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UN MUNDO DESCONECTADO

Imagine que en las pantallas de todo el mundo colgase el siguiente cartel: Cierre indefinido. Internet se apaga permanentemente. Si tiene cierta edad pensará que le será fácil sobrevivir. Sin embargo, aunque no haya abierto nunca un ordenador, no sabe la de cosas suyas que dependen de la Red. Conéctese al texto y verá qué sorpresa.

Gabriel Cruz

Numerosas encuestas señalan que internet se usa mayoritariamente para ver redes sociales e informarse. En este caso, le puede dar igual que internet desaparezca. Pero su vida, aunque no lo sepa, está tan metida en la Red que tendría grandes problemas si se apaga. No se engañe, para cualquier organismo usted no deja de ser un conjunto de ceros y unos (lenguaje digital) en sus archivos. Internet no es solo la web que visita sino el medio de comunicación para acceder a la nube donde todas las empresas y organismos guardan su información o se comunican entre sí.  Así, sin esa conexión, surgiría el caos bancario, las transferencias tardarían días en realizarse; en los hospitales no accederían a los historiales clínicos; la logística se ralentizaría enormemente, y por supuesto, las empresas tardarían bastante tiempo en encontrar la información. En definitiva, el mundo se ralentizaría. Los minutos que tarda en comprarse un billete de tren por internet se convertirían en media mañana en la estación. Incluso se quedaría por un tiempo sin cerveza. No es broma, el pasado 29 de septiembre Japón se quedó sin su cerveza más vendida por un ciberataque a las operaciones de pedidos y envíos.  Hasta el riego de los jardines depende de internet. De hecho, en septiembre el sistema que controla los jardines del Turia, en Valencia, sufrieron un ciberataque desde Rusia haciéndolos saltar repentinamente. Regresarían las cartas, faxes y sonarían mucho más los teléfonos. Aumentaría la desigualdad, recursos que ahora son gratuitos en la Red, tendría que pagarlos. Además, el acceso a la información y a oportunidades laborales sería más complicado para los que tienen peor situación económica.

Mo Gawdat, exdirectivo de Google, señaló que lo más fácil para acabar con nuestro estilo de vida es “cargándose internet”. También es cierto que nos encanta elucubrar con cualquier apocalipsis. ¿Se acuerda con el efecto 2000? Fue el temor a un colapso informático mundial el 1 de enero del 2000 porque antes los programadores, para ahorrar memoria, usaban solo dos dígitos para los años (ej. ’99’ en lugar de ‘1999’). Sin embargo, llegó el 2001 y no pasó nada.

 


EN JULIO DE 2024 HUBO UNA CAÍDA MUNDIAL DEL SISTEMA DE MICROSOFT QUE PROVOCÓ LA CANCELACIÓN EN TODO EL MUNDO DE UNOS TREINTA MIL VUELOS


 

Un mal sueño

Lo que empezó a finales de 1960 como una red de intercambio de información entre militares y universidades ha crecido tanto que, como señala Danny Hillis, el gurú de la ingeniería informática, “nadie sabe ahora cómo es internet” porque ha sobrepasado los pequeños límites para los que fue creado. Se empezaron a sumar tanta gente y proyectos que no hay un inventor de internet sino muchísimos. Como señala Esther Paniagua, autora del libro “Error 404”, “internet está creciendo tanto que hasta los electrodomésticos están conectados y un error tiene peores consecuencias. Los ataques a internet serán cada serán más habituales porque cada vez es más barato, se necesitan menos recursos y conocimientos”.

No seria tan fácil como cortar el cable rojo de las películas, pero hay dos caminos directos: el BGP y el DNS. El sistema de nombres de dominio (DNS) es a internet lo que a correos las direcciones de las calles. Sin estas no llegan las cartas, pues con un ataque al DSN no conectaríamos con ninguna web. Por su parte, el protocolo de puerta de enlace fronteriza (BGP) son las reglas que dicen las mejores rutas de red para la transmisión de datos en internet. Para que vaya lo más rápido posible. Estas rutas se han atacado a pequeña escala para robar criptomonedas o a gran escala cuando Estados Unidos dejó por error sin internet a Siria. Otros lo hicieron voluntariamente. Así, el gobierno de la India, en 2020, cortó internet en algunas regiones durante meses para evitar que se extendieron protestas.

En cualquier caso, la gente siguió viviendo. De hecho, al año hay decenas de incidentes de caídas de internet. Incluso grandes empresas como WhatsApp, Facebook e Instagram desaparecieron durante horas en 2021. En julio de 2024 hubo una caída mundial del sistema de Microsoft por unas horas que provocó la cancelación en todo el mundo de unos treinta mil vuelos. Por eso, más que alguien “corte internet”, el problema, como señala Esther Paniagua, es que “hemos centralizado el servicio de internet en muy pocos actores, como Google, Amazon Service, Fastly o Akamai”, que son compañías que ofrecen servicios de computación en la nube y entrega de contenido (CDN). En definitiva, hemos puesto todos los huevos en la misma cesta y, como dirían mis abuelos, “eso no es bueno”. 

EL GRAN APAGÓN

Este portal es una plataforma pública desarrollada por el Consejo General del Notariado que ofrece información fidedigna sobre el mercado inmobiliario en España, basada en datos reales y actualizados que han sido extraídos de compraventas autorizadas ante notario. Una fuente oficial de consulta estadística gratuita que ayuda a tomar decisiones sobre la compraventa de vivienda.

SATURADOS DE INTERNET

Contrariamente a lo que podría pensarse, los jóvenes, al menos los del Reino Unido, están tan saturados de la influencia que tiene en sus vidas internet que un 49% de ellos afirmó que hubiese preferido crecer sin la Red. Lo aseguraron en un estudio de la auditora British Standards Institution. Como señala Diego Hidalgo, autor de Anestesiados (Edit. Catarata) e impulsor del Manifiesto OFF, “cada vez está más documentado el deterioro de la salud mental junto con el uso indiscriminado de internet”.  De hecho, ya se empieza a oír a menudo el término “suicidio digital”; borrarse todas las redes sociales e intentar desconectar absolutamente de internet.

Puede ver el estudio del BSI (13 páginas) aquí: