Un terruño llamado Federico. Universo Lorca

AL ENCUENTRO

Un terruño llamado Federico

'UNIVERSO LORCA'

Apetecía preguntarse cómo se referiría Federico García Lorca a su tierra, a su Granada natal. Casi seguro que los muy expertos en el poeta y dramaturgo saben dónde buscar; y seguramente algo encuentren. Pero si, simplemente, el lector se deja llevar por las sensaciones que dejan sus textos, la palabra que surge es “terruño”: ese sitio del que uno es, al que pertenece, aunque esté lejos, del que se siente parte inseparable sin grandilocuencias.

JESÚS ORTÍZ

 

Fotos cedidas por las instituciones promotoras y colaboradoras de Universo Lorca.

@JesOrtizAl

Jesús Ortíz

Es posible que venga un tiempo de centenarias conmemoraciones: desde ese primer poemario del joven veinteañero publicado, Libro de poemas (1921), hasta una siempre impactante Casa de Bernarda Alba (1936). Al fin y al cabo, Lorca es el poeta español más leído de todos los tiempos, como asegura el Instituto Cervantes, y cualquier excusa sería buena para recordar su obra y su talento, su empeño en ser del pueblo y estar con él, como cuando fundó La Barraca para que muchos españoles supiesen que existía una cosa llamada Teatro del Siglo de Oro. Pero, haya o no públicos reconocimientos una vez más a su obra, cabe la memoria de lo que es su tierra ‑su terruño, déjennos decirlo‑, que sigue ahí alimentando cuerpos y alientos.

Universo Lorca, por aquí empezamos, es una iniciativa de la Diputación de Granada y del Patronato Provincial de Turismo de Granada en la que colaboran también ayuntamientos y otras instituciones. Es una web: sí. Es un viaje, un Al Encuentro, virtual: también. Pero es como una puerta, abierta a la luz, que desde el mundo de los dos dígitos nos invita a explorar, además del itinerario cultural pegados a las pantallas, ese otro idéntico, pero multisensorial, al que podremos acceder en cuanto que la situación socio sanitaria nos conceda la libertad sin condiciones.

Casa natal. Habitación de los padres de Federico y su cuna.

“Granada es Lorca, y Lorca es Granada ‑dice la presentación de la web‑. La vida hecha tierra; la tierra hecha obra; y la literatura convertida en una suma de sentimientos, biografía y emociones. Aquí está el poeta y sus paisajes: cientos de páginas, un diccionario de personajes, biografías, la música, el cine… Todo lo necesario para emprender un viaje sin fin por Lorca y Granada, por su tierra y sus metáforas”. En sus secciones, tales como Lugares lorquianos o Rutas lorquianas, no falta nada; pero, mucho mejor, tampoco sobra casi nada. Y desde conocer a las personas que compartieron vida y experiencias con el poeta o revisar sus intensos 38 años de existencia, hasta jugar a un “trivial” para medir los conocimientos de cada cual sobre el protagonista de toda esta aventura ‑con certificados de aptitud, no se lo pierdan-, el sitio web da para mucho y para muchas cosas.

“En este pueblo tuve mi primer ensueño de lejanía. En este pueblo yo seré tierra y flores”. Se refería Federico a Fuente Vaqueros, claro; y es la primera pieza de su terruño, donde un 5 de junio de 1898 hizo saber a su familia ‑él fue el primero de cuatro hermanos‑ que se inauguraba un tiempo de risas infantiles en la casa. La localidad fuenterina rinde culto a su más ilustre hijo, como es de imaginar, donde no cabe perderse su Casa Museo Natal o el Centro de Estudios a él dedicado; tampoco un buen paseo por la vereda del Genil, en la que seguro que Federico jugó de niño, o averiguar por qué hasta 1940 ‑¡tela!‑ toda la zona era propiedad de los Duques de Wellington, que se la fueron vendiendo a los colonos.

