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AQUÍ SE PLANTAN DATOS

Las nubes hiperescalares son las más grandes y las que buscan trasladarse al campo.

GABRIEL CRUZ
Crecen como setas. Cada vez son más los centros de datos que se construyen en nuestro país. Pero, ¿qué prefieren? ¿El campo o la ciudad? La nube, como se les conoce, se mueve, pero a veces, provoca alguna tormenta. Porque mientras algunos lo consideran una gran inversión, otros critican su consumo excesivo de agua y energía.

En el mundo hay siete mil millones de teléfonos inteligentes (datos de la OCDE de 2024). Aparte están los casi dos mil millones de ordenadores y televisores inteligentes. Ninguno de sus dueños se priva de mandar una carita con corazón o una foto. Luego están los trámites con la Administración o esa teleserie de su plataforma; eso por no hablar de la inteligencia artificial. Para cualquiera de esas acciones se necesita un centro de datos, también conocido como nube, fundamental para el crecimiento tecnológico. Y cada vez más. Es como nuestro trastero informático. Está fuera de nuestros dispositivos porque en el disco duro de nuestro teléfono no cabría tanta información. La nube nos hace la vida más fácil y barata. De hecho, en vez de enviar ese emoticono dibújelo en una nota y vaya a dejarlo en el sitio que lo vea su destinatario; imprima su foto en papel o vaya a un videoclub (si lo encuentra) a alquilar una película. O espere cola en la taquilla de un espectáculo o en la ventanilla de la Administración. Todo sería más trabajoso y nadie quiere vivir peor que antes. Por esos, las nubes brotan sin parar en los suelos de todos los países.

 


EN ESPAÑA, LA MAYOR OFERTA DE CENTROS DE DATOS O ‘NUBES’ ESTÁ EN MADRID CON 46, BARCELONA CON 28 Y LA COMUNIDAD DE ARAGÓN CON 3


 

EE.UU. a la cabeza. En España, lo hacen a un ritmo de un 20% anual según la consultora Colliers. Nuestro país es el octavo de Europa, África y Asia por tamaño de mercado. Los líderes son Reino Unido, Alemania e Irlanda. En el mundo el 45,6% de los centros de datos están en EE.UU. En España, la mayor oferta de nubes está en Madrid con 46, Barcelona 28 y la provincia de Aragón 3. Ahora bien, si nos fijamos en la potencia eléctrica instalada, que nos da idea de su tamaño, vemos que Madrid acapara más del 50% de la potencia frente al 30% de Aragón y el 12% de Cataluña.

Además de Madrid, Barcelona y Aragón, se están abriendo nuevos polos como Málaga, Castilla-La Mancha, Galicia o Extremadura, que ofrecen grandes posibilidades de crecimiento. Actualmente Extremadura produce seis veces más energía eléctrica de la que consume su industria. Por eso, los centros de datos, que son industrias electrointensivas, tendrían allí una energía muy barata. Porque, no se engañe, hasta el emoticono que envía gratis tiene un coste de energía e impacto medioambiental. Eso sí, en unos centros más que en otros.

La nube es una nave. Hay dos clases de nubes en función de su tamaño: las hiperescalares y de colocation. Las primeras son las más grandes: consumen entre 20 y 50 MW (megavatios), entre ellas están las AWS (Amazon) y son las que buscan hueco en el campo. Los centros de datos de colocation son usados por las empresas para alquilar sus servidores. Por eso suelen estar cerca de las ciudades. Consumen entre 10 y 20 MW. Nosotros hemos entrado en estos últimos. La nube es una nave, o varias, de gran tamaño. Por dentro no son blancas, son más bien negras. Es el color de los armarios metálicos distribuidos en varios pasillos donde se apilan y conectan ordenadores con sus discos de almacenamiento que contienen los datos para ser consultados online, entre ellos el corazón que envió por wasap. Su funcionamiento genera calor y, si aumenta, se bloquean. Por eso en el techo vemos continuas líneas de ventiladores para refrigerarlo. También requieren mucha energía eléctrica que, si no es renovable, contamina. Pero también se enfrían mejor con agua, que además es más barata que la electricidad. Aquí es donde surgen las protestas de colectivos ecologistas. Sobre todo, en zonas rurales, porque su consumo de agua compite directamente con el sector agrícola y forestal. Hay varios movimientos, por ejemplo tunubesecamirio y Ecologistas en Acción, que están en contra de estos macrocentros de datos. También ha habido protestas en Holanda y en el suroeste de Francia. En España, varios municipios han bloqueado megacentros en Lleida. Desde Ecologistas en Acción señalan que en Talavera de la Reina, “el pico del consumo del centro de datos proyectado por la multinacional Meta será de 120 litros por segundo, lo que equivale a más de la mitad del consumo total de la ciudad si funcionara a plena potencia todo el año”.

