Entrevista a Lorenzo Caprile, modista

ESFERA CULTURAL

LORENZO CAPRILE,

modista

“Lo de si la moda es o no arte, es un dilema desfasado que no me interesa”

Madrileño con sangre italiana, el nombre de Lorenzo Caprile trasciende al mundo de la moda por sus premiadas aportaciones para la escena y su trabajo al frente de un popular concurso televisivo. Caprile impone un sello personal a sus diseños, algunos de los cuales ha reunido la Comunidad de Madrid en una magna exposición junto a obras maestras de diversas manifestaciones artísticas.
JUAN ANTONIO LLORENTE

“LA ELEGANCIA ES SENTIDO COMÚN. ES INTELIGENCIA Y ES TENER MUCHOS ESPEJOS EN CASA DONDE MIRARNOS”


 

– ¿Sus trajes dialogan mejor con Zurbarán o con otros modistas?

Ni idea. Para eso están los comisarios, los que escriben de moda, los historiadores… Yo me esfuerzo en que el traje esté lo mejor hecho posible, buscando siempre esa perfección tan difícil de alcanzar. Que mi clienta quede satisfecha -aunque a veces haya algún melodrama, porque como seres humanos podemos meter la pata- y fidelizarla para que regrese, y que sus amigas y sus hijas lleguen a ser clientas del taller. Para todas esas cosas tan filosóficas, tan intelectuales, no me da la cabeza.

-El Museo del Traje de Madrid le dedica un espacio. ¿Siente pudor cuando se califica su trabajo como expresión artística?

Lo de si la moda es o no arte, es un dilema desfasado que no me interesa. Para empezar, tendríamos que preguntarnos hoy, en el siglo XXI, con todo lo que está sucediendo a nivel social, económico y tecnológico, qué es el arte y cuál es su función. Si un plátano pegado con cinta americana en un panel es arte, a lo mejor mis trajes lo son. Es un debate infinito, lleno de matices para alguien centrado en el trabajo en su pequeña-pequeñísima-mediana empresa. Para colmo, cada día nos lo ponen más difícil a las pymes con todo tipo de regulaciones, de palos en la rueda. El objetivo de mi trabajo es que mi clienta esté estupenda. Hablo en femenino, porque en mi caso, como modista, me dedico a la ropa de mujer.

-¿Qué es la elegancia y quién la tiene?

La elegancia es sentido común. Es inteligencia y es tener muchos espejos en casa donde mirarnos, porque todo el mundo sabe cómo es su cuerpo y qué le sienta bien y qué le sienta mal. Mirarse es algo que cada vez le cuesta más a la sociedad; tan contradictoria, siempre mirando hacia afuera. En las casas modernas, de gente joven, hay poquísimos espejos. Preferimos disfrutar del mundo idealizado, tergiversado de Instagram, Facebook, Twitter… que es un yo imaginario. Enfrentarnos a nosotros mismos nos cuesta mucho. Lo que veo por la calle es gente que no se gusta a sí misma y no se mira en el espejo, porque le tienen terror.

 


“YO ME ESFUERZO EN QUE EL TRAJE ESTÉ LO MEJOR HECHO POSIBLE, BUSCANDO SIEMPRE ESA PERFECCIÓN TAN DIFÍCIL DE ALCANZAR”


 

-¿Sigue las pautas de algún maestro o se considera un verso suelto?

Si conoces la historia de tu oficio y observas sus pautas, muchos problemas te vienen resueltos. Pero no tengo ningún mito. No soy fetichista. El personaje al que más sigo, no por su trabajo, que es sobresaliente, sino por su manera de ver la vida, sus claroscuros, sus luces, sus sombras y su fuerza vital es Coco Chanel, de cuyo legado, sus lecciones de lógica y de sentido común, seguimos bebiendo desde hace más de un siglo. Quitando a Chanel, de todos y ninguno. Siempre estás descubriendo cosas nuevas, nombres nuevos y firmas ya olvidadas. Con cualquier prenda, incluso la más humilde de un mercadillo, aprendes soluciones: qué hay que hacer o qué no hay que hacer, que también es un aprendizaje.

-¿Las nuevas generaciones qué buscan? ¿Qué ve más de positivo en ellas?

Esta generación de cristal se ha hecho un poco de mala fama, aunque a mi alrededor veo que todos mis sobrinos y sobrinos-nietos trabajan, haciendo lo que pueden. Creo que están muy intoxicados. La gran diferencia es que tienen otra mentalidad y otro modo de enfrentarse a la vida -no sé si mejor o peor-, diferente a la que tuvimos nosotros. Es el antes y el después de esta revolución tecnológica y las benditas redes sociales. En ese punto, ni soy un experto ni tengo los datos ni me atrevería a opinar de manera superficial. Simplemente, anoto como observador y como ciudadano desde fuera, que creo que está cambiando la manera de pensar y de afrontar los problemas. Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Cada dos por tres leo noticias de chavales, de emprendedores -y no hablo de influencers-, que con una maquinita se están ganando fenomenalmente la vida. Gracias a las redes y a internet, llegan a un público mucho más amplio del que pude llegar yo cuando empecé. También hay muchas muñecas rotas, porque a veces esos éxitos son flor de un día, y luego caen. Creo que viven muy al momento en lo relativo a las cosas de moda.

-El dilema de llegar y mantenerse…

Mantenerse es lo más complicado en la vida del ser humano. Cuesta mantener una relación, un trabajo, mantener tu peso, tu forma física, tu salud, mantener un matrimonio, una familia, una empresa, un partido político, una mayoría…

-Balenciaga decía: “El prestigio queda, la fama es efímera”.

Pero eso es válido en todas las profesiones, no solo en la moda. Al final es la famosa frase de Chanel “La moda pasa, el estilo permanece”. Pero creo que eso las nuevas generaciones no lo han asimilado.

-En su taller, ¿es más fácil convencer o que le convenzan?

Las dos cosas. Al ser un trato tan directo con la clientela, tienes que estar dispuesto a escuchar, porque se trata mucho de absorber lo que te están diciendo e intentar traducirlo para hacer su sueño realidad. Pero también tener mano izquierda para decir: “oye, mira, fenomenal, pero ¿y sí vamos por aquí? ¿Qué te parece esto?” Es un intercambio: un trabajo en equipo, dispuesto a convencer y a dejarte convencer.

-¿Quién es más duro en ese toma y daca? ¿El director de teatro o una clienta?

Los dos. Hay directores que confían en ti, creen en tu criterio y se muestran agradecidísimos de que alguien les quite ese marrón que al final es la ropa, y otros más puntillosos que pretenden saber hasta con qué hilo se está cosiendo una canilla. Con las clientas, igual. No se puede generalizar. En ambos casos hay que aprender a lidiar con los seres humanos. Hay gente que sabe que está frente a un profesional y confía, y otra a la que le encanta buscar problemas donde no los hay.

-¿El teatro le ayuda como modista y viceversa? ¿Se retroalimentan?

Son vasos comunicantes. Cosas que aprendes en el taller, las aplicas luego al teatro, y al contrario. Estás vistiendo a personas (personajes en el caso del teatro), que quieren estar cómodos y lo más favorecidos posible dentro de las limitaciones del papel. Al final, es ropa que tiene que funcionar.

 


“EN EL TEATRO ESTÁS VISTIENDO A PERSONAS QUE QUIEREN ESTAR CÓMODOS Y LO MÁS FAVORECIDOS POSIBLE DENTRO DE LAS LIMITACIONES DEL PAPEL”


 

-Como cantaba La Lupe, ¿lo suyo es puro teatro?

En el taller hay mucho de teatro. Lo de “vivir la experiencia” está de moda. Estamos en un momento difícil. Antes, hacerse ropa a medida era muy frecuente. Desde los más privilegiados, que podían ir a un Balenciaga, un Pertegaz o un Berhanyer, a las clases más humildes. La máquina de coser era como un electrodoméstico en los hogares españoles. Y la cuñada, la portera o la amiga, tenían un mini taller en el barrio. Lo que no encontrabas en las tiendas, te lo hacías. Incluso por una cuestión de ahorro familiar. En una o dos generaciones, eso ha desaparecido. Ahora, encargarte un traje a medida es una experiencia, que vas a tener como mucho una o dos veces en la vida: cuando te casas y cuando eres madrina de tu hijo. Entonces, tienes que hacer un poquito de teatro, porque forma parte del juego.

-Por el cine ha pasado de puntillas. ¿Volvería por un argumento o por un director?

Ni por una cosa ni por otra, porque no soy nada mitómano. La mitomanía es una enfermedad que uno tiene de joven y la superas cuando, por tu trabajo y tu trayectoria, empiezas a conocer personalmente a esos mitos y se te caen. Que te va a llamar Woody Allen o no sé quién: ¡estupendo!, Que vas a vestir a una de esas actrices tan guapas que están en el “candelabro”: ¡fenomenal! Con casi sesenta años y todo lo que tengo encima, siendo sincero volvería por el dinero; si hay detrás una recompensa económica importante. Así de claro. Porque es mucho trabajo, mucha paliza, mucha responsabilidad y bastante tengo ya con mi taller. Mis egos están cubiertos y mis satisfacciones también muy resueltas.