Fuente Vaqueros compartió la infancia de Lorca con Asquerosa… que es como se llamaba entonces la población conocida hoy como Valderrubio. Y no es que la primera denominación tuviera que ver con ningún desagradable olor o aspecto; es, simplemente, que su toponímico original, Acuerosa (con abundante agua), derivó en el poco afortunado nombre. Pero, en fin, el caso es que el niño de ocho años que ya hacía pinitos con la música y la pintura, seguramente también con la literatura merced a las enseñanzas de su madre, maestra de profesión, tuvo allí parte de su infancia y fue vecino de Francisca Alba Frasquita, cuyo personaje y casa inspirarían La Casa de Bernarda Alba años más tarde. Tres puntos de interés lorquiano en Valderrubio: la recreación de la casa familiar, con el anexo de la casa de los guardeses recreando el ambiente popular, la casa de Frasquita Alba y el Cortijo Daimuz (a 2 Km de la casa), que realmente está en Pinos Puente, pero que fue el motivo del traslado familiar desde Fuente Vaqueros.

Casa de Francisca Alba.

Granada fue el siguiente hito familiar (se mudan en 1909), aunque el pequeño Federico se había trasladado a Almería para estudiar bachiller poco antes. Un flemón fue la causa de que volviese a casa y trasladase su matrícula ya a la capital granadina, cosa de la que da constancia un documento fechado el 25 de mayo de ese año. Su primer domicilio estuvo en la Acera del Darro, pero si hay una morada lorquiana de referencia en Granada, esta es la Huerta de San Vicente. Es una casa de campo y era el lugar de veraneo cuando los García Lorca dejaron de volver a pasar el tiempo de estío en Asquerosa, pero nótese, mapa mediante, que está a poco más de quince minutos caminando de la casa familiar. Ahí nacieron Yerma, Bodas de sangre, Romancero gitano

El Café Alameda, hoy transformado en Restaurante Chikito, está al lado de Acera del Darro, en la Plaza del Campillo. Y allí, en un pequeño hueco debajo de la escalera, se reunía la tertulia El Rinconcillo, en la que participaba el joven Federico. El espacio conserva el espíritu ambiental de la época y una mesa, en la que escribe eternamente el poeta de bronce, mantiene la memoria de un tiempo de inquietudes juveniles. Fueron los rinconcillistas, en alguna de sus charlas de café e ilusiones, los que idearon el Concurso de Cante Jondo, para el que contaron con el impulso de Manuel de Falla, celebrado en 1922 en la Plaza de los Aljibes. El espacio, en el complejo de La Alhambra, fue construido tras la conquista por los Reyes Católicos en 1492 para albergar depósitos de agua. En las noches del 13 y 14 de junio de 1922 dicen que no cabía un alfiler. Hoy es un gustazo asomarse a su mirador. Hay otro lugar lorquiano de tertulia que no cabe dejar en el olvido: la taberna de El Polinario. Estaba construida sobre unos baños árabes y hoy no existe como tal. En su lugar está un museo dedicado a Ángel Barrios, hijo del dueño de la taberna y concertista internacional.

La Alpujarra no puede ‑no debe‑ faltar en un encuentro con Lorca y Granada. Sus biógrafos cuentan que, entre 1924 y 1935, su familia iba a “tomar las aguas” (así se decía entonces) al Balneario de Lanjarón en septiembre; sobre todo, por su madre, a la que se lo recomendaron por algún tipo de afección. No se sabe si Federico los acompañaba todos los años, pero sí que visitó muchas zonas de la montaña granadina, que le impresionaron sus naturales (“Gentes de ojos azules y gentes de ojos… indescriptibles”), sus paisajes (apoyado en un naranjo a dos mil metros de altura: “Oigo el canto de cuatro ríos que bajan dando tumbos a los olivos de la Vega de Órgiva”) y sus leyendas, como esa que escuchó a un guitarrista y cantaor de la Cueva de Sortes en la que hablaba de una muchacha que el narrador se llevó al río “creyendo que era mozuela, pero tenía marido”.

El Balneario, por si las dudas, sigue en activo, lo mismo que el Hotel España de Lanjarón, donde se alojaba la familia. La Cueva de Sortes, en Órgiva, al pie de la carretera, es una breve gruta que mantiene el nombre del poblado que estaba en su entorno. Buen sitio para percibir el encanto de las leyendas locales al anochecer, no obstante. De La Alpujarra y sus encantos, escribió Lorca a su amigo Melchor Fernández Almagro animándole a visitar la zona: “Debes venir a ese paraíso en cuanto puedas. He encontrado curiosísimos cuentos y romances”. E inspiración para escribir y dibujar, podemos añadir, ya que él mismo citó en alguna ocasión dibujos suyos nacidos en la tranquilidad de Lanjarón.

