EDITORIAL

XII Congreso Notarial Español:

el envejecimiento de la sociedad

Los días 19 y 20 de mayo de 2022 tendrá lugar en Málaga el ya anunciado XII Congreso Notarial Español. Un foro que hubiéramos debido celebrar en 2019, pero que se vio tristemente aplazado a consecuencia de la pandemia vivida.

Con todas las alertas aún activadas y el dolor por las personas fallecidas y las secuelas físicas, psíquicas y económicas que nos ha dejado y sigue dejando, el Notariado retoma este encuentro centrado en “El envejecimiento de la sociedad: principal desafío del siglo”, en el que espera contar con la asistencia de más de cuatrocientas personas representantes de todos los ámbitos de la sociedad civil y, en especial, del jurídico.

Los notarios están -sin duda- en una posición idónea para asumir la responsabilidad de impulsar un congreso como este, que tendrá, además, la ambición añadida de aprender de la reciente experiencia sufrida en este concreto en el ámbito del envejecimiento.

El enfoque jurídico

El envejecimiento de las sociedades modernas va a constituir uno de los fenómenos más determinantes de este siglo, siendo sus efectos ya muy visibles.

Son muchos los foros dedicados a estudiarlo desde diferentes perspectivas (médica, sociológica, económica, asistencial), pero en todas ellas se echa de menos el enfoque jurídico, imprescindible para integrarlas adecuadamente y permitir su implementación práctica, con pleno respeto a la dignidad y libertad de las personas.

Esa necesidad no ha hecho más que agigantarse tras la dura experiencia vivida desde el inicio de la pandemia. La realidad ha puesto de manifiesto con tremenda crudeza que hay que incardinar la reflexión sanitaria, económica y sociológica en un marco jurídico adecuado, capaz de armonizarlas en beneficio de las personas, especialmente de la de más edad, que son las que han sufrido el impacto de la crisis con mayor violencia.

Por eso, frente a lo que ha sido tradicional en los congresos notariales, este congreso estará abierto a todos los profesionales vinculados a esta temática, tanto ponentes como participantes. También con la finalidad, como es lógico y natural, de recoger las múltiples experiencias aprendidas durante estos meses. Solo así será posible articular un diálogo fructífero con potencialidad de calar a medio plazo en la sociedad española y generar las sinergias interdisciplinarias que un reto como este demandan.

El notario es garante de la autonomía y libertad civil de las personas en los aspectos personales y patrimoniales más determinantes de su vida privada.

En su condición de servidor público, también durante la pandemia, no ha cejado ni un solo día de poner su conocimiento al servicio de los ciudadanos, en momentos muy complicados para todos.

Es, además un testigo idóneo de la intrahistoria del devenir social y el primero en detectar las nuevas necesidades y situaciones de vulnerabilidad, al margen de que su profunda formación jurídica le permite valorar de manera idónea los instrumentos jurídicos más adecuados para atenderlas.

Estas características le hacen valedor del derecho y del deber de convocar un congreso de estas características, que quedará recogido en un Libro Blanco.

Será responsabilidad de todos, ponentes, congresistas, autoridades participantes, medios de comunicación, asociaciones… que las reflexiones en él recogidas sean de utilidad para abordar el que hemos definido como el mayor desafío del siglo XXI: el envejecimiento de la sociedad.

En La Palma mientras

sea necesario

La tragedia de La Palma nos tiene a todos sobrecogidos. Ver la lava descender engullendo a su paso las viviendas, los recuerdos, los cultivos y los negocios de miles de personas, sin que podamos detenerla, es una visión angustiosa.

¿Qué podemos hacer? Es la pregunta que va de boca en boca. Desde autoridades a profesionales y voluntarios.

Las catástrofes levantan olas de voluntarismo que, desgraciadamente, frecuentemente se quedan en humo que se disipa cuando la tragedia deja de ser noticia.

¿Qué podemos hacer los notarios? Se preguntaron los 17 decanos que integran el Consejo General del Notariado (CGN) y que representan a los casi 3.000 notarios en activo repartidos por toda España.

De esa pregunta y del apoyo de la Dirección General de la Seguridad Jurídica y Fe Pública, del Ministerio de Justicia, nació la iniciativa notarial que permitió abrir el 3 de noviembre en La Palma, gracias a la colaboración del Cabildo y los ayuntamientos afectados, tres notarías provisionales.

Situadas en los ayuntamientos de las tres zonas afectadas -El Paso, Los Llanos y Tazacorte- serán atendidas el tiempo que sea necesario por notarios voluntarios procedentes de todo el país. Para ser eficaces cuentan con el apoyo económico y tecnológico del CGN. Además, cada una de ellas es gestionada directamente por un colegio notarial: los de Canarias, Cataluña y Valencia. Todos -Consejo, Colegios, notarios y organismos públicos- conectados a través de la red informática que tiene el notariado desde hace 20 años.

Los notarios voluntarios dejarán sus oficinas durante una semana al cuidado de otros colegas cercanos para ocuparse gratuitamente y a tiempo completo de las personas afectadas. ¿Y qué harán? Su oficio: asesorarles en todo lo necesario, y elaborar la documentación notarial que les permita acreditar sus derechos sobre el inmueble engullido, la edificación destruida, las plantaciones ya ineexistentes, el negocio arrasado o el comercio desaparecido.

El objetivo, en colaboración con otras Administraciones como los propios ayuntamientos afectados o el Catastro, es que todas estas personas puedan acceder a las ayudas, indemnizaciones o justiprecios que se establezcan.

A la cabeza del proyecto tres integrantes del Consejo General del Notariado (CGN) y decanos de los colegios notariales de Canarias (Alfonso Cavallé), Cataluña (José Alberto Marín) y Valencia (Francisco Cantos) fueron los primeros voluntarios en trasladarse a la isla de La Palma, donde permanecieron las dos primeras semanas. En estos quince días se ocuparon de poner en marcha las notarías, atender a las personas que lo solicitaron y elaborar uno protocolo de actuación.

Tras ellos, en un flujo incesante de solidaridad, irán llegando compañeros de todo el país. Así durante meses.

En La Palma mientras sea necesario.