Leer un cuadro: El excepcional Diadúmeno del Museo del Prado

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CONVENIO EL PRADO-FUNDACIÓN NOTARIADO

El visitante que accede al Prado debe adentrarse hasta el fondo de la galería central para disfrutar del sobresaliente grupo de obras maestras menos conocido: su exquisita selección de esculturas que se exhibe con carácter permanente.

Claves de la obra

Título: Diadúmeno Autor/es: Taller romano Materia:  Mármol blanco Datación:  140 – 150 Medidas:  202 x 110 x 70 cm Ubicación:  Sala 73 Nº catálogo:   E000088
EL EXCEPCIONAL “DIADÚMENO” DEL MUSEO DEL PRADO

SONIA TORTAJADA

Taller de Restauración de Escultura

La primera obra que nos da la bienvenida, tendida ante la gran cristalera del patio de Murillo, es Ariadna Dormida, con su serena grandiosidad, flanqueada por los bustos de Antinoo y Adriano. Si la curiosidad y la fortuna nos invitan a tomar el pasillo de la derecha, daremos con una galería dividida en tres espacios. Uno de ellos es una pequeña sala circular cuyo enlosado dibuja una estrella que dirige la atención al centro, donde se yergue majestuoso el Diadúmeno, una magnífica escultura de mármol de más de dos metros de altura. Su colocación dentro de la sala permite al visitante rodearlo por completo para poder admirar el exquisito modelado de su anatomía, que ejerce un poder casi hipnótico sobre el espectador que se detiene a contemplar a este gigante.

 


EN UNA PEQUEÑA SALA CIRCULAR SE YERGUE MAJESTUOSO EL ‘DIADÚMENO’, UNA MAGNÍFICA ESCULTURA DE MÁRMOL DE MÁS DE DOS METROS DE  ALTURA


 

Una curiosa anomalía

El Diadúmeno del Museo del Prado es una de las obras maestras de la escultura clásica. Copia del original griego de Policleto, -siglo V a.C.-,  posee una curiosa anomalía que la hace única entre las cuatro réplicas de época romana que se conservan en la actualidad. El diadúmeno representa a un joven atleta ciñéndose una cinta en la cabeza con ambos brazos levantados, pero la del Prado tiene el brazo derecho extendido hacia abajo con los dedos encorvados, mientras que el resto de réplicas mantienen la morfología original del diadúmeno.

Cuando se desenterró, la figura se encontraba casi completa, aunque le faltaba, precisamente, ese brazo, además de las piernas a partir de las rodillas. ¿Y qué era lo que hacían en el siglo XVII cuando hallaban estas magníficas esculturas mutiladas? Se completaban siguiendo el gusto y el criterio de la época. Es sabido que los mejores talleres se dedicaban a la tarea de completar las obras clásicas, además de a crear obras de nueva factura. En el caso de nuestro Diadúmeno, como en muchos otros, los artistas desconocían cómo eran los modelos originales. Crear las piernas no supuso un problema, ya que las rodillas indicaban claramente su posición, y el resto del cuerpo la proporción correcta. No ocurrió así a la hora de diseñar el brazo que faltaba. Al encontrarse el brazo conservado en tensión y flexionado a un lado de la cabeza, girada y con la mirada en dirección al brazo ausente, concluyeron que se trataba de la representación de un arquero: un hombre atlético en el momento de tensar su arco, con un brazo flexionado hacia arriba y el otro extendido hacia abajo. Así tallaron el brazo faltante con los dedos en posición de sujetar el arco; un añadido de altísima calidad que se podría considerar una obra de arte en sí misma, y que convierte al Diadúmeno “arquero” del Museo del Prado en una auténtica anomalía artística que bien merece una visita.

Las series: nuevos embajadores del español

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LAS SERIES NUEVOS EMBAJADORES DEL ESPAÑOL

El fenómeno de La casa de papel parece haber cimentado una industria con proyección internacional.