-El trabajo en televisión con el programa Maestros de la costura, ¿es muy absorbente?

Sí, pero está muy concentrado en dos meses, o dos y medio por temporada, y cada año, una aventura. Nunca sabemos si van o no a renovarnos, pero más o menos reservas esas semanas. Luego, ya sabes a lo que vas. Raquel, Palomo, María y yo, somos una pequeña gran familia, y es como volver a hacer el campamento de verano, disfrutando con los amigos, los colegas. Mientras dure, es una experiencia muy bonita. Cada edición intento hacerlo lo mejor posible, como si fuera la última, porque no sabemos realmente si va a serlo. Dicho esto, ojalá nos renueven, porque el programa funciona y los datos de audiencia están siendo muy buenos. Pero, como todo en esta vida, planes a largo plazo no se pueden hacer muchos hoy por hoy.

 


“CON CUALQUIER PRENDA, INCLUSO LA MÁS HUMILDE DE UN MERCADILLO, APRENDES SOLUCIONES”


 

-¿Qué aconseja a los participantes en el concurso fuera de cámara?

Que se lo pasen fenomenal. Igual si son anónimos o celebrities. Que se diviertan. Que vivan la experiencia, que al margen de que ganen o no ganen, lleguen o no a la final, disfruten cada momento.

En el monólogo de Jardiel Cuentos y chismes del oficio, la intérprete, tras enumerar las vicisitudes de su profesión afirma “si volviera a nacer volvería a ser actriz”…

…si yo volviera a nacer, sabiendo todo lo que sé de la industria, no lo sé. A lo mejor me metería en la moda bajo otro punto de vista: el de los museos, la historia de la indumentaria, la investigación… Pero mi trabajo también me ha dado muchas satisfacciones que, a lo mejor, investigando y publicando un libro sesudo al año no las tendría.

DÓNDE ENCONTRARLE

Mientras obras como El médico siguen acumulando éxitos y pendiente de si su incesante actividad le permite retomar en la temporada de ópera de Bilbao su producción de Otelo de hace una década, la icónica sala del Canal de Madrid muestra hasta finales de mes con entradas agotadas alguno de sus trabajos más mediáticos

Leer un cuadro: ‘El aquelarre’, de Goya

ESFERA CULTURAL
LEER CUADROS

CONVENIO EL PRADO-FUNDACIÓN NOTARIADO

CLAVES DE LA OBRA

Título: El aquelarre o El gran cabrón
Autor: Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828)
Fecha de creación: 1820-1823
Material: Óleo, revestimiento mural trasladado a lienzo
Ubicación: Museo Nacional del Prado, Sala 067
Medidas: 140,5 x 435,7 cm

El aquelarre

El aquelarre o El gran cabrón es parte de las denominadas Pinturas negras donadas al Museo del Prado por el barón d´Erlanger en 1881. Estas catorce escenas de predominantes tonos oscuros decoraban dos habitaciones de la casa de campo de Goya, entonces situada junto al río Manzanares.

GRUDRUN MAURER,

conservadora, Colección de Pintura del Siglo XVIII y Goya

Goya había adquirido esta casa con su amplio terreno en 1819, a la edad de 73 años. Cuatro años después legó la hacienda convertida por el artista en una huerta a su único nieto Mariano, entonces de 17 años, como base de un futuro en la economía agrícola. Destaca y sorprende el sombrío de los asuntos representados en ese conjunto de pinturas destinadas, además, a un joven como Mariano que efectivamente estableció, por unos años, una sociedad de agricultura con su padre Javier.

 


CON SU NOVEDOSA CREACIÓN DE UN ASUNTO COMO ‘EL AQUELARRE’ EN TAMAÑO MONUMENTAL, GOYA ENNOBLECIÓ EL GÉNERO DEL ‘CAPRICCIO’ CON SU CAPACIDAD DE CRÍTICA


 

La imagen del aquelarre, de origen medieval, visualizaba la idea de una reunión nocturna de brujas en presencia del demonio, que habitualmente aparecía en la figura de un gran macho cabrío. Aquí, ese demonio habla ante una masa de brujas en cuclillas y de rasgos grotescos, mientras una joven sentada en una silla, aislada del escalofriante público, absorbe las palabras del falso predicador. Sus manos ocultas en un manguito contrastan con la actitud de una hechicera a la izquierda que, obedeciendo a las instrucciones del macho cabrío mira sus manos, como si leyera en ellas el futuro, asustada, como el resto de las brujas.

La ignorancia humana. Goya había representado ya anteriormente unas escenas de brujas, como en la serie de aguafuertes de los Caprichos, de 1799, que reflejaban, según el artista, la imaginación humana oscurecida por la ignorancia, la superstición o el desenfreno de las pasiones y servían para censurar los errores y vicios de los hombres. Concibió así esa realidad humana que la Ilustración europea del siglo XVIII, al seguir la máxima de la Razón, había tildado como potencias contrarias a esta. Con ello, utilizó el género pictórico del capriccio, tradicionalmente de pequeño formato, en el que un artista podía expresarse con libertad, sin oponerse contra la jerarquía académica de los géneros pictóricos. Por tanto, con su novedosa creación de un asunto como El aquelarre en tamaño monumental y reservado hasta entonces a la pintura de historia, mitología o alegoría, ennobleció el género del capriccio con su capacidad de crítica. En El aquelarre, como en otras escenas de las Pinturas negras pintadas durante el Trienio Liberal, tematizó nuevamente el poder que pudo ejercer sobre el ser humano el temor a las fuerzas invisibles y el espanto de las brujas, todo ello alimentado por las falsas enseñanzas y la ignorancia. Ambas fueron criticadas por los liberales en la prensa de estos años, impulsados por la restitución de la Inquisición por Fernando VII. Mariano, que había recibido una educación ilustrada, pudo entender fácilmente la aguda escena del aquelarre en la que las espeluznadas son las brujas, tal vez por ver su futuro cuestionado, y que, hasta hoy, en tiempos de una continua distribución de las más variadas comunicaciones, no ha perdido de su actualidad.

Julio Verne: Veinte mil recuerdos

ESFERA CULTURAL

Julio Verne: Veinte mil recuerdos

El 120 aniversario del fallecimiento del autor francés arranca una serie de conmemoraciones que culminarán con el bicentenario de su nacimiento en 2028.
JULIÁN DÍEZ
Fotografía tomada por Gaspard-Félix Tournachon, “Nadar”, en torno a 1878. FOTO MUSÉE JULES VERNE

Julio Verne se refugió en los sueños. Pero lo hizo de una manera singular: soñando con lógica y limitándose a aquellos que creía que podrían hacerse realidad. Eso convierte su recuerdo en imperecedero. Un recuerdo que se reavivará aún más en el ciclo de conmemoraciones que arranca en 2025, con el 120 aniversario de su muerte, y que se cerrará en 2028, con el bicentenario de su nacimiento.

La exposición interactiva Jules Verne 200 se estrenó en el Centre d’Arts Digitals de Barcelona el pasado mes de septiembre, y recorrerá diversas capitales europeas hasta culminar con su presentación en París en 2028, cuando se cumplirán 200 años del nacimiento del autor. Se trata de la producción más ambiciosa de las creadas por la productora IDEAL (Layers of Reality), con salas inmersivas, realidad virtual, zona de metaverso y salas de exposición tradicionales.

También habrá actividades singulares en los dos museos dedicados a la vida del escritor: el de su ciudad natal, Nantes, y el de la localidad en que falleció, Amiens (situado de hecho en la casa en la que vivió los últimos años de su vida, y en la avenida a la que hoy da nombre). Nantes incentivará el contenido verneano de su festival veraniego Le Voyage à Nantes, en el que extrañas criaturas a vapor recorrerán las calles de la ciudad combinando las fantasías del autor con las de Leonardo da Vinci y otros visionarios anteriores al siglo XX.

 


LA EXPOSICIÓN INTERACTIVA JULES VERNE 200 SE ESTRENÓ EN EL CENTRE D’ARTS DIGITALS DE BARCELONA EL PASADO MES DE SEPTIEMBRE


 

Familia de juristas. Todos estos reconocimientos hubieran complacido sin ninguna duda a Verne, que, pese a su descomunal éxito literario, era una persona de ego sensible. No en vano tuvo que enfrentarse a la oposición paterna para desarrollar su carrera de escritor, ya que la familia esperaba que se dedicara a la abogacía. En su lugar, Verne apostó por la literatura, inicialmente en teatro con el apoyo de los Dumas.

Gabriel Verne, abuelo del escritor, del que recibió su poco utilizado segundo nombre, llegó a ser consejero notario del rey Luis XV en los últimos años de su reinado. Este cargo conllevaba la autenticación de documentos, el registro de actas, la supervisión de procedimientos legales y el asesoramiento en asuntos administrativos para el monarca. Después fue el presidente del colegio de abogados de Nantes, donde ejercería más tarde su hijo Pierre durante décadas.

Pese a estos vínculos y a las fuertes presiones que ejerció su padre sobre él cuando le envió a París para proseguir sus estudios, Julio no mostró jamás verdadero interés por el derecho. En cambio, además de la escritura, siempre se sintió atraído por el mar, que había sido el campo de actividad profesional de su familia materna. Si bien el escritor se limitó a la navegación como aficionado, su hermano Paul se convirtió en marino profesional. Pierre Verne debió reconciliarse con las aficiones de sus hijos al cabo de los años, ya que les regaló un pequeño foque cuando terminaron sus estudios.