El Albaicín desde la plaza de los Aljibes

Alfacar y Víznar son lugares que también forman parte de la vida granadina de García Lorca, pero no son sitios de grato recuerdo. Hablan de guerras, envidias, cerrazón, incomprensión, ignorancia, abusos, muerte… Pero están ahí. Algunos dan hoy más sensación de paz que de trifulca, es cierto; permítannos, pues, invitarles simplemente a acercarse a ellos, tanto virtual como presencialmente, cuando sientan que la calma anida en su interior y que sus espíritus no se alterarán demasiado con la injusticia, cuando sepan, a ciencia cierta, que “el toro de la reyerta” ya no sube más por las paredes.

Mas volvamos al principio: Universo Lorca es para disfrutar hoy a ratos perdidos o a minutos ganados. Permite al lector introducirse a fondo en las vivencias del poeta, del dramaturgo, del pintor, del músico, del joven inquieto o del intelectual algo más maduro, siempre a través de su tierra. Y faculta también para preparar el viaje, el que lleva hasta Granada, a su Vega, a su historia, a recorrer las veredas de los ríos que también reverdecieron la vida de Lorca. No sabremos cuándo aún, pero saldrá el sol de la normalidad social y, aunque sea tiempo de blancos cubriendo Sierra Nevada, algo renacerá como en un eterno abril, aunque “¡Ay! No puedo decirte, aunque quisiera, el secreto de la primavera”.

INFORMACIÓN

Universo Lorca

 

Diputación de Granada

Patronato Provincial de Turismo de Granada

Lorca es el poeta español más leído de todos los tiempos, como asegura el Instituto Cervantes, y cualquier excusa sería buena para recordar su obra y su talento

Para saber más

La Barraca. Teatro y Universidad: ayer y hoy de una utopía. Catálogo coordinado por Alma Guerra. Acción Cultural Española (2011).

Libro de Poemas. Federico García Lorca. Editor: Gabriel García Maroto (1921).

Federico García Lorca. Ian Gibson. Editorial Planeta (2011).

“Granada es Lorca, y Lorca es Granada. La vida hecha tierra; la tierra hecha obra; y la literatura convertida en una suma de sentimientos, biografía y emociones”

ESTABLECIMIENTOS CITADOS

Balneario de Lanjarón

Avda. de Madrid, 2

18420 – Lanjarón

Tel.: 958 770 454

[email protected]

www.balneariodelanjaron.es/

Hotel España **

Av. de la Alpujarra, 42

18420 – Lanjarón

Tel.: 958 77 13 86

[email protected]

www.hotelespanalanjaron.es/

Restaurante Chikito

Plaza del Campillo, 9

18009 – Granada

Tel.: 958 223 364

restaurantechikito.com/

Entrevista a Carmen Linares, cantaora

ESFERA CULTURAL

Carmen Linares, cantaora

«Al flamenco le he dado mi vida y sigo dándosela»

En 2021, cuando se cumple una década del reconocimiento al flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, Carmen Linares continúa con su gira por los cuarenta años de su carrera en solitario. Sin olvidar los veinte desde que fue distinguida con el Premio Nacional de Música, convirtiéndose en la única cantaora reconocida con el galardón. Elevada a categoría de leyenda, con su Antología de la mujer en el cante, los más eruditos vieron en ella la heredera por derecho de la mítica Niña de los Peines.

JUAN ANTONIO LLORENTE

[email protected]

Fotos: @carmenlinares

–Frente a quienes defienden el marchamo de dinastía, usted, sin ser gitana, surge por generación espontánea. ¿Le costó ser aceptada?
–Aunque siempre he tenido mucha afición, y eso es importantísimo para este trabajo, al principio chocaba un poco esa joven, con aspecto de niña moderna. Pero cuando vieron que me gustaba el flamenco y lo tomaba en serio, metida de lleno porque lo sentía, no tuve problemas. Y haciendo mi camino poco a poco, despacito; como se hacían antes las cosas, cuando te das cuenta, estás ya metida en ese círculo.

