ALDEA GLOBAL

DE LA TRIBU AL ‘FLEX LIVING’

Solemos referirnos a “vivienda compartida” cuando queremos diferenciar un espacio habitacional unifamiliar o unipersonal de aquel que, por distintas circunstancias, comparten varias personas sin un vínculo estable previo. Las tendencias poblacionales, empero, están conduciéndonos a que, más que vivienda, algunas personas prefieran compartir modo de vida en un espacio común. Más o menos, lo que ya hacíamos cuando nos organizábamos en tribus o en comunas.

Espacio de coliving de Life X en Copenague.

MELCHOR DEL VALLE

En este contexto, la colonización lingüística viene a decirnos que se trata de distintas formas de flex living, que pueden diferenciarse en coliving, coworking o cohousing. Nada nuevo bajo el sol en un panorama internacional de falta y encarecimiento de viviendas, pero con innovaciones que pueden explicar la atención, también de los inversores, a esos términos.

Decía Aristóteles (s. III a. de C.), para diferenciar al género humano de otros “animales sociales”, que el hombre es un “animal político”. Dicho de otra forma, que se trata de un ser vivo cuya relación con sus congéneres se desarrolla en las polis (ciudades-Estado); que tiene lugar, pues, en sociedades complejas. Desde que nos organizábamos en grupos tribales, por otro lado, el progreso en la colaboración entre los miembros del colectivo determinaba su desarrollo y crecimiento. Es decir: desde las tribus a las polis, hemos ido configurando las formas más eficaces en cada momento de establecer y aprovechar sinergias, vocablo, por cierto, que también procede del griego (συνεργία synergía) y se traduce como “cooperación”.

 


EXISTE UNA NOTABLE DEMANDA DE ESPACIOS HABITABLES INNOVADORES Y ASEQUIBLES, CUYO PRINCIPAL MERCADO SERÍAN PERSONAS DE ENTRE 30 Y 40 AÑOS


Los grandes núcleos urbanos

Según datos del Grupo Banco Mundial (WBG, abril, 2023), “En la actualidad, alrededor del 56% de la población mundial —4.400 millones de habitantes— vive en ciudades. Se espera que esta tendencia continúe, ya que la población urbana aumentará a más del doble para 2050, momento en que casi siete de cada diez personas vivirán en ciudades”. Esto tiene una lógica: más del 80% del PIB mundial se genera en las ciudades, dice también el WBG. Pero, claro, en el momento en que se desequilibra la oferta y la demanda de la vivienda que necesitan esas personas para habitar en esas ciudades, se produce la crisis inmobiliaria, lo que se traduce en menos viviendas disponibles y más caras. Y sí: es un problema mundial.

Solo por dar una idea, que este asunto es absolutamente poliédrico, podemos citar un informe del Instituto de Estudios Financieros (noviembre de 2023) en el que se utilizan datos de distintas fuentes para afirmar que, en el panorama internacional, “los precios de la vivienda han crecido 0,45 puntos porcentuales anualmente (periodo 1975-2023) por encima de la renta disponible, lo que, visto de otra forma, implica una reducción en la accesibilidad de la vivienda”. Esto no es uniforme en todo el mundo, obviamente. Añade este informe, por ejemplo, que “Los países cuyo precio de la vivienda ha aumentado más del doble de la renta disponible han sido Australia, Luxemburgo y los Países Bajos, y aquellos en los que el precio de la vivienda no ha llegado a aumentar ni la mitad de la renta disponible han sido Japón, Corea del Sur y Colombia”.

Vistazo al retrovisor.

La historia más reciente, sin ir más atrás del siglo XX, nos va marcando diferentes hitos de colaboración residencial, como el colectivo de Fick (Copenhague, 1903) y sus cocinas centrales, de manera que cada familia tuviera su casa, pero sin cocina; como las casas de huéspedes tan populares en los EE. UU. a mediados de siglo, cuando se impuso la tendencia de que los adolescentes se emanciparan a la primera de cambio; como las comunidades agrarias de Israel, los conocidos kibutz; como las mismísimas y peculiares colonias hippies de los 70; o, ya entrados en el siglo actual, como las “casas de hackers”, ingenieros informáticos que vivían y trabajaban juntos, que surgieron principalmente en San Francisco.

El antecedente directo de las actuales tendencias habitacionales basadas en compartir y colaborar lo encontramos en Dinamarca, en los años 70, con grupos de familias que se organizaron en casas con espacios comunes (algo así como una urbanización, vaya). Según explica la plataforma “coliving.com”, “La diferencia entre este movimiento cohousing y las muchas iteraciones anteriores es que nació tanto de una necesidad como de un deseo. Los residentes querían interactuar entre sí a lo largo del día, tanto social como productivamente”.

