Desde China con inversión

ENTRE MAGNITUDES

DESDE CHINA CON INVERSIÓN

La perentoria necesidad de equilibrar los intercambios comerciales entre España y China se ha tornado en objetivo estratégico del Gobierno. La receta para atenuar el déficit con el gigante asiático se centra en el fomento de la inversión mutua y en la eliminación de barreras a las empresas.
FERNANDO GEIJO
El turismo es un sector clave para tratar de reequilibrar el comercio con China.

Seda, pólvora y porcelana por oro y plata. El germen del intenso comercio entre España y China se remonta nada menos que a mediados del siglo XVI. Por aquel entonces, el denominado Galeón de Manila transportaba de forma regular las mercaderías del ya boyante imperio oriental desde ese puerto filipino hasta, principalmente, el de Acapulco. A posteriori, y después de atravesar por tierra el actual México, una parte de las mismas se embarcaban de nuevo en Veracruz en las naves de la Flota de Indias para alcanzar las costas españolas.

Este ingente trasiego fue en aquella época un eje vertebrador del comercio mundial gracias al desarrollo de este continuo corredor comercial, el más extenso del mundo. El epicentro de un rico y abundante intercambio en una suerte de ruta de la seda marítima que supuso la génesis de la primera globalización económica.

Reajuste a la vista. La relación de la Monarquía Hispánica con el Gran Ming llegó incluso a derivar en serios planes para invadir el vasto territorio gobernado por esta dinastía de etnia Han. Pero los tiempos cambiaron y el juego del poder sufrió un drástico vuelco. De hecho, las relaciones comerciales modernas entre España y China no se establecen, formalmente, hasta mediados del siglo XIX, mientras que las diplomáticas apenas han conmemorado su 50º aniversario en 2023.

 


ESPAÑA Y CHINA PACTAN ELIMINAR TRABAS EMPRESARIALES Y FOMENTAR LA INVERSIÓN


 

En el presente escenario, el comercio hispano-chino ha vivido un decidido impulso. Conscientes de la necesidad de reequilibrar una balanza económica fuertemente escorada hacia el Este, en junio pasado tuvo lugar un encuentro de alto nivel en Madrid entre el titular de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, y su homólogo chino, Wang Wentao. En el mismo participó también el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, además de representantes de la CEOE, Cámara de Comercio y de empresas españolas con intereses en el país: Alsa, Cosmen, Osborne, Técnicas Reunidas, Mondragón, Gestamp, Viscofán, Meliá, BBVA o Banco Santander, entre otras.

La reunión, en el ámbito de la vigesimonovena Comisión Mixta Económica e Industrial Hispano-China, serviría, a la postre, de preparación para la celebración en septiembre en Pekín, entre otros encuentros bilaterales, del 9º Foro España-China en el marco del viaje oficial emprendido por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Lluvia de alianzas. La agenda de la visita incluyó una amplia variedad de actividades enfocadas a ensanchar las relaciones entre ambos estados. Como consecuencia de ello, se firmaron un total de ocho acuerdos de cooperación en diferentes ámbitos, abarcando asuntos más allá de las finanzas y la inversión, como el comercio de servicios, la economía digital, la ciencia, la cultura o la educación, rubricados tanto con entidades públicas como privadas.

 


CHINA ES EL CUARTO PROVEEDOR MUNDIAL DE ESPAÑA, EL PRIMERO SI SE EXCLUYEN LOS PAÍSES DE LA UNIÓN EUROPEA


 

La finalidad de todas estas iniciativas no es otra que facilitar la construcción de una relación económica más equilibrada. Un anhelo que, en el caso español, se torna necesidad en vista de las crudas cifras que evidencian un galopante déficit, de nada menos que 36.665 millones de euros en 2023 sólo con China, que amenaza con descontrolar el saldo de nuestra balanza comercial exterior. No en vano, el año pasado España tenía una tasa de cobertura -porcentaje de importaciones que cubren las exportaciones- del 89,98%, lo que suma un agujero de 43.500 millones de euros, un 2,9% del PIB, frente al pico de la serie que se registró en 2020 con un 94,52% y el 1,39% del PIB, respectivamente.

Déficit crónico. China es el cuarto proveedor mundial de España, el primero si se excluye a los países de la Unión Europea -que en su conjunto aglutinan el 62,7% del total de los intercambios exteriores-, el primer destino asiático de las exportaciones españolas y nuestro duodécimo cliente exterior. Para valorar su importancia, cabe recordar que, en la actualidad, España es el quinto país de la UE en términos de flujos comerciales con el país de la Gran Muralla, sin olvidar que más de 14.500 empresas españolas exportan a ese mercado.

En este contexto, y como ocurre con el resto de países de Europa, el comercio bilateral chino-español adolece del mencionado desequilibrio histórico. De hecho, en 2023 España importó bienes del gigante asiático por más de 44.000 millones de euros, frente a unas exiguas ventas que apenas superaron los 7.500, según datos del ICEX. Unas cifras que dejan nuestra tasa de cobertura con China en un pírrico porcentaje de alrededor del 17%.

Trabas fuera. Para corregir o, al menos, mitigar este voluminoso agujero financiero, las autoridades comunitarias y españolas tratan de conseguir una cierta reciprocidad en el trato que reciben las empresas occidentales en el país asiático a la hora de acceder a su inmenso mercado doméstico, integrado por más de 1.400 millones de personas.

 


LA AGROALIMENTACIÓN, EL TURISMO O LA TECNOLOGÍA INDUSTRIAL SON SECTORES CLAVE PARA TRATAR DE REEQUILIBRAR EL COMERCIO CON CHINA


 

Pero la implantación en el territorio del primer exportador mundial, coloquialmente conocido como la ‘fábrica del mundo’, no es un asunto baladí. Fruto de lo anterior, las autoridades de los dos países se han comprometido a crear un Mecanismo permanente de Cooperación y Diálogo de cara a facilitar el derribo de barreras y eliminar escollos burocráticos proteccionistas. Además, está previsto que se facilite la identificación de nuevas oportunidades de negocio al objeto de incrementar la base de empresas españolas exportadoras con destino a China.

Gigante comercial. El esfuerzo exportador va a ir de la mano también del incremento de las inversiones recíprocas. El interés radica aquí en trasladar la experiencia acumulada por las empresas españolas en sectores donde ejercen un cierto liderazgo internacional como, por ejemplo, la industria agroalimentaria, la farmaquímica, la tecnología industrial o el turismo. La idea es permitir que nuestras compañías puedan participar en la cadena de valor de sus contrapartes chinas.

Pese a la pujanza comercial, más de un lado que del otro, el asunto de las inversiones bilaterales sigue siendo una asignatura pendiente común para ambas naciones. Así, la inversión de España en China apenas sumó en 2023 un total de 91 millones de euros, mientras que China sólo invirtió 131 millones de euros en España, según DataInvex. En cualquier caso, la inversión directa española acumulada en las últimas décadas asciende a más de 4.700 millones de euros.

El inminente aterrizaje de grandes inversiones industriales implicará el relanzamiento de la inversión directa china en nuestro país. Un desembarco empresarial que incluiría proyectos relacionados con la expansión internacional de las marcas de automóviles eléctricos, y que tiene como protagonistas a la anunciada alianza de Chery (fabricante de los vehículos Omoda) con la catalana Ebro para ocupar las antiguas instalaciones de Nissan en la Zona Franca de Barcelona; o Desay, Coronet y HCR en Linares (Jaén) para hacer lo propio en la antigua fábrica de Santana Motor. Y todo ello sin omitir las previstas en otros sectores, como la de Envision, con una planta de baterías de litio en Cáceres; Gotion que, junto a Coxabengoa, prevé producir baterías en Sevilla o Hygreen, para construir en Málaga una planta de electrolizadores para hidrógeno verde.

Es evidente que los lazos que unen desde hace siglos las relaciones de España y China se han visto reforzados en las últimas décadas por la inusitada intensificación del comercio entre ambas naciones. El milagro económico del gigante asiático hasta convertir al ‘dragón dormido’, en feliz expresión de Napoleón Bonaparte, en la segunda potencia del mundo, amenazando la tradicional supremacía estadounidense, es una oportunidad para que España acometa una revisión en profundidad de sus relaciones en pos de alcanzar un reequilibrio que deje de lastrar nuestra balanza exterior.

Presencia española

Desde la llegada a China, a principios de los años 80, de las empresas consideradas pioneras, entre las que se encontraban Alsa, Agrolimen o Nutrexpa, la implantación de compañías españolas ha sido una constante. En la actualidad existe un clúster empresarial tecnológico, situado en Kunshán, provincia de Jiangsu, que aglutina la apuesta española por esa nación y el continente. Este parque industrial acoge plantas de Fagor Arrasate, Gestamp o Mondragón Internacional, por citar algunas, entre las más de 600 compañías nacionales que operan en el país asiático en diversos sectores como infraestructuras, servicios financieros, tecnología o agroalimentario.

El aterrizaje de inversiones industriales implicará el relanzamiento de inversión directa china en nuestro país, lo que incluiría proyectos relacionados con la expansión de marcas de automóviles eléctricos.

Toma y daca

Según el ICEX, las exportaciones de España a China por categoría de bienes y valor de 7.579 millones de euros se basan en:

  • Productos químicos.
  • Materias primas: menas y minerales.
  •  Alimentación (productos cárnicos), bebidas y tabaco.
  • Bienes de equipo.
  • Componentes del automóvil.

