CONSUMO
Ahorrar en la factura de la luz es posible
La reciente subida de la luz ha puesto sobre la mesa lo poco que sabemos los consumidores sobre esa factura que cada mes llega a nuestros hogares. El aumento de precios, que coincidió con una ola de frío y con el peor momento del invierno, ha obligado a muchas familias a plantearse nuevos hábitos frente al consumo de electricidad.
MARIÁN LEZAUN
Las empresas del sector justifican la subida con el aumento de la demanda en esta época del año, con la menor producción de las energías renovables, con el incremento del precio del gas y hasta con el coste por emisión de CO2. Mientras, los clientes buscan alternativas para abaratar este gasto fijo que, para muchos hogares y empresas, supone una gran carga.
¿Cómo podemos ahorrar? La factura de la luz es siempre un documento controvertido. En primer lugar porque, en líneas generales, no se entiende bien y, en segundo lugar, porque los consumidores saben que más de la mitad del total corresponde a conceptos que nada tienen que ver con el consumo de electricidad. Nuestro recibo de la luz se divide en cuatro partes que debemos distinguir: el coste de generación de la electricidad, el coste de transportarla y distribuirla hasta el usuario final, el coste de financiar determinadas políticas energéticas y los impuestos que se aplican a este suministro. El coste de generar esa electricidad representa un 35% del total y es que se fija a diario en el mercado eléctrico. El resto de la factura son los costes que regula el Gobierno. Si tenemos en cuenta que el 15% son los gastos de distribución, hay hasta un 50% del total que está en manos de decisiones políticas (impuestos, ayudas, etc.). Así, los usuarios sólo pueden ajustar ese primer tramo de su factura, viendo qué oferta les conviene y adaptando sus hábitos de consumo. Por eso, muchos usuarios consideran que el precio de este suministro no es justo y cada vez son más los que se interesan en cómo abaratar esa factura: tarifas planas, autoconsumo, cambio de rutinas en las tareas domésticas, etc. Todo vale con tal de rascar unos euros a final de mes.
En la mayoría de los casos se trata de pequeños gestos, pero que si se suman pueden tener un impacto importante en el coste final. Si se quieren ahorrar unos euros durante los meses de invierno, los consumidores deben de tener en cuenta que la energía es más barata a partir de la medianoche y hasta las ocho de la mañana. Por eso, tendrán que acostumbrarse a poner la lavadora y el lavavajillas en esa franja horaria, por ejemplo. Además, los expertos recomiendan evitar el uso de todos los electrodomésticos a la vez y apagarlos si no se están utilizando. Esas pequeñas luces que tenemos siempre encendidas y que no dan ningún servicio tienen luego su reflejo en la factura. Mantener la nevera con la temperatura adecuada y los alimentos ordenados de manera correcta también tiene su incidencia, al igual que contar con electrodomésticos eficientes, es decir, los que van marcados con la letra A.
Potencia contratada. Pero el primer paso para reducir la factura es ajustar la potencia contratada a las necesidades de la vivienda. Es decir, en muchos casos, los usuarios contratan más potencia de la que realmente necesitan y eso encarece el coste del servicio. Así, reducir la potencia es una gestión muy interesante para el cliente que debe hacer un estudio previo de los electrodomésticos que va a conectar a diario para evitar quedarse sin suministro. Una vivienda media no debería, en condiciones normales, necesitar más de 5 kW y en muchos casos, con 3,45 kW sería suficiente.
Además, siempre hay que comparar las tarifas que nos ofrecen las diferentes compañías que operan en el mercado (más de cien, en el mercado libre) porque los precios pueden resultar muy dispares. Según la Asociación de Consumidores Irache de Pamplona podemos ahorrar hasta 200 euros al año cambiando de comercializadora. Existen algunos comparadores online que permiten ver qué empresa nos conviene más.
No obstante, hay que tener en cuenta que existen dos mercados de la electricidad: libre y regulado (PVPC), en el que el coste de la electricidad consumida se determina en función de la cotización diaria, lo que puede ser una opción interesante para muchos consumidores que podrán beneficiarse de los momentos en los que la electricidad esté más barata sin necesidad de revisar sus contratos. Los consumidores que estén en el mercado libre pagarán por kWh el precio acordado con la compañía comercializadora con la que tengan contratado el suministro, aunque sea más bajo, hasta que se revise dicho valor por contrato.