Verne se centró algo con su matrimonio en 1857 con Honorine, viuda con dos hijas, pero la ilusión le duró poco: ni siquiera estuvo en el nacimiento de su único hijo, ya que se marchó de viaje a Noruega y Dinamarca. Sin embargo, sus singladuras (el mar siempre fue su más verdadero amor; tuvo tres barcos denominados todos ellos Saint Michel) y esa heterodoxa acumulación de conocimientos encontró al fin un destino cuando conoció al editor Pierre-Jules Hetzel.

Tras rechazar su primera y revolucionaria propuesta (París en el siglo XX, editada finalmente en 1994, que es mucho más cercana a lo que hoy entendemos como ciencia ficción que sus trabajos posteriores), Hetzel publicó en 1863 la aventura Cinco semanas en globo, que fue un éxito inmediato. Con poco más de 35 años, firma un contrato por dos novelas anuales, los llamados Viajes Extraordinarios, por una cantidad inédita hasta el momento: 20.000 francos al año. Y los éxitos se sucederán: Viaje al centro de la Tierra (1864), De la Tierra a la Luna (1865), Veinte mil leguas de viaje submarino (1869), La vuelta al mundo en 80 días (1872, su novela más vendida), La isla misteriosa (1874), Miguel Strogoff (1876),…

Sueños científicos. Desde el principio, Verne tuvo la idea de presentar de forma divulgativa al público lector potenciales adelantos científicos. Y hasta hoy es recordada su capacidad no tanto profética, sino deductiva. Aunque ya existían pequeños submarinos, dotó al Nautilus del capitán Nemo de una autonomía y tamaño que sólo se alcanzarían años después, por ejemplo. Otros de sus hallazgos más recordados, como estimar que el primer viaje lunar partiría de Florida, pueden también atribuirse a cierta fortuna aliñada por la lógica.

“Todo lo que un hombre puede imaginar, otro podrá convertirlo en realidad” es una de sus citas más celebradas. En su caso, así ha ocurrido con ideas tan variadas como las videoconferencias, los ascensores, las bombas de racimo, los helicópteros o las muñecas capaces de hablar.

Con el paso de los años y los sinsabores personales (tampoco se entendió nunca con su hijo), Verne fue alejándose del optimismo inicial de sus primeras obras para denunciar los peligros de las armas de destrucción masiva en Ante la bandera (1896); de la ciencia sin control en Dueño del mundo (1897); o incluso tomar partido sin recato por el anarquismo en Los náufragos del Jonathan (1897). Estas obras suelen ser más breves, sin el conformismo de las precedentes, y sólo hoy se las reivindica críticamente como una aportación valiosa y distinta, más próxima al imaginario de H.G. Wells.

 


HABRÁ ACTIVIDADES EN LOS DOS MUSEOS DEDICADOS A LA VIDA DEL ESCRITOR: EL DE SU CIUDAD NATAL, NANTES, Y EL DE LA LOCALIDAD EN QUE FALLECIÓ, AMIENS


 

Tras su fallecimiento todavía se publicarían varios de sus libros pendientes; algunos se considera que tuvieron una intervención excesiva de su hijo Michel para culminarlos (por ejemplo, omitió el uso del esperanto al que Verne se había comprometido en uno de ellos). Dos años después, en su tumba, el escultor Albert Roze añadió una estatua del autor saliendo de la piedra, buscando la luz como hizo siempre en sus obras: la tituló Hacia la inmortalidad y la eterna juventud. Si no el propio escritor, desde luego sus obras sí son inmortales y se mantienen eternamente jóvenes.

Verne y Wells, pioneros complementarios
Verne es una excepción en el panorama de la literatura popular del fin del siglo XIX. Mientras que casi todos los padres fundadores de los que serían luego llamados géneros literarios (Edgar Allan Poe, Robert Louis Stevenson, Arthur Conan Doyle…) eran anglosajones, y la literatura francesa se centraba en derivaciones del realismo (folletín, novela histórica), Verne dio comienzo de forma casi involuntaria al «romance científico», que décadas más tarde sería rebautizado como «ciencia ficción» por el mercado estadounidense. Sin embargo, no tardó en aparecer un rival anglófono: H. G. Wells. Ambos dieron lugar a las grandes tendencias del género hasta hoy: la del rigor científico de Verne frente a la preocupación por las consecuencias sociales de los cambios tecnológicos de Wells. Todo podría resumirse en una frase que el francés dijo del inglés cuando le preguntaron por sus libros: “¡Él se inventa las cosas!”
El anacronópete, un triunfo español

El éxito internacional de Verne provocó la aparición en casi todas las lenguas de escritores de «romance científico». En España, el más recordado hasta hoy es el madrileño Enrique Gaspar y Rimbau (1842-1902), un diplomático de carrera que estrenó una veintena de obras de teatro. En 1881, escribió en formato de zarzuela la obra por la que es recordado y que se ha reeditado en múltiples ocasiones: El anacronópete, la primera historia jamás publicada con una máquina del tiempo. Se ha especulado con la posibilidad de que Gaspar (que hablaba y leía francés con fluidez) visitara en alguna ocasión a Verne, dado que desarrolló la mayor parte de su carrera profesional en distintas ciudades francesas, pero no existen pruebas fehacientes de ello.

Trenes de proyectiles para la luna. Ilustración para De la tierra a la luna (edición de 1968). Henri de Montaut (autor) y Adolphe François Pannemaker (xilograbador). FOTO BIBLIOTECA PÚBLICA DE BOSTON
Paisaje submarino de la Isla Crespo. Ilustración para 20.000 leguas de viaje submarino (edición de 1971). Alphonse Neuville (autor) y Henri Théophile Hildibrand (xilograbador). FOTO BIBLIOTECA DE ST. MICHAEL'S COLLEGE
Mural en la calle de L’Échelle, en Nantes. FOTO TRAVESÍAS.
Leer a Verne hoy

Dado que se estima que el autor francés es el segundo más publicado en todo el mundo, solo por detrás de Agatha Christie (y sin contar los libros religiosos por no tener autores identificados), es fácil entender que las posibilidades de leerle en español son incontables. Sin embargo, dado que sus obras están libres de derechos, abundan las publicaciones de mala calidad, que en ocasiones se nutren de traducciones decimonónicas que hoy resultan anticuadas al lector. También son numerosas las ediciones (como las de Molino o Susaeta) en que se resumen los textos, eliminando por ejemplo las partes más centradas en explicaciones técnicas. Veinte mil leguas de viaje submarino es hoy una de las novelas mejor tratadas, con ediciones recientes en Cátedra y Penguin Classics. La colección Tus Libros Selección de Anaya o las editoriales Valdemar y Akal tienen traducciones recientes de calidad. Esta última cuenta con la única edición disponible hoy de la pionera París en el siglo XX.

PARA SABER MÁS

La web del museo de Julio Verne en Nantes da cuenta de su sensacional fondo de publicaciones y curiosos objetos conmemorativos

La Biblioteca Virtual Universal creada por entidades académicas argentinas es una de las iniciativas online que recogen los textos de Verne, que ya son de dominio público y por tanto pueden (en traducciones antiguas) leerse de forma gratuita y legal. 

La única estatua consagrada en España al escritor francés está en Vigo, ciudad muy hermanada con su recuerdo por distintas razones. En la cercana Redondela hay otra estatua del Capitán Nemo con dos buzos.

“Los Caminos de Santiago en Europa», por Jorge Martínez-Cava

ESFERA CULTURAL

JORGE MARTÍNEZ-CAVA,
presidente de la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago

“Los notarios han sido testigos privilegiados de la experiencia de los peregrinos a Santiago. Gracias a su labor, disponemos de una valiosa fuente documental”

Los Caminos de Santiago en Europa

Cuando hablamos del Camino de Santiago siempre pensamos en el denominado Camino Francés, que transcurre entre Roncesvalles o Somport hasta Santiago de Compostela; no puede ser de otro modo. Es el Camino que describe el Codex Calixtinus, y que vienen recorriendo millones de peregrinos desde el siglo IX.

Es el gran camino, histórico, referencia absoluta de la peregrinación y con todos los reconocimientos posibles.

Pero los Caminos de Santiago no acaban en el Camino Francés.

En 1987, el Consejo de Europa, presidido por Marcelino Oreja Aguirre, declaró al Camino de Santiago como Primer Itinerario Cultural Europeo. En su resolución dejaba claro que se refería a todos los caminos que se dirigen a Santiago en Europa y que son rutas de peregrinación vivas en la actualidad. Se trataba, en definitiva, de promover la recuperación de las rutas de peregrinación a Santiago y necesitaban un impulso para su revitalización.

Definía cuatro criterios para que una ruta fuese Camino de Santiago: que tuviese restos históricos jacobeos; que estuviese debidamente señalizada; que hubiese lugares de hospitalidad, y que pasasen peregrinos en la actualidad.

A partir de ahí, un movimiento imparable de asociaciones jacobeas en toda Europa se puso en marcha para recuperar los viejos caminos de peregrinación que atraviesa el continente. Ha sido, y es, un movimiento civil de voluntarios sin precedentes y apenas ayudas oficiales, que han buceado en archivos, señalizado y desbrozado caminos, creado albergues y casas de acogida. Ha sido, y es, un movimiento que ha logrado poner en pie más de 300 caminos de Santiago, con 80.000 km. señalizados, 2.000 lugares de hospitalidad que unen toda Europa en una red de solidaridad y cultura común, con valores que hacen al Camino de Santiago la red de peregrinación más grande del mundo y con una vitalidad creciente.

Desde ese año, 1987, el movimiento asociativo jacobeo tuvo claro que debía organizarse a nivel internacional, sobre todo en Europa, porque los Caminos de Santiago se explican desde Europa por su historia, su geografía y, por encima de todo, sus valores, basados en la solidaridad, hospitalidad, encuentro entre culturas y sentimiento común espiritual.

No ha sido sencillo lograr este objetivo. Hemos tardado más de treinta años en lograrlo.

Pero el pasado mes de julio, más de 150 asociaciones de amigos del Camino de Santiago, con 40.000 asociados de 18 países, hemos creado la federación de asociaciones Camino Europa Compostela para dar la máxima visibilidad a los Caminos de Santiago y atención a los peregrinos que atraviesan Europa, desde Ucrania, Noruega, Finlandia y todos los rincones de la península ibérica, que caminan para unirse al río común que entra en Galicia y llega a Santiago de Compostela y, a veces, sigue hasta el fin del mundo, Finisterre.

Los Caminos de Santiago explican la historia de Europa de los últimos siglos y unen los pueblos del viejo continente sin que las fronteras o las múltiples lenguas nos separen y es un orgullo participar en esta hermosa tarea de voluntarios por dar vida a estos caminos de peregrinación.

Por otro lado, la declaración como Primer Itinerario Cultural Europeo ha permitido profundizar en otros elementos que son fundamentales en el devenir de los Caminos de Santiago. En la última resolución del Comité de Caminos del Consejo de Europa se hace hincapié en recuperar el patrimonio material, inmaterial y natural jacobeos que nacen alrededor de los caminos, pero que se expande mucho más allá.

La resolución nos invita, nos insta, a trabajar en este sentido.
No hay duda de que el arte románico o el gótico se explican en gran medida por el Camino de Santiago y el catálogo de monumentos alrededor de los Caminos de Santiago es inmenso.

Pero toca identificar todas las historias, milagros y leyendas que se plasman en un rico acerbo de sagas, canciones, milagros y cuentos que refuerzan el sentido de la peregrinación.

Un ejemplo es la leyenda del ahorcado que transcurre por primera vez en Santo Domingo de la Calzada. Un joven es ahorcado por la falsa denuncia de una posadera y permanece vivo hasta la vuelta de la peregrinación de Santiago de sus padres, que acuden al alcalde para pedirle que lo descuelguen, quien responde que el ahorcado está tan vivo como la gallina asada que se está comiendo, y la gallina se pone a cantar en ese momento.

Este milagro se repite a lo largo de toda Europa y es un símbolo de la tradición común de la cultura de la peregrinación.
Deseamos recuperar todos los elementos del patrimonio inmaterial que giran alrededor del Camino de Santiago.

Por esta razón pensamos que en algún momento habrá que bucear en los archivos de las notarías para buscar los escritos que hacen referencia a los actos jurídicos, como donaciones, testamentos, compra y venta de propiedades, matrimonios y demás documentos legales que se han ido depositando por los peregrinos en los despachos de las notarías a lo largo de los siglos porque, estamos convencidos, encontraremos un auténtico filón de la historia de la peregrinación.

Los notarios han sido testigos privilegiados de la experiencia de los peregrinos a Santiago. Gracias a su labor, disponemos de una valiosa fuente documental que nos tiene que permitir reconstruir la historia de los Caminos de Santiago y comprender mejor la vida de quienes la recorrieron: los peregrinos.

Entrevista a Muriel Romero, directora de la Compañía Nacional de Danza

ESFERA CULTURAL

Muriel Romero,

directora de la Compañía Nacional de Danza

“Mi propuesta es versátil y brinda su espacio a coreógrafos y dramaturgos nacionales”

Bailarina, coreógrafa, pedagoga, gestora cultural o investigadora, son algunos de los méritos que acreditan a Muriel Romero como directora de la Compañía Nacional de Danza (CND), puesto que no ocupaba una mujer desde hace más de tres décadas. Asume el cargo después de haber sido recompensada en grandes certámenes como primera figura en conjuntos internacionales de danza y de haber creado la compañía Stocos.
JUAN ANTONIO LLORENTE

Cuando usted bailaba para la Compañía Nacional de Danza (CND) que dirigía Maya Plisetskaya, ¿imaginó que ocuparía ese cargo en el futuro?

No, era muy pequeña entonces, solo tenía quince años. En aquel momento lo que me interesaba era bailar, bailar y bailar. Quizás pensé en dirigirla en la época de Nacho Duato pero tampoco muy conscientemente. La coreografía y la dirección siempre han estado dentro de mí pero las fui incorporando a mi vida un poco más tarde, como una consecuencia lógica, orgánica. Llevo dedicándome a esto desde los once años, cuando salí de mi casa en Murcia, y acabo de cumplir cincuenta y dos. Toda mi vida sacrificada a la danza en activo: en compañías institucionales y grandes conjuntos. Hasta que me pasé al mundo independiente, creando Stocos, mi propia compañía.

¿Seguirá bailando?

En la Compañía Nacional de Danza no voy a hacerlo, pero he bailado hasta ayer. Entre los 35 y los 40 años se produce un cambio en los seres humanos. En el caso del bailarín, llegando a los 40, el cuerpo requiere otros cuidados, otro tipo de actividad. Después de tanto tiempo de aquí para allá, me apetecía conocer otros ambientes, otras formas de crear.

Sucede a Joaquín de Luz, que recuperó el neoclásico, y este a su vez sucedía a José Carlos Martínez, devoto del clásico. ¿Hacia dónde apunta su propuesta?

En la línea que empezó José Carlos, volviendo a esa oferta versátil de los siglos XIX, XX y XXI: al repertorio clásico, neoclásico y a las coreografías actuales, contemporáneas. También me interesan las piezas de absoluta vanguardia, con miradas únicas de grandes artistas del presente y brindar su espacio a coreógrafas, coreógrafos y dramaturgos nacionales. Como, por ejemplo, La Ribot, la primera española con un León de Oro de la Bienal de Danza de Venecia. También quiero mostrar un Onegin de John Cranko, que no se ha visto aquí. Para el primer programa voy a rescatar Serenade, una pieza de Balanchine que trajo la bailarina María de Ávila. Esas obras maestras que forman parte de la compañía hay que sacarlas del cajón y volver a darles vida. Sin olvidar la danza del futuro.

 


AL BAILARÍN LE DOY LIBERTAD PARA QUE SEA ARTISTA, NO MERO EJECUTANTE


 

Ese aspecto futurista me descoloca.

Si no se conocen mis trabajos en Stocos, es fácil tener ese sentimiento. En este momento estoy al servicio de una compañía que, después de veinte años con Nacho Duato, tiene un repertorio muy amplio. Suyo, y de otros coreógrafos como Ohad, Forsythe, con los que también vamos a contar. En la Compañía no puedo apostar por un extremo. Bailando en Múnich o en Berlín, tenía una pieza de Momix de 1989 y luego La Bella durmiente. Debe haber variedad, para lo que es preciso que los bailarines sean de lo más versátil.

¿Cómo transmite sus ideas al bailarín? Su colega Tamara Rojo aboga por darle libertad para que sea valiente.

Yo le doy libertad para que sea artista, no un mero ejecutante. Mi asistente de dirección, Ana Catalina Román, ha trabajado veinte años con William Forshythe, la casa donde se han fabricado cantidad de movimientos, porque los bailarines eran creativos a través de esa búsqueda, mediante la improvisación y la composición. Estoy trabajando mucho desde esa libertad el aspecto de mente abierta-bailarín creativo y valiente, por todo lo que sacrifica desde muy pequeño por su pasión y porque, de forma natural, se expone desde una corta edad ante mil, dos mil personas. Es algo que conozco bien. Y esa disciplina, te da libertad.

Hasta ayer mismo, el baile en España era la “Cenicienta de las artes” y Madrid, el “yermo de la danza”. Usted se encuentra con un ballet flamenco de la Comunidad, y con María Pagés gestionando un teatro del ayuntamiento. Tanta oferta ¿funciona a favor de la danza o puede confundir?

Cuanto más se multiplique y más centros coreográficos y compañías haya, mejor. La crisis de 2008 se cargó muchos festivales: el famoso de Escena Contemporánea y el de Música de Alicante desaparecieron. Yo apuesto definitivamente por que se hagan cosas y pasen cosas. Cada propuesta de cualquier comunidad y de cualquier color político redundará en favor de este arte sublime. ¡Que surjan compañías, que hay muchísima gente interesada! A mi audición se presentaron casi quinientas personas. Necesitamos más espacios y más teatros, y para ello abogo por la unión del sector. Desde mi estancia en Roma, tras nueve meses con veintiún artistas de diferentes disciplinas, mi amor por la danza se multiplicó. Con esa perspectiva, ves tu propio arte en otra dimensión, y lo valoras mucho más. El bailarín es un ser frágil, en conexión constante con su cuerpo, su psique, su espíritu y sus emociones.

 


CUANTO MÁS SE MULTIPLIQUE EL ARTE Y MÁS CENTROS COREOGRÁFICOS Y COMPAÑÍAS HAYA, MEJOR


 

¿Pugna o colaboración con Pagés?

Siendo vecinas y amigas ¡cómo no va a haber colaboración! Así es el arte. La Compañía va a actuar en su sala del Centro de Danza Matadero el 7 de junio en un proyecto europeo muy interesante, compartido a través de un agente de Londres. Y tenemos programa también en mayo de 2026.

Van como invitados, después de tanto tiempo luchando por un teatro propio…

Que tras cuarenta y cinco años la Compañía Nacional de Danza no tenga teatro, sólo prueba que no existe voluntad política. Que nadie ha dicho: esta gente necesita un teatro ¡que es la Compañía Nacional y hay un dinero público que los españoles estamos pagando y tiene que revertir en más espectáculos! Yo estoy dirigiendo esta compañía de cien personas, pero haciendo casi la misma labor que hice quince años en Stocos: buscar teatros, hablar con ellos. Algunos nos programan regularmente, pero eso no quita que, hasta que me vaya, siga reclamando nuestro teatro en cada entrevista.

Habla de los que se han ido. ¿También en la danza hay fuga de cerebros?

Sí. En mi programa está un “No a la fuga de puntas”. Yo no me he quedado como primera bailarina en Berlín haciendo veinte o treinta años Bellas durmientes cada dos semanas, ni me ha interesado nunca ser una estrellita. Quería ver, vivir, otras cosas. Estaba de primera bailarina, y de repente me venía con Nacho Duato para un contrato de cuerpo de baile, para luego volver como solista. Siempre me ha importado bailar y aprender y conocer más sobre este mundo que no eliges tú; te elige.

Un objetivo al que quiera apuntar en estos cinco años…

El proyecto que pretendo sacar adelante es complicado. Ante todo, por la falta de ese teatro en que hacer cada año tres programaciones y cinco o seis creaciones, que luego fueran girando. Sería lo ideal. Mi objetivo es intentar que el bailarín esté bien alimentado de una versatilidad de estilos, que crezca artísticamente. Y poder satisfacer al público, intentando darle lo que pide, porque es el deber de esta compañía.

Parte de ese público se ha preocupado al escucharle que no quiere tantas Bellas durmientes y tantas Cármenes.

Cuando hablo de mis preferencias por la creación contemporánea, nueva, actual, es porque prefiero programar un Onegin, y voy a intentarlo. Pero no por ello estoy en contra del repertorio. Hay grandes trabajos, como la Sylphide que presentamos el mes pasado, para la que vino de Copenhague Petrusjka Broholm, que procede de esa tradición y es única reflejando el romanticismo. A lo que me refería es a las reposiciones, que se presentan como esta es “mi Carmen” o este es “mi Romeo y Julieta” y en el noventa y nueve por ciento de los casos no valen nada. Tienes que ser un gran coreógrafo como Massine o Petipa -y genios así salen tres cada siglo-, de los que hay reposiciones maravillosas, que puedes comprar, alquilar o coproducir con otros teatros. Fuera de eso anda que no hay historias interesantes en la literatura, como para vender “tu” Bella Durmiente o “tu” Cascanueces. Con diez vídeos del mercado, hacen su versión y se forran, porque sólo les interesa ganar dinero.

¿Dónde encontrarla?

Responsabilizándose de la Compañía Nacional de Danza en cada actuación dentro y fuera de España. O en su despacho resolviendo el gran puzzle para celebrar en 2029 el medio siglo de vida de la compañía.

Leer un cuadro: La mujer barbuda o Magdalena Ventura con su marido

ESFERA CULTURAL

LEER CUADROS

CONVENIO EL PRADO-FUNDACIÓN NOTARIADO

CLAVES DE LA OBRA

Autor: Ribera, José de
Fecha de creación: 1631
Material: Óleo sobre lienzo
Ubicación: Almacén
Medidas: 194 x 125,5 cm

La mujer barbuda o Magdalena Ventura con su marido
Pintado en Nápoles en 1631 por José de Ribera y en depósito en el Museo del Prado desde 2004, el imponente doble retrato de Magdalena Ventura con su marido, y el bebé al que ella ofrece un único gran seno, acariciado por su espesa barba negra, es indudablemente uno de los cuadros del siglo XVII más analizados en nuestro siglo XXI.
BÉNÉDICTE SAVOY,

profesora de Historia del Arte en Technische Universität de Berlín

A través de los tiempos, y en una bella frontalidad, dos venerables personajes barbudos nos plantean cuestiones de plena actualidad: la virilidad, la maternidad, la fluidez de los géneros y los modelos de vida, la tolerancia respecto a la ambigüedad, o el paso del tiempo visible en nuestros cuerpos. Se ha escrito mucho sobre este lienzo últimamente, y a buen seguro no es más que el principio de un largo camino.

Sin embargo, el cuadro de Ribera encierra otra historia, también de actualidad pero menos conocida: la del desplazamiento forzoso de obras de arte en tiempos de guerra, ocupación y conquistas territoriales, así como su restitución. En este caso hablamos en concreto de la agresiva apropiación por parte de la Francia revolucionaria, y posteriormente napoleónica, del patrimonio cultural de las naciones europeas sometidas a sus ejércitos. El retrato de Magdalena Ventura, ‘seleccionado’ bajo el reinado de José I Bonaparte para ser mandado a París junto con otros centenares de pinturas pertenecientes a la aristocracia española, llegó efectivamente a la capital francesa a finales del año 1813, justo unas semanas antes de la primera caída de Napoleón y del restablecimiento de la monarquía francesa en la primavera de 1814. Apenas derrotado Napoleón, una serie de emisarios de todos los países europeos, incluida España, exigieron al recién restaurado monarca que retornase a sus legítimos propietarios las decenas de miles de obras que les habían sido confiscadas. Se concluyó entonces un acuerdo diplomático secreto: con objeto de preservar la integridad del Musée Napoléon, “el más importante museo del universo”, que pasaría a denominarse Musée Royal (el actual Musée du Louvre), París se comprometió a devolver obras, pero solo las que no estuvieran expuestas públicamente. Se iniciaron entonces las labores de embalaje, pero los comisionados europeos no tardaron en comprender que, en el museo parisino, ni el director, Dominique-Vivant Denon, ni sus empleados, ponían mucho interés en el cumplimiento del acuerdo y solo buscaban ganar tiempo.

 


EL LIENZO FUE RESTITUIDO A ESPAÑA TRAS EL PERÍODO DE LOS CIEN DÍAS Y LA SEGUNDA ABDICACIÓN DE NAPOLEÓN EN 1815


 

Las tensiones alcanzaron su punto álgido en el verano de 1814, cuando Denon, alegando causas de importante interés científico, decidió presentar en el Gran Salón del Louvre una exposición de obras inéditas. En su diario personal, un emisario prusiano anotaba, exasperado: “Constato con indignación la insolencia de los administradores del museo, que ahora se ponen a exponer cuadros que mantenían guardados en sus almacenes, ¡y entre otros cuadros expuestos desde hace tiempo! ¡Eso es mala fe!”. La exposición se inauguró el 25 de julio de 1814. Junto a los llamados pintores primitivos alemanes e italianos, se presentaron obras maestras de la escuela española, entre ellas el retrato de Magdalena Ventura. Un cronista de la época procedente de Alemania escribiría: “Parece ser que a los treinta años a esa mujer le creció una barba de hombre. Esa extraña circunstancia no le impidió encontrar un marido, con quien tuvo varios hijos. El pintor español la representa a sus cincuenta y dos años, amamantando a su bebé. Cuesta imaginar algo más impactante que ese pecho asomando bajo su larga barba negra”. El lienzo fue finalmente restituido a España, tras el período de los Cien Días y la segunda abdicación de Napoleón en 1815. Fue por aquel entonces cuando, a modo de guiño, Goya realizó, en su célebre cuaderno de bordes negros, un dibujo de un bebé en los brazos de una mujer barbuda, anotando a lápiz en la parte inferior las siguientes palabras: “Esta mujer fue retratada en Nápoles por Jose Ribera o el Españoleto, por los años de 1640”. Queda por ver dónde y cuándo vio el cuadro Goya… Magdalena Ventura sigue interpelándonos.

Impulso a la formación jurídica

ESFERA CULTURAL

T E N E R I F E 2 0 2 4

Impulso a la formación jurídica

En la era de la globalización, también las entidades educativas deben interconectarse y ampliar sus ámbitos de actuación. Así lo han entendido las que se han incorporado desde treinta países a la Fundación Universitaria Iberoamericana (Funiber), que ahora se ha aliado con el Consejo General del Notariado para impulsar la formación jurídica.
JULIÁN DÍEZ
De izda. a dcha.: Santos Gracia Villar, presidente de la Fundación Universitaria Iberoamericana y José Ángel Martínez Sanchiz, presidente del Consejo General del Notariado, tras la firma del acuerdo.