El español no sólo se ha difundido hasta ser el segundo idioma más hablado en el mundo gracias a los avatares históricos y políticos. También por el poder de sus creadores: las novelas de Cervantes, los versos de Neruda, las fantasías de Borges, las reflexiones de Unamuno… 

JULIÁN DÍEZ

Y ahora, de forma inesperada, con el potencial creador de su industria audiovisual, que coloca entre las series de televisión más vistas del mundo un buen puñado de las habladas en español, y que además abren la puerta al éxito a futuras creaciones.

Porque, por ejemplo, los sucesivos triunfos en las producciones que lidera Álex Pina están contribuyendo no sólo a crear una renovada industria, sino también a devolver al español la imagen de idioma de cultura (o de espectáculo, en este caso, si se prefiere) que era el que también tenía, por ejemplo, cuando las obras de teatro del Siglo de Oro, de Lope de Vega o Calderón de la Barca, se representaban en toda Europa. 

Contenidos globales

El fenómeno, por supuesto, forma parte del más complejo de la globalización en la difusión de contenidos que propician las plataformas de streaming. El espectador de cualquier lugar del mundo tiene ahora acceso con la misma facilidad a producciones estadounidenses que coreanas (como El juego del calamar), alemanas (Dark), italianas (Gomorra) o francesas (Lupin), y de manera que habría parecido inesperada hace apenas una década.

«La primacía del inglés tiene debilidades: por un lado, la comunidad anglohablante nativa no es la más grande del mundo, superada por la del chino mandarín y el español; por otra parte, cuanto más se expande el inglés, más se fragmenta o dialectiza», explica el profesor Francisco Moreno-Fernández, del  Centro de Estudios Iberoamericanos de la Universidad de Heidelberg (Alemania), al que el Instituto Cervantes nos remite como experto en el tema. «El inglés que se maneja en los foros internacionales o en el mundo académico es una variante algo simplificada y homogeneizada, destinada a unos fines específicos».

 


A ‘LA CASA DE PAPEL’ SE LE ANTICIPÓ ‘VIS A VIS’, QUE LUEGO FUE LA PRIMERA SERIE ESPAÑOLA EMITIDA EN ABIERTO EN GRAN BRETAÑA

 

El éxito de las series tiene para el profesor Moreno-Fernández un significado más que anecdótico, porque considera que son «junto a los videojuegos, un fenómeno de masas realmente impresionante. Están ocupando progresivamente un espacio que antes era casi exclusivo de la literatura de evasión». Y, al usar las plataformas de streaming, «el simple hecho de desplegar un menú de idiomas para subtítulos y dolajes en nuestros dispositivos ya tiene un efecto pedagógico. No sólo no se está sobrevalorando su importancia como fenómeno global; más bien, al contrario».

La historia de La casa de papel

Como es bien sabida, parte de un relativo fracaso en su emisión en Antena 3 (donde pasó de ser el mejor estreno del año al emitirse el primer episodio tras un Real-Atlético de Champions a ser cancelada al terminar la segunda temporada), a una eclosión internacional de motivaciones aún no del todo bien explicadas. Se sabe que los elogios de Stephen King o la adopción de su iconografía por parte de algunos movimientos de protesta políticos contribuyeron en determinados momentos, pero aún así no se comprende cómo llegó a ser el tercer contenido más visto en la historia de Netflix y el primero en buena parte de los países del sur de Europa y Latinoamérica. Además, es la primera serie española en ganar el premio Emmy Internacional.

A La casa de papel se le anticipó Vis a vis, que luego ha sido la primera serie española emitida en abierto en Gran Bretaña, en Channel 4. Merlí, tras su éxito en TV3, pasó a Movistar e internacionalmente ha logrado grandes datos en Netflix, caso similar al de El ministerio del tiempo, inicialmente en RTVE. Las chicas del cable y Elite han sido, cambio, productos originales para su emisión en Netflix con brillantes resultados. Tanto Amazon Prime Video como HBO se han lanzado a su vez a crear series españolas.

 


LAS FACILIDADES DE LOS SERVICIOS DE ‘STREAMING’ PARA VER LOS CONTENIDOS EN VERSIÓN ORIGINAL POTENCIAN EL INTERÉS POR EL APRENDIZAJE DE NUESTRA LENGUA

 

También es necesario reconocer que, a lo largo de la historia, otras series españolas han tenido buenas audiencias en el extranjero, aunque la diferencia es que se trató de fenómenos un tanto aislados, puntuales, de títulos concretos en lugares concretos. Así, puede citarse la popularidad realmente notable de Verano azul en países del este o Latinoamérica, donde también triunfó años después El barco. Médico de familia fue número uno en Portugal o Bélgica; El secreto de Puente Viejo fue la emisión más vista en su franja horaria en Italia durante meses y se ha emitido en sesenta países; y Un paso adelante llevó a que sus intérpretes hicieran una gira musical por Alemania o Francia.

Sin embargo, no puede atribuirse todo el empujón al español en los últimos años a las series. Se parte de una situación ventajosa, en difusión y prestigio, que a su vez posiblemente ha facilitado este éxito. Para Moreno-Fernández, «el deseo de aprender idiomas se mueve por impulsos. Cuando España ganó el Mundial de fútbol de 2010 se produjo una avalancha de matrículas en los cursos de español en muchos lugares del planeta, como China. Pero el crecimiento sostenido del interés por lo hispánico y el español no es circunstancial; se debe a la calidad de nuestros productos culturales y a una percepción benigna de las ventajas que supone conocer el español con distintos fines, comerciales o de desarrollo personal». La música latina, las películas de Pedro Almodóvar o la creciente popularidad de la gastronomía española son otros factores que han ido contribuyendo en su momento a la difusión del idioma.

La carencia del doblaje

España presumió tradicionalmente de tener una escuela de dobladores de primer nivel mundial, pero lo que fue fortaleza hoy se percibe como cierta debilidad desde otra perspectiva. Porque el nuestro está entre los países europeos con peores niveles en el uso del inglés como segunda lengua, y muchas voces señalan la falta de costumbre de ver contenidos audiovisuales en versión original (aunque sea subtitulada) como uno de los orígenes de ese problema. «No es la única causa, porque pesa también la mala formación idiomática recibida durante varias generaciones o la sensación popular de que con el español se puede ir a cualquier parte», señala el profesor Francisco Moreno-Fernández, que con todo insiste en que «Europa está claramente dividida entre los países que doblan y los que subtitulan. No es casualidad que el más alto nivel de inglés corresponda a estos últimos». Un informe de la Comisión Europea de 2011, Study on the Use of Subtitling, concluía que el subtitulado «ayuda a mejorar el domino de las lenguas extranjeras, sensibiliza y motiva para el aprendizaje de idiomas, y contribuye a crear un entorno que fomente el multilingüismo».

La música, las películas de Almodóvar o la creciente popularidad de la gastronomía es-pañola también han ido contribuyendo a la difusión del idioma.

Otras fuentes

Fórmula TV. Un precedente curioso al actual éxito de las series españolas es el de las que fueron adaptadas en distintos países

La casa de papel. Las pruebas de la popularidad mundial de La casa de papel son muchas, pero baste citar que, en la web más empleada para el seguimiento de series, www.tvtime.com, es la quinta serie más vista de todos los tiempos, y la única no anglosajona entre las veinte primeras. 

La literatura nos devuelve al campo

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La literatura nos devuelve al campo

El impacto de Feria, de Ana Iris Simón, combina el cuestionamiento de prioridades para muchos jóvenes con la preocupación por la España Vacía.

JULIÁN DÍEZ

Entre las consecuencias más inesperadas de la pandemia, se cita con frecuencia la del renovado interés por trasladarse al campo. Lo que parecía una moda ocasional, está teniendo una significativa relevancia en el mundo de la literatura, que ve cómo el inesperado éxito editorial del año, Feria, de Ana Iris Simón, entra de lleno en el tema y además está dando lugar a una singular polémica ideológica.

La generación del 98. El tema de la España vaciada, de las amplias regiones que han recibido recientemente nombres en algún caso tan exóticos como el de la Siberia Celtibérica, lleva siendo objeto de interés por parte de la literatura desde los tiempos de la generación del 98, con la fascinación por el paisaje castellano de Azorín o Miguel de Unamuno. Después, la novela en ámbito mesetario tuvo un corte muchas veces más tremendista y crudo, con ejemplos tan notables como los de La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela o Los santos inocentes de Miguel Delibes, que en otras de sus obras se perfiló como el gran retratista de la Castilla solitaria y apacible, en ocasiones dura, otras generosa, (recuérdese, por ejemplo, El disputado voto del señor Cayo), siempre auténtica a su manera. También fue cuantiosa la producción de novelas a partir de los años cincuenta sobre el éxodo rural a las ciudades, de nuevo con Delibes como referente con su Diario de un emigrante.

Un ejemplo de la revalorización de ese tipo de textos lo encontramos en la reciente edición de las obras completas de Francisco García Pavón. Este escritor manchego fue un bestseller en los años sesenta sobre todo gracias a su serie de historias protagonizadas por el jefe de la policía local de Tomelloso, Plinio, siempre secundado por su particular Watson, el albéitar don Lotario. Las historias de Plinio llegaron a tener adaptación televisiva al comienzo de los setenta, y sus argumentos están repletos de reflexiones sobre la progresiva desaparición de la forma de vida tradicional, el éxodo a las ciudades, la falta de lujos de un entorno que se siente recodo olvidado de una esquina perdida del mundo, etc. La riqueza lingüística del castellano de García Pavón encaja perfectamente en el retrato de esa vida obsoleta pero repleta de verdad.

Finales del siglo XX. El incuestionable jalón de esta temática llegó ya a finales de siglo con La lluvia amarilla, de Julio Llamazares, la breve pero emotiva historia del imaginario último habitante del pueblo pirenaico de Ainielle. El lugar se ha convertido desde entonces en objeto de peregrinaje para aficionados al senderismo, a la manera que lo es en Alaska el rincón en el que perdió la vida el solitario aventurero retratado por Jon Krakauer en Hacia rutas salvajes.

Con todo, la preocupación por la bajísima densidad de población (en niveles que la UE considera propios de zonas desertificadas) de casi un tercio del territorio peninsular español, no se convertiría en tema presente en los grandes medios, e incluso arranque de un movimiento político que inicialmente se hizo fuerte en Teruel, hasta la publicación del ensayo La España vacía, de Sergio del Molino. Pese a haberse convertido en un símbolo, en rigor el libro de este autor aragonés era más una reflexión sobre la relevancia artística de toda esa amplia región despoblada que sobre la razón de su existencia o posibles soluciones. Curiosamente, Del Molino parece haber descreído un tanto del concepto, es posible que por su creciente relevancia política con los movimientos que pueden estructurarse en torno al primer diputado conseguido en la actual legislatura por el movimiento ciudadano Teruel Existe.

Al poco, a La España vacía le siguieron otros libros con mayor hondura analítica y trabajo a pie de campo, caso de Los últimos. Voces de la Laponia Española, de Paco Cerdá, o Donde la vieja Castilla se acaba: Soria, de Avelino Hernández. Y nuevos trabajos al respecto fueron apareciendo a lo largo del final de la pasada década.

