Reuniones y comisiones

PANORAMA INTERNACIONAL

REUNIONES Y COMISIONES

De izda. a dcha.: José Ángel Martínez Sanchiz, Chen Xudong y Manuel Tarrío.
Reunión con la delegación de Guangdong

El Notariado español mantuvo el pasado 18 de junio una reunión bilateral con la delegación del Departamento de Justicia de la provincia china de Guangdong -la más grande del país asiático-, encabezada por su director general Chen Xudong. En representación del Consejo General del Notariado participaron José Ángel Martínez Sanchiz -presidente-, Manuel Tarrío -secretario-, María Luisa Pacheco -consejera de Relaciones Internacionales- y Carmen Boulet -delegada de Asuntos Económicos-.

En el encuentro, Martínez Sanchiz destacó el proceso de digitalización del Notariado español, que le permite hoy prestar una serie de servicios notariales online, y los representantes del país asiático pudieron conocer el funcionamiento del sistema notarial español y su utilización de las nuevas tecnologías. China, que adoptó el modelo de seguridad jurídica preventiva notarial hace más de 20 años, cuenta actualmente con más de 14.000 notarios y es desde 2003 miembro de pleno derecho de la Unión Internacional del Notariado.

De izda. a dcha.: Mariano García Fresno, María Luisa Pacheco, Edgardo Hopkins, José Ángel Martínez Sanchiz, Mario César Romero y Pedro Galindo.
Encuentro con el Notariado peruano

A principios de mayo, el Notariado español recibió la visita de la Junta de Decanos de los Colegios de Notarios de Perú. El presidente de la Junta y decano del Colegio de Notarios de Lima, Edgardo Hopkins, y el vicepresidente para América del Sur de la Unión Internacional del Notariado, Mario César Romero, visitaron el Consejo General del Notariado (CGN) y las dependencias del Órgano Centralizado de Prevención (OCP) del blanqueo de capitales.

El presidente del CGN, José Ángel Martínez Sanchiz, les recibió acompañado por Pedro Galindo, director del Gabinete de Presidencia; Mariano García Fresno, jefe de la Unidad de Análisis y Comunicación de OCP; y María Luisa Pacheco, consejera de Relaciones Internacionales del CGN. Tras su visita a la sede notarial se desplazaron hasta las instalaciones del Centro Tecnológico del Notariado en Madrid.

Comisión de Asuntos Europeos

La Comisión de Asuntos Europeos (CAE) de la Unión Internacional del Notariado (UINL) celebró una sesión plenaria en Tesalónica (Grecia) los días 20 y 21 de junio, en la que se discutió su informe de actividades y se presentaron los últimos estudios realizados. Los notarios españoles miembros del CAE, José Ignacio González Álvarez -vicepresidente de la Comisión-, Antonio Amezcua y Pedro Rincón participaron en las sesiones celebradas.

En el marco de este encuentro, se agendaron distintas reuniones del equipo directivo y de los grupos de trabajo del CAE y se organizó, en colaboración con la Academia Notarial Europea, la jornada El papel del notario en las sucesiones en Europa, inaugurada por el viceministro de Justicia de Grecia, Ioannis Bougas; el presidente de la UINL, Lionel Galliez; y la presidenta del CAE, Valentina Rubertelli.

De izda. a dcha.: Álvaro Lucini, Hicham Sabiry, José Ángel Martínez Sanchiz, Amine El Hijri y José Ignacio González Álvarez.
Visita del Notariado marroquí

Representantes del Consejo Nacional de la Orden de Notarios de Marruecos visitaron la sede del Consejo General del Notariado español el pasado 7 de junio. José Ángel Martínez Sanchiz, presidente del CGN; Álvaro Lucini, delegado del CGN para el Consejo de los Notariados de la Unión Europea (CNUE); y José Ignacio González Álvarez, delegado del CGN para África, mantuvieron un encuentro con el presidente del Consejo Nacional del Notariado marroquí, Hicham Sabiry, y el presidente del Consejo Regional de la Orden de Notarios de Tánger, Amine El Hijri.

CNUE y UINL

PANORAMA INTERNACIONAL

CNUE | UINL

Álvaro Lucini (izda.) y José Ángel Martínez Sanchiz (dcha.).
Asamblea General del CNUE

Los notariados que integran el Consejo de los Notariados de la Unión Europea (CNUE) se reunieron en Vilna (Lituania) el 12 de junio, en la Asamblea General del organismo. En representación del Notariado español participaron el presidente del Consejo General del Notariado (CGN), José Ángel Martínez Sanchiz; el delegado del CGN para el CNUE, Álvaro Lucini; y los notarios implicados en distintos grupos de trabajo del CNUE, Isidoro Calvo y José Carmelo Llopis.