 


EL ANTECEDENTE DIRECTO DE LAS ACTUALES TENDENCIAS HABITACIONALES BASADAS EN COMPARTIR Y COLABORAR LO ENCONTRAMOS EN DINAMARCA, EN LOS AÑOS 70


Actualidad y tendencia

Con los mimbres económicos y sociales que hemos ido desgranando (no son todos, pero son los principales) la conclusión es que existe una notable demanda de espacios habitables innovadores y asequibles, cuyo principal mercado serían personas de entre 30 y 40 años. Incluso de más edad: pensemos en el crecimiento de la esperanza de vida. Una investigación, en este sentido, publicada por el estudio de arquitectura Studio Weave (2018) afirma que “el coliving debería ser una opción para personas de todas las edades a fin de abordar los problemas relacionados con la asequibilidad y la soledad”. Una opción, recordemos, a la que toca ser innovadora. Y no hay más que echar un vistazo, para constatarlo, al éxito de proyectos como Common coliving, que se fundó en Nueva York y cuenta ya con veinticinco propiedades en seis ciudades de Estados Unidos; Life X (Dinamarca), de exquisitos diseños; The Collective (Londres) y sus conocidas lavanderías discoteca; o Quarters y Vonder en Berlín, con cuidadísimos detalles de decoración, potente red wifi y suscripción incluida en el precio de alquiler a plataformas de películas (Netflix, HBO).

En esa innovación juega un gran papel la tecnología móvil. El smartphone será (está siendo) la llave de casa, la aplicación para organizar pagos y gastos, para reservar espacios compartidos o para contactar con vecinos que quieran ser compañeros de actividades deportivas. Piénsese, en este punto, la importancia que tiene la atención a la tecnología para los “nómadas digitales”, habituales usuarios del coliving. También es un factor de interés para el mercado que los espacios residenciales destinados a este modo de vida sean verdes y sostenibles, cosa que importa a los jóvenes, pero también a las nuevas familias y a las personas mayores que están viendo con buenos ojos otra forma de vivir su jubilación.

El modelo para los mayores

De nuevo los países del norte y el centro de Europa supusieron la avanzadilla en lo que podemos llamar el cohousing senior, pero ya todos los países desarrollados van construyendo sus proyectos o viendo crecer organizaciones cuyo fin es que los mayores puedan ponerse de acuerdo para crear sus espacios habitacionales. En España, por ejemplo, existen organizaciones como Living Cohousing, dedicada a la difusión del concepto y a la gestión del proyecto que se les encomiende, o Hábitat Colaborativo, una cooperativa que ya ha hecho realidad hábitats como el Balneario de Frailes Senior Cohousing, en la Sierra Sur de Jaén.

La idea que trasladan las citadas organizaciones, y que es común en las que se dedican a la vivienda colaborativa para mayores en todo el mundo, es que con este modelo se construye un ambiente amigable que ayuda a vencer los problemas derivados de la soledad (según las proyecciones de población del INE, un total de 6,5 millones de personas podrían vivir solas en España en 2037) y se reduce la carga financiera y de costes por los servicios comunes –que cada colectivo definirá a su criterio–, a la vez que los residentes mantienen su independencia y pueden participar en la toma de decisiones. ¿Alguien dijo “tribu”?

 


LOS PAÍSES DEL NORTE Y EL CENTRO DE EUROPA SUPUSIERON LA AVANZADILLA EN LO QUE PODEMOS LLAMAR EL ‘COHOUSING SENIOR’


 

Los modelos de vida comunitaria

La revista Pixel-Bit, de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla, publicó en julio de 2024 un estudio en el que analiza las tendencias y variaciones en las discusiones relacionadas con cohousing y coliving en la red social X. “Temas clave como espacios de trabajo compartido, pisos en alquiler y planificación urbana -señala el estudio-destacan de manera prominente en las discusiones sobre la vivienda colaborativa, demostrando el impacto multifacético de los modelos de convivencia en diversas poblaciones”.

En el trabajo Explorando tendencias sociales en las discusiones sobre cohousing y coliving en X (Twitter), los investigadores, que analizaron cerca de diez mil posts en inglés entre 2019 y 2022, explican que: “Nuestros hallazgos enfatizan la importancia de los modelos de vida comunitaria y los espacios compartidos, especialmente en la resolución de desafíos globales relacionados con la asequibilidad y la adaptación a nuevas necesidades como el envejecimiento o los nuevos modelos de relaciones laborales. Entre los usuarios, surge el interés y la discusión sobre Live Spaces, un término altamente asociado con la innovación y el diseño. Este grupo está más cercano al cohousing que al coliving debido al énfasis del primero en el carácter permanente de la residencia”.

Interior del espacio residencial Balneario de Frailes Senior Cohousing, de Habitat Colaborativo.
Lavandería-discoteca en uno de los espacios de The Collective en Londres.
El perfil del coliver

La empresa Urban Campus, en su informe Coliving impact report 2024, concluye que el perfil de los usuarios europeos de sus modelos residenciales (en España, Francia, Italia, Alemania y Reino Unido) corresponde a un joven profesional de 35 años, mayoritariamente trabajador por cuenta ajena (71%) y algo más de la mitad (51%) son residentes nacionales de cada país. Un 11% de ellos son emprendedores. El 86% afirma que es más feliz viviendo en este modelo de vivienda y el 82%, que se siente menos solo.

Para saber más

OECD Affordable Housing Database.
Organisation for Economic Co-operation and Development, 2023.

Design study into co-living as typology of shared living.
MVRDV, HUB y Bridges Fund Management, 2024.

Explorando tendencias sociales en las discusiones sobre cohousing y coliving en X(Twitter) mediante el uso de técnicas de PNL y de análisis de texto.
Rafael Sosa Ramírez, Esteban Vázquez Cano, Norberto Díaz-Díaz y Eloy López-Meneses.
Pixel-Bit. Revista de Medios y Educación (Universidad de Sevilla), 2024.