El debate de Feria. El siguiente éxito al respecto ha sido Feria, de la joven periodista Ana Iris Simón, que ha aportado nuevos elementos al debate, algunos que han abierto heridas incluso en términos ideológicos. El propósito del libro es claro desde sus primeras páginas: Simón se presenta como una treintañera que no ha conseguido estabilidad ni personal ni laboral, y que cree que puede ser el momento de reconsiderar si abandonar su pueblo toledano al final de la adolescencia, para buscar el sueño de una vida cosmopolita en Madrid, no resultó ser un error. No ya por su relativo fracaso personal (que ahora este éxito habrá cambiado por completo), sino como concepto en sí. Como resumió en una intervención en un acto al que asistía el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, «me da envidia la vida que llevaban mis padres a mi edad».

En resumen, Simón se cuestiona si vale la pena llegar a determinada edad con un notable bagaje cultural, con todo tipo de tecnología a su disposición, y habiendo realizado diferentes viajes por el mundo, pero sin un piso en propiedad, sin hijos, sin raigambre en el pasado ni cimiento de certeza acerca del futuro: «Somos pobres con un iPhone y Netflix», resumía en una entrevista en El País.

El libro puede interpretarse como la denuncia del autoengaño de toda una generación, aunque también desliza críticas a toda una estructura que convertía esas opciones no solo en tentadoras, sino también en socialmente más aceptadas. E incluso permite reflexionar sobre ciertas teorías en boga en torno a la necesidad de aceptar que puede aguardarnos un prolongado ciclo de decrecimiento económico, ya que asegura que la baja natalidad en su generación se debe a una pérdida de fe en el progreso, a que «en el horizonte de la generación de mis padres existía el progreso. Hoy el horizonte lo vemos negro».

Feria recoge sobre todo historias sencillas de sus primeros años en ese entorno rural, no del todo edulcorados, pero desde luego sí vistos bajo un filtro de añoranza y simpatía. La pregunta de si ese planteamiento es una cesión a posturas ideológicas regresivas o una adaptación realista a la «nueva normalidad» social ha inundado las redes sociales, donde la propia autora es muy activa, pero ella es tajante: «Nos distraen con las discusiones izquierda-derecha, cuando lo que hay es mucha gente en paro, que no cobra los ERTE y no puede ni tener hijos».

Recuerdos de infancia de Abel Hernández

Las obras biográficas Memorias de la Alcarama, El caballo de cartón y El canto del cuco, del periodista Abel Hernández, recogen sus recuerdos de infancia en la comarca soriana que da título a la primera. Cuando Hernández era apenas adolescente, la administración franquista determinó vaciar totalmente la zona (una franja de 40 kilómetros ancho y largo) para crear un enorme bosque, en el que hoy se derrumban una docena larga de pueblos abandonados sin un solo habitante registrado.

Otras fuentes

Julio Llamazares visitó recientemente a una de las personas que influyeron en la redacción de La lluvia amarilla y acaba de cumplir 101 años.

Entre las numerosas entrevistas publicadas con Ana Iris Simón y en las que explica sus ideas, nada coincidentes con ningún modelo ideológico al uso, puede destacarse esta.

Santiago Lorenzo, el autor de «Los asquerosos», hizo una lista de referentes literarios tan heterodoxa como interesante.

Los asquerosos, de Santiago Lorenzo

Quizá la principal razón de su éxito estriba en una singular combinación de factores. En primer lugar, se trata de un libro con un profundo aliento cómico, escrito además con una prosa heterodoxa y por momentos brillante. El segundo, la propia personalidad de su autor. Tras años en el mundo del cine con relativo éxito, hace unos quince se mudó a un pueblo de Segovia que permanece incógnito, y comenzó a escribir. Es decir, Lorenzo no sólo teoriza sobre el retorno al campo, sino que fue pionero años atrás y sigue manteniéndose por lo general apartado de la popularidad que le ha supuesto esta última obra. Después de tres novelas bastante interesantes pero que pasaron inadvertidas, Los asquerosos ha sumado ediciones con su historia de un personaje tímido y entrañable que se siente obligado a refugiarse en un pueblo abandonado, donde vive con una modestia más que espartana, pero cuya paz se ve rota por la llegada semanal de una caterva de domingueros retratados con certera ironía.