En el encuentro se analizaron los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo y los plazos para el nombramiento de los altos representantes europeos; y se formalizó la incorporación al CNUE de tres nuevos miembros observadores: los notariados de Albania, Georgia y Moldavia.

El presidente del CNUE, Marius Stračkaitis; el presidente de la UINL, Lionel Galliez; las ministras de Justicia de Lituania -Ewelina Dobrowolska-, Albania -Ulsi Manja- y Moldavia -Veronica Michailov-Moraru-; y la primera viceministra de Justicia de Georgia, Tamar Tkeshelachvili participaron en la sesión y celebraron este nuevo paso en la integración de los notariados europeos.

De izda. a dcha.: Guillermo Escamilla (notario de México), Goran Andrić (notario de Serbia) y Pedro Carrión.
Reuniones institucionales de la UINL

La Unión Internacional del Notariado (UINL) celebró sus reuniones institucionales del 8 al 11 de mayo en Belgrado (Serbia). Más de 180 notarios -de 54 países del mundo- se dieron cita en las Comisiones, Grupos de Trabajo, el Comité Directivo y el Consejo General del organismo. En estas sesiones participaron los notarios españoles consejeros de la UINL: José Marqueño, Pedro Carrión, Almudena Castro-Girona, José Ignacio González Álvarez, Alfonso Cavallé, José Carmelo Llopis, Álvaro Lucini, Isidoro Calvo, Enrique Brancós y Carmen Boulet.

En el encuentro, inaugurado por el presidente de la UINL, Lionel Galliez, y la ministra de Justicia de la República de Serbia, Maja Popović, se celebraron dos mesas redondas en las que notarios de México, Japón, Benín, Croacia, Serbia, China, Francia, Senegal y Bélgica expusieron sus competencias en Derecho de sociedades y cómo los sistemas notariales proporcionan seguridad jurídica al Estado y a los ciudadanos.

Particularmente, en la primera mesa, el notario Pedro Carrión, delegado del Consejo General del Notariado para la UINL, intervino para explicar el modelo español y el papel de los notarios en la lucha contra el blanqueo de capitales, a través del Órgano Centralizado de Prevención del Consejo General del Notariado.

Alfonso Cavallé, Gastón Zavala –académico de la Academia Nacional del Notariado de Argentina–, Cristina Armella –presidenta honoraria de la UINL– y José Ángel Martínez Sanchiz.
XIV Jornada del Notariado Cubano

La Sociedad del Notariado Cubano, la Unión Nacional de Juristas y el Ministerio de Justicia de la República de Cuba organizaron las XIV Jornadas Internacionales del Notariado Cubano, del 26 al 28 de junio en La Habana. El presidente del Consejo General del Notariado (CGN), José Ángel Martínez Sanchiz, y el delegado del CGN para América, Alfonso Cavallé, participaron como ponentes en este espacio de intercambio y debate sobre la función notarial y sus principales retos.

Martínez Sanchiz ofreció una de las conferencias inaugurales, en la que habló sobre La distinta naturaleza del documento público y privado electrónico; y Cavallé pronunció en la segunda jornada una conferencia sobre El acceso a la justicia de la normalidad. El encuentro reunió a representantes institucionales y juristas de países europeos y latinoamericanos; entre ellos, el ministro de Justicia de la República de Cuba, Óscar Manuel Silvera; la presidenta de la Sociedad del Notariado Cubano, Yanet Alfaro; y el presidente del Notariado ecuatoriano y de la Comisión de Asuntos Americanos de la UINL, Homero López.

«Fotografía y tiempo», por Alfonso Batalla

ÁGORA CULTURAL Y JURÍDICA

FOTOGRAFÍA Y TIEMPO

Alfonso Batalla,

Notario de Bilbao y fotógrafo profesional

Expertos en diferentes áreas del Derecho se dan cita en nuestra revista para ofrecernos su visión de lo acontecido en el mundo de la Literatura, las Artes, la Justicia y, por qué no, en la vida misma. En este número nos acompañan: Alfonso Batalla, Notario de Bilbao y fotógrafo profesional; Rafael Navarro-Valls, Catedrático emérito y profesor de honor de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid y vicepresidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España.