Con el protocolo de colaboración, firmado el 20 de septiembre pasado en Tenerife por cuatro años de vigencia inicial, la primera plataforma internacional universitaria del ámbito de la Iberofonía pone a disposición del Consejo General del Notariado la posibilidad de cursar doctorados, maestrías y especializaciones sobre materias jurídicas, politológicas, de recursos humanos y de comunicación. En total, son ciento cincuenta programas académicos los que alberga Funiber.

Los beneficiarios de este protocolo vendrán a sumarse a los miles de becados en estudios de posgrado, licenciatura y doctorado de todo el mundo que amplían sus conocimientos a través de Funiber, en particular en países de habla española y portuguesa.

 


EL OBJETIVO PRINCIPAL DEL ACUERDO ES LA REALIZACIÓN DE PROYECTOS DE COOPERACIÓN PREFERENTEMENTE EN LOS ÁMBITOS DEL DERECHO,LA EDUCACIÓN Y LA CULTURA


 

Apuesta por la igualdad. Funiber interconecta a sesenta centros como la Universidad Europea del Atlántico (Santander), la Universidad de Extremadura, la Universidad de Castilla-La Mancha, la Universidad Iberoamericana de México (Campeche), la Universidad Internacional Iberoamericana de Puerto Rico (Arecibo), la Fundación Internacional de Colombia (Bogotá) o la Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial, así como también universidades de habla lusa en Portugal, Brasil o Angola.

Nacida en 1997 en Barcelona, Funiber destaca entre sus objetivos “formar personas como iguales con una educación internacional de primer nivel y categoría, sin dejar de lado lo que cada país aporta en su individualidad, singularidad y ventajas comparativas”. Para ello se guía por las conclusiones de la Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el siglo XXI: Visión y Acción, que fue presentada por la UNESCO en París en 1998. En ese texto se incluye el que Funiber considera como su lema principal: Educación permanente durante toda la vida, facilitando que todo individuo pueda educarse donde viva y trabaje.

Por ello no pone su foco únicamente en quienes tengan una carrera universitaria, sino que ofrece sus cursos a distintos grupos y niveles de profundización: “Cada cual debe poder elegir el camino que más le satisfaga en la materialización de su proceso personal de aprendizaje y formación cultural e intelectual”, declara entre sus intenciones.

Con esos objetivos, Funiber desarrolla sus actividades a través de tres ejes fundamentales de actuación: promover la creación de programas académicos interuniversitarios, en particular en modalidad de maestrías de doble titulación; apoyar en la formación y en proyectos de I+D+i y de cooperación internacional; y buscar soluciones de formación a medida y gestión del conocimiento para empresas e instituciones.

Online y sin horarios. Su modelo educativo es no presencial. Incide en la búsqueda de promover un espacio cómodo para el estudiante caracterizado por la eliminación de los problemas de horarios, desaparición del tiempo de desplazamientos, seguimiento continuo de estudios y a través del campus y de una agenda personal; ajuste del ritmo de estudio a los intereses y vida personal del estudiante; y aplicación directa de los conocimientos adquiridos al ámbito laboral.

El protocolo con el Consejo General del Notariado viene a sumarse a los acuerdos que Funiber ha firmado ya con entidades como la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), el Organismo Internacional de Juventud para Iberoamérica (OIJ), la Real Academia de la Historia, la Fundación Carolina y otras instituciones de carácter nacional, regional o local.

En el texto del protocolo se destaca como objeto principal “la realización de programas y proyectos de cooperación que sean considerados de interés mutuo y con carácter preferente en los ámbitos del Derecho, la Educación y la Cultura, con el objeto de promover el progreso de las sociedades de los países de lenguas española y portuguesa en los distintos continentes”.

Ambas entidades “comparten interés en el impulso de la formación superior de calidad dirigida a los ciudadanos de los países iberohablantes en todas las áreas del conocimiento, particularmente en la jurídica, en el ámbito de los recursos humanos y en el de la comunicación. En este sentido, las partes manifiestan su voluntad de colaborar en la realización de programas, proyectos y actividades de cooperación, incluyendo la formación permanente dirigida a funcionarios públicos”.

Relevancia cultural

Funiber también cuenta con una notable obra cultural, de importante impacto en distintos ámbitos artísticos (en particular pintura y música), que pone “a disposición de los ciudadanos, con el objeto de contribuir a la formación integral de la persona”. En el momento de redactar estas líneas, por ejemplo se encuentra la exposición de litografías y grabados de Pablo Picasso El entierro del Conde de Orgaz y la Flauta Doble, en el Museo Arqueológico Nacional de Benguela (Angola), con fondos del pintor malagueño que pertenecen a la propia fundación, o la exposición de las series Las cenas de Gala y Los sueños caprichosos de Pantagruel, de Salvador Dalí, en la sala de exposiciones del Centro de Formación de la Cooperación Española en La Antigua Guatemala. El protocolo firmado con el Consejo General del Notariado también recoge futuras actividades en este campo, ya que augura la organización conjunta de “actividades en el ámbito cultural (conciertos de música, exposiciones y conferencias, entre otras) que muestren el trabajo de artistas y expertos de los países de lenguas española y portuguesa”.

Ambas entidades desean fomentar la formación superior de calidad de los ciudadanos, particularmente la jurídica.

Entrevista a León de la Torre, director general de Casa América

ESFERA CULTURAL

León de la Torre Kreis,

director general de Casa América

“Cada día se reconoce más el valor del español: ese instrumento que une a 500 millones de personas”

Nacido en Washington en 1969, con tres décadas acreditadas como diplomático en el Viejo y el Nuevo Continente, León de la Torre Kreis es desde febrero de este año director general de Casa América. Su destino soñado en el que, con la trayectoria que le avala en el campo de la gestión y la cultura, apuesta por estrechar la relación de España y la Unión Europea con América Latina.
JUAN ANTONIO LLORENTE

Ha visto un sueño cumplido. ¿Encontró lo que pensaba?

Como varios compañeros que han estado aquí, he asistido a numerosas actividades desde hace muchos años, y sabía que es esta casa.

¿Qué es?

El sistema de casas de América es un lujo de la diplomacia española. Y un instrumento fantástico que nos permite reforzar los lazos con América. No sólo con la comunidad iberoamericana de América Latina y El Caribe; también con Estados Unidos y Canadá. En todos los ámbitos -político, económico, cultural, social- con debates, encuentros, exposiciones…

¿Llegó con idea de imponer un sello personal?

Creo que fui propuesto y aceptado por el Consorcio, el Gobierno Central a través del Ministerio de Asuntos Exteriores; la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid, por mi trayectoria, tras prácticamente 18 años como diplomático en distintos países de América Central y Sudamérica, cubriendo todos los pasos que hay en la carrera diplomática. Y con distintos sombreros -por la Unión Europea y por España-, ejerciendo funciones tan diversas como cónsul, consejero general, consejero cultural y embajador.

 


“EL SISTEMA DE CASAS DE AMÉRICA ES UN LUJO DE LA DIPLOMACIA ESPAÑOLA. Y UN INSTRUMENTO FANTÁSTICO QUE NOS PERMITE REFORZAR LOS LAZOS”


 

También ha conocido otros destinos.

Además de alguno fuera de la carrera, como el Tribunal Constitucional, y en dos ocasiones previas en Madrid, he estado en China, Bélgica y, brevemente, en Cabo Verde.

¿Existe colisión con instituciones como el Instituto Cervantes o el Ateneo, sustentados por pilares que comparte Casa América?

Intentamos que sean colaboraciones. Trabajamos con el Instituto Cervantes en muchas de sus actividades y él participa en otras nuestras. Con el Círculo de Bellas Artes, otro socio habitual, compartimos agenda de grandes exposiciones en Madrid, ahora mismo en ebullición cultural, en buena parte por ese vínculo con América Latina y el Caribe, que no existía hace treinta años. Hoy, una emigración muy fuerte de esos países, plenamente integrada, le han dado una nota digamos iberoamericana a la ciudad. Por ello, en infinidad de actividades se nos pide que participemos. Trabajamos por ello con muchas instituciones, porque tanta oferta, en la que estamos totalmente integrados, obedece a mucha demanda. El problema es que a veces tenemos que decir no a proyectos muy buenos, por imposibilidad material y de gestión. No podemos hacer veinte exposiciones al tiempo: una cada mes o mes y medio es el ritmo que llevamos. Podemos presentar un determinado número de libros, pero no dejan de llegar peticiones para títulos vinculados a América Latina, por la temática o porque los autores son de allí. Y lo mismo con propuestas teatrales o musicales. Nuestra colaboración es mayor cada vez con el mundo audiovisual: debates académicos con las universidades que quieren hablar de los temas que interesan en América Latina, como crecimiento económico, seguridad, desigualdad, protección al medio ambiente, desarrollo sostenible…

¿Qué público asiste?