–Sin haberse medido en concursos, ahí está, una leyenda del flamenco. ¿A qué suena ese piropo en vida?
–Todos los adjetivos buenos que te adjudiquen con respeto y cariño, reconociendo tu lucha, se agradecen muchísimo. Si sucede estando viva, lo vas a disfrutar más, aunque es cierto que me da quizá un poco de vértigo. Pero es la consecuencia de muchos años tomándote en serio tu labor. Intentando sumar, aportando, para llevar a lo más alto el flamenco, una de las mejores músicas que hay en el mundo. Si tienes la suerte de llevarlo dentro, es fácil imaginar lo que sientes cuando con tu voz haces felices a los demás: un sueño que tengo el privilegio de haber hecho realidad, viviendo de mi profesión y sabiendo que reconocen mi trabajo. Doblemente contenta por haber brindado la oportunidad, y muy agradecida a la vida.

–Que le ha dado tanto…
–… que me ha dado tanto: la luz, los ojos, el sonido, las palabras… como en esa hermosísima canción de Violeta Parra, que incluyo en mis programas tantas veces. Según voy cumpliendo años, fijándome en lo que dice, desde que me levanto la veo como un himno.

–A la hora de comunicar al público, usted va más allá si nos atenemos a las palabras del crítico de The New York Times al destacar su “extraordinario poder expresivo”. ¿Cómo llega a captarlo alguien que no es español?
–Hay músicas y cantantes que, sin saber qué están diciendo, producen una emoción inmensa, al ser capaces de llegar a tu corazón; a tu alma. No digo nada, si además entiendes la letra. Cantas en un teatro de Nueva York donde el público va dispuesto a escuchar lo que le ofreces, y con la belleza del flamenco y su capacidad de expresión, le llega a cualquiera que sea sensible. Lo importante es tener sensibilidad, seas del país que seas. La música es universal y allí donde vayas, si cantas dando lo que llevas dentro, habrá quien no lo capte, pero la mayoría si. Al final, se ponen de pie y te aplauden, porque han sentido algo que les ha conmovido. Porque el corazón lo tenemos todos en el mismo sitio.

–Vamos, que el título de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad no fue un regalo.
–Claro que no. Era muy justo que se lo otorgaran. Estaba cantao (risas).

–Felix Grande alababa su capacidad para unir técnica, inteligencia, ternura y genio. ¿Serían las cualidades básicas de una cantaora?
–Lo definió mucho mejor de lo que yo podría hacerlo. Básicamente, junto a unas condiciones de voz que te da la naturaleza, se precisan cabeza, inteligencia y corazón. Si a esas tres condiciones que mencionaba Félix le sumas ternura para comunicar, mejor que mejor. Luego, tienes que aprender y lógicamente, forjar una profesión viajando por el mundo, actuando, en contacto con el público, y sumando tus vivencias como ser humano. Todo influye en el arte, no solo en el flamenco. El artista debe comunicar y hacer sentir; provocar un sentimiento. Por eso, la música y la cultura en general son tan necesarias para hacerte sentir bien.

–Más, en momentos como el que estamos viviendo…
–En momentos como este, son la medicina. Se ha podido comprobar que, con todos en casa, las redes sociales, la música y la comunicación nos han salvado de muchos problemas de ansiedad y aislamiento.

–Usted picó mucha piedra cantando en esos tablaos que la pandemia ha obligado a cerrar.
–Ha sido demoledor. Están prácticamente todos cerrados y con graves problemas. Alguno tal vez no vuelva a abrir. Estoy convencida de que todo va a pasar, pero hasta que eso ocurra, lo están pasando muy mal. Espero que se recuperen porque son muy importantes para la supervivencia de los artistas del flamenco, al margen de teatros, giras y todo lo que se haga. Como medio de difusión, son espacios fundamentales, donde tienes contacto con el público, aprendes y te haces como artista.

–¿Qué relación de complicidad establece con la guitarra?
–Es mi media naranja (risa). Siempre intento tener a mi lado una guitarra buena que me comprende, trabajar con guitarristas que me iluminan, porque aman el flamenco. Se establece una estrecha relación entre el cante y el instrumento. Cuando te inspira tienes mucho ganado, porque al salir al público, ya estás transmitiendo. Los tonos, de acuerdo con esas técnicas que nosotros conocemos, los tienes que manejar tú, que sabes cómo te encuentras y en función de tu momento le dices: bájame medio tono. O, súbelo un poquito, que hoy me encuentro muy bien y voy a dar más.

–Pura química, para proceder a esa ceremonia, que es el concierto.
–Todo un rito. El flamenco es algo muy profundo. Una música que, ante todo, tienes que sentirla tú. Y es fundamental alguien al lado, que cuando toca está contigo y a tu favor, inspirándonos mutuamente.

–Su mítica grabación reivindicando el papel de la mujer en el cante, evidenciaba el flamenco como un mundo esencialmente masculino.
–Porque, como es sabido, se dedicaban más hombres al arte que mujeres. La vida ha cambiado y muchas mujeres nos encontramos en el panorama del flamenco, pero en los tiempos de Pastora Imperio y otras cantaoras era más difícil, porque no estaba bien visto que fueran artistas. Algunas cantaban muy bien, pero en sus casas, su padre, su hermano o el novio, si lo tenía, no veían bien que se dedicasen al cante como profesionales. Yo no tuve ese problema. Mi padre era un gran aficionado y, aunque tenía su profesión, tocaba muy bien la guitarra y le encantaba el flamenco. Empecé cantando con él, y tuve siempre ese apoyo familiar tan necesario para empezar y seguir avanzando. En la Antología recogí los cantes creados, o recreados, por mujeres que los habían hecho conocidos. Cuando empezamos a reunirlos, parecía que no habían hecho nada, pero encontramos muchísimos testimonios. Aquel precioso trabajo, que me dio tantas satisfacciones, que se vio como un homenaje a la mujer cantaora, a la que había puesto en su sitio, marcó un antes y un después en mi carrera, que me consolidó como cantaora.

–¿Con qué palo se identifica más?
–Depende de mi estado de ánimo. Me gusta muchísimo la soleá, pero de repente me pongo a hacer una taranta, un cante de mi tierra, más profundo, y me siento muy bien. Hay que disfrutar de todos los estilos del flamenco, porque cada uno tiene su carácter. Y su leyenda. El flamenco es muy hermoso todo. Todo.

–Escribe Manuel Machado: “A todos nos han cantado en una noche de juerga coplas que nos han matado”. ¿Alguna letra le ha dolido hasta el punto de no poder cantarla?
–Alguna vez me ha pasado. Más que por la copla, por mi estado de ánimo. Una semana después de fallecer mi madre, en una actuación muy importante en el Maestranza de Sevilla, al hacer un cante por siguiriyas, pensando en ella me resultó muy complicado sacarlo adelante por el nudo que me venía a la garganta.

–En 2001 recibió el Premio Nacional de la Música, por sus “aportaciones a un flamenco de alto contenido y calidad”. ¿Qué le aporta usted al género?
–Mi experiencia y mi sentir. Al flamenco le he dado mi vida, y sigo dándosela. No puedo vivir sin esa música. No concibo mi vida y mi profesión sin el flamenco, que me ha recompensado con creces. Por haberse cruzado en mi camino y haberlo seguido sin perder el contacto, me doy por satisfecha.

¿Dónde encontrarla?

Compartiendo cartel y escenario durante la temporada 2020/2021 con artistas tan importantes como Miguel Poveda, Luz Casal, Pitingo, Estrella Morente, José Mercé, Silvia Pérez Cruz, Rocío Marquez y José Antonio Rodríguez, entre otros.

«La otra vuelta al cole», por Xavier Bertolín

ALDEA GLOBAL

La otra vuelta al cole

XAVIER BERTOLÍN,
Director Corporativo de Educación de la
Fundación “La Caixa”


@FundlaCaixa
Instagram: fundlacaixa

NUNCA antes la vuelta al cole había cobrado tanto significado. Ni había estado tan lejos de ser ese reencuentro con compañeros y amigos tras el verano. Con la llegada de la nueva normalidad, la mochila de alumnos, padres y profesores para el nuevo curso 2020-2021 ha estado cargada hasta arriba de incertidumbre.

La pandemia nos ha mostrado con toda su crudeza problemas sociales que ya conocíamos. Ha ahondado la brecha digital y nos ha vuelto a recordar que la inclusión y la conciliación familiar son fundamentales. En la escuela, además, hemos identificado problemas de infraestructuras, de capacitación docente en lo relativo al uso de herramientas digitales y de ausencia o presencia de la aplicación real de un plan digital de centro. Los esfuerzos de la comunidad educativa se han focalizado en intentar dar, a pesar de todo, la mejor respuesta posible a un reto sin precedentes: poder garantizar el derecho a una educación de calidad y en equidad a millones de escolares que estaban confinados en sus domicilios.