La temperatura en la que una vez fuera la ciudad más septentrional del mundo ronda los 35º bajo cero. La sensación térmica es mucho más suave, en parte por la ausencia de viento y, en otra parte, porque la percepción del frío por el fotógrafo se ve condicionada por el manojo de llaves que le dará acceso a los edificios de viviendas (que curiosamente en una zona de origen soviético son conocidos como “dorms”). El acceso a esta “cápsula del tiempo” es tan ilusionante que hace olvidar los kilómetros recorridos sobre el fiordo cubierto con una capa de hielo presuntamente estable. Todo es “percepción”.

La peonza gira perfectamente estática sobre su eje . Únicamente el zumbido del metal sobre el cristal delata el movimiento. Movimiento. Movimiento y tiempo. Tiempo detenido en un giro inmóvil.

Tal vez el tiempo sea una programación más del Homo sapiens. Un convenio implícito en nuestra forma de percibir como tantos otros que permiten a nuestra especie comunicarse, cooperar y progresar , un axioma.

De hecho, con una velocidad de obturación suficientemente rápida, podríamos fotografiar esa peonza totalmente estática, una forma de doble huso completamente vertical sobre un punto de apoyo minúsculo. Una imagen que carecería de explicación racional sin conocer el movimiento de la peonza. Al eliminar el tiempo de la ecuación la percepción del elemento cambiaría completamente a algo abstracto o no entendible. Con ello, una de las metáforas de la semiótica de la fotografía como parte del arte contemporáneo, la “animación suspendida”, entraría en juego.

Los humanos no entendemos el tiempo

Atribuimos la atemporalidad a la divinidad, disfrazada de eternidad: no tener principio ni fin nos parece tan atractivo como aterrador por incomprensible. Tratamos científicamente de demostrar que el tiempo o no es lineal, o puede ser distorsionado o, incluso, que coexistan múltiples universos alternativos en el mismo tiempo unidos por misteriosas supercuerdas; que una partícula exista y no exista al mismo tiempo dependiendo únicamente de cómo es observada . La ciencia ficción juega con las paradojas temporales . Las teorías contemporáneas de la espiritualidad sostienen que ni el pasado ni el futuro existen, sino tan sólo el presente . ¿Cuánto dura este presente? ¿El tiempo que el obturador de mi cámara ha permanecido abierto para capturar estas imágenes entre una 500ava parte de segundo y 30 segundos? ¿Una fracción infinitesimal de tiempo? Desde que nuestra especie empezó a dibujar en cuevas hasta la actualidad, el arte ha querido tanto congelar el tiempo como perdurar en el mismo. La atemporalidad es un elemento esencial de la creación.

Las manos del fotógrafo contemplan las teclas del viejo piano vertical en una sala de ensayos del centro cívico de la ciudad abandonada. Algunas teclas no funcionan, ni el mecanismo del pedal tampoco, pero dentro del edificio la temperatura permite mover los dedos. Desafinado y roto, pero extraño y misterioso suena el tema de The Leftovers , como si viniera de otra dimensión. Tal vez la imagen del fotógrafo envuelto en ropas térmicas tocando un piano agónico en una sala en decadencia y en la extraña luz nocturna del ártico acreciente esa sensación.

El tempo fijo, universal y matemático de las notas musicales contrasta con la percepción difusa y extraña de este tiempo que parece suspendido entre las paredes. Posiblemente la música sea la más sofisticada tentativa de atrapar el tiempo.

La “mentira” que captura el objetivo

Siempre había defendido que la fotografía miente porque elimina la dimensión temporal, con lo que es más apariencia que realidad. Sin embargo, empiezo a sentir exactamente lo contrario. Es posible que el tiempo no exista más allá de una programación en nuestro inconsciente. Tal vez todos seamos todo en todo momento y en todo lugar.

La fotografía, como técnica, que no como disciplina, nos dota de una serie de herramientas que van mucho más allá de cámaras, lentes, encuadres, enfoques, velocidades de obturación o diafragmas.

