«Ser empresario: pasión, esfuerzo y adaptación», por Antonio Garamendi

ALDEA GLOBAL

ANTONIO GARAMENDI,

presidente de CEOE

@garamendi

Ser empresario: pasión, esfuerzo y adaptación

La Real Academia de la Lengua define el término empresa como la “acción o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo”.

Sin duda es una descripción muy acertada puesto que una empresa, como la entendemos en CEOE, es una combinación de acción, esfuerzo y determinación.

Una empresa o ser empresario requiere de una tensión constante por mantener el rumbo. Un sacrificio (a menudo muy ligado al riesgo que implica la inversión que se realiza) que solo se puede sostener desde la pasión y la idea clara de dónde se quiere llegar. Los empresarios arriesgan para conseguir mantener a flote su empresa.

Sin embargo, muchos son los que han caminado por esta senda y no han llegado a término o han tenido que echar el cierre antes de tiempo.

Por tanto, ampliando un poco más el sentido de la palabra empresa, podríamos decir que esas líneas maestras que la definen bien podrían completarse diciendo que para que la empresa sea exitosa la acción, el esfuerzo y la determinación no siempre son suficientes. Es necesario dar un paso más.

¿Qué podemos aprender entonces de aquellas empresas longevas, que mantienen el pulso de la actividad durante años, décadas o incluso siglos?

Hay otras líneas comunes en la forma de trabajar de estas compañías que pueden acercarnos aún más a la idea de éxito. Es esa experiencia de la empresa que se ha mantenido durante años, la que inspira y muestra las claves para los futuros empresarios.

De un lado, podríamos hablar del compromiso con las personas. Tanto aquellas a las que van dirigidos los bienes o servicios producidos como las personas que forman parte de las organizaciones. El compromiso en todos los niveles de la empresa hace que su trayectoria se enfoque siempre hacia la mejora, y una empresa mejor siempre tendrá resultados positivos para toda su estructura: empleados, clientes y empresarios.

Aquellos que saben lo que es mantener un negocio en plena forma durante muchos años saben que solo se consigue desde la unidad de acción. Dicho de otro modo, el compromiso de las personas que sacan adelante el trabajo diario es fundamental para que la empresa evolucione unida en la misma dirección.

Además, ese compromiso de los empleados para con su empresa y sus valores garantiza la participación y la creatividad, es decir, el valor añadido y la puesta en práctica del talento.

De otro lado, para poder fomentar ese mismo compromiso, es fundamental que la empresa funcione con reglas claras y con transparencia. En último término, de lo que hablamos es de confianza en todas las direcciones del proyecto empresarial. La transparencia de una empresa lleva a vincular a todos en sus retos y objetivos.

 


                                                       Solo poniendo a las personas en el centro de las cosas podremos hacer que nuestras empresas sean más competitivas

 

Para acabar de perfilar esa idea del compromiso en el seno de las empresas, señalar que este es hoy más importante que nunca. Solo poniendo a las personas en el centro de las cosas podremos hacer que nuestras empresas sean más competitivas, entre otras cosas porque el talento es la verdadera materia prima de cualquier compañía.

Así es que aquella empresa que quiera perdurar en el tiempo debe dejar de mirarse a sí misma como un centro de producción y obtención de beneficios. Las compañías también son y deben considerarse generadoras de valores y promotoras del bien común. Una forma de entender la actividad que se ha consolidado aún más a raíz de la crisis del COVID-19.

Otro elemento necesario para que una empresa permanezca en el tiempo es la adaptación constante al entorno y a los cambios. Vivimos años de gran incertidumbre a todos los niveles y, por ello, el término acción ha cobrado un nuevo significado.

Las empresas de hoy se mueven en entornos cambiantes que trascienden lo más evidente, que son las transformaciones tecnológicas. En estos momentos, además de asumir que la digitalización es un proceso imparable y una ola a la que es necesario subirse para beneficiarse de las ganancias de competitividad que aporta, hay que entender que el mapa geopolítico o incluso las pirámides demográficas tienen enormes implicaciones en las dinámicas económicas y, en consecuencia, en el devenir de las empresas.

Todo ello requiere un aprendizaje constante y tomar conciencia de en qué entorno se desarrolla nuestra actividad. Desde CEOE, creemos que el tejido empresarial español es plenamente consciente de la necesidad de apostar por la digitalización y la innovación como elementos clave de competitividad empresarial.

Otro eslabón de esa cadena, pero sin duda uno de los más importantes, se encuentra la formación. Del mismo modo que la empresa tiene que aprender, su capital humano también debe permanecer en un proceso de constante formación.

En décadas pasadas, era la experiencia lo que podía marcar la diferencia entre una empresa y su competidora. Esa experiencia siempre será necesaria, pero cada vez más, la adaptación será el elemento clave del desarrollo empresarial. El mundo cambia y las empresas con él.

Por último, las empresas afrontan en estos momentos, por primera vez en la historia reciente, el reto de la sostenibilidad. De unos años a esta parte, la necesidad de cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, no como una estrategia o como un elemento estético, sino como un factor más de competitividad, ha hecho que las empresas se embarquen en cuestiones como la necesidad de cumplir criterios de eficiencia energética y la transición ecológica. En este sentido, no podemos dejar nadie atrás. Las empresas contribuyen de manera real y efectiva a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y ese es el camino que debemos seguir.

Por todo ello, podemos decir que los fundamentos para poder asegurar la longevidad de nuestras empresas nos hablan de personas, compromiso y esfuerzo; pero no olvidemos que el mundo cambia cada vez más rápido. Actuemos hoy para poder ganar el futuro.

El ingreso mínimo vital

ENTRE MAGNITUDES

El ingreso mínimo vital

Lo que hasta hace poco tiempo no era más que una utopía más propia de las prósperas sociedades escandinavas, se está poniendo en marcha en España, no sin ciertos retrasos y dificultades. Más allá del baile de cifras que existe en torno a su percepción por parte de los beneficiarios, lo cierto es que el denominado Ingreso Mínimo Vital ha llegado a nuestro país para quedarse. Una medida que pretende paliar la desigualdad social existente, exacerbada por la crisis sanitaria desatada por la actual pandemia, para dotar a los sectores más desfavorecidos de un colchón de protección que cubra sus necesidades básicas.

FERNANDO GEIJO

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Elogiada por unos y denostada por otros. Sin duda, la renta básica universal genera alabanzas y críticas en los diferentes países en los que se ha debatido su puesta en marcha. Y España no podía ser una excepción. Esta iniciativa redistributiva de la renta disponible es apoyada con fervor por organizaciones progresistas, que la ven como un paso natural en la consolidación del Estado del bienestar, y vilipendiada por los grupos más conservadores, que observan en ella los peligros propios de la consolidación de una mentalidad basada en el abandono del esfuerzo personal de superación cuando su asignación es generalizada.

En lo que no hay duda es en considerar que su implantación selectiva supone caminar hacia una evidente solidaridad económica mediante la instauración de un vasto modelo de protección social que, a la postre, ofrece a los individuos más desfavorecidos un salario ajustado para cubrir sus necesidades vitales esenciales.
El establecimiento en España de una renta básica mínima no es un concepto novedoso. De hecho, diferentes partidos políticos del arco parlamentario han sopesado esta posibilidad en los últimos tiempos. No en vano, varios países, como Países Bajos, Canadá, Finlandia y Francia, han coqueteado con este concepto de redistribución financiera entre los más desfavorecidos al poner en marcha proyectos piloto desde hace años.

La idea que subyace en la asignación de este ingreso económico vital es garantizar un ingreso mínimo de subsistencia a las personas que se encuentran en una situación de evidente vulnerabilidad financiera. Una especie de red social para garantizar la subsistencia de aquellos que están en riesgo severo de exclusión social.

Contra la pobreza. El denominado Ingreso Mínimo Vital (IMV) era una de las medidas estrella del pacto suscrito entre el PSOE y Unidas Podemos que dio lugar al actual Gobierno de coalición. La aprobación de esta iniciativa sufrió varios retrasos debido a la crisis sanitaria del Covid-19 hasta que, finalmente, vio la luz en el último Consejo de Ministros del pasado mes de mayo.

El arranque de esta iniciativa está siendo más complicado de lo esperado. No en vano, las dificultades en su implantación se derivan de la actual situación económico-social, lo que ha desbordado las expectativas más optimistas de solicitudes debido a la grave crisis provocada por la pandemia del coronavirus.
De hecho, y después de meses de implantación y con un notable retraso en la gestión de las solicitudes, el Gobierno no ha tenido más remedio que aprobar un Decreto-Ley para alargar plazos y eliminar requisitos para tratar de aligerar el proceso.

Las más de 900.000 solicitudes presentadas hasta finales de septiembre desde que el pasado 15 de junio se abriese el plazo para solicitar el IMV están poniendo a prueba la capacidad de la Seguridad Social. Así, al menos, lo aseguran los sindicatos al denunciar falta de personal para atender la avalancha de peticiones recibidas. Una carencia que se uniría a los problemas informáticos, originados al principio de este proceso, y al exceso de trabajo que entraña la gestión de un ingente número de expedientes acumulados. No hay que olvidar que los funcionarios del ente público deben también tramitar otros asuntos como por ejemplo pensiones, jubilaciones, así como otro tipo de ayudas económicas.

A las complicaciones antes descritas habría que añadir la incertidumbre en el cumplimiento de los plazos administrativos para los solicitantes del IMV. Es decir, una vez superado el lapso de tres meses sin obtener respuesta por parte de las autoridades competentes cuando se realiza una solicitud, se considera desestimada. Es lo que la Ley 39/2015 del Procedimiento Administrativo Común describe como silencio administrativo.

Se calcula que beneficiará a un total de 1,1 millones de hogares, la mitad de ellos con niños.

Es por ello por lo que, desde el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, del que es titular José Luis Escrivá, se han puesto manos a la obra para tratar de agilizar los trámites en un intento por simplificar las solicitudes y desatascar la situación mediante la ampliación del plazo de respuesta administrativa de tres a seis meses, hasta final de año, con lo que se sortea el peligro de prescripción legal antes descrito.

Mejoras necesarias. La idea es desatascar el cuello de botella creado entre el aluvión de demandas y la multiplicación de asuntos a atender por parte de la plantilla de funcionarios de la Seguridad Social, especialmente en un escenario de crisis sanitaria generalizada.

