CONSUMO

EL ALCOHOL, mejor cuanto más lejos

El 92,9% de los jóvenes no aprecia ninguna dificultad para conseguir bebidas espirituosas.
Beber alcohol es siempre un riesgo, especialmente cuando se consume en edades tempranas. Las consecuencias de la bebida en el organismo no son buenas, aunque se trate de un producto normalizado, legal y socialmente aceptado; así lo advierten los expertos en salud. Por eso, el Gobierno prepara un anteproyecto de ley que pretende concienciar de los efectos del consumo precoz de alcohol.
MARIÁN LEZAÚN

La fiesta, el tiempo de ocio y el alcohol van de la mano en muchas culturas. De hecho, en la nuestra, su consumo está muy arraigado. Celebramos los goles de nuestro equipo favorito bebiendo cervezas; damos la bienvenida a un nuevo año brindando con cava, o festejamos cualquier circunstancia con una copa de vino.

El problema, según los expertos, es que olvidamos que el alcohol es una sustancia psicoactiva y, como tal, tiene unas consecuencias que no debemos pasar por alto. “Esta normalización es la que hace que subestimemos los peligros de las bebidas alcohólicas en comparación con otras sustancias ilegales que son consideradas más peligrosas”, explica José Manuel Pérez García, profesor del Máster de Atención Educativa y Prevención de Conductas Adictivas en Niños y Adolescentes de la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR).

Al respecto Yoana Granero, coordinadora de la Comisión de Prevención de la Asociación Proyecto Hombre, señala que “el inicio temprano en su ingesta y la prevalencia de patrones de consumo intensivo son preocupantes y suponen un riesgo significativo para la salud física y mental de los y las menores”. Y es que el consumo del alcohol crea adicciones y tiene graves consecuencias en el desarrollo del cerebro, especialmente entre los más jóvenes que pueden ver afectada su capacidad de concentración, su memoria y su aprendizaje. Por ello, el eje de la nueva normativa que prepara el Ejecutivo girará en torno a la necesidad de retrasar todo lo posible la edad de inicio, proteger a los menores de las consecuencias de la bebida y reducir los episodios de consumo intensivo.

 


EL EJECUTIVO PREPARA UN ANTEPROYECTO DE LEY PARA PREVENIR EL CONSUMO PRECOZ DE ESTA SUSTANCIA QUE TIENE GRAVES EFECTOS EN EL DESARROLLO COGNITIVO


 

“La percepción de que beber alcohol es algo natural y seguro contribuye a una visión más tolerante, a pesar de los riesgos bien documentados. Este trasfondo cultural influye en la manera en que los adultos interpretamos su consumo y, en muchos casos, lo transmitimos a las generaciones más jóvenes”, asegura Granero. No obstante, todos hemos escuchado las bondades de tomar una copita de vino en las comidas o los efectos de la cerveza en nuestra piel, cabello o incluso sus beneficios sobre el sueño o el fortalecimiento de los huesos.

Aunque el alcohol está demasiado presente en la vida de los adolescentes, los datos empiezan a ser algo optimistas y parece que la situación ha mejorado en los últimos años. Es lo que indican las últimas encuestas europeas sobre el tema, al tiempo que achacan ese descenso a una mayor preocupación por la salud y también al precio en muchos países. No obstante, según la Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España, el alcohol es la sustancia psicoactiva que más se consume entre las chicas y chicos de 14 a 18 años. El año pasado, el 75,9% reconocía haberlo consumido alguna vez, el 73,6%, haberlo probado en el último año y el 56,6%, en el último mes. La encuesta refleja que la edad media de inicio del consumo es demasiado precoz, tanto para el consumo ocasional (14 años en hombres y mujeres), como para el semanal (15 años). Por otro lado, la percepción de los adolescentes sobre la facilidad para adquirir bebidas con graduación es muy alta y el porcentaje que considera que le resultaría fácil o muy fácil conseguirlas alcanza el 93%, pese a que todas las normativas autonómicas prohíben la venta a menores de edad.