Hoy sabemos que la escuela no estaba preparada para la pandemia, que no estaba preparada para dar continuidad a la actividad educativa más allá de la actividad presencial. Ni, en definitiva, para verse forzada a llevar a cabo una transición tan repentina como acelerada a un modelo de aprendizaje a distancia y online. Con serias dificultades para acceder a la enseñanza en línea por parte de muchas familias, la complejidad de la inclusión y la atención a la diversidad en un contexto virtual, la escuela sólo digital no estaba al alcance de todos. Hemos puesto a prueba con mayúsculas nuestro sistema educativo. Y esa prueba está constatando que, pese a los esfuerzos de las administraciones por impulsar la digitalización de la enseñanza en los últimos años, no se estaba produciendo, realmente, una transformación digital en el sector educativo. A esto hay que añadir que estamos conociendo, de la mano de varios organismos especializados en la materia, los efectos negativos que esta crisis está teniendo en el aprendizaje de los alumnos y en el incremento de la tasa de abandono educativo. Las expectativas a corto plazo no son nada halagüeñas.

El reciente informe Efectos de la crisis del coronavirus en educación, publicado el pasado mes de marzo por la OEI, destaca que “el cierre de los centros escolares puede afectar al aprendizaje de los alumnos, especialmente de los más rezagados. Además, agravan esta situación factores como son la situación económica y laboral en los hogares, el acceso a internet o incluso el nivel de estrés de los padres, actores fundamentales en el acompañamiento de la educación en casa”. Y desde Unesco se advierte que hasta 24 millones de alumnos desde preescolar hasta ciclos superiores podrían abandonar los colegios en 2020 como consecuencia de los cierres de sus centros escolares. Una tendencia especialmente preocupante en nuestro país, si tenemos en cuenta que el que tiene mayor tasa de abandono estudiantil del continente europeo (17,3%) según la última Encuesta de Población Activa (EPA) del INE de 2019.

Ahora bien, si en algo hay consenso en la comunidad educativa es que la asistencia presencial es necesaria. Por un lado, al evidenciarse las actuales carencias del sistema educativo respecto a la enseñanza online. Y por otro, todavía más preocupante, constatar que con el cierre de las escuelas se han acentuado significativamente las diferencias sociales. De hecho, la llamada brecha digital ha afectado desproporcionadamente a los niños de bajo nivel socioeconómico, con discapacidades y de otros grupos vulnerables.

Como confirmaba la ministra de Educación, Isabel Celaá, a comienzos de agosto “si algo hemos aprendido de la pandemia es que, además de que la escuela es insustituible, los resultados de la presencialidad también lo son”.

Pero la reapertura y el retorno de esa presencialidad necesaria deben hacerse en condiciones de seguridad y de manera compatible con la mejor respuesta general ante la Covid-19. En este sentido, un equipo de expertos de la Universidad de Harvard ha publicado recientemente un informe con diferentes indicaciones para que se reduzca el riesgo de contagio. Con este documento, titulado Escuelas saludables. Estrategias de reducción de riesgos para la reapertura de las escuelas, los investigadores aseguran que existen pruebas científicas que indican que los riesgos a los que se exponen los estudiantes y empleados se pueden reducir si las escuelas implementan estrictas medidas de control y reaccionan de manera dinámica ante los brotes que pudieran aparecer.

Así y todo, busquemos una respuesta sanitaria y educativa coherente, globalmente satisfactoria. Pasemos a la siguiente fase. No nos quedemos en una vuelta al cole con una presencialidad de saldo. Apuntemos hacia otra vuelta al cole, con las mejores condiciones de aprendizaje y enseñanza para todo el alumnado.

Partimos del hecho de que los docentes poseen diferentes niveles de competencia digital o tecnológica. Y de que esta desigualdad se traslada a los conocimientos o habilidades que adquirirán sus estudiantes. Es, por tanto, una tarea ineludible favorecer procesos formativos de capacitación que busquen la mejora de la competencia digital. Y sumarle la creación de espacios virtuales de intercambio de buenas prácticas en red, una red “entre-profes” que aprenden juntos y colaboran. A lo que hay que añadir el impulso de nuevos modelos de liderazgo en los equipos directivos de las escuelas que se comprometan, apuesten e inviertan en la formación permanente de su profesorado. Prerrequisitos indispensables para el aprendizaje del alumnado en un contexto de educación a distancia y online. Demos continuidad a la senda iniciada con lo mucho que hemos aprendido sobre educación en este tiempo de pandemia, e impulsemos la transformación educativa en la era digital.