Con todo, se pretende que unos 150.000 hogares, que albergan a alrededor de 450.000 personas, puedan cobrar la prestación a partir de la segunda mitad del mes de septiembre. Las cifras muestran que hasta ese momento apenas se había concedido el 10 por ciento de los 900.000 expedientes presentados. Este porcentaje supone que algo más de 85.000 familias en España ya estarían recibiendo la prestación. Sin embargo, la gran mayoría, unas 75.000, fueron concedidas de oficio, lo que supone que sólo han sido analizadas las restantes 10.000 peticiones, un uno por ciento de las entregadas hasta esas fechas.

La cuantía fijada para el Ingreso Mínimo Vital para un beneficiario individual, sin hijos a su cargo que vive solo, asciende a 461,53 euros mensuales, cantidad que coincide con el importe anual de una pensión no contributiva dividida entre doce. En el caso de una unidad de convivencia, el importe va desde los 599,99 euros, para aquella formada por dos adultos, hasta un máximo de 1.015,37 euros si se trata de hogares integrados por dos, tres o cuatro adultos con tres o más, dos o más o un menor a su cargo, respectivamente. Los expertos estiman que estos importes supondrán un gasto al Estado de unos 3.000 millones de euros al año, alrededor de un tercio de lo que abona cada mes en pensiones. Además, se calcula que beneficiará a un total de 1,1 millones de hogares, la mitad de ellos con niños.

Los beneficiarios de esta prestación deben tener un patrimonio neto total inferior a los 100.000 euros, y una edad comprendida entre los 23 años, exceptuando quienes tengan un hijo menor de edad, y los 65 años. Además, una vez presentada la solicitud, si no lo habían hecho antes, deben encontrarse en situación de búsqueda activa de empleo.

Asimismo, su residencia legal y efectiva debe estar en España, de forma ininterrumpida durante al menos el año anterior a la fecha de la presentación de la solicitud. Otro aspecto a destacar a la hora de acceder al IMV es que se ha puesto especial cuidado en la protección de las víctimas de violencia de género que hayan tenido que abandonar su hogar, así como en el reconocimiento de las parejas de hecho que residan en el mismo núcleo familiar.

Los ciudadanos que estén recibiendo otro tipo de ayudas, como el subsidio o la prestación por desempleo, no podrán acceder al IMV dado que supondría percibir cuantías superiores a esta renta básica y, en palabras del propio Escrivá, se podría desincentivar la búsqueda de empleo al existir la posibilidad de sumar varias ayudas.

En cualquier caso, la medida no deja de estar en línea con lo acordado por los países más avanzados de nuestro entorno y supone un plausible avance hacia la constitución de una sociedad indudablemente más justa e igualitaria.

Ojo al dato

Sede electrónica de la Seguridad Social con información de referencia sobre el Ingreso Mínimo Vital. Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.

Guía de facilitación de acceso a las medidas. Ingreso Mínimo Vital. Vicepresidencia Segunda del Gobierno. Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.

Tramitación de la solicitud a través del formulario del Ingreso Mínimo Vital (IMV). Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.

Simulador del Ingreso Mínimo Vital. Página web de la Seguridad Social. Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.

Información para solicitar el Ingreso Mínimo Vital. Cruz Roja Española.

La cuantía del IMV va desde los 461,5 euros mensuales hasta un máximo de 1.015 euros

Condiciones generales de aceptación

Entre los requisitos para ser beneficiario, que deben cumplirse al solicitar la prestación y mantenerse mientras se perciba la misma, se encuentran:
• Residir en España desde hace al menos un año, salvo para las víctimas de explotación sexual o violencia de género (sin plazo).
• Encontrarse en situación de vulnerabilidad económica, para lo que se valora la capacidad económica del individuo y/o de todos los miembros de la unidad de convivencia, tanto en términos de ingresos como de patrimonio.
• Haber solicitado las pensiones y prestaciones a que se tenga derecho, salvo rentas mínimas y salarios sociales o similares, concedidos por las comunidades autónomas.
• Los mayores de 28 años deben iniciar, si no lo han hecho ya, los trámites para figurar como demandantes de empleo y el resto de los adultos acreditar que cursan estudios reglados, quedando excluidas las personas dependientes y sus cuidadores, discapacitadas en grado de 65% o superior y los beneficiarios de pensión de incapacidad, invalidez, jubilación o aquellos mayores de 65 años.

Fuente: Seguridad Social.

Ajustes normativos

Entre los cambios recogidos en el Decreto-Ley de actualización de las condiciones de acceso al IMV cabe subrayar:
• El plazo de la Administración para resolver las solicitudes de los demandantes se alarga de tres a seis meses, para evitar que caduquen por silencio administrativo.
• Las solicitudes positivas presentadas en 2020 tendrán carácter retroactivo y, por tanto, derecho a cobro desde el 1 de junio.
• Se deja de exigir, salvo posterior discrepancia, la presentación del padrón en la solicitud, al ser comprobado por la propia Seguridad Social con los datos del INE.
• La exigencia de inscripción como demandantes de empleo de todos los adultos solicitantes no tendrá que cumplirse antes de presentar la solicitud, sino que se podrá completar, una vez aprobado el IMV, en los seis meses siguientes.
• Únicamente los solicitantes menores de 30 años que vivan solos deberán acreditar su independencia, no así el resto, como ocurría antes.
• La acumulación de los, al menos, 12 meses de cotización, seguidos o alternos, ahora debe haber tenido lugar en los últimos tres años a la presentación de la solicitud.
• Se endurecen las condiciones de acceso para las parejas de hecho en situación de unidad de convivencia, que ahora deben contar con una antigüedad de inscripción en el correspondiente registro de, al menos, dos años desde la presentación de la solicitud del IMV.
• La nueva norma permite excluir del cálculo económico a los adultos que no sean los progenitores, sin perjuicio de superar los umbrales totales establecidos, y que, en caso de no haber recibido respuesta a su solicitud, puedan solicitar el IMV transitorio por su cuenta.
• Para agilizar el proceso, ahora se aceptarán los informes de las comunidades autónomas en relación con los beneficiarios de otras rentas mínimas.
Fuente: Boletín Oficial del Estado (BOE).

«Si Tomás Moro levantara la cabeza», por Carlos Sánchez

ENTRE MAGNITUDES

CARLOS SÁNCHEZ,
director adjunto de El Confidencial

@mientrastanto

Si Tomás Moro levantara la cabeza

En 1516, Tomás Moro publicó un libelo, en el sentido antiguo del término; esto es, un opúsculo o un librillo, como se prefiera, en el que ya esbozaba una especie de renta básica para todos los habitantes de Utopía, ese territorio ignoto en el que se procuraba la felicidad de sus habitantes. Incluso los esclavos, decía Moro, aquellos “trabajadores pobres de países vecinos que vienen a ofrecer voluntariamente sus servicios”, tenían derecho a que se les tratara con humanidad. “No escatiman nada [en Utopía] que pueda contribuir a su curación, trátese de medicinas o de alimentos”, sostenía uno de los personajes más atractivos de la historia.

Resulta ocioso decir que su idea, la de procurar un bienestar básico a todos los ciudadanos independientemente de su estatus o de su contribución al erario, ha tardado siglos en llegar. Pero lo cierto es que todos los países, incluidos los más pobres, han diseñado unos sistemas de protección social, en función de sus recursos, inimaginables en tiempos de Tomás Moro, quien lo vio, precisamente, como una utopía. Es decir, lo que nunca se consigue. Y es, en este sentido, en el que hay que situar herramientas como el ingreso mínimo vital, que no es, ni mucho menos, una renta básica universal como la que predicaban economistas tan dispares como Freedman o Tobin.

El IMV es mucho más modesto, y, probablemente, es mucho menos original. No en vano, este país dispone desde hace décadas de una panoplia de prestaciones no contributivas que han dado forma a eso que se ha denominado Estado de bienestar, que no es sólo tener acceso a la educación o a la sanidad como un derecho de carácter universal, sino, también, a que el Estado provea un mínimo de recursos monetarios en caso de necesidad. Las pensiones no contributivas, la renta activa de inserción, los subsidios para mayores de 52 años y, por supuesto, las rentas mínimas que han desplegado todas las CCAA, independientemente del color político, forman parte de esa arquitectura asistencial que el IMV viene a completar.

Es decir, el ingreso mínimo vital no es más que un complemento al Estado de bienestar, y así es como hay que evaluarlo. No tiene nada que ver con un sistema de renta básica como el que han propugnado muchos economistas. Mientras que el IMV se dirige a los muy pobres, aquellos que se han quedado fuera de la red de protección social, la renta básica se configura como una prestación de carácter universal dirigida a toda la ciudadanía.

Esta diferencia puede parecer sutil, pero está en el centro del debate sobre el ingreso mínimo, ya que en función de la elección de una u otra forma existe condicionalidad o no la hay. Y aquí está el meollo de la cuestión: qué condicionalidad hay que exigir a quienes tienen derecho a una prestación pública. Para unos, debe ser elevada o, al menos, suficiente, para evitar crear bolsas de penuria, lo que se ha llamado la trampa de la pobreza, un círculo vicioso del que es difícil salir porque los beneficiarios tienen una renta asegurada. Es decir, individuos que se conforman con unos ingresos mensuales (complementados en muchos casos con economía sumergida) que, en este caso, se situarían entre 462 y 1.015 euros, dependiendo de circunstancias familiares. Para otros, por el contrario, la condicionalidad debe ser prácticamente inexistente en aras de que la prestación se parezca lo más posible a la renta básica universal.

 


                                                             «El ingreso mínimo vital no es más que un complemento al Estado de bienestar, y así es como hay que evaluarlo»

 

La condicionalidad es, por lo tanto, la clave de bóveda del sistema de prestaciones del Estado, y de ahí que muchos de quienes han impulsado desde hace décadas la necesidad de crear una renta básica -Milton Freedman la articulaba a través de un sistema de impuestos negativos- se sientan defraudados por la aprobación del Real Decreto-ley del pasado 29 de mayo, que establece numerosas medidas de control. Tantas que el propio Gobierno se ha visto obligado, recientemente, a aligerar la carga burocrática que exigía la concesión, lo que explica su pobre funcionamiento durante los primeros meses de rodaje, aunque los derechos tengan carácter retroactivo desde el 1 de junio.