Para las familias y los expertos la clave está en descubrir por qué los jóvenes se acercan al alcohol. Lo hacen por diversos motivos: presión social, curiosidad, búsqueda de identidad, evasión, desconocimiento de los riesgos o normalización del consumo. La facilidad de acceso al alcohol ya sea a través de amistades, familiares o la compra directa, también juega un papel importante. “De hecho, el 92,9% de los jóvenes no aprecia ninguna dificultad para conseguir bebidas alcohólicas pese a estar prohibida su venta a menores”, explica Granero. Pérez añade también la búsqueda de aceptación social y la presión de grupo en el consumo intensivo. “A menudo, el alcohol se convierte en un mecanismo de escape para lidiar con inseguridades, problemas de adaptación, o la necesidad de pertenencia. En muchos casos responde a problemas de autoestima y falta de habilidades para gestionar emociones, convirtiéndolo en un refugio potencialmente nocivo”, apunta.

Según la encuesta realizada por el Ministerio del Interior, los estudiantes declaran que beben alcohol porque les gusta su sabor, por diversión o placer o para sentir emociones nuevas. Un 15% bebe para olvidar los problemas personales y un 14,6% para superar la timidez y relacionarse mejor. Entre las razones para no consumir destacan los efectos negativos para la salud y la pérdida de control.

Alarma. Para detectar el consumo de sus hijos, los adultos pueden estar atentos a determinadas conductas. No obstante, la detección temprana de estos problemas en adolescentes pasa por la observación y el establecimiento de una comunicación abierta, según explica Pérez. “Cambios en el comportamiento, variaciones en el grupo de amigos, mayor participación en planes nocturnos o bajo rendimiento escolar” son algunas de las señales.

 


EL 75,9% DE LOS JÓVENES DE ENTRE 14 Y 18 AÑOS RECONOCE HABER BEBIDO ALCOHOL EN ALGUNA OCASIÓN


 

Por eso, para los expertos, el anteproyecto de ley debería ser más ambicioso. Responsables de Proyecto Hombre, que han participado en la elaboración del mismo, apuntan algunas alegaciones que deberían tenerse en cuenta. Por un lado, frente a acciones puntuales, debe realizarse la puesta en marcha de programas preventivos con evidencia científica y estándares de calidad reconocidos. Además, es necesario fortalecer la intervención con las familias a través de la puesta en marcha de programas preventivos en sus tres niveles (universal, selectiva e indicada), así como incorporar la regulación, su aplicación y su cumplimiento en aspectos relacionados con los horarios de los locales de ocio nocturno, los lugares de consumo y los puntos de venta de alcohol.

Efectos negativos

Peleas, vómitos y mal humor son solo los efectos visibles de un problema que va mucho más allá. “El consumo de alcohol durante la adolescencia afecta al desarrollo cerebral, interfiriendo en la maduración de áreas cerebrales como la corteza prefrontal, íntimamente implicada en procesos clave como la toma de decisiones, el control de impulsos o la planificación. Este patrón de consumo intensivo se ha relacionado con problemas de memoria, atención y aprendizaje, lo que impacta negativamente en el rendimiento académico y en el día a día de los jóvenes”, explica José Manuel Pérez García, profesor del Máster Universitario en Atención Educativa y Prevención de Conductas Adictivas en Niños y Adolescentes de la UNIR.
La normativa que prepara el Ejecutivo gira en torno a la necesidad de retrasar la edad de consumo.

Publicitar un producto nocivo

Como ya ocurrió con el tabaco o las casas de apuestas, el Ejecutivo quiere acabar con la difusión comercial de las bebidas alcohólicas. El anteproyecto de ley de prevención del consumo de alcohol y de sus efectos en las personas menores de edad que prepara el Gobierno busca desarrollar una política que prevenga de forma eficaz el consumo de bebidas alcohólicas por las personas menores de edad y sus efectos negativos, e incluye medidas de lo que se conoce como prevención ambiental, es decir, aquellas iniciativas que se refieren al acceso y disponibilidad de los productos. Por ejemplo, el texto recoge limitaciones de emplazamiento, difusión y distribución de la publicidad de bebidas alcohólicas o de las empresas productoras que no podrá hacerse, bajo ningún pretexto, en un perímetro que diste de 200 metros lineales de los accesos a zonas frecuentadas por personas menores de edad.

POR SI LAS DUDAS

Ministerio de Sanidad. En la web del Ministerio de Sanidad se pueden consultar los resultados del estudio anual sobre el consumo de drogas y alcohol entre los jóvenes y el texto del anteproyecto de ley.

Euronews. El consumo de alcohol ha descendido ligeramente entre los jóvenes europeos. Entre otros motivos, por el precio de las bebidas y la mayor preocupación por la salud.

Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Un estudio recoge los daños que al alcohol provoca en el cerebro y sus efectos a largo plazo.