Al caracterizar a Casa América una oferta variada, intensa y gratuita, tenemos un público muy diverso, y eso creo que es uno de nuestros puntos fuertes. Según la actividad, puede ser muy joven o mayor. Para las centradas en un país en concreto, como es lógico viene público muy numeroso de ese país, o que tiene vínculos con él. Eso demuestra que nuestra agenda de actividades es vista, leída y analizada por muchísima gente. A veces, lamentablemente, por limitaciones de aforo, aunque alguna de nuestras salas es muy grande -en el anfiteatro caben 400 personas- hay quien se queda fuera. Suele suceder en algunos conciertos, porque si se trata de una exposición, pueden venir otro día.

 


“TRABAJAMOS CON EL INSTITUTO CERVANTES EN MUCHAS DE SUS ACTIVIDADES Y ÉL PARTICIPA EN OTRAS NUESTRAS”


 

Para un diplomático, ¿la gestión es labor grata o ingrata?

Es fundamental. Nosotros hacemos análisis político o estratégico, pero, siendo funcionarios públicos de la Administración General del Estado sometidos a la inspección, al Tribunal de Cuentas, también debemos gestionar. La gestión es exigente, pero la veo como parte esencial de mi trabajo. Tenemos unos medios para usar eficientemente, y un equipo humano, fundamental en este caso, al que es preciso motivar. Es parte esencial de mi labor. Esta casa también sufrió recortes importantes en la crisis de 2008 tanto del equipo como del Presupuesto Público. Desde entonces hemos tenido que hacer un esfuerzo los distintos equipos directivos por conseguir financiación complementaria: a través de la concesión del restaurante o, puntualmente, el alquiler de salas. Contamos con un patronato, que es fundamental y que, para diversificar más allá de las grandes empresas que normalmente están en instituciones como Casa América, pretendemos ampliar incorporando nuevas sociedades españolas y latinoamericanas.

¿Cómo afronta el prisma de la cultura?

Haber sido consejero cultural cuatro años y haber dirigido el Centro Cultural de España en Santiago de Chile me ha dado una experiencia precisa de lo que es ser gestor cultural. Casa América es un instrumento de diplomacia pública y, siendo mucho más que un centro cultural, también es un centro cultural. Luego están los matices, porque cada director tiene sus preferencias. Unos son más literarios; otros más de artes dramáticas o de temas musicales. Yo intento tener una visión equilibrada, convencido de que la oferta tiene que ser variada. Abriéndonos además a nuevos espacios, saliéndonos de esa zona habitual de actuación que se llama zona de confort. Intentando realizar actividades con nuevos medios de comunicación. Por ejemplo: para un público más joven, que quizás no tenía en su radar Casa América, llevamos varios años programando un encuentro iberoamericano de podcast.

Su biografía, por pudor tal vez, orilla a quien hace una década se revelaba como escritor con Yo, William Walker.

Cuando estaba para terminar mi misión en Nicaragua, escribí esa novela histórica, que se desarrolla en el siglo XIX sobre un filibustero norteamericano que llegó a ser presidente de Nicaragua. Tuvo una presencia muy difícil en toda Centroamérica por llevar a cabo varias guerras contra los países vecinos, y finalmente fue ejecutado en Honduras. Pero en varias campañas fue un ejemplo de la política y la diplomacia de aquel momento en una parte del mundo, donde coincidía el interés por cruzar el istmo y llegar del Atlántico al Pacífico justo cuando empezó la fiebre del oro en California. Investigué en archivos históricos de Nicaragua, España y, sobre todo, Estados Unidos. Escribirla me produjo muchas satisfacciones: por indagar en la historia del país donde estaba viviendo, y por tener la fortuna de que me escribiera el prólogo Sergio Ramírez, que luego fue Premio Cervantes.

¿Con Walker se esfuma el escritor?

Aquel momento se dio en unas circunstancias muy concretas: una inspiración, una idea. Obviamente, cuando uno empieza a escribir, tiene por ahí el gusanillo, y hay algunos proyectos, pero aun nada concreto.

Siendo presidente honorario del Festival de Poesía de Granada, en Nicaragua, ¿no ha atacado el género lírico?

Me gusta leer poesía y supongo que como muchos la he escrito cuando era joven. Ahora no. Pero desde luego fue un honor apoyar ese certamen que, a lo largo de muchas ediciones, en la actualidad en formato virtual, ha congregado y congrega poetas de todo el mundo. Le dio realce cultural a la ciudad de Granada, y personalmente lo disfruté mucho.

¿Sigue vigente el eco del realismo mágico en la literatura?

Aquel boom cambió la forma de ver de América Latina, donde hay grandes autores, algunos de los cuales viven aquí: Jorge Volpi, Sergio Ramírez, Gioconda Belli… Una lista enorme, y muchos han pasado por Casa América, donde fomentamos y apoyamos las nuevas vocaciones. Ahora estamos viendo el big bang de las escritoras que, siendo importantes en la época del boom, no fueron visibilizadas. Y las mujeres jóvenes de todos los países de habla española avaladas actualmente por un éxito extraordinario en la literatura.

¿La voz de la mujer se vio silenciada por aquella generación, como ocurrió en España con las sinsombrero de la del 27?

Igual. Por la presencia arrolladora de García Márquez, Vargas Llosa, Jorge Edwards, Donoso… La sociedad no había evolucionado como ahora, cuando la igualdad se ha ido conquistando poco a poco. Pensando en ellas, tenemos ciclos y presentaciones de libros, rehabilitando o recuperando escritoras de esa época con voz propia, que hace años no pudieron lucirse lo que debieron. Creo que ahí también estamos cumpliendo un papel, que ha enriquecido nuestra agenda.

 


“AHORA ESTAMOS VIENDO EL ‘BIG BANG’ DE LAS ESCRITORAS QUE, SIENDO IMPORTANTES EN LA ÉPOCA DEL ‘BOOM’, NO FUERON VISIBILIZADAS”


 

¿Le queda cuerda para rato?

Nuestro nombramiento es con un contrato de dirección hasta tres años. Llevo poco más de medio y me gustaría estar durante un tiempo, porque estoy encantado. Creo que es un privilegio estar al frente de Casa América, además en un momento de España y de Madrid en que la relación con América es tan importante; con una intensidad increíble. Muchos de los temas de América lo son nuestros. Y de política interior. Incluso los contenciosos que podamos tener.

Nada nos es indiferente. Eso es algo que ha cambiado mucho en la España de los últimos veinte o treinta años por el fenómeno migratorio; porque se viaja y se conoce mucho más; porque hay una conexión económica y comercial fundamental y porque cada día se reconoce más el valor del idioma español: ese instrumento que une a 500 millones de personas, que lo utilizan como lengua materna. Algo extraordinario. Y Casa América está para apoyar todas las expresiones de esa realidad.

¿Dónde encontrarle?

Con una agenda de actividades tan apretada, y de la que pretende responsabilizarse hasta el último detalle, lo aconsejable es buscarlo en la agenda que publica la página web de la Institución que de él depende https://www.casamerica.es/

Leer un cuadro: La colección del Museo del Prado en Canarias

ESFERA CULTURAL

LEER CUADROS

CONVENIO EL PRADO-FUNDACIÓN NOTARIADO

CLAVES DE LA OBRA

Título de la obra: Mestiza
Autor: Villanueva y Vinarao, Esteban
Tamaño: 70 x 55 cm
Fecha de creación: 1875
Técnica: Óleo sobre lienzo
Ubicación: Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria

LA COLECCIÓN DEL MUSEO DEL PRADO EN CANARIAS
Una de las iniciativas singulares del Museo del Prado es Prado extendido, cuyo objetivo es proyectar la presencia del Museo en todo el territorio español, facilitando el acceso y la visibilidad de sus fondos a toda la ciudadanía.
REYES CARRASCO GARRIDO,

Conservadora responsable del Servicio de Depósitos

Los bienes culturales viajan para servir a las comunidades. Su contemplación y estudio se convierten en estímulo para la educación, creación y trasmisión de conocimiento. Las colecciones que conforman hoy el Museo del Prado han sido compartidas con otras instituciones desde el siglo XIX, apoyando sus misiones sociales, culturales o de representación institucional.

El Prado tiene depositados 3.420 bienes culturales en 284 instituciones. En las Islas Canarias se encuentran 93 de estas obras, todas ellas en espacios gestionados por las administraciones públicas. En la isla de Gran Canaria se encuentran 38 de estos bienes, distribuidos entre la Casa Colón, en la que hay 14, el Ayuntamiento de Las Palmas, con 21, y el Tribunal Superior de Justicia, con 3. En Santa Cruz de Tenerife el Prado está presente en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, en el que hay 39 obras del Prado; en el Ayuntamiento de la Orotava, donde hay 8; y en el IES Canarias Cabrera Pinto, en La Laguna que guarda 9.

 


EN LAS ISLAS CANARIAS SE ENCUENTRAN 93 OBRAS DEL MUSEO DE EL PRADO, TODAS ELLAS EN ESPACIOS GESTIONADOS POR LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS


 

En su origen, el conjunto depositado daba respuesta a una doble necesidad. Para el Museo del Prado era la forma de liberar espacio de sus almacenes y de encontrar un nuevo destino a los fondos que no podían ser expuestos. Para Canarias la solicitud se justificaba por ser un punto estratégico en el comercio de ultramar, con la consecuente visita de miles de extranjeros que podrían apreciar estas obras. A esta motivación se uniría, en el caso de Las Palmas, la ausencia de un museo que sirviera de aprendizaje de la historia del arte; y en el caso de su existencia, como en Tenerife, es una forma de completar la colección y el estudio de esta disciplina.

