugares; que aquella decoración romántica que acarició mis ojos y mi cerebro al abrirse por primera vez al espectáculo del mundo no impresionaría nuevamente mi retina; que aquellas manos de ancianos, ennoblecidas con los honrosos callos del trabajo, no volverían a ser estrechadas con efusión entre las mías».

El Ministerio de Ciencia e Innovación ha declarado el 2022 como el año de Investigación Ramon y Cajal. El Gobierno de Navarra aprobó un acuerdo para promover la figura de Cajal y están previstos varios actos en Petilla. Esta conmemoración al margen, no cabe olvidar que gran parte del esfuerzo, más allá del trabajo, de los «honrados montañeses» petillanos de hoy es no dejar que su patria chica se sume a las estadísticas de la llamada «España vaciada». Ponen en valor, como un espacio cultural más, claro, su entorno natural, pero añaden actividades relacionadas, en muchos casos, con ese entorno, como las jornadas micológicas en otoño, la observación de estrellas y planetas en verano o las carreras de ciclismo de montaña. Otras acciones se relacionan con su paisano más ilustre, como el festival cultural Las mariposas del alma, con los niños como primeros protagonistas, cuya denominación surge de una frase del Premio Nobel: «Las neuronas son como misteriosas mariposas del alma, cuyo batir de alas quién sabe si esclarecerá algún día el secreto de la vida mental». Y, bueno, son pocos habitantes en Petilla de Aragón, es verdad, pero fiestas patronales, tradiciones, encuentros… ¡que no falten!

Iglesia de San Millán.
Casa natal de Ramón y Cajal.
Habitación donde nació el pequeño Santiago (1852).
Instrumentos de trabajo de Ramón y Cajal.

Para no perderse

El castillo de Petilla de Aragón. Juan José Martinena Ruiz. Revista Zangotzarra (2015).

Folleto interactivo de Petilla de Aragón. Luis Goñi y Luis Iturralde. Guía ilustrada de Navarra/Turismo Fácil (2012).

Ramón y Cajal escritor
José González Núñez. Hoyesarte.com (2020)

Ayuntamiento y plaza de Navarra.
Ruta de Petilla en bicicleta de montaña.
Vía Láctea sobre Petilla

Ayuntamiento de Petilla
Plaza de Navarra, S/N
Tel.: 948 888 107
[email protected]
https://www.petilladearagon.org/


ALOJAMIENTO Y RESTAURANTE
Hostal Ramón y Cajal
Plaza Nueva, 1
Tel.: 948 925 060
[email protected]


CERCA DE PETILLA
(Sos del Rey Católico)
Parador de Sos del Rey Católico ****
Arquitecto Sainz de Vicuña, s/n
Tel.: 948888011
[email protected]
https://cutt.ly/VOrBLFJ


La Cocina del Principal
Fernando El Católico, 13
Tel. 948 888 348
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