CONSUMO

JOSÉ RAMÓN LOZANO PETIT

Secretario General de la Federación UNAE

@_UNAE_

Un grave problema de salud pública

La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva mucho tiempo advirtiendo que el sobrepeso y la obesidad infantil son uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI, ya que constituyen un importante factor de riesgo para llegar a ser un adulto con obesidad y padecer diabetes, colesterol elevado, hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares a edades más tempranas. Además, el exceso de peso repercute negativamente sobre el aparato locomotor, reduciendo la tolerancia al ejercicio físico y causando problemas respiratorios. Como dato significativo hay que recordar que cada año mueren casi tres  millones de personas en el mundo por obesidad. Pero el sobrepeso también suele afectar negativamente al desarrollo emocional y social de los niños y adolescentes, causando sentimientos de inferioridad, rechazo y baja autoestima, con tendencia al aislamiento y comportamientos depresivos e incluso puede provocar trastornos alimentarios como la anorexia y la bulimia.

Aunque pueden influir factores genéticos, el cambio de los hábitos de alimentación y la disminución de la actividad física son las causas principales de este problema. El aumento del consumo de alimentos hipercalóricos con abundantes grasas y azúcares, pero con escasos nutrientes, vitaminas y minerales, y la naturaleza sedentaria de muchas actividades de ocio influyen notablemente en el aumento del sobrepeso desde edades tempranas. Por todo ello, la detección precoz del sobrepeso y su prevención durante la infancia son fundamentales para contribuir al mantenimiento del peso correcto desde la niñez y durante la vida adulta.

Nuestro país no es ajeno a este problema, pues el sobrepeso y la obesidad han crecido de forma sostenida en las cuatro últimas décadas. Ya en 2003 uno de cada cuatro niños y niñas y dos de cada cuatro adultos españoles padecían exceso de  peso. Por este motivo, el Ministerio de Sanidad impulsó en 2005 la Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad (Estrategia NAOS) para  sensibilizar y concienciar sobre el problema de la obesidad y fomentar la alimentación saludable y la práctica de actividad física.

En nuestro país el reciente Estudio Aladino 2019, sobre la alimentación, actividad física, desarrollo infantil y obesidad en España, elaborado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), del Ministerio de Consumo, destaca que la prevalencia de sobrepeso y obesidad sigue siendo alta, ya que aproximadamente cuatro de cada diez escolares de 6 a 9 años presenta exceso de peso, concretamente el 23,3% sufre sobrepeso y el 17,3% obesidad. No obstante este porcentaje ha descendido ligeramente desde 2011 cuando se realizó el primer Informe Aladino, pero con tendencia a la estabilización.

El problema del sobrepeso en menores aumenta en familias con rentas bajas, que tienen un menor consumo diario de fruta y verduras y mayor ingesta de productos procesados. También influyen de forma negativa el sedentarismo y el escaso gasto energético. Además es preocupante que muchas veces los padres perciban erróneamente el exceso de peso de sus hijos como normal e incluso saludable.

Por eso el mejor tratamiento de la obesidad infantil es la prevención desde los primeros años de vida, estableciendo hábitos saludables mediante una alimentación equilibrada y el desarrollo de actividad física. Para ello los padres deben tener información adecuada sobre el valor nutricional y energético de los alimentos, para diseñar una dieta equilibrada que incluya todo tipo de alimentos. En una dieta adecuada para una persona sana la mitad de la ingesta debe ser de origen vegetal, y hasta un 90% de alimentos poco procesados, incluidos carne y pescado. Es conveniente aumentar el consumo de frutas y hortalizas, legumbres, cereales integrales y frutos secos, disminuir la ingesta total de grasas, sustituyendo las saturadas por las insaturadas, y reducir el consumo de azúcares. De hecho el azúcar está presente de forma natural en muchos productos, desde la fruta hasta los lácteos, pero también se encuentra en la mayoría de los alimentos procesados, desde el pan hasta los precocinados, de forma que muchas veces se consume una cantidad  excesiva sin ser conscientes de ello.

Por tanto, la prevención de la obesidad infantil exige una respuesta coordinada de todos los agentes implicados, no sólo la industria alimentaria y el sector publicitario, sino también las autoridades sanitarias, padres y educadores, entre otros, impulsando políticas para promover hábitos saludables tanto en el entorno familiar como escolar. Por estos motivos, el Ministerio de Consumo ha elaborado un plan integral para fomentar la alimentación saludable centrado en cuatro ámbitos: etiquetado, fiscalidad, publicidad y formación e información de los consumidores.

La primera medida es el desarrollo del sistema de etiquetado frontal Nutriscore, que probablemente entrará en vigor en nuestro país en 2021. En segundo lugar figura la propuesta de reforzar el Código PAOS, el sistema de autorregulación de la publicidad de alimentos dirigida a menores, que se inscribe en el marco de la Estrategia NAOS, y cuya reforma es una demanda tradicional de las asociaciones de consumidores y usuarios. Entre otras medidas, se elevará la edad de protección de este colectivo desde los 12 a los 15 años y prohibirá la publicidad de los productos alimentarios de baja calidad nutricional. Además, desde hace unos años se está desarrollando un plan de reformulación de algunos alimentos para recudir sus niveles de sal, grasa y azúcar. Otra medida que proponen los expertos es retirar los productos menos saludables de las máquinas dispensadoras, sobre todo en centros escolares y sanitarios.