La fotografía elimina completamente la dimensión temporal y reduce las otras tres dimensiones perceptibles a dos. Genera con ello un objeto artístico que no refleja lo real pero lo parece y, con ello, permite al lenguaje artístico el uso de unas metáforas características:

  • En primer lugar, la metáfora de la ventana. Contemplar una fotografía sería como ver la realidad a través de una ventana.
  • En segundo, la del espejo, que es un elemento que refleja la realidad, pero desde la percepción del sujeto que se ve reflejado, con lo que contiene una autoexpresión del artista.
  • En tercero, la metáfora de la plasticidad. En sentido positivo, cuando se pretende utilizar las herramientas para crear un objeto bello. En sentido negativo, cuando el artista prescinde del atractivo plástico para poner el acento en otros elementos.
  • En cuarto, una combinación de las tres anteriores: la metáfora del registro puro.
  • Finalmente, una metáfora del propio dispositivo fotográfico que contiene una reflexión sobre la capacidad de la fotografía para transmitir al espectador a partir de una aparentemente verosímil captura de lo real. Habla así la fotografía de ella misma como lenguaje y del empleo de las herramientas semióticas propias del mismo.

En ese caso, las obras impresas en un libro o colgadas en una pared son tremendamente reales en el aquí y en el ahora, porque están exentas de la ficción temporal, porque responden a la percepción de una realidad que queda fijada por mi propia observación, porque nada existe si no es percibido . El objeto artístico compuesto por tintas, papel, aluminio, madera… lo es en sí mismo como tal y con vocación de atemporalidad.

El arte: un instante en la infinidad

Algunas fotografías de los edificios de la ciudad, rodeados de nieve, parecen una obra de Land Art. ¿Será cierto que las disciplinas artísticas como tales han muerto y no existe una división clasificatoria en el arte?

Sería bellísimo entender un universo sin tiempo. El nacimiento y la muerte tendrían únicamente sentido como meras anécdotas en una existencia infinita .
Mientras tanto, contemplemos estos espacios vacíos de vida humana que quieren transmitirnos esa angustiosamente atractiva sensación de existencia fuera del fluir temporal.

Tal vez lo que ha ocurrido mientras el fotógrafo desarrollaba ese trabajo es que, liberada intuición de la cárcel del raciocinio, de la falsa seguridad del tiempo, ha recorrido esas habitaciones, cual aventurero Príncipe de Serendip , haciendo casuales hallazgos que han hecho emerger algo del inconsciente que en alguna medida transmita cierta inquietud al espectador.

El tono del sonido generado por la peonza cambia. Su longitud de onda se modifica. Oscila sobre su eje. Ya no es perfecta. El tiempo vuelve a jugar con mi mente. Me dice que la peonza se detiene mientras a 4.000 km de aquí, 78°39′22″N 16°19′30″E, un minúsculo fragmento de papel pintado se desprende de la pared y cae eternamente .

  1. Una peonza de este tipo aparece como leitmotiv de la película «Inception«.
  2. Yuval Noah Harari defiende una interesante teoría sobre estos «mitos» que abarcan desde las sociedades mercantiles hasta la religión en su libro «Sapiens: De animales a dioses«.
  3. Es notable cómo la física cuántica demuestra cosas tan incompatibles con nuestra intuición.
  4. Todo un clásico del género. Desde el primer «Terminator» a «12 Monos«, por ejemplo.
  5. Etkhart Tolle. «Un nuevo mundo ahora«.
  6. The Leftovers es una serie creada por Damon Lidelof para HBO. La banda sonora compuesta por Max Ritcher tiene un tema central que se repite en diferentes tonalidades, instrumentaciones y tempos a lo largo de la serie.
  7. En general mi fotografía se adscribiría a la escuela del registro puro en cuanto pretendiendo una estética y una corrección formal, aparentan ser una captación desprovista de artificio o emoción. Su origen está en la Düsseldorf School of Photography cuyos primeros representantes son Bernd and Hilla Becher y la escuela americana del New Topographics.
  8. Esta frase es un lugar ya común en la ciencia contemporánea, desde la física cuántica hasta la psicología.
  9. Incluso explicaría la regresión a vidas pasadas, de la que se ocupa el Libro de Brian Weiss «Muchas Vidas, Muchos Maestros«.
  10. Del antiguo cuento persa “Los tres príncipes de Serendip” de donde viene el término serendipia muy usado en la teoría de la creatividad.
  11. «Pyramiden: Retrato de una utopía abandonada«. Kjartan Fløgstad

«Una nueva expansión del universo jurídico: las objeciones de conciencia», por Rafael Navarro-Valls

ÁGORA CULTURAL Y JURÍDICA

UNA NUEVA EXPANSIÓN DEL UNIVERSO JURÍDICO: LAS OBJECIONES DE CONCIENCIA

Rafael Navarro-Valls,

Catedrático emérito y profesor de honor de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid y vicepresidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España.

