ÁMBITO EUROPEO

Washington quiere que Europa asuma parte de la carga que le supone la OTAN.

¿QUÉ NECESITA EUROPA PARA DEFENDERSE MILITARMENTE?

A la Unión Europea (UE) se le agolpan los retos geopolíticos con la menor implicación de Estados Unidos en la OTAN, la escalada en Oriente Medio, la prolongada guerra de Rusia en Ucrania o el ascenso de China. Y Bruselas quiere poner fin a la debilidad militar de Europa.
GONZALO TOCA

Muchos se quedaron sorprendidos ante la franqueza del entonces futuro comisario europeo de Defensa y Espacio con sus declaraciones a la agencia Reuters en septiembre. Andrius Kubilius, que todavía no había sido ratificado por el parlamento comunitario en un cargo de nueva creación, había planteado que la UE debería prepararse para una posible guerra directa con Rusia antes de diez años.

“Los ministros de Defensa y los generales de la OTAN coinciden en que Vladimir Putin podría estar listo para la confrontación con la OTAN y la UE en seis u ocho años, no nos queda mucho tiempo. Y esto significa que debemos tomar decisiones rápidas y ambiciosas”, dijo Kubilius.

Sin embargo, una cosa es la voluntad del mandatario y otra muy distinta que recabe el apoyo que necesita entre los Estados miembros, incluso cuando hay multitud de frentes geopolíticos que también justificarían una ampliación de las capacidades militares. Parece claro que, si la UE quiere ser una superpotencia global, ya no solo a la altura de Estados Unidos sino también de China en el siglo XXI, eso pasa por que sus tropas e industria militar sean comparables.

 


TRAS LA INVASIÓN DE UCRANIA EN 2022, ACABAREMOS ESTE AÑO CON ESTADOS INCUMPLIENDO EL UMBRAL DEL 2% DE GASTO EN DEFENSA AL QUE SE COMPROMETIERON


 

Iniciativas de la UE. Sin ir más lejos, a principios de este mismo año, la UE tuvo que ‘improvisar’ Eunavfor Aspides, una operación de seguridad marítima en el Mar Rojo y el Golfo. La UE depende, como China o Estados Unidos, de las mercancías que atraviesan la región y los ataques hutíes ‘obligaron’ a Bruselas a lanzar una iniciativa para escoltar a los buques, defenderlos de las agresiones y que no tuvieran que sufrir “un retraso de 100 días, que son los que se necesitan para hacer que los cargueros atraviesen el Cabo de Buena Esperanza en vez del Canal de Suez”, según advierte Ángel Saz-Carranza, director del Centro de Economía Global y Geopolítica, EsadeGeo.

Sin embargo, estas iniciativas ocasionales se parecen poco a las reformas permanentes que Kubilius persigue y que se presentan difíciles según los precedentes. Después de que Rusia invadiera por primera vez Ucrania en 2014, los miembros de la OTAN, una organización mayoritariamente europea, acordaron por unanimidad gastar al menos el 2% de su PIB anual en defensa antes de 2025. ¿Qué ha sucedido? Pues que los analistas prevén que, incluso después de la nueva y mucho más brutal invasión de Ucrania en 2022, acabaremos este año con un tercio de los Estados incumpliendo el umbral de gasto al que se comprometieron.

Hitos. El comisario europeo de Defensa y Espacio no solo tiene como prioridad que todos los miembros de la UE lleguen a ese 2%, sino también que avancen desde ahora hasta 2030 en el cumplimiento de los ambiciosos objetivos de la estrategia industrial europea de defensa.

Y entre ellos destacan, por ejemplo, que los Estados comunitarios compren coordinadamente como mínimo el 40% de los equipos de defensa, gasten al menos la mitad del presupuesto de sus contratos públicos de defensa en productos europeos y comercialicen, como mínimo, el 35% de los productos de defensa solo entre países de la UE.

A cambio de ese esfuerzo, Bruselas prometió en marzo 1.500 millones de euros en financiación mediante el Programa para la Industria de Defensa; en abril, el Banco Europeo de Inversiones pidió que le permitieran que la mitad o más de los proyectos que financia pudieran ser militares y, ya en octubre, este banco y la Agencia Europea de Defensa anunciaron una cooperación reforzada en la financiación de proyectos militares con la asistencia del Fondo Europeo de Inversiones.

