ENTREVISTAS
T E N E R I F E 2 0 2 4
Dennis Martínez Colón,
vicepresidente de la Unión Internacional del Notariado para América del Norte, Central y el Caribe.
Hablamos con el notario de Puerto Rico sobre la institución y su Comisión de Asuntos Americanos (CAAm), que organizó su 112ª Sesión Plenaria y las XIX Jornadas Notariales Iberoamericanas, en el marco de la gran cita de la Justicia de Tenerife que tuvo lugar del 16 al 20 de septiembre, en colaboración con el Consejo General del Notariado español y la Conferencia de Ministros de Justicia de los Países Iberoamericanos (COMJIB).
¿Qué estructura tiene y cómo trabaja la UINL?
Dieciocho países fundaron la Unión Internacional del Notariado el 2 de octubre de 1948 en Argentina -entre ellos mi país, Puerto Rico-. Hoy la Unión es un organismo no gubernamental profesional que agrupa a 91 países de todo el planeta. Tiene tres niveles de organización: la Asamblea General de los Notariados miembros, el Consejo General y el Consejo de Dirección. Este último está conformado por 29 miembros, incluyendo al presidente y sus cinco vicepresidentes continentales, para América -Norte y Sur-, Europa, África y Asia. Cada región tiene a su vez una comisión de trabajo, en nuestro caso la Comisión de Asuntos Americanos (CAAm), que cuenta con 11 subcomisiones que nacen y mueren según las necesidades. Las conclusiones de cada subcomisión se presentan en sesión plenaria y -en nuestro caso- la CAAm las refiere al presidente, que se las traslada al Consejo Directivo, al Consejo General y, en última instancia, a la Asamblea, donde los países votan si se convierte en un mandato internacional.
“EN EL ÁMBITO DIGITAL TOMAMOS COMO REFERENCIA EL CASO DE ESPAÑA. ADMIRAMOS Y RECONOCEMOS LA EFICIENCIA DEL CENTRO TECNOLÓGICO DEL NOTARIADO Y LA EXPERIENCIA DE NOTARIADO ESPAÑOL”
Tras más de una década como vicepresidente de la UINL, ¿qué balance hace del camino recorrido?
Al inicio era una organización más sencilla donde las decisiones se tomaban en los coffee break. Ahora es más complejo llegar a un consenso de los 91 países, cada uno con sus diferentes puntos de vista. También los asuntos a abordar han ido cambiando de una forma sustancial. Por ejemplo, en cuanto a los retos que impone la tecnología. En algunas entrevistas me han tratado de frente que la labor del notario la puede hacer la tecnología blockchain. Que yo no quiero la transparencia, la diligencia o reducir el costo. Y respondo: ¿y usted no quiere la seguridad, la confianza, la identidad y que la voluntad quede protegida? Tiene que haber un balance de las dos cosas.
Hay muchas y muy variadas experiencias en el ámbito digital y, particularmente, tomamos como referencia el caso de España. Admiramos y reconocemos la eficiencia del Centro Tecnológico del Notariado y la experiencia del Notariado español, que nos trae acá y nos apoya. También en América, el Notariado de Brasil ha tenido unos adelantos tecnológicos espectaculares; allá, ahora mismo, el 100% del trabajo notarial es remoto. O el Notariado de Quebec, que fue pionero lanzando esa función telemática en pandemia. Me inspira además mucha curiosidad el caso de Francia, que cuenta con un Protocolo Notarial Electrónico y la autorización digital, aunque no remota: el ciudadano tiene que acudir de forma presencial a la notaría, pero toda la transmisión de documentación es electrónica.
“ES SUMAMENTE IMPORTANTE APLICAR LO DISPUESTO POR LA CONFERENCIA DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD. EL NOTARIADO, Y ESPAÑA, YA ESTÁN EN ELLO”
Las XIX Jornadas Notariales Iberoamericanas convocan a 22 países para debatir sobre circulación de documentos notariales y el acceso a la Justicia, temas de suma relevancia…
En 2006, la Unión Internacional del Notariado aprobó 19 principios fundamentales y uno de ellos es la libre circulación del documento notarial. Si todos tenemos los mismos principios, no debería haber razón por la que un documento elaborado en cumplimiento con esas premisas no pueda ser usado como instrumento válido para una transacción en otro país.
Por otro lado, hace ya años que en una de las reuniones de la COMJIB les presentamos a los ministros de Justicia una propuesta: el notario es acceso a la justicia. Todos los temas de los ministros giraban en torno a la justicia remedial, las cárceles, la fiscalía, la rehabilitación… Nosotros nos presentamos como una justicia preventiva, donde la persona puede acudir a un profesional imparcial, capacitado y accesible, en la primera línea de pelea, versus una justicia que no envuelva al notario, donde uno gana, otro pierde y la administración de Justicia le cuesta dinero al Estado.
En este gran encuentro jurídico, el Notariado, junto a ministros, fiscales, magistrados e instituciones, como agente fundamental de la justicia preventiva…
Nuestra labor en la notaría es parte de un engranaje mucho más grande. Por ejemplo, si hablamos de la incorporación de la tecnología, tenemos que hablar del Índice Notarial Informatizado, al que se accede para detectar operaciones sospechosas y delitos de fraude o blanqueo de capitales. En España no se concibe que haya una operación comercial sin que la información entre a la base de datos centralizada; es decir, el notario está dando evidencias con el documento notarial.
Por último, a futuro, ¿qué senda deben seguir la UINL y el Notariado internacional?
Veo a la Unión defendiendo la intervención del notario como una persona de confianza, en el centro de la cadena en favor de la sociedad y la comunidad: si hay confianza hay inversión; si hay inversión hay progreso y si hay progreso hay paz. Debemos seguir divulgando los beneficios que da la seguridad jurídica preventiva, frente a la seguridad únicamente tecnológica que pueden dar ciertos sistemas. Afrontar los retos y convencer del valor que la intervención del notario añade a una transacción. Nuestra función sigue siendo esencial.
Hay otro tema que para mí es sumamente importante: la protección de los derechos humanos y, especialmente, la aplicación de lo dispuesto por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad. Incorporar la determinación de que la discapacidad y la tutela se da solamente en casos extremos. Así, el notario queda como el proveedor de los apoyos que la ley estipule para que la voluntad de la persona se cumpla. El Notariado, y España, ya están en ello, siguiendo la estela de Perú, que lo hizo primero en América.