Expertos en diferentes áreas del Derecho se dan cita en nuestra revista para ofrecernos su visión de lo acontecido en el mundo de la Literatura, las Artes, la Justicia y, por qué no, en la vida misma. En este número nos acompañan: Alfonso Batalla, Notario de Bilbao y fotógrafo profesional; Rafael Navarro-Valls, Catedrático emérito y profesor de honor de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid y vicepresidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España.

En el universo jurídico se descubren fenómenos muy similares al universo físico. En el primero hay también extensos parajes equivalentes a las galaxias, fenómenos que apuntan a instituciones jurídicas con vocación de permanencia (propiedad, posesión, sistemas legales, organismos encargados de cumplir las leyes, etc.) A veces aparecen nuevos eventos pasajeros, unos estables y otros simplemente transeúntes. Entre los primeros se encuentran las objeciones de conciencia, principios cruciales en el derecho contemporáneo que aparecen súbitamente, pero con vocación de permanencia, y que permiten a los individuos, y a veces a las propias instituciones jurídicas, rechazar ciertas obligaciones legales o contractuales que contradicen sus convicciones morales, éticas o religiosas más profundas. Este concepto protege la autonomía personal y la libertad de conciencia, valores consagrados en numerosos instrumentos internacionales de derechos humanos.

De este modo, uno de los fenómenos más llamativos que conoce el derecho moderno es el de la objeción de conciencia. Hace sólo unas décadas era minoritario y reconducible a pocos supuestos. Hoy está cada vez más extendido en sus presupuestos y en sus aplicaciones. De ahí que ya no se hable de ‘objeción de conciencia’, en singular, sino de ‘objeciones de conciencia’, en plural.

El aumento de la objeción de conciencia

Varias son las causas de esta eclosión de la objeción de conciencia. De un lado, la crisis del positivismo legalista, que parte del erróneo supuesto de que las determinaciones jurídicas contenidas en las leyes prácticamente agotan el contenido ideal de la justicia. De otro, el valor de las motivaciones que subyacen en los comportamientos de objeción a la ley, diversas de las que conducen a la simple y pura transgresión de la norma legal fundada en el propio egoísmo. En fin, la progresiva metamorfosis del propio instituto que, de ser originariamente un mecanismo de defensa de la conciencia religiosa frente a la intolerancia del poder, ha pasado a tutelar también contenidos éticos de conciencia, no necesariamente vinculados a creencias religiosas.

Por eso, en alguna ocasión he hablado del big bang de las objeciones de conciencia. De un núcleo pequeño (la objeción de conciencia al servicio militar) se han desgajado -como nuevas ramas en el viejo tronco- una multitud de modalidades de objeciones de conciencia, que encuentran en la democracia un suelo fértil. Es lo que se ha llamado en expresión feliz «Las nuevas caras de Antígona», o si se quiere, las «nuevas fronteras» de la objeción de conciencia.

Efectivamente, entre conciencia y ley existe una delgada frontera en la que no es raro que se produzcan «incidentes fronterizos». El problema es que, en algunas democracias (por ejemplo, la española), esos incidentes están proliferando en exceso. Ante esta multiplicación caben dos posturas. Creer que la objeción de conciencia es una herida a los principios democráticos o, al contrario, entender que la objeción es «un fruto maduro de la democracia» (Berlingó). Me alineo con esta segunda postura.

No es pues la objeción de conciencia una suerte de «delirio religioso”, que habría que relegar a las catacumbas sociales, sin derecho de ciudadanía. La objeción de conciencia no es «una ilegalidad más o menos consentida», sino manifestación de ese derecho fundamental que es la estrella polar de las democracias: la libertad de conciencia. Así como abundan las voluntades débiles que no encuentran la energía necesaria para ponerse de parte de su conciencia -al igual que Hamlet, no son capaces de soportar el peso de sus convicciones- existen otras que resuelven el drama interior que implica el choque entre norma y conciencia individual apostando por esta última. Es la confirmación -como autorizadamente se ha dicho- de que «la historia se escribe no solamente con los acontecimientos que se suceden desde fuera, sino que está escrita antes que nada desde dentro; es la historia de la conciencia humana y de las victorias o de las derrotas morales».