 


LOS ENVÍOS DE LA UE A UCRANIA LLEVAN MESES PARALIZADOS POR EL BLOQUEO DE HUNGRÍA


 

Notables e insuficientes. Álvaro Silva Soto, subdirector del Real Instituto Universitario de Estudios Europeos de la Universidad CEU San Pablo, reconoce “que los últimos esfuerzos comunitarios son notables históricamente”. Sin embargo, apunta, “resultan insuficientes para que Europa dé el gran salto adelante de poder defenderse sola a medio plazo”. Y eso incluye, probablemente, los seis u ocho años en los que Andrius Kubilius quiere que el Viejo Continente sea capaz de medirse con Rusia.

La UE, aclara Silva Soto, “seguirá recurriendo a la presencia de las tropas americanas; la OTAN seguirá coordinando muchas veces a los ejércitos europeos y el paraguas nuclear de Estados Unidos seguirá siendo fundamental”. Otra cosa, matiza, “es que asumamos cada vez más porciones de nuestra defensa común y del sostenimiento de la OTAN y que nos adaptemos más rápido a una realidad innegable: Washington necesita en su competición con China parte de los recursos militares que, hasta ahora, le había dedicado a Europa”.

 


JOSEP BORRELL: “TENEMOS 6.000 MILLONES QUE HAN PUESTO LOS ESTADOS MIEMBROS Y NO LOS PODEMOS UTILIZAR PORQUE HAY UN PAÍS QUE SE OPONE”


 

De todos modos, tampoco será este un camino fácil. Washington quiere que Europa asuma parte de la carga que le supone la OTAN pero desea, al mismo tiempo, continuar liderando la organización de forma abrumadora y que sus miembros le compren sus armas en vez de producir las suyas. Por otra parte, el ritmo de las decisiones comunitarias es casi imposible de predecir.

Y para muestra un botón. La UE necesita unanimidad para tomar decisiones sobre la gestión del fondo mediante el que los Estados miembros cofinancian las armas que envían a Ucrania y los envíos llevan meses paralizados por el bloqueo de Hungría.

Es más, el alto representante para Asuntos Exteriores y de Seguridad, Josep Borrell, reconoció en octubre a la agencia EFE que en la UE “estamos rompiéndonos la cabeza para intentar encontrar una solución que evite este bloqueo un poco absurdo, porque tenemos 6.000 millones que han puesto los Estados miembros, están en caja, y no los podemos utilizar para apoyar el esfuerzo militar de Ucrania porque hay un país que se opone”.

Andrius Kubilius se va a encontrar como comisario europeo de Defensa y Espacio con muchas dificultades como las de Borrell. ¿Podrá superarlas haciendo que la UE avance al galope en su capacidad para defenderse? ¿Y qué sucederá si no es así cuando, en menos de diez años, Rusia pueda enfrentarse a Europa en una guerra abierta?

Europa opina
El Programa para la Industria de Defensa, que la UE impulsó en marzo por valor de 1.500 millones de euros, no tiene suficiente presupuesto, según un dictamen del Tribunal de Cuentas Europeo de octubre a cargo del magistrado Marek Opioła, que recomendó mejorarlo con un “equilibrio adecuado entre los objetivos políticos, el presupuesto propuesto y el marco temporal”. Andrius Kubilius, comisario europeo de Defensa y Espacio, reconoció que estaban estudiando “cómo recaudar dinero lo más rápido posible”.
Si la UE quiere ser una superpotencia a la altura de Estados Unidos, eso pasa por que su industria militar sea comparable.
La UE y Reino Unido
David Lammy se convirtió, en octubre, en el primer ministro de Exteriores británico en acudir a una reunión de titulares de estas carteras de la Unión Europea después del Brexit. La nota de prensa posterior reconoció el “elevado grado de puntos de acuerdo” entre las partes y que, además, se considerarían consultas regulares sobre cuestiones específicas. Lammy quiere que Reino Unido participe en misiones militares europeas.
¿Defensa común sin ejército?
Álvaro Silva Soto, subdirector del Real Instituto Universitario de Estudios Europeos de la Universidad CEU San Pablo, explica que “si la UE no quiere ser una federación, tener un ejército común carece de sentido”. Sin embargo, sí que cabe prever ahora, sigue, “más coordinación y más interoperabilidad entre las tropas como ya estamos viendo con la integración de brigadas alemanas en Lituania, de brigadas holandesas en las alemanas y de integración de equipos franceses y belgas”.