El hambre, sin embargo, no espera y de poco sirve pagar una prestación en diciembre cuando las necesidades se han producido unos meses antes.

Como muchos expertos han puesto de relieve, la eficacia de cualquier renta asistencial depende de su diseño, es decir, de su capacidad de incluir en la red a quienes realmente lo necesiten, salvo que se trate de una renta universal, que no es el caso. Y el diseño, necesariamente, dependerá de su encaje con el sistema de rentas mínimas que hoy tienen las comunidades autónomas, que, en última instancia, son quienes han asumido la competencia.

Es probable que las premuras de tiempo con que se ha diseñado el IMV no hayan conseguido esos objetivos. Sin duda, porque el IMV, que era un proyecto de legislatura, se ha vinculado al Covid-19. Y aquí está otra de las cuestiones peliagudas. Unos piensan, como se ha hecho en otros países, que habría que haber diseñado un mecanismo de emergencia para todos los ciudadanos, una especie de cheque universal, que hubiera cubierto a todos los ciudadanos mientras dure la pandemia, mientras que el Gobierno ha optado por una medida de carácter estructural.

Las dos fórmulas, sin embargo, no son antagónicas. Países como EE.UU., poco intervencionista, han optado por la vía de los cheques como solución de emergencia, y probablemente el sistema ha sido más eficaz, mientras que en España se ha optado por un mecanismo demasiado burocrático para dar respuesta a la pandemia económica. El resultado es que pocas personas han cobrado todavía el IMV y que el sistema de protección social tiene vías de agua que habría que cerrar lo antes posible. Al fin y al cabo, como decía Tomás Moro, en Utopía, ese país imaginario, “tienen muy pocas leyes, pero, para un pueblo tan bien organizado, son suficientes muy pocas”.

Consumir con cabeza

CONSUMO

Consumir con cabeza

Los españoles tenemos la intención de cuidarnos más, de comer mejor, de hacer más ejercicio y estamos dispuestos a hacer muchos esfuerzos para conseguirlo. También económicos. Eso es, al menos, lo que recogen numerosos estudios sobre nuestros hábitos de consumo. 

MARIÁN LEZAUN

[email protected]
@mlezaun

Así, una encuesta realizada por la aseguradora Aegon señala que cada vez son más los consumidores que consultan la etiqueta nutricional de los alimentos o los clientes que estarían dispuestos a pagar más por productos realmente saludables. En la misma línea, un 77 por ciento de los encuestados contempla cambiar sus hábitos de vida a corto plazo para sentirse mejor, según un estudio de Aral, la revista de las empresas de distribución.

La incertidumbre creada por el coronavirus ha servido para hacernos más conscientes de nuestro estado de salud. De hecho, durante estos meses, hemos tenido información suficiente para valorar nuestros hábitos de consumo y de vida, pensarlos e incluso cambiarlos para hacer frente a posibles nuevas enfermedades tanto físicas como mentales. La venta de productos deportivos se disparó en los primeros meses de la pandemia y aumentó con fuerza la de alimentos de proximidad y productos sostenibles.

Hábitos saludables. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) existen siete hábitos que, practicados a diario, cambiarían nuestra vida para bien facilitando un estado de completo bienestar físico, mental y social. Son sencillos y apelan al sentido común, pero no siempre es fácil ponerlos en marcha. Entre ellos, una dieta equilibrada, eliminar los productos tóxicos como el alcohol, las drogas y el tabaco, un poco de ejercicio, una higiene apropiada y cuidar nuestro estado emocional y nuestras relaciones sociales. Los fabricantes y las marcas saben que lograrlo es una gran preocupación para muchos consumidores y, por eso, aumentan las inversiones en investigación para crear productos y servicios que satisfagan esas necesidades. De hecho, en los últimos años hemos visto cómo crece la oferta de productos más saludables, más respetuosos con el medioambiente y con la salud y, sobre todo, cómo se ha creado un gran negocio alrededor de ellos que hace que cada vez seamos más exigentes a la hora de comprar. El problema es que producirlos resulta más caro y que, en ocasiones, no llegan al público general que también empieza a demandarlos. No obstante cada vez hay más marcas blancas o productores más pequeños que se han apuntado a la moda de esta nutrición adaptada a nuestras necesidades alimenticias. Alimentos que mejoran el sistema inmune, la flora intestinal, que aportan vitaminas extra o que ofrecen alternativas a la carne suponen ya una oferta importante en cualquier supermercado. Algo que hace apenas unos años solo podía encontrarse en tiendas especializadas. En Innofood señalan las tendencias del futuro de la alimentación: alimentos “cómodos” o fáciles de preparar, comidas que estén ligeramente procesadas, productos sabrosos, saludables y seguros, procesos de conservación más prolongada, alimentos lo más naturales posible y precios competitivos. Dicen los expertos que las empresas que sepan adaptarse serán las que ganarán la batalla en el complicado mercado de la distribución “porque las nuevas generaciones además de demandar comida más sana, quieren que sea fácil de preparar y que aporte nutrientes extra”.

Una encuesta realizada por la aseguradora Aegon señala que cada vez son más los consumidores que consultan la etiqueta nutricional de los alimentos.

El precio. El precio que, hasta ahora, había sido uno de los principales frenos al despegue de este negocio ya no lo es tanto porque el consumidor aprecia las condiciones en las que se han producido los alimentos y los compra convencido. Este el caso de los productos denominados bio o ecológicos que aunque pueden duplicar el precio de los productos convencionales, tienen un target definido para que esta variable no sea lo más importante en la decisión de compra. Además, los expertos aseguran que se puede comer bien sin gastar demasiado. Así, para Laura Arranz, farmacéutica, nutricionista y autora del blog dietalogica.com “no es cierto que comer más sano sea más caro hoy día si tenemos una buena organización de menús en casa y aprovechamos bien todo lo que compramos”. El problema es que “muchas personas se apuntan al cambio, compran verduras en exceso y luego se les estropean en la nevera, y entonces sí sale caro”. Pero si calculamos bien lo que vamos a consumir y lo hacemos no es un problema. “En este sentido la clave está también en consumir alimentos de temporada, tanto frutas y verduras como pescado, pues así reducimos mucho el coste de la cesta de la compra”, explica Arranz. Para esta experta el mercado nos ofrece un montón de productos saludables y con precios asequibles, por lo que se trata de planificar un poco mejor la cesta de la compra y buscar a esos proveedores que realmente sean de confianza. 

En esta especie de revolución alimentaria, los más jóvenes son los que lideran el cambio hacia una dieta más respetuosa con el cuerpo y el planeta. “Casi el 80% de la población entre 25 y 34 años y el 73% de entre 18 y 24 años afirman haberse vuelto más conscientes de su alimentación”, según un estudio de Upfield, el fabricante holandés de margarinas. No obstante, durante la cuarentena se ha incrementado la ingesta de fruta en un 66%, la de vegetales en un 59%, los productos frescos en un 49% y los alimentos ricos en Omega3 en un 24%. De igual manera, ha disminuido el consumo de bollería y el de carne por encima de un 30%, según Upfield. 

Ojo con las modas. Sin embargo, los expertos advierten de que el peligro está en dejarse llevar por las modas y no por criterios científicos. Según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), “la mitad de los encuestados cree que los productos orgánicos son más sanos que los no orgánicos, cuando esta afirmación no tiene ningún claro respaldo científico”. Según un estudio elaborado por la compañía de energía fotovoltaica SotySolar, hasta el 80% de los españoles considera que existen marcas que se aprovechan de lo ecológico y sostenible para aumentar el precio, haciendo que optar por este tipo de productos sea solo accesible para unos pocos. No obstante, el 18% de los encuestados considera que el precio de este tipo de productos se adecua a lo que se ofrece, mientras que solo un 2% afirma que no son más caros. En este sentido, el bioquímico y divulgador José Antonio Mulet, se ha encargado de desmentir ciertos tópicos respecto a los productos naturales. Mulet defiende que el avance tecnológico no ha supuesto un retroceso en la calidad de los alimentos y que llevar una alimentación poco saludable es solo un problema de actitud. 

Así, para Arranz, aquellas empresas que sepan aunar los nuevos valores serán las que se lleven el gato al agua. “Creo que este tipo de productores serán los que triunfarán y más después de esta crisis sanitaria que estamos viviendo que nos ha hecho valorar mucho más la salud. La mayoría de los consumidores escogerá la opción saludable en igualdad de precio y aunque una parte estarán dispuestos a pagar un poco más, las empresas también están por la labor de hacer que sus opciones más sanas sean también asequibles al bolsillo”. Eso lo estamos viendo ya en los lineales, así que quizás la clave está solamente en mejorar nuestras decisiones.

Hacia una alimentación más inteligente

El proveedor de tecnologías microbianas ADM ha identificado seis diferencias en el comportamiento de los consumidores desde el comienzo del COVID-19. Son hábitos emergentes que impulsarán la innovación y el crecimiento en los próximos meses, según recoge la revista de distribución ARAL. ADM ha detectado las grandes preocupaciones de los consumidores y qué es lo que piden ahora a los proveedores de alimentos. En primer lugar, según esta empresa, los consumidores buscan alimentos que refuercen su sistema inmunitario, que ayuden a mantener las funciones metabólicas y el peso, que se adapten a las necesidades nutricionales de cada uno y que favorezcan el equilibrio y el bienestar. Al mismo tiempo se ha registrado un aumento de la demanda de proteínas vegetales como alternativa al consumo de carne. Según explica la vicepresidenta de marketing de ADM, Ana Farrel, en la revista, los productores que sepan atender a estos nuevos valores serán los que triunfen en la estantería del supermercado.

Cada vez hay más marcas blancas o productores más pequeños que se han apuntado a esta moda de una nutrición adaptada a nuestras necesidades

Para saber más

Más nutrientes: La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación ha publicado un estudio en el que recoge cuáles son los alimentos con más nutrientes y beneficios para nuestro organismo, Powerhouse Fruits and Vegetables. Este reportaje de La Vanguardia recoge sus claves.

Calcula tu menú: En la web de la Fundación Española de Nutrición puedes calcular la cantidad de calorías que necesitas consumir para mejorar tus condiciones físicas. También encontrarás consejos sobre alimentación saludable y tendencias de consumo.