Importaciones españolas desde China, por una cuantía de 44.244 millones de euros:

  • Bienes de equipo, maquinaria y material de oficina.
  • Manufacturas de consumo: textiles y confección, calzado y juguetes.
  • Semimanufacturas: productos químicos, hierro y acero.
  • Bienes de consumo duradero: muebles y electrodomésticos.
  • Automóviles y motocicletas.

OJO AL DATO

Informe País sobre China, ICEX (España, Exportación e Inversión). Ministerio de Economía, Comercio y Empresa.

Inversión extranjera en España e inversión española en el exterior. DataInvex, Secretaría de Estado de Comercio, Ministerio de Economía, Comercio y Empresa.

España y China en cifras. Una visualización de las relaciones en números. Fundación Consejo España-China.

«China vista por un economista», por David Cano Martínez

ENTRE MAGNITUDES

DAVID CANO MARTÍNEZ,

socio de Analistas Financieros Internacionales

“La política de hijo único, vigente hasta 2015, está provocando una caída de la población que implica una pérdida de capacidad de crecimiento”

China vista por un economista

“Esta vez será diferente” es una de las frases que más debate genera entre los economistas. Y en mi caso, a medida que voy acumulando experiencia profesional, voy cambiando de opinión. Hace unos años la consideraba falsa. Tal vez porque pensaba que la economía tenía un componente de ciencia que permitía modelizar su comportamiento a partir de lo que había sucedido en otras fases expansivas o de crisis. Puede que fuera por el sesgo que traía de la universidad en la que había estudiado modelos, muy elegantes y certeros, a la hora de explicar el pasado. Pero en los últimos años mi fe en ellos se ha ido desvaneciendo a medida que se han acumulado acontecimientos inesperados, novedosos y de alto impacto, así como importantes cambios en la estructura de la economía mundial.

Tras esta confesión sobre mi transformación, reconozco que ahora soy de la escuela “estavezserádiferente”. Y por muchos motivos. Por un lado, porque nunca antes habíamos tenido una intensidad tecnológica como la actual. Por el otro, porque nunca antes se había acumulado un volumen tan elevado de deuda pública en un contexto de longevidad y envejecimiento poblacional como el actual. Y, aunque hay muchos más factores, déjenme que me adentre en el tema de este artículo: porque nunca antes habíamos tenido la emergencia de una segunda potencia del tamaño de la que ahora ocupa esa posición: China. Sí, es verdad que esta economía ya ha sido líder en diferentes fases de la historia (lea el libro de Ray Dalio, Nuevo orden mundial), pero el reto que tenemos en el presente como economistas es analizar si es posible que desbanque a EE. UU. de la primera posición y cómo va a conseguirlo.

Y es aquí donde empieza otro debate. Tras una primera fase de fuerte expansión, iniciada con el cambio político introducido por Deng Xiaoping en los setenta y acelerada con la incorporación de China en la Organización Mundial del Comercio (2001), que permitió el fuerte crecimiento del PIB vía inversión empresarial y exportaciones, ese modelo parece agotado. Debe ser la demanda interna (el consumo de las familias chinas) la que tome el relevo al consumo de las familias del resto de mundo a la hora de comprar productos made in China. Y eso no está pasando, ni tiene visos de suceder en el corto plazo. Las autoridades del país lo saben y han optado por activar otra palanca del crecimiento: la alta tecnología (‘Tecno-socialismo’, como lo denomina el profesor Claudio Feijoó). Si uno de los errores del siglo XIX, que derivó en el ‘siglo de la humillación’, fue el rechazo a la innovación tecnológica del momento (el tren), ahora ha preferido situarse a la cabeza, superando incluso a EE. UU. en ámbitos como internet de las cosas, cloud computing, computación cuántica, ciberseguridad o inteligencia artificial (ver al respecto el Informe Draghi publicado a principio de septiembre). Esta parece una apuesta ganadora, salvo por el reconocimiento de que sufren un cierto cuello de botella en una pieza básica: diseño y producción de chips. Es por ello por lo que muchos expertos en geoestrategia apuntan al deseo de China de recuperar Taiwán (recomiendo La guerra de los chips, de Chris Miller).

El otro eje de crecimiento y ventaja competitiva futura tiene que ver con las energías renovables. En esto, a diferencia de la alta tecnología, Europa comparte liderazgo tecnológico, en cierto modo porque, como China, sufrimos la ausencia de combustibles fósiles en nuestro subsuelo. Pero China, a diferencia de Europa, cuenta con las materias primas necesarias para la generación de energía renovable, bien de forma directa (en minas en su territorio), bien de forma indirecta (por el posicionamiento en África, en una suerte de neocoloniaslimo que, al menos de momento, este continente parece aceptar).

Con estos mimbres, además de una elevada población (1.300 millones de personas), podría pensarse que nada va a impedir que el PIB de China supere al de EE. UU., incluso antes de la fecha marcada. Esta es 2049, es decir, en el centenario de la actual República Popular China.

Pero el camino cuenta con sus particulares obstáculos. Uno es la denominada “trampa de la renta media”, según la cual, muchas economías son incapaces de superar en su proceso de desarrollo la cota de los 15.000 USD de PIB per cápita. Como hemos comentado, las autoridades chinas parece que apuestan por las nuevas tecnologías para conseguir la velocidad de escape necesaria.

Otro de los retos es digerir una elevada deuda asociada a la fuerte expansión de la inversión residencial. China sufre una burbuja inmobiliaria que necesitará varios años para purgarse, así como medidas contundentes (y dinero) por parte de las autoridades.

En tercer lugar, se debe advertir del ‘invierno demográfico’ en el que está entrando. La política de hijo único, vigente entre 1982 y 2015, está provocando una caída de la población que, combinado con la longevidad, implica una clara pérdida de capacidad de crecimiento futuro. Es verdad que esta característica es común al resto de países del mundo (con la excepción de África) pero condiciona mucho la capacidad de crecimiento diferencial del PIB que necesita China para cumplir su objetivo.

En cuarto lugar, los sociólogos tampoco se ponen de acuerdo en la sostenibilidad del actual régimen político. ¿Presionará el ciudadano para conseguir una democracia o preferirá mantener la actual autocracia si considera que, ante sus características diferenciales, es más eficaz para conseguir el objetivo de crecimiento del PIB?

Al ayuntamiento lo que es del César

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Al ayuntamiento lo que es del César

La disciplina fiscal es una práctica de obligado cumplimiento en la que se han afanado los ayuntamientos españoles en los últimos años. Eso es lo que toca si quieren cuadrar unas cuentas donde ingresos menguantes y gastos crecientes se repelen en sus balances como polos opuestos.
FERNANDO GEIJO
Los municipios más pequeños, con menos de 500 habitantes, suelen ser los más saneados.

Las obligaciones con las que cargan los consistorios no han hecho más que crecer en las últimas décadas. Y todo ello sin olvidar la pérdida de ingresos que supuso la sentencia del Tribunal Constitucional en relación con el impuesto de plusvalías y los ‘atracones’ de turistas y retornados que cada verano catapultan los censos de cientos de municipios a lo largo y ancho del litoral.

En los últimos cuatro años un tercio de los ayuntamientos españoles han conseguido rebajar su deuda; los municipios con más de 100.000 habitantes suelen ser los más hipotecados. Entre ellos destacan los de Jaén, Jerez y Marbella, en Andalucía; Parla, en la Comunidad de Madrid; así como la capital de Cataluña. Tanto Barcelona como el resto de ciudades mencionadas arrastran problemas para honrar sus compromisos financieros desde hace lustros.

Por su parte, entre las que mejoran se encuentran ejemplos como Madrid, que acumulaba un déficit de 588 millones de euros a 31 de diciembre de 2023, cifra cercana a los 573 millones de euros de Murcia, y superada por los 719 millones de euros de Granada o los 883 millones de euros de Zaragoza.

 


LOS AYUNTAMIENTOS ESPAÑOLES AFRONTAN LA GESTIÓN DE MÚLTIPLES SERVICIOS CON INGRESOS AJUSTADOS, LO QUE ENTRAÑA UN GIGANTESCO RETO


 

Reformas a la vista

La razón que explica en parte estos abultados endeudamientos, al igual que ocurre con otros más magros repartidos entre miles de municipios situados por toda España, sería la creciente asunción de un mayor número de competencias sin que ello conlleve un aumento de la correspondiente dotación presupuestaria.

De hecho, para la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) abordar el reajuste de la financiación local es una reivindicación histórica. Un aspecto que consideran urgente plantear al Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática en el seno de la Comisión Nacional de Administración Local, órgano permanente de colaboración entre el Estado y los ayuntamientos, de cara a abordar la reforma de la ley de bases de régimen local y como paso previo de los trámites para elaborar los presupuestos generales del Estado de 2025. Un proceso que se producirá en paralelo a la revisión de la financiación autonómica -que se antoja inminente tras el reciente pacto de gobierno PSC-ERC en Cataluña-.

En este sentido, la clave estaría en reinterpretar el techo de gasto para aliviar la presión sobre los municipios, derivada, también, de la merma de ingresos relativa al cercenado impuesto de plusvalías, una de las principales fuentes de recursos de la que se nutrían las arcas de los consistorios, junto con el de circulación, el famoso ‘numerito’, o el de bienes inmuebles (IBI).

El asunto no es baladí, dado que la prórroga de los presupuestos para 2024 lastra acometer la reforma de la financiación por la que claman las entidades locales desde hace tiempo. Una vieja reivindicación, ajena a la disputa política partidista, que aglutina el consenso de ayuntamientos de distinto signo político y a la que se une la solicitud de una mayor transparencia sobre las reglas fiscales a aplicar o la revisión de las condiciones de los préstamos a los consistorios con problemas de liquidez, entre otros asuntos.

Agujero económico

Desde Hacienda están de acuerdo en la necesidad de reformar el sistema de financiación local, máxime desde que en octubre de 2021 el Tribunal Constitucional tumbase algunos aspectos del denominado impuesto de plusvalía municipal, al declarar inconstitucional el sistema de cálculo de su base imponible que establecía que siempre había habido un incremento patrimonial del valor de los terrenos urbanos, independientemente de que hubiese sido así y de su cuantía real, con su evidente reflejo en su valor catastral y en el pago de los impuestos relacionados. No en vano, a posteriori se determinó que era posible reclamar la devolución de la plusvalía si la venta se había producido a pérdida.

El varapalo judicial, sin efectos retroactivos, aunque con afectación en litigios aún vivos, tuvo un claro reflejo en las cuentas municipales, cifrado en su día en un porcentaje de entre el 2,5% y el 15% del presupuesto, en función de la actividad inmobiliaria de cada municipio en cuestión.

Los consistorios denunciaron en su día inseguridad jurídica y la puesta en marcha de un fondo de compensación hasta que se aclarase la situación jurídica para compensar los ingresos esperados que se quedaron en el limbo.
Sin embargo, el Gobierno aseguraba a finales del pasado año que las entidades locales nunca habían estado mejor dotadas para cumplir con sus obligaciones, puesto que sus recursos habrían crecido de forma sostenida en los últimos años, hasta recibir en 2024 alrededor de 28.500 millones de euros, un 22,6% más en comparación con 2023, mientras que las entregas a cuenta está previsto que sumen 23.774 millones de euros, un 5,1% más que en el pasado ejercicio.

 


BARCELONA, JAÉN, JEREZ, MARBELLA Y PARLA SON LOS AYUNTAMIENTOS MÁS ENDEUDADOS DE ESPAÑA


 

Urbi et orbi

El incumplimiento reiterado de las obligaciones financieras municipales no parece responder a un patrón geográfico claro. Así, a lo largo y ancho del país encontramos por doquier municipios tiznados tanto del rojo del déficit como del ansiado azul del superávit. Y esto se produce tanto al norte como al sur de la imaginaria línea horizontal que traza la capital del España en el centro de la llamada ‘piel de toro’.

A pesar de que, por regla general, el sur suele ser el hogar de los ayuntamientos más deudores, como en las provincias de Cádiz y Jaén al contar con una media per cápita por habitante superior a los 1.000 euros, también es cierto que el carácter meridional de otras como Huelva y Murcia no evita que brillen con niveles de pasivo por habitante inferiores a los 100 euros, al menos entre los municipios con entre 500 y 1.000 vecinos.

La gestión de cada municipio tiene su propio intríngulis, plagado de singularidades y vicisitudes, aunque parece que se suele cumplir la norma de lo pequeño como sinónimo de eficiente. En este caleidoscopio de más de 8.000 municipios que tejen la realidad local española encontramos, según los datos de Hacienda, desde casas consistoriales que han logrado reducir de forma significativa la deuda neta por habitante, un 33% del total, hasta otras que la han empeorado de forma manifiesta o moderada, un 14,5% del censo, mientras que el resto, que suman 4.245, o lo que es lo mismo el 52%, se han mantenido más o menos igual que en 2019.

En cualquier caso, el análisis de las cifras del fisco muestra una serie de tendencias recurrentes: los municipios más pequeños, con menos de 500 habitantes, suelen ser los más saneados, los que ya tenían la deuda más alta han incrementado su agujero fiscal y, entre ellos, los más poblados, con 100.000 ciudadanos para arriba, cumplen con la estadística de mayor endeudamiento y aumento del mismo.

Si trasladamos el foco a las mayores urbes del país, a pesar de contar con un destacado nivel de déficit fiscal en función de la masa poblacional a la que prestan servicios, la verdad es que solo A Coruña y Bilbao, con un menor montante negativo, y Córdoba, Gijón y Valladolid, han aumentado sus respectivos déficits fiscales. Mención aparte merece la Ciudad Condal, ya que aumentó en el período de referencia su volumen de fondos en rojo nada menos que en un 70%, hasta superar los 800 millones de euros.

De la necesidad, virtud

Las competencias municipales en España tienen un amplio espectro y varían, léase se amplían, en función de la población residente. Esto ha supuesto a menudo la transferencia de una serie de servicios a la población si contar con la correspondiente dotación presupuestaria pero que, aún así, han sido aceptadas por un cierto sentido altruista.

Para tratar de paliar esta situación, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, anunció a finales de 2023 la decisión del Gobierno de flexibilizar la senda de estabilidad para este subsector. De esta manera, en 2024 las entidades locales pasarían a tener un objetivo de equilibrio presupuestario, frente al anterior que preveía en el Programa de Estabilidad un superávit del 0,2%, y que ahora asumirá la Administración General del Estado.

Como ocurre con los hombres orquesta, acostumbrados a tocar varios instrumentos a la vez utilizando para ello en ocasiones manos y pies, los ayuntamientos españoles afrontan la gestión de múltiples servicios con ingresos ajustados, lo que entraña un gigantesco reto a la hora de armonizar generosas expectativas con limitados recursos en el marco del auténtico sudoku que supone la gestión municipal moderna.

Servicios municipales

El marco competencial de los municipios en España está regido por la Ley 7/1985 Reguladora de Bases del Régimen Local, modificada por la Ley 27/2013 de racionalización y sostenibilidad de la Administración Local, en la que se establecen los servicios a prestar en el ámbito local, que se dividen en:

  • Para todos los municipios:
    • Abastecimiento domiciliario de agua potable
    • Acceso a núcleos de población
    • Alcantarillado y alumbrado público
    • Cementerio
    • Limpieza viaria y recogida de residuos
    • Pavimentación de vías públicas
  • De más de 5.000 habitantes, además de lo anterior:
    • Biblioteca pública
    • Mercado
    • Parques públicos
    • Tratamiento de residuos
  • De más de 20.000 habitantes, además de todo lo anterior:
    • Instalaciones deportivas
    • Prevención y extinción de incendios
    • Protección civil
    • Servicios sociales
  • De más de 50.000 habitantes, además de todo lo anterior:
    • Medio ambiente urbano
    • Transporte municipal de pasajeros
Limpieza viaria y recogida de residuos.

‘Liberté, Égalité’ pero ‘Payer’

La posesión de propiedades inmobiliarias en Francia está regulada principalmente por dos gravámenes: el impuesto sobre bienes inmuebles (denominado taxe foncière) y el impuesto municipal (taxe d´habitation), que se corresponde con el IBI español. La particularidad del sistema galo reside en que, si bien el dueño es siempre el responsable de satisfacer el primero, en caso de alquiler de la propiedad es el inquilino quien abona los impuestos locales, mientras que el propietario lo hará sólo en los períodos en que no está arrendada.

Este tipo de impuestos son gestionados por el municipio, commune en francés, mínima unidad administrativa de la administración gala, y se basan en el valor catastral, actualizado en 2018.

OJO AL DATO

Informe Deuda viva de las entidades locales a 31/12/2023. Secretaría General de Financiación Autonómica y local, Secretaría de Estado de Hacienda. Ministerio de Hacienda.

Propuestas de reforma del sistema de financiación local. Revisión de la literatura. Fundación Democracia y Gobierno Local y Diputación de Barcelona. Paula Salinas, Maite Vilalta y Pere A. Taberner. Diciembre de 2021.

Informe de Fiscalización del Sector Público Local, ejercicio 2022. Tribunal de Cuentas.

«Déficit, deuda y gasto público», por Antonio Durán-Sindreu

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ANTONIO DURÁN-SINDREU
profesor Asociado UPF, Doctor en Derecho y Socio-director de Durán-Sindreu Asesores Legales y Tributarios.

“Gestionar de forma eficiente significa evitar las duplicidades, eliminar lo superfluo, obviar el gasto “político”, y promover la colaboración público-privada”

Déficit, deuda y gasto público

Tras un largo periodo de tiempo de continuo saneamiento financiero, los municipios españoles han empezado a invertir su positiva tendencia.

El motivo no es otro que la aparición de nuevo de situaciones de déficit e irremediablemente de aumento del importe de la deuda pública.

Personalmente, nunca he entendido que los presupuestos públicos arrojen déficit, esto es, que el importe de los gastos pueda superar al de los ingresos.

Cuando esto sucede, el “agujero” que en las cuentas públicas se produce se traduce en endeudamiento, es decir, en deuda pública, o, para entendernos, en dinero prestado que hay que devolver.

Por su parte, esa deuda solo es posible sanearla con futuros superávits, esto es, y salvo milagros, con mayores impuestos.

Claro que la “bola” siempre se puede hacer más grande. Pero ello limitará el margen de maniobra de la Administración de que se trate.

La deuda pública es, por tanto, el importe que una Administración Pública ha tenido que solicitar a un tercero para poder pagar todos sus gastos.

¿Quiénes son estos terceros? Pues no hay otros que los bancos, y/o los inversores privados (empresas o familias).

El problema es que la deuda conlleva el pago de intereses que, inevitablemente exige mayores ingresos, normalmente, mayores tributos (o mayor deuda).

Es posible, eso sí, que en circunstancias extraordinarias, como el Covid, la Administración tenga inevitablemente que asumir pagos imprevistos, por ejemplo, el de ayudas directas, que impacten negativamente en las cuentas públicas. Pero se trata de circunstancias extraordinarias o, mejor, difícilmente previsibles.

Es posible, también, que determinadas inversiones públicas se tengan que financiar con deuda, por ejemplo, la inversión en las instalaciones necesarias para celebrar un determinado acontecimiento extraordinario, como la Expo, o las Olimpiadas.

Pero en tales casos, es necesario el correspondiente plan de inversiones, y su viabilidad financiera.

Fuera de tales casos, el objetivo de cualquier Administración Pública es el equilibrio presupuestario.

Aunque parezca una obviedad, esto es lo que el art. 135.1 de la Constitución señala: todas las Administraciones Públicas adecuarán sus actuaciones al principio de estabilidad presupuestaria.

Por si hubiera alguna duda, el art. 3.2 de la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera (en adelante, LOEPSF), señala que se entiende por estabilidad presupuestaria la situación de equilibrio o superávit estructural.

En definitiva, salvo en los casos de reformas estructurales con efectos presupuestarios a largo plazo, o de acuerdo con normativa europea, ninguna Administración Pública puede incurrir en déficit estructural (art. 11 LOEPSF).

Desgraciadamente, tengo la impresión de que la mayoría de nuestros responsables políticos ignoran la claridad y rigidez de tales normas.

Pero sigamos. Una Administración diligente ha de procurar además tener siempre el “colchón” suficiente para afrontar los avatares de años con viento desfavorable.

El objetivo, en definitiva, no es ni gastar más, ni endeudarse más, sino gestionar de forma eficiente.

Gestionar de forma eficiente significa evitar las duplicidades, eliminar lo superfluo, obviar el gasto “político”, y promover la colaboración público-privada.

Conviene recordar, también, que la naturaleza pública de un determinado servicio, por ejemplo, el transporte municipal, no obliga a que su gestión sea pública. Esta se puede encomendar a un tercero. Lo importante, pues, no es su gestión, sino la regulación y control de los estándares de calidad del servicio. Se trata, por tanto, de un equilibrio entre eficiencia económica y calidad del servicio.

No en vano, el art. 7.2 de la LOEPSF establece que la gestión de los recursos públicos estará orientada por la eficacia, la eficiencia, la economía y la calidad, a cuyo fin se aplicarán políticas de racionalización del gasto y de mejora de la gestión del sector público.

Insisto de nuevo en que el objetivo de cualquier Administración no es gastar, sino prestar servicios públicos de calidad.

Si la eficiencia en el gasto es importante, también lo es la eficacia, esto es, si las políticas de gasto que se han aprobado están dando los resultados esperados. De ahí la importancia de valorar su eficacia adoptando, en su caso, las medidas correctoras que sean necesarias. Valoración que necesariamente ha de ser pública, esto es, accesible a los ciudadanos.

Sea como fuere, la queja mayoritaria del ciudadano no es por los impuestos en sí mismos, sino por su falta de correlación con la percepción de servicios de calidad, y por la enorme burocratización de nuestras vidas.

Sería, pues, necesario que el debate público no se centrara en la mera presión fiscal, sino en la existencia de dicha correlación. En el grado de eficiencia, eficacia, y calidad de los servicios.

En este contexto, sería deseable consensuar una lista cerrada de servicios básicos obligatorios; lista que exige recordar que la Administración no ha de cubrir todas las necesidades de sus ciudadanos, sino aquellas que sean imprescindibles para garantizar una vida digna, en especial, en los casos de vulnerabilidad social.

En definitiva, lo relevante no es tanto el superávit o déficit presupuestario, sino el grado de satisfacción de los ciudadanos con relación a los servicios que la Administración les presta.

Por pedir, sería también necesario regular supuestos de responsabilidad patrimonial personal de nuestros responsables políticos en los casos de gestión irresponsable de los recursos públicos.

Sin ejemplaridad pública, se pierde la confianza en el Estado. En definitiva, quien exige cumplir está obligado también a cumplir.

Salvar al jubilado ‘boomer’

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SALVAR AL JUBILADO ‘BOOMER’

Asegurar el futuro de las pensiones. El objetivo parece claro, pero el camino para alcanzarlo es todo un desafío, digno del mismísimo Hércules. En los últimos años, la descompensación en España entre cotizantes y beneficiarios de una pensión no ha hecho más que incrementarse. Un complejo y común escenario en toda Europa lleno de incertidumbres, pero agravado en nuestro país por la inminente jubilación del 25% de la población, nacida entre 1958 y 1975 y conocida como baby boomers, lo que amenaza con hacer saltar por los aires las costuras de un sistema vigilado de cerca desde Bruselas.

FERNANDO GEIJO
Las jubilaciones boomer cuestan a las arcas públicas 590 millones de euros más al mes.

Resolver el sudoku de las pensiones. El evidente descuadre entre ingresos y gastos ha aumentado de forma alarmante en España en las últimas décadas. Una delicada coyuntura derivada de la pertinaz caída del índice de natalidad, con la inmigración incapaz de compensar el envejecimiento poblacional, el alargamiento de la esperanza de vida, más de 84 años de media (la mayor de la Unión Europea), y el incremento en la cuantía de las prestaciones, cercana al 65% del salario mínimo interprofesional, sin olvidar su generosidad, la más elevada de la OCDE -junto a Grecia- dentro de este selecto club económico mundial.

Fruto de este rompecabezas, el Gobierno se puso manos a la obra para realizar, con el beneplácito de Europa, una reforma del sistema en profundidad, más allá de la adopción de medidas de mero maquillaje. En definitiva, una hoja de ruta para convencer a Bruselas de que era posible garantizar a largo plazo la sostenibilidad de las pensiones gracias al incremento de los ingresos por cotizaciones sociales, léase gravar más a empresas y trabajadores, sin recortar la cuantía de las prestaciones.

 


EL GOBIERNO PODRÁ EMPEZAR A UTILIZAR EN 2033 EL FONDO DE RESERVA PARA PAGAR LAS PENSIONES


 

Que vienen los boomers.

Tanto avisar de la llegada del lobo y finalmente se encuentra a las puertas de su ansiado descanso laboral. Pero para calibrar su impacto en las cuentas de la Seguridad Social, conviene recordar que en 2023 se registraron casi 327.000 altas de pensionistas frente a 265.000 bajas, un diferencial por encima del 23%.

Un vistazo más en detalle a los datos que maneja el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) advierte de que ese dato es el tercero más alto de la serie histórica, después de los de 2018 y 2022, con cifras muy similares, lo que entraña un retorno a la tendencia registrada antes de la pandemia sanitaria.

Parafraseando la estrofa de la conocida canción de Amaral en Moriría por vos: soy el invierno contra tu primavera, lo cierto es que la explosión poblacional registrada tras la II Guerra Mundial en toda Europa se enfrenta ahora a su némesis generacional en una suerte de ‘invierno demográfico’.

Para combatir este escenario y partiendo del acuerdo entre diferentes fuerzas políticas en el marco del Pacto de Toledo, el Gobierno de Aznar creó en el año 2000 la comúnmente llamada hucha de las pensiones. Un Fondo de Reserva que funciona a modo de fondo soberano de inversión de estabilización y reserva destinado a atender y compensar las desviaciones entre ingresos y gastos de la Seguridad Social.

La idea que subyacía en su funcionamiento es que estuviese dotado con el exceso de fondos procedentes de la prestación de incapacidad temporal por contingencias comunes, gestionados por las mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.

 


EN LAS PRÓXIMAS DÉCADAS EL NÚMERO DE PENSIONISTAS PODRÍA PASAR DE LOS 9,2 A LOS 16 MILLONES


 

Y llegó el ‘destope’

La reforma de las pensiones, aprobada en marzo de 2023 previo pacto con la Comisión Europea, por el entonces ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, supuso también la subida paulatina de la base máxima de cotización, que en 2024 alcanzará a los salarios por encima de los 56.600 euros brutos al año, gracias al aumento del 5% de la base máxima de cotización.

Esta decisión, que afecta sobre todo a las grandes empresas y a los empleados de mediana edad con alta cualificación, supone que el límite superior de cálculo de la pensión crecerá 1,2 puntos adicionales a la variación media que registre el Índice de Precios al Consumo (IPC), que los expertos prevén que cierre este curso en la horquilla en torno al 3,6% y el 3,9%.

La elevación de la base máxima, que arranca este año y proseguirá hasta mitad de siglo, y la cuota de solidaridad, establecida para los que excedan del límite al imponer tramos que varían entre el 0,92% y el 1,17% el próximo 2025, aumentando cada año hasta alcanzar en 2045 unos tipos mínimo y máximo del 5,5% y del 7%, respectivamente, impactará sobre todo en los trabajadores de mediana edad, de entre 44 y 63 años.

Dentro del paquete de medidas propuesto en su día por el ministro Escrivá se incluyeron iniciativas como el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), gracias al cual la caja de las pensiones lleva acumulada una recaudación de más de 7.000 millones de euros a fecha de 31 de mayo, su nivel más alto desde 2018, de los que 1.373 millones de euros han sido ingresados en lo que va de año.

Para tratar de embridar el desfase de la contabilidad de las pensiones, especialmente una vez acordada su revalorización anual ligada al IPC, el arsenal de medidas incluyó, además, la creación a partir de 2025 de una cuota de solidaridad por tramos para las rentas más altas, así como el impulso al retardo en la jubilación.

El uso que se dará a esta ‘hucha’, que sólo podrá ser utilizada a partir de 2033, apunta a un trasvase de entre 120.000 y 130.000 millones de euros para nutrir al Fondo de Reserva de cara a afrontar el elevado gasto que se avecina a tenor del masivo retiro ‘boomer’. En el hipotético caso de que la Seguridad Social generase más superávit, también iría destinado a la caja común, aunque, de aquí a mitad de siglo, el Gobierno sólo podrá disponer de un máximo de hasta el 0,91% del PIB para afrontar la tensión en el sistema, cuyo pico se prevé alcanzar en 2040.

 


DESDE OCTUBRE DE 2023 SE PRODUJERON 333.000 ALTAS DE JUBILACIÓN, EL DATO MÁS ELEVADO DESDE QUE HAY REGISTROS


 

Coste creciente

En España nacieron más de 650.000 personas en 1958, un hito demográfico que supuso el doble de lo registrado en 2022. En los últimos doce meses desde octubre de 2023 se produjeron 333.000 altas de jubilación, el dato más elevado de la serie desde que hay registros. Una realidad que, sin duda, impacta en las cuentas públicas, lo que podría derivar en la pérdida de hasta un 20% del PIB en las próximas tres décadas, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Las proyecciones demográficas del Instituto Nacional de Estadística (INE) indican que entre 2023 y 2050 la población española en edad de trabajar se reducirá en más de 800.000 personas, al tiempo que la mayor de 65 años aumentará por encima de los 6 millones de habitantes. En paralelo, se espera que en las próximas décadas el número de pensionistas escale desde los 9,2 millones actuales hasta un total de 16 millones, pero con un grueso de cotizantes similar al presente.

Asimismo, hay que constatar que las jubilaciones boomer ya cuestan a las arcas públicas 590 millones de euros más al mes, al abonar en mayo pasado alrededor de 12,7 millones de euros adicionales en pensiones contributivas, 757 millones de euros por encima de lo satisfecho en el mismo mes de 2023, un porcentaje del 6,3% superior. El tiempo dirá si las medidas adoptadas hasta ahora han sido suficientes.

Y en Europa, ¿qué?

En el Viejo Continente conviven varios modelos de pensiones:

  • Sistema bismarckiano antiguo, en alusión al ex canciller prusiano Otto von Bismarck, creador del primer sistema moderno de pensiones en 1881, utilizado en Austria, Bélgica, España, Francia, Italia, República Checa y Eslovenia, está basado en el reparto de fondos procedentes de las tasas a empresas y trabajadores, en función del salario y de la cotización acumulada por el beneficiario, y fragmentado en diferentes regímenes y categorías.
  • Sistema de puntos vigente en Alemania. El monto de la pensión depende de los acumulados en función de 1 punto por año trabajado con un salario medio (0,5 en caso de ser inferior a este y 1,2 puntos si es superior al 120% de dicho salario, con un elevado tope establecido).
  • Los países nórdicos como Finlandia, Noruega y Suecia siguen el modelo conocido como sistema bismarckiano de segunda generación, evolucionado a partir del pilar beveridgiano (en honor de William Beveridge, padre británico del sistema de prestación social que establece la pensión básica universal financiada por reparto), al que suma un segundo pilar obligatorio, usualmente unificado y público, financiado por cotizaciones sociales de reparto y con prestaciones vinculadas a los ingresos.
  • Sistema multipilar, vigente en Reino Unido, Dinamarca, Países Bajos, Suiza, Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Hungría, Letonia y Polonia, tras la reforma de las pensiones realizada en la década de los 90. Preconiza el refuerzo del pilar beveridgiano con regímenes obligatorios de jubilación profesional o personal financiados por capitalización. Cabe mencionar que Hungría y Polonia renacionalizaron parte de su sistema de pensiones a finales de la década de 2010.
El Gobierno de Aznar creó en el año 2000 la comúnmente llamada hucha de las pensiones.

OJO AL DATO

Informe de altas y bajas de pensiones contributivas. Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS).

Informe Pensions at a Glace 2023, OECD and G20 indicators. Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Informe Enhancing productivity and growth in an ageing society: Key mechanisms and policy options, Christophe André, Peter Gal, Matthias Schief. Economics Department Working Papers No. 1807. Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

«¿Quo Vadis con las pensiones?», por José Ignacio Conde-Ruiz

ENTRE MAGNITUDES

JOSÉ IGNACIO CONDE-RUIZ,
catedrático de Economía de la Universidad Complutense y subdirector de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada

“Muy probablemente en 2025 se va a abrir una ventana de oportunidad para reformar las pensiones”

¿Quo Vadis con las pensiones?

El proceso de envejecimiento en España se intensificará significativamente hasta 2050, cuando se convertirá en uno de los países más envejecidos del mundo. España combina lo mejor y lo peor de todos los países. Lo mejor en el sentido de que tenemos una de las mayores expectativas de vida al nacer y a partir de los sesenta y cinco años y lo peor en el sentido de que tenemos una de las menores tasas de fecundidad del mundo.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la esperanza de vida seguirá aumentando, proyectándose que en 2050 alcance aproximadamente los ochenta y cuatro años para los hombres y ochenta y nueve años para las mujeres. Paralelamente, la tasa de fecundidad se mantendrá baja, con una proyección de alrededor de 1,2 hijos por mujer, muy por debajo del nivel de reemplazo generacional. La entrada de inmigrantes será crucial para mitigar parcialmente los efectos del envejecimiento, con una proyección acumulada de aproximadamente diez millones de inmigrantes netos hasta 2050, aunque no lo suficiente para revertir la tendencia. Como resultado la tasa de dependencia de las personas mayores, que mide la proporción de personas de sesenta y cinco años o más en comparación con las personas en edad de trabajar, prácticamente se doblará, situándose en torno al 57% en 2050. Este aumento de la tasa de dependencia incrementará la presión sobre los sistemas de pensiones y servicios sociales, planteando desafíos significativos para la sostenibilidad económica y social del país.

En este sentido, en el ámbito académico, existe un amplio consenso sobre la necesidad de adaptar nuestro sistema de pensiones a esta ‘nueva longevidad’. Cuando hablamos del aumento del gasto en pensiones en las próximas décadas, en mi opinión hay una parte de ese aumento que está perfectamente justificada. En concreto, si el número de jubilados se va a incrementar hasta superar los quince millones, parece lógico que el gasto en pensiones como porcentaje del PIB también aumente. Pero, hay otra parte, que desde mi punto de vista no está justificada, y me refiero al aumento del gasto porque nos negamos a adaptar las pensiones al aumento de la esperanza de vida a partir de los sesenta y cinco años. Es decir, si tenemos un sistema de pensiones diseñado para una esperanza de vida determinada, parece lógico que, si esta aumenta significativamente, el sistema se reforme.

La reforma de 2021, por un lado, garantizó la suficiencia de las pensiones al introducir por ley su automática actualización con el coste de la vida (o IPC), pero ha puesto en riesgo la sostenibilidad. La estrategia de no adaptar el sistema de pensiones a la nueva longevidad y usar como única vía para la sostenibilidad la subida de cotizaciones me parece un error por dos motivos. En primer lugar, constituye un cheque en blanco para mantener la generosidad del sistema de pensiones a cualquier precio y ante cualquier aumento en la longevidad, y amenaza con dejarnos sin margen fiscal para muchos otros programas del Estado del bienestar, como la sanidad, la dependencia, que también favorecen a los mayores, pero también educación, vivienda, etc. En segundo lugar, olvida que un sistema de pensiones de reparto se mantiene en el tiempo por un pacto o contrato entre generaciones. Es decir, los que estamos pagando las pensiones de los actuales jubilados mediante nuestras cotizaciones, lo estamos haciendo porque confiamos en que las futuras generaciones de trabajadores hagan lo mismo por nosotros cuando nos jubilemos. Pero si aumenta la longevidad y nos oponemos a reformar el sistema de pensiones, estaremos imponiendo una excesiva carga fiscal a las futuras generaciones. Pero no solo aumenta la carga fiscal, sino que también hay un coste de oportunidad de ese aumento del gasto en pensiones que podría utilizarse para invertir en otras políticas, muchas de ellas más justas intergeneracionalmente, como por ejemplo en vivienda social en alquiler para jóvenes, en educación, en ayuda a la familia para mejorar la tasa de fecundidad o en la lucha contra la pobreza. Por todo ello se está debilitando la justicia intergeneracional.

Muy probablemente en 2025 se va a abrir una ventana de oportunidad para reformar las pensiones. En ese año, se evalúa la última reforma. Todos los indicios apuntan que se va a activar la cláusula de salvaguardia que nos exigió imponer Bruselas como condición para poder seguir percibiendo los fondos europeos. La activación de esta cláusula nos obligará a tomar medidas para reducir el déficit. En principio estas medidas pueden ser de reducción del gasto o de aumento de cotizaciones. Pero si no hay consenso se deberá producir un aumento automático de cotizaciones con el consiguiente efecto sobre la justicia intergeneracional que hemos comentado antes. Ese será el momento idóneo para buscar un consenso entre los dos grandes partidos para adaptar el sistema de pensiones a la nueva longevidad. Entre las medidas que se podrían consensuar se me ocurren tres. Por un lado, considerar toda la vida laboral para calcular la pensión. Esta es la tradición española, que pasó de dos años a ocho años con el presidente González, de ocho a quince con el presidente Aznar, de quince a veinticinco con el presidente Zapatero y que en la última reforma se amplió de veinticinco a veintinueve, pero pudiendo descartar los dos años peores. En segundo lugar, tal como se comprometieron los interlocutores sociales en la reforma de 2011, introducir cambios automáticos en los parámetros del sistema a medida que aumenta la esperanza de vida a partir de los sesenta y siete años. En tercer lugar, permitir la plena compatibilización entre la percepción de una pensión y el trabajo remunerado, con un contrato especial para trabajadores jubilados que no tendría costes de despido. Se trataría de potenciar al máximo la jubilación parcial o flexible. Que no solo será buena para el sistema de pensiones sino también para el propio trabajador y su salud y atractivo para las empresas.

