AL ENCUENTRO
Un terruño llamado Federico
'UNIVERSO LORCA'
Apetecía preguntarse cómo se referiría Federico García Lorca a su tierra, a su Granada natal. Casi seguro que los muy expertos en el poeta y dramaturgo saben dónde buscar; y seguramente algo encuentren. Pero si, simplemente, el lector se deja llevar por las sensaciones que dejan sus textos, la palabra que surge es “terruño”: ese sitio del que uno es, al que pertenece, aunque esté lejos, del que se siente parte inseparable sin grandilocuencias.
JESÚS ORTÍZ
Fotos cedidas por las instituciones promotoras y colaboradoras de Universo Lorca.
Es posible que venga un tiempo de centenarias conmemoraciones: desde ese primer poemario del joven veinteañero publicado, Libro de poemas (1921), hasta una siempre impactante Casa de Bernarda Alba (1936). Al fin y al cabo, Lorca es el poeta español más leído de todos los tiempos, como asegura el Instituto Cervantes, y cualquier excusa sería buena para recordar su obra y su talento, su empeño en ser del pueblo y estar con él, como cuando fundó La Barraca para que muchos españoles supiesen que existía una cosa llamada Teatro del Siglo de Oro. Pero, haya o no públicos reconocimientos una vez más a su obra, cabe la memoria de lo que es su tierra ‑su terruño, déjennos decirlo‑, que sigue ahí alimentando cuerpos y alientos.
Universo Lorca, por aquí empezamos, es una iniciativa de la Diputación de Granada y del Patronato Provincial de Turismo de Granada en la que colaboran también ayuntamientos y otras instituciones. Es una web: sí. Es un viaje, un Al Encuentro, virtual: también. Pero es como una puerta, abierta a la luz, que desde el mundo de los dos dígitos nos invita a explorar, además del itinerario cultural pegados a las pantallas, ese otro idéntico, pero multisensorial, al que podremos acceder en cuanto que la situación socio sanitaria nos conceda la libertad sin condiciones.
“Granada es Lorca, y Lorca es Granada ‑dice la presentación de la web‑. La vida hecha tierra; la tierra hecha obra; y la literatura convertida en una suma de sentimientos, biografía y emociones. Aquí está el poeta y sus paisajes: cientos de páginas, un diccionario de personajes, biografías, la música, el cine… Todo lo necesario para emprender un viaje sin fin por Lorca y Granada, por su tierra y sus metáforas”. En sus secciones, tales como Lugares lorquianos o Rutas lorquianas, no falta nada; pero, mucho mejor, tampoco sobra casi nada. Y desde conocer a las personas que compartieron vida y experiencias con el poeta o revisar sus intensos 38 años de existencia, hasta jugar a un “trivial” para medir los conocimientos de cada cual sobre el protagonista de toda esta aventura ‑con certificados de aptitud, no se lo pierdan-, el sitio web da para mucho y para muchas cosas.
“En este pueblo tuve mi primer ensueño de lejanía. En este pueblo yo seré tierra y flores”. Se refería Federico a Fuente Vaqueros, claro; y es la primera pieza de su terruño, donde un 5 de junio de 1898 hizo saber a su familia ‑él fue el primero de cuatro hermanos‑ que se inauguraba un tiempo de risas infantiles en la casa. La localidad fuenterina rinde culto a su más ilustre hijo, como es de imaginar, donde no cabe perderse su Casa Museo Natal o el Centro de Estudios a él dedicado; tampoco un buen paseo por la vereda del Genil, en la que seguro que Federico jugó de niño, o averiguar por qué hasta 1940 ‑¡tela!‑ toda la zona era propiedad de los Duques de Wellington, que se la fueron vendiendo a los colonos.
Fuente Vaqueros compartió la infancia de Lorca con Asquerosa… que es como se llamaba entonces la población conocida hoy como Valderrubio. Y no es que la primera denominación tuviera que ver con ningún desagradable olor o aspecto; es, simplemente, que su toponímico original, Acuerosa (con abundante agua), derivó en el poco afortunado nombre. Pero, en fin, el caso es que el niño de ocho años que ya hacía pinitos con la música y la pintura, seguramente también con la literatura merced a las enseñanzas de su madre, maestra de profesión, tuvo allí parte de su infancia y fue vecino de Francisca Alba Frasquita, cuyo personaje y casa inspirarían La Casa de Bernarda Alba años más tarde. Tres puntos de interés lorquiano en Valderrubio: la recreación de la casa familiar, con el anexo de la casa de los guardeses recreando el ambiente popular, la casa de Frasquita Alba y el Cortijo Daimuz (a 2 Km de la casa), que realmente está en Pinos Puente, pero que fue el motivo del traslado familiar desde Fuente Vaqueros.
