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UN CFD ES, en líneas generales, un acuerdo entre un inversor y un intermediario (broker, trader, etc.) por el cual ambos se intercambian la diferencia entre el precio de entrada de una operación y el de salida, multiplicado por el número de acciones o índices pactado. Por lo tanto, las pérdidas o ganancias se calcularán en función de la diferencia entre el precio al que fueron comprados y al que fueron vendidos. Hasta aquí todo normal si no fuera porque ese precio puede ser muy diferente atendiendo a los vaivenes de los productos en los que se basan estos contratos (materias primas, divisas, índices, opciones binarias, bonos, criptomonedas, etc.). Por eso, un CFD es un producto complejo y no apto para cualquiera. Tanto es así que su popularidad ha activado las alarmas de la Autoridad Europea de Valores y Mercados (AEVM) –ESMA en inglés–que ha restringido su comercialización y ha llevado a la CNMV a adoptar medidas contra una comercialización masiva para evitar la bancarrota de los inversores.Seguir leyendo