En esta especie de revolución alimentaria, los más jóvenes son los que lideran el cambio hacia una dieta más respetuosa con el cuerpo y el planeta

Las pymes tiran de la innovación alimentaria

Según datos del Informe Económico 2019 de la Federación de la Industria Alimentaria y las Bebidas, la incorporación de empresas alimentarias a actividades I+D sigue aumentando. Así, la industria de alimentación y bebidas ha elevado la cifra de empresas que han realizado actividades de I+D, que ya superan las 700 compañías, de las que un 84 por ciento son pymes. Desde Food For Life-Spain, la plataforma tecnológica de la Federación, se han promovido 600 proyectos por valor de unos 1.100 millones de euros, relacionados con la innovación alimentaria.

Rescatar el plan de pensiones… o no

PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR

Rescatar el plan de pensiones... o no

La  flexibilidad llega con cuentagotas a los planes de pensiones que podrían convertirse en un instrumento más ágil a la hora de planificar el ahorro a largo plazo.

MARIÁN LEZAUN

[email protected]
@mlezaun

Aunque los planes de pensiones han sido una de los productos preferidos por los ahorradores con vistas a la jubilación, sus condiciones no siempre han sido las mejores. Los costes del rescate, los requisitos para su contratación y, en ocasiones, su escasa rentabilidad, los convierten en un producto rígido y poco atractivo para los ahorradores más exigentes. Por eso, el Gobierno ha aumentado las posibilidades de disponer de los ahorros contenidos en estos productos, reduciendo el tiempo de permanencia y, en los últimos meses, debido a la crisis provocada por el Covid-19, estableciendo también requisitos específicos para autónomos y trabajadores que se encuentren en ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo).

Los planes de pensiones son una buena opción de ahorro a largo plazo para los inversores más conservadores y para aquellos que buscan ventajas fiscales inmediatas. Pero no siempre son la mejor alternativa para incrementar la renta disponible de cara a la jubilación y muchos partícipes reclaman desde hace tiempo mayor flexibilidad para rescatar el dinero sin tantas restricciones. En esa línea y para facilitar la liquidez, el Gobierno los incluyó dentro de las medidas de urgencia destinadas a hacer frente a la pandemia. Se trataba de permitir que familias y empresarios en apuros pudieran recurrir a sus ahorros y mejorar su situación económica en este momento de incertidumbre. Se abrió así una ventana que ha durado seis meses y que permitía acceder al dinero en mejores condiciones, insistiendo en las reformas iniciadas hace dos años. Hasta ese momento no se podía recuperar el dinero (o parte de él) hasta que se alcanzara la edad de jubilación, aunque se podía conseguir, de manera excepcional, por enfermedad grave o por desempleo de larga duración. Desde 2019, se contempla además la posibilidad de rescatar el dinero en un plazo de diez años para todos los productos suscritos a partir de 2015.

No obstante, según expertos y gestoras, rescatarlos no siempre es la mejor opción ya que se trata de un producto que está diseñado con una clara necesidad de permanencia. Su finalidad es complementar la jubilación futura, y sus objetivos y expectativas deben plantearse a largo plazo. Por eso no se debe comparar con otros productos que existen en el mercado cuyas rentabilidades y condiciones son más a corto plazo y requieren mayor cultura financiera, más seguimiento y una gestión más compleja. Y es que lo primero que hay que tener en cuenta es la situación en la que se encuentra el producto en el momento del rescate, ya que al tratarse de productos adscritos a fondos de pensiones quizá un momento de crisis no es el más apropiado para hacerlo debido a la volatilidad de los mercados. Así, los expertos recomiendan precaución, asesoramiento y ver todas las opciones disponibles antes de hacerlo.

De momento estas medidas excepcionales se han tomado con cautela entre los particulares, y los bancos reconocen que no son tantos los clientes que las han aprovechado pese a que la posibilidad se ha publicitado y los clientes la conocen.

En el caso concreto de los trabajadores autónomos, desde la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) reconocen que “sí que hubo cierto interés al principio, que aumentaron las consultas en torno a este tema, pero una vez analizado el riesgo de rescatarlo de manera urgente, desde la asociación se ha desaconsejado la opción”, explica Celia Ferrero, su vicepresidenta. Ferrero añade también que las medidas “excluyen a muchos autónomos debido a la limitación de las pérdidas y, además, se ponía en juego todo el esfuerzo de ahorro realizado en los últimos años, con lo que eso supone”. En el caso de inversores particulares, todavía no hay datos oficiales de cómo ha calado la medida.

Así las cosas y visto que el plazo para justificar pérdidas o situación de desempleo temporal venció el pasado 14 de septiembre habrá que esperar al próximo paquete de medidas oficiales. Lo más probable es que, dadas las circunstancias, la medida se prolongue en el tiempo. Y es que, dada la coyuntura económica y las previsiones para el año que viene, los ciudadanos necesitan facilidades en todos los sentidos, más si cabe, en la gestión de sus ahorros.

¿Quiénes pueden acogerse a las medidas excepcionales de rescate de planes de pensiones? Hasta marzo, solo los desempleados de larga duración, los enfermos graves y los aquellos cuyo plan cumpla diez años en enero de 2025 eran quienes podían rescatar su plan de pensiones. La nueva normativa especifica que podrán acogerse a esta posibilidad los trabajadores por cuenta ajena en desempleo debido a un ERTE (expediente de regulación temporal de empleo) justificado por la crisis del COVID-19. También podrán hacerlo los empresarios titulares de establecimientos que no hayan podido abrir al público debido a la declaración del estado de alarma del 14 de marzo (artículo 10 del Real Decreto 463/2020). Es decir, todos aquellos que no se hayan considerado de primera necesidad. Y, por último, los autónomos que han cesado su actividad debido a la crisis del COVID-19 y los autónomos que, sin haber cesado su actividad, hayan reducido su facturación un 75 por ciento respecto al promedio de años anteriores.

¿Cuánto dinero se puede rescatar? Según la norma, no se puede rescatar el volumen total de los derechos consolidados, sino la menor de esas cuantías. Los derechos consolidados corresponden a las aportaciones realizadas por el partícipe, así como a la revalorización de los mismos durante el tiempo que dure la contratación. La cuantía máxima se establece actualmente en 1.613 euros al mes, que se obtienen de prorratear el IPREM anual (establecido en los presupuestos generales del Estado) en doce pagas y multiplicarlo por tres. El IPREM es el indicador Público de Renta de Efectos Múltiples que se utiliza como referencia para calcular prestaciones, subsidios, rentas no contributivas o calcular el acceso a becas o viviendas protegidas. No obstante, se debe analizar cada caso teniendo en cuenta el perfil del partícipe: empresarios, autónomos y trabajadores en ERTE, cuyas circunstancias son muy dispares.

¿Qué documentación se necesita? La documentación varía en función del perfil del partícipe del fondo. En el caso de los trabajadores que se encuentren en ERTE, se requiere la comunicación del ERTE o el certificado de la empresa donde se anuncie el cese temporal, la nómina del mes en la que se declara el ERTE y también la anterior a la crisis del coronavirus. Según Bolsamanía, “a estos documentos hay que sumar una declaración responsable donde tú mismo reconoces estar en situación de desempleo por el ERTE”. Como la cantidad de dinero del plan de pensiones que se puede recuperar por el ERTE es limitada, la documentación debe actualizarse cada mes. En el caso de los autónomos, se requiere un certificado fiscal de la AEAT sobre la base de la declaración de cese de actividad y la declaración de IRPF del año anterior o la declaración trimestral mediante el modelo 130.

¿Cómo afecta a la declaración de la renta el rescate? El dinero rescatado del plan de pensiones tributa como renta del trabajo por lo que es muy importante tener en cuenta su impacto en la declaración de la renta. Es decir, el dinero que recibamos puede hacer que ampliemos el tramo de gravamen en la próxima declaración de renta. Además, contar con dos pagadores puede afectar también en el resultado final. De cara al futuro, se esperan además posibles cambios en la tributación del ahorro que podrían reducir o eliminar las deducciones fiscales de estos productos convirtiéndolos en un producto de inversión más. Hay que tener en cuenta que no está sometido a tributación el cambio de un plan a otro ya que el partícipe no está haciendo efectivo el rescate.

Por si las dudas

Simulador. En la página de Finect, una plataforma que ayuda a los ahorradores a comparar diferentes productos financieros, se puede acceder a un simulador que te permite conocer cuál es la mejor opción para rescatar tu plan de pensiones y en qué momento es mejor hacerlo.

ATA: La publicación digital para emprendedores y autónomos de la Federación Nacional de Asociaciones de Autónomos (ATA) explica en un artículo cómo afecta la medida anti crisis a los trabajadores autónomos.

Adicae: La web corporativa de la asociación de usuario de banca dispone de una guía práctica sobre los planes de pensiones y sus posibilidades de rescate. Además ofrece un simulador para conocer cómo se comportará tu plan y calcular los costes del rescate.

Escritura Pública: En nuestra revista informamos sobre cambios normativos que afecten a los consumidores. También hemos explicado cómo funcionan los planes de pensiones y cuándo conviene contratarlos.

Según expertos y gestoras, rescatarlos no siempre es la mejor opción ya que se trata de un producto que está diseñado con una clara necesidad de permanencia
El mercado

Los fondos y planes de pensiones que operan en España -tanto individuales como de empresa- gestionan en la actualidad 111.827.867 millones de euros, según datos de Inverco, la patronal del sector, a junio de 2020. El número de partícipes, por su parte, supera los 9,5 millones (7,4 millones en planes individuales y otros 2 millones en planes de empresa). El mercado lo lideran actualmente tres bancos: Caixabank, BBVA y Santander. Desde Inverco destacan el comportamiento de los planes individuales que han recuperado los niveles previos a la crisis del coronavirus. El crecimiento continuado en los últimos meses ha incrementado el patrimonio de estos planes en más de 5.200 millones de euros.