Una dificultad para medir el problema es la falta de transparencia de algunas multinacionales. Por ejemplo, en Aragón, Amazon declaró que cada uno de sus centros de datos de allí (El Burgo de Ebro, Villanueva de Gállego y Huesca) consumirán un 48% más de agua que lo que aseguró en 2019. Serán unos 53.961 m3 anuales, el equivalente al consumo en julio de una población de 95.000 personas, según Ecologistas en Acción. Cuando los tres centros de Amazon en Aragón funcionen a pleno rendimiento consumirán unos 11.000 gigavatios por hora, más de lo que gasta entera la comunidad de Aragón, datos que hizo públicos la Administración. Amazon no nos ha querido responder a nuestras preguntas sobre consumo de agua; tampoco lo ha hecho con otros medios. De momento, no tienen obligación legal de informar sobre los recursos que necesitan en sus servidores. Sin embargo, el Ministerio para la Transición Ecológica está trabajando en la transposición de una directiva europea sobre eficiencia energética que obliga a los centros de datos a revelar su consumo de energía y agua.

 No todas las nubes son iguales. Esa opacidad es la que genera desconfianza en ayuntamientos donde se quieren radicar centros de datos. Como pasó en Villamayor de Gállego (Zaragoza), cerca de Villanueva de Gállego, cuyo ayuntamiento se negó a la construcción de un megacentro ante la falta de información. Sin embargo, algunas compañías optan por todo lo contrario, como Data 4. Su director, Francisco Ramírez, nos deja las cosas claras desde el principio: “Esto es como los restaurantes. Si entras en la cocina de algunos, te puedes encontrar cualquier cosa. Pues con los data center pasa un poco lo mismo”. Perfecto, pues déjenos entrar en el suyo. Lo hacemos, está en Alcobendas (Madrid) y vemos que el sistema de refrigeración, con agua, es un circuito cerrado, como el de un coche. “En nuestro caso, el consumo de agua es el de unas tres casas, ojo teniendo en cuenta que incluimos los cuartos de baño y demás servicios de agua de las oficinas.

 


EL FUNCIONAMIENTO DE ESTOS CENTROS DE DATOS NECESITA MUCHA ENERGÍA Y GENERA CALOR QUE HAY QUE COMBATIR CON AGUA O AIRE FRÍO


 

Esta preocupación por el agua la están empezando a priorizar otros propietarios de centros de datos. Es una preocupación que poco a poco también tienen los clientes. Es decir, aunque salga un poco más caro, porque supone más gasto eléctrico de ventilación, la intención es no usar grandes cantidades de agua. Lo importante es que la energía que uses sea renovable”, señala Francisco Ramírez, que incide en que el impacto medioambiental es lo que cada vez más, exigirán los clientes. “Los míos tienen oficinas dentro de mis instalaciones y ellos tienen sus llaves. Nosotros somos como un hotel de ordenadores. Esto, en las grandes multinacionales que están en zonas más rurales, no lo permiten”. Una de las ventajas que tienen los centros de datos en capitales es que los clientes están cerca, es más accesible la mano de obra cualificada y hay mejor conectividad a la Red. También la latencia es menor. Es decir, el tiempo entre el mensaje del usuario y la respuesta del servidor. Cuanto más lejos está el centro de datos, más latencia. Como nos señala Ramírez: “Estamos hablando de milisegundos. Para algunos sectores es muy importante. Por ejemplo, en el de los videojuegos online, en el que echas una partida en red con otro jugador que está en Australia; bolsas en las que las acciones se compran y venden a toda velocidad. Más importante será en el futuro el coche autónomo que tiene que reaccionar en microsegundos a un obstáculo en la carretera”.

Camino por recorrer

Aunque compañías como Meta, Amazon Web Services (AWS) o Microsoft han desplegado infraestructuras en zonas menos saturadas y rurales, todavía queda bastante camino por recorrer. De hecho, Madrid invertirá 23.400 millones de euros en los próximos años para estar entre las ciudades europeas con mayor potencia instalada. Un ranking que ahora lideran Londres, París, Ámsterdam y Frankfurt. Todo para que su emoticono de corazón, y tantas cosas más, lleguen a su destino.

Los centros de datos de colocation son usados por las empresas para alquilar sus servidores. Por eso suelen estar cerca de las ciudades.
PARA SABER MÁS

Internet también echa humo
En el número anterior de Escritura Pública ya hablamos sobre el impacto ambiental de los centros de datos en Internet también contamina y todos los sistemas que implementan para minimizarlos. ¿Meterlos en el mar? También

Centros de datos en España y en el mundo Informe completo de las “nubes” que hay en cada zona de España. Es el manual de referencia. Para conseguir el informe, hay que registrarse.

Spain DC
Si quiere estar a la última de lo que pasa en España, consulte Spain DC. Es la asociación de centros de datos España. Su directora ejecutiva, y cara más reconocible, es Begoña Villacís. En esta asociación, como vocales, están las grandes compañías como AWS (Amazon).

En el mundo
En esta web puede chequear la distribución de los centros de datos en casi todos los países.