Otra de las opciones que gana adeptos es la instalación de paneles fotovoltaicos que puede suponer un ahorro de hasta un 30% de la parte variable de la factura de la luz, según la Unión Española Fotovoltaica. Una inversión de futuro que no debe pasarse por alto si se dispone de un tejado o superficie y de unos 5.000 euros, aunque también puede costar menos.
Los expertos recomiendan evitar el uso de todos los electrodomésticos a la vez y apagarlos si no se están utiilizando
Para saber más
La Organización de Consumidores y Usuarios desglosa en su web una factura real en la que explica cada uno de los conceptos que la componen.
El comparador de tarifas Selectra dispone en su web de toda la información que necesitas a la hora de contratar una compañía eléctrica. Además, ofrece simuladores de potencia, análisis de facturas y guías prácticas sobre los diferentes servicios.
En la web de Endesa hay información sobre el mercado de la electricidad y consejos prácticos para consumidores.
Autoconsumo
Dadas las condiciones energéticas de nuestro país no es de extrañar que en 2020 se instalaran en España 596 MW de autoconsumo fotovoltaico, de los que un 19 por ciento correspondieron a instalaciones familiares. “Estimamos que, como mínimo, se instalarán otros 600 o 700 MW este año, manteniendo el mismo porcentaje para el sector residencial porque cada vez más gente conoce sus ventajas”, explica María Colom, directora de políticas energéticas de UNEF, quien añade que aún existe cierto desconocimiento alrededor de la tecnología fotovoltaica y de las instalaciones de autoconsumo. Los consumidores deben en cualquier caso informarse siempre antes de cualquier compra porque a mayor número de horas de luz y mejor orientación de los paneles, más rentable será la instalación. “Una instalación en Andalucía se amortizará antes que una en Asturias. Además, cuanto más electrificada esté la vivienda y menos consumo de combustibles fósiles (gas para la calefacción, gasolina para el coche), más rentable”, explica Colom. “Cuanto más coincida nuestro consumo eléctrico con la generación de las placas fotovoltaicas (horas de sol) más rentable será la instalación y si se trata una vivienda unifamiliar, la instalación será muy sencilla porque no se necesita el consenso del resto de vecinos. “Dicho esto, no sólo es rentable para una vivienda unifamiliar en Andalucía con orientación sur, con todo eléctrico, y donde la propietaria o propietario teletrabaje y cocine de día cuando hace sol y tenga un coche eléctrico. Una instalación de autoconsumo fotovoltaico se amortiza en unos ocho o nueve años, que se reducen si vamos añadiendo cada uno de los supuestos anteriores que nos permiten aprovechar más la instalación. Puede llegar incluso a cuatro años si en el ayuntamiento existe alguna deducción fiscal al IBI e ICIO o el propietario se acoge a alguna subvención”, explica Colom.
Además, el excedente de producción energética se podrá verter a la red y recibir a cambio una compensación económica por parte de la comercializadora. “Esta compensación económica se ve reflejada mensualmente en la factura eléctrica vía un descuento originado por la diferencia del valor económico entre el consumo de la red y el excedente vertido a la misma”, explica Colom.
Mercado libre o regulado
En España existen dos mercados de electricidad (el libre y el regulado) que dan cobertura a más de 26 millones de clientes. Aunque las compañías que operan en el mercado libre ofrecen tarifas planas o únicas, ofertas agrupadas y descuentos para intentar adaptarse a las necesidades del consumidor, en los últimos meses sigue aumentando el número de clientes que se pasan al mercado regulado (Precio de Venta al Pequeño Consumidor). En el mercado regulado (se llama así porque es el Gobierno el que fija y publica los precios), el precio del kWh varía cada hora. Es decir, el precio de la electricidad sube o baja en función de varios factores como son la energía disponible (la que se produce en cada momento) y la demanda que haya también en cada momento. Con esta tarifa, el consumidor paga más si consume durante las horas en las que la energía es más cara y menos, cuando concentra el gasto en las horas más baratas. El consumidor aprovecha también las épocas en las que la electricidad es más económica porque hay una mayor producción. Los defensores de esta tarifa argumentan que con el PVPC no tienes obligación de permanencia y dispones de un precio personalizado ya que siempre vas a pagar por lo que consumes. El precio de la luz se publica diariamente en el BOE.