Todas estas medidas ayudarían a contener el crecimiento del gasto en pensiones debido a aumentos en la longevidad, y permitirían liberar recursos fiscales para invertir en el bienestar de los jóvenes y recuperar la tan necesaria justicia intergeneracional.

La banca digital gana terreno

ENTRE MAGNITUDES

La banca digital gana terreno

Los avances en digitalización han tenido una destacada influencia en la banca en España, no sólo a través del lanzamiento de nuevos canales y servicios sino también mediante la apuesta por la contratación de personal con perfiles especializados en el ámbito conocido como STEM (acrónimo de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) y en la optimización y adelgazamiento de su red comercial.
FERNANDO GEIJO
Más de 35 millones de personas utilizaba los servicios de banca electrónica a finales de 2020.

Hubo un tiempo en que la conexión a internet valía su peso en oro. Eran momentos de incertidumbre y la digitalización extendía su mancha de influencia por ciudades y pueblos de todo el globo. Durante la pandemia el porcentaje de trabajadores con ordenador se multiplicó de forma exponencial. La generalización de este factor supuso no sólo la adopción de costumbres antes impensables, como el pago del pan o de un simple café con la tarjera bancaria, sino también unas ganancias en productividad que todavía perduran hasta nuestros días.

 


DESDE LA PANDEMIA EL USO DE LA BANCA DIGITAL EN ESPAÑA HA AUMENTADO EN UN 30%, SEGÚN UN ESTUDIO DE KPMG


 

Operaciones en línea

El don de la ubicuidad laboral, facilitado por la eclosión de las conexiones gracias al despliegue masivo de las redes inalámbricas, fue un inesperado acicate a la hora de animar las raquíticas ratios de productividad en las sociedades industrializadas. De esta forma, el trabajo a distancia y las operaciones en línea se erigieron como auténticas válvulas de escape de cara a lidiar con la adaptación al inédito cierre forzoso de actividad decretado a causa del covid-19, como se indica en el reciente estudio elaborado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) bajo el título: How Pandemic Accelerated Digital transformation in Advanced Economies.

No en vano, esta publicación señala que la revolución digital derivada de la pandemia contribuyó, de forma crucial, a lograr la eficiente protección del empleo durante la situación de excepción, al posibilitar una menor pérdida de productividad laboral, en términos de horas trabajadas, y fue especialmente relevante en los sectores más digitalizados, como el bancario.

Internet permitió la organización y simplificación eficiente de muchas tareas cotidianas.

En este sentido, una encuesta realizada en julio de 2023 por la consultora Metroscopia aseguraba que tres de cada cuatro españoles preferían relacionarse con su banco de forma digital, salvo para realizar operaciones complejas, como la tramitación de hipotecas. Asimismo, el sondeo avanzaba que la población bancaria digitalizada en España habría pasado en los dos últimos años del 67% al 74%, mientras que en el caso de los mayores de 65 años este porcentaje descendía hasta el 51%.

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística (INE) reseñaba en un informe de 2021 que un 62% de la población española de entre 16 y 74 años (más de 35 millones de personas) utilizaba los servicios de banca electrónica a finales de 2020, y que desde 2011 el uso de internet en nuestro país había aumentado nada menos que en 35 puntos. No en vano, en 2003 menos del 10% de la población española la usaba, frente al 71% actual, según datos de la Asociación Española de Banca (AEB).

 


EL SECTOR BANCARIO ESPAÑOL FUE EN 2022 EL MÁS MADURO DIGITALMENTE DEL MUNDO, POR DELANTE DE SINGAPUR, NORUEGA Y CANADÁ


 

Adiós sucursal, hola móvil

Estos cambios en la forma en que los ciudadanos se relacionan con su banco afectan también a los canales de comunicación, primando lo digital frente a la opción presencial. Así, la propia Asociación Española de Banca indicaba recientemente que la cifra de clientes que acuden a la oficina bancaria para realizar trámites ha caído bruscamente en 2024 hasta un porcentaje del 8%.

Por consiguiente, el cliente tipo de la banca en España ya no estaría, por decirlo de alguna manera, ‘sucursalizado’, como aclara un informe de Deloitte titulado: Digital Banking Maturity, en el que se analizó el nivel de madurez digital de la banca en 2022, incluyendo un universo total de 304 bancos de 41 países.

En el mismo, se afirma que la banca española lideraba la digitalización en el mundo gracias a los esfuerzos realizados en la automatización de procesos y operaciones, lo que ha permitido la contratación digital de múltiples servicios financieros y de inversión.

El Banco de España también publicaba un análisis en 2023 sobre Hábitos en el uso del efectivo en el que revelaba que las tarjetas se han consolidado como el segundo método de pago más utilizado, tras el cash, mientras que los teléfonos móviles se han colocado en el tercer lugar, al ser utilizados por un 10% de la población.

 


LA CIFRA DE CLIENTES QUE ACUDEN A LA OFICINA BANCARIA PARA REALIZAR TRÁMITES HA CAÍDO BRUSCAMENTE EN 2024, HASTA UN PORCENTAJE DEL 8%


 

Los avances en digitalización han supuesto también el cierre masivo de oficinas bancarias, al pasar de más de 27.000 en 2018 a las casi 18.000 de finales de 2023.

Tendencia al alza

El impacto y tendencias de la digitalización en los procesos bancarios fue analizado además en un informe de 2023 elaborado por KPMG por encargo del think tank de la Fundación de las Cajas de Ahorros. El estudio, bajo el título La digitalización como eje de transformación bancaria, revela que desde la pandemia el uso de la banca digital en España ha aumentado en un 30%. Este porcentaje implica que el 70% de la población era usuaria habitual del canal digital, por encima de la media europea del 60%.

Asimismo, se espera que esta tendencia se consolide y siga al alza hasta alcanzar el 85% en 2027, tras añadir unos seis millones de clientes al canal digital, donde tres de cada cuatro contrataciones bancarias ya serán online gracias, entre otros factores, al imparable auge del comercio electrónico, la consolidación de alternativas como las Fin Tech, Big Tech y la competencia de los neobancos y, finalmente, a los cambios regulatorios previstos.

Hacia un futuro bancario digital

El sector bancario afronta una serie de cambios que se resumen en:

  • Las entidades financieras ya no hacen solamente banca.
  • La creciente demanda de servicios de asesoría.
  • La expansión en el sector de las aplicaciones móviles.
  • La prestación de servicios personalizados de valor añadido.
  • El potencial del comercio electrónico y la venta cruzada.

Fuente: Digital Banking Maturity, Monitor Deloitte.

Tres de cada cuatro españoles prefieren relacionarse con su banco de forma digital, salvo para realizar operaciones complejas.

Panorama patrio

  • Los bancos españoles alcanzaron un 50% de media de contratación digital en 2022.
  • El efectivo sigue siendo el medio de pago dominante con el 65% de las operaciones.
  • La pandemia supuso la aparición de nuevos métodos de pago, como el Buy Now Pay Later (BNPL).
  • Bizum cuenta con más de 22 millones de usuarios en España y aglutina 762 millones de operaciones.
  • Los neobancos, 100% digitales, alcanzan el 30% de cuota de mercado.

Fuente: La digitalización como eje de transformación bancaria, KPMG-FUNCAS.

Las tarjetas se han consolidado como el segundo método de pago más utilizado, tras el cash.

OJO AL DATO

Informe Digitalización durante la crisis del Covid-19, implicaciones para la productividad y los mercados laborales en las economías avanzadas. Fondo Monetario Internacional (FMI), marzo de 2023.

La digitalización como eje de transformación bancaria. Observatorio de la Digitalización Financiera, FUNCAS-KPMG, julio de 2023.

Informe Digital Banking Maturity 2022, Monitor Deloitte, febrero de 2023.

Informe ejecutivo Estudio sobre hábitos en el uso del efectivo. Banco de España Eurosistema, 2023.

«Los bancos como catalizadores de la innovación», por José Luis Martínez Campuzano

ENTRE MAGNITUDES

JOSÉ LUIS MARTÍNEZ CAMPUZANO,

portavoz de la Asociación Española de Banca

“Un 88% de los españoles utiliza los canales digitales de su banco al menos una vez a la semana”

Los bancos como catalizadores de la innovación

Los bancos de la AEB contrataron a más de 12.600 personas durante 2023, 1.800 para su actividad en España. Esta mejora en el empleo entre nuestras entidades es posible por la recuperación de la rentabilidad, que permite adaptar las capacidades a la demanda de los clientes, que cada vez más piden una atención a través de canales remotos.

Esto explica que busquen a la hora de ampliar su plantilla el talento relacionado con el mundo de la tecnología, los datos y la sostenibilidad. Entre otros, perfiles Stem en áreas de Riesgos, Tecnología, Canales Digitales y Gestión del Dato, y perfiles de clara orientación comercial. Además de analistas financieros (cuantitativos y regulatorios), especialistas en datos, digitalización y tecnología (arquitectura y seguridad). Pero, por encima de todo, la mayoría de los bancos buscan incorporar perfiles con habilidades relacionales y de servicio al cliente.

