[vc_row fullwidth=»has-fullwidth-column»][vc_column][vc_column_text]La sociedad recibe a una rompedora generación, que comprende a los nacidos entre 1994 y 2010 aproximadamente, caracterizada por estar formada por auténticos nativos digitales, y que empieza a ocupar su puesto en el mercado laboral: la Generación Z.
Siempre conectados. También denominada por la sociología generación posmilenial, centenial o iGen, los zetas se distinguen por su hiperconectividad y su interiorización de la recesión económica y los cambios que esta produce en la economía y el empleo.
Si para la generación anterior, los llamados millenialls, la crisis económica y la recesión fue una desagradable sorpresa a la que tuvieron que adaptarse por fuerza, para los zetas es el lugar donde saben que deben desarrollar su proyección personal y profesional y, en cierta medida, hacen de la necesidad virtud, asumiendo que su formación, la responsabilidad y el esfuerzo son materiales imprescindibles para dar forma a sus expectativas.
Interés por la política. Según el octavo informe general sobre la realidad juvenil española del Observatorio de la Juventud en Iberoamérica (OJI), Jóvenes españoles entre dos siglos (1984‐2017), la foto fija de 2017 muestra un renovado interés de los jóvenes por la política. Así, actualmente, solo un 43% suscribe la afirmación: “la política no tiene nada que ver conmigo, no afecta para nada mi vida privada” frente al 56% que lo hacía en 2010.
Los jóvenes de 2017 se autodefinen como “consumistas”, “rebeldes” e “independientes” y “egoístas” (35%), al tiempo que “indignados por la situación sociopolítica” (32%). Solo el 16% sitúa a la religión en la escala de las cosas importantes, aunque un 40% se define como católico.
También se diferencian de generaciones anteriores en ser más protectores y vigilantes con su intimidad, rehusando compartir todo en las redes sociales, conscientes de los riesgos y problemas que eso conlleva.
A modo de resumen se puede afirmar que esta generación se encuentra ante el dilema de cambiar formas de actuación y eludir los fallos de generaciones anteriores o perseverar en ellos. Si es uno u otro el camino emprendido, el tiempo, y no será mucho ante lo vertiginoso de la evolución social, lo dirá.
Por Carlos Capa
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