Granada fue el siguiente hito familiar (se mudan en 1909), aunque el pequeño Federico se había trasladado a Almería para estudiar bachiller poco antes. Un flemón fue la causa de que volviese a casa y trasladase su matrícula ya a la capital granadina, cosa de la que da constancia un documento fechado el 25 de mayo de ese año. Su primer domicilio estuvo en la Acera del Darro, pero si hay una morada lorquiana de referencia en Granada, esta es la Huerta de San Vicente. Es una casa de campo y era el lugar de veraneo cuando los García Lorca dejaron de volver a pasar el tiempo de estío en Asquerosa, pero nótese, mapa mediante, que está a poco más de quince minutos caminando de la casa familiar. Ahí nacieron Yerma, Bodas de sangre, Romancero gitano…
El Café Alameda, hoy transformado en Restaurante Chikito, está al lado de Acera del Darro, en la Plaza del Campillo. Y allí, en un pequeño hueco debajo de la escalera, se reunía la tertulia El Rinconcillo, en la que participaba el joven Federico. El espacio conserva el espíritu ambiental de la época y una mesa, en la que escribe eternamente el poeta de bronce, mantiene la memoria de un tiempo de inquietudes juveniles. Fueron los rinconcillistas, en alguna de sus charlas de café e ilusiones, los que idearon el Concurso de Cante Jondo, para el que contaron con el impulso de Manuel de Falla, celebrado en 1922 en la Plaza de los Aljibes. El espacio, en el complejo de La Alhambra, fue construido tras la conquista por los Reyes Católicos en 1492 para albergar depósitos de agua. En las noches del 13 y 14 de junio de 1922 dicen que no cabía un alfiler. Hoy es un gustazo asomarse a su mirador. Hay otro lugar lorquiano de tertulia que no cabe dejar en el olvido: la taberna de El Polinario. Estaba construida sobre unos baños árabes y hoy no existe como tal. En su lugar está un museo dedicado a Ángel Barrios, hijo del dueño de la taberna y concertista internacional.
La Alpujarra no puede ‑no debe‑ faltar en un encuentro con Lorca y Granada. Sus biógrafos cuentan que, entre 1924 y 1935, su familia iba a “tomar las aguas” (así se decía entonces) al Balneario de Lanjarón en septiembre; sobre todo, por su madre, a la que se lo recomendaron por algún tipo de afección. No se sabe si Federico los acompañaba todos los años, pero sí que visitó muchas zonas de la montaña granadina, que le impresionaron sus naturales (“Gentes de ojos azules y gentes de ojos… indescriptibles”), sus paisajes (apoyado en un naranjo a dos mil metros de altura: “Oigo el canto de cuatro ríos que bajan dando tumbos a los olivos de la Vega de Órgiva”) y sus leyendas, como esa que escuchó a un guitarrista y cantaor de la Cueva de Sortes en la que hablaba de una muchacha que el narrador se llevó al río “creyendo que era mozuela, pero tenía marido”.
El Balneario, por si las dudas, sigue en activo, lo mismo que el Hotel España de Lanjarón, donde se alojaba la familia. La Cueva de Sortes, en Órgiva, al pie de la carretera, es una breve gruta que mantiene el nombre del poblado que estaba en su entorno. Buen sitio para percibir el encanto de las leyendas locales al anochecer, no obstante. De La Alpujarra y sus encantos, escribió Lorca a su amigo Melchor Fernández Almagro animándole a visitar la zona: “Debes venir a ese paraíso en cuanto puedas. He encontrado curiosísimos cuentos y romances”. E inspiración para escribir y dibujar, podemos añadir, ya que él mismo citó en alguna ocasión dibujos suyos nacidos en la tranquilidad de Lanjarón.
Alfacar y Víznar son lugares que también forman parte de la vida granadina de García Lorca, pero no son sitios de grato recuerdo. Hablan de guerras, envidias, cerrazón, incomprensión, ignorancia, abusos, muerte… Pero están ahí. Algunos dan hoy más sensación de paz que de trifulca, es cierto; permítannos, pues, invitarles simplemente a acercarse a ellos, tanto virtual como presencialmente, cuando sientan que la calma anida en su interior y que sus espíritus no se alterarán demasiado con la injusticia, cuando sepan, a ciencia cierta, que “el toro de la reyerta” ya no sube más por las paredes.
Mas volvamos al principio: Universo Lorca es para disfrutar hoy a ratos perdidos o a minutos ganados. Permite al lector introducirse a fondo en las vivencias del poeta, del dramaturgo, del pintor, del músico, del joven inquieto o del intelectual algo más maduro, siempre a través de su tierra. Y faculta también para preparar el viaje, el que lleva hasta Granada, a su Vega, a su historia, a recorrer las veredas de los ríos que también reverdecieron la vida de Lorca. No sabremos cuándo aún, pero saldrá el sol de la normalidad social y, aunque sea tiempo de blancos cubriendo Sierra Nevada, algo renacerá como en un eterno abril, aunque “¡Ay! No puedo decirte, aunque quisiera, el secreto de la primavera”.
Lorca es el poeta español más leído de todos los tiempos, como asegura el Instituto Cervantes, y cualquier excusa sería buena para recordar su obra y su talento
Para saber más
La Barraca. Teatro y Universidad: ayer y hoy de una utopía. Catálogo coordinado por Alma Guerra. Acción Cultural Española (2011).
Libro de Poemas. Federico García Lorca. Editor: Gabriel García Maroto (1921).
Federico García Lorca. Ian Gibson. Editorial Planeta (2011).
“Granada es Lorca, y Lorca es Granada. La vida hecha tierra; la tierra hecha obra; y la literatura convertida en una suma de sentimientos, biografía y emociones”
ESTABLECIMIENTOS CITADOS
Balneario de Lanjarón
Avda. de Madrid, 2
18420 – Lanjarón
Tel.: 958 770 454
Hotel España **
Av. de la Alpujarra, 42
18420 – Lanjarón
Tel.: 958 77 13 86
Restaurante Chikito
Plaza del Campillo, 9
18009 – Granada
Tel.: 958 223 364