El FMI concluye en un reciente informe How Pandemic Accelerated Digital Transformation in Advanced Economies que la digitalización fue clave durante la pandemia para proteger la productividad. Y de hecho lo será en el futuro para seguir creciendo de forma sólida. La digitalización, como cualquier otra innovación pasada, nos ha ayudado a avanzar, a superar problemas y a mejorar nuestra calidad de vida.

Así la transformación digital que experimenta la sociedad es un proceso inexorable, cambiando la forma en que nos relacionamos y accedemos a servicios privados y públicos. En el caso de los bancos, los clientes buscan en su oferta lo mismo que tienen en su día a día: rapidez, transparencia, competencia y seguridad. Y las 24 horas al día, los siete días de la semana, desde cualquier lugar. Todo esto lo obtienen a través de canales digitales, ampliando de esta forma la oferta de productos y servicios presenciales.

Según los resultados de una reciente encuesta de Sigma Dos, un 88% de los españoles utiliza los canales digitales de su banco al menos una vez a la semana. Desde la consulta de saldos, compras online o la operativa a través de bizum, son un buen reflejo del cambio de preferencias del cliente al relacionarse con su entidad. Y con confianza: un 84% se siente seguro al operar en banca digital.

Otras encuestas validan estos resultados y los generalizan por edades. Según Metroscopia, un 69% de los mayores de 65 años afirma no haber visitado una oficina en el último mes frente al 48% en 2021. Y de acuerdo con Inmark, más del 90% de los mayores trasladan un “muy alto grado de satisfacción” con la banca móvil y la banca por internet.

De esta forma los bancos se adaptan a las preferencias de sus clientes e incluso se anticipan a los cambios que se puedan producir. La capacidad innovadora del sector bancario está en su ADN, actuando en la mayoría de los casos como catalizadores de la innovación para otros sectores de la economía. Campeones en la digitalización de los servicios financieros a nivel europeo según Deloitte, los bancos españoles lo demuestran por ejemplo al liderar la oferta en los pagos inmediatos. No solo constituyen ya la mitad de las transferencias procesadas frente al 15% en Europa, sino que también permiten desarrollar innovadoras soluciones de pago a través de móvil y otros dispositivos. Es el caso de bizum.

El éxito de bizum lo es también de todos, puesto que demuestra cómo el aprendizaje y la experiencia son fundamentales para sacar lo mejor de la innovación. Para aprovechar todo su potencial hace falta un esfuerzo de adaptación de cada individuo, diferente en cada caso, lo que hace fundamental fomentar la capacitación digital de la ciudadanía y mejorar la conectividad. Esta transformación digital en que vivimos inmersos, al igual que la transición ecológica, son las dos grandes apuestas de futuro de Europa, a las que se destina una parte importante de sus fondos europeos.

La capacidad de adaptación y la digitalización de los bancos puede ser un buen referente para las autoridades europeas. En un contexto internacional tan complejo como el actual, es fundamental que Europa fije una estrategia donde la inversión en capital humano, innovación y tecnología y la descarbonización, refuercen la competitividad y mejoren la productividad llevando a un mayor y mejor crecimiento económico.

El sector bancario es clave dentro de esta estrategia europea. Y para que cumpla de forma eficiente su labor las autoridades deben asegurar que los bancos sean competitivos, beneficiando a las empresas y ciudadanos, con una regulación y supervisión adecuada a su capacidad de proporcionar la financiación que se precisa. Es importante que la regulación del sector sea más simple y consistente con el objetivo perseguido, que no es otro que reducir los riesgos potenciales sin limitar la capacidad de dar financiación. Es relevante que se alcance el mercado único, dentro de él la unión bancaria, desarrollando con ello un mercado de capitales común.

También evitar medidas nacionales que conlleven distorsiones en la competencia a nivel europeo, amenacen la necesaria fortaleza del sector y al final supongan restricciones a su capacidad de financiación.

El servicio al cliente es una prioridad para los bancos en los procesos de digitalización que debe ser compatible con la eficiencia operativa. Tras los procesos de ajuste de la red comercial llevados a cabo en la última década, en un contexto de baja rentabilidad ante la excepcionalidad de tipos de interés negativos, los bancos están preparados y dispuestos para seguir acompañando a sus clientes y propiciar con su actividad la prosperidad económica.

Digitalización notarial: mayor seguridad y agilidad para la empresa

ENTRE MAGNITUDES

DIGITALIZACIÓN NOTARIAL: MAYOR SEGURIDAD Y AGILIDAD PARA LA EMPRESA

Los casi 3.000 notarios que ejercen en nuestro país son también garantía de seguridad jurídica en el entorno digital. La entrada en vigor de la Ley 11/2023 ha permitido la creación del protocolo electrónico, la generación de copias electrónicas para particulares y empresas y la prestación de algunos servicios notariales íntegramente online.

ALEJANDRO MOYA BLAY
El presidente del Consejo General del Notariado, José Ángel Martínez Sanchiz, explicó en Foro Confilegal Especial Notariado las novedades que aceleran y facilitan los servicios notariales.

Sobre estos aspectos dialogaron el presidente del Consejo General del Notariado (CGN), José Ángel Martínez Sanchiz; el director general del centro tecnológico del Notariado, Ancert, Alberto Martínez Lacambra; y el director de Economía y Políticas Sectoriales de Cepyme, Francisco Vidal. El debate tuvo lugar en una sesión del Foro Confilegal; un espacio de debate organizado por el medio y moderado por su director, Carlos Berbell.

 


JOSÉ ÁNGEL MARTÍNEZ SANCHIZ: «NUESTRA FUNCIÓN SE BASA EN EL CONTACTO CON LAS PERSONAS, QUE MANTENEMOS EN LAS NOTARÍAS Y HEMOS EXTENDIDO CON LOS SERVICIOS DIGITALES»


 

Los representantes del cuerpo notarial y de la patronal de la pequeña y mediana empresa pusieron sobre la mesa los cambios que han traído consigo las medidas de digitalización de las actuaciones notariales, recogidas en la Ley 11/2023, en vigor desde el pasado 9 de noviembre, y su impacto en el sector empresarial, particularmente en las pymes.

El presidente del CGN remarcó que estas novedades suponen un gran avance y un hito histórico para el Notariado, pero no una transformación de la función que tradicionalmente desarrollan los notarios. “Estos servicios online facilitan el acceso de los ciudadanos al notario. Nuestra función se basa en el contacto con las personas, que mantenemos en las notarías y hemos extendido al entorno digital”, subrayó.

Videoconferencias notariales

Según Martínez Sanchiz, la normativa introduce dos mejoras fundamentales. En primer lugar, la posibilidad de realizar ciertos actos por medio de una videoconferencia en la Sede Electrónica Notarial, que tiene la máxima calificación -nivel alto- en el Esquema Nacional de Seguridad, a la cual se accede a través del Portal Notarial del Ciudadano.

En esta web ciudadanos y empresas pueden solicitar cita con el notario que elijan para pedirle diversos servicios online, como realizar el otorgamiento de algunos poderes o la constitución de una sociedad limitada. También, las videoconferencias notariales van a permitir solucionar situaciones societarias en las que es difícil reunir presencialmente a todas las personas, como ampliaciones de capital o nombramientos de administradores, y facilitar la financiación, agilizando la firma de créditos no hipotecarios o pólizas.

 


ALBERTO MARTÍNEZ LACAMBRA: «EN APENAS DOS MESES, LOS NOTARIOS HAN DEPOSITADO 1.300.000 PROTOCOLOS ELECTRÓNICOS EN LA SEDE ELECTRÓNICA NOTARIAL»


 

Verificación de la identidad

En lo relativo a la comprobación de la identidad, el presidente del Notariado explicó que “la acreditación en el Portal Notarial supone una verificación inicial, puesto que requiere también registrarse con un certificado electrónico cualificado, Cl@ve Pin o acudiendo previamente a una notaría. Además -continuó- el sistema cruza la información con la base de datos de la policía para comprobar que el carnet de identidad o DNI no ha sido sustraído o se ha perdido”.

Alberto Martínez Lacambra señaló que desde el centro tecnológico del Notariado, Ancert, están trabajando para integrar un software que permite detectar si el documento de identidad que se muestra en imagen es auténtico o se trata de una copia.

Copias autorizadas electrónicas

Esta ley también permite generar copias autorizadas electrónicas de los documentos notariales, que hasta ahora solo podían circular en un circuito cerrado con las administraciones públicas, para que cualquier particular o empresa disponga de ellas mediante un código seguro de verificación (CSV), pudiendo acceder incluso desde su teléfono móvil.

Para Francisco Vidal este es “un instrumento ideal para la empresa” y refuerza la seguridad jurídica, “por la trazabilidad del proceso, especialmente con el uso de estos CSV que permiten conocer la situación actualizada de un documento público en el momento de su utilización”.

Agilidad y eficiencia para las empresas

En España existen cerca de tres millones de sociedades, de las cuales un 93 % son microempresas. Particularmente, “700.000 empresas constan de uno o dos trabajadores y más de millón y medio son autónomos sin empleados. Con estos recursos laborales cualquier medida que lleve a procesos más eficientes es vital”, apuntó Francisco Vidal.

En opinión del director del área económica de Cepyme, poder realizar un acto de forma telemática con varias personas que se encuentran en diferentes lugares, que de otra manera podría verse retrasado varios meses, “ahorra tiempo y dinero porque hay un coste de oportunidad en ciertas operaciones”.

Adaptación rápida y segura

El Notariado está afrontando este proceso de transformación, no exento de complejidad, de una manera ágil y con la mayor seguridad. “La adaptación está siendo magnífica. En apenas dos meses, los notarios han depositado 1.300.000 protocolos electrónicos en la Sede Electrónica Notarial”, explicó Alberto Martínez Lacambra.