Más de 9 millones de españoles cuenta con un plan de pensiones individual o colectivo

«Planes de pensiones: posibilidades de rescate en época de crisis», por Ricardo Nogales

PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR

RICARDO NOGALES


Abogado. CECU – Confederación (de ámbito estatal) de Consumidores y Usuarios
www.cecu.es / @CECUconsumo

Planes de pensiones: posibilidades de rescate en época de crisis

Hablar de los efectos económicos causados por la pandemia del Covid-19 tiene cierto componente de frivolidad dada la magnitud de la catástrofe humanitaria que hay detrás de la enfermedad. Sin embargo, no podemos olvidarnos de los aspectos más crematísticos y abordar cómo cubrir aquellas parcelas que, si bien menos dramáticas que la ausencia de salud, son muy necesarias para continuar, dentro de lo posible, con unos niveles de bienestar similares a los previos a la pandemia.

La afectación social de la Covid-19 ha sido muy dispar, y como suele suceder en estos episodios unos pocos salen favorecidos y los más sufren algún perjuicio. No todos los trabajadores han tenido la suerte de poder trabajar desde casa, o que su empleo sea de los que lo permite, o que la empresa para la que trabajan haya podido mantener su volumen de actividad, o que el autónomo -si fuera el caso- haya conservado un nivel de negocio tal que le haya permitido mantener siquiera una mínima facturación. Otros han tenido que reinventarse: lo hemos visto con las fábricas de ropa, reconvertidas en fábricas de mascarillas y material sanitario; con los hoteles, ofreciendo habitaciones como oficinas o alojamientos semi hospitalarios; con los restaurantes tradicionales preparando comida a domicilio; o en el sector musical, dando al streaming el impulso digital definitivo que necesitaba. 

Pero otros muchos no han podido adaptarse, o al menos no con la suficiente velocidad. Quien por sus circunstancias personales ha padecido las consecuencias adversas de la pandemia, ha tenido a su disposición alguna de las medidas económicas que se han adoptado desde el pasado mes de marzo. La medida estrella ha sido el expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), sufrido, en mayo de 2020, por uno de cada cuatro trabajadores (casi 3,4 millones de empleados en total), situación que después del verano aún sufren 0,7 millones. Pero no ha sido la única. Medidas tributarias (por ejemplo aplazamiento de declaraciones fiscales) o flexibilización de la financiación de las entidades locales, han sido algunas medidas públicas; y otras han afectado al sector privado, algunas gracias a la propia iniciativa de cada empresa, y otras por imposición legal, como las moratorias hipotecarias, el apoyo a colectivos vulnerables (mediante bonos sociales para el pago de suministros domiciliarios) o, como en el sector ahora protagonista, flexibilizando el rescate de planes de pensiones. No debe confundirse el plan con el fondo de pensiones, patrimonio este último creado al exclusivo objeto de dar cumplimiento a planes de pensiones, de cuya gestión, custodia y control se encarga una entidad promotora.

El plan de pensiones es un instrumento financiero por el cual se hacen aportaciones para posteriormente percibir rentas o capitales, siempre en los términos del plan suscrito. Está destinado a mejorar la situación económica tras la jubilación del cliente (denominado partícipe en este tipo de servicios). Por su propia naturaleza tiene restringidas las posibilidades de disponer del capital al que se tenga derecho. La causa normal para ello (art. 8 del Real Decreto Legislativo 1/2002, de 29 de noviembre) será la jubilación, la incapacidad permanente total o absoluta, la gran invalidez, el fallecimiento o la dependencia del partícipe. Sin embargo y de manera adicional, extraordinaria podríamos decir, también se permite ese rescate («hacer efectivos sus derechos consolidados», en la terminología legal) en caso de desempleo de larga duración o enfermedad grave, concurriendo los requisitos descritos para cada situación según detalle que recoge el art. 8 del Real Decreto 304/2004, de 20 de febrero, por el que se aprueba el Reglamento de planes y fondos de pensiones. Se trata de supuestos tasados porque, lógicamente, cuando se configura el plan de pensiones para su comercialización, se tiene en cuenta cuál pueda ser la razón para la satisfacción de las prestaciones, distinta a la mera voluntad del partícipe.


Esta posibilidad de rescate, además de parcial se compadece mal con la segunda oleada de pandemia surgida tras el verano


 

Pero como decíamos al principio, algunas medidas públicas adoptadas con motivo del Covid-19 han afectado al sector privado (en el que se sitúan las promotoras de los planes de pensiones), mediante la ampliación de los supuestos en los que se puede rescatar el capital: desempleo a consecuencia de un ERTE derivado del Covid-19, o haber cesado la actividad empresarial o profesional con motivo de la enfermedad (disposición adicional vigésima del Real Decreto-ley 11/2020, de 31 de marzo). Esta posibilidad de rescate, además de parcial (con un máximo de poco más de 1.600 € mensuales), ha estado limitada en el tiempo (al igual que ya sucedió con la posibilidad de rescate por desahucio, disposición adicional 7ª del Real Decreto Legislativo 1/2002), lo que se compadece mal con la segunda oleada de pandemia surgida tras el verano.

El mayor terremoto desde el fin del cine mudo

ESFERA CULTURAL

El mayor terremoto desde el fin del cine mudo

Los grandes estudios retrasan estrenos y la industria del cine en su conjunto se replantea un futuro en el que el poder va pasando a manos de las plataformas digitales.

JULIÁN DÍEZ

[email protected]

Ni la llegada de la televisión en los cincuenta, que fue paulatina y al principio atraía a talentos menores y movía cantidades inferiores, ni las guerras mundiales o la aparición de sucesivas novedades técnicas como el color, el 3D o el sonido Dolby. La revolución a la que se enfrenta la industria audiovisual en el escenario post Covid 19 sólo tiene un precedente de magnitud similar: el paso del cine mudo al sonoro entre 1928 y 1930, cuando las carreras de muchas estrellas naufragaron, los grandes estudios californianos se consolidaron como el poder hegemónico de la industria, y las propias salas debieron afrontar una reconversión tecnológica y de personal.

Contraste de cifras. Baste un dato para dar cuenta de la situación. Este año, se estima que la recaudación global del cine en Estados Unidos será de un 20% respecto al año anterior. Eso quiere decir que se volverá a la cifra obtenida en 1981, cuando las entradas costaban un tercio del precio actual. Así que podemos estar hablando de en torno a un 6% de espectadores respecto a 2019. Mientras, en lo que va de año (hasta agosto son los datos al escribir estas líneas), Netflix ha sumado 26 millones de suscriptores en todo el mundo, lo que viene a suponer un crecimiento directo de más de 3.000 millones de euros anuales en sus ingresos.

La Academia de Hollywood había conseguido frenar algo la sangría entorpeciendo todo lo posible que las películas directamente para consumo hogareño consiguieran candidaturas a los Oscar. Netflix hizo estrenos fantasmas de sus proyectos más prestigiosos (como las ya citadas Roma o El irlandés), pero ante la escasez de novedades prevista para este año, ya ha anunciado que da su brazo a torcer para el próximo.

Entretanto, las grandes productoras y distribuidoras han ido tomando decisiones de todo tipo acerca de sus grandes lanzamientos previstos. Mientras Disney optaba por estrenar directamente a través de su plataforma digital el remake en imagen real de Mulan (a 21,99 euros), con resultados aún por conocer, en su división Marvel aplazaba todo lo que estaba en cartera para este verano. Lo mismo ha ocurrido con No Time to Die, la última entrega de James Bond que protagonizará Daniel Craig, la siguiente película de la serie de acción automovilística Fast and Furious, o la continuación (más de treinta años después) de las aventuras de Maverick, el piloto de Top Gun interpretado por Tom Cruise.

Según los medios especializados, la industria se ha puesto en manos de tres películas para conocer cuál va a ser la reacción del público ante los estrenos en salas de cine en el inmediato futuro. Las tres son grandes espectáculos que, a priori, no pueden ser disfrutados de la misma forma en una sala con todos los adelantos técnicos que en una casa, por bueno que sea el aparato de televisión de que se disponga.

El primero de ellos fue Tenet, de Christopher Nolan, estrenada el pasado agosto. Sin entrar en la dificultad de su trama, lo cierto es que el resultado comercial ha sido poco relevante. En Estados Unidos (donde siempre se conocen antes los datos de taquilla), no parece que vaya a subir del noveno puesto en recaudación de lo que va de año, con la mitad de dinero obtenido (unos treinta millones de dólares) que estrenos que apenas permanecieron en pantalla dos o tres semanas antes del cierre por la pandemia, como Onward o El hombre invisible. Curiosamente, estos datos son estimaciones porque la distribuidora de la película ha quebrado una ley no escrita al negarse a dar cifras precisas, lo que ha levantado las protestas de la competencia.

En un detalle que pone en perspectiva además el relieve que van cobrando otras cinematografías, cabe decir que la película más taquillera a nivel mundial en lo que va de año es Los ochocientos, un espectacular drama bélico chino que ha recaudado 300 millones de dólares sólo en el mercado doméstico. Con el triunfo de la coreana Parásitos en los Oscar del pasado febrero, o las fuertes audiencias de series internacionales como la alemana Dark o la española La casa de papel, van sumándose éxitos que plantean un cierto final de la hegemonía estadounidense en el mercado audiovisual, potenciada precisamente por la accesibilidad global a las plataformas online. Para los espectadores de casi todo el mundo, habituados a ver las producciones subtituladas, da igual que el idioma original sea el inglés o cualquier otro.

Esperar a Navidad. Los otros dos grandes blockbusters hollywoodienses que llegarán este año, salvo aplazamiento, esperarán hasta la campaña de Navidad. Dune, de Dennis Villenneuve, es una superproducción de ciencia ficción con un reparto coral que encabeza Timothy Chamelet e incluye a Javier Bardem. Basada en una de las novelas más populares de la historia del género, es sin embargo un proyecto que viene acompañado por el malditismo que rodeó a sus intentos de adaptación previos, desde el que estuvo a punto de llevar a la locura (según confesión propia) a Alejandro Jodorowsky con Dalí, Orson Welles y Mick Jagger en el reparto, hasta el fallido de David Lynch en la que él considera su peor película. Además, esta nueva versión solo cubre la primera mitad de la novela (de 700 páginas) y no hay fecha prevista para continuar el rodaje.

