
GERARDO GUTIÉRREZ ARDOY,
director general Servicio Público de Empleo Estatal-SEPE
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“Hay que seguir reforzando la coordinación entre las políticas activas de empleo y las de protección por desempleo”
Más y mejor empleo, también para los parados de larga duración
Hace dos años se aprobó la Ley 3/2023 de 28 de febrero, de Empleo, una norma que establece el marco de ordenación de la política de empleo, integrando tanto las políticas activas de empleo como las políticas de protección por desempleo.
El valor añadido del nuevo diseño de las políticas activas de empleo, es la definición y configuración de determinados servicios garantizados en favor de personas (auténticos derechos subjetivos) y de las pequeñas y medianas empresas. Además, de prever su financiación estable y flexible y el establecimiento de una red público-privada para asegurar su implementación, con el objeto de reforzar el estado del bienestar.
Entre los diez servicios garantizados a las personas, se incorporó a la ley, entre otros, la elaboración de un perfil individualizado, la tutorización individual, el itinerario adecuado a su perfil, o la formación.
Entre los seis servicios garantizados en favor del tejido empresarial se definieron, entre otros, la gestión de las ofertas de empleo, la información y asesoramiento sobre la contratación y las medidas de apoyo a la misma o la identificación de las necesidades de las personas, tanto en lo que se refiere a puestos vacantes como a perfiles profesionales requeridos que faciliten una adecuada planificación formativa.
En España, según la Encuesta de Población Activa, tenemos una tasa de desempleo del 10,61%, que es la más baja desde hace diecisiete años. En nueve comunidades autónomas, la tasa es inferior a la nacional y algunas provincias tienen una tasa de desempleo análoga a países como Francia o Italia. Estamos teniendo el mayor crecimiento de empleo de la Unión Europea. Con más del 8,7% superamos a los grandes países europeos que, como Francia o Alemania, lo están creando al 1,9% y al 1,6% respectivamente, calculado desde finales del año 2021.
En los últimos tres años se ha creado proporcionalmente más empleo en actividades económicas con mayor valor añadido, como en información y comunicaciones y científico-técnicas, con crecimientos superiores al 15%, seis puntos por encima de la media, que es del 8,9% y con el máximo histórico de mujeres afiliadas a la Seguridad Social, con más de 10,1 millones.
Destacar adicionalmente que el empleo creado es de más calidad, con más de 3,8 millones de personas con nuevos contratos indefinidos, sumando casi quince millones de personas trabajadoras por cuenta ajena con una relación laboral indefinida.
Dicho todo lo anterior, España arrastra un desequilibrio estructural relacionado con las personas en desempleo de larga duración. Se considera tal, la persona que lleva más de doce meses inscrita como desempleada.
En este artículo, voy a centrarme en los datos que tenemos en el Observatorio Ocupacional del SEPE, de las personas inscritas en los servicios públicos de empleo. Este registro administrativo con una relación de personas, es el que nos permite diseñar medidas, servicios o programas en favor de ellas de forma personalizada.
En el último año 2024, el paro registrado disminuyó en todos los tramos de edad, excepto las personas demandantes de empleo que llevan más de dos años inscritas, que se incrementaron en un 1,22%, cuando, por ejemplo, en el tramo de las personas que llevan entre seis y doce meses, el descenso interanual fue del 9,98%. Una primera conclusión: conforme va aumentando el periodo de inscripción como demandante de empleo, mayores son las dificultades de encontrarlo.
Por antigüedad de la demanda, el grupo más numeroso es el formado por las personas en desempleo que llevan inscritas más de 24 meses, que alcanza los 798.681 y representa el 31,19% del total del paro registrado. Si a este colectivo se le suman las 387.922 que llevaban entre 12 y 24 meses inscritas, da como resultado 1.183.603 personas en desempleo de larga duración y que suponen el 46,34% del total del paro registrado.
En la distribución por sexo, en todos los intervalos de la duración del desempleo, hay más mujeres que hombres y la diferencia entre géneros se va acentuando según se incrementa la antigüedad, llegando a representar las mujeres el 64,95% cuando el desempleo es de más de 24 meses de duración.
En cuanto a la edad, el 47% de estas personas en desempleo, tienen 55 o más años. Respecto al sector y actividad económica desde el que proceden la mayor parte de las personas en desempleo, es el de servicios. La anterior, es la sucinta radiografía del desempleo de larga duración.
La política de empleo es la política pública más evaluada en los últimos años. Contamos con la publicación en la web del SEPE de tres evaluaciones de los planes anuales de empleo de los años 2021, 2022 y 2023 y la intermedia de la Estrategia Española de Apoyo Activo al Empleo 2021/2024.
“LOS SERVICIOS PÚBLICOS DE EMPLEO NOS TENEMOS QUE SEGUIR DOTANDO DE
HERRAMIENTAS TECNOLÓGICAS QUE NOS
PERMITAN DETECTAR LAS NECESIDADES
FORMATIVAS”
Con las conclusiones de estas evaluaciones, estamos trabajando en el refuerzo de alguna de las siguientes soluciones para revertir la situación del desempleo, y particularmente, del desempleo de larga duración: En primer lugar, hay que seguir reforzando y consolidando la red del personal orientador profesional, para realizar el acompañamiento personalizado y diseñar la implementación de los servicios que se han de garantizar en favor de las personas atendidas.
Además, los servicios públicos de empleo nos tenemos que seguir dotando de herramientas tecnológicas que nos permitan detectar las necesidades formativas y realizar perfilados más ajustados a la realidad de la situación de las personas y del mercado de trabajo tan cambiante, pero siempre sin perder de vista el punto anterior, es decir, que lo más importante es el factor humano de atención.
Por otro lado, seguiremos impulsando determinadas combinaciones de servicios garantizados implementados en favor de las personas que más impactan en la mejora de su empleabilidad. El itinerario y la tutorización acompañadas siempre de la formación, son las combinaciones de servicios que normalmente mejor resultado tienen, sobre todo, cuando la persona atendida lleva más tiempo en desempleo.
Por último, hay que seguir reforzando la coordinación entre las políticas activas de empleo y las de protección por desempleo. La posibilidad que existe, desde el 1 de noviembre pasado, de compatibilizar el cobro de la prestación por desempleo con el salario del contrato que saca a la persona del desempleo, va en esa línea.
En este momento se está tramitando la Estrategia Española de Apoyo Activo al Empleo 2025/2028, que incluye una estrategia global en favor de las personas en desempleo de larga duración y más edad, que tendrá que ser negociada en una mesa de diálogo social y que nos permitirá seguir diseñando medidas, programas y servicios ajustados a sus necesidades, en las que tienen que tener una especial preponderancia, los programas mixtos de empleo y formación, en los que al tiempo de cualificarse o recualificarse profesionalmente una persona, lo hace en un entorno laboral, con un contrato de trabajo, que posibilita que tenga unos ingresos mínimos además de seguir completando su carrera de cotizaciones a la Seguridad Social.
También es necesaria una campaña de información y sensibilización efectiva en el tejido empresarial para que incorpore talento senior, además de no desprenderse de él.
En el nuevo contrato social que se está gestando en Europa, que la formación y el resto de servicios garantizados de empleo lleguen a todas las personas y durante toda su vida laboral, es otro de los pilares del estado del bienestar.