EDITORIAL
PREMIO «FIDES» GRANDES VALORES
ESTELA FERRER , ARTISTA

“Ganar el concurso Grandes Valores supuso un antes y un después en mi carrera”

Nacida en Berge (Teruel) en 1999, Estela Ferrer pertenece a una generación de artistas que entienden el arte como un instrumento de reflexión y compromiso. Su obra, centrada en la escultura, está impregnada de sensibilidad hacia la identidad, el feminismo y el mundo rural. Desde su taller en Teruel crea piezas que exploran el vínculo entre cuerpo y emoción. Ganadora del concurso de escultura Grandes Valores de la Fundación Notariado, su trayectoria no ha dejado de crecer desde entonces, como ella misma explica.

JAIME PÉREZ DE MIGUEL
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Hace 3 años ganó el concurso Grandes Valores con su escultura Equilibrio. ¿Cómo recibió la noticia?

Fue, sin duda, un día profundamente emocionante que recuerdo como si fuera ayer. Recibí la llamada una mañana, mientras estudiaba en Valencia, en mi piso de estudiantes. Fue una noticia que me llenó de una inmensa felicidad, no solo por el honor de ganar, sino por la trascendencia del certamen.

Era un concurso realmente especial, de esos que, como artista, sabes que marcan un antes y un después en tu carrera. Ver que mi escultura Equilibrio fue elegida para representar los Grandes Valores del Notariado y convertirse en el trofeo del ‘Premio Fides Grandes Valores’ fue una validación profesional enorme y un motivo de profundo orgullo.

¿Qué significó para usted que el premio fuera entregado en su primera edición a Su Majestad el Rey Felipe VI?

Fue una sorpresa mayúscula que superó todas mis expectativas. Al principio no imaginaba la magnitud real que tendría este reconocimiento, y descubrir que la primera edición se entregaría a Su Majestad el Rey Felipe VI fue un honor inmenso.

Es, sin duda, el máximo reconocimiento que se le puede dar a una obra: un gesto que eleva su valor simbólico e institucional.

¿Cómo resumiría el proceso creativo desde la maqueta inicial hasta la versión final en bronce de Equilibrio?

En el plano conceptual, el mayor desafío fue sintetizar unos ‘Grandes Valores’ tan amplios y a la vez profundos en una única forma. Para lograrlo, opté por una obra abstracta, diseñada para funcionar como un símbolo atemporal.

Quería innovar y crear una escultura nueva y cautivadora, que evitara la obviedad. La solución fue utilizar las alusiones a las esferas, generando una composición que fuera a la vez sencilla y complicada, logrando que el significado se extrajera de su equilibrio estético y estructural.

 


“VER QUE MI ESCULTURA EQUILIBRIO FUE ELEGIDA PARA REPRESENTAR LOS GRANDES VALORES DEL NOTARIADO FUE UNA VALIDACIÓN PROFESIONAL ENORME Y UN MOTIVO DE PROFUNDO ORGULLO”


 

En el plano técnico, la creación de la maqueta en barro fue fundamental. Era la fase más personal y requirió un conocimiento preciso de los materiales. El reto fue hacer que los brazos tan finos que sostienen el conjunto tuvieran la fortaleza para aguantar la composición, dominando el proceso de secado del barro. Finalmente, la pieza se llevó a su versión en bronce, material que le da la solidez institucional. Aquí mi rol fue el de dirección artística y supervisión con la empresa fundidora, para garantizar que la transición del barro al metal mantuviera la delicadeza y el sentido de Equilibrio de la maqueta original

Ha hablado de esas dos ramas, que representan la convivencia y el respeto, sosteniendo las esferas de lo público y lo privado. ¿Cómo conectan estos símbolos con su propia mirada artística?

Mi mirada parte siempre del deseo de expresar lo intangible —la emoción, la energía, lo espiritual— a través del cuerpo y el material. En Equilibrio, las dos ramas funcionan casi como extensiones humanas: tensas, pero armónicas, sosteniendo el punto de unión entre lo público y lo privado. Esa relación entre fuerzas contrapuestas es muy similar a la que busco en mi obra: traducir las emociones en forma y peso, en materia viva. Trabajo con materiales naturales porque me interesa su sensibilidad, su respuesta a la mano, y porque creo que en ellos habita una memoria que puede transformarse en emoción escultórica.

¿Y de qué modo este premio ha influido en su trayectoria profesional y personal?

El Premio Grandes Valores ha sido decisivo en mi trayectoria. A nivel profesional, me otorgó una visibilidad institucional inmediata y un reconocimiento que abrió nuevas oportunidades.  Pero, más allá de eso, el impacto más profundo fue personal, ya que el premio llegó cuando aún era estudiante, en una etapa de búsqueda e incertidumbre. Ganar un concurso de tal envergadura me dio la confianza necesaria para creer en mi visión y en mi voz como escultora. Fue una validación interna y externa a la vez. Podría decir que ese momento marcó el punto de inflexión que me llevó a dedicarme plenamente a la escultura con convicción y propósito.

¿En qué está centrada ahora mismo?

Actualmente estoy centrada en dos líneas principales. Por un lado, en la creación de Umbral, un proyecto escultórico que investiga los procesos de transformación —personales, naturales y universales—, continuando con mi interés por los conceptos profundos y simbólicos.

Y por otro lado, mantengo una programación activa de exposiciones colectivas en distintos museos y salas. Además, preparo varias individuales: una próxima en el Museo de Arte Sacro de Teruel, en colaboración con el CIDA (programa Alabastro in itinere), y otra para el próximo año en Zaragoza con la Fundación Ibercaja. Paralelamente, sigo formándome constantemente, porque considero que el conocimiento y la técnica son una evolución permanente del propio artista.

La artista Estela Ferrer con una de sus obras.
Estela Ferrer tras ganar el concurso Carrara Ciudad Creativa.