El día de Navidad llegará Wonder Woman 1984, que pretende retomar el éxito de la anterior película de la superheroina por antonomasia. Como se verá, todos los grandes estrenos «salvadores» previstos corresponden a películas de gancho comercial, mientras que los proyectos con nombres de prestigio, de los que habitualmente compiten por los Oscar o los premios de Cannes, Venecia o San Sebastián, escasean en las previsiones de la gran pantalla. Sólo puede citarse a priori el remake de West Side Story a cargo de Steven Spielberg, y un western del emergente Paul Greengrasss, News of the World, protagonizado por Tom Hanks.

Todo hace indicar que las candidaturas a los Oscar de este año llegarán trufadas de estrenos directos para plataformas digitales, reproduciendo de forma paulatina lo ocurrido en los premios de la televisión de los últimos años. Todas estas consideraciones siguen sin dar una respuesta clara a la pregunta del millón: ¿están los espectadores dispuestos, al menos en un número suficiente, a seguir acudiendo a las salas de cine? La ya citada Los ochocientos da una respuesta por lo que se refiere al público chino, que ha acudido en masa a verla, aunque es un caso de cierta excepcionalidad: los cines en China estaban abiertos tras dar por prácticamente erradicada la pandemia, y además el filme es un producto nacionalista que ha gozado de cierto apoyo institucional tras una polémica en la que se corrigió parte de su contenido.

Curiosamente, el país casi a nivel mundial donde podemos encontrar una respuesta más clara de que con la orientación correcta el público sí responde es España. Mientras los datos de contagios volvían aumentar, el 29 de julio se estrenó Padre no hay más que uno 2: La llegada de la suegra, secuela de un éxito del pasado verano. Su director y protagonista, Santiago Segura, afirmaba en las ruedas de prensa previas al estreno que «la idea de hacer cine y no pasar por las salas me angustia», y su empeño en mantener la fecha de estreno prevista, contra viento y marea y los comportamientos de las majors estadounidenses, cosechó un sorprendente éxito: un millón y medio de espectadores en cuatro semanas, con una recaudación algo menor a la de la primera entrega, pero muy por encima del presupuesto del filme. Deja la sensación, frente al relativo fiasco de una película espectacular pero compleja como Tenet, de que el público responde si se le da lo que quiere. En el caso de la película de Segura las bazas son un humor para todos los públicos; la presencia de incontables caras conocidas y la continuidad con un éxito previo y bien valorado, para un producto con una factura técnica irreprochable. Las otras películas con más éxito en el estío español han respondido a parámetros similares, a su manera: la española Superagente Mackey y los dibujos animados de Scooby Doo.

Mientras, las plataformas digitales van sumando proyectos con una magnitud desconocida hasta la fecha. Sólo ha habido siete películas en la historia del cine por encima de los 300 millones de dólares de presupuesto, encabezadas por Piratas del Caribe: en mareas misteriosas con 379. Pero Prime Video, la plataforma digital de Amazon, está desarrollando una adaptación de El Señor de los Anillos (parece que narrativamente será una especie de precuela) con un presupuesto de mil millones de dólares, y con el español Juan Antonio Bayona como uno de sus responsables. Los episodios más caros de televisión hasta la fecha fueron los de la última temporada de Juego de Tronos, 18 millones cada uno.

La cifra puesta sobre la mesa por Jeff Bezos (que según los últimos datos no sólo es el hombre más rico del mundo, sino de toda la historia en términos comparados) parece que no va a quedarse sola. Los números que se han filtrado sobre la adaptación para Netflix de la novela El problema de los tres cuerpos, del chino Cixin Liu, que correrá precisamente a cargo de los responsables de Juego de tronos, están en parámetros similares. El libro original inicia una trilogía que es el último éxito de culto de la literatura de ciencia ficción, y quizá en cualquier otro momento hubiera sido considerado como un material demasiado complejo como para su adaptación audiovisual.

Dentro del panorama de incertidumbre, pueden mencionarse también fenómenos curiosos, como la reaparición de los autocines en Estados Unidos, aunque es un tipo de experiencia que parece difícil de exportar. En España la apuesta más frecuente de las salas está siendo la de reforzar servicios premium, como entradas que incluyen comida, butacas que pueden alzar totalmente los pies para convertirse en divanes o beneficios y descuentos externos.

Otras fuentes

Es posible tener una idea completa de todos los retrasos de estrenos en este reportaje gráfico.

Aunque Netflix, HBO y Prime Video sean los principales actores de la guerra de las plataformas de streaming, la sucesiva llegada de nuevos contendientes (Apple y Disney ya, Peacock y HBO Max muy pronto) y su posible impacto se analiza en:

Una explicación completa de cómo Unsubscribe consiguió llegar al número uno de taquilla en Estados Unidos con sólo dos espectadores.

Grandes estrellas en nuestro salón

La realidad señala una tendencia ya incuestionablemente manifiesta en el último lustro, con la presencia creciente de los principales talentos de Hollywood en los créditos de producciones para las plataformas de contenido. Martin Scorsese, tras rodar el año pasado El irlandés para Netflix, prepara ahora Killers of the Flower Moon junto a Leonardo di Caprio y Robert de Niro; Alfonso Cuarón acarició el Oscar hace un par de años con Roma, también para Netflix; Woody Allen hizo una serie para Amazon Prime Video; Ridley Scott, Steven Spielberg, David Fincher o Spike Lee son otros cineastas entre los más conocidos del mundo cuyas actividades y proyectos se centran ahora en contenidos para ser consumidos directamente en casa.

Dos récords absurdos para la historia

The Wretched, una película de terror de bajo presupuesto y muy escasa originalidad, se convirtió este verano en la tercera en la historia que consigue ser la más taquillera en Estados Unidos durante seis semanas consecutivas. Sólo Avatar y Titanic consiguieron antes ese hito. En general, su productora, IMF, es la gran beneficiada del cine en la época de la pandemia: estrenó sucesivamente productos en unas semanas en las que sólo un porcentaje reducido de las salas americanas estaban abiertas, y las grandes distribuidoras se limitaban a enviar reposiciones. Con todo, el caso más curioso de este periodo es el de Unsubscribe, que en la semana del 10 de junio se convirtió en la película más taquillera con menos presupuesto de la historia: 0 dólares. Un par de youtubers rodaron por Zoom este corto de 29 minutos con amigos; alquilaron una sala de cine por menos de 500 dólares, y se vendieron a sí mismos todas las entradas por 22.000 dólares. Todo legal, de acuerdo a las normas y con el único coste del alquiler de la sala, porque ellos recaudaron íntegramente el precio de las butacas. Ninguna película vendió más entradas en Estados Unidos esa semana.

Todo hace indicar que las candidaturas a los Oscar de este año llegarán trufadas de estrenos directos para plataformas digitales

Pasar por caja

De todas las series candidatas al premio a la mejor del año en los Emmys que se anunciaron en el pasado verano, ocho comedias y ocho dramas, sólo dos se emiten en televisión en abierto: The Good Place (NBC) y Schitt’s Creek (en la televisión pública canadiense, CBC). En el conjunto de candidaturas, Netflix obtuvo 160 y HBO 104, muy por delante del primer canal generalista, NBC, con 47. Ninguna de las series candidatas pueden verse en televisión en abierto en España: incluso The Good Place está en Netflix, y Schitt’s Creek en Movistar.

Entrevista a Arancha Aguirre, cineasta

ESFERA CULTURAL

Arancha Aguirre, cineasta

«Me da una pena enorme perder este mundo de las salas de cine, donde he aprendido tanto y he sido tan feliz»

Doctora en filología hispánica, hija de director cinematográfico y actriz, el ADN de Arantxa Aguirre delataba rastros de celuloide antes de decidirse a centrar su actividad en esa parcela del séptimo arte que le ha llevado dos veces al borde del Goya. Si su primer libro, Buñuel lector de Galdós, revela la pasión de esta madrileña por el autor canario, el segundo, 34 actores hablan de su oficio, evidencia su debilidad por el mundo de la farándula, que tan bien conoce.

JUAN ANTONIO LLORENTE

[email protected]

Llegó al cine de la mano de genios como Camus, Almodóvar o Saura. ¿De quién aprendió más?
Como persona abierta, trato de ser una esponja. Al haber trabajado más con Mario Camus, lo considero mi maestro, pero cada uno me ha enseñado algo en lo que trato de profundizar para seguir adelante en mi propia carrera. Soy un producto de todos ellos más mi aportación personal y lo que he aprendido de las películas que veo.

Especializada en homenajes y biografías, el centenario en 2021 de García Berlanga, de quien fue ayudante en Moros y cristianos, ¿no le tienta?

Claro que me gustaría. Pero mi actividad, más que en biografías, se centra en un tipo de película documental que se suele demandar y, como profesional, hago lo que se me solicita. De ahí tantos trabajos sobre personalidades de nuestra cultura. Y con muchísimo gusto, porque los encargos son una manera magnífica de poder trabajar y de hacer algo tan bueno como cuando se trata de una idea tuya. Lo que importa no es la idea, sino como la lleves a cabo. Siendo Berlanga uno de nuestros grandes directores, que además brilló como nadie en la comedia, algo que apenas hacían otros, su sentido del humor me fascina, y estaría muy contenta de poderle dedicar tiempo para hacer algo que mereciese la pena. Pero al no poder elegir habitualmente, y costando tanto dinero las películas, creo que tengo algunas ideas por delante antes de llegar a un documental sobre García Berlanga.

«El de cineasta es mi trabajo, y me llamaron galdosiana porque hice la tesis sobre Buñuel y Galdós»

Destacaba el género de la comedia, en el que usted no ha incidido como cineasta…

Aun centrada en el documental, donde no hay diferencia entre comedia y drama, en todas mis películas hay algún toque -y así lo señala mucha gente-, de humor sutil, más de sonrisa que de risa. He tenido el gusto de estar en una sala de cine y ver que el público ríe en un momento en el que yo lo había buscado. Pero una película sólo de reír, no he hecho nunca. Ojalá pudiera, porque el género de la comedia me parece el más complicado, y uno de los que más admiro.

El documental ¿es más o menos arriesgado que el cine convencional?

No se puede generalizar. Más arriesgado, por ser más difícil conseguir que las personas vayan a las salas de cine a verlos. Pero al ser producciones menos ambiciosas desde el punto de vista económico, no te expones tanto como en una película de ficción.

Dancing Beethoven, su segunda nominación a los Goya, ha tenido una excelente acogida del público y de la crítica. ¿Es su trabajo más personal?

