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El mundo digital no deja de expandirse y sus efectos comienzan a ser palpables. El uso de las redes sociales, las aplicaciones y los soportes digitales está modelando lo que podríamos denominar una personalidad digital y esta nueva identidad, que habría que sumar a la física, y cuando la hay, también a la jurídica, acarrearía con ella, y a nuestra muerte, un patrimonio de considerable valor.Seguir leyendo