El pionero. El primer depósito realizado en las Islas fue en 1900 a petición del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, con destino al Museo de Bellas Artes de dicha ciudad. Se trataba de 12 obras procedentes del Museo de Arte Moderno, la mayoría grandes formatos de tema histórico, como La batalla de Otumba de Manuel Ramírez Ibáñez (P-5499) o La guerra, de Manuel Villegas (P-5503), obras que hoy siguen expuestas en sus salas.

Aunque el depósito es muy variado en temática, cronología y tipología, por su valor documental me gustaría destacar las obras de los alumnos de la Academia de dibujo y pintura de Manila (Filipinas), depositadas en los ayuntamientos de La Orotava y de Las Palmas en 1911 y 1913 respectivamente. Obras que, extrañas para su época por ser manifestación de un contexto cultural diferente al europeo, hoy son importantes para poner en valor la igualdad en el marco de la diversidad cultural, desde la perspectiva de la producción artística.

Se trata en su mayoría de pinturas que, tras su exhibición en la Exposición General de las Islas Filipinas de 1887, pasaron al Museo de Ultramar hasta su disolución en 1908, para posteriormente ingresar en la colección estable del Museo de Arte Moderno, institución que autorizó el envío de estas obras de ‘tipos y paisajes’ filipinos a las islas por falta de espacio para su exposición. Obras que son testimonio de la forma de actuar de una época que ahora es objeto de revisión.

Un tesoro medieval sin parangón en el mundo

ESFERA CULTURAL

UN TESORO MEDIEVAL SIN PARANGÓN EN EL MUNDO

El Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona pone a disposición del público en formato digital parte de sus fondos, que incluyen registros notariales desde 1221.
JULIÁN DÍEZ
Solo los volúmenes que superan el siglo de antigüedad, que es posible consultar sin otra justificación que el interés académico, ascienden a 40.000.

La incuestionable importancia de los protocolos notariales como testimonio histórico tiene un punto de referencia mundial en Barcelona. Solamente Génova cuenta con documentos tan tempranos, con un volumen considerable, aunque sin llegar a la abundancia que atesora el Archivo de Protocolos Históricos del Colegio Notarial de Cataluña, que desde 2014 está poniendo los de origen medieval a disposición de profesionales o simples curiosos por la historia en su página web.

 


LA INCUESTIONABLE IMPORTANCIA DE LOS PROTOCOLOS NOTARIALES COMO TESTIMONIO HISTÓRICO TIENE UN PUNTO DE REFERENCIA MUNDIAL EN BARCELONA


 

Siglos XIII y XIV

Hasta el momento se ha digitalizado la práctica totalidad de los registros existentes de los 196 notarios que iniciaron su actividad en la capital catalana antes de 1451. En total 3.336 documentos de más de 3.500 volúmenes. Un proceso que se inició en 2014, con la disponibilidad online de 250.000 imágenes correspondientes a los siglos XIII y XIV, a la que siguieron otras cinco fechas de subida de material. Las dos últimas se dieron el pasado mes de junio, cuando se hicieron coincidir con el Día Internacional de los Archivos que se celebra por propuesta de la UNESCO desde 1948 y con el aniversario de la inauguración de la sede del Colegio Notarial de Cataluña, hace 142 años.

“Tenemos la intención de llevar a cabo la digitalización de los fondos de notarios que se incorporaron a la profesión posteriormente, si bien no se puede dar ahora mismo un calendario”, señala Antoni Albacete. Este doctor en Historia y Graduado Superior en Archivística y Gestión Documental lleva en el colegio notarial desde abril de 2020 y es director técnico de Investigación y Difusión del Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona desde 2022.

La tarea de digitalizar todo ese archivo histórico se adivina ingente: solo los volúmenes que superan el siglo de antigüedad (los que es posible consultar sin otra justificación que el interés académico) ascienden a 40.000, que ocupan unos 5.000 metros lineales de estanterías. También es posible solicitar la consulta física en un edificio histórico de la calle Notariat, número 4. Allí existe una moderna sala de trabajo con 26 puntos de lectura, una selecta biblioteca de referencia, y la posibilidad de visitas comentadas o el uso para clases universitarias relacionadas con la temática notarial.

Gestor documental

El gestor documental que soporta la sección de archivo digital del colegio notarial ha recibido un nombre significativo para la historia del Notariado: Aurora. Según el propio colegio, se trata de “un homenaje a la conocida obra inacabada de Rolandino de’Passageri”, el llamado príncipe de los notarios boloñés, que en esa obra del siglo XIII “usó por primera vez el tenor literal de las fórmulas documentales para glosar y difundir el conocimiento sobre el ars notariae”.

 


SE HAN DIGITALIZADO 750.000 IMÁGENES DE LOS PROTOCOLOS DE LOS 196 NOTARIOS BARCELONESES QUE INICIARON SU ACTIVIDAD ANTES DE 1451


 

¿Qué tipo de material es posible encontrar en esa documentación medieval que ya se encuentra disponible? Explica Antoni Albacete que “hay documentos de todos los estratos sociales. En el caso catalán, especialmente, la figura del notario está muy inserta en la sociedad, ya que se acude a él para elevar a público numerosos actos privados referentes a todo tipo de cuestiones”.

Una particularidad de los protocolos catalanes es que la entrega de la escritura pública original al otorgador fue el procedimiento seguido durante muchos años, muchos más que en el resto de los territorios de la corona hispánica. Por ello, todo el material medieval que se encuentra escaneado en el archivo son copias y no matrices. El documento original era redactado en un pergamino que se entregaba al otorgante, mientras el notario conservaba una copia registrada. Mientras que este fue el procedimiento habitual en toda la Edad Media, en Castilla cambió a partir de 1503 con la aplicación de la Pragmática de Alcalá, que sin embargo no se siguió en Cataluña hasta 1736 para los notarios no colegiados y 1755 para los colegiados.

Antoni Albacete explica que “estas copias registradas se clasifican en series que recogen los asentamientos, por un lado, en los diversos estadios de redacción del documento original, y, por otro lado, series de libros especiales que reúnen documentos de la misma tipología. Las más comunes son los testamentos o capítulos matrimoniales. En función de la clientela de los notarios se generaban libros donde concentraban los documentos del mismo tipo, para una mejor gestión de la producción documental».

En cuanto a los temas, son tan variados como cabría esperar. Un apartado especialmente numeroso que hoy resulta sorprendente es el de los documentos relacionados con esclavos y libertos: “Barcelona, durante los siglos XIV y XV, fue un centro de primera magnitud como mercado de esclavos, junto con Génova o Venecia. Tanto asistía a la demanda interna de la ciudad y Cataluña en general (contando con los condados del norte que pasaron a Francia con el Tratado de los Pirineos de 1659), como servía de centro de reexportación a otras plazas comerciales mediterráneas”, señala Albacete.

Asimismo, encontramos documentos sobre minorías confesionales -musulmanas y judías- y gran cantidad referidos a las compañías mercantes de la época, tanto catalanas como italianas y del norte de Europa. Igualmente hay volúmenes centrados en la actividad de los órganos de gobierno de la cancillería real, o de gremios y cofradías. En ambos casos, el notario en cuestión también ejercía de escribano de esos estamentos.

Curiosos pedazos de historia

En la web del Colegio Notarial de Cataluña se presenta cada mes un documento llamativo o curioso que da testimonio de la relevancia histórica de lo conservado en su Archivo de Protocolos. Así, a lo largo del último año, han sido mostrados por ejemplo el contrato de compraventa de uno de los terrenos en los que se ubica la Sagrada Familia, del 8 de noviembre de 1881; la confirmación por parte de dos testigos de la actuación de un cirujano célebre de la época que permitió recuperar la vista a un militar que la había perdido por la extracción de una muela, en diciembre de 1765; o la constitución de la compañía que habría de construir el primer ferrocarril en territorio español: la línea Barcelona-Mataró, en 1844.

Los fondos medievales digitalizados por el Colegio Notarial de Cataluña se encuentran disponibles en su web.

Un apartado especialmente numeroso que hoy resulta sorprendente es el de los documentos relacionados con esclavos y libertos.
Del latín medieval al catalán
Los documentos digitalizados por el Archivo de Protocolos en la época medieval están redactados en su inmensa mayoría en latín, como explica Antoni Albacete: “El catalán entra muy pronto (siglo XIV) para los documentos más personales, como testamentos y capítulos matrimoniales, pero el latín es la lengua más común. Las dos lenguas convivirán en siglos sucesivos, pero el catalán irá progresivamente prevaleciendo para ser el empleado de forma mayoritaria”. Ese proceso quedará interrumpido cuando, tras la Guerra de Sucesión de comienzos del siglo XVIII, la centralización del Estado promovida por la dinastía borbónica prohibirá el uso del catalán para obligar en toda la documentación pública el empleo del castellano. El catalán se recuperará posteriormente a través de distintas etapas hasta su uso normalizado actual.

OTRAS FUENTES

Una muestra del trabajo que los historiadores pueden llevar a cabo a partir de este material se encuentra en los números publicados de la revista “Estudis Històrics i Documents dels Arxius de Protocols