Todas las películas que hago, al final lo son. Pero sí, es muy personal. Y la de mayor repercusión, después de El esfuerzo y el ánimo, con la que también estuve nominada para ese premio.

¿En cuántos países se ha estrenado?

En seis, si hablamos de exhibición en salas comerciales, Si es de festivales, etc., en muchísimos más. No llevo la cuenta.

La respuesta ¿le anima a tirarse a una piscina más profunda?

Da cierta seguridad saber que lo que haces tiene buena recepción y que los espectadores no permanecen ajenos ni impasibles ante tu propuesta. De haber sido un fracaso, me hubiera costado más tiempo hacer la siguiente. Aunque hablamos de un éxito relativo, como siempre nos ocurre a los documentalistas, la respuesta a Dancing Beethoven me ha hecho pisar más fuerte en los siguientes trabajos.

Al ballet de Maurice Béjart, donde estudió en su adolescencia, ¿cuántos títulos le ha dedicado?

Muchos. Un cortometraje me sirvió como carta de presentación ante la compañía para poder realizar el largometraje El esfuerzo y el ánimo. Le siguieron Palais Garnier, Gira por China, American swan, Dancing Beethoven, el corto Juan y Teresa y un montón de grabaciones de espectáculos en vivo, resultado de cuatro o cinco temporadas yendo dos veces al año a rodar sus creaciones. Esa es otra vertiente de mi carrera que en España no se conoce, porque no se han difundido aquí, pero ahí están. Cuando había poco trabajo por la crisis económica, no paré de trabajar, que es tanto como decir que no paré de aprender. Además, trabajar con música, porque se trataba de ballets, me ha hecho evolucionar muchísimo en mi carrera, porque la música es una estructura, que a la hora de procesarla sirve para ordenar el tiempo y organizar una historia. El ritmo es fundamental para lograr la atención del público. Si vives en ese mundo, si estás acostumbrado a montar con buena música, cuando vas a hacer una película narrativa, ves que cuentas con armas que antes no tenías.


“En todas mis películas hay algún toque -y así lo señala mucha gente-, de humor sutil, más de sonrisa que de risa”

 

Los dos rasgos, esfuerzo y ánimo del título del film, ¿dibujarían su retrato?

Creo que sí (sonríe). La cita viene de una frase en la segunda parte de El Quijote: “bien podrán los encantadores quitarme la ventura, pero el esfuerzo y el ánimo será imposible”. La descubrí releyendo la novela de Cervantes y como me sentí muy identificada con ese espíritu quijotesco, la recuperé para titular mi primer largometraje en solitario.

Siendo doctora en filología hispánica, hay quien la ha definido como cineasta y galdosiana. ¿Son dos obsesiones?

No son obsesiones: son grandes aficiones. El de cineasta es mi trabajo, y me llamaron galdosiana porque hice la tesis sobre Buñuel y Galdós, que publiqué en un libro premiado por la casa museo del escritor. A partir de ese momento se me invitó a los congresos galdosianos y pude entrar en el mundo de los grandes galdosistas, de los que he aprendido muchísimo.

Declaraba en 2015: “no descansaré hasta hacer mi documental sobre Galdós”… pero en las celebraciones del aniversario no ha sido posible, por el Covid-19.

Lo de “no descansaré” creo que fue una reescritura, porque no me reconozco en esa manera de hablar. Probablemente dije algo parecido, porque tenía la idea, y sigo teniéndola, de hacer algo sobre Galdós, y espero llegue la posibilidad de hacerlo en los años de profesión que me quedan. Pero en ningún momento pienso que haya que hacer las cosas para los centenarios, aunque sean ocasión propicia para encargos. Con la película sobre Enrique Granados, que se pensó para aprovechar los preparativos del centenario, al no conseguir apoyos no llegamos a tiempo y salió un año más tarde. En torno al homenaje se publicó su correspondencia y se tradujo del inglés la magnífica biografía, escrita por el musicólogo americano Walter Clark, lo que hizo que el autor viniera a España. Pude entrevistarlo en Barcelona, y su testimonio fue fundamental para la película. Quiero decir con esto, que llegamos más tarde, pero nos aprovechamos de todo lo que se organizó en aquel año. Con Galdós, es posible que pase lo mismo. Hasta ahora he hecho seis cortometrajes para la exposición de la Biblioteca Nacional, centrados en entrevistas a escritores, y acaba de presentarse otra en la Academia de Bellas Artes de Madrid, para la que he preparado un audiovisual de doce minutos, que creo cuenta muy bien lo que podría o querría hacer si me surgiese la oportunidad de ese largo sobre Galdós, que sigo sin descartar.

Codirige una productora junto a José Luis López Linares. En La noche americana, de Truffaut, se dice: “en estos tiempos mejor que a productor de cine, hay que dedicarse al mundo inmobiliario”. ¿Las cosas hoy son mejores?

Creo que nunca han sido buenas. Viniendo de una familia dedicada al cine y al teatro, toda mi vida he visto que hay vacas gordas y vacas flacas. En el mundo del cine y de la farándula estamos muy acostumbrados a problemas como los contratos temporales. Ahora, gracias a las series de televisión, por ejemplo, hay contratos más largos. Antes, una película era ocho semanas de trabajo para un técnico, y de nuevo vuelta al mercado. Desde ese punto de vista, quizá estemos un poco más capacitados para sortear los vaivenes de la crisis consustancial a estas profesiones.

En 2021 podrán ser candidatas al Oscar películas que no se hayan visto en salas cinematográficas. La demanda en plataformas digitales -algunos de sus trabajos sólo se pueden encontrar en ellas-, que arrasa con producciones de presupuesto astronómico, se ha disparado con el confinamiento. ¿Hablamos de crisis en el modelo de “cine”?

Desde luego vamos hacia un nuevo modelo, aunque no sé si eso significa avanzar o retroceder. Me da una pena enorme perder este mundo de las salas de cine, donde ha aprendido tanto y donde he sido tan feliz. Creo que esa impresión nunca se podrá reemplazar viendo la película en tu casa. Entre otros motivos, porque en la sala vives una experiencia colectiva y muy particular, que va más allá de la película, con personas a las que no conoces, pero de pronto compartes con ellas risas, miedo, llanto… Además, en un momento en el que, por respeto al resto de los espectadores, no puedes levantarte a contestar al teléfono ni para ir a buscar una cerveza. Tienes que estar verdaderamente atento a la película, y esa circunstancia no se da en tu casa. Algo terrible, que nos lleva a los profesionales a pensar cómo conseguir que el espectador no pueda ni respirar.

Siendo ayudante de dirección, tuvo ante la cámara a su madre, Enriqueta Carballeira. ¿Será algún día protagonista de una película suya?

A ella está dedicada mi película Hécuba, donde aparece como una de las entrevistadas, y forma parte del libro 34 actores hablan de su oficio. Pero trabajar con tu madre es complicado. Ella tiene su carácter y yo el mío (risas). Moviéndome siempre en formato documental, no ha surgido la posibilidad de trabajar con actores. Pero sí, sería muy bonito hacer algo con ella, que es una gran actriz.

Dónde encontrarla

Aunque las plataformas digitales permiten conocer a fondo su trabajo, sirvan como muestra un aperitivo del más premiado https://cutt.ly/Df08xU7 y del que hasta enero ilustra en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando la exposición Galdós en el laberinto de España https://cutt.ly/Zf08AVl , germen tal vez de un homenaje más ambicioso.

Leer cuadros: ‘Grindelwald’: Los Alpes, visión europea de Beruete

ESFERA CULTURAL

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CONVENIO EL PRADO-FUNDACIÓN NOTARIADO

Al visitar la última sala de las colecciones del Prado, que entra ya en el siglo XX, nos llama la atención un paisaje de los Alpes. Esta cordillera, corazón montañoso de Europa, ejerció, especialmente a partir del Romanticismo, un gran atractivo para los artistas. Sin embargo, fueron pocos los pintores españoles que abordaron el motivo. Entre las más de 2.700 pinturas del siglo XIX del museo no existía, hasta 2019, ninguna obra con este tema.

'Grindelwald': Los Alpes, visión europea de Beruete

 
JAVIER BARÓN,

jefe del área de conservación de pintura del siglo XIX del Museo del Prado

POR ESO, cuando Hans Rudolf Gerstenmaier planteó la posibilidad de una donación al Prado de once pinturas del siglo XIX, insistí para que este paisaje fuera incluido. El coleccionista poseía otras obras interesantes de Aureliano de Beruete, pero esta era la que completaba mejor la representación del artista conservada en el museo y aportaba además un motivo nuevo y relevante al elenco de paisajes de aquel siglo.

Es una de las mejores obras entre las que pintó en los veranos de 1905 a 1907. Fue en este último año cuando sacó mayor provecho de su estancia en los Alpes. En lugar de los amplios e impresionantes panoramas que prefirieron los artistas románticos, el pintor madrileño captó las cumbres con mayor cercanía. El ferrocarril que unía la aldea suiza de Grindelwald, en el Oberland de Berna, con el puerto de la Kleine Scheidegg, a más de dos mil metros de altura, le permitía acceder a una buena vista sobre las cumbres de la Jungfrau y el Silberhorn, que pintó aquí.

Dominio de los recursos
Beruete trabajaba durante toda la jornada al aire libre y utilizaba tonos puros para representar los colores que veía, al modo impresionista. Lo conseguía gracias a una técnica rápida y a una atención máxima para captar el natural con una luz determinada en el escaso tiempo en que esta se mantenía. Elegía con cuidado el lugar en el que pintaba, de modo que el primer plano y el último aparecieran en una transición medida. Aquí, del prado en verde intenso, a las cumbres, que no son blancas, sino teñidas de violetas, azules, malvas y rosas. Las nieblas de las laderas, que dan un sentido de tránsito al paisaje, lo mismo que las pequeñas figuras que se mueven en el camino.

Es una de las 19 obras que realizó en tan solo 9 días. Esto atestigua un aprovechamiento intenso de las posibilidades de pintar del natural y también un dominio de los recursos pictóricos para resolver satisfactoriamente cada cuadro. A ello le ayudó el uso de una pincelada larga y fluida, que había estudiado en la obra de Velázquez, en la que llegó a ser un gran experto, y que constituye una de las peculiaridades de su estilo de madurez.