Un diálogo sobre conciencia y ley

En esta línea, conviene reparar en un hecho notable. Hace un tiempo se reunieron en el Vaticano dos personas que representaban los dos poderes más significativos de la Tierra. El poder «espiritual», encarnado en Benedicto XVI, y el poder político «en estado puro», representado en el presidente de Estados Unidos Barack H. Obama. Unos cuarenta minutos duró la entrevista, que, entre traducciones y protocolo, quedaría reducida a no más de veinte minutos. Pues bien, uno de los temas expresamente tratados -según las notas oficiales- fue la objeción de conciencia. Sorprende que a la hora de destacar un tema que preocupe a ambos poderes sea, precisamente, el de los choques entre conciencia y ley, que pone cada vez más de manifiesto los oscuros dramas que se generan en algunas minorías por leyes de directo o indirecto perfil ético.

Algunos juristas entran en tensión ante estas afirmaciones, como si tras ellas se ocultara la amenaza de un “apocalipsis jurídico”. Una postura, en mi opinión, poco razonable y, en el fondo, sin confianza en la capacidad del Derecho para adaptarse a los desafíos jurídicos. Un sistema jurídico -como se ha afirmado de los buenos juristas- sabe tener la solidez de una roca en sus convicciones junto a la flexibilidad de un junco en sus aplicaciones. Sabe ser tan flexible que se adapta sabiamente a las necesidades jurídicas sin grandes terremotos sociales. Cuando lo ve necesario, busca fórmulas que satisfacen a las inteligencias, al tiempo que calman las pasiones.

El reto de la Judicatura española

Con motivo de los debates en España sobre nuevas formas de objeción de conciencia, algún sector político calificó las situaciones en discusión como una «banalización de la objeción de conciencia». Me permití entrar en el debate haciendo notar que la objeción de conciencia nunca puede ser considerada una cosa «banal». Al contrario, debe ser respetuosamente contemplada como una actitud «que trata de ver afirmados grandes ideales en pequeñas situaciones” (Bertolino). Me parece que estas palabras del antiguo rector de la Universidad de Turín sintetizan de modo preciso la honda temática que se esconde en esos antiguos y «nuevos» rostros de Antígona. La realidad mutable de nuevas formas de objeción que se resisten al estático análisis a través de categorías fosilizadas.

Resulta por tanto razonable adoptar un punto de vista amplio para definir un concepto general de objeción de conciencia. En este sentido se ha dicho que la objeción consiste en la negativa del individuo -y en ocasiones de las personas jurídicas-, por razones de conciencia, de sujetarse a una conducta que, en principio, sería jurídicamente exigible, tanto si la obligación proviene directamente de una norma como de un contrato.

La jurisprudencia, tanto nacional como internacional, seguirá desempeñando un papel crucial en la definición y evolución de los límites y alcances de la objeción de conciencia. A medida que la sociedad y las leyes evolucionan, es esencial que se mantenga un diálogo continuo y constructivo sobre cómo equilibrar de manera justa y equitativa estos derechos fundamentales.

Entre la tiranía de la norma y la dictadura de la conciencia

Desde luego la objeción de conciencia es algo más que un simple conflicto individual con la ley positiva; es muchas veces, una muestra de esa generalizada “ansiedad jurídica” que produce la incontinencia jurídica del poder. De ese poder que ha convertido demasiadas veces la ley en un ‘simple procedimiento de gobierno’ para transmitir consignas ideológicas con precipitación y, a veces, con vulgaridad. Ante este panorama conflictual caben dos posturas radicales: la de los que descalifican el ‘totalitarismo de la norma’ o, al contrario, los que repudian la ‘dictadura de las conciencias’. El resultado de esta disyuntiva simplista es provocar drásticas vueltas de tuerca que santifi¬quen medidas legales intemperantes de un poder excesivamente suspicaz, o bien, al contrario, que dejen galopar sin bridas el errático corcel de la conciencia.

Ante este dilema, deberíamos más bien recurrir, como siempre se ha hecho en épocas de crisis, a la prudentia iuris, tanto en el momento constitutivo de la norma como en el momento judicial. Es decir, moderando por vía legislativa al Estado, de modo que no se convierta en el depósito de todas las verdades posibles —sin excluir ninguna—, y potenciando en el momento del conflicto la figura del juez.

El problema se agudiza en España. Nuestra historia menos reciente no se caracteriza precisamente por el diseño de la figura de un juez verdaderamente creativo, que sepa filtrar la ganga presente en los cuerpos legales, que rellene las equivocidades, ambigüedades y silencios de las leyes; consciente de su poder interpretativo de la Constitución, y con un claro sentido de las libertades fundamentales. Es lógico que esa tradición todavía pese sobre la judicatura española, dificultando un correcto enfoque de los problemas derivados de las objeciones de conciencia.