El director del centro tecnológico del Notariado, Ancert, hizo hincapié en que la seguridad en el tráfico digital de documentos entre notarios, administraciones, empresas y ciudadanos está garantizada y remarcó que el Notariado español es referente, no solo por su función, sino por su tecnología.

“Llevamos más de 20 años trabajando con nuestro centro tecnológico. Todos los notarios del territorio nacional estamos conectados mediante una red que nos permite disponer de iguales medios, tanto a aquellos que se encuentran en grandes ciudades, como a los que prestan servicio en pequeños núcleos rurales”, añadió Martínez Sanchiz.
Por último, Martínez Lacambra animó a empresas y ciudadanos a aprovechar esta “oportunidad” y registrarse en el Portal Notarial del Ciudadano (www.portalnotarial.es), que ya cuenta con más de 370.000 usuarios.

Freno a la morosidad

ENTRE MAGNITUDES

FRENO A LA MOROSIDAD

En Europa no se ponen de acuerdo. Mientras que la Comisión Europea quiere aprobar un reglamento que limite el plazo de los pagos a proveedores y endurezca las sanciones por retrasarse, el Parlamento Europeo parece decidido a dar largas al proyecto. A esto hay que sumar que tendría que pasar por la aprobación del Consejo de la UE, donde el rechazo parece ser casi unánime.
FERNANDO GEIJO,
El nuevo reglamento endurecería las sanciones por retraso en el pago a proveedores.

Alrededor del 99% del tejido empresarial de la Unión Europea (UE) está compuesto por pymes y autónomos. Una cifra nada desdeñable desde el punto de vista estadístico que, sin duda, da idea de la magnitud e importancia del colectivo que ansiaba una regulación más efectiva de la morosidad en el pago de sus facturas. Una oportunidad para, de paso, eliminar ambigüedades en los plazos de abono, acotados a un máximo único de 30 días común para toda la UE, que atañe a todas las operaciones comerciales, realizadas tanto con grandes compañías como con Administraciones públicas.

 


EUROPA PROPONE POR PRIMERA VEZ MULTAR A EMPRESAS Y ADMINISTRACIONES MOROSAS


 

El nuevo Reglamento sobre la morosidad (Late Payment Regulation, por su denominación en inglés), cuya aprobación estaba prevista para antes de las elecciones al Parlamento Europeo, en junio de 2024, y que derogaría la vigente Directiva sobre medidas de lucha contra la morosidad en las operaciones comerciales, trata de poner coto a una práctica recurrente llevada a cabo, principalmente, por multinacionales e importantes corporaciones al alargar más allá de los límites legales el pago de sus facturas a proveedores, con aplazamientos que, en ocasiones, llegan a superar los 120 días de demora.

Vigilancia reforzada

La futura legislación contempla que sean los propios Estados miembros quienes se encarguen de aplicar el régimen sancionador acordado, respetando siempre el espíritu de la norma, que habla de “sanciones efectivas, proporcionales y disuasorias”.

El objetivo no es otro que garantizar la aplicación efectiva del reglamento. Para ello, cada Estado designaría a la autoridad, que pueden ser varias, responsable última de su funcionamiento. Entre sus facultades se encontraría la potestad para realizar inspecciones sobre el terreno, así como la capacidad para imponer multas y, en su caso, medidas cautelares al responsable de la infracción.

Cuando se produjera un impago, se pondría en marcha de forma obligatoria, automática y sin que el acreedor siquiera lo solicite, el mecanismo para reclamar los intereses de demora sobre la cantidad adeudada, a lo que habrá que sumar un 8% adicional en función de cómo estén en ese momento los tipos de referencia del Banco Central Europeo (BCE), mientras que para los países de la UE que aún no han adoptado la moneda común, el tipo lo fijaría el respectivo banco central nacional.

Los expertos consideran que la instauración de un régimen sancionador es el único camino para conseguir la reducción en los plazos de reembolso de las facturas, habida cuenta de las dificultades en la materia registradas, por ejemplo, en España, tras múltiples intentos previos y prórrogas parlamentarias para regular este asunto.

 


LA UE REDUCIRÍA EL TIEMPO PARA AGILIZAR EL PAGO DE FACTURAS A UN MÁXIMO DE 30 DÍAS


 

Mejoras efectivas

El nuevo reglamento, que derogaría una directiva que data nada menos que de 2011, pretende aportar certeza a pymes y autónomos, dado que la anterior normativa no fue transpuesta por todos los Estados de la UE. O sea, lograr la necesaria armonización en el conjunto de los 27 países que integran el bloque comunitario.

Otra diferencia con el escenario presente es que la inminente legislación poseería un carácter legal reforzado, al tratarse de un reglamento -de aplicación rápida y directa- frente a la actual directiva, lo que facilitaría la eliminación de cualquier tipo de ambigüedad y/o laguna.

Esta iniciativa legislativa forma parte de una batería de medidas emanadas desde la Comisión Europea de cara a apoyar al amplio ecosistema europeo de pymes y autónomos. De hecho, incluye también la simplificación burocrática, histórica demanda de las asociaciones sectoriales, al objeto de que las pequeñas y medianas empresas puedan calcular su base imponible según las reglas del país en el que tienen su sede y, de esta manera, presenten una única declaración de impuestos ante la Hacienda de ese Estado. Una disposición que, según los técnicos comunitarios, reduciría en cerca de un tercio sus costes administrativos, con el ahorro de alrededor de 34.000 millones de euros al año.

La relevancia de esta iniciativa se refuerza, además, con el dato aportado por los expertos de la propia Comisión, al calcular que el recorte en un solo día de los retrasos en los reembolsos podría ahorrarles a las empresas europeas cerca de 160 millones de euros en costes de financiación.

El último de la fila

La propuesta de Bruselas garantizaría igualmente el pago automático de los intereses acumulados y las tasas de compensación, al introducir medidas en este sentido para proteger a las empresas de pagadores olvidadizos.

En este sentido, prevé el resarcimiento por los denominados costes de recuperación, al determinar que el deudor debe pagar de forma automática al acreedor una indemnización por los costes de cobranza. Es decir, una compensación a tanto alzado de 40 a 50 euros, o su equivalente, por transacción comercial abonada con retraso. Con ello, se delimitaría la inequidad que supone que el propio acreedor se haga cargo de los intereses generados por la dilación.

Asimismo, no hay que olvidar que este tipo de situaciones genera un efecto arrastre en la cadena de cobros, como en el caso de las subcontratas en algunos grandes concursos públicos que, en ocasiones, deben esperar un tiempo extra para percibir sus honorarios por parte de los proveedores, en vez de cobrar directamente de la Administración pública en cuestión.

La asimetría y el abuso de poder están presenten en el texto de justificación de las razones para poner en marcha el nuevo reglamento, derivado del paquete de medidas integradas en el denominado SME Relief Package, recientemente anunciado a bombo y platillo por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en su último discurso sobre el Estado de la Unión.

 


UNA DE CADA TRES PYMES CERRÓ EN ESPAÑA POR CULPA DE LA MOROSIDAD


 

No cabe duda de que las condiciones de cada coyuntura financiera afectan a todos los agentes y empresas. Sin embargo, en el reparto de cartas de la competencia empresarial, no es lo mismo jugar la partida económica siendo una multinacional que una pyme. En definitiva, se trata de una esperada iniciativa impulsada desde la Comisión que, en esta ocasión, pone el foco como nunca antes en tratar de equilibrar la balanza de oportunidades entre los Davides y los Goliats.

Ventajas añadidas

El adelanto en el pago de las facturas entraña evidentes mejoras, sobre todo para pymes y autónomos, entre las que se encuentran:

  • Mejorar la liquidez mediante el incremento del flujo de caja.
  • Aumentar la competitividad.
  • Disminuir los costes de financiación.
  • Acceder a nuevas oportunidades de inversión y comerciales.
  • Simplificación burocrática y un marco regulatorio más efectivo.
El 99 % del tejido empresarial de la UE está compuesto por pymes y autónomos.

Consecuencias del impago

El último Informe sobre Morosidad, relativo a 2022, elaborado por la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad, refleja que:

  • El plazo medio de pago del sector privado en España fue de 67 días, por encima del límite legal de 60 establecido en la Ley 15/2010.
  • En el caso de las Administraciones públicas también ascendió a 67 días, superior a los 30 días fijados como límite un año antes en la Ley de Creación y Crecimiento de Empresas.
  • El 53% de las pymes pagó sus facturas a tiempo, mientras sólo lo hizo un 25% de las grandes empresas.
  • Un 22% de empresas cobró en plazo de la Administración pública, frente a un 34% que lo hizo muy por encima del mismo.
  • Un 22% de las Administraciones autonómicas pagó dentro del marco legal y un 29% muy por encima, mientras que, en el caso de las municipales, el 21% cumplió con el límite legal frente a un 30% que lo sobrepasó sobremanera.
  • El 94% de los proveedores encuestados admitió que no exigió la indemnización legal por retraso o impago.
  • Una de cada cuatro empresas en la UE y una de cada tres en España, cerró por culpa de la morosidad.

OJO AL DATO

Propuesta de reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo relativo a la lucha contra la morosidad en las operaciones comerciales.

Informe sobre Morosidad Estudio Plazos de Pago en España 2022. Plataforma Multisectorial contra la Morosidad (PMcM).

Comunicado de la Comisión Europea al Parlamento Europeo, el Consejo Europeo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité Europeo de las Regiones. Paquete de ayuda para las pymes. Comisión Europea.