Beruete ya había abordado el paisaje de montaña en los Picos de Europa, con su primer maestro, Carlos de Haes, y en la Sierra de Guadarrama. Allí había practicado el excursionismo, desde sus años juveniles junto a sus amigos, miembros, como él, de la Institución Libre de Enseñanza. Artista cosmopolita, buen conocedor de Europa, su mirada a los Alpes revela la frescura de una aproximación libre de otra pretensión que no fuera la captación del natural, incluso allí donde este resulta más espectacular.

Claves de la obra

Autor: Aureliano de Beruete (1845-1912)
Fecha de creación: 1907
Técnica: óleo sobre lienzo
Tamaño: 56 x 81 cm
Ubicación: Sala 60A del Museo del Prado

Qué son y cómo funcionan las subastas ‘online’ ante notario

EN SOCIEDAD

Qué son y cómo funcionan las subastas 'online' ante notario

Tras cinco años de la aprobación de la Ley de Jurisdicción Voluntaria, que permite extra judicializar las subastas públicas, es el momento idóneo para poner en valor este instrumento que permite enajenar bienes objeto de conflicto entre varios propietarios, contando con la supervisión y garantía de un notario. Además, sin moverse de delante del ordenador.

MARTA RUIZ-CASTILLO

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La situación pandémica mundial está afectando a nuestra forma de vida de formas inimaginables. La sensación de incertidumbre generalizada se traslada también a las notarías y muchos ciudadanos y empresas están optando por aplazar determinadas decisiones que implican la ejecución de trámites oficiales para momentos en que exista una mayor seguridad sanitaria y económica.

Pero lo que seguro que muchos de estos ciudadanos desconocen es que determinados actos autorizados por notarios no precisan de la presencia física de las personas interesadas, o de sus representantes legales, en los despachos de estos profesionales.

Es el caso de las subastas online ante notario, reguladas por la Ley de Jurisdicción Voluntaria, aprobada en el año 2015, que suponen una oportunidad, práctica y relativamente sencilla, de desprenderse o de adquirir, de una forma legal y perfectamente verificada, todo tipo de bienes: desde objetos personales (como joyas o, incluso, lotes de libros, ropa, muebles…) a obras de arte, vehículos, maquinarias y herramientas industriales o hasta barcos y aviones. Por supuesto, esta es también una herramienta muy útil para vender o adquirir participaciones en sociedades limitadas y acciones. Aunque, como es lógico, el grueso de las subastas online ante notario se lo llevan las transacciones relacionadas con el sector inmobiliario.

La virtud de pactar. Con este mecanismo legal cada vez es más frecuente que se pacte entre las partes implicadas deshacerse de determinadas propiedades en el caso de que se produzcan impagos, o cuando exista un conflicto de intereses entre los propietarios mancomunados de alguno de los bienes que hemos citado anteriormente. Esto muy habitual en el caso de las herencias.

En cualquier caso, estamos hablando, tal y como se denomina la ley que regula estos actos, de una acción voluntaria y, por tanto, siempre requiere del acuerdo y aprobación de todos los propietarios.

Pero no solo estamos hablando de propiedades mancomunadas: lo cierto es que las personas, individualmente, también puede recurrir a este sistema para vender bienes ante notario y sin necesidad de que exista controversia alguna con otros.

Respecto a la intervención de los notarios, lo que está claro es que esta herramienta que ofrece la Legislación Española agiliza, de una forma evidente y práctica, las subastas públicas. Sobre todo, cuando se compara con el procedimiento regulado por la legislación anterior a la citada Ley de Jurisdicción Voluntaria, que establecía la obligatoria intervención de los jueces o los tribunales civiles para que este tipo de operaciones tuviera validez jurídica.


Hablamos de una acción voluntaria y, por tanto, siempre requiere del acuerdo y aprobación de todos los propietarios

 

Gracias a la acción de los notarios, el proceso resulta mucho más sencillo, al tiempo que se logran reducir los plazos de ejecución a solo unas semanas, frente al tiempo que requiere este tipo de intervenciones en el ámbito judicial, donde pueden prolongarse durante varios meses.

Además, y no menos importante, el hecho de que las subastas se realicen de forma online, a través del propio portal del Boletín Oficial del Estado (BOE), ha añadido, sin duda, transparencia a todo el proceso. A lo que hay que sumar la reducción de los costes totales de esas operaciones, al no ser necesaria la intervención de determinadas empresas especializadas o intermediarios que, no obstante, y según la legislación vigente, pueden seguir actuando en este proceso.

Es decir, los “subasteros” siguen estando ahí, pero su labor ahora se limita a actuar como informadores e intermediarios para aquellas personas interesadas en adquirir bienes concretos mediante este procedimiento de subastas online ante notario.

Veamos cómo es el proceso de subasta online: elegido el fedatario (en este caso el notario) que supervise y otorgue rango de legalidad al proceso, el o los propietarios deben presentar los documentos necesarios para acreditar la posesión del bien a subastar. Siempre que sea posible y para facilitar la tarea del notario, esta documentación debería ser la escritura pública, el título de propiedad, o las facturas de adquisición de los bienes a subastar.

Sobre todo en el caso de propiedades inmobiliarias y de bienes industriales o empresariales, el notario se encarga de comprobar que éstos se encuentran libres de cargas. Se trata de una simple verificación, no de un impedimento para continuar adelante con la subasta pública. De hecho, muchos potenciales compradores son conscientes de que, aun asumiendo el coste de la deuda, resulta más ventajoso adquirir determinados bienes a través de este sistema antes que intentar hacerlo en el mercado libre de compra/venta.

El notario también comprueba en el registro de la propiedad que los bienes enajenados no estén incluidos en algún concurso de acreedores, al tiempo que verifica que los propietarios se encuentren al corriente del pago de impuestos como el de bienes inmuebles o de las cuotas correspondientes establecidas por las comunidades de vecinos, por ejemplo.

A partir de ahí, y mediante la firma del acta de condiciones, el notario puede iniciar el proceso legal, otorgando un precio de salida del bien a subastar que, en todo caso, no puede ser inferior al valor fiscal. También mediante este documento público el notario notifica a los futuros y potenciales pujadores si las ofertas son al alza o también se aceptan a la baja. Esto último suele ser habitual en el caso de bienes inmobiliarios en propiedad de entidades bancarias.

A continuación, el notario sube al portal de la Agencia Estatal Boletín del Estado todos los datos relacionados con la subasta en cuestión: desde el título de propiedad, el precio de salida y pliego de condiciones, hasta fotografías y cualquier otro elemento descriptivo de los bienes objeto de la puja. De esta forma, los potenciales compradores pueden acceder a toda la información necesaria para valorar las diferentes propiedades.

A las 24 horas de subir la documentación a dicho portal y, por tanto, de que haya sido publicado el anuncio, puede comenzar la puja online, que durará 20 días hábiles. A lo largo de ese tiempo los interesados podrán realizar sus ofertas al alza sobre el precio inicial o, como hemos dicho, también a la baja en determinados casos.

Antes, y para poder participar en la puja, estos potenciales compradores han de pagar una señal. En principio y como norma general para las subastas públicas, se trata de 5% del precio de salida con que haya sido tasado el bien a enajenar, aunque en el caso de las subastas voluntarias este porcentaje puede ser diferente a ese y estar fijado por los propietarios.

Terminado el plazo de la puja se anuncia el precio ganador de la subasta y se dan diez días para que el ganador deposite la cantidad acordada en la cuenta bancaria que haya asignado el notario para ese fin, descontando la señal ya pagada. Como es lógico, el resto de las señales abonadas para la puja se devuelven a los correspondientes pagadores.

Por su parte, el notario transfiere el dinero abonado por el ganador de la puja a la cuenta o cuentas de los vendedores en el momento de constituirse la escritura de compraventa que, a todos los efectos, se desarrolla de la forma habitual y con el procedimiento regulado para este tipo de transacciones.

Esta firma de la escritura pública es un elemento fundamental que introduce la Ley de Jurisdicción Voluntaria, con el fin de validar legalmente la transmisión de los bienes patrimoniales subastados y evitar que se puedan producir controversias posteriores.

A tener en cuenta

El portal del BOE en el que se pueden consultar las propiedades a subastar, es éste:

Muy clarificador sobre el proceso de la subasta es este artículo del doctor en Derecho Procesal Juan Ramón Liébana Ortiz, publicado en el portal Lawyerpress News.

Más reciente es esta entrada en el medio especializado El Derecho, que detalla la legislación aprobada como consecuencia de la pandemia de Covid-19 (Real Decreto-ley 16/2020) en relación con las subastas extrajudiciales y en el que se dedica un amplio apartado a las subastas notariales.

También interesante resulta la visión y las previsiones del portal Confilegal sobre el aumento de actos concursales y subastas online ante notario como consecuencia de la crisis económica provocada por la pandemia de Covid-19.

¿Qué notarios pueden intervenir en las subastas 'online'?

La respuesta es cualquiera de los que ejerzan en España, pues la Ley permite a los ciudadanos interesados en subastar sus bienes la libre elección de fedatario público. ¿Y cómo encontrarlos? De una forma muy sencilla: los ciudadanos pueden localizar a todos los profesionales de este colectivo a través de la página web del Consejo General del Notariado.

La Ley Concursal y las subastas ante notario

El pasado 1 de septiembre entró en vigor el texto refundido de la Ley Concursal (Real Decreto Legislativo 1/2020) que deroga, casi en su totalidad, la anterior ley de 2003.

Buena parte de esta nueva normativa se regula en torno a la figura del mediador concursal, designado por el registro mercantil, las cámaras de comercio o el notario, en función de cada caso concreto.

Tanto esta nueva ley como el resto de normativas aprobadas durante este año, como consecuencia de la situación extraordinaria provocada por la pandemia, establece la posibilidad de extra judicializar todas las subastas públicas, con el fin de liberar a los juzgados mercantiles de la evidente carga que va a suponer (o está suponiendo ya) la tramitación y liquidación de los concursos.

Así pues, es de prever que los notarios sean protagonistas, cada vez más, de esta posibilidad que brinda la legislación para una resolución, más ágil, rápida y económica